11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

jueves, 30 de septiembre de 2010

"Rojo intenso" (2006).


-- "Rojo intenso" (título original en castellano), "Psycho Game" (título para distribución internacional en inglés). Chile / España. Año 2006.
-- Dirección: Javier Elorrieta.
-- Actuación: María Elena Swett, Javier Martín, Fabián Mazzei, Juan Pablo Sáez, Tamara Acosta, Sergio Fernández, Paula Echevarría, Bárbara Elorrieta, Empar Ferrer, Gilda Maureira, Silvia Medina, Juli Mira, Salvador Sacur, María Eugenia Larraín, Silvia Fominaya.
-- Guión: Javier Elorrieta.
-- Banda Sonora: Domingo José Sánchez.

-- "Rojo intenso" en IMDb.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Ezpañah. Un matrimonio de chilena con español, muy conveniente para la trama por aquello de la coproducción entre Mapuchelandia und mein Spanischelande, llega a unas simpáticas cabañas en algún punto de la costa ibérica. Allí, después de mandar a dormir al crío, los papis se dedican a juegos de adultos (ocasión ideal para ver a María Elena Swett en glorioso empelote integral). Pero al lado se les instala un vecino que trata de hacer migas y todo. Resulta que el tipejo es entrador y toda la cosa, y como estamos de vacaciones, si total, hay que pasarla bien... El problema es que el tipo a poco aparece como medio enrollador, y se las arregla para que el maridito, en una salida de juerga, acabe tocándole las tetas a Silvia Fominaya (no, no me lo he inventao, coño, y de paso demuestra que el hombre tiene buen gusto, porque la alternativa era la Kenita Larraín). Bueno, ahí comienza el juego de resquebrajarse el matrimonio, de que te digo, no te digo y todo eso. En medio de las tantas, el vecino se saca la careta, decide que la Mané Swett está para mojar pan, y se la pasa no diré por la piedra, pero sí por la mesa del comedor (violación = en pelotas 2). Y como la Mané Swett no es la Isabel Sarli con su clásico "¡canassha, qué quiere usté de mí!", y es más compuestita y todo, se queda en silencio porque verán, el coño va y le dice que si habla, adios marido e hijos. Vuelta a Santiago, y, ¿creen que acabó todo, que nuestra heroína exquisita y violada ha terminado su periplo existencial? Nones, porque aún queda peli por delante, quizás haya espacio para mostrar a María Elena Swett en bolas 3, y a alguna de sus amiguitas en lencería, y también para el inevitable reguero de sangre que debe ir montado en todos estos follones de asesino obsesionado con chica linda y tal. Y sí, para montarse ésto tuvieron que reunirse nada menos que dos superpotencias fílmicas como son España y Chile, porque con una historia tan magna, ninguna de las dos podía por separado.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

La fórmula VyV ("violación y venganza"), no diré que es vieja como el cine, pero sí que tiene sus respetables añitos. Por lo menos desde "El justiciero de la ciudad" y similares, e incluso antes. Y es que es fórmula ganadora por varios motivos: 1.- Tienes a una chica linda y radiante a la que te gustaría hacerle cositas, y nunca la vas a tener porque está fuera de tu liga; 2.- Intempestivamente aparecen uno o varios personajes que la violan, degradándola y humillándola, de una manera en que tú no lo puedes hacer, por lo que se trata de una perturbada fantasía vicaria etcétera (salvo por Jodie Foster en "Valiente", que violable lo que se llama violable no estaba, lo que quizás ayudó al soberano castañazo que se dio la peli en su día); y 3.- Bien sea la víctima o bien sea algún relacionado con ella, va y se encarga de exorcisar ese placer culpable poniendo al villano en su lugar con esa violencia que las leyes ciudadanas te impiden ejercer a ti por mucho que te gustara la cosa, así es que puedes salir del cine tan satisfecho porque se ha hecho justicia y al final tú no eras tan malo porque después de disfrutar como chino cómo destazaban a la pobre cría, te pones del lado de los buenos y gozas viendo como hacen sangrar a los malos. Negocio redondo. Claro que ahora en Estados Unidos ya no las hacen así, por el tema de que el componente morboso ofende su sensibilidad puritana y tal, así es que se limitan a matarlas ("Al filo de la oscuridad" con Mel Gibson, por ejemplo) en vez de además infligirles la "ofensa peor que la muerte". Pero como Chile es Chile, un país del Tercer Mundo con ínfulas del 2 1/2, pues aún se pueden hacer cositas así. Y como no se supone que se rueden pelis así porque la Iglesia Católica ponga el grito en el cielo y todo, pues... ¡la hacemos artística! ¡Profunda! ¡Con un pesado y psicológico derrotero vital! ¡Y la vendemos como cine arte! Si me preguntan cómo demonios se puede vender una peli softcore como cine arte, pues no sé, hasta donde sé siempre vendieron a Shannon Whirry como lo que era. Apuesto a que cuando María Elena Swett estaba empelotándose para rodar las escenas de manoseo voluntario o forzado, se consolaba pensando en que estaba haciendo arte. God bless ya, angelita...

¿POR QUÉ VERLA?

-- ¿Qué obtienes de sumar en la producción a adláteres de una cinematografía reconocidamente mediocre-a-mala como la chilena, con los secuaces de otra cinematografía reconocidamente mediocre-a-mala como la española? No es la multiplicación de dos negativos que dan un positivo aquí, sino la suma que da el doble de negativo. Lo irritante del caso es que no estamos frente a una peli mala sin más. Por el contrario, la cosa en algunos respectos funciona. Ignoro con cuánto presupuesto habrán rodado esto, pero si bien los medios no son excesivamente dispendiosos, tampoco es que se note pobreza por ninguna parte (más allá de cierto airecillo a telefilme, a ratos). La premisa es su tanto trillada, pero el guión tiene potencial de sí, más allá de la inserción de algunas situaciones comunes en las que no falta el sicópata en el asiento trasero, o la paliza que le quieren dar unos matones y que la reciben los matones de vuelta (calcadita de "Cabo de miedo"). Las escenas de sexo y violencia resultan perturbadoras, y el villano es realmente un jopú que es para tenerle miedo, y de hecho cuando se dispara es para tenerle cuco al cabrón. Incluso las actuaciones, sin ser ninguna maravilla, están acordes con la historia y están un poquito por encima del nivel del sketch del colegio. Y cuando hay que mostrar buenorras en bolas o al menos en lencería porque si estamos hablando de un violador y asesino en serie entonces no debemos ahorrarnos crudezas, pues se las muestra sin quitarse por el puritanismo malentendido de las feminazis que critican la objetivación de la mujer y otras tonteras por el estilo. Pero... Estos tipos se la tomaron demasiado en serio. Creían que estaban haciendo la gran peli, que se iban a forrar con una peli adulta, etcétera. Cuando en realidad no es más que una puñetera serie B de toda la vida. Entonces comienzan a chirriar cosas tan elegantes como mostrar a María Elena Swett hiperventilada ante el acoso del sicópata (bien), con otras cosas tan estúpidas como el propio sicópata repartiendo videos a diestra y siniestra y distribuyendo la evidencia a dos pasos del wena naty y similares, si sólo le falta llevar el solito los videos a los cuarteles policíacos con un certificado de autenticidad firmado ante notario por si las dudas. Por no hablar de esa irritante musiquita de piano que trata de darle un aire clásico y emotivo a las escenas, oponiéndose directamente a la brutalidad de la historia en sí. O sea, buenas intenciones y potencial había. Y en ciertos respectos hasta lo logran y todo. Porque si quieres poner minas buenorras en un cameo y eliges nada menos que a María Eugenia Larraín (en un papel sin diálogo, eso sí, porque con el acento de pijilla shilena que se gasta, como ezpañolah nadie se la hubiera creído) y a Silvia Fominaya, es que estás apuntando alto. Si algo puede defenderse de esta peli, es que al menos trata de ser un producto diferente, o una de serie B que pueda defenderse como peli, y tratan sinceramente y con honestidad. Que lo logren, eso es pene de otra violación.

IDEAL PARA: Darle una oportunidad cuando no estén dando nada más interesante en ninguna otra parte, y quienes hayan esperado por años para ver a María Elena Swett desnuda y en todo su esplendor.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en español].

domingo, 26 de septiembre de 2010

"Piso 2: El nivel del pánico" (2007).


-- "P2". Estados Unidos. Año 2007.
-- Dirección: Franck Khalfoun.
-- Actuación: Wes Bentley, Rachel Nichols, Simon Reynolds, Philip Akin, Stephanie Moore, Miranda Edwards, Paul Sun-Hyung Lee, Grace Lynn Kung, Bathsheba Garnett, Philip Williams, Arnold Pinnock, Franck Khalfoun.
-- Guión: Franck Khalfoun, Alexandre Aja y Grégory Levasseur, basados en una historia de los dos últimos.
-- Banda Sonora: tomandandy.

