11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 28 de enero de 2007

"Los 300 espartanos" (1962).


-- "The 300 Spartans" (título original en inglés), "Los 300 héroes" (título en México), "El león de Esparta" (título en España). Estados Unidos. Año 1962.
-- Dirección: Rudolph Maté.
-- Actuación: Richard Egan, Ralph Richardson, Diane Baker, Barry Coe, David Farrar, Donald Houston, Anna Synodinou, Kieron Moore, John Crawford, Robert Brown, Laurence Naismith, Anne Wakefield, Ivan Triesault, Charles Fawcett, Michalis Nikolinakos.
-- Guión: George St. George, sobre material original de Gian Paolo Callegari, Remigio Del Grosso, Ugo Liberatore y Giovanni d'Eramo.
-- Banda Sonora: Manos Hatzidakis.

-- "Los 300 espartanos" en IMDb.
-- "Los 300 espartanos" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Es la Antigua Grecia. El malvadísimo y déspota Rey Jerjes marcha con un ejército inconmensurable, servido por (y es que Jerjes es malo malísimo) ¡¡¡CHACHÁAANNN!!!... ESCLAVOS, y se dispone a conquistar nada menos que Grecia, la Fortaleza de la Libertad, el último rincón libre del mundo antiguo conocido. Los griegos, apurados, celebran una asamblea en Corinto, en donde demuestran lo que todos ya sabemos y vemos a diario en las noticias, que los políticos son una mierda, que las asambleas no sirven para nada, y que son los hombres fuertes los que salvan la situación y la democracia al carajo. Los mayestáticos salvadores de la jornada serán Leónicas el espartano y Temístocles el ateniense, quienes, como geniales artífices de la política exterior de sus respectivas ciudades, comprenden que sólo la unidad de todos los griegos podrá salvar la democracia y la libertad (¿dónde he escuchado eso antes?). Todo depende de que el ejército de Esparta se movilice para la guerra, porque no hay mejor guerrero que medio espartano en pie de armas, así es que ya no digamos lo que pasa con uno entero vestido para la ocasión. Pero aunque los espartanos son valientes, sus reyes son unos miedicas que nose atreven a salir sin celebrar ceremonias religiosas, y además ¿ir a defender la causa panhelénica al Paso de las Termópilas y salvarle el cuello a Atenas, en vez de defender Corinto y proteger tan solo nuestro propio culo? ¡No, gracias! Por lo que Leónidas, que para eso muy mijo y rey, parte a la batalla con sus 300 guerreros de élite. Y le plantará cara a todo lo que venga en las Termópilas: al cruelísimo rey Jerjes, por supuesto, pero también a la interminable politiquería espartana, a los contratiempos con un soldadete que lo persigue para unirse a sus tropas y reivindicarse por la traición de su padre, a los inevitables traidores que atacan por la espalda (literalmente)... Si ya saben historia universal, ya saben como termina, y si no saben historia entonces son unos ignorantes que no merecen compasión, así es que reventemos el final: los 300 mueren, y les ponen ese bonito epitafio de Simónides al final: "caminante, ve a Esparta y diles que morimos por cumplir vuestras leyes".

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Después del éxito atronador de filmes como "Ulises" con Kirk Douglas, o "Hércules" con el clásico fortachón Steve Reeves, se pusieron de moda las pelis "de romanos", viniendo una hornada de filmes ambientados en Grecia (bueno, acá no tantos), Roma, Egipto, Babilonia, los hebreos, etcétera. Este boom puede dividirse en dos ramas: por un lado estuvieron las producciones blockbuster hollywoodenses como "Cleopatra", "La caída del Imperio Romano", "Jasón y los argonautas", etcétera, que se sumaron en parte por la moda, y en parte porque toda esa espectacularidad era un arma eficientísima para luchar contra la cada vez más masiva televisión, y por el otro lado estuvieron las pelis italianas (o coproducidas entre Italia y alguien más) del género peplum, de "épica con fortachón", de bajo presupuesto, con el clásico argumento del héroe musculoso (Hércules usualmente, aunque también aparecieron Maciste, Sansón, etcétera) que libera a una comunidad antigua cualquiera de la furia de un tirano. "Los 300 espartanos" estuvo en algún punto medio: es una cinta de presupuesto bastante solvente, que lo acerca a los estándares hollywoodenses, pero por otra, el argumento es la clásica guerra del héroe contra el tirano. Y como híbrido funciona bastante bien. Dicho de otra manera: es un peplum con pretensiones, y cumple con éstas.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Cumple con lo más básico del cine épico. O sea, hay entretención garantizada. El comienzo es un tanto moroso y prolijo, porque se detiene en toda la politiquería griega y hace presentación de varios personajes. Pero a medida que promedia la cinta y los héroes marchan a las Termópilas, la peli adquiere mucho vuelo. El presupuesto está bien gastado, y las batallas tienen empaque visual (no tanto como ahora, pero es que en esa época no había CGI, ¿vale?).

-- Los acontecimientos históricos con narrados con un respeto y rigor inauditos para el común de las producciones fílmicas, y más aún tratándose de un filme made in Hollywood. Se llega a detalles eruditos como mencionar de soslayo la desnudez de las chicas espartanas (algo rigurosamente histórico), sacar frases a colación (la alocución que dirige una madre a su hijo soldado de que vuelva "con su escudo o sobre él", o sea vencedor o muerto), dar detalles estratégicos y geopolíticos correctos (la política espartana giró, en efecto, sobre el dilema a de defender el paso de las Termópilas o el itsmo de Corinto), etcétera. Por supuesto que hay algunas desviaciones, inevitables en aras del arte de contar una buena historia, la peor de las cuales es probablemente retratar a Jerjes como un tirano bruto y sangriento, algo que aparentemente no fue, o de mencionar que los persas eran malos porque esclavizaban gente (y omitir que los griegos hacían lo mismo). Y a veces, por meter un detalle erudito (como una cita, por ejemplo), el resultado final sale algo forzado. Pero sumando y restando, es un retrato más que aceptable de un episodio histórico destinado a cambiar el curso de la historia (¿y si los persas hubieran conquistado Grecia...?).

-- El trasfondo político es digno de reflexión y conversación. Inconsistencias históricas aparte, lo cierto es que plantea algunas cuestiones bastante interesantes. Se supone que "los malos", los persas, lo son porque representan la opresión y la supremacía de un hombre sobre todos, mientras que "los buenos", los griegos, representan lo contrario, el valor de la libertad y la democracia. Y, pues bien, ¿de qué les sirve la democracia a los griegos? En la película, para nada, porque los que salvan la situación y el día son los 300 espartanos juramentados en seguir a Leónidas, quien actúa desobedeciendo directamente todas las instancias políticas espartanas. Y ya no hablemos de la manera casi vergonzosa en que Temístocles, aunque sea por una buena causa, manipula a las asambleas de delegados griegos. Quizás la frase clave sea aquella en que un soldado focio le dice a Leónidas, cuando todo está perdido, y ante una orden directa de retirarse, que él combatirá con los espartanos hasta el fin, aunque eso signifique desobedecer la orden de retirada, y Leónidas le contesta: "eres un mal soldado, pero un buen griego"...

IDEAL PARA: Ver una película histórica muy digna de ese título, y además, entretenida.

"El coloso de Rodas" (1961)


"Il colosso di Rodi". Dirigida por Sergio Leone. Protagonizada por Rory Calhoun, Lea Massari, Georges Marchal, Conrado San Martín, Angel Aranda, Mabel Karr, George Rigaud, Roberto Camardiel. España / Italia / Francia. Año 1961.

¿De qué se trata?
Darío acaba de llegar desde Atenas a la isla de Rodas, la "isla de la paz", y descubrirá que "paz" es allí tan solo una palabra. La isla tiene una estatua descomunal en la entrada de la bahía, un coloso, que es el símbolo de su gloria, y que ha sido construido con el trabajo de esclavos, por lo que el pueblo le tiene inquina a su rey Serse (sí, un tirano griego se llama con un nombre de reminiscencias persas, y el héroe también, ¿algún problema con eso?). Darío es testigo de dos intentos de asesinato contra Serse, en el lapso de poquitas horas, por lo que toma una actitud un tanto displiscente con respecto a Rodas (están majaretas, estos rodenses), al tiempo que trata de echar su caballería ateniense sobre una chica que es pura aristocracia y jueguitos de "ahora sí, pero no". Los rebeldes, por su parte, le han echado el ojo, porque el hombre podría ser quien viajara a Atenas a defender su causa y obtener aliados allá, para derrocar a Serse (vendepatrias, que les llaman). A la vez, por un desafortunado accidente, Darío termina en la mira de Serse, quien desconfía hasta de la sombra bajo su cama. En consecuencia, Darío no puede abandonar Rodas. Y cuando lo intenta, se embarca sin saberlo en una barquichuela rebelde. Pero ahí está el coloso, que en realidad no es una simple estatua, sino una verdadera B.O.T.A.F. (Base de Operaciones Táctica Altamente Funcional), que sólo le falta caminar para ser un mecha japonés. Darío termina en las mazmorras como un rebelde más, pero al ver la nobleza moral del jefe rebelde, se convierte sinceramente a su causa. Pero aunque cree que Serse es el enemigo, éste en realidad es rey muerto caminando: su principal asesor ha efectuado un lucrativo pacto con Fenicia, que ha puesto a su disposición un poderoso ejército de comandos, listos para apoderarse del trono.

