-- "Dracula's Daughter". Estados Unidos. Año 1936.
-- Dirección: Lambert Hillyer.
-- Actuación: Otto Kruger, Gloria Holden, Marguerite Churchill, Edward Van Sloan, Gilbert Emery, Irving Pichel.
-- Guión: Garrett Fort, con contribuciones sin acreditar de Charles Belden, Finley Peter Dunne y R.C. Sherriff, sobre una historia de John L. Balderston y un tratamiento de Kurt Neumann (sin acreditar), inspirándose en una sugestión de David O. Selznick basándose en la obra de Bram Stoker.
-- Banda Sonora: Heinz Roemheld.
-- "La hija de Drácula" en IMDb.
-- "La hija de Drácula" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Dos bobbies (ya saben, los policías londinenses) bajan una escalera y descubren el cadáver de un pobre hombre con el cuello roto. Algo más allá descubren una cripta en donde yace el cadáver de un elegante gentleman, con el corazón atravesado por una estaca. En medio de todo ese horror hay un fulano con apariencia de doctor en algo, que con su mejor cara dice "sí, yo lo hice, pero el del fondo ya estaba muerto, lleva muerto algo así como 500 años". El hombre, que se identifica como Van Helsing el cazador de vampiros, está tranquilo y pide la ayuda de un psiquiatra que, según él, es el único capaz de entender lo que ha sucedido ("combatí a un vampiro, ¿algún problema con eso?"). El problema es que el psiquiatra está en la mira de una misteriosa condesa oriental que ha llegado a Londres más o menos al mismo tiempo, y en torno a la cual comienzan a ocurrir algunas extrañas muertes, todas ellas por anemia y perforación con colmillos en el cuello... La condesa se roba el cuerpo de Drácula y lo quema, con lo que involuntariamente le hace un favor a Van Helsing (¿cómo lo van a acusar de asesinato si no hay cuerpo...?), y después hace lo imposible para convencer al psiquiatra de que él, y sólo él, es capaz de deshacer la maldición que pesa sobre ella, porque ella es... ¡la hija de Drácula! (no se hagan, no revelé nada importante, después de todo la película se llama "La hija de Drácula", ¿no?).
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Los años '30s en que Adolf Hitler ascendió al poder y los comunistas infestaban Oxford, fueron la época dorada del cine de monstruos. 1931 fue un año clave, en el cual vieron la luz el "Frankenstein" de James Whale (con Boris Karloff) y el "Drácula" de Ted Browning (con Bela Lugosi). Y como la secuela "La novia de Frankenstein" de 1935 forrara los bolsillos de los Estudios Universal con varios verdes, llegó el tiempo de hacer lo mismo con el otro clásico. Claro que "La hija de Drácula" resultó ser la hijita lisiada de la película anterior. Aunque retoma los acontecimientos desde el minuto exacto en que quedó el "Drácula" de 1931, para reafirmar bien su carácter de secuela, lo cierto es que es anodina, aburrida, y con pocos detalles que la rediman como una película medianamente buena. A eso ayuda los intentos de la condesa por verse inquietante, y que se quedan en puros intentos, la verdad.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Tiene alguna que otra secuencia bien lograda. La química entre el psiquiatra y su secretaria, que se la pasan riñendo y peleando toda la película, es innegable. A cambio, los celitos de la secre por la vampiresa parecen casi patológicos, toda vez que la condesa y el psiquiatra no consiguen ni de lejos una atracción fatal estilo bajos instintos. Mejor le van a la vampiresa las mujeres, y eso no es chiste, toda vez que manda a su fiel sicario a secuestrar una, lo que da motivo a una secuencia de mucho morbo contenido en que ella seduce y prepara a una asustada transeunte para merendársela después, incluyendo obligarla a que le muestre el cuello y los hombros desnudos para "pintarla"... (algo que tiene el cine de la época de la censura, es que para mostrar las mismas cosas que hoy en día se ven explícitamente, había que rondárselas mucho más, y por tanto los resultados eran mucho más sucios que ahora).
IDEAL PARA: Ver una de vampiros a la vieja usanza. Pero bien vieja usanza.