-- "Piso 2: El nivel del pánico" en IMDb.
-- "Piso 2: El nivel del pánico" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Una ejecutiva joven y bronceable por todas partes, está haciendo las últimas labores de Navidad, porque en vez de darle gusto a la carrocería... ¡es trabajólica! El caso es que después de despedirse de fulano-zutano-mengano, baja hasta el estacionamiento, el famoso piso 2 o P2 del título (y no, la peli no se relaciona con Propaganda Due, para mosqueo de los conspiranoicos que la hayan arrendado), sólo para encontrarse que su autito repletito de regalitos de Navidad y similares, no arranca. Va y le pide al cuidador que la ayude a salir, y éste muy solícitamente le pregunta si quiere pasar la Navidad con ella y todo. Y la bella, que para algo es bella, le dice que no, que en otra ocasión, que ya tiene compromiso, etcétera. Y después sale del estacionamiento para llegar al lobby del edificio. Pero cuando llega un taxi a buscarla, resulta que no puede salir porque está atrapada adentro. Bueno, obligada a volver a su vehículo... y cuando abre los ojos nuevamente, ya no está en Kansas anymore, porque su antiguo trajecito ejecutivo bien cortadito ha sido reemplazado por un vestido blanco con peazo escote (que Rachel Nichols llena muy bien, todo sea dicho), y se encuentra encadenada a la mesa de cena de Navidad que el tipo del estacionamiento le había ofrecido. La Navidad está apenas por comenzar, y la chica bonita y con escotazo va a sufrirrrrrr... (sí, pervertidillos, ya sé que eso les gusta, porque o si no, no se rodarían pelis como ésta).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Si hay una característica predominante en el terror de la década del 2000s, seguramente es lo que algunos han calificado de fórmula pornogore, con pelis explícitas en cuanto a las mutilaciones, desmembraciones, evisceraciones, etcétera, un poco al estilo del horror de los '70s, pero sin chicas con las nenas al aire (interesantemente, mientras que el grado de crueldad física se ha incrementado, el grado de exhibición sexual ha disminuido, y dejaré que los lectores saquen sus conclusiones sobre esto). Uno de los nombres revelación en esto fue Alexandre Aja, quien se hizo de un nombre con "Alta tensión", antes de lanzarse a Estados Unidos con el remake de "Las colinas tienen ojos". Al revés de la corriente gore predominante (típicamente "El juego del miedo" y secuelas, u "Hostal"), en esta peli Alexandre Aja se centra más bien en el suspenso psicológico, que en la exhibición pura y dura de carnaza, aunque se reserva sus momentos, que tampoco es una nenaza que se quede en la pura atmósfera. "Piso 2" fue un intento fallido por tomarse el Olimpo del cine y seguir potenciando la marca. Fallido porque fracasó en lo más importante de todo: no hizo dinero.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Esta es una de esas pelis que malas no son, pero que con un poquito más de riesgo, podían haber sido mejores. El planteamiento es sumamente simple (chica de senos turgentes a merced de un acosador en un espacio cerrado), y la peli lo hace entrar en vereda de manera rápida y eficiente, sin darse excesivas vueltas. La primera mitad de la peli, en efecto, es cine palomitero del bueno, del que te tiene al borde de la butaca preguntándote qué va a pasar. Ayudan las actuaciones de Rachel Nichols como la chica en peligro y Wes Bentley como el acosador, cada uno bien en lo suyo (sin pasarse, que ya sabemos esta clase de pelis no se apoyan en interpretaciones a la Pacino/Streep precisamente). Pero llega un minuto en que el asunto se alarga, y se alarga, y se alarga, y la chica sigue corriendo de allá para acá, y el asesino sigue porfiadamente detrás (aunque por suerte no es un hercúleo sucedáneo de Jason que le claven hachas, balas, estacas, turbinas de avión y reactores nucleares y aún así siga andando sobre sus dos pies con apenas una leve cojera). Se empina un poco por encima de la hora y media, pero se hace más larga. Quizás un recorte de diez o quince minutos hubiera estado bien. Tampoco se explica que la chica, en todo el rato que pasa en el estacionamiento, no haya pensado antes en hacer... bueno, algo que hace al final y que podría haberla salvado antes, vaya uno a saber. Si a eso le sumamos un estilo de dirección eficiente en contar lo suyo, pero poco arriesgado (tenemos algún típico sustito por detrás que no es el asesino sino un compañero de trabajo, etcétera, o las típicas secuencias escalofriantes acompañadas de música de Elvis Presley un poco a lo Expedientes X), tenemos una peli que salva el dinero en una de esas noches en que no hay nada que ver, pero que tampoco termina de remontar. Aunque por otra parte, conscientes de que se están jugando la baza de la explotación (vamos, chica neumática e indefensa a merced de un asesino sanguinario, o como hacer una historia de chica curvilínea en bikini perseguida por el monstruo extraterrestre de ojos saltones en clave de terror urbano), la peli a la primera de cambio no sólo aprovecha de cambiar la ropa de trabajo de Rachel Nichols por un sugerente vestido, sino que además la cámara se emplaza estratégicamente, y casi como por casualidad, miren ustedes, en los lugares donde se va a poder ver más estratégicamente el escote hacia abajo (usualmente con ella agachada, para que la ley de gravedad infle un poco más el panorama). No creo que ningún machote de la audiencia se queje por eso. Salvo las collejas de la esposa/novia/polola/acompañante que les mire la cara de pasmo, claro, pero es que quien los manda a arrendar el DVD con la chica al lado, ¿eh?

IDEAL PARA: Ver una peli de suspenso/terror que salva la papeleta, pero que podía haber sido un buen poco más.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

jueves, 23 de septiembre de 2010

"Campo minado" (2000).


-- "Campo minado". Chile. Año 2000.
-- Dirección: Alex Bowen.
-- Actuación: Erto Pantoja, Nicolás Fontaine, Juan Falcón, Francisca Arze, Pedro Vicuña, Ernesto Malbran, Rodrigo Achondo, Luciano Morales.
-- Guión: Alex Bowen, Marina Lande y Gerardo Cáceres.
-- Banda Sonora: Edgardo Riquelme y Sergio Ruiz.

-- "Campo minado" en IMDb.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un chileno lo manda todo a la mierda, y decide irse a buscar la famosa y cacareada suerte del chileno, arrastrando a su mejor amigo en la empresa. Y se van solitos y juntitos a la cordillera (pero no a hacer cochinaditas, por muy metrosexual que se vea Juan Falcón aquí, ¿eh?). El objetivo es dar con una mina de cobre que puedan inscribir y hacerse millonarios forever and ever and ever jamás. El amigo arrastrado a la aventura, al poco, hace un inquietante descubrimiento: la famosa mina de cobre probablemente esté en un... bueno, en un campo con minas. Un campo minado. Y viene a descubrirlo de la manera más hollywoodense posible, o sea, cuando un cateador contratado salta hecho tubérculos por los aires, pobre hombre. Pero quedan otros dos cateadores, así es que, qué hacerle, si para eso son los recursos humanos. En la inmensidad de la precordillera andina, el cuarteto se empeña en su empresa, hasta que finalmente dan con el cobre. Y uno de los cateadores, que es más listo que el otro (además el otro tiene una cara de muerdealmohadas que no se la puede... y los hechos posteriores dan la razón a aquella primera impresión), las para que la mina no es de quien la descubre, sino de quien la inscribe, y si los dos citadinos nunca vuelven, pues bien... de manera que van y apuñalan a uno de los dos, y al otro no porque se les arranca. Ahora, el pobre desgraciao al que lo arrastraron a la aventura de su vida, tendrá que hacer lo imposible para sobrevivir en los faldeos cordilleranos, enfrentarse a toda clase de fauna local (flaites gays incluidos), y dedicarse a la ardua e ingrata labor de faenarse a la única mujer lúbrica del lugar para escapar, hacerse dinero con la mina, etcétera (la mina de cobre, esta vez, no la mina del campo minado ni la otra minorra...).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Para quienes tengan memoria de corto plazo y no se acuerdan de cómo era el cine chileno antes del año 2000, les refrescaré la memoria. En esa época, el anoréxico mundillo cinematográfico chileno estaba compuesto por toda una (de)generación de culturetas que habían crecido luchando contra la dictadura militar, y al serio y garboso aplomo de los militares, habían opuesto la rabia creacionista de que "lo nuestro es arteh". Los militares chilenos no fueron demasiado proclives a fomentar el arte en esos 17 años (otra trinchera que optaron por no cubrir, y así les fue después), y sólo sacaron una peli, que fue "El último grumete de la Baquedano" (irónicamente, sobre un polizón que se la mete doblada a la Armada, si ni en eso pensaron a la hora de elegir un buen libreto de apoyo propagandístico), mientras que del otro lado no había mucho cine, básicamente porque los actores, directores y guionistas o estaban muertos o estaban detenidos desaparecidos, condiciones ambas que hacen un poco difícil ponerse cerca de una cámara y rodar. A pesar de lo cual se las ingenieron para sacar adelante cosas como "Imagen latente" y otras pelis de denuncia antidictatorial. En lo sucesivo de los '90s, aunque se había recuperado la democracia (bueno, es un decir, que algunos confunden democracia con elecciones), los artihtah que habían estado 17 años silenciados decidieron que ahora es la nuestra, y vamos depredando el Fondart rodando pelis que no le importaban a nadie, pero que cumplían con... ¡¡¡MOSTRAR LA REALIDAD NACIONAL!!! ¡¡¡PAGA TU ENTRADA AL CINE PARA VER LO MISMO QUE PUEDES VER GRATIS EN LA CALLE AFUERA DESDE TU AUTOMÓVIL!!! Era necesario que esa generación de vejetes fueran cayendo como moscas para que llegaran soplos de renovación al cine chileno. Uno de los que lo intentó fue Alex Bowen, quien se hizo de un nombre (nuevamente, es un decir) con la peli "Mi mejor enemigo". Pero antes de ésa había rodado una que se llamaba "Campo minado". Cuyo tagline fue "nadie vuelve intacto". Y en este caso, la peli tampoco volvió intacta. Bowen sobrevivió de milagro para rodar otro día, los que ya eran actores siguieron más o menos en lo suyo, y Francisca Arze en su primer rol... buenoooooo... no volvió a saberse de ella.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Antes de explicar por qué deberían verla (o no, eso a según), partiré con algo sobre lo que nunca se insiste lo suficiente a la hora de tasar un comentario sobre una peli: las expectativas. Que cuando resultan equívocas, terminan generalmente por ser funestas. Esta peli la vendieron como un thriller, en un escenario poco convencional (el escenario más recurrente en las pelis chilenas, aunque más antes que ahora, y con mucha fuerza en ese tiempo, es "la pobla", y en este caso se supone que es el espacio abierto de la precordillera), y con un sugerente título, "Campo minado", que bien podría haber sido un thriller de Hitchcock. La idea de un grupo de personajes persiguiendo una mina en el wasteland puede dar mucho jugo de sí, como lo comprobó ese clásico que es "El tesoro de la Sierra Madre". Y claro, cuando ves esta peli, descubres que es otra cosa. Y te reputeas, porque no era lo que esperabas, y lo que te dieron no es sensiblemente mejor (de hecho, es peor). La primera media hora de peli, con los tipos batiéndoselas buscando el cobre en un campo minado, es bastante buena si omitimos la precariedad de recursos (el efecto especial del tipo que salta por los aires con una mina al comienzo de la peli, no tiene nada que envidiarle a los cutrefectos de las teleseries), y se nota que hay una mano firme detrás de la cámara tratando de llevar la historia a buen puerto. Pero de pronto, promediando la mitad del filme, cambiamos de escenario, llegamos a un pueblo precordillerano, y del campo minado nunca más se supo. Si esta peli se hubiera llamado, no sé, "El pueblo" o "Precordillera" o algo así, no sería una decepción. Pero si la llamas "Campo minado" y al tercio de peli te olvidas del campo minado y pasas a otra cosa (incluso la mina deja de tener importancia, salvo en lo que se refiere a que el mapa es un mcguffin), el cabreo puede llegar a ser notable. Quizás por eso, esta peli no la vio ni Cristo en el cine, duró un par de semanas en cartelera con mucha suerte, y tardó más de media década en salir en DVD. Y diez años después, nadie se acuerda de ella (por alguna extraña razón, en la ficha de esta peli en IMDb ni siquiera aparece registrado el año de estreno correcto, a ese nivel de descuido llegamos). Pero si nos olvidamos de todo lo anterior (y hago esta advertencia por si aún les pica la curiosidad), la verdad es que es un thriller relativamente aceptable. No quiero decir "bueno" ni que deberías ir corriendo a verla, pero si te lo llegas a topar y te lo tomas con cierta solfa, no desmerece. Hay un esfuerzo honesto por parte del equipo productor en contar una historia que sea un thriller atrapante (aunque a las últimas lo sea sólo a ratos) y en acercarse a los estándares del cine de entretención hollywoodense, siempre desde la óptica chilena. Esfuerzo que se ve lastrado por el socorrido recurso del cine chileno de explotar los bajos fondos de la sociedad, siempre interesante de no ser por lo manido. Y por un guión que no siempre sabe estar a la altura (mira que el prota, cuando la chica consigue sacarlo de su encierro, en vez de salir arrancando por pies del pueblo se toma su tiempo para llevársela al tálamo y merendársela como buen macho chilensis... aunque claro, era la manera de meter la inevitable escena con chica en bolas, que en este caso, tratándose de los pequeños, compactos y turgentes pechos de Francisca Arze, es algo que se agradece). Pero seamos honestos, muchas pelis yanketas que tratan de meterte suspenso a la vena tampoco es que sean mucho mejores tampoco, e incluso se hacen con el vuelto del pan y poco menos, así es que si nos tomamos "Campo minado" como un thriller de serie B, pues está bien. Aprobado. Con un poco de buena voluntad, pero aprobado.

