11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 16 de julio de 2006

"La guerra de las galaxias, Episodio I: La amenaza fantasma" (1999).


-- "Star Wars: Episode I - The Phantom Menace". Estados Unidos. Año 1999.
-- Dirección: George Lucas.
-- Actuación: Liam Neeson, Ewan McGregor, Natalie Portman, Jake Lloyd, Pernilla August, Frank Oz, Ian McDiarmid, Oliver Ford Davies, Ray Park.
-- Guión: George Lucas.
-- Banda Sonora: John Williams.

-- "La guerra de las galaxias: Episodio I - La amenaza fantasma" en IMDb.
-- "La guerra de las galaxias: Episodio I - La amenaza fantasma" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Son tiempos revueltos para la República Galáctica (¿habré leído eso en Gibbon? ¿O en Asimov?). Aprovechando un tecnicismo legal, la Federación de Comercio ha puesto bajo bloqueo comercial al planeta Naboo. La antigua y venerable Orden de los Jedi envían a un par de agentes a negociar. Los comerciantes, molestos porque vienen los religiosos a pontificar contra la usura e impedirles desarrollar su honesta y legal piratería en paz, los reciben con sus más espléndidos androides de combate. Pero como el espíritu es más fuerte que la materia, los jedi se las componen para acabar con estos lerdos guerreros metaloides. Asustados porque sus márgenes de ganancia pueden caer en picada, los comerciantes recurren a su red de contactos y aceleran la ocupación de Naboo, que ahora, en plan "soy Bush y me paso Irak por el culo", se convierte en ocupación militar en plena forma. Los negociadores jedi, un jovencito llamado Obi Wantan Kenobi o como se escriba, y su maestro, quedan varados en Naboo, y para colmo se les cuela un engendro llamado Jar Jar Binks, tan patético que los habitantes subacuáticos de Naboo, que ya eran mirados como el culo del planeta por los de la superficie, le exilian de entre sus filas por lastimoso. Y es que, bien mirado, Jar Jar Binks es la prueba viviente de que todo esto pasa en una galaxia muy, pero muy, pero muy lejana, porque en una con leyes naturales buenas y decentes como la nuestra, hace mucho tiempo que se habría extinguido calladamente como la trágica aberración darwiniana que en estrictor rigor "missa es"... Ahora los dos jedis, más la reina Amidala de Naboo, más la aberración anfibia Jar Jar Binks, emprenden un largo viaje para escapar de los pobrecitos comerciantes que buscan aplicar libremente las leyes del mercado. En ese viaje van a dar a un planetucho en los arrabales del universo llamado Tatooine, en donde se topan con la siguiente sorpresa desagradable: un crío sabelotodo que sabe arreglar robots y en el cual la Fuerza es fuerte... (se ve que la Fuerza es una fuerza bien impersonal, porque de lo contrario hubiera tenido mejor tino sobre en quién se hace fuerte o no). Ahora con el crío a cuestas, deben afrontar la batalla final para salvar a Naboo de la globalización y volver a darle autodeterminación y proteccionismo a su conservador sistema político.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Cuando George Lucas tuvo éxito con "La guerra de las galaxias" en 1977, dijo de inmediato que había planificado la cosa como una trilogía. ¿Trilogía, dije? ¡No! En realidad iba a ser la trilogía central de tres trilogías enlazadas, y... durante años no se supo más del proyecto, hasta que George Lucas se gastó el equivalente a una nueva trilogía completita en restaurar y añadir chismes digitales a su trilogía central, en 1997, celebrando los 20 años de su primer filme, que ahora sería el Episodio IV (¡menudo enredo!)... Finalmente, en 1999, llegó lo que todo el mundo esperaba: la continuación/precuela de las aventuras de los Skywalker, en donde íbamos a enterarnos de cómo Darth Vader llegó a ser el tipo de la escafandra de buzo galáctico. Los resultados fueron, por decirlo suavemente, desalentadores. Que el publico masivo la encontrara débil y sin magia era un riesgo del negocio, plausible por las desmesuradas expectativas provocadas por el estatus cuasidivino alcanzado por Lucas y su trilogía central, más la apabullante campaña de marketing adicional. Pero que los propios fanáticos de Star Wars en muchos casos la denostaran, eso era preocupante, porque sin una base política adecuada... ¿cómo forrarse los bolsillos con unos por entonces futuros Episodios II y III? Esta película tuvo éxito rotundo en la boletería, pero un éxito con advertencia: haz otra igual, Georgie, y ya verás como te va... Sí, igualito a cómo te fue con "Willow" o "Howard el pato", a ver cómo te sales de ésa.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Para bien o para mal, en la actualidad es el comienzo canónico de la que actualmente es la hexalogía de "La guerra de las galaxias". Un comienzo penoso y anémico, por cierto, pero comienzo a fin de cuentas.

-- ¿Te gustan los personajes para odiar? Entonces ésta es tu película. Jar Jar Binks ha pasado con facilidad a la historia como uno de los Top Ten entre el reducido mundillo de los personajes más odiados en el cine. ¡Si hasta surgieron webpages de "maten a Jar Jar Binks"! Esta combinación de rastafari con aberración biológica con amigo de infancia de George W. Bush habla mal, hace estupideces sin elegancia ninguna, carece de chispa, no tiene ningún diálogo ni minuto para el bronce... La lástima de que sea un personaje digital, es que nunca veremos una vivisección suya (¿o habrá algún fanático que haga una película digital con él pasando bajo el bisturí del Servicio Médico Legal...?).

-- ¿Te gutan las películas familiares Disney de la década del '50, estilo Herbie 53 el cupido motorizado? También ésta es la tuya. La vieja trama de los niños que se meten a la carrera/competición de algo para ganar el primer premio y donarlo al viejecito dueño del parque de atracciones semiclausurado para que pague sus deudas y evite así ser presionado por los matones de una poderosa inmobiliaria que quiere demoler el parque de diversiones para dar paso a un edificio moderno con aire acondicionado, está aquí actualizada con un niño que se mete a una carrera para ganar el primer premio y donarlo a sus amiguitos jedi para que salgan de Tatooine y eviten así ser presionados por los matones de los poderosos comerciantes que quieren abrir Naboo por la fuerza al comercio galáctico. Ya sé que esas películas Disney eran un infierno, y generaciones de chicos fueron trágicamente torturados con ellas, pero puede que hayas sido uno de los alienados con ellas, que te gusten, y entonces gozarás media amenaza fantasma como un niño pequeño. Y eso está bien... en un psiquiátrico, pero es un bien, a fin de cuentas.

-- Aunque no lo crean, la intriga política, tan cuestionada por los críticos por no ser Costa-Gavras, cuenta como lo más rescatable de la trama. Y es que vemos una discusión de alta política en toda forma, con el Senador Palpatine mirando todo desde las alturas, y adivinamos bien que entre bambalinas, algo gordo se está cocinando. Si hay algo que rescatar de este Episodio I, sería probablemente esta arista, la más denostada, y de manera injusta, por los críticos.

IDEAL PARA: Amantes del principio de autodeterminación de los pueblos, luchadores de la antiglobalización, y pedófilos con debilidad por los rubiecitos.

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