-- Dirección: Lambert Hillyer.
-- Actuación: Otto Kruger, Gloria Holden, Marguerite Churchill, Edward Van Sloan, Gilbert Emery, Irving Pichel.
-- Guión: Garrett Fort, con contribuciones sin acreditar de Charles Belden, Finley Peter Dunne y R.C. Sherriff, sobre una historia de John L. Balderston y un tratamiento de Kurt Neumann (sin acreditar), inspirándose en una sugestión de David O. Selznick basándose en la obra de Bram Stoker.
-- Banda Sonora: Heinz Roemheld.
-- "La hija de Drácula" en IMDb.
-- "La hija de Drácula" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Dos bobbies (ya saben, los policías londinenses) bajan una escalera y descubren el cadáver de un pobre hombre con el cuello roto. Algo más allá descubren una cripta en donde yace el cadáver de un elegante gentleman, con el corazón atravesado por una estaca. En medio de todo ese horror hay un fulano con apariencia de doctor en algo, que con su mejor cara dice "sí, yo lo hice, pero el del fondo ya estaba muerto, lleva muerto algo así como 500 años". El hombre, que se identifica como Van Helsing el cazador de vampiros, está tranquilo y pide la ayuda de un psiquiatra que, según él, es el único capaz de entender lo que ha sucedido ("combatí a un vampiro, ¿algún problema con eso?"). El problema es que el psiquiatra está en la mira de una misteriosa condesa oriental que ha llegado a Londres más o menos al mismo tiempo, y en torno a la cual comienzan a ocurrir algunas extrañas muertes, todas ellas por anemia y perforación con colmillos en el cuello... La condesa se roba el cuerpo de Drácula y lo quema, con lo que involuntariamente le hace un favor a Van Helsing (¿cómo lo van a acusar de asesinato si no hay cuerpo...?), y después hace lo imposible para convencer al psiquiatra de que él, y sólo él, es capaz de deshacer la maldición que pesa sobre ella, porque ella es... ¡la hija de Drácula! (no se hagan, no revelé nada importante, después de todo la película se llama "La hija de Drácula", ¿no?).
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Los años '30s en que Adolf Hitler ascendió al poder y los comunistas infestaban Oxford, fueron la época dorada del cine de monstruos. 1931 fue un año clave, en el cual vieron la luz el "Frankenstein" de James Whale (con Boris Karloff) y el "Drácula" de Ted Browning (con Bela Lugosi). Y como la secuela "La novia de Frankenstein" de 1935 forrara los bolsillos de los Estudios Universal con varios verdes, llegó el tiempo de hacer lo mismo con el otro clásico. Claro que "La hija de Drácula" resultó ser la hijita lisiada de la película anterior. Aunque retoma los acontecimientos desde el minuto exacto en que quedó el "Drácula" de 1931, para reafirmar bien su carácter de secuela, lo cierto es que es anodina, aburrida, y con pocos detalles que la rediman como una película medianamente buena. A eso ayuda los intentos de la condesa por verse inquietante, y que se quedan en puros intentos, la verdad.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Tiene alguna que otra secuencia bien lograda. La química entre el psiquiatra y su secretaria, que se la pasan riñendo y peleando toda la película, es innegable. A cambio, los celitos de la secre por la vampiresa parecen casi patológicos, toda vez que la condesa y el psiquiatra no consiguen ni de lejos una atracción fatal estilo bajos instintos. Mejor le van a la vampiresa las mujeres, y eso no es chiste, toda vez que manda a su fiel sicario a secuestrar una, lo que da motivo a una secuencia de mucho morbo contenido en que ella seduce y prepara a una asustada transeunte para merendársela después, incluyendo obligarla a que le muestre el cuello y los hombros desnudos para "pintarla"... (algo que tiene el cine de la época de la censura, es que para mostrar las mismas cosas que hoy en día se ven explícitamente, había que rondárselas mucho más, y por tanto los resultados eran mucho más sucios que ahora).
IDEAL PARA: Ver una de vampiros a la vieja usanza. Pero bien vieja usanza.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario