"Garfield: A tail of two kitties". Dirigida por Tim Hill. Protagonizada por Breckin Meyer, Jennifer Love Hewitt, Billy Connolly, Bill Murray (voz de Garfield... en inglés), Ian Abercrombie, Roger Rees, Lucy Davis. Estados Unidos. Año 2006.
¿De qué se trata?
Había una vez dos gatitos. Por si no lo notaron, el título original es: "Garfield: Una cola de dos gatitos", que en inglés suena más o menos parecido a la novela de Dickens "Historia de dos ciudades" ("A tale of two cities"). Bien, vuelvo al comienzo. Había una vez dos gatitos. Uno de ellos vivía una vida cómoda y regalada en su lindo castillo, como rey en sus dominios, y se llamaba Prince. Otro vivía una vida cómoda y regalada en su linda casita, rey de sus dominios, aunque éstos fueran más modestos, y se llamaba Garfield. Un buen día, la vejestoria del castillo en donde Prince vivía, tuvo a bien morirse, y nombró a Prince heredero de sus haberes. Con lo que se produjo el hondo rechinar de dientes de un pariente indeseable, que al mejor estilo Aristogatos (¿alguien menor de 30 la ha visto?), echa a Prince en una cestita por el río, para que la ancha corriente se lleve al indeseable, y quedarse ÉL con los bienes y el castillo. Por su parte, en Estados Unidos, John Bonachon está ansioso por pedirle matrimonio a Liz (¿John, matrimoniándose con Liz? Si ustedes sólo han leído la historieta, sabrán que eso es imposible porque Liz no soporta a John, pero en la peli anterior, titulada simplemente "Garfield", dicha trisección del ángulo, esa cuadratura del círculo, aquella duplicación del cubo, la pudimos ver). Como Liz parte de última hora a Inglaterra, John hace lo propio, persiguiéndola para darle una romántica sorpresa. Y Garfield con Odie se las apañan para hacer otro tanto, claro está. En Londres, ocurrirá el cambiazo: confundirán a Garfield con Prince, y lo llevarán al castillo, y lo propio, pero al revés, ocurrirá con Prince. Ahora, John Bonachon tiene un gato modoso y estirado en casa, al tiempo que en el castillo llega un gatoide yanki engreído y bufonesco, a ponerse en la mira del asesino de gatos que quiere heredar el castillo...
El espíritu de los tiempos.
El 19 de Julio de 1978, el gato Garfield literalmente estalló en las páginas de los diarios, y desde ese entonces se ha publicado de manera ininterrumpida todos los días sin descanso alguno, dando origen a una de las franquicias más rentables en el mundo de las historietas, y forrando de billullos los bolsillos de Jim Davis, su dibujante. Entonces, tras mucho meditarlo, decidió que habría una película de animación real sobre Garfield. Los resultados de "Garfield" no fueron tan deprimentemente malos como "Scooby Doo", pero aún así la película distaba mucho de ser algo grande. Pero insistieron. Decidieron que habría una segunda parte. E, increíblemente (o quizás no tanto, pensándolo bien, porque la vara no estaba demasiado alta), la segunda resultó mejor que la primera.
¿Por qué verla?
- Es una película sobre Garfield bastante decente. La historia no puede ser más clásica: en el fondo es el viejo cuento de "El príncipe y el mendigo", de Mark Twain, en donde el chico rico toma el lugar del chico pobre, y viceversa. A esto le sacan bastante partido, con una introducción al estilo de los libros de cuentos de hadas, robado palmariamente a "Shrek" (pero qué importa, funciona lo mismo). Y el desarrollo argumental gira en torno a los equívocos producidos entre Garfield y Prince. El elenco desmerece un poco, por cierto, pero sigue firme al pie del cañón la neumática Jennifer Love Hewitt como la veterinaria, así que todo está bien al respecto. El desarrollo es ingenuo e infantil, pero no más que la ya clásica serie de TV de los '80s (por otra parte, ¿qué esperaban?). Por suerte, los baches de la peli pasan soplados porque nadie en el equipo se toma realmente en serio el asunto, y esta manera distendida de filmar una película le hace mucho bien a un guión que no tiene otra pretensión sino hacer pasar una horita y media en una plácida comedia.
- Tiene a bien ser una segunda parte, continuando las situaciones de la primera, pero al mismo tiempo planteando una película autónoma. O sea, le da en el gusto a los que van por la secuela, y también a los que no vieron la anterior.