IDEAL PARA: Ver un thriller chileno de serie B.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en español].

domingo, 19 de septiembre de 2010

"Johnny Cien Pesos" (1993).


-- "Johnny Cien Pesos". Chile / México. Año 1993.
-- Dirección: Gustavo Graef-Marino.
-- Actuación: Armando Araiza, Patricia Rivera, Willy Semler, Aldo Parodi, Rodolfo Bravo, Eugenio Morales, Sergio Hernández, Luis Gnecco, Boris Quercia, Paulina Urrutia, Luis Alarcón, Patricia Guzmán, Cristián Campos, José Manuel Salcedo, Aldo Bernales, Hugo Medina, Gabriela Hernández y Patricio Bunster.
-- Guión: Gerardo Cáceres y Gustavo Graef-Marino.
-- Banda Sonora: Andrés Pollak.

-- "Johnny Cien Pesos" en IMDb.
-- "Johnny Cien Pesos" en la Wikipedia en español.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En una población periférica de Chile, un pobre diablo estudiante va rumbo a encontrarse con su destino. Pistola en mano, porque como sabemos, las cosas en esta vida no se consiguen con estudios ni con buenas intenciones, sino a través del sexo, la violencia y lo que haga falta para putear al vecino. Llega a un edificio en cuyo octavo piso hay uno de esos entrañables antros de arriendo de VHS (tempranos '90s, recuerden los que tengan edad para recordar), y se queda mirando pacíficamente las carátulas. En realidad, el videoclub (un departamento habitación reconvertido en negocio) es un sitio comprodólares clandestino, y por lo tanto, un blanco muy valioso para cualquier raterillo, porque verán, si lo asaltan, no pueden darle parte a la policía o si no, les caen encima el Servicio de Impuestos Internos, y ahí sí que el palo por el ojete no te lo sacan ni con una fábrica de vaselina por el... er... bueno, mejor vuelvo al comentario. El caso es que cuatro tipos suben al videoclub. El fulano que debe abrir la puerta (un videoclub que se maneja con portero electrónico, miren ustedes qué abiertos al público) decide que no va a abrir ná, porque verán, los cuatro malandras se ven muy malacatosos, y por si acaso... y entonces el pobre fulano se encuentra con la pistola del estudiante que ya estaba ahí, ZAZ in ya face, ordenándole que abra. El pobre desgraciao, obligado por las circunstancias, abre, y comienza el asalto contra el videoclub en toda forma. Debería ser un golpe rápido, limpio y bonito, pero la cosa no resulta tan fácil. En primer lugar, la oficina propiamente tal, en donde está el dinero, se cierra desde adentro y es imposible de abrir sin herramientas adecuadas (quizás una batería de explosivos o algo así). Y en segundo lugar, la conserje del edificio se huele que hay algo raro en que cuatro malafachas suban aparejaditos a buscar un videocasete, así es que prefiere llamar al guardia, y cuando no hay respuesta desde el local del videoclub, llama por teléfonos a Carabineros de Chile. ¿Y creen que ahí para todo? No pues. Porque detrasito llega la puñetera prensa. Y claro, cuando sale en la prensa, por puro que el edificio está a tres cuadras de La Moneda, el asunto escala hasta transformarse en un tema de seguridad ciudadana, y por lo tanto, el Gobierno acaba involucrado (tempranos '90s, democracia inestable en Chile, trancas mentales con las respuestas autoritarias, etcétera). Y como la cosa deriva en un problema de rehenes, también acaba metido el Poder Judicial en el sarao. Faltan mi loro y mi canario, y la farra está completa.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Sé, mis pequeñuelos, que si les cuento lo que les voy a decir, no me van a creer. Van a mirarme con ojos desorbitados, como platos, y me van a decir: "Pero, mi General... ¿es eso cierto? ¿de verdad era así en esos tiempos?". Y yo les diré: "Sí, mis pequeñuelos, así se pensaba en esa época prehistórica, en esos tiempos ya idos para no volver, para felicidad de las audiencias actuales". Porque había una época en que las pelis chilenas tenían que tener... ¡¡¡CONCIENCIA SOCIAL!!! Y además de eso debían hacerte pensar, y por ende debían portar una enorme carga intelectual, lo que quiere decir que debían ser... ¡¡¡ABURRIDAS!!! Si alguien hablaba de hacer una peli chilena que fuera entretenida, entonces eso era venderse al sucio y vil dinero. Porque las pelis no se hacen por dinero, sino por arte. De qué diablos van a vivir el productor, el director, los actores y el tramoya encargado del cableado y clavetear clavos, bueno, eso ya se irá viendo, pero que se mueran de hambre no es un problema porque después de todo es... ¡¡¡ARTE!!! ...y en último término no es culpa de ellos sino de la gente malvada y estúpida que no quiere ir al cine a ver... ¡¡¡ARTE!!! ...y prefiere ver deplorables matarratos hollywoodenses como "Depredador", "Duro de matar" o "La caza del Octubre Rojo", miren ustedes cuánta idiotez en ir a sacudirse un poco el polvo de la realidad en vez de revolcarse aún más en la mugrienta ídem (ahora que lo pienso, ¿será coincidencia que mencioné sin pensar tres pelis dirigidas por John McTiernan? No importa, se ve guay, mejor lo dejo así). Fieles a este credo, la segunda mitad de los '80s parió engendros más o menos bienintencionados (o derechamente bodrios) como "Imagen latente", "Sussi" o "Caluga o menta". Y cuando se hacía una peli de entretención, tenía que ser una a la chilena, bien chilena, o sea, bien chunga, soez y malacatosa, y así fue abortada al mundo exterior "Viva el novio" (felizmente olvidada por todo el mundo, pero... ¡¡¡SIEMPRE HAY UN MALVADO GENERAL GATO QUE LE REFREGARÁ ESTA CAGADA A CRISTIAN GARCÍA-HUIDOBRO HASTA QUE SE MUERA, MUAHAHAHAHÁ!!!). Y en medio de todo eso, un insigne prohombre del cine chileno dijo ¡¡¡BASTA!!! Y dijo, vamos a rodar una peli chilena, que hable sobre tópicos y temas chilenos, pero desde una perspectiva universal, y ciñéndonos a los códigos del cine de Hollywood, o sea, al cine entretenido, al que lleva gente a las salas, para que la peli se defienda por sí misma y el cine chileno algún día se libere de los pañales de las subvenciones del Gobierno y del FONDART. Este héroe del cine chileno fue Gustavo Graef-Marino, y el resultado fue "Johnny Cien Pesos", una de las mejores pelis del cine chileno, y una muy buena peli a secas, le duela al crítico cultureta que le duela. Aunque bueno, los críticos la amaron igual. Es que, arrinconados en su torre de marfil, no les quedaba otra.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Esta peli consigue la rara alquimia de mezclar los cánones del thriller hollywoodense de toda la vida, con escenarios y ambientes típicamente chilenos, sin desbarrancarse por ningún lado, ni yéndose al exceso de acción descerebrada por un lado, ni cayendo tampoco en el folclorismo ni el criollismo mal entendidos que han sido la plaga desde siempre del cine chileno (y del arte chileno, ya puestos). Partamos por lo más obvio, por el aspecto thriller del asunto. ¿Cumple? Sí, sí cumple. Y con creces. Una historia simple con un guión bien pergueñado, un ramillete de los mejores actores chilenos de la época (en una época en que los actores eran de verdad, y no carilindos de mierda sospechosos de felación o sodomía pasiva para obtener roles), una banda sonora minimalista de apenas tres acordes pero muy efectiva para recrear tensión, y un trabajo de edición draconiano, crean esa atmósfera de intensa pesadilla en la cual una situación que se habría resuelto de manera rápida e indolora, lentamente por concurso del enmarañamiento de las jodías circunstancias, se va yendo rápidamente hacia el descreste, y se transforma en una tragedia de proporciones. La peli agarra y no suelta hasta el inevitable final, no por predecible menos golpeador. Por cierto, es una lástima que el director Gustavo Graef-Marino no haya tenido una carrera posterior digna de ese nombre: después de pasar sin pena ni gloria por el mundo del thriller hollywoodense de serie B (la entretenida pero insubstancial "Enemigo de mi enemigo"), rodó la que es de lejos la mejor entrega de la saga de "Héroes: La gloria tiene su precio" ("Balmaceda"), antes de hundirse junto con la Esmeralda de la vergonzosa "Arturo Prat". Aún así, le seguimos teniendo fe a Gustavo Graef-Marino. Pudo rodar una vez un "Johnny Cien Pesos", y no hay razones para pensar que, con tiempo, calma, perspectiva y un poco de dinero, no pueda volver a hacerlo otra vez. Crucemos los dedos por eso (bueno, ustedes los humanitos, nosotros los gatos tenemos los deditos mochos).