El espíritu de los tiempos.
En el siglo III a.C., el Coloso de Rodas fue considerada una de las siete maravillas del mundo antiguo, pero sólo se mantuvo en pie unos cincuenta años, desplomándose a consecuencias de un terremoto. Parecía que nunca más se iba a levantar, pero a finales de los '50s, los éxitos sucesivos de los filmes "Ulises" y "Hércules y la reina de Lidia" (por no hablar de taquillazos cristianoides como "Quo Vadis" o "El manto sagrado") resucitaron el viejo cine de griegos y romanos, que había tenido una época de esplendor en el tiempo del mudo, pero que ahora se veía algo demodé. Fue la época dorada del peplum, la historia en donde un forzudo héroe griego o romano las emprende contra un tirano opresor y violento, y finalmente vence. No faltaron los intentos, por supuesto, de hacer peplum de altura, con una trama más compleja y efectos especiales más vistosos. En Hollywood, esto se intentó por el camino yanki: invertir más y mejor. En Europa, se intentó por el camino de la medición presupuestaria, el aprovechamiento de escenarios naturales y la menor soldada de los extras. "El coloso de Rodas" es una muestra de este peplum europeo de pretensiones: que hubiera cuatro guionistas a cargo (y parece que sumando los no acreditados, sumaban ocho) revela algo sobre esto. Irónico, si se considera que es otro filmes de "rebelión contra el tirano", aunque animado por pasables efectos especiales, y una trama política algo más elaborada en donde hay varios villanos trabajando cada uno para llevar bronce a su propio coloso.

¿Por qué verla?
- Es una película aceptablemente entretenida. Es bastante lenta para los cánones actuales, pero la trama, al menos en su primera mitad, no es excesivamente lineal. La segunda mitad, eso sí, deviene en personajes alineados (buenos y malos) y es más predecible. Pero en fin. Incluso hasta el final, deus ex machina incluido, es interesante gracias al despliegue de efectos especiales, que no se ven tan mal como el paso del tiempo podría hacer temer.
- Los efectos especiales son buenos, tan buenos como se podían conseguir a base de maquetas en la era pre-ILM. Donde se lucen, aparte del cataclismo final, es por supuesto en el coloso mismo.
- Detalles sádicos. Eso era moneda corriente en el cine de aventuras de la época, pero por algún motivo, ha desaparecido de la cartelera actual. La sala de torturas y los refinadísimos tormentos a que son sometidos los prisioneros, tienen un buen regusto sádico. Y ni hablemos de la estatua del coloso descargando plomo fundido sobre las embarcaciones...
- La política cambia, pero las lecturas políticas permanecen. La política internacional es presentada en plan "Grecia contra Fenicia"; ¿no les suena a "Estados Unidos contra la Unión Soviética"? A pesar de toda su riqueza, Rodas es presentado como un peón del juego político internacional, y lo que es peor, son los propios rodenses quienes llaman a los extranjeros en auxilio propio. La gran diferencia es que el villano se vuelve hacia Fenicia (¿hacia Oriente, hacia la Unión Soviética?) y los héroes hacia Grecia (¿hacia Occidente, hacia Estados Unidos?). Y ni hablemos del detalle de la cabeza del coloso de Rodas abierta para lanzar plomo fundido contra los rebeldes: se diga lo que se diga, esa estatua lanzando plomo fundido contra los "buenos" tiene una apariencia innegable a Estatua de la Libertad... Esta clase de libertades son, por supuesto, gracias a que el filme no es yanki sino europeo. ¿Quién otro, salvo el Mel Brooks de "La loca historia del mundo" o "Hay un loco suelto en el espacio" se atrevería a tanto...?

IDEAL PARA: Ver una de romanos, europeo, de cierta altura, aunque con algo de paciencia oriental.

viernes, 19 de enero de 2007

ESPECIAL MENSUAL Nº 11: FILMES DE ÉPOCA.

Cine 9009 está a punto de cumplir un año de vida. Lo hará el próximo 19 de Febrero, y para la fecha, al ritmo actual de posteo, habrá acumulado un total de 180 reseñas de películas, filme más o filme menos. Un año bastante productivo, como puede apreciarse.
A la espera de tan magno acontecimiento, ofrecemos un nuevo especial mensual con cinco películas, que tienen en común el ser filmes de esos llamados "de época", o sea, ambientados en otro tiempo que no sean los romanos o la Edad Media (a los cuales se llama "de romanos" o "de ambientación medieval" o etcétera), y que poseen esas ambientaciones suntuosas y elegantes con amplios cortinajes y servidumbre con librea, que los ricos de otros tiempos se podían permitir (y es que estos malditos derechos laborales de ahora, caramba...). Las películas son:

- "El ilusionista" (2006). Estreno en la cartelera de Chile. Ambientada a comienzos del siglo XX.
- "La condesa blanca" (2005). Ambientada en 1936 y siguientes, con todo el toque James Ivory.
- "El libertino" (2004). Ambientada a finales del siglo XVII, con aires de intelectualismo.
- "Inconscientes" (2004). Ambientada en algún minuto de comienzos del XX, y la contribución española al género.
- "Un esposo ideal". Ambientada en 1895, año más o año menos, y basada en la comedia de Oscar Wilde.

Con esto, nos damos descanso hasta el Domingo 28 de Enero en Cine 9009. En el período intermedio aprovecharemos de ascender Cine 9009 a la nueva versión de Blogger, con lo que el consultar el índice se hará mucho más expedito, al implementar el sistema de etiquetas para buscar las películas. El Jueves 01 de Febrero, seguiremos con la saga de Bond, James Bond, con "Su nombre es peligro" (traducida también al español como "Alta tensión"), la primera que interpretó Timothy Dalton. Así es que sigan prefiriendo la mullida butaca de Cine 9009, el blog de cine de mayor crecimiento en todo Internet (en castellano, al menos).

"El ilusionista" (2006)


"The Illusionist". Dirigida por Neil Burger. Protagonizada por Edward Norton, Paul Giamatti, Jessica Biel, Rufus Sewell, Eddie Marsan, Jake Wood, Tom Fisher, Aaron Johnson, Eleanor Tomlinson, Karl Johnson. República Checa / Estados Unidos. Año 2006.

¿De qué se trata?
Viena, a comienzos del XX. Hay respiraciones entrecortadas, alientos retenidos, etcétera. Todo gira en torno a un ilusionista (¿o no?) que está haciendo un espectacular número (¿de magia?) por el cual hablan los muertos, o así al menos parece ser. El asunto ha llegado demasiado lejos, y el necroconfianzudo es llevado detenido por las fuerzas de orden, seguridad y patria. El jefe de policía del príncipe heredero comienza entonces a hacer una resemblanza del fulano, que es de origen humilde, y por eso es puteado por "la alta", pero él no es cualquier joven humilde, porque tiene un don para la magia, con lo cual llama la atención de la chica linda y aristocrática... lo de siempre, vamos. La pareja se separa (es separada, mejor dicho), él viaja a Oriente durante muchos años, pero Oriente, lo mismo que el alcohol, no hace olvidar, y regresa convertido en un Don Señor Caballero Ilusionista. Pero le esperan dos ingratas y predecibles sorpresas. Primero: su chica está comprometida, y nada menos que con el príncipe heredero. Y segundo: El príncipe heredero, como varios niñatos criadillos en cuna de oro, es un malparido de la Gran yasabenqué, que hará lo posible por salirse con la suya (y "lo posible", tratándose del amo del imperio, es bastante).

El espíritu de los tiempos.
Vino el cambio de siglo, se fue 1999 y llegó el 2000 (y llegó el 2001, el verdadero cambio de siglo, pero todos festejaron el 2000), y en el cine se puso de moda el tema del New Millennium. Saliéndose de bodrios cambiomilenaristas como "El fin de los días" o frikadas burtonianas como "El jinete sin cabeza", llegó la época de oro para el Steampunk en particular, y para la recreación de la sociedad "fin de siécle"/"Belle Epoque", en clave realista o fantástica, tanto más da, como por ejemplo (y disparando casi a la bandada) "El castillo andante", "La Liga de los Caballeros Extraordinarios", "Peter Pan", "Descubriendo el País de Nunca Jamás", "Un esposo ideal", "Inconscientes", o la muy chilena (y por ende muy aburrida) "Sub Terra". Aprovechando las aguas del misterio y el encaje antiguo, algo muy arraigado en los textos de época (Sherlock Holmes, Arsenio Lupin, etcétera), el misterio victoriano está de vuelta, como lo prueba la adaptación de "The prestige" de Christopher Priest, asquerosamente traducida como "El gran truco". Y como la creatividad no abunda en los pasillos hollywoodenses, una vez más se recurre a la socorrida y nunca bien ponderada fuente literaria, esta vez en forma de un relato corto que, a juzgar por algunas anomalías y baches del guión, parece haber sido adaptado de manera algo menos que leve.

¿Por qué verla?
- A pesar de tener elementos vendibles (el prota es un mago, el antagonista es nada menos que el príncipe heredero de la monarquía imperial danubiana), la historia es sencilla a más no poder, y se reduce al tópico del chico de buen corazón pero pobre que se enamora de la aristócrata modosita y de mente abierta para saltar las distancias sociales. O sea, otra vez el argumento de "Titanic", "La guerra de las galaxias", "Los Piratas del Caribe" y un etcétera más largo del que me puedo acordar, por mencionar sólo algunos ejemplos. Pero a partir de una premisa tan básica, el director Neil Burger, que también es el guionista (algo que siempre se nota por la coherencia entre argumento y arreglos), construye una historia que quizás a ratos careza de pulso narrativo, pero en cambio tiene suntuosidad, misterio y seducción.
- Los actores. Edward Norton, verdadero camaleón del cine actual (psicótico en "La raíz del miedo", abogado neura en "Larry Flynt: El nombre del escándalo", neonazi redimido en "América X", perdedor enfermizo en "El Club de la Pelea", ladrón de cajas fuertes en "El conteo final", detective en "Dragón rojo", traidor en "La estafa maestra", y rey leproso en "Cruzada") lo vuelve a hacer otra vez, en un papel dramático sin ser sobreactuado, e intenso sin ser caricaturesco. Paul Giamatti, quien se mueve cómodamente entre toda clase de registros, e incluso con su físico no especialmente hollywoodense se dio el lujo de hacer un bonito protagónico en "La dama en el agua", es más que digno contrapunto del héroe, como perro sabueso tras los pasos del mago. Jessica Biel, contratada como chica linda de cuerpo tonificado para "Celular", "Amenaza invisible" o "Blade: Trinity", aunque sigue sin pasar al listado de las Diez Más Grandes Actrices de Todos Los Tiempos, funciona bien en un papel que le exige algo menos de sexplotation que lo acostumbrado para ella. Y Rufus Sewell, Rufus, Rufus, qué decir de él... El pobre es buen actor, y lo muestra durante la primera hora, interpretando a un príncipe heredero todo corrección y compostura (un villano inesperado, después de todo), pero después de pasada la mitad viene la indicación "ya, pues, acuérdese de que usté es el maloh, y tiene que interpretar al maloh como corresponde", y pues bien, tiene que empezar a gritar, hablar golpeado y poner ojos redondos de anfibio para justificar el sueldo.
- El arte visual. La película tiene varios fundidos a negro y a la inversa, hechos a la manera de 1910, o sea, con el clásico circulito un tanto movedizo que saca o hace ingresar la imagen. Hay varias secuencias que intentan también reproducir lo que era la manera de rodar de aquellos años, sin caer en la caricatura estilo MTV.
- Un punto bastante inusual en esta película, es que por una vez en la vida, el héroe y protagonista es un hombre de genio e ingenio, y no un tipo con el gatillo rápido o el puñetazo fácil. Y es que en un cine dominado por el espectáculo visual a lo Hollywood, el héroe no es héroe si no es héroe de acción, y por ende, el intelectual es retratado como el villano, o bien como el compañerín nerdie del héroe, o si el prota tiene alguna afición de tipo "coloco el culo aquí y de este lugar no me mueven en seis horas", como la Arqueología por ejemplo, no tarda en revelarse como un consumado luchador con armas de fuego, o blancas, o sin ellas (léase Indiana Jones). Encontrar una historia que en muchos puntos es un calco de "Gladiador", pero cuyo protagonismo recae no en un hombre de acción, sino en un hombre de cerebro, es una rara avis, y por ende, algo digno de celebrar.

IDEAL PARA: Ver una película de misterio y de época, bien actuada y con un protagonista inusualmente inteligente.

"La condesa blanca" (2005).


-- "The White Countess". Inglaterra / Estados Unidos / Alemania / China. Año 2005.
-- Dirección: James Ivory.
-- Actuación: Ralph Fiennes, Natasha Richardson, Vanessa Redgrave, Madeleine Potter, Lynn Redgrave, Madeleine Daly, John Wood, Allan Corduner, Hiroyuki Sanada, Da Ying, Terence Harvey.
-- Guión: Kazuo Ishiguro.
-- Banda Sonora: Richard Robbins.

-- "La condesa blanca" en IMDb.
-- "La condesa blanca" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Shangai, 1936. En una ciudad cosmopolita, hacia donde van a parar todos los varados de las convulsiones políticas de los últimos años, se cruzan las vidas de dos personas. Una es una antigua condesa rusa, que ahora se dedica al oficio más antiguo y más lúbrico del mundo para alimentar a su familia de antiguos aristócratas y actuales parásitos, de aquella clase que "no han aprendido nada ni han olvidado nada". El otro es un antiguo diplomático estadounidense, que ha quedado ciego por los avatares del destino. Verla y conocerla (o mejor dicho conocerla a ciegas) desata en el american man el instinto de jugarse todos los ahorros a un solo caballo, para hacer fortuna y crear su propio negocio, en donde la chica tendrá el rol protagónico. Contra todo pronóstico, gana la apuesta y la recupera con creces, por lo que abre su local, que se llamará nada más y nada menos que La Condesa Blanca (y he aquí justificado el título del filme). Pero cuando la vida te sonríe y canta, prepárate para la guerra. Todo está revolviéndose alrededor, porque los americanos tienen sus intereses creados, anda un japonés un tanto extraño circulando, y cerca huelen vientos de guerra. Y a propósito, ¿dijimos que el cieguito empieza a encontrar muy seductora y sexy a la condesa...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

El veterano y cuasi momia James Ivory tiene una notable trayectoria como director de cine histórico, algo para lo cual recibe la inestimable ayuda de su sentido clasicista del cine, su ritmo lento y su enorme cuidado por la estética y la recreación de ambientes. Aunque nacido en 1928, y habiéndose apuntado éxitos como "Los bostonianos", fue recién en la década de 1990 cuando se transformó en una especie de superestrella fílmica, con sus dos exitazos de crítica "La mansión Howard" y "Lo que queda del día", con Anthony Hopkins como inestimable aliado en ambas, luchando este último en aquellos años por sacarse el estigma de Hannibal Lecter. Pero después se había perdido un tanto, con filmes no demasiado bien aclamados (su filme "Sobreviviendo a Picasso" ni siquiera lo estrenaron en las salas comerciales de Chile, y eso que venía también con la participación estelar de Hopkins, y tuvimos que verlo en el cable, años después). Y tocó fondo cuando trató de desmarcarse del cine histórico y probar suerte (dudosamente) con la comedia "Divorcio a la francesa". Después de ésta, ¿qué mejor que volver a las raíces, a lo clásico, a lo de siempre? Así es que, ni corto ni perezoso, unió fuerzas otra vez con Kazuo Ishiguro, el autor de la novela base de su taquillazo "Lo que queda del día", y éste le escribió un nuevo guión con el cual lucirse. El resultado es la película en comento.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Después de su anémica "Divorcio a la francesa", James Ivory vuelve a lo suyo, a los filmes de época, y vuelve a lo grande. Tan grande, en efecto, que consigue transformar el tontorrón guión de Ishiguro, lleno de sandías caladas (princesa devenida en prostituta, y rusa más encima para darle más morbo; prota ciego para darle karma gratuito; japonés malo, pero no tan malo; gente desarraigada; paisajes exóticos; ambientación de época; victoria en una apuesta de caballos al mejor estilo filme Disney; y final con carrera al muelle a falta de aeropuertos), en toda una pieza de arte y majestuosidad, cuya primera mitad podrá ser un tanto soporífera, pero que en la segunda despega con brío y se mueve por un final sólido como una casa, a pesar de lo tópico de éste.

-- Las actuaciones. La madurona Natasha Richardson, aún de muy buen ver, despliega toda la simpatía y encanto que la han dejado en segundo plano en otras películas más hollywoodenses, como "Nell"; la señorita Richardson, dicho sea de paso, parece hecha aposta para interpretar filmes de época, como que fue nada menos que Mary Shelley en la bizarra "Gothic", de Ken Russell, o Patty Hearst en "Patty Hearst", precisamente. Y poco se puede decir de Ralph Fiennes, quien se ha lucido una y otra vez en "La lista de Schindler", "Quiz Show", "Días extraños", "El paciente inglés", "El príncipe de Egipto", "Onegin", "El ocaso de un amor", "Dragón rojo", y nada menos que dándole voz a Jesús en "El Señor de los milagros". (Irónicamente, Fiennes y la Richardson ya habían coincidido en la anémica "Sueño de amor", pero aquí la Richardson era la "mala" y la buena era... ¡Jennifer Lopez!). Y el grupete conformado por los aristócratas rusos vienen también magníficamente interpretados por Vanessa Redgrave y Lynn Redgrave (sí, son madre e hija, ¿bien?, y Vanessa es también mamá de Natasha Richardson, ¿OK?), y por el también imprescindible John Wood.

-- A pesar de lo tosco del guión, hay un fino tratamiento del tema de los sueños, de evadirse en ellos para fugarse de la realidad; la película trata de sueños, sí, pero la conclusión final tiene más que ver con saber abandonarlos a tiempo y afrontar la vida real, que la fácil moralina hollywoodense de "sigue tu sueño y se hará realidad". El diplomático yanki sigue una curva ascendente a través de sucesivos golpes de suerte, y por un golpe de suerte (o mejor dicho, por la fuerza del mundo exterior), al final lo pierde todo, excepto por... La aristócrata rusa, por su parte, sigue una curva descendente, prisionera de los sueños de grandeza de su propia familia sigue alimentando para hacer más soportable su destierro y su condición miserable. Alrededor de ellos se mueven una fauna de personajes completamente inhumanos, que tratan de vivir el momento (el francés inoportuno), manipular las cosas a su antojo (el amiguete yanki), crear belleza para alivianar sentimientos de culpa (Matsuda el japonés mafiosete), o sacrificar toda la grasa que no haga falta llevar para salir adelante como familia (la familia rusa que tan mal paga a la condesa por la ayuda prestada a lo largo del tiempo).

IDEAL PARA: Ver una película carismática, de buen nivel y bien confeccionada, a pesar de sus pretensiones poco disimuladas de filme "bigger than life".

"El libertino" (2004).


-- "The libertine". Estados Unidos. Año 2004.
-- Dirección: Laurence Dunmore.
-- Actuación: Johnny Depp, Paul Ritter, John Malkovich, Stanley Townsend, Francesca Annis, Rosamund Pike, Tom Hollander, Richard Coyle, Tom Burke, Hugh Sachs, Rupert Friend, Kelly Reilly, Jack Davenport, Trudi Jackson.
-- Guión: Stephen Jeffreys, basado en su propia obra teatral.
-- Banda Sonora: Michael Nyman.

