11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 30 de diciembre de 2007

"La brújula dorada" (2007)


"The Golden Compass". Dirigida por Chris Weitz. Protagonizada por Nicole Kidman, Daniel Craig, Dakota Blue Richards, Ben Walker, Freddie Highmore, Ian McKellen, Eva Green, Jim Carter, Tom Courtenay, Ian McShane, Sam Elliot, Christopher Lee, Kristin Scott Thomas, Edward de Souza, Kathy Bates. Estados Unidos / Inglaterra. Año 2007.

¿De qué se trata?
Hay dos secuencias que son clásicas en esto de darle puntapié inicial a una peli fantástica. Una es el diálogo en off con paisaje celeste/estelar/planetario que en 1,45 minutos de peli nos inyecta información a presión sobre el universo que en una novela toma 50 páginas asimilar (sí, me refiero a la aparición de Virginia Madsen en cierta peli ochentera de Sci-Fi, por no hablar de Rosamund Pike en...). La otra es el clásico internado inglés en donde está el clásico chico/chica sometido a régimen directorial, pero que tiene un oscuro pariente/familia que esconde un antiguo secreto, a través del cual nuestro mozalbete resulta ser el elegido para... Esta peli tiene ambos comienzos, así es que nos ahorramos la molestia de reseñarlos. Estamos en un universo paralelo en donde las almas o daimones (sí, Platón anda cerca) no están en el interior de nuestros cuerpos sino que caminan a nuestro lado, lo que es una ventaja cuando quieres dejar sin aliento a la chica de tus sueños (basta con apretar al daimon respectivo hasta la anoxia), pero una clara desventaja cuando tienes a alguien idéntico a ti diciendo las mismas estupideces que tú encuentras tan interesantes de decir, pero tan imbéciles de escuchar en otros (como nueve de cada diez humanos son imbéciles, hay un 90% de probabilidades de que seas un cretino... aunque por otra parte, es hecho público y notorio que los imbéciles y cretinos suele no gustarles leer Cine 9009). Pero estoy divagando. Resulta que el tío de la chica prota (recuerden, la elegida para blah blah blah) tiene unas teorías un tanto raras sobre el Polvo, y ese Polvo es una cosa que va y viene entre universos paralelos y que algo tiene que ver con los daimones y la posibilidad de saltarse las barreras de las leyes de la física, etcétera. Al Magisterio, que controla el mundo con el poder de la fe y de abstrusos dogmas teológicos, por el bien de las pobres e influenciables masas según ellos, todas estas teorías caen como patada en el hígado, porque podría darse la circunstancia de que, ¡caramba!, los Elegidos de Dios (¿según quién?) estuvieran equivocados, o peor aún, que no existiera ningún Dios. De manera que hacen lo posible por silenciar a nuestro heroico científico. Entre los planes se incluye enviar a una dama que, nada más llegar a la Universidad/Internado, saca en misión a la elegida para blah blah blah. La chica, al principio, está feliz de que alguien por fin le de voz y voto, porque entre los jerifaltes del internado y su tío, harto oprimida que la tienen (y ésos son los luchadores de la libertad y el librepensamiento, nótese), pero luego aprende que ha salido de la sartén para caer a la brasa, porque la fulana lidera una campaña de recolección universal de niños para algunos siniestros experimentos. El viaje de la elegida para blah blah blah acaba de empezar, y con la ayuda de algunos peregrinos amigos (una bruja buena, un oso polar con armadura, un aeronauta), emprenderá la misión de su vida para la cual blah blah blah blah blah blah...

El espíritu de los tiempos.
Hasta 1954, los lectores de Sword & Sorcery la tenían fácil. Cada mes, en su edición de "Weird Tales", podían encontrar un nuevo cuento de Conan que podían leer en un periquete, y listo. Pero cuando hay algo cultural entretenido, vienen los catedráticos universitarios a arruinar la diversión con su hinchada semioticoprosa, y en este caso no fue la excepción: a los antiguos e inocentes cuentos de espadachines y aventureros, un chupalibros llamado J.R.R. Tolkien opuso una ciclópea y amuermante trilogía llamada "El Señor de los Anillos", con una ecuación hecha aposta para aburrir a la platea: "Cristianismo + Palabrería". Nada de raro que Tolkien sea el favorito de la rama retromedieval hispanofranquista del fandom friki. Entre las pésimas costumbres que implantó Tolkien, está el desterrar para siempre el divertimento ligero que representa un cuentito, reemplazándola por la nefasta costumbre de las trilogías (su amiguete C.S. Lewis al menos fue original, sus "Crónicas de Narnia" son una heptalogía, detalle que después copiará J.K. Rowling con sus harrypotteríadas, pero allá en la Dragonlance, ya no digamos)... Así, serpenteando en un mar de trilogías, heptalogías y enelogías varias, tenía que venir más tarde o más temprano la desmitificación. Alguien debía hacer el trabajo, pero como nadie era el valiente, allí estuvo nuestro fiel Phillip Pullman, escribiendo su propia trilogía contestataria, en la que el entorno pseudocristianomedieval tolkieniano se ve reemplazado por un entorno pseudomaterialistasteampunk (si consideran estas palabras como monstruosidades gramaticales, prueben a leer alemán, a ver cómo les va). A diferencia de la trilogía de Tolkien, aplaudida por moros y cristianos, los moros por aventurera y los cristianos por cristiana, la trilogía de Pullman fue sistemáticamente atacada porque, ¡horror de horrores!, tiene la indelicadeza de criticar a las religiones, algo que es tabú, porque hay que ver lo que la religión ha hecho por el mundo: todos sabemos que los monjes inventaron la penicilina, los sacerdotes promueven la alfabetización en masa, y el Papa mismo ha llamado al uso del condón y de las píldoras anticonceptivas para impedir la superpoblación y combatir el flagelo de la pobreza en Africa. Pero como el cine es un negocio y nada tiene que ver con propagar valores culturales, ahí es que New Line Cinema, después de forrarse con prestigio, premios, y lo más importante, dinero, con "El Señor de los Anillos" y sus secuelas, decidieron llevarse el palo al agua con otra trilogía, y compraron los derechos para el libreto de Phillip Pullman, despreocupados de que llevar estas nefastas novelas al cine pudiera corromper a la juventud e incentivarlos a... ¡Horror de horrores! ¡...a pensar por sí mismos! Despreocúpense, mis caros adláteres de la religión institucionalizada: hace mucho tiempo que la juventud no piensa por sí misma, porque si lo hicieran, los darkies emos y los otakus no se vestirían como clonados unos con otros (en vez de eso pensarían, ¿por qué me visto igual que mi amigo, en vez de hacerlo a mi gusto?), ni tampoco aprovecharían la enorme libertad que les otorga crear un universo de juego de rol para limitarse al manido argumento del guerrero samurai ninja luchando en un entorno de Fantasía Medieval. Quizás por eso, por el nefando pecado de pasarse de inteligente, es que a esta peli le fue tan mal en la taquilla...