-- La premisa está muy bien explotada. No es demasiado original (la idea del asalto por parte de unos pobres mascabolas que deriva en atraco con rehenes y festín mediático había sido rodada, entre otros, por la magistral "Tarde de perros" de Sidney Lumet, sólo que guardando las distancias, en la yanki es nada menos que todo un banco, mientras que en Chilito, país cagón en la pu(n)ta del mundo, es apenas un videoclubucho y moneytraficante clandestino). Pero a cambio, está ejecutada de manera soberbia. En realidad, a medida que el thriller va avanzando, importa cada vez menos la situación misma en sí, que pasa a ser cada vez más un pretexto narrativo, sino que la peli se abre al contexto, y ahí es donde descarga sus puñetazos más fieros. Porque en esta peli no queda títere con cabeza. La manga de pobres hueones que van y hacen el asalto, no despiertan simpatía ni compasión porque son bestiales no sólo con sus rehenes, sino que además se putean de lo lindo en Johnny (un estupendo Armando Araiza cuando debe actuar el miedo y la rabia, pero algo sobreactuado para la desesperación... ¡sí, un mexicano interpretando a un chileno de la pobla), simplemente por ser "el nuevo", el que no tiene antecedentes. Pero tampoco los tipos asaltados, un desgraciado que se festina a su secretaria pagándole la vida, y la secretaria que ha aprendido bien el oficio más antiguo del mundo, por más que la fachada le permita ejercerlo sin tener que sacar carné de sanidá (Patricia Rivera, otra mexicana, ésta no tan creíble como su coterráneo, aunque el guión y el director tienen el buen juicio de mostrar su agarrable femeneidad en sostén negro semitransparente). Después viene la prensa, que no se les puede negar profesionalismo (al menos no son tontos), pero que son unos aprovechadores del carajo y unos cínicos de mierda, fingiendo compasión únicamente para mejorar unos pu(n)titos de rating (Marcelo Hernández en su salsa haciendo lo que mejor sabe hacer, o sea, joder al resto del personal). Más allá está el Gobierno, una manga de incompetentes que dejaron empeñados los cojones en el monte de piedad para tener fondos con los cuales hacerse elegir y/o nombrar en cargos ejecutivos, y que cuando tienen la situación en las manos, no hacen sino desca(r)garse unos en otros la cosa (el ubicuo Cristian Campos acá, en el rol de estrellita). También se lleva varapalos el Poder Judicial, representado por un juez que, ubicado en sus mesiánicas alturas, contempla con olímpica indiferencia una situación que no le atañe porque su culito está muy bien situado (el gran Luis Alarcón en una breve pero memorable aparición). El sistema educacional también recibe su propia enculada, simbolizado en un profesor que se lava la conciencia con lejía mostrando su preocupación por el alumno, pero que su discurso no sale de las frases taradas de buena crianza de siempre (el también grande Hugo Medina, impagable cuando dice con cara sentida a la cámara eso de que: "Johnny, nunca es tarde para tomar el buen camino"...). Incluso hasta de ver a la madre de Johnny, autoritaria y negada para su hijo (Patricia Guzmán, otra actriz chilena de las grandes), es que comprendemos por qué el cabro es tan zafao/ahueonao. No debe ser casualidad que los mejores personajes, los más nobles dentro de lo suyo, son los humildes: la portera del edificio, por un lado (una grande más: Gabriela Hernández), que es la única en toda la peli que tiene algunas luces, además de una intensa humanidad, y la polola de Johnny (Paulina Urrutia, en la época en que se preocupaba por actuar), que a pesar de ser tonta como una regadera, parece querer sinceramente al crío. La moraleja de la peli es clara: Chile es un país violento en el que cada cabrón hijo de puta cree tener derecho de aplastar al vecino y sentarse sobre sus cojones, pero lo es por exclusiva culpa de la gente que tiene la mala suerte de habitarlo (así les va, humanitos).

-- Destaquemos un poquito más el ángulo arqueológico. Como decíamos, ésta fue la peli que revolucionó el cine chileno, la peli después de la cual ya nada volvió a ser lo mismo. Vale que se siguieron rodando tonterías culturetas ("Fuga", por mencionar una reciente), pero después de que "Johnny Cien Pesos" probó que ser chileno no era una pesada losa para los creadores, y que se podían hacer pelis entretenidas y con ritmo, el público ya estuvo menos dispuesto a pagar por estupideces, y los realizadores tuvieron que refinarse un poquito. Es cierto que tampoco despegó tanto, pero incluso cosas como "El chacotero sentimental" o "Sexo con amor" tuvieron que pulirse un poquito para ser aceptadas por las audiencias, hartas de tanto lumpen culturetoide hiperconsciente estilo "Caluga o menta", o bien, este tipo de cine tuvo que rodarse de manera más fina ("Taxi para 3") para ser mejor aceptado.

-- A la vez, esta peli es el retrato fidedigno de los miedos y temores de Chile durante el regreso a la democracia. La peli se ambienta sintomáticamente en 1990, el año del cambio de Gobierno. Como reacción contra el campoconcentracionismo de la precedente dictadura militar, la Concertación que gobernó entre 1990 y 2010 se fue al otro lado del péndulo, al de los derechos, enfatizando que la gente tiene-derechos, tiene-derechos, tiene-derechos, y olvidándose de los deberes y obligaciones correlativos. Lo que se crió ahí fue una sociedad incluso más brutal que bajo la dictadura militar, que era dictadura y todo, pero al menos había orden (injusto, pero orden), no una ley de la selva en la que el 4x4 más grande se sienta en el más chico. Esta peli retrata la génesis misma de esa sociedad, de cómo la gente era más libre para ir y venir, pero también estaba indefensa en manos de la prensa y las instituciones. Y ni se arruga en mostrar al Gobierno como una panda de cobardes incapaces de tomar una medida de fuerza cuando el caso lo justifica. Para cualquier tesista chileno o extranjero (especialmente extranjeros, claro está) interesado en el Chile de la Concertación, "Johnny Cien Pesos" es una peli de visionado obligado, porque retrata mucho mejor lo que es la violencia y la prepotencia que operaba (¡y opera!) en todos los niveles de la sociedad chilena, que una tonelada de libros sociológicos al reverendo pedo que se han escrito sobre el tema.

IDEAL PARA: Fanáticos del thriller y del cine sociológico, y estudiosos de la historia de Chile bajo la Concertación.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en español].



-- Los periodistas tratan de echar sus garras sarmentosas sobre la chica de Johnny [en español].