-- "El libertino" en IMDb.
-- "El libertino" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Les advierto: esto no va a gustarles, y no pretendo que les guste. Estamos en el siglo XVII, una época no tan civilizada como la nuestra, en la cual los poetas que escriben versitos contra el régimen son puestos en un cómodo destierro. Pero el rey Carlos II de Inglaterra necesita a su poeta oficial, porque hay varios encargos que quiere hacerle, así es que lo trae de regreso. Entre esos encargos están, por una parte, promoverlo a diputado para meter a uno de los suyos en el Parlamento, y además, escribir la gran obra de teatro que inmortalice al régimen, cual Virgilio de Augusto, cual Kypling de Victoria, cual Zurita de Lagos. En la actualidad, el rey Carlos II no es considerado como la cumbre del talento gubernamental, y eso justifica que le haya el encargo a un tarambanas tan cretino como Rochester, un tipejo que en su afán de desagradar para que se hable de él, le da lo mismo indisponerse con Su Majestad Real. Pero las cosas no se le dan bien a Rochester, porque sus años de lujuria están empezando a pasarle factura: la sífilis se lo está comiendo vivo. Además, encuentra una actriz con la cual queda embobado, prendado, etcétera. La decadencia está servida.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Existe una larga tradición en Hollywood de filmes mediocres sobre personajes malditos que, dicho sea de paso, no pueden remontar de su condición de espectáculo hollywoodense. La idea es ésta: se toma a un escritor o artista maldito, porque su halo romántico se supone que atraerá a la audiencia, pero para conseguir el financiamiento, se debe limar al personaje y "abuenarlo", y con eso, le quitan todo lo maldito que es su esencia y lo transforman en alguien tan anodino, que ya no vale la pena interesarse por él. Habíamos tenido ejemplos recientes en "Eclipse total" (sobre Rimbaud) y "Letras prohibidas" (sobre el Marqués de Sade) y ahora tenemos "El libertino". Alguien pensó que era buena idea adaptar la historia de Rochester, el poeta maricón inglés, para una obra de teatro, y puede que en ese soporte pasara, pero luego otro alguien decidió hacer el éxito culto del verano a partir de esto. Sumémosle la técnica importada del cine independiente, de utilizar toneladas de cámara en mano y cámaras digitales en vez de la fotografía neoclasicizante propia de las pelis "de época", y tenemos un filme que, honores sean hechos a la verdad, no tiene ni patas ni cabeza, por ninguna parte.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Está basada parcialmente en la biografía del Conde de Rochester, un rockstar del XVII que vivió rápido y murió joven. Eso de "basada en" es aproximado, por supuesto, porque a pesar de llamarse "El libertino", esta película muestra bien poco libertinaje; para que no digan lo anterior muestran de tarde en tarde alguna teta al aire, pero todo es tan plástico y exagerado que de libertinaje no tiene nada; en cuanto a lo del libertino mismo, toda su lujuria se reduce a decir algunas frasecitas provocadoras y dar a entender que se ha empotrado con alguna chica (el Rochester original no sólo era de la filosofía "fornicar, fornicar, que el mundo se va a acabar", sino que no discriminaba entre hombres y mujeres ni entre pasivos o activos para eso). O sea, es como hacer una peli de abogados sin mostrar ninguna escena de juicio, o una peli de médicos sin mostrar un hospital. Pero se supone que se trata del Conde de Rochester, eso sí.

-- ¿Diremos algo de los actores...? Puede que algunos consideren que aquí hay buenas interpretaciones. La verdad es que hay quien se esfuerza, como Rosamund Pike o la venerable Francesca Annis, pero a cambio la dupla protagónica Malkovich/Depp no pueden estar más lisérgicos, y se conforman con repetir lugares comunes actorales que ya han utilizado en otras cintas, sobreactuando descaradamente. Pero mencionémoslo, por aquello de que puede haber interpretación en contrario.

-- De los ripios narrativos, mejor ni hablar. Se afirma al comienzo de la peli que Rochester irá al Parlamento, pero eso no lo vemos hasta el final, y sólo para justificar el discursito de cierre. Ya mencionamos lo poco que se ve sobre libertinaje. Los personajes entran y salen sin ton ni son. No hay un eje central alrededor del cual se articulen las demás tramas y le den sentido. El prota no termina de definirse como un héroe maldito o como un fulano pasado de roscas. En definitiva, uno puede buenamente preguntarse qué historia es la que a fin de cuentas le están contando.

IDEAL PARA: Desmadejarse los sesos pensando hacia dónde demonios conduce esta película, y cuál diablos es el mensaje que se nos quiere transmitir (si es que se tiene resistencia contra el sueño).

"Inconscientes" (2004).


-- "Inconscientes". España / Alemania / Italia / Portugal. Año 2004.
-- Dirección: Joaquín Oristrell.
-- Actuación: Leonor Watling, Luis Tobar, Alex Brendemühl, Mercedes Sampietro, Núria Prims, Juanjo Puigcorbé.
-- Guión: Dominic Harari, Joaquín Oristrell y Teresa Pelegri.
-- Banda Sonora: Sergio Moure.

-- "Inconscientes" en IMDb.
-- "Inconscientes" en la Wikipedia en castellano.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Para que después no anden hablando mal del General Gato, su seguro maullador y servidor: esta película es difícil de reseñar, porque es básicamente una comedia policial, así es que adelantar demasiados detalles del argumento sería criminal (ése fue el chiste fácil del día). Pero como Cine 9009 no sólo es un blog de cine, sino que es un ESFORZADO blog de cine, tenemos que intentarlo. Así es que aquí va. Es el año 1913. Como bien nos informa una locutora en off, Europa se prepara para la guerra, los químicos alemanes patentan el éxtasis, emerge el sostén en vez del rígido corsé, y un terrorista moral llamado Sigmund Freud alborota a la empingorotada sociedad Belle Epoque con sus incendiarias teorías de que toda nuestra civilización es un intento por sublimar penes y vaginas y sus usos varios. En España, a un par de semanas de que el alborotador Freud visite la península de los machos toreadores y las casquivanas damas de la Montera, un amante maridito desaparece. Su esposa, una bella con vientre de nueve meses y a punto de reventar, llama a su cuñado (es decir, al marido de su hermana) para investigar. Todo queda en familia, porque verán, las dos hermanas son hijas de un afamado neurocirujano que está a punto de retirarse por la puerta triste (tumor cerebral, que le llaman), y los mariditos estaban en competencia por ver quién se quedaba con el puesto del vejete. Pero como el cuñado quiere a la bella en secreto, y como es un bien cumplido caballero ezpañó, la ayuda a encontrar al flamante maridito. En medio, ambos descubren progresivamente que se quieren. También descubren el poder del inconsciente (y es que la bella está chiflada por las teorías de Freud, y es una especie de Madonna Ciccione de las neurociencias de los '10s). Y se enfrentan a varios casos psiquiátricos del desaparecido maridito (a cuál más siquiátrico que el anterior, en verdad), entre los cuales quizás se encuentre la clave del entuerto. Y bien, creo que con eso resumo el primer quintil de la película, y ahí me quedo para no arruinar el final.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

¿Qué hacía el General Gato viendo una película española, siendo tan resabida su alergia contra todo lo fílmico que salga de esa península (Alex de la Iglesia excluído)? En realidad la vio por accidente, porque en ese minuto no había nada mejor en la cartelera. Y quizás eso sea bueno, porque en definitiva esta película es un accidente histórico. Veamos, es una comedia, y es una comedia inteligente (¡y en España, válganme Dios y la Virgen Santísima!). Está bien actuada (¡en España!). Y no tiene grandes elementos temporales o históricos. Es decir, podría haber sido hecha en cualquier minuto desde la década de 1990 en adelante. Aunque sí hay un síntoma de los tiempos, después de todo: que se haga una comedia a costillas de Sigmund Freud, imitando varios de los modismos propios del cine mudo, es señal clara y visible de que sic transit gloria mundi, o para decirlo en términos más claros, de que el psicochamanismo freudiano está definitivamente pasado de moda, en el armario de los recuerdos, junto con el trajebaño de dama hasta los tobillos, el automóvil con motor a manivela y el quitasol para el paseo dominical.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Ya lo dijimos: es una comedia inteligente. Se ríe a carcajadas de la hipocresía social, haciendo un vívido contraste entre el puritanismo de formas exteriores, y las miserias sexuales que ocurren en la rebotica. Y todo eso, sin caer en el discurso moralista pedante. Y es que las situaciones en que los personajes se ven metidos, son delirantes: acaban en medio del mundo de la pornografía (y es que las gorditas desnudas siendo folladas por caballeros de sombrero y levita no le desmerecían en morbo a las pin-ups de ahora), en una fiestecita harto peculiar, en un prostíbulo... Y todo eso, sin presentar las cosas de manera especialmente grotesca (¡sí, de España sale una película que no explota el grotesco barroco pseudoVelásquez!).

-- Las actuaciones son ligeras y aceptables, sin ese exceso de manierismo neurohistérico que poseen la generalidad de las comedias españolas (parte del gran daño que Almodóvar le hizo al cine español posterior). Lo único malo es que al final queda un cierto tufillo a que te saltaste algo, o te perdiste algún chiste: es que se la pasan todo el filme hablando a velocidad de metralleta, y en voz baja. Seguro que la ven mejor los países no hispanohablantes, en donde tengan letreritos o subtítulos.

-- La investigación a lo Sherlock Holmes agarra vuelo. Y bastante vuelo. La cosa parte lento, y durante el primer cuarto de película, uno puede buenamente preguntarse qué demonios hace perdiendo el tiempo viendo eso (o peor aún, en qué demonios vino a gastarse el dinero de la entrada). Pero después, a medida que la cosa se centra en los casos psiquiátricos, el asunto se vuelve delirante. Y la solución final es terriblemente desquiciada, y por una vez en la vida, bastante impredecible (no por completo, pero sí bastante).

-- Secuencias delirantes: el prota tratando de entenderse con una actriz de filmes pornos mudos, la secuencia de la sesión de hipnosis y sus consecuencias, la fiesta entera (no adelantaré de qué va la cosa ni qué pasa ahí), y por supuesto, las secuencias de apertura y término de la película, con un marcado aire nostálgico por lo que a estas alturas del partido ya no es cine de los abuelitos, sino de los bisabuelitos, quizás de los tatarabuelos (saque usted cuentas: para un nativo del año 2000, lo más probable es que 87 años antes haya estado vivo su bisabuelo púber, y su tatarabuelo adulto).