¿Por qué verla?
- Este es uno de esos casos de "todo lo bueno es lo que viene del libro y todo lo malo es lo que le cambiaron para la peli". Porque la mayor parte de lo bueno aquí son las ideas, y, pues bien... Las ideas vienen de la novela original, e incluso en la peli están más que un poco deslavadas. El argumento, como adelantábamos hace un rato, no pasa de ser la enésima recreación del "Niño Pequeño Destinado A Cosas Grandes", pero los subtextos son bastante pisacallos para quien se tome la molestia de leer. Los villanos son el Magisterio, una no muy disimulada caricatura de la Iglesia Católica, que tienen la pretensión de estar moralmente por encima del resto de los mortales, y por tanto, con plenos derechos para decidir lo que deben pensar o dejar de pensar, incluso por la supresión física de quienes se atreven a decir que las cosas deberían ser pensadas de distinta manera. Los buenos, por su parte, son los rebeldes y los oprimidos, aquellos a quienes el Magisterio, por el hecho de pensar o ser diferentes, ha decidido que son prescindibles, o peor aún, combatibles sin derecho alguno. Peor aún: resulta que la realidad definitiva tiene bien poco que ver con los dogmas del Magisterio (¿a alguien le suena?), y el Magisterio, en vez de honrar sus propósitos declarados de buscar la verdad aceptando con humildad su error, porfía en silenciar a quienes sí están empeñados en la búsqueda de la verdad. Pero por otra parte, no siempre los buenos saben cómo ser los buenos. Así, tanto el tío como los profesores universitarios de la prota, que supuestamente son librepensadores y defienden la libertad de pensamiento y expresión, pasan mandoneando a la chica de un lugar a otro y terminan por sofocarla en un ambiente tanto o más represivo que el que podría encontrar en el seno del Magisterio; ¡cuántas veces no habré visto yo semejante inconsecuencia, entre universidades que se llaman a sí mismas de tradición librepensadora...! También es inusual una peli en donde el esfuerzo por construir una cosmología no pase por el cuestionamiento de la realidad a lo "Mátrix", o simplemente en presentar un monstruo más chulo cada vez como en "Resident Evil", sino que adentra en los meandros de la Mecánica Cuántica; de hecho, aunque el entorno de esta peli es una especie de steampunk, en realidad es una historia de Sci Fi altamente sofisticada.
- Pero vamos a los méritos de la peli en sí. Salvando la débil dirección de Chris Weitz, hombre que en su currículum como director incluye la buena, pero absolutamente fuera de registro, "American Pie", tenemos a un elenco estelar haciendo lo suyo. Daniel Craig brilla como el tío "soy rebelde no para luchar por la libertad sino para hacer lo que se me antoja". Nicole Kidman, por su parte, es una inmejorable elección como la villana de la historia, y a pesar de que si uno la mira con detención, es una villana de lo más ineficaz (a ratos su in-capacidad para acabronar personajes anda cerca de la Natasha de "Rocky y Bullwinkle"), con sus carotas y gestos altisonantes y su prepotencia "me porto mal porque soy incomprendida" luce de lo mejor. Dakota Blue Richards, por su parte, hace un buen papel de debut, aunque a ratos se queda en lo de la niñita heroína del asunto; pero en fin, tiene apenas 12 años, démosle algo de crédito por futuras actuaciones. Eva Green como la bruja Serafina Pekkala está casi de adorno, pero es un estupendo adorno, así es que estamos bien con ella (es la segunda vez que se cruza con Daniel Craig, después de haber sido chica Bond en "Casino Real").
- El entorno visual, sin ser apabullante, está bien. Vemos universidades inglesas, dirigibles sobre cielos victorianos, y un territorio polar que habría hecho las delicias de Jack London. Bien por esos puntos, es bueno saber que después de años de maltrato por parte de los cineastas, con cosas como "Wild Wild West" o "La Liga de los Caballeros Extraordinarios", el steampunk está empezando a recibir el trato que se merece (bueno, ahí están "El castillo andante", "Stardust"...).

IDEAL PARA: Ver un Steampunk decente y una peli palomitera entretenida.

"Ed Wood" (1994).



-- "Ed Wood". Estados Unidos. Año 1994.
-- Dirección: Tim Burton.
-- Actuación: Johnny Deep, Martin Landau, Sarah Jessica Parker, Patricia Arquette, Jeffrey Jones, G.D. Spradlin, Vincent D'Onofrio, Bill Murray, Mike Starr, Max Casella, Brent Hinkley, Lisa Marie, George "The Animal" Steele, Juliet Landau, Clive Rosengren. Estados Unidos. Año 1994.
-- Guión: Scott Alexander y Larry Karaszewski, basados en el libro "Nightmare on Ecstasy" de Rudolph Grey.
-- Banda Sonora: Howard Shore.

-- "Ed Wood" en IMDb.
-- "Ed Wood" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