-- El Poder Judicial metido en el sarao: Luis Alarcón como el juez y Cristian Campos como el abogado [en español].

jueves, 16 de septiembre de 2010

"Mandrill" (2010).


-- "Mandrill". Chile. Año 2009.
-- Dirección: Ernesto Díaz Espinoza.
-- Actuación: Marko Zaror, Celine Reymond, Alejandro Castillo, Luis Alarcón, Augusto Schuster, María José Prieto, Catalina Olcay.
-- Guión: Ernesto Díaz Espinoza.
-- Banda Sonora: Rocco.

-- "Mandrill" en su sitio oficial de Internet.
-- "Mandrill" en IMDb.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Cuando niño quedó funcao-traumao-cagao: delante suyo vio morir a su padre y a su madre en un tiroteo, a manos de un desgraciao que quedó con parchenelojo. Y la madre está buena y con minifalda se ve preciosa, para hacerlo más edípico si es que cabe. En fin, el caso es que han pasado los años, las calcomanías de la Abeja Maya han sido reemplazadas por peazo vehículos, y ya tenemos a nuestro querido gorila repartiendo mamporros. Después de unos cuantos "¡Dónde está Waldo!", llega hasta un tipo que lo llama por su nombre, y así nos enteramos de que se llama Mandrill (y el tal Waldo, por supuesto, a diferencia del puñetero Wally, mutis de manera sangrienta por el foro). El siguiente trabajo para Mandrill (así, con dos eles, English way) es encargarse de un narco lord que tiene justamente parchenelojo, y quizás podría ser, ya sabes, el parchenelojo que se carneó a papi. ¿Cómo se llega hasta él? Simple, nadie lo ha visto, pero es dueño de un casino en Perú, y tiene convenientemente una hija que, convenientemente también, está más buena que la insulina para un diabético. De manera que ahí tienen al chilenito Mandrill enseñándoselas cómo se las gasta un roto en Perú, o la Segunda Guerra del Pacífico a punto de empezar. Porque Mandrill es un ejército de un solo hombre, y aunque como galán no se exactamente el convencimiento en persona, suelta lo que en caztizoh ezpañoh se llama peazo yoyah, y ya se encargará de toítos los malos. Elijan chileno, porque si er chilenoh, er güenoh...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

A estas alturas del partido, con tres pelis en el cuerpo ("Kiltro", "Mirageman" y la que nos ocupa), la dupleta Díaz/Zaror (el director Ernesto Díaz Espinoza y el artemarcialista Marko Zaror) son casi parte del panorama fílmico nacional de Chile, con tanto derecho como un Boris Quercia, o un... un... un... uno de esos trasnochaos que siguen filmando cine barriobajero so pretexto de que "eso er Chile". La fórmula es simple: tomar un motivo propio de la cultura popular más pop hortera que se pueda, pasarlo por el filtro de la infancia (y por qué no, por el cariño endémico a estas cosas), y hacerlo a la chilena. Pero hacerlo a la chilena bien, para variar por una vez. Si en "Kiltro" la cosa iba de artes marciales a lo Hong Kong y en "Mirageman" se abocaba a los vigilantes (promocionada como superhéroe, pero en realidad es más un vigilante), acá el asunto es emprenderlas con las pelis de James Bond. La jugada no salió tan bien en la taquilla, quién sabe por qué, a diferencia de "Kiltro" o "Mirageman", que tuvieron un poco más de éxito. Una lástima, porque esta peli consigue el raro milagro de sobreponerse a su condición de homenaje/parodia a James Bond, para transformarse en algo con personalidad propia. No es poco.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Como decíamos, es el emblemático producto Díaz/Zaror. Lo que es una excelente noticia. Se supone que Mandrill es una especie de James Bond chileno, aunque lo de James Bond se destiñe un poco cuando se pone mamón (un poco como Daniel Craig en "Casino Royale", pero más edípico y cutre si es que cabe), además de que para adecuarlo a la vis golpística de Marko Zaror, deben convertirlo en un karateka. Otro detalle que aleja a Mandrill de James Bond, es que 007 es un agente secreto al que destinan a cumplir misiones, y el destino del villano es secundario (por lo general morirá, en un inútil intento por defender hasta las últimas su plan maligno, claro está, pero la misión primaria de 007 nunca es eliminarlo directamente), mientras que Mandrill es derechamente un sicario, un cazarrecompensas o un asesino a sueldo, como lo quieran ver. Estos cambios, que podrían pasar por una herejía en una peli "homenaje", lo hacen con tanta naturalidad y desparpajo, que no puede menos que ganarse nuestro aplauso. La peli tiene un intencionado aroma retro/campy que la hace aún más querible y entrañable, con una enorme cantidad de plag... er... homenajes a "Los diamantes son eternos" de James Bond (el inicio "Dónde está Waldo", calcadito de la primera línea de diálogo "WHERE IS BLOFELD!", incluyendo la escena de la chica en bikini, así como la idea de que el villano principal esté camuflado como un recluso dueño de casino, y también los efectos de iluminación color amarillo/sepia, marca de fábrica de las jamesbondescas "Goldfinger" y "Los diamantes son eternos", dirigidas ambas por Guy Hamilton, a quien por cierto se le dan las gracias en los créditos finales). Tienen también chicha las escenas en que se ponen trailers ficticios de las pelis de un agente hortera setentero que se presenta como "Colt... John Colt". Todo esto hace que si te la tomas en serio, la peli te parezca un soberano muermo. Pero si te la tomas como lo que es, un homenaje lleno de cariño a esas pelis de espías duros y policías rudos de los '70s, no podrás menos que saltar de la butaca con lágrimas en los ojos.

-- Las actuaciones en general están bien servidas. Marko Zaror no es que se mande un gran papel (está ahí para pegar patadas, no para actuar, pero en lo de dejar morados el hombre es una maza), pero en las escenas más dramáticas consigue salvar la papeleta. Celine Reymond por su parte hace bueno aquello de que cuando soy buena soy buena, pero cuando soy mala soy mejor. Alejandro Castillo hace un poco su rol de siempre, de tío (literalmente) buena onda y buenrollista, pero lo hace bien. Luis Alarcón como el jefe, se lo toma a reverendo cachondeo y al final resulta divertido verlo en escena. Sobre María José Prieto y Catalina Olcay no se hagan demasiadas ilusiones, ya que aparecen apenas en un par de escenas, aunque las dos hacen muy bien aquello que se espera de ambas en una peli de este tipo, o sea, llevar de manera lúbrica el bikini (marrón en el caso de la Olcay, blanco en el caso de la Prieto).

-- ¿La acción? Como corresponde. Insistiré en lo mismo, pero Marko Zaror es el jodido rey. Si se me ocurre un referente cercano en materia de aporrear pobres hueones, pensaría por ejemplo en un Jason Statham (si Zaror estuviera haciendo carrera en USA, podría ser, por qué no). En un ejercicio onanofriki podríamos preguntarnos quién ganaría, si Zaror o Statham, y deberíamos conceder que la pelea estaría bien justa. Como el presupuesto acá no alcanza para demasiada espectacularidad made in Hollywood, no veremos vistosas explosiones ni trepidantes persecusiones automovilísticas, pero ese defectillo a la larga se transforma en virtud, porque permite centrar la acción en su mejor baza, que es Marko Zaror creando vacantes en la Escuela El Matón Feliz. Ya por esto, la peli merece su visionado.

IDEAL PARA: Fanáticos de Marko Zaror, y del cine campy/cool setentero.

(POST SCRIPTUM: En IMDb la peli figura como del 2009 debido a su estreno en un festival internacional, pero acá la incluimos como del 2010 debido a su fecha de estreno en Chile que te quiero Chile).

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en español, subtítulos en inglés... sí, leyeron bien, en español con subtítulos en inglés].

domingo, 12 de septiembre de 2010

"La isla de Nim" (2008).


-- "Nim's Island". Estados Unidos. Año 2008.
-- Dirección: Jennifer Flackett y Mark Levin.
-- Actuación: Abigail Breslin, Jodie Foster, Gerard Butler, Michael Carman, Mark Brady, Anthony Simcoe, Christopher Baker, Peter Callan, Rhonda Doyle, Russell Butler, Colin Gibson, Bryan Probets, Andrew Nason, Dorothy Thorsen, Penny Everingham.
-- Guión: Joseph Kwong, Paula Mazur, Mark Levin y Jennifer Flackett, basados en la novela de Wendy Orr.
-- Banda Sonora: Patrick Doyle.