IDEAL PARA: Ver una comedia literalmente digna de psiquiátrico.

"Un esposo ideal" (1999).


-- "An ideal husband". Estados Unidos / Inglaterra. Año 1999.
-- Dirección: Oliver Parker.
-- Actuación: Cate Blanchett, Minnie Driver, Rupert Everett, Julianne Moore, Jeremy Northan, John Wood, Peter Vaughan.
-- Guión: Oliver Parker, basado en la obra de Oscar Wilde.
-- Banda Sonora: Charlie Mole.

-- "Un esposo ideal" en IMDb.
-- "Un esposo ideal" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un hombre cuyo gesto más recurrente es una afectada desidia por la vida en sociedad, y la vida en general (su mejor parlamento es afirmarle a su anciano criado que el amor por uno mismo es el comienzo de un romance para toda la vida), se levanta para asistir a un evento social y hacer gala de la más calculada frivolidad. Pero le espera una sorpresa. Una pizpireta dama de su pasado anda dando vueltas. Y no se trae propósitos muy santos. Sucede que ella ha hecho una fuerte inversión en un proyecto para construir un segundo canal de Suez, pero en Argentina. El amigo común de ambos, que es un político, se opone, y su veto al proyecto podría echarlo abajo. Lamentablemente este amigo, que es tan influyente y un hombre tan fino, pulcro, correcto y elegante, tiene un trapito sucio: su fortuna surgió de una operación que involucra una indigna traición de confianza. Como la dama pizpireta está ansiosa en que su inversión rinda frutos, no se detendrá ante nada, ni siquiera la extorsión, para echarse una bonita suma en la falquitrera. El político encumbrado está en un tris, porque no sólo su carrera política sería destruida, sino que perdería el amor de su amantísima mujer. Y ahora, ¿quién podrá defenderlo? Adivinaron: el jovencito frívolo y alérgico al matrimonio deberá ir al rescate, porque verán, en el fondo tenía su corazoncito, aunque eso le signifique el riesgo de caer en las pegajosas redes de la chantajista y llevársela al altar...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En su tiempo, a finales del siglo XX, esta comedia basada en una obra de Oscar Wilde pasaba por ser un divertimento, un juguete cómico, una comedia de enredos con los resortes dramatúrgicos que eran viejos en la época de Menandro y Plauto. Pero a medida que nos hemos ido adentrando en el siglo XXI, no deja de tener algunas connotaciones bastante oscuras. En principio ninguno de los personajes puede ser considerado un villano prototípico, y sin embargo, no sería el primer caso de un político encumbrado que tiene más de alguna mugre escondida bajo la alfombra. Hay uno que se ocupó tan diligentemente de limpiar esa mugre y vestirse con la sábana de Cristo y la bandera de su patria, que llegó a Presidente de los Estados Unidos y le declaró la guerra a Irak... Oscar Wilde es un autor hoy en día terriblemente actual porque, no lo olvidemos, es un representante típico, casi folclórico, de la época victoriana tardía, antesala de esa verdadera tierra de nadie cultural inglesa que fue la Era Eduardiana, cuyo hijo más ilustre fue el acomplejado John Barrie (el creador de Peter Pan, que era él mismo un peter pan en la vida real). En Oscar Wilde se cebó toda la hipocresía social, y por otra parte, él mismo sufrió la prisión de saberse un genio en una sociedad dominada por la mediocridad y el artificio. Defenestrando los reality show de hoy en día, Wilde se hubiera sentido a gusto.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es una adaptación bastante fiel al espíritu wildeano. O sea, se trata de personajes artificiosos y paradójicos, en donde bondad y maldad se confunden en una verdadera nube de ambigüedad moral. Toda esta situación, de la que cualquier escritor a soldada hubiera sacado toda una tragedia, Wilde la transforma en una comedia que por el mismo hecho de ser tal, tiene aún más garra. El señor Oliver Parker entendió bien esto, y le dio un tratamiento deliberadamente frívolo a la película. Mención aparte merece un guiño metatextual dentro del filme: en una escena, los personajes acuden al teatro, y mientras sostienen una conversación en un palco, en escena está representándose "La importancia de llamarse Ernesto", también de Wilde, y que como "Un esposo ideal", data también de 1895.

-- El elenco está en su gloria. Cierto es que tal colección de estrellas es de lo más granado que podía conseguirse, pero además de eso, trabajan como un solo hombre para sacar adelante esta película. Rupert Everett (el amigo gay de Julia Roberts en "La boda de mi mejor amigo") hace un glorioso papel como jovencito afectado y desaprensivo, en las antípodas de su deleznable rol contemporáneo como el Dr. Claw del "Inspector Gadget". Jeremy Northam compone un correctísimo papel de atribulado lord inglés. De las chicas no se puede decir sino elogios: a Julianne Moore le quedan tan bien los roles de malvada como los de heroína, Cate Blanchett despliega todo el encanto de una gran dama, y Minnie Driver roba cámara casi por sí sola, a pesar de que su rol es, en estricto rigor, secundario dentro de la trama.

-- Ya mencionamos el trasfondo filosófico o moral de la película, que se aleja de los cánones del bueno vs. el villano. Esta es una obra con personajes que, a pesar de estar dibujados con trazos de comedia, son en el fondo seres humanos, con aristas positivas y negativas. Incluso hasta la villana oficial, en el fondo, resulta un personaje simpático y querible.

IDEAL PARA: Reirse desenfadadamente de las miserias de la alta sociedad (y desde abajo, créanme, se ríe mejor).

miércoles, 17 de enero de 2007

"En la mira de los asesinos" (1985).


-- "A View to a Kill" (título original en inglés), "007: En la mira de los asesinos" (título en México), "Panorama para matar" (título en España), "Panorama per matar" (título en catalán). Estados Unidos / Inglaterra. Año 1985.
-- Dirección: John Glen.
-- Actuación: Roger Moore, Christopher Walken, Tanya Roberts, Grace Jones, Patrick Macnee, Patrick Bauchau, David Yip, Fiona Fullerton, Manning Redwood, Alison Doody, Willoughby Gray, Desmond Llewelyn, Robert Brown, Lois Maxwell, Walter Gotell.
-- Guión: Richard Maibaum y Michael G. Wilson, basados en los personajes creados por Ian Fleming.
-- Banda Sonora: John Barry.

-- "En la mira de los asesinos" en IMDb.
-- "En la mira de los asesinos" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

James Bond está metido hasta el pescuezo tratando de salvar la vida mientras es emboscado por agentes de la KGB en Siberia. Sale de ésa, por supuesto (¿esperaban ustedes otra cosa?), y se descubre que el chip, el objetivo del viaje de Bond, es idéntico a uno fabricado por el industrial Max Zorin. Bond viaja a París, a investigar a Zorin, y la investigación comienza a arrojar resultados insospechados. Como, por ejemplo, que Max Zorin gana las carreras de caballos gracias a microchips sumamente sofisticados (para la época, claro). O que Zorin tiene un turbio pasado al lado de la KGB. O que Zorin es un psicópata que ha perdido el seso merced a experimentos médicos de la Dupla Villanos de Oro Nazi/KGB. O que Max Zorin está planificando un atentado terrorista mayor para aniquilar a todo Silicon Valley y hacerse con el monopolio mundial del mercado de los microchips, que como todos saben, es el futuro (y en ese entonces realmente ERA el futuro).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Con trece películas a sus espaldas, la saga Bond había sobrevivido a prácticamente todo, incluyendo la amenaza que había significado "Nunca digas nunca jamás" contra su barco de la temporada 1983, la entrega "Octopussy". Ahora, la Guerra Fría seguía intensificándose, y por ende, los rusos seguían siendo los villanos del cuento. Pero en las dos entregas anteriores ("Sólo para tus ojos" y "Octopussy") había faltado algo esencial en una Bond, y ese algo era un supervillano dispuesto a comerse al mundo, de manera que arreglaron que Max Zorin fuera un engendro de los rusos, para que siguieran siendo los malos, pero que había desarrollado su propio plan maligno por cuenta y riesgo personal. Para adornar todo esto inventaron una trama con un tema de moda, en ese entonces los microchips, que aparecen como la solución mágica para todo (a pesar de que, aparte de hacerle dopping a un caballo, no se ve que sirvan de mucho en la peli), y para darle más aire de supervillano al malo, lo hicieron una víctima de experimentos médicos.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Christopher Walken. Sí, el tipo que se desquició para siempre luego de jugar a la ruleta rusa con cara de bobobolobón en "El francotirador", interpreta a un superhombre psicótico víctima de experimentos médicos nazi/rusos. Y es que Walken le han quedado siempre los papeles borderline, de modo que aquí se luce a discreción.

-- Las chicas Bond, sin ser la gloria, tienen algún reconocimiento. Grace Jones como la malvada negra comehombres no deja de imponer presencia (y pone en una situación bastante lastimosa al pobre Bond), mientras que Tanya Roberts compensa lo escuálido de su personaje (tanto por el rol como por las cualidades actorales que tiene que sacarlo adelante) con su exhuberante anatomía de ex Angel de Charlie.

-- El plan del villano es... Bien, "interesante" creo que sería una palabra adecuada, pero por otra parte, huele a plagio a la legua, concretamente del plan maligno malignísimo de Lex Luthor en "Superman", de lucrarse con un cataclismo provocado que matará a millones de inocentes y blah blah blah.

-- A quien le interese la trivia, es la despedida de Roger Moore como Bond, y de la fiel Lois Maxwell como Moneypenny (rol interpretado por ella desde "El satánico Doctor No"... ¡22 años antes!).

IDEAL PARA: Ver una Bond más.

domingo, 14 de enero de 2007

"Happy Feet: El pingüino" (2006).