¡¡¡BUAAA-AAA-AAA-AAA...!!! Buenas noches, y sean bienvenidos. Están a punto de presenciar una dramática historia, llena de horrores y abominaciones inconcebibles, una que pondría a cualquier ser humano al borde de su propia sanidad mental, para la cual, ¡quedan prevenidos!, presentaremos toda la evidencia, todas las pruebas, todo aquello que les permita a ustedes conocer a ese monstruo del horror... ¡¡¡Ed Wood!!! Hay un director de teatro llamado Ed Wood, fracasado como pocos, que de pronto descubre un nuevo y genuino interés por hacer películas. El punto de inflexión es un proyecto llamado "Glen o Glenda", que trata sobre una operación de cambio de sexo, y él es el más indicado para intentarla, porque verán, nuestro buen Ed, a pesar de estar felizmente matrimoniado, tiene fetiche por los angoras y le gusta vestirse de mujer... La película es un fracaso memorable, tanto, que incluso el propio productor de pelis malas la encuentra mala. Pero Ed Wood le coge el gusto a esto de hacer pelis, así es que se embarca en otro proyecto, "La novia del átomo", con su esposa a cargo... pero despide a su esposa cuando descubre que otra chica podría financiarlo... y cuando su esposa se cabrea, decide meterse con otra chica que sí acepta a los chicos que les gusta vestirse de mujer... y hace amistad nada menos que con Bela Lugosi, el antiguo Drácula... (¿no que estaba muerto?).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En los '50s, la década del baby boom, la época de los rebeldes bailarines de rock 'n' roll, y las casitas prefabricadas en los suburbios de la Era Eisenhower con artefactos que eran la antesala de los Supersónicos... La época también de las primeras Playboy y de Betty Page, también. Y es que los '50s fueron, en el fondo, sórdidos. Tan sórdidos, que incluso hasta hubo lugar para un extraño personaje llamado Edward D. Wood Jr. Nuestro hombre tenía todo el afán de hacer películas, pero en fin, hay gente que confunde afán con talento y talento con genio, y este tipo quería, pero simplemente no podía (sería bueno que Michael Bay tomara conciencia de eso). Wood murió en 1978, ya no digamos defenestrado por todos, sino simplemente amargado porque nadie le tomaba, no diré tampoco en serio, sino simplemente en cuenta. Dos años después, obtuvo fama y reconocimiento internacional cuando en los Turkey Awards su película "Plan 9 del espacio exterior" fue "honrada" como el Peor Filme de Todos los Tiempos (aunque mira la de pelis que se han rodado desde entonces... ¡¡¡COF COF...!!! "Battlefield Earth" ¡¡¡COF COF...!!!). Además, en ese tiempo surgió un nuevo tipo de aficionado cinéfilo, el cutrívoro, cuya especialidad es ser los escarabajos peloteros del sistema: la mierda son desechos orgánicos, pero alguien tiene que procesarla, y si además pueden sentirse orgullosos de eso... De manera que para mediados de los '90s surgieron varios cineastas reciclabasura como Tim Burton o Quentin Tarantino. Y he aquí que tenemos a Tim Burton, el chico maravilla tras "Beetlejuice", "Batman", "Batman regresa" y "El joven manos de tijera", embarcado en este proyecto. Porque digámoslo con todas sus letras, era casi imposible que otro cineasta pudiera llevar a buen puerto un proyecto como éste, porque desde donde no hay, no se puede sacar...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Esta peli, junto con "Batman regresa", es probablemente el hito cinematográfico más grande en la carrera de Tim Burton. Porque Tim Burton es uno de los grandes directores de Hollywood, y el que captó por antonomasia ese espíritu torturado y ultraindividualista de los '90s, además de ser la quintaesencia de lo darkgoth; pero por otra parte, tan pagado de su propio talento que es él, lo ha derrochado de una manera simplemente criminal. Mientras era un donnadie rodando "Beetlejuice" o "Batman", lo hacía bien porque estaba obligado a ser innovador, o se moría de hambre. Pero después de "Ed Wood", ¿qué ha rodado, que valga realmente la pena? No me refiero a pelis homenajes como "Marcianos al ataque" o "El jinete sin cabeza", o revisiones de viejos leit motivs personales como "El cadáver de la novia" (que huele mucho a "El extraño mundo de Jack"), por no mencionar su horrendo remake de "El planeta de los simios". Bueno, está "El gran pez", pero luego se embarcó en "Charlie y la fábrica de chocolate", y volvimos a la casilla 1. En el fondo, Tim Burton es un Peter Pan que decidió nunca crecer... sólo que sus juguetes actuales son sus películas. No es raro que empatizara tanto con Ed Wood, hasta el punto de convertirlo en su alter ego personal. Burton es mejor director que Wood, eso está claro, pero por otra parte, como el hombre quiere ir siempre de rebelde por la vida, pues bien, la vida de un tipo que se hizo famoso rodando malas películas tenía que ser la bofetada perfecta que Burton estaba buscando en contra de... ¿de qué, en realidad? ¿De quienes lo adulan como un Gran Director, mostrándoles que hasta el Más Miserable Villano puede ser un Par De España? Una jugada retorcida, pero lo retorcido es muy burtoniano, así es que pasa con honores.

-- Así como David Cronenberg en "El almuerzo desnudo" (sobre William Burroughs) o Terry Gilliam en "Pánico y locura en Las Vegas" (sobre Hunter S. Thompson), Burton tuvo la perspicacia de reparar en que para una mente tan fantasiosa como la suya, el biopic no iba a funcionar. Así es que procedió a hacer lo suyo, a mediatizar la historia. Eso desde el comienzo, desde que se introduce la historia con un breve monólogo de un presentador saliendo desde un ataúd. Un toque muy burtoniano, y muy '90s: "lo que van a ver es real... o no". Recuerden que en ese tiempo, "Mátrix" estaba a la vuelta de la esquina. La peli entera está rodada en clave de comedia... ¿diré "negra"? Bueh, la película es en blanco y negro (aunque dicen las malas lenguas que eso no fue una decisión estética, sino que nadie acertó a decir cómo demonios se habría visto Bela Lugosi a todo color en la realidad). Pero tampoco creo que califica para "comedia negra". Para "comedia blanca", tampoco. Digámosle, "comedia gris".

-- ¿Ya le echaron un vistazo al elenco? Aparece Johnny Depp, por supuesto, el actor fetiche de Tim Burton, en una brillante presentación. El salvaje desafío de interpretar nada menos que a Bela Lugosi, el vampiro quintaesencial (el del "Drácula" de Tod Browning, de 1931), era literalmente una misión imposible, así es que... ¡alehop! ¡Llamemos al actor de "Misión Imposible"! (la MI de los '60s, la buena, no el remake ochentero ni las de Tom Cruise...). No me refiero al canoso Peter Graves, por supuesto, sino a Martin Landau. Y para que la cosa quede en familia, en un rol secundario podemos apreciar el estupendo quehacer de una por entonces desconocida Juliet Landau (hija de Martin, y de Barbara Bain, coestrella de Martin en la mencionada "Misión Imposible"), que unos cuatro o cinco añitos después se haría reconocida entre la frikada como Drusilla, la vampira villana de "Buffy la Cazavampiros". Pero volviendo a los papeles principales, las esposas de Ed Wood fueron interpretadas por dos desconocidas: la segunda por Patricia Arquette (en esa época opacada por su hermana Roxana, antes de "Estigma"), y la primera por Sarah Jessica Parker, años antes de "Sex and the City" (pero con la misma cara de caballo), y viniendo de actuar como reposo del guerrero Bruce Willis en "Punto de impacto". El resto de los actores están en roles anodinos cada uno, pero servidos con un profesionalismo apabullante, mereciendo reconocimiento especial el gran Bill Murray, cuando nadie apostaba por él como actor dramático, e interpretando aquí a un medio macho, y Jeffrey Jones como el presentador Criswell. ¡Ah! Y no nos olvidemos los cinco segundos en que aparece Vincent D'Onofrio en pantalla, interpretando por todo lo alto nada menos que a... ¡¡¡Orson Welles!!! Es que, hombre, ves a D'Onofrio, y es la viva estampa, gestos y voz del Maestro. Yo no sé cómo el pobre hombre pudo seguir actuando después; es como haber sido astronauta y caminante lunar, y después aburrirse dictando conferencias por todo el mundo en vez de empezar a entrenar para ir a Marte.