-- "La isla de Nim" en IMDb.
-- "La isla de Nim" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En una isla volcánica y tropicaliente perdida en medio del Océano Pacífico, residen un viudo rudo y viril, como deben ser los viudos, y su pequeña hija, que por una vez que sea en el cine reciente de Hollywood, tiene un modelo masculino como corresponde para crecer y ser a futuro una madre para sus propios hijos. El es científico, y ella lo ayuda en esto o aquello, además de vivir paradisíacamente con la naturaleza, etcétera. Y leer libros de su gran héroe, Alex Rover, el aventurero que viaja por el mundo enfrentando y saliendo airoso de mil y un peligros. De pronto, cuando el científico decide salir a mar abierto para buscar unicelulares en un atolón, una tormenta se encarga de zampárselo, o al menos así parece (en realidad, en un relato paralelo completamente desconectado de todo el resto, sabemos que sobrevivió). La chica, con miserables once años, está ahora en solitario con la naturaleza, y como no tiene a un chico de su edad con el cual crecer, se aburrirá como ostra en vez de mandarse cambiar a la Laguna Azul. En medio de esa crisis recibe un E-Mail (sí, tienen electricidad solar en su isla e Internet y teléfono por satélite, a mí no me pregunetn, la peli venía así) de... ¡Alex Rover en persona! Quien le pregunta por asuntos de volcanes. La comunicación crece y crece, hasta que de pronto la chica, sola y todo, necesita ayuda: los bucaneros han llegado a la isla, y están dispuestos a apoderársela (en realidad son una expedición de ésas de turistas millonarios y aburridos incapaces de disfrutar de la naturaleza tel quel y que por lo tanto requieren espectáculos sau-sau-lerí con isleñas de caderas cimbreantes para sentirse "exóticos"). La chica no tiene más remedio que pedirle ayuda a Alex Rover. El problema es que Alex Rover el héroe pulp de gorro tipo Indiana Jones en realidad es Alexandra Rover, una escritora reclusa y agorafóbica que se alimenta con latas de sopas, está en la crisis de la página en blanco, y se rehusa vehementemente a salir de su casa. ¿Conseguirá este trio de personajes reunirse para encauzar sus vidas entrecruzadas y todo eso? No voy a mandarme un spoiler con la respuesta, pero estoy seguro de que, en el más interno de sus fueros, ustedes, mis queridos lectores, ya saben cómo acabará la cosa.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Las novelas infantiles de aventuras ya no son lo que eran. Antes, y hasta hace no mucho tiempo atrás, un par de décadas a lo sumo, los niños mamaban productos literariamente robustos como Tom Sawyer, Sandokán, Tarzán, Miguel Estrogonof... er... perdón, Miguel Strogoff, etcétera. En muchos sentidos, "Los cazadores del Arca perdida" y secuelas de Indiana Jones, que derivan del pulp aventurero de los '30-'40s, hunden sus raíces en esa literatura popular jamás bien considerada por los patanes torremarfileros de la "alta crítica", pero que han hecho más por moldear la civilización que perejiles como Kafka o muermos como Joyce. Pero con la llegada de la televisión se produjo el síndrome ése que tan bien supo captar el clásico chiste de Mafalda, con el papa de la Mafi diciendo "escuchando a los niños jugar, me siento como el pibe del ayer", saltando a continuación entre los niños gritando "¡¡¡SANDOKÁN AL ABORDAJE!!!", los niños mirándose ¿san-qué? ¿abordaje, dijo?, y el papá después todo deprimido diciéndose "¡¡¡SOY el pibe del ayer!!!". Y luego vino Internet. Las historias de aventuras de ayer eran aventuras de verdad, con buenos muy buenos y malos muy malos, enfrentados en duelos épicos por el tesoro, o por el amor de la bella de turno. Y mientras eso ha ido pasando progresivamente al cine, en la literatura infantil se ha impuesto la cretinez de los psicopedagogos que tratan puritanamente de higienizarlo todo, y así vamos dándole a leer a los críos libros "con valores". Y los buenos libros de aventuras de antaño, esos no, que son antiguos, aburridos, y peor que eso, tienen antivalores como que el héroe a veces mata al villano para vencer, y eso es terrible-terrible-terrible porque no le enseña nada al niño sobre convivir con sus semejantes y otras ñoñardas que jamás arreglaron al mundo. Antaño, los héroes de los niños eran Dartagnan o el Zorro. Ahora, si vas a rodar "La máscara del Zorro" o "Los tres mosqueteros", tienes que hacerlo con dosis de humor distanciado, o directamente con ramplonería, para que los peques de la casa se lo tomen con filosofía. ¿Y todo esto a santo de qué? Bueno, no he leído la novela original de "La isla de Nim", pero la peli por lo menos huele y transpira a... bueno, a esa literatura para niños de nuevo cuño. No es culpa de la peli, seamos misericordiosos y achaquémosles los males a quienes corresponden. Una peli de aventuras pulp como las de antaño, para los niños, sería algo casi impensable. ¡Incluso hasta "Los cazadores del Arca perdida" es demasiado cruda para niños, aunque los que mueren no son seres humanos sino sólo nazis, y tienes que darles una version higienizada de aventuras egipcias con "La momia"! A dónde iremos a parar, Bastet, a dónde iremos a parar...

¿POR QUÉ VERLA?

-- De entrada, no me atrevo a recomendar directamente esta peli. Pero tampoco es un bodrio. Oscila entre lo mediocre y lo irregular. Pero tiene un punto a su favor, un punto importantísimo: se esfuerza. Con sinceridad. Los tipos no están ahí simplemente ganándose los garbanzos, sino que tratan de sacar un producto que de verdad tenga interés. El problema es que la premisa de base, pues bien, no da para mucho. Cuando sabemos que la chica tiene como héroe a un esputamuertos como Alex Rover, y después vemos que la escritora de las novelas de Alex Rover vive encerrada en su casa y va a salir para vivir una aventura, nos esperamos algo como "Dos bribones tras la esmeralda perdida", que con esa misma premisa imbécil hacía maravillas (sí, me gusta, y también su secuela "La joya del Nilo", son clásicos del cine de entretención ochentero por los cuatro costados, qué pasa con eso). Pero la historia no parece definirse nunca. Pareciera ser una historia de crecimiento, pero livianita. Tampoco ayuda mucho que el afiche haya sido diseñado como si se quisiera vender una de Indiana Jones, cuando esta peli no es de aventuras sino de crecimiento personal. Y es en esta indefinición, el no atreverse a un poco más de lo que sea (no diré crudeza, pero sí aventura, o drama, o simplemente emoción), la peli acaba naufragando. Tengo un presentimiento. No se necesitaban cuatro guionistas para escribir una historia tan simplona como ésta, así es que probablemente se produjo eso de que demasiados cocineros arruinan la sopa, y entre los cuatro guionistas no pudieron pergueñar un buen caldo a partir de estos ingredientes. Por otra parte, la pareja de marido y mujer que son Jennifer Flackett y Mark Levin han trabajado decentemente bien como guionistas en "Viaje al centro de la Tierra". A decir verdad, ambos logran al menos que la peli, aunque irritantemente ñoña o absurda a ratos, no caiga nunca en lo ramplón ni vulgar (bueno, salvo en la escena de la foca lanzándose pedos en el agua, el único real nadir de la peli). Aquí es donde entran al rescate Gerard Butler y Jodie Foster, el primero en un brillante papel doble (el papi de la chica por un lado y el imaginario Alex Rover por el otro, doble rol que ayuda a deslizar el final sin que chirríe), y la segunda haciendo de escritora neurótica y robándose la función a cada minuto. Entre ambos grandes se comen con zapatos a Abigail Breslin (la chica de "Señales", "Educando a Helen" y "Pequeña Miss Sunshine"), que hace lo que puede, pero simplemente no puede tanto (sin que la chica sea mala actriz, ojo, es que simplemente los otros tienen más cancha actoral y se nota). Cuando tenemos a la Foster o a Butler en acción, la peli se endereza. Y cuando llega el esperado y anticipado final (no podía terminar de otra manera, vamos), podemos respirar tranquilos. Ha sido una peli lighthearted de principio a fin, y te puedes despedir con el sentimiento grato de haber compartido con personajes queribles. Es más de lo que puede decirse de las pelis de Eddie Murphy.

IDEAL PARA: Esos días en que necesitas desesperadamente una peli livianita y optimista para descansar de los pesares de la vida cotidiana.

jueves, 9 de septiembre de 2010

"Sangre eterna" (2002).


-- "Sangre eterna". Chile. Año 2002.
-- Dirección: Jorge Olguín.
-- Actuación: Juan Pablo Ogalde, Blanca Lewin, Patricia López, Carlos Borquez, Claudio Espinoza, Yerko Farías, Ximena Huilipan, Pascale Litvak, Jorge Denegri, Willy Semler, Consuelo Holzapfel, Javiera Contador.
-- Guión: Carolina García y Jorge Olguín.
-- Banda Sonora: Lucybell (tema central).