-- "Happy Feet" (título original en inglés), "Happy Feet: Rompiendo el hielo" (título en España), "Happy Feet: Trencant el gel" (título en catalán). Australia / Estados Unidos. Año 2006.
-- Dirección: George Miller.
-- Actuación: Voces de (en el original inglés) Elijah Wood, Brittany Murphy, Hugh Jackman, Nicole Kidman, Hugo Weaving, Robin Williams, Johnny A. Sánchez, Carlos Alazraqui, Lombardo Boyar, Jeff García, Fat Joe, Magda Szubanski, Miriam Margolyes, Elizabeth Daily, Alyssa Shafer.
-- Guión: Warren Coleman, John Collee, George Miller y Judy Morris.
-- Banda Sonora: John Powell.

-- "Happy Feet" en IMDb.
-- "Happy Feet" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

La Antártica, el lugar más gélido de la Tierra. Los pingüinos Emperador se reunen para su ritual de apareamiento, el cual es bastante peculiar, tratándose de una especie animal, porque se ponen a cantar como una Beyoncé cualquiera, y el más afinadito se lleva a la reina. Aparejado cada pingüino con su pingüina, se disponen a pasar el inclemente invierno, siempre vigilados por el atento gran manitú, gran orodanga, gran espíritu o gran lo-que-sea de los pingüinos. El huevo no debe caerse, no debe caerse, no debe caerse, pero... ¡epa! Uno de los huevos sí rueda. Pero no pasó nada, ¿verdad? El chiquiturrín sigue vivo, ¿verdad? Pues sí, pero verán... el crío sale con un problemilla: no sabe cantar. Sólo se le ocurre dar algunos pasitos de baile. Con lo cual, el pobre está condenado a ser un paria, porque así como en la secundaria eres un don nadie si no eres bueno para los deportes, pingüino que no sabe cantar es pingüino sin posibilidad alguna de, esteeeee... pues, ya saben de qué. Además, el pobre transmite en varias frecuencias sobre alienígenas que son como pingüinos, pero sin aletas y con narices chatas, y empieza a incubar la esperanza de toparse algún día con uno DE ESOS. El pobre pingüino las pasa crudas, la sufre, la sufre, finalmente se va de la comunidad, y encuentra entre otra raza de pingüinos todo el calor humano o pingüinés (lo de "calor" es un decir, tratándose de esas latitudes) que sus camaradas raciales son incapaces de proporcionarle. El pingüino ha estado obsesionado desde pequeño con una atractiva pingüina, y ahora se pondrá en campaña para hacer lo imposible para conquistarla. Aunque eso signifique hacer trampa. Aunque eso signifique tratar de bailar en vez de cantar. Aunque eso signifique ser expulsado de la comunidad y averiguar el gran misterio de la desaparición de los peces, e incluso exponer su propia vida para redimir a los porfiados pingüinos emperadores de sus pecados (amén).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Por allá por mediados de 2006, empezó a salir un trailer sobre una película ignota. El trailer no podía ser más mamón si hubiera querido: se trataba de un pequeño pingüinito bailando tap. Vale, como sinopsis está bonito, pero, ¿rellenar hora y media de filme con eso? ¿Es acaso una broma? Además, el tema de los pingüinos emperador y su ciclo reproductivo tipo "la hago el más difícil y qué", ya había sido tocado por "La marcha de los pingüinos", y en esa especie de docudrama ya habían incurrido en ñoñerías varias que le daban bien poco prestigio al tema. Por eso, la gran sorpresa se produjo cuando la película debutó nada menos que en el primer lugar de la taquilla yanki en su primer fin de semana, imponiéndose incluso al acorazado fílmico de la temporada, el estreno de "Casino Real" de James Bond. Y es que "Happy Feet" no se trataba sólo de la odisea de un pingüinito bailando tap. La historia tiene elementos ecológicos, sin pecar de ecologicismo, es un drama mucho más sólido que otras películas pretendidamente dramáticas, y tiene protagonistas carismáticos sin caer en lo cargante de hacerlos más dulces que la vida. Y además conecta muy bien con el espíritu de la época, en particular por el énfasis que pone en la religión, un tema no demasiado tratado en los filmes "para niños", o cuando se hace, en un tono marcadamente apologético.

¿POR QUÉ VERLA?

-- George Miller. Aunque parezca increíble, este hombre no venía de las factorías de dibujos animados, sino de lugares absolutamente distintos, y su no muy abundante filmografía comprende filmes que difícilmente pasarían como "para todo público", incluyendo "Mad Max", "Mad Max 2", "Mad Max: Más allá de la cúpula del trueno", "Las brujas de Eastwick" y "Un milagro para Lorenzo". Sí, el hombre de los Mad Max fue el mismo que rodó esta peli de dibujos animados. Y se nota. "Happy Feet" tiene una crudeza y una densidad dramática que poseen muy pocos filmes "para niños", pegados en la moralina de que todo tiene que ser lindo y bonito para que los niños no vean el lado feo y sucio de la vida; no es que las pelis de Disney sean de nuestra entera devoción, pero si algo había en claro para Walt Disney (cuando él producía los filmes Disney, antes de ser criogenizado), es que una buena película tiene que tener drama, sí o sí, aunque sea para niños, y eso también lo entendió el señor Miller, por suerte. Por cierto, si su niño llora, por favor, sáquelo al pasillo.

-- La religión. Decíamos que pocas veces las películas para niños tocan la religión, y si lo hacen, es con un tono apologético hecho aposta para congraciarse con las altas jerarquías cristianas o judías (léase "El príncipe de Egipto", por ejemplo). En "Happy Feet", por el contrario, hay una crítica no demasiado disimulada contra todo el aparataje religioso: los ancianos que tiranizan a la comunidad de los pingüinos emperador lo hacen en nombre de la tradición y del Unico Dios, que por supuesto tiene forma de pingüino (todos saben que el Unico Dios tiene forma de gato, de eso palabra del General Gato), mientras que el pingüino que funge de gurú New Age en otra comunidad aprovecha la religión para, ejem... mojarla, digámoslo con todas sus letras. A propósito, cuando los protagonistas llegan al lóbrego, oscuro y siniestro asentamiento humano, ¿qué es lo primero que ven...? Una pequeña iglesia parroquial con su correspondiente cementerio. En esta película, todo lo relacionado con la religión es negativo, y está vinculado a la manipulación de las masas, la ambición enfermiza de poder, el desprecio por el entorno, y etcétera. Hay que tener valor para hacer algo así, y colarlo como "una para niños".

-- Por si lo anterior fuera poco, ésta es una excelente película musical. Sigue, por supuesto, el manual de los musicales a la pata de la letra, incluyendo el joven distinto e incomprendido en su talento, la chica popular que lo quiere, pero no lo quiere, el grupo de ancianos que no comprenden las manifestaciones culturales de "esta juventud de hoy en día, no como cuando nosotros éramos jóvenes"... y etcétera. Y lo hace bien.

-- Carga dramática. Hay una cierta tendencia en las películas infantiles del último tiempo a limar los peligros, de manera que los héroes, al no tener que habérselas con amenazas tan grandes, terminan por desdibujarse y desperfilarse. Eso no ocurre aquí. Mumble, el protagonista, a pesar de ser un simple pingüino, y bailarín para colmo, se perfila desde ya como uno de los grandes héroes fílmicos de la década. Y es que un personaje debe tener vena heroica para afrontar todas las pellejerías que este pobre pasa, que lo llevan a casi perder la vida varias veces, enfrentarse a una fuerza maligna simplemente arrolladora, y a casi perder la cordura cuando finalmente cae en las garras del mal. Y su triunfo final (vamos, si sabían que ganaban los buenos, ¿o no?) es más que una simple victoria personal, es una verdadera apoteosis en la cual se impone el bien y la concordia por todo lo alto.

-- Escenas memorables. La noche de incubación de los pingüinos emperador (noche semestral, como corresponde a la Antártica). Todas las escenas con Mumble chiquitito. El primer nado. Arrojarse en el hielo. La secuencia en la "base alienígena". Y etcétera, sin adelantar más para no estropear el suspenso.

IDEAL PARA: Ver una película de animación que con justicia merece un lugar en el Top Ten de animadas de la década.

jueves, 11 de enero de 2007

"Octopussy" (1983).


-- "Octopussy" (título original), "007: Octopussy contra las chicas mortales" (título en México). Estados Unidos / Inglaterra. Año 1983.
-- Dirección: John Glen.
-- Actuación: Roger Moore, Maud Adams, Louis Jourdan, Kristina Wayborn, Kabir Bedi, Steven Berkoff, David Meyer, Tony Meyer, Desmond Llewelyn, Robert Brown, Lois Maxwell, Michaela Clavell, Walter Gotell.
-- Guión: George MacDonald Fraser, Richard Maibaum y Michael G. Wilson, basados en los personajes creados por Ian Fleming.
-- Banda Sonora: John Barry.