-- La banda sonora... No está tan inspirada, qué otra cosa puedo decir. A ratos acompaña muy bien, pero en otras, hay insistencia de que usen "La bella durmiente" de Tchaikovski, y la cosa no termina de funcionar bien. El responsable es Howard Shore, uno grande, pero no tan grande como otros (como James Newton Howard, por ejemplo), y que años después iba a tener su punto álgido con el machacón soundtrack de "El Señor de los Anillos".

-- El héroe es un depravado que le gusta rodar pelis vestido de mujer. Ya sólo por eso, vale la pena verla. Además, aparece el rodaje de tres pelis icónicas de Ed Wood: "Glen o Glenda", "La novia del monstruo" (rebautismo desde "La novia del átomo") y "Plan 9 del espacio exterior". Y también aparece, ¡cómo no!, la escena en que el elenco completo de la película "satánica" del Plan 9... es bautizado en masa por el rito bautista... Sólo Ed Wood podía conseguir cosas tan insanas como ésas. Y sólo Tim Burton podía mostrarlas sin caer en el ridículo.

IDEAL PARA: Repasar la biografía de un mal director estándar de Hollywood, repleta de buenas actuaciones y con un buen guión... y para los cutrífagos de toda la vida, por supuesto (aunque quizás esta peli resulte demasiado elevada, intelectual o inteligente para ellos).

jueves, 27 de diciembre de 2007

"La pasión de Beethoven" (2006).


"Copying Beethoven". Dirigida por Agnieszka Holland. Protagonizada por Diane Kruger, Ed Harris, Matthew Goode, Phyllida Law, Ralph Riach, Matyelok Gibbs, Bill Stewart, Angus Barnett, Viktoria Dihen, Gábor Bohus, Joe Anderson, David Kennedy, Nicholas Jones, László Aron. Estados Unidos / Alemania / Hungría. Año 2006.

¿De qué se trata?
Cuando la gente normal viaja por la campiña, suele cabecear o amodorrarse en su sitio, pero cuando eres la prota de una peli histórica con música clásica de fondo, sientes que el universo entero gira alrededor tuyo mientras profundas cataratas musicales invaden tu cerebro y te transportan hacia un universo de luz y de imágenes campestres filtradas por el camarógrafo... A nuestra prota le pasa eso, justo a tiempo para correr hacia la habitación de Beethoven y decirle "Maestro, lo sentí, lo sentí"... y que el Maestro se le muera ahí mismo, mira tú qué fatalidad. La historia retrocede entonces algunos años, porque es de ésas historias de partir por el final, y vemos como la misma joven se aparece en una cochambrosa habitación para exhibir sus credenciales, porque vizque soy la mejor alumna de música... ¡Pero eres mujer!, le dicen (gran descubrimiento, con las formas venéreas de Diane Kruger es difícil no darse cuenta). Al final, como el Monstruo de la Música tiene a medio kirkimar a su pobre ayudante, debe ser la chica quien avanza. Al contrario de lo que parece a simple vista, Beethoven no es el tipo mala gente ni distante que todos dicen que te dicen que es (por otra parte, es difícil ser mala gente con Diane Kruger, repetimos). Pero la chica tiene dobles intenciones. No, no quiere casarse con el Maestro (bueh, eso es histórico, porque ninguna chica bien, ni de las otras tampoco, accedió jamás a connubiarse con Beethoven, parece que por su carácter de los perros demonios). Quiere exhibirle su música. Así es que ella acepta pacientemente fungir de sirvienta, enfermera y copista de partituras para Beethoven. Y éste, qué joer, si la chica está de buen ver, le empieza a tomar cariño. El momento magistral llegará, por supuesto, cuando se interprete la Novena Sinfonía, blah blah blah, pero... ¿conseguirá resistir esta nueva relación de amistad al carácter puercoide de nuestro heroico Beethoven...?

El espíritu de los tiempos.
¿Qué demonios se le había perdido a Agnieszka Holland en el siglo XIX? La chica, o mejor dicho no tan chica, que para algo nació en 1948, ha tenido ya sus morreos con el mundillo del arte decimonónico. Lo intentó con "Eclipse total", ya saben, la película maldita porque sale Leonardo Di Caprio antes de hacerse famoso con "Titanic" interpretando al faggit Arthur Rimbaud, y luego rodó "La heredera", basada en la novela del siempre sinuoso y viperino, y por ende muy recomendable, Henry James. Ahora saltó de la Literatura a la Música, y se atrevió con Beethoven. Porque sí, porque era tiempo de hacer una de Beethoven. La idea hubiera sido genial, pero existe un grave problema. Resulta que en 1994 se rodó una película llamada "Amada inmortal", en donde Beethoven es interpretado, poquita cosa, por nada más y nada menos que el entonces on-the-top Gary Oldman. Y pues bien, aquí tenemos a Ed Harris, vale, un gran actor, pero... Deberían haber dejado que pasara un poco el tiempo desde la otra peli. Sí, algunos tenemos buena memoria.

