Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
11 años de Cine 9009 en línea.
El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).
jueves, 23 de abril de 2009
"Drácula" (1992).
-- "Bram Stoker's Dracula". Estados Unidos. Año 1992.
-- Dirección: Francis Ford Coppola.
-- Actuación: Gary Oldman, Winona Ryder, Anthony Hopkins, Keanu Reeves, Richard E. Grant, Cary Elwes, Bill Campbell, Sadie Frost, Tom Waits, Monica Bellucci, Michaela Bercu, Florina Kendrick, Jay Robinson, I.M. Hobson, Laurie Franks.
-- Guión: James V. Hart, sobre la novela de Bram Stoker.
-- Banda Sonora: Wojciech Kilar.
-- "Drácula" en IMDb.
-- "Drácula" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Siglo XV. Transilvania está envuelta en flamas (y en una penetrante musiquilla gothstyle). La inevitable y épica voz en off nos refiere cómo los turcos avanzan conquistando tierra tras tierra. Pero ahí está el heroico y valiente Vlad Tepes para pararle pies al enemigo infiel. Vlad Tepes consigue su victoria, pero el Dios Cristiano al cual ha jurado proteger y defender, no es capaz de impedir que su noviecita muera, por obra de una artera estratagema otomana, y muera suicidada para colmo, por lo que su alma no irá al Cielo (eso se llama tener mal olfato para elegir un bando: Alá consiguió que su Profeta muriera en su cama, mientras que el Dios Cristiano no consiguió salvar siquiera a su propio Hijo de la Cruz...). Por ende, Vlad se rebela, promete cagarse en la hostia, y se consagra por entero a las fuerzas del Mal.
Siglo XIX. Transilvania ahora es un lugar apacible, con orden y seguridad, merced a los buenos oficios de Drácula, quien impone toque de queda a la caída de la noche bajo pena de ser mordido hasta la muerte. A ese lugar perdido de la mano de Dios va a parar el bueno de Jonathan Harker, cuya misión es estaf... perdón, venderle a Drácula unos condominios con vista al mar en la Abadía Carfax (¿qué te han dicho sobre nunca hacer un pacto con el Demonio?). Drácula se ve más que entusiasmado, y más aún cuando descubre que la noviecita virginal del chico es nada menos que la eventual reencarnación de su antigua esposa (y como eran los victorianos de encorsetados, venía además con el plus de ser virgen). De manera que Jonathan Harker queda prisionero de las rameras de Satanás (Monica Bellucci en el paquete, así es que el trueque no está tan mal), mientras su anfitrión, en un gesto de indecible mal gusto para con su huésped, abandona la casa y se mueve a gusto hacia Inglaterra. Una vez allá, indescriptibles fenómenos ocurrirán en su torno, fenómenos que tienen que ver con anemias, mordidas en cuellos, chicas calentorras saliéndose de la tumba... La parafernalia habitual, vamos (¿nunca han visto una de vampis?).
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
A comienzos de los '90s, pasada ya una década desde la tríada de draculíadas de 1979 (la interesante "Drácula" de John Badham, la funny "Amor al primer mordisco", y la amuermante "Nosferatu" de Werner Herzog), algunas cabecitas pensantes dijeron que era tiempo otra vez de asustar al mundo con los colmillos sangrantes del vampiro quintaesencial. Circulaba en las garras sarmentosas de Michael Apted (lo siento, Apted, no es personal, pero es que tu cine no es ejemplo de clásico imperecedero, precisamente) un guión para hacer un Drácula televisivo. Cayó en las manos de Winona Ryder, y éste lo llevó a Francis Ford Coppola. Todo fue providencial y para mayor gloria de Dios y sus justos designios, porque la Ryder y Ford Coppola no habían hablado desde la bajada de ella de "El Padrino III", y decidieron que ahora sí iban a trabajar juntos, con Ford Coppola en la dirección, y Michael Apted decidió retirarse a las labores de producción (si son tan curiosos como para interesarse por el destino posterior de Apted, mencionemos que años después dirigió una Bond, "El mundo no es suficiente", y aún después estuvo tras la sobrevalorada "Roma" de HBO). En aquellos años, el mundo estaba experimentado un fuerte viraje desde los '80s llenos de retórica imperialista yanki, a unos '90s en que, no habiendo enemigo externo, pues bien, había que volverse hacia los traumas y trancas interiores. En ese caldo de cultivo en donde crecieron los darkies y los góticos (en esa época ser darkie era ser true, no como después de Evanescence y la