-- "Sangre eterna" en IMDb.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En las noticias, los típicos noteros que no salvan a nadie andan diciendo que el eclipse esto y el eclipse aquello, y ya nos olemos que el final de la peli va a tener que ver con un eclipse, y seguramente, porque no es la primera peli de vampis que hemos visto, tendrá que ver con un ritual o algo. En fin, en medio de esto tenemos a una chica media reberrrde que va a la U y todo, a una carrera más o menos indeterminada (parece que periodismo porque en una parte la mandan a hacer entrevistas), y que asiste a unas clases de religión (¿en periodismo? es una universidad católica, suponemos), con un profe que es mirar a la alumna y ponérsele así de largos los colmillos (no de vampiro, sino de hueveta con pretensiones de introducirle... sabiduría... al intelecto, eso es). Pero como el profe en realidad es lo que en buen ssshileno se llama un pobre weón pajero (metafóricamente, pero de verle la cara, es probable que de manera literal también), la chica pasa olímpicamente de él, y ni se da cuenta tampoco que el otro quiere puro consagrarla poniendo su báculo en el altar de... er... bueno, pasa de él, y se hace amigui con otro tipo que, para no abandonar el lugar común, es un poco friki-geek, está pegao con los juegos de rol, vale, pero por debajo de su pringadez en realidad es (¡sorpresa!) una pobre alma torturada con una mami ausente y un papi castrador y que tiene un enorme mundo de sensibilidad interior con el que conquistar a la chica blahblahblah (se le perdona al director la ingenuidad, escribió e hizo esta peli cuando tenía 25, a esa edad todavía hay gente que no ha aprendido the basics). El caso es que el amigui la mete en sus partidas de rol, y la chica, contra todo pronóstico, engancha con eso de dárselas de macarra al estilo Blade, porque este juego no es de vampiros clásicos de verdá sino más bien como "Vampiro: La mascarada" u otro subproducto narcisista semejante, y le queda gustando la tontera. Después de la partida, el grupo va a una fiesta de ésas medias goticosas, lo que sirve para meter música cool en la peli (industrial nacional, o de cómo cuatro mapudungunes pelopinchos con chauchas para sintetizadores tratan de dárselas de alemanes de raza), y después acaban en otra fiesta más sórdida aún. Una fiesta en la que podrían haber gente media extraña. Rara. De la que no son exactamente humanos, sino vampiros de verdad. ¿Sigo...? ¿O ya adivinan qué va a pasar?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Cine barato. Cine berreta. Cine Zeta. Al margen de esas grandes y mayestáticas catedrales del cine que son los hitos clásicos de toda la vida, ha proliferado toda esa microfauna de estercoleros abriéndose paso en el ecosistema gracias a su pequeñez. O de como por cada enorme jaguar en la jungla hay cientos de hormiguitas, escarabajos y otras alimañas que juntas suman más tonelaje que el gatito de marras. La serie B tiene larga prosapia en el cine, pero en Chile, curiosamente, no mucha gente se había atrevido con el tema. Veamos, el cine chileno había estado medio en paro hasta que en los '40s, gracias a la CORFO y ChileFilms, comenzó una campaña de financiamiento estatal que produjo simpáticas y tontorronas comedias costumbristas como las que nos infligía José Bohr (chileno el apellido, ¿ah?). Las de Cantinflas eran más o menos lo mismo, pero al menos las protagonizaba Cantinflas, en vez de Eugenio Retes ("Uno que ha sido marino", "El Gran Circo Chamorro"... ambas de los '50s, eso sí). Después el cine se hizo cultureta y enormemente autoconsciente, lo que significaba que cada peli debía ser de crítica social (y así estamos, desde "Valparaíso mi amor" hasta "Taxi para 3"), y el público debía ir no a divertirse con inocentes evasiones de la realidad, sino a flagelarse por ser malos y no tener CONCIEEEEEENCIAAAAAA (el gran daño que influencias como "El ladrón de bicicletas" le hicieron al cine patrio). ¿Hacer cine serie B en Chile? ¿Suspenso, acción, terror, comedias picantes...? ¡No, por favor, cómo es posible! ¡¡¡ULTRAJE, ULTRAJE!!! ¡¡¡QUE ESO NO ES CURRRRRRTURA!!! O como el viejo chiste de Nicanor Parra (de él era, creo, ¿no?) del: "¿Hablo con la Casa de la Cultura?", "¡Sí chuchetumare!". Pero andando el tiempo, con nuevas generaciones postdictadura a quienes la realidad social les resbalaba, criados con MTV y otras insubstancialidades semejantes, era lógico que algo debía cambiar. Incluso el ser friki se estaba volviendo algo un poquito más respetable. Así fue como Jorge Olguín se descargó con su ópera prima, que fue "Angel negro". Y después nos azotó con su segunda producción, que es "Sangre eterna" ésta en comento. Ninguna particularmente exitosa, aunque ambas piezas de culto para las generaciones pura-imagen-nada-de-substancia. Eso, algo debe decir.

¿POR QUÉ VERLA?

-- El vampiro es una figura trágica, y parece apropiado que una peli de vampiros tenga también un aura trágica. Porque esta peli es el reino de las posibilidades desaprovechadas. Viéndola, uno se pregunta por los cinco millones de tópicos que podían haberse tratado con semejante argumento, y que quedan en agua de borrajas. Tenemos la alienación de los protas y de los jóvenes, la ambigüedad de la religión como sistema de represión en nombre de "el bien", el vampirismo como metáfora del sexo o simplemente de una sociedad neoliberal en donde el pez grande se come al pez chico, o un retrato de lo estragadas que están las relaciones sentimentales hoy en día. O por último, una pieza de buena y pura y simple acción. Todas esas cosas que están como en embrión dentro de esta peli, podían haberse explotado sólo con haber escrito un libreto un poquito mejor. ¿Y a cambio que tenemos? Una serie B. Vale, eso no tiene por qué ser algo negativo en sí, si a fin de cuentas no todo el cine tiene por qué ser tan catedralicio tampoco. Pero es que se cumple aquello de que si el discípulo es bueno no superará al maestro sino que se transformará en su maestro. Y eso es lo que pasa. De tanto querer hacer una serie B al modo yanki (o al modo de la Hammer, pero a la chilena), acaba por salir una serie B de factura anglosajona. Y para un viaje tan corto no valían la pena tantos bártulos. Si eres un devorador contumaz de cine serie B y de vampiros, "Sangre eterna" quizás no sea un must-see, pero no te decepcionará. Pero si eres un espectador casual, la decepción puede ser mayúscula, en particular a costillas de todo lo endiosada que esta peli ha sido por los frikis. Si uno compara esta peli con otras serie B chilenas como "Kiltro" o "Mirageman", bastante mejores que ésta (una de artes marciales y otra de vigilantes), quizás la diferencia esté en el desenfado. Las mencionadas no tratan de ser más de lo que son, puras serie B sin mayores cuestionamientos, mientras que "Sangre eterna" trata de ser BUENA. O lo que algunos entienden por BUENA. Saltándonos los risibles efectos especiales (vale, contó con la caca de 300.000 dólares como presupuesto, pero nosotros qué culpa tenemos), en particular para las escenas acrobáticas, lo peor está en las actuaciones, carentes de toda espontaneidad porque todos se esfuerzan en ACTUAR, así con mayúsculas. Y entonces, vamos recitando los diálogos como si estuvieran leyendo el libreto de una obra teatral sobre el escenario por primera vez, todos respetuositos de no interrumpirse unos a otros, todos escuchándose atentamente (cualquiera sabe que en la vida cotidiana las personas no conversan así), y con eso matan toda la frescura que podía sacársele al asunto. Claro, uno puede decir que este espíritu está en consonancia con la manera que tienen de jugar los roleros a "Vampiro: La mascarada", pero es que vamos, todos los seres humanos y gatos normales sabemos que hay un punto de subnormalidad en tomarse en serio un juego de rol con vampiros de grandes gabardinas de cuero y lentes oscuros empuñando un subfusil al estilo "Blade". La que mejor salva la papeleta es Blanca Lewin, con un personaje con un nombre tan forzado como Carmila (homenaje evidente, pero forzado por lo poco común del nombre en nuestra sociedad), además de que a nadie le hace mal verla con colmillos mostrando que tiene una aureola y un pezón pequeñitos. Puede decirse en definitiva que es una buena peli de vampiros, en el sentido de que se guía por los cánones más clásicos del género, pero no que sea una buena peli a secas.

IDEAL PARA: Fanáticos del tema del vampirismo. Muy fanáticos.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "SANGRE ETERNA":

-- "Eternal Blood - review" en Taliesin Meets the Vampires (en inglés).

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en español].



-- Inicio de la peli [en ezpañoh de Ezpañah... ¡sí, leñe, la doblaron para el mercado hispano, y lo que es peor... ¡LE PONEN MÁS ENTUSIASMO QUE EN ORIGINAL CHILENSIS!].

domingo, 5 de septiembre de 2010

"27 bodas" (2008).


-- "27 Dresses" (título original en inglés), "27 vestidos" (título en España). Estados Unidos. Año 2008.
-- Dirección: Anne Fletcher.
-- Actuación: Katherine Heigl, James Marsden, Malin Akerman, Edward Burns, Judy Greer, Maulik Pancholy, Peyton R. List.
-- Guión: Aline Brosh McKenna.
-- Banda Sonora: Randy Edelman.

-- "27 bodas" en IMDb.
-- "27 bodas" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Cuando era niñita, ya la joven Katherine Heigl sabía lo que iba a ser su vida: participar en boda tras boda tras boda. Y ni siquiera como Selma Simpson, estando de pie frente al altar, sino a un costadito, ayudando a las chicas que sí se van a casar con dein Traumenmensch-blahblahblah. Y ella es muy eficiente y esto-aquello en su trabajo, y además se babea por su jefe, que la trata más o menos como estropajo de limpieza o poco menos (lo dicho y tantas veces dicho: les gusta el maltrato, parece). Una noche cualquiera en que debe ir a dos bodas, porque es tan buena gente que no puede decir que no (¡preséntenmela!), un chico se fija en ella. Y el chico se emburla su poco de ella, y ella se mosquea. Pero se le queda la agenda en el automóvil. El chico le bajan los impulsos buenitos, y decide restituírsela, pero después, en segundos pensamientos, dice que para qué, si total, siendo chico malo y extrayéndole información como un psycho de toda la vida, quedará como rey. Increíblemente, después de llamar a la chica y sicopatearla de lo lindo, ella no lo envía a freir monos a Madagascar (lo dicho y tantas veces dicho: les gusta el maltrato, parece), o simplemente llamar a los cops para después obtener una orden de restricción, sino que hasta acepta salir con él y todo. A todo esto, llega la hermana de Katherine Heigl, que es la buenorra de Malin Akerman, y nada más llegar, comienza a preparar el cepillo para, adivinaron, cepillarse al jefe. Cuadrángulo amoroso habemus, la chica se queja porque nada le pasa en su vida amorosa, y... ¿necesito hacerles un mapa...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