¿Por qué verla?
- Aunque esta película no es la más grande representación de un genio artístico jamás rodada, y a pesar de sus numerosas flaquezas, el nivel es aceptable. Agnieszka Holland siempre ha tenido una cierta tendencia a tratar de hacerse la artista, pero aquí renuncia a eso; no es que salgamos ganando porque el intento por meter toques de comedia sofisticada no queda muy bien que digamos, pero al menos es mejor tener una peli pseudoartística ligera, que una peli pseudoartística pesada, así es que, estamos bien.
- Ed Harris está relativamente bien. Claro que desgraciadamente su Beethoven no resiste la comparación con el mucho más intenso retratado por Gary Oldman en la mencionada "Amada inmortal", lo que es una lástima, porque Ed Harris es un peazo actor, y verlo en pantalla siempre es un lujo, y aquí no es la excepción; me pregunto hasta qué punto Harris no supo manejarse con el personaje, y hasta qué punto la Holland lo dejó hacer a gusto. Porque su Beethoven es pintado por los personajes como un ogro terrible y maloliente, y la verdad, parece más un Daniel el Travieso que un Shrek, si me preguntan (impagable la escena en la que finge flatulencias mientras está tocando en el piano...). A su lado, Diane Kruger, qué decir... Miren, la chica es linda, lindísima, es que está para, eeerrr... darle un abrazo, sí, digámoslo así... Pero de actuación... Empiezo de nuevo. A Diane Kruger la conocíamos especialmente por haber interpretado a Helena de Troya en la horripilante "Troya" (claro que ahí hasta los buenos actores lucían mediocres, lo que no le hace ningún favor al director Wolfgang "Conocí Mejores Días" Petersen), y en "Troya", Diane Kruger se lucía por su nulo talento para proyectar la belleza arrobadora que Homero le atribuye a su personaje, aparte de los obvios méritos físicos; también actuó con Nicholas Cage en "La leyenda del tesoro perdido" y su correspondiente secuela, peli en la que obviamente no se le pedía una candidatura al Oscar... Aquí, en cambio, sigue linda, pero se emperra en que debe actuar, y de tanto que lo intenta, a ratos hasta lo logra. Viéndola en "La pasión de Beethoven", pareciera ser que el problema de Diane Kruger no es la falta de talento, sino un poco más de osadía, porque a ratos está más que bien, y en otros minutos de la cinta pareciera querer decir "oiga, Maestro Ed Harris, ¿podría darme permiso para actuar...?". El resto de los actores está casi de comparsa, están bien, pero como comparsas, y el único que consigue darle emoción y vida a su personaje es Joe Anderson, quien interpreta al sobrino botarate de Beethoven.
- Aunque el nivel general de la historia es de cierta mediocridad, hay grandes momentos. Tener una peli sobre Beethoven entre las manos permite la obvia ventaja de usar la música de Beethoven. Y en la larga secuencia que desarrolla el concierto de estreno de la Novena Sinfonía, la peli brilla con enorme luminosidad. Asistimos a la llegada de los personajes, a los nervios de Beethoven, a la chica ayudando a Beethoven a dirigir, a los concertistas desconcertados por ser dirigidos por un Beethoven sordo, al lento desarrollo de la sinfonía, finalmente al bellísimo coral (¡claro que lo conocen, es el "Himno de la alegría", demonios!), todo eso con una espléndida cinematografía, ambientación, vestuario... todos los recursos del cine histórico de toda la vida. Esa secuencia es para amarla, lisa y llanamente.
- Hay otras escenas que valen la pena, por lo divertidas o por lo sentimentales. Beethoven espantando a un convento de monjas. La vecina de Beethoven feliz de ser su vecina, a pesar de lo ogro que éste sea. Los diálogos entre la prota y una tía vieja que es monja. Todo esto ayuda a solventar algunos recursos más o menos obvios, como el contraste "arte cálido vs. ciencia fría" (Beethoven vs. el noviecito ingeniero de la prota), o los diálogos sobre la naturaleza del arte, interesantes si no fueran un tanto estereotipados. Pero en fin. Media película con escenas buenas es mejor que nada.

IDEAL PARA: Ver una recreación sobre Beethoven, a ratos llevadera y a ratos francamente buena.

"El cantante" (2006).


"Quand j'étais chanteur". Dirigida por Xavier Giannoli. Protagonizada por Gérard Depardieu, Cécile de France, Mathieu Amalric, Christine Citti, Patrick Pineau, Alain Chanone, Christophe, Jean-Pierre Gos. Francia. Año 2006.

¿De qué se trata?
Es la época de peinar canas para Alain Moreau, un cantante que fue pelucón en los tiempos del vinilo, pero que ahora debe batirse en retirada, en parte porque por edad está para ídolo de las terceraedadeñas, y en parte porque las nuevas generaciones prefieren llamar a un buen DJ a los matrimonios. La vida es cotidianamente aburrida para nuestro buen Moreau (sin parentesco con el tipo de la isla, suponemos), hasta que de pronto conogcé a una chigcá qgue le remuevé le coragzón... Unos bailes y un poco de champaña hacen el milagro, y terminan acostándose en una de esas piezas con servicio incluido. A la mañana siguiente se despiertan, y ella, ¡ah, no!, yo soy autosuficiente, no tengo sentimientos, qué demonios hice, se levanta y se marcha sin ni un beso ni una flor ni una caricia ni un te quiero ni un adios... Nuestro buen Alain Moreau queda rayando el vinilo con la chica, y como hay conocidos comunes, pues empieza la labor de averiguar si hay o no contrato con La Discográfica Del Amor. La chica, dale que no, pero como trabaja en corretaje de propiedades, el tipo se hace el inteligente y empieza a pedir paseo, y "no, esta casa no me gusta, esta tampoco, esta quizás, cuando yo era joven estaba en X lugar ¿te dije?, oye ¿en verdad no quieres una segunda revolcada conmigo?". Pero las cosas no son fáciles cuando su amiguete está también haciéndole los puntos a la chica, mientras el propio cantante es también víctima sentimental de su manager, una chica que tuvo algo que ver con él en el pasado, que ahora está con otro, pero que igual quiere un poco de micrófono en su vida después de ponerse verde de celosa mientras el cantante miraba a la corredora de propiedades...

El espíritu de los tiempos.
Oh, la France, la France, allons enfants de la Patrie... Los franchutes tienen tradición en eso de filmar pelis muy realistas y muy urbanas que cuentan dramas románticos entre personajes sibilinamente marcados por su propio interior, etcétera, y que a diferencia de las pelis románticas yankis, en donde superan sus conflictos personales de manera más o menos obvia para que puedan reconciliarse al final, en las franchutas se revuelcan en su propio "si quiero, no quiero" para que la cosa no fluya y la peli sea más artística, incluyendo el final triste con separación de rigor. Aunque al ver pelis como "El cantante", pareciera ser que esos tiempos están lejanos. Por suerte. Porque si bien se nota el tinte francés de la peli, es también liviana, discreta y simpática, y no tiene pretensiones de "yo hagóóó cinééé agtééé pogquééé yo soyyy agtistááá"...