-- "Octopussy" en IMDb.
-- "Octopussy" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Alemania. En medio del bosque, un par de individuos están embarcados en una persecusión. Uno de ellos trata por todos los medios de hacer llegar un huevo hasta una embajada. No es un huevo cualquiera, por supuesto, sino un huevo Fabergé. ¿Se está llevando a cabo una operación de contrabando...? Para averiguar qué demonios se está tejiendo, envían a Bond, James Bond. Este se involucra en una subasta por obtener otro dichoso huevo Fabergé. Chasquea así a un tipo bastante sospechoso, que hace lo imposible por agarrar ese huevo. Quizás porque sea una falsificación. Ahora, Bond sabe que está detrás de algo grande, y ese algo grande involucra viajar a la India, para ponerse en las cercanías de Octopussy, una misteriosa contrabandista que ha armado un verdadero imperio del crimen. Lo que Octopussy no sospecha, y que Bond averiguará cortésmente para ella, como parte de su trabajo, es que la operación de contrabando tiene una doble intención, y está vinculado al demencial plan de un alto jerarca de la Unión Soviética, quien pretende nada menos que detonar una cabeza nuclear en Alemania Occidental, para de esta manera obligar a las débiles democracias occidentales a una operación de desarme unilateral, como prólogo a una invasión militar en masa contra Europa Occidental que liquide a favor soviético toda la Guerra Fría de un solo golpe...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Después de las brillantes astracanadas de "La espía que me amó" y "Moonraker", muy propias de la Era Carter, el mundo se convertía otra vez en un lugar siniestro y hostil, en el cual primaban los valores americanos de "El regreso del Jedi", "El último guerrero espacial", "Aguilas de acero", "Rambo III" o "Amanecer rojo". Desde "Sólo para tus ojos", la anterior peli Bond, los rusos habían vuelto a ser los villanos oficiales, y esa línea proseguiría netamente con "Octopussy". Además, la saga Bond "oficial" afrontaba una nueva amenaza. En una fecha tan lejana como 1958, se había proyectado realizar algunos telefilmes sobre James Bond (antes de "El satánico Dr. No"), y los derechos sobre "Operación Trueno" habían quedado siempre en suspenso, en medio de un denso litigio judicial. A la fecha eso se había resuelto, y Kevin McClory, titular de los derechos sobre la historia de "Operación Trueno", había estrenado el remake "Nunca digas nunca jamás", por lo que 1983 es un año que ha pasado a la Historia Universal como "el año de la Batalla de los Bonds". "Octopussy" salió indemne y ganó más dinero que "Nunca digas nunca jamás", pero... pueden apostar lo que quieran a que Broccoli y compañía sudaron lo suyo.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Combina dos elementos claves en cualquier filme de aventuras/acción, y que no siempre van de la mano en las cintas Bond, cuales son el ser entretenida de cabo a rabo, y tener una trama sólida. El plan maestro del villano es pura proyección geopolítica, abandonados así los megaproyectos "me voy a comer el mundo" de SPECTRE, Blofeld y derivados. Todo esto, con un ritmo trepidante, que no da descanso alguno.

-- Octopussy. Entre las chicas Bond, la villana (o no tanto) es una de las más carismáticas. Además, no descuidaron ningún detalle para darle morbo al personaje: es multimillonaria, bella, es una contrabandista, y además lidera un culto de mujeres dedicadas a la religión del pulpo cuyas acólitas son, de paso, asesinas mortales. Difícil superar eso. Y si pensamos que además viene en el impecable empaque de Maud Adams, quien es una de las pocas chicas Bond que se ha repetido el plato (interpretó antes a Andrea Anders, la chica del villano, en "El hombre de la pistola de oro"), entonces tenemos la apoteosis, chicos.

-- Steven Berkoff. Su rol como desquiciado general soviético es mínimo, pero contundente. Berkoff ha estado condenado desde siempre a los papeles de villano, pero a su haber cuenta la que probablemente es la mejor (o una de las mejores) interpretaciones de Adolf Hitler de todos los tiempos, en la miniserie "Remembranzas de guerra" (secuela de "Vientos de guerra"). Y en "Octopussy", el señor Berkoff vuelve a lucirse por todo lo alto.

IDEAL PARA: Ver una de las mejores películas Bond de todas.

"Nunca digas nunca jamás" (1983).


-- "Never Say Never Again". Estados Unidos / Inglaterra / Alemania. Año 1983.
-- Dirección: Irvin Kershner.
-- Actuación: Sean Connery, Klaus Maria Brandauer, Max Von Sydow, Barbara Carrera, Kim Basinger, Bernie Casey, Alec McCowen, Edward Fox, Pamela Salem, Rowan Atkinson.
-- Guión: Lorenzo Semple Jr., con aportes sin acreditar de Ian La Frenais y Dick Clement, sobre una historia de Kevin McClory, Jack Whittingham e Ian Fleming.
-- Banda Sonora: Michel Legrand.

-- "Nunca digas nunca jamás" en IMDb.
-- "Nunca digas nunca jamás" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

El mundo está plagado de lugares con gente mala que se viste como revolucionarios cubanos, y uno de esos lugares está a punto de ser limpiado por Bond, James Bond. Este deja una pequeña escabechina a su paso, y libera a una chica que ha sido secuestrada como rehén, sólo para ser liquidado por ella... ("síndrome Estocolmo", que le dicen). En realidad es un ejercicio, pero muestra el poco aprecio que el Servicio Secreto siente por los doble cero, una reliquia de la Segunda Guerra Mundial en tiempos que todo está computarizado, ordenarizado, sistematizado, automatizado y una serie de otros "izado". Bond es enviado a exterminar unos cuantos radicales libres en una clínica (lo que de paso le despierta la admiración de Moneypenny, quien aún no se entera de qué es un "radical libre"). Pero en esa clínica pasan cosas raras, como por ejemplo la presencia de una enfermera fetish a más no poder (y en el envoltorio de Bárbara Carrera, miren qué triste es la vida). De esta manera, Bond termina metido sin querer en un plan de SPECTRE para robarse dos nenes termonucleares de la OTAN en pleno vuelo. El plan de SPECTRE funciona por todo lo alto, y el malvado jefe de la organización criminal extorsiona con una alegre carcajada a todo el hemisferio occidental. La única salida es reactivar la sección doble cero, y esto significa enviar a James Bond hacia el peligro.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

¿Han olido este argumento en otra parte del jardín? Es exactamente el mismo de "Operación Trueno", y no es casualidad, ya que se trata de un remake. Por allá en el lejano año 1958, cuando James Bond tenía cuatro añitos de vida y aún no se había rodado "El satánico Doctor No", surgió la idea de realizar una serie de TV sobre el personaje. Uno de los argumentos sugeridos fue el embrión de lo que después sería la novela "Operación Trueno", lo que le valió a Ian Fleming ser demandado por Kevin McClory, su compinche en la abortada TVserie. Los derechos permanecieron en litigio durante años, hasta que finalmente se llegó a una solución salomónica: Ian Fleming se quedaba con James Bond y sus novelas, pero Kevin McClory se quedaba con "Operación Trueno" y todos sus personajes; "Operación Trueno" misma fue rodada en 1965 gracias a un arreglo especial. Una vez en posesión del tesoro, Kevin McClory se decidió a explotarlo por todo lo alto, y decidió hacer... ¡un remake! ...de "Operación Trueno". Para eso decidió contratar nada menos que al Bond original, Sean Connery, al que convenció por una gruesa suma de dinero. Se dice que la película se llama así porque Connery había jurado no interpretar nunca más a James Bond, y pues bien, aprendió que nunca se debe decir nunca jamás... (McClory aprendió de paso que no se debe decir "otra vez, otra vez", porque su intento de hacer OTRO remake llamado "Warhead 2000", con Timothy Dalton en el reparto, se fue al demonio, quizás para bien). Ese mismo año competían contra "Octopussy", razón por la que 1983 pasó a la historia como "la Batalla de los Bonds", y McClory y compañía perdieron. Pero dignamente.

¿PORQ UÉ VERLA?

-- A pesar de ser una Bond "no oficial", y por ende no contar con muchos elementos propios de las cintas Bond, partiendo por la omnipresente banda sonora que John Barry confeccionaba filme Bond tras filme Bond para la casa productora rival, en realidad es una cinta bastante digna, hasta el punto que muchos fanáticos han reclamado que debería ser considerada como una "Bond oficial" más (algo que ahora es posible, ya que hace algunos años atrás EON compró los derechos de esta película y la sumó al archivo Bond). El guión se aleja de las Bond "a la Moore", más dedicadas al humor y la extravagancia, y se toma a sí mismo más en serio, dándole un enfoque tenso y seco. La visión de una sección doble cero anacrónica y permanentemente en la mira de un jefe ("M") bien dispuesto a darle carpetazo, es algo que en la serie oficial recién se verá en "Goldeneye". Ayuda, por supuesto, el oficio de Irvin Kershner en la dirección, por encontes con los bonos altísimos por haber aniquilado taquillas de cine con "El Imperio contraataca", algunos añitos antes.

-- Las chicas Bond. Barbara Carrera estaba al tope de su carrera, tomándose picarescas fotos con sus joyitas toráxicas al aire, y por el otro lado estaba nada menos que una principiante Kim Basinger. Pocas chicas Bond han sido tan letales, detestables y sexies como la Fatima Blush que interpretó Barbara Carrera, y que consigue el "aún más difícil" de reemplazar nada menos que a Fiona Volpe de la "Operación Trueno" original, una de las asesinas mujeres más clínicamente frías que ha producido el cine de James Bond, y quizás el cine de acción de todos los tiempos. De antología es la escena en la que Fatima Blush, antes de ejecutar a Bond, trata de hacerle escribir un documento firmado en que confiese que 007 nunca ha tenido tanto placer como con ella...

-- El resto del elenco anda más o menos bien. Hacemos la excepción con el venerable Max Von Sydow, quien ha actuado en cintas como "Duna", "Sentencia previa", e incluso interpretó a Cristo en "La historia más grande jamás contada", pero que aquí no luce especialmente, en particular considerando que interpretaba nada menos que al supervillano Blofeld. Pero a cambio, Klaus Maria Brandauer compone un villano "segundo al mando" como se lo espera, o sea, bastante detestable, y el gran Edward Fox (presencia ineludible en todo britanofilme de época que se precie) compone un M aburrido y burocrático de lo peor, que representa una vuelta de tuerca respecto de los otros Ms, más "respetuosos" del trabajo Bond, dándole ambos gran prestancia a la película. Increíblemente, otro lunar es nada menos que... ¡sí, el propio James Bond...! ¡El Bond DE CONNERY! Nadie duda que Sean Connery es el Bond por antonomasia, pero en esta cinta, ya con 53 años en el cuerpo, no estaba para esos trotes, y eso se nota, en particular considerando que en la "Operación Trueno" original de ¡18 años antes!, él mismo había interpretado el rol.

-- De la ultramelosa canción de créditos ("never, never, never, never say never...") no hablemos. El resto de la banda sonora está bien.