- En esta película, a diferencia de la anterior, Garfield es más Garfield. O sea, más maldadoso. ¡Ya echábamos eso de menos...!
IDEAL PARA: Ver por fin una película decente sobre Garfield.
¿De qué se trata?
Había una vez dos gatitos. Por si no lo notaron, el título original es: "Garfield: Una cola de dos gatitos", que en inglés suena más o menos parecido a la novela de Dickens "Historia de dos ciudades" ("A tale of two cities"). Bien, vuelvo al comienzo. Había una vez dos gatitos. Uno de ellos vivía una vida cómoda y regalada en su lindo castillo, como rey en sus dominios, y se llamaba Prince. Otro vivía una vida cómoda y regalada en su linda casita, rey de sus dominios, aunque éstos fueran más modestos, y se llamaba Garfield. Un buen día, la vejestoria del castillo en donde Prince vivía, tuvo a bien morirse, y nombró a Prince heredero de sus haberes. Con lo que se produjo el hondo rechinar de dientes de un pariente indeseable, que al mejor estilo Aristogatos (¿alguien menor de 30 la ha visto?), echa a Prince en una cestita por el río, para que la ancha corriente se lleve al indeseable, y quedarse ÉL con los bienes y el castillo. Por su parte, en Estados Unidos, John Bonachon está ansioso por pedirle matrimonio a Liz (¿John, matrimoniándose con Liz? Si ustedes sólo han leído la historieta, sabrán que eso es imposible porque Liz no soporta a John, pero en la peli anterior, titulada simplemente "Garfield", dicha trisección del ángulo, esa cuadratura del círculo, aquella duplicación del cubo, la pudimos ver). Como Liz parte de última hora a Inglaterra, John hace lo propio, persiguiéndola para darle una romántica sorpresa. Y Garfield con Odie se las apañan para hacer otro tanto, claro está. En Londres, ocurrirá el cambiazo: confundirán a Garfield con Prince, y lo llevarán al castillo, y lo propio, pero al revés, ocurrirá con Prince. Ahora, John Bonachon tiene un gato modoso y estirado en casa, al tiempo que en el castillo llega un gatoide yanki engreído y bufonesco, a ponerse en la mira del asesino de gatos que quiere heredar el castillo...
El espíritu de los tiempos.
El 19 de Julio de 1978, el gato Garfield literalmente estalló en las páginas de los diarios, y desde ese entonces se ha publicado de manera ininterrumpida todos los días sin descanso alguno, dando origen a una de las franquicias más rentables en el mundo de las historietas, y forrando de billullos los bolsillos de Jim Davis, su dibujante. Entonces, tras mucho meditarlo, decidió que habría una película de animación real sobre Garfield. Los resultados de "Garfield" no fueron tan deprimentemente malos como "Scooby Doo", pero aún así la película distaba mucho de ser algo grande. Pero insistieron. Decidieron que habría una segunda parte. E, increíblemente (o quizás no tanto, pensándolo bien, porque la vara no estaba demasiado alta), la segunda resultó mejor que la primera.
¿Por qué verla?
- Es una película sobre Garfield bastante decente. La historia no puede ser más clásica: en el fondo es el viejo cuento de "El príncipe y el mendigo", de Mark Twain, en donde el chico rico toma el lugar del chico pobre, y viceversa. A esto le sacan bastante partido, con una introducción al estilo de los libros de cuentos de hadas, robado palmariamente a "Shrek" (pero qué importa, funciona lo mismo). Y el desarrollo argumental gira en torno a los equívocos producidos entre Garfield y Prince. El elenco desmerece un poco, por cierto, pero sigue firme al pie del cañón la neumática Jennifer Love Hewitt como la veterinaria, así que todo está bien al respecto. El desarrollo es ingenuo e infantil, pero no más que la ya clásica serie de TV de los '80s (por otra parte, ¿qué esperaban?). Por suerte, los baches de la peli pasan soplados porque nadie en el equipo se toma realmente en serio el asunto, y esta manera distendida de filmar una película le hace mucho bien a un guión que no tiene otra pretensión sino hacer pasar una horita y media en una plácida comedia.
- Tiene a bien ser una segunda parte, continuando las situaciones de la primera, pero al mismo tiempo planteando una película autónoma. O sea, le da en el gusto a los que van por la secuela, y también a los que no vieron la anterior.
- En esta película, a diferencia de la anterior, Garfield es más Garfield. O sea, más maldadoso. ¡Ya echábamos eso de menos...!
IDEAL PARA: Ver por fin una película decente sobre Garfield.