¿Por qué verla?
- Esta peli es romántica, y oscila entre la comedia y el drama. Cuando digo comedia, no me refiero a que trate de sacar carcajadas, y menos a que haya una chica proclive a darse de mamporros contra el suelo al estilo Sandra Bullock o Drew Barrymore; me refiero, más bien, a cierto temperamento de tomarse las cosas con calma, de no convertir una historia romántica en un melodrama para fagocitar pañuelos desechables... Es un drama, cierto, pero en términos de vida cotidiana y conflictos cotidianos, sin grandes pasiones exaltadas ni llantos épicos para la platea. El conflicto está basado en las personalidades de los personajes (lo de siempre: la chica quiere, pero si acepta estaría sacrificando su autonomía, etcétera), no en las vueltas de tuerca de tipo "él llega cuando ella se va, quería decirle que la amo y no alcancé"... Puede decirse, en ese sentido, que es una buena peli romántica.
- Toda peli romántica debe basarse en la química entre actores, y aquí eso fluye. No sé si calificarla de una relación hot, pero por lo menos se nota que vuelan chispas de acá para allá. Ayuda, por supuesto, el gran profesionalismo del único y grande Gérard Depardieu, quizás el mejor candidato a Actor Francés Para Ser Rescatado En Caso De Explosión Termonuclear En Francia, pero a su lado tiene la gran presencia escénica de doña Ojos Grandes, la también grande Cécile de France, con una nutrida filmografía en Francia, pero no demasiado conocida en el exterior (entre las pelis en que ella actúa, y que rebasaron el Círculo de Hierro del Cine Francés, están el remake de "La vuelta al mundo en 80 días", y el thriller "Alta tensión"). Entre ambos se las apañan para levantar un filme que, seamos honestos, en manos de otra pareja protagónica hubiera pasado merecidamente sin pena ni gloria. Pero estos dos... Es que dan ganas de mandarles un par de charchutazos a cada uno y decirles "¡¡¡Se quieren, maldita sea, se quieren, FOLLEN DE UNA P*** VEZ, DEMONIOS!!!".
- Música a raudales. Ya sé lo que van a decir, se trata de un cantante, así es que esto no debería ser una sorpresa. Pues bien, se asombrarían ustedes de la cantidad de pelis en que no se explota todo lo que debería explotarse. Hay espacio para la nostalgia, para el "antes era otra cosa", pero la peli no degenera en el tributo destemplado ni en el homenaje lacrimógeno. Y las canciones son más que simpáticas (lo dice alguien no demasiado experto en la chanson francesa).

IDEAL PARA: Ver una buena peli romántica, con actores carismáticos interpretando personajes simpáticos.

domingo, 23 de diciembre de 2007

"El Libro de la Selva" (1967).


-- "The Jungle Book". Estados Unidos. Año 1967.
-- Dirección: Wolfgang Reitherman.
-- Actuación: Voces de (en inglés) Phil Harris, Sebastian Cabot, Louis Prima, George Sanders, Sterling Holloway, J. Pat O'Malley, Bruce Reitherman, Verna Felton, Clint Howard, Chad Stuart, Lord Tim Hudson, John Abbott, Ben Wright, Darleen Carr.
-- Guión: Larry Clemmons, Ralph Wright, Ken Anderson y Vance Gerry, con aportes sin acreditar de Bill Peet, basados en el libro de Rudyard Kipling.
-- Banda Sonora: George Bruns.

-- "El Libro de la Selva" en IMDb.
-- "El Libro de la Selva" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

De haber sabido la de trifulcas que iba a pasar, Bagheera hubiera hecho precisamente eso, pasar, pero del verbo "pasar de largo". Pero no. Por muy pantera que sea, Bagheera se enternece con un "cachorro humano", como lo llama, y se niega a darle muerte y merendárselo. Gracias a lo cual tenemos película, dicho sea de paso (eso pasa por saltarse las leyes de la naturaleza, ¿ven, niños?). Pero veamos. Bagheera se lleva al alevín humano consigo, y lo deja en adopción a una familia de lobos (otro carnívoro más... ¿es que nadie devora a nadie en esta selva...?). La pareja de lobos y su respectiva progenie acceden a criar al lobo calvo, y Mowgli, porque así se llama el polluelo humano (alias "ese loco bajito") se transforma en un niño hecho y derecho. Mas, las malas noticias empiezan a soplar con viento gélido por la selva. Shere Khan, el temible tigre, está de regreso en la jungla. Y todos saben que Shere Khan odia a los humanos por principio, y que a la primera oportunidad que tenga, arrojará la dentellada. De manera que Bagheera tiene otra vez que hacerse caso del renacuajo humano, y llevárselo consigo. En mala hora. El niñato, como es tradición en los filmes de Disney (léase "Pinocho", "Peter Pan", "Alicia en el País de las Maravillas") pasa de los adultos y le gusta hacer las cosas a su reverenda berenjena, lo que por supuesto es caldo de cultivo fácil para la moralina final Disney de "cuando seas niño, obedece a tus mayores, ellos saben lo que es mejor para ti". Pero en fin, regresando a la peli. Bagheera se lleva a la larva humana consigo, y tras algunas peripecias, se encuentra cara a cara con el temible Baloo, un oso que amenaza terriblemente al niño con la peor de las amenazas posibles: le dice al chico que no hay que preocuparse, que la vida de holganza es buena, que debes pasarla bien y relajaaaaaarte, compadre. Y como Baloo está harto más entretenido que Bagheera, el chico empieza a hacerle caso y a irse por el lado del discurso hippientocomunista del oso, y empieza a pasar de la pantera. En mala hora, porque ahí andan dando vueltas los monos de la ciudad perdida y están dispuestos a hacerle pasar un muy mal rato a Mowgli, y eso por no hablar del gran enemiguete, de Shere Khan, quien ha oído y se ha olido la existencia de un ternero humano, y está dispuesto a hacérselo novillos en la panza.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En 1967, Walt Disney había acumulado treinta años de triunfos glamorosos como productor de dibujos animados, desde su supermegahit "Blancanieves y los siete enanitos", hasta la película en comento (bueh, con alguna excepción, que "Fantasía" le quedó la retemblina de artística, pero de público acabó más bien corta). Uno de los puntales más sólidos del canon fílmico animado de Disney, es su sistemática campaña de masacre y saqueo, con espíritu de conquistador español, de todos aquellos viejos clásicos literarios que fueron adaptados desde las altas cumbres hasta el gusto más bien verde y vulgar del pequeñoburgués yanki promedio: "Pinocho", "Alicia en el País de las Maravillas", "Peter Pan", etcétera. Después de haber hecho pedazos la leyenda artúrica con la anémica "La espada en la piedra", Walt Disney se embarcó otra vez en pos de la Literatura Inglesa. Ahora, la indefensa víctima fue Rudyang Kypling. Por cierto, el espíritu de Kypling se vengó cumplidamente, porque mientras Walt Disney estaba produciendo esta película, falleció de cáncer... A medida que pasaba el tiempo, los filmes Disney se iban haciendo cada vez más conservadores y reaccionarios (ya mencionamos "La espada en la piedra"), y no parecía querer darse cuenta de que mientras seguía haciendo filmes de moralina ramplona y yankizante, el mundo afuera estaba hirviendo de hippies (o acaso por eso).