IDEAL PARA: Ver una Bond no como las oficiales, pero casi, casi...

domingo, 7 de enero de 2007

"Lo que el agua se llevó" (2006).


-- "Flushed Away". Estados Unidos. Año 2006.
-- Dirección: David Bowers y Sam Fell.
-- Actuación: Voces de (en el original inglés) Hugh Jackman, Kate Winslet, Ian McKellen, Jean Reno, Bill Nighy, Andy Serkis, Shane Richie.
-- Guión: Dick Clement, Ian La Frenais, Christopher Lloyd, Joe Keenan y William Davies, basados en una historia de los dos primeros, y de Peter Lord y de Sam Fell, con material adicional de David Bowers, Robert Nelson Jacobs, Sam Fell, Simon Nye, Paul Fisher, y Tim Sullivan.
-- Banda Sonora: Harry Gregson-Williams.

-- "Lo que el agua se llevó" en IMDb.
-- "Lo que el agua se llevó" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Oh, that Englishmen... In London, the city of the... oh, I'm sorry. En castellano ahora: En Londres, la ciudad más cool de la Pop Culture, una familia se va de vacaciones y deja a su lindo roedor con una provisión chanchérrima de comida. Bien llena la panza, el roedure sale a living la vida loca, paseándose con las muñecas de su pequeña ama, tocando música inglesa a todo volumen, etcétera. Hasta que por el caño sale, estalla, revienta... otro roedor. Pero éste es "de la baja", no es "gente como uno", no es de clase, ya me entienden... El little lord trata de deshacerse de la incómoda, sucia y eructante presencia rival, y en su cometido, sólo consigue él mismo terminar en un poco placentero viaje aguas abajo por el drenaje. Y lo primero que ve es... ¡¡¡YIAGHHH!!! ...una babosa chillona. Corriendo a perderse, descubre una entera ciudad de roedores en el subsuelo, cualesque los mutantes de Futurama. Buscando la manera de volver a la superficie, da con una ratona de formas voluptuosas, pero de genio insufrible, y se ve involucrado en la guerra de ésta contra un grupo de mafiosos que buscan un rubí, sin saber que, además, los malos malosos han diseñado the perfect plan para un genocidio que haría quedar a Hitler como un simpático niño mataperros.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Se suponía que esta historia iba de ratones piratas o algo así, pero considerando el nulo éxito de filmes de piratas en los últimos tiempos (léase "¡Piratas!" de Roman Polanski, o la inenarrable "La pirata" de Renny Harlin con Gena Davis), nadie le dio boleto a la iniciativa; y cuando "Los piratas del Caribe: La maldición del Perla Negra" se forró en dólares, hubo que cambiar el concepto. Quizás por eso los villanos de este filme son tan... er... ¿cómo decirlo...? Déjenme espectorar un poco y de ahí les muestro la bola de pelos: considérenlo una opinión de su seguro servidor el General Gato. Pero volviendo a lo nuestro: llegó la hora y Dreamworks tenía que tener un éxito para la temporada, así es que le dio el vamos al proyecto. El resultado fue un fracaso, porque digámoslo con franqueza, medio filme es un bodrio, y el otro medio filme tiene chistes tan ingleses y música tan inglesa, que estalló como un petardo mojado en la taquilla yanki, que como se sabe, es la mitad de la recaudación mundial de cualquier película que aspire a blockbuster.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es una historia que va de menos a más. A pesar de que la premisa inicial tiene un cierto ingenio, y hasta un regusto a clásico literario (en el fondo es una variante de la vieja historia de "El príncipe y el mendigo" de Mark Twain), alimentado por el carácter elitista y flemático del roedor gentleman inglés que protagoniza, lo cierto es que la primera mitad del filme es clorofórmica, hasta el punto que uno puede buenamente preguntarse hacia dónde demonios conduce la trama, en particular considerando que el guión sigue el manual al pie de la letra (chico se pierde, chico encuentra chica, chico se pelea con chica, compañeros desunidos a la fuerza comienzan a empatizar)... La segunda mitad, en cambio, a medida que los protas se acercan al objetivo final, se hace más entretenida y llevadera, y la secuencia final, sin ser la Summa Theologica de la espectacularidad, es un cierre más que digno para el filme.

-- Los chistes ingleses. En una taquilla uniformizada al gusto de los yankis, es refrescante encontrar con una película cuya música es mayoritariamente inglesa, incluyendo punk, brit-rock... Y en la cual los chistes estén ajustados al carácter inglés, además. Imperdible la escena en la que el prota se dispone a ver un DVD con un roedor muy parecido a James Bond...

-- Las babosas. De lejos, siguiendo la estela abierta por la ardilla Scratchy en "La era del hielo" y secuela, estos secundarios sin hilación con la trama se roban la película por todo lo ancho. Su primera aparición es estupenda, y su afán por acompañar musicalmente las peripecias del protagonista con baladitas Presley's style es un lujo. Las babosas de "Lo que el agua se llevó" entran así en la rara categoría de personajes secundarios por las cuales vale la pena verse una película entera sin otros elementos demasiado distintivos.

IDEAL PARA: Ver los números musicales de las babosas (bizarro, ¿verdad?).

"Tierra mágica" (2004)


"Back to Gaya". Dirigida por Lenard Fritz Krawinkel y Holger Tappe. Protagonizada por (las voces de, en inglés) Patrick Stewart, Emily Watson, Glenn Wrage, Alan Mariot, Bob Saker, John Gerrasio, Reed Pepper, John Schwab, Stephan Lander, Claudia Lössl. Alemania / España / Inglaterra. Año 2004.

¿De qué se trata?
En el reino lindo y chachipiruli de Gaya, los simpáticos (es un decir) duendes gayanos viven una vida relajada y sin tensiones, ideal para lo que bien podría ser un programa de televisión dedicado a los infantes más infantes de la casa. El héroe chulomedias y su fiel patiño el inventor loco se embarcan en una carrera de autos, saboteada por los siempre ineficientes duendes de rigor, para ganarse un casto beso en la mejilla de la princesa. Pero cuando todo transcurre por los cauces del más abierto aburrimiento, surge un tubo cibertrónico de rayos desde el cielo, que secuestra la dalamita, la piedra que proporciona energía a Gaya. Mientras el boachón alcalde Disney's style se echa a llorar, los seis protas (el héroe, el inventor neurótico, la princesa, y los tres villanos ineptos que son el supuesto ingrediente cómico) parten por el rayo con la dalamita, y caen en un lugar inesperado. Es un sitio oscuro, repleto de ladrillos y metal, en poblado hasta las cejas por una raza de gigantes con orejas más chicas que ellos, y bastante malhablados. Poco a poco, mientras buscan la dalamita, descubren un terrible secreto: en ese mundo, las aventuras de los gayanos no son reales, sino que de verdad son un programa de televisión dedicado a los infantes más infantes de la casa, teniendo así la oportunidad de conocer nada menos que al guionista de su propia existencia, además de a un rayado científico loco que busca la destrucción completa y absoluta de la Humanidad... (¿no he escrito esto antes, en alguna reseña de otra película...?).

El espíritu de los tiempos.
El abaratamiento de las computadoras, su capacidad cada vez más pantagruélica para digerir y procesar información, y el refinamiento de los programas de CGI, han llevado a que la animación por computadoras, privilegio de los Spielbergs en tiempos de "Jurassic Park", se haya difundido por todo el mundo. ¡Si hasta en Perú, con "Dragones", se atrevieron a a hacer una de computadoras...! Europa no iba a ser la excepción ni a quedarse atrás, por supuesto, y los germanos, con esa característica meticulosidad industrial tan propia de ellos, se embarcaron en el proyecto. El resultado es... Pues bien... Tratan de hacer un producto digno y decente, siguiendo los pasos de los filmes de Dreamworks ("El príncipe de Egipto", "Shrek", etcétera), pero los traiciona el masacote sentido narrativo alemán. Es, si me permiten la referencia literaria, como si pusieran a Goethe a tratar de escribir el remake de "Las aventuras de Tom Sawyer", de Mark Twain: nadie duda que Twain y Goethe eran titanes literarios, pero cada uno en lo suyo, ¡oh, mein Gott...!

¿Por qué verla?
- La película consigue levantar vuelo. A pesar de su comienzo anémico y lo criminalmente desaprovechada que está la trama y el planteamiento de tipo "mundo fantástico choca con mundo real" (mucho mejor tratado en "Viaje a las estrellas IV", "Héroes fuera de órbita" y otros filmes más), el final compensa. Como la batalla final es en el laboratorio del científico loco, y la peli es alemana, pues, saquen cuentas.
- El científico loco. El profesor N. Icely, diseñado un poco como la versión postmodernista del Dr. No de "El satánico Dr. No", o como el hermano mayor de Síndrome de "Los Increíbles", se come con zapatos al resto del elenco, a pesar de sus modales estereotipados (o quizás precisamente gracias a ellos). Además, si uno es espectador de un cierto nivel intelectual, no puede menos que sentir simpatía por las motivaciones del villano. Y es que a veces de verdad dan ganas de zurrar a la gente estúpida que prefiere leer LUN a un buen libro, y ver a los payasos de "Morandé con Compañía" a una buena película, ¿cómo diablos no va a sentirse uno identificado con eso?
- Los personajes no son tan obvios como parecen. El héroe hercúleo y broncilíneo al final es más pose y apariencia que otra cosa (y no se queda con la chica, y con eso no matamos el suspenso, porque eso se veía venir desde el primer recuadro). El inventor no es un vejete sino un joven nerd, pero sin cargarle las tintas haciéndolo un trekkie de pacotilla. Y los malos malosos ineptos al final resultan ser harto más útiles que ser el simple interludio cómico de la trama (además esta película no es muy cómica, porque tiene esa pesadote humor alemán que, bueno, ya me entienden)...

IDEAL PARA: Ver preparado para todo. Literalmente para todo.

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