A mediados de los '90s, parecía que las comedias románticas eran un género en franca retirada, pero ahí llegó la todavía incombustible (¡casi década y media después!) "La boda de mi mejor amigo" para probar que se podía aún. Y que la gente respondía. Y vamos sacando nuevas yuliarrobertíadas, sandrabuloquíadas, y peor aún, yeniferlopezíadas. Pero como en 2008 la Roberts ya andaba en los 41, la Bullock en los 44 y la López en los 39, pues era tiempo del relevo generacional. ¿Y quién mejor que la deliciosa treinteañera Katherine Heigl, la rompecorazones de "Grey's Anatomy", para dar la imagen de "joven adulta enredada en comedia romántica"? Y ahí vamos. Otra comedia romántica de mujer adulta con ese síndrome de "lo tengo todo y aún encuentro cómo arreglármelas para hacer de mi vida un infierno". Bueno, si estas pelis triunfan en la taquilla, por algo será. Conozco a más de alguna que con gusto se identifica con esa clase de mujer adulta joven en la pantalla...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Si hubiera un premio para las pelis "normales" (no como los Oscar, que premian "lo mejor", o eso se supone, o los Razzies, que premian las abyecciones subnormales), entendiendo por peli normal aquella que está justito en el promedio, ésta debería haberla ganado en su versión 2008 (o sea, con premiación en Marzo de 2009). Porque todo acá es normal-normal-normal. No es mala, no es buena, no es (por decirlo en buen chileno) "ni chicha ni limoná". Es una comedia romántica más. ¿Te gustan las comedias románticas? Bene, bene, avanti per la matina! ¿Eres más del tipo que escapa de hora y media de melaza y moños de merengue y crema? Entonces pásate de ésta, y todos contentos. Al contrario de lo que podría pensarse de la premisa original (chica que va a 27 matrimonios y ninguno es el suyo, y se muere de envidia porque le llegue "su" día), el guión explota un poco más el concepto. ¿Por qué nuestra chica no ha encontrado el amor? Simplemente porque no se da su lugar en la vida, y es incapaz de decir que no (a pesar de lo cual, curiosamente, no le salta ningún lobo feroz a pedir que le digan SÍ, y es que en esta peli, por lo menos, Katherine Heigl está como un 8 cilindros). Una buena idea, explotada con brillantez en algunos pasajes por aquí y por allá, en particular refiriéndose a esa peculiar clase de treintañeras que se la pasan toda la vida muy ocupadas y postergándose porque, verán, alguien les ha pedido que esto-o-aquello... Pero eso es sólo algunos pasajes. El resto está escrito a desgana, e interpretado incluso peor. Y eso, por no hablar de ideas recicladas de "Novia fugitiva" como ese periodista metete, de "Experta en bodas" en eso de que la encargada de preparar una boda está enamorada del novio, de "Amor a segunda vista" en esa subordinada que es tapete de su jefe... (no pregunten cómo sé de esas pelis, hay cosas que un gato nunca confesará, simplemente lo sé, que no todo es ver "Niebla de guerra", ¿OK?). Y como nos gusta ver rodar cabezas, un nombre: ANNE FLETCHER, DIRECTORA. Su dirección es un desastre. No tiene idea de cómo dirigir actores. El solvente Edward Burns hace el ridículo más absoluto aquí, a Katherine Heigl la tal Malin Akerman ("La mujer de mis pesadillas", "Watchmen") le roba protagonismo in ya face, y ya no hablemos de un James Marsden tan patético que hasta su rol de cornudo en "Superman regresa" estaba mejorcillo. Pero y entonces, ¿por qué le damos un aprobado si todo es tan...? Er... Bueno...

-- Katherine Heigl. La chica ya había dado el golpazo con "Ligeramente embarazada", y aquí corre a por el oro en materia de The Next Queen of Romantic Movies. Ella consigue darle credibilidad a un rol sobre el papel bastante forzado, y aúna la simpatía necesaria para que el viaje sea a lo menos placentero. Claro, puede que esté simpática porque aún no se encandila (demasiado) con las rutilantes luces de la fama y todo eso, y después se eche a perder como le pasó a Sandra Bullock, que en sus inicios estaba simpatiquísima y después le empezó a dar ataques de narcisitis cada vez más extremos. Si han seguido la carrera de Katherine Heigl, o, er, bueno... les gustan las fotos de Katherine Heigl en Maxim... sí, ya saben a cuáles me refiero, o ustedes se creen que no sé para qué demonios usan Google Image... bueno, si les gusta Katherine Heigl, aquí tendrán la peli justa para ustedes. Véanla antes de que envejezca y se ponga mañosa.

-- Judy Greer. La mejor amiga de la prota. Lástima que su rol no fue más grande, porque se come con zapatos a los "cuatro grandes" de esta peli...

IDEAL PARA: Adictos a las pelis románticas.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en ezpañóh de Ezpaña].

jueves, 2 de septiembre de 2010

"La vida de los peces" (2010).


-- "La vida de los peces". Chile. Año 2010.
-- Dirección: Matías Bize.
-- Actuación: Santiago Cabrera, Blanca Lewin, Victor Montero, Sebastian Layseca, Juan Pablo Miranda, Antonia Zegers, Matias Jara, Pedro Del Carril, Maria Gracia Omegna, Alicia Rodriguez, Francisca Cardenas, Luz Jimenez, Diego Fontecilla.
-- Guión: Julio Rojas y Matías Bize.
-- Banda Sonora: Diego Fontecilla.

-- "La vida de los peces" en su sitio oficial.
-- "La vida de los peces" en IMDb.
-- "La vida de los peces" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un pailón ya está yéndose de una fiesta a la que ha llegao para reencontrarse con una tonelada de gente. Y, aunque no se lo confiese ni a sí mismo, para ver a una minorra que anda dando vueltas por ahí y etcétera. Y se está yendo, y se está yendo, y se está yendo, y no se va nunca. Tan nunca, que la criatura exquisita acaba por aparecer en la fiesta. Nada más de entrada, ya vuelan flechitas y todo. Lo que pasa es que nuestro insigne pailón ha estado fuera del país por una churreteada de años, tomando el sol en Berlín nada menos, y viajando por todo el mundo aunque más metido en el jet lag y en los hoteles y cosas así, que conociendo de verdad. Ahora que ha regresado, a lo mejor pueda reencontrarse consigo mismo, y en particular, reencontrarse con esa chica que, entre tanto, ha seguido su vida. Como es una fiesta, pues bien, quizás todo puede pasar... quizás... quizás... quizás...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Matías Bize es uno de esos nuevos valores que ha surgido en el cine chileno en los 2000s, y que brilla con luz propia en medio de tanto bostoide que, so pretexto de "arte", hacen cualquier mamarracho y después se dedican a llorar la incomprensión. Su gran momento fue "En la cama", un drama con poquísimos elementos (la habitación de un motel, conversación y más conversación, y los siempre agradecidos empelotes de Blanca Lewin, y paramos el conteo), que en su desnudez (no sólo la de los actores, a eso me refiero) potenciaba al máximo los elementos del drama. Acá, Matías Bize repite la fórmula, aunque un tanto ampliada. Ya no se trata de la habitación de un motel y dos personas empelotadas, sino de una fiesta dentro de una casa con varias personas y todas ellas con el vestuario pagado. Pero el concepto básico sigue siendo más o menos el mismo: un guión que va a lo esencial sin perderse en subtramas, conversaciones significativas, y una estructura que podríamos definir como "teatral". "La vida de los peces" es probablemente uno de los mejores estrenos del cine chileno en el 2010, si no el mejor, y puede significar el pasaporte a la madurez para el cineasta Matías Bize.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Mientras una tonelada de cineastas, y de artistas en general, tienen la peregrina idea de que recargando sus creaciones con los más elementos posibles van a conseguir algo que sea la chicha de estupendo, Matías Bize opta justamente por lo contrario: el minimalismo, la contención, la sencillez. La película en realidad es una serie de escenas más o menos inconexas, pero todas ellas van revelando un poco más lo que pasa con los personajes. Y cuando quiero decir los personajes, me refiero sólo a los protagonistas, porque el asunto va de la relación de pareja fracturada y nunca vuelta a armar. Vemos al resto de la fauna, pero son sólo eso, fauna. Una peli así debe sustentarse fuertemente en sus protagonistas para que tenga un mínimo de interés, y la verdad es que lo consiguen. Blanca Lewin ("Sangre eterna", "En la cama") está estupenda como de costumbre, viviéndose el rol a concho, y Santiago Cabrera por su parte (sí, el tipo de "Héroes" al que mataron como en el capítulo 20 de la primera temporada) consigue llevarle el tranco y demostrar de paso que es más que una cara bonita. Y es poco más lo que se puede hablar de esta peli, justamente por la sencillez que destila. Una historia romántica frustrada, una partida, un grupo de personajes que en muchos sentidos más bien se deja llevar por la vida más que vivirla, y un intento de retomar lo que se perdió en el camino que podría funcionar o no. Simple como la vida misma. Y además, bien llevado. Quizás no sea la peli que te revele los misterios de la vida ni de la existencia, y por cierto que su trasfondo de vidas desperdiciadas es bastante deprimente, pero siempre se agradece que el tipo detrás de la cámara sepa contarte bien el cuento. Hay gente a las que les financian pelis de 200 millones de dólares que no son capaces de lo mismo.

IDEAL PARA: Ver cuchicuchi en pareja y sobarse mutuamente las lagrimitas.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "LA VIDA DE LOS PECES":

-- "Crítica: La vida de los peces" en Memorias de un Trovador.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en español].

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