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es una película con ciertas pretensiones. El estilo de dibujo es fiel continuación de "La espada en la piedra", en su estilo "corto del Correcaminos", pero está más pulido (por cierto, ambos filmes comparten el mismo director, Wolfgang Reitherman, cuya carrera de director está escalonada de filmes Disney). Incluso hay un bonito efecto especial en el tratamiento visual que se le confiere a una cascada de fondo. Por otra parte, da una pista el hecho de que Shere Khan, el villano principal, en la versión original reciba su voz nada menos que de George Sanders, siempre fiel a su rol de clásico secundario de lujo, en los filmes de los '50s y '60s ("Sansón y Dalila", el "Ivanhoe" de 1952, "Salomón y la Reina de Saba", y agárrense, fue el Señor Frío en el "Batman" televisivo de los '60s). Nosotros no lo pudimos apreciar porque tuve acceso a la versión doblada al castellano, en el cual estaba el humorista mexicano Tin Tan como Baloo (en su época quizás fue un gran aporte, pero ahora)... Consigue ser alegre cuando debe ser alegre, risueña cuando debe ser risueña, y siniestra cuando debe ser siniestra. Consigue incluso un poco de drama, con los constantes narizazos de Mowgli contra una realidad que le supera y le obliga a encaminarse hacia donde debe, hacia la civilización ("por tu bien, hijo mío, por tu bien").

-- Ahora, veamos la parte negra. ¿Alguna vez han leído "El Libro de la Selva", de Rudyang Kypling. Es una maravilla estilística, y al mismo tiempo una hermosa colección de relatos, de los cuales SÓLO ALGUNOS están protagonizados por Mowgli. Dicho más claramente: la película se salta a matacaballo la mayor parte de los episodios para centrarse en Mowgli, y de paso, se carga toda la belleza narrativa. El incidente en la ciudad prohibida, que en la novela está resuelta con tensión, misterio, y un tono siniestro, en la peli es divertida, o al menos pretende serlo (y de buenas intenciones está empedrado el infierno). El discurso intelectual es desagradablemente reaccionario, y se reduce a la idea de que los humanos deben estar con los humanos, y los animales con los animales (¿quién dice?). El personaje de Baloo, que propugna vivir como el buen salvaje, está trágicamente equivocado, porque como buen enemigo de los yankis, le quita el hombro al trabajo. Los monos de la ciudad perdida, en su calidad de caricatura de los hippies y los latinos, no pueden ser más sangrantes. Shere Khan parece una caricatura de sí mismo, y en la novela tiene harta mayor presencia. Presentar a los elefantes como una panda de ridículos es delito, después de haber visto el respeto que tiene Kypling por la profesión marcial. Como siempre, podemos decir que la falta de respeto contra el original literario puede justificarse en parte al menos, si la ganancia supera a la pérdida, pero la verdad de las cosas es que aparte de casi inadaptable en cuanto libro, "El Libro de la Jungla" es demasiado bello para que gane algo si se le quita la más pequeña de sus partes. De hecho, se rumorea que el guionista original, Terry Gylkinson, decidió irse a paseo después de que no pudiera escribir un guión que prescindiera de los aspectos más oscuros del libro, tras lo cual se contrató a un par de paniaguados que culminaran la faena...

-- Lo que voy a decir es de exclusiva responsabilidad personal. ¿Es idea mía, o hay un cierto tono de represión sexual en torno a la historia? Mowgli crece con una familia putativa, y cuando debe marcharse, termina en manos de un Bagheera agresivamente dominante, aunque sensato (la imagen de un padre de familia de la Era Eisenhower, si me preguntan), y un Baloo condescendiente y algo alocado (la imagen de una madre de familia sexy y descocada, también en el Baby Boom). Eso, por no hablar de que Mogwli "se hace hombre" (literalmente, porque deja de ser animal y abandona la jungla) cuando conoce a una chica, con la cual, por cierto, se hace terriblemente torpe. Ya ven: haber conocido a una chica salvó la heterosexualidad de Mowgli.

IDEAL PARA: Niños pequeños y público que NUNCA haya leído el texto original de Kypling.

"Blancanieves y los siete enanitos" (1937).


-- "Snow White and the Seven Dwarfs". Estados Unidos. Año 1937.
-- Dirección: David Hand (sin acreditar).
-- Actuación: Voces de (en el original inglés) Adriana Caselotti, Lucille LaVerne, Stuart Buchanan, Roy Atwell, Eddie Collins, Pinto Colvig, Marion Darlington, Billy Gilbert, Otis Harlan, Scotty Mattraw, James McDonald, Moroni Olsen, Harri Stockwell.
-- Guión: Adaptada por Ted Sears, Richard Creedon, Otto Englander, Dick Rickard, Earl Hurd, Merrill De Maris, Dorothy Ann Blank y Webb Smith, sobre el cuento de hadas de Wilhelm Grimm y Jacob Grimm.
-- Banda Sonora: Frank Churchill, Leigh Harline y Paul J. Smith.