eclosión del movimiento emogay), a contrapelo de los más comerciales y fashion grungetas, había un nicho perfecto para que encajara una peli como ésta. En muchos sentidos, el "Drácula" de Francis Ford Coppola es una transición entre los '80s y los '90s. Conserva, por el lado ochentero, todo ese afán glam que inundara al cine darkie desde "El ansia" en adelante, llevado hasta su lógico paroxismo (hipermaduración, que le llaman). Por el lado noventero, tenemos la fijación en el tema romántico (una constante en el lado goth de la vida desde siempre, pero aún más en aquellos años), además de un elenco completo de "los nuevos tiempos", con estrellas muy de su tiempo (Winona Ryder), jóvenes "promesas" en ascenso (Keanu Reeves), viejos zorros profitando de un éxito tardío (Anthony Hopkins), y el estallido de un nuevo gran actorazo (Gary Oldman). Era la película perfecta para el tiempo perfecto, y por encajar demasiado bien, ahora en la actualidad tiene un cierto regusto arqueológico. Pero aún así tiene sus grandes puntos fuertes.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Es una versión relativamente fiel a la novela original. Vale porque eso que reza el título original en inglés ("es el Drácula de Bram Stoker") sea un tanto superlativo o publicitario, porque se inventan todo eso de que Drácula es "malo por amol" (en la novela original era malo sin paliativos), pero veamos... Anda más o menos con el "Drácula" de 1931, pero definitivamente es mucho más fiel que otras versiones más "autorizadas". Y no sólo en los acontecimientos: el estilo narrativo, incluyendo las voces en off, reproduce un detalle clave de la novela, cual es que está hecha de fragmentos y testimonios de numerosos personajes escribiendo cartas, diarios de vida, etcétera. Y este detalle es clave, porque nos permite ver la historia desde la óptica de los personajes, empatizando más con ellos y entendiendo mejor sus móviles y motivaciones... y dejando bien en claro, para el que sabe leer entre líneas, que curiosamente es "el Gran Mal", Drácula mismo, el "bárbaro" contra el "mundo civilizado", quien no deja testimonio de sí mismo. Hay muchas lecturas de esto, y la película lo rescata bien (aunque quizás, invirtiendo la polaridad entre buenos y malos).
-- Las opciones de Ford Coppola son tremendamente claras. Puede uno estar de acuerdo o no, pero el planteamiento es simplemente redondo. Drácula es el bueno. Abraham Van Helsing es el villano. Y Drácula es el bueno porque hay amor en su seno, al tiempo que Mina nunca se sentirá tan viva como cuando está con su vampirito regalón (y la muerte final de Drácula... ¡vamos, si sabían que se moría, no me reclamen por los spoilers! ...obra como catarsis para esa tensión romántica). En Abraham Van Helsing sólo hay vulgaridad y fascismo misticientífico. Por si no queda claro el mensaje, Mel Brooks se encargó de hacerlo escalofriantemente obvio en la subvalorada "Drácula: Muerto pero feliz", que parodia/homenajea varios aspectos de la peli de Ford Coppola (aparte de dirigirla, Mel Brooks interpreta a Van Helsing, cachondeándose de lo lindo en Anthony Hopkins).
-- Los actores están en estado de gracia. Winona Ryder, chica gótica ya desde "Beetlejuice" y "El joven manos de tijera" a las órdenes de Tim Burton, recrea uno de los mejores roles de su carrera, a años luz de su decadente y cleptómano futuro. Anthony Hopkins se luce como Abraham Van Helsing, en un rol lleno de tics que aprovechará después para autoparodiarse en repetidas otras películas posteriores (pero ésta es la clásica, la primera, la true). Keanu Reeves... bien, qué decir... el chico sigue igual de, ejem, budista (carepalo, queremos decir) que siempre, pero como actúa poco, no estorba demasiado. Aparece el herioco y siempre recomendable Cary Elwes en un pequeñísimo rol secundario, sin robarse la cámara, deslomándose actoralmente como un correcto victoriano armado a la presurosa contra el Mal (¡Elwes, Elwes, cuánto llegará tu Gran Papel...!). Sadie Frost es una Lucy más que lúbrica, y con su perfomance de verdad se merecía un destino actoral mejor (¿quién dice que la vida es justa?). Y, ¿por qué no mencionarlo?, aparece Monica Bellucci de garbancera, en los tiempos que tenía que sacarse la ropa para ser alguien en el mundo del cine (después se hacen famosas, y ya no se desnudan más).
-- Y para el último, y en apartado especial como se lo merece, tenemos por supuesto al grande y único Gary Oldman, actor camaleónico que se las ha arreglado para pasearse en roles casi irreconocibles unos con otros, en pelis como "El perfecto asesino" (como el malo), "Amada inmortal" (¡como Beethoven!), "El quinto elemento" (el villano, otra vez, y es que le van esos papeles), "Avión presidencial" (terrorista checheno... allí va de villano again), "Hannibal" (como el millonario que quiere vengarse de Lecter), "Batman inicia" y "El caballero de la noche" (el Comisario Gordon)... Pero fue en "Drácula" donde estalló, y es en "Drácula" donde, no diremos que llegó al pináculo de su carrera, pero sí que se transformó en su efigie más icónica. Triste por él que eso sea bajo toneladas de maquillaje y su rostro ni se reconozca, pero como decíamos, quién dice que la vida sea justa...
-- La imaginería. Uno de los más arduos desafíos para cualquiera que intente adaptar una peli de "monstruos clásicos" es desafiar la iconografía clásica de las pelis Universal (ya saben, el "Drácula" o el "Frankenstein" de 1931, ambas), para que no se vea como una mala copia de aquéllas. Algunos ni lo intentan (por mucho respeto que nos merezca Christopher Lee como vampiro, sigue siendo un remake del Drácula de Bela Lugosi). Ford Coppola se planteó desde el inicio romper con todo eso, y crear un espectáculo a la altura de los efectos especiales de los '90s, con una estética verdaderamente victoriana e innovadora. Y lo consiguió. La visión fordcoppoliana de lo que debe ser una peli ambientada en la época victoriana marcó época, y lo sigue haciendo hasta el día de hoy (digan lo que digan, y por muy adaptaciones de cómics que sean, "Desde el infierno" y "La Liga de los Caballeros Extraordinarios", entre otras, siguen bebiendo del legado estético dejado por esta peli).
-- La banda sonora es también extraordinaria. Francis Ford Coppola tuvo la inteligencia de saltarse a todos los soundtrackistas clásicos del Hollywood de la época (Vangelis, Hans Zimmer, James Newton Howard... y Nino Rota, que compusiera para Ford Coppola el soundtrack de "El Padrino" y secuelas no, porque estaba muerto), y en particular rehuir como de la peste de un tratamiento a lo John Williams, y mandó llamar para estos menesteres a Wojciech Kilar, un compositor polaco con toneladas de obras para gente docta, pero que para el grueso público es conocido justamente gracias a su trabajo en la brillante partitura que compuso para esta peli. El trabajo de Kilar simplemente no se parece a nada que hayamos escuchado en otras bandas sonoras. Es potente, compacto, oscuro, tétrico, envolvente, y sin lugar a dudas ocupa holgadamente un puesto entre los Top Ten de soundtracks de la historia (no quiero imaginar cuáles hubieran sido los resultados si hubiera optado por el synthtrack ochentero de un Alan Silvestri o un Bill Conti, por ejemplo, y eso que ambos son respetables). El señor Kilar nunca más volvió a alcanzar tanta brillantez en materia de soundtracks, aunque trabajó después en "La muerte y la doncella" o "La novena puerta", entre otras (tampoco ayudó mucho que esas pelis hicieron ruido en su tiempo y luego se sumergieron en un piadoso silencio). Para la canción de créditos, Ford Coppola contó con los servicios de Annie Lennox, opción no demasiado obvia cuando se recuerda su "Sweet Dreams" de la época de Eurythmics, pero que aquí compone una de las mejores canciones de todo su repertorio (si no la mejor). Y para completar el feeling maldito de la peli, tenemos a la maldita por excelencia, Diamanda Galás herself, haciendo algún aportecillo por aquí o por allá (si no saben quién es, busquen un poco, que ya harto me he gastado aquí, ¿no?).
IDEAL PARA: Ver una poderosa historia romántica, una razonablemente buena adaptación literaria, y una gran película en general.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].
-- Inicio de la peli [sin subtítulos].
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