-- "Blancanieves y los siete enanitos" en IMDb.
-- "Blancanieves y los siete enanitos" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Había una vez, en un lejano reino de tintes medievales (aunque sin caballeros andantes ni bárbaros ni nada de eso), una princesita llamada Blancanieves, que al morir su padre, quedó a cargo de su malvada y ponzoñosa madrastra, que la hacía ejecutar los más viles y retorcidos trabajos, aquellos propios de la servidumbre. Todos los días la reina, esta insegura luchadora de la independencia femenina de baja autoestima le pregunta a su espejo mágico quién es la chica más bonita del reino, a lo que el espejo, en un alarde de lamebotismo, responde que tú, mi querida reina. Hasta que un día el espejo cobra valor y le dice a la cara que ya no eres la más bonita, Reina Malvada, sino que tu hijastra está entrando en edad de merecer, y por ende, está más bella que nunca (además no lleva tus genes porque es tu hijastra, así es que no envejecerá groseramente como tú). Al escuchar las malas nuevas, la Reina decide que Blancanieves habrá de morir, y para eso obliga a un cazador a darle un paseíto por el campo, en donde ella ¡ups! sufra un "accidente" que la imposibilite para regresar al castillo, y a ser posible, al mundo de los vivos de paso. Pero el cazador, que para eso es hombre, para dejarse influir por las feromonas, no se atreve con la bella Blancanieves, y la incita para que se fugue. Blancanieves llega de este modo a la cabaña de unos enanitos, que en vez de apresarla para cobrar rescate, deciden que ella es buena, después de todo (cocinó y barrió su pocilga, ¿OK?) y se la quedan. Pero más tarde o más temprano, la Reina descubrirá el embuste, y entonces, como la bruja malvada que es, no trepidará ante cualquier medio para imponer la Razón de Estado por encima de aquellos terroristas que se atreven a desafiar su autoridad suprema...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Hubo una época, hace mucho, mucho, mucho tiempo atrás, en la cual los cuentos fantásticos eran algo temible y ominoso. Hablaban de los avatares de princesas y de seres mágicos, de hadas y de ogros, y de brujas también, y reflejaban bien la mentalidad de terror que el hombre de la Edad Media tenía frente al mundo natural, a lo que había más allá de los límites de la aldea, a eso contra lo cual quizás ni la Voluntad Inescrutable de Dios quisiera protegerlos. Con el tiempo y la llegada de la Revolución Industrial, el hombre le fue perdiendo el miedo, y por ende el respeto, a la naturaleza terrible que todo se lo come, y dichos cuentos, ahora transformados en leyenda y folklore, fueron perdiendo fuerza. Más tarde o más temprano, alguien discurriría que dichos cuentos estaban buenos para contárselos a los niños, pero de manera mucho más almibarada que en su versión original. En 1937, Walt Disney se atrevió. Llevaba cerca de una década haciendo cortos animados, y había llegado el momento de dar un salto más grande, de hacer un largometraje animado con todas las de la ley. Se rieron de él. Le dijeron que estaba loco. Aquello sería una pérdida de dinero. ¿Quién demonios querría sentarse a ver una peli de hora y media que fuera infantil? La respuesta: los niños. El viejo zorro supo hacerla, porque a lo mejor los padres no tendrían interés, pero para eso estaban los niños mimados, para presionarlos (así es como, el día de hoy, algunos esforzados padres tuvieron que mamarse "Pokemon")... El resultado fue el primer largometraje animado de la Historia, además de la creación de un poderoso imperio cinematográfico que dura hasta el día de hoy, saqueando impunemente la riqueza literaria y folklórica del mundo. En "Blancanieves y los siete enanitos", Walt Disney todavía se contenía y era respetuoso con el material original. Ya habría tiemop para que agarrara algo más de confianza y autoindulgencia...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Para ser sinceros, la película ha envejecido un buen poco desde 1937 hasta ahora. Sigue siendo una buena película desde muchos aspectos, pero en otros es hija de su época, y si no se la ve con ojos de ese tiempo, puede pecar de ser un ladrillazo; a veces tengo la impresión de que muchos quienes la alaban como un gran filme en la actualidad, lo hacen de oídas y no se han dado el trabajo de sentarse a verla en verdad. Lo principal es, a estas alturas, su valor histórico y su indiscutible calidad de referente cultural, el haber sido un gran hito en la evolución del cine, al demostrar que los largometrajes animados eran técnicamente posibles y comercialmente viables, y además, al haber llevado hasta el límite las posibilidades de la animación de su época. Y es que, en plena época de CGI, desde el punto de vista estético "Blancanieves y los siete enanitos" se come con zapatos a "Shrek" y numerosas otras por el estilo.

-- Secuencias memorables. La película peca de remolona, en particular durante las secuencias de Blancanieves compartiendo con los enanitos, y las canciones pueden llegar a ser insufribles, no tanto porque sean malas en sí, sino porque el abuso del recurso por parte de filmes posteriores de Disney crean anticuerpos contra lo que en "Blancanieves y los siete enanitos" era original, pero que después devino en fórmula, y de la manera más grosera posible. Pero a cambio tenemos la estupenda secuencia de la fuga de Blancanieves, por cortesía del cazador, o el coro de los enanos saliendo de la mina, o la transformación de la Reina en una ancianita. Por esas secuencias vale la pena soportar pastelazos edulcorados como la secuencia del príncipe con Blancanieves en el balcón, las insufribles pachotadas de los enanos, o una pelea final un tanto falta de fuelle para los cánones actuales.

-- El Espejo Mágico. Vamos, que todo el mundo se acuerda de la prota, los enanos, el príncipe y la bruja, y nadie se detiene a hablar de este valiente servidor que no tiene empacho en echarle sus cuatro verdades a su jefa (no eres la más bonita, ¿y?), y mantiene una severa dignidad en sus escasos minutos de aparición. ¡Incluso hasta en "Shrek", sigue siendo uno de los personajes más carismáticos! Lástima que no aparezca más...

IDEAL PARA: Ver un filme indudablemente histórico. En particular acompañado de niños de cuatro años que todavía sean capaces de maravillarse con esas cosas, antes de quedar deslumbrados por algún juego first person shooter en la consola de videojuegos...

jueves, 20 de diciembre de 2007

"Fuerza Delta" (1986).


-- "The Delta Force". Estados Unidos / Israel. Año 1986.
-- Dirección: Menahem Golan.
-- Actuación: Chuck Norris, Lee Marvin, Martin Balsam, Joey Bishop, Robert Forster, Lainie Kazan, George Kennedy, Hanna Schygulla, Susan Strasberg, Bo Svenson, Robert Vaughn, Shelley Winters, William Wallace, Charles Grant, Steve James, Kim Delaney.
-- Guión: James Bruner y Menahem Golan.
-- Banda Sonora: Alan Silvestri.

-- "Fuerza Delta" en IMDb.
-- "Fuerza Delta" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

LUGAR NOSÉCÓMO, AÑO 1980, NOSÉCUÁNTAS MILLAS AL SUR DE TEHERÁN (es de esas pelis con subtítulos en letras militares con tipografía "Los magníficos", que te informan cada cinco segundos sobre la latitud, la longitud, el día calendario con su correspondiente día de semana, y la hora con aproximación de un cuarto). Un helicóptero revienta. Los boys del ejército yanki evacúan. ¿Y el piloto del helicóptero? ¡Se achicharrará, señores, y nadie puede rescatarlo! Pero, ¡ah, no se preocupen! Ahí está nuestro buen y viejo Chuck, listo para salvar el día. Esta vez, Chuck Norris (no tiene caso aprenderse el nombre del personaje, Chuck siempre interpreta a un solo personaje, a Chuck) se mete al dichoso helicóptero y saca a su camarada, porque en las pelis de Chuck, nadie se queda atrás. A pesar de todo, Chuck está fastidiado, porque la operación habría sido un éxito, de no ser porque esos señores políticos se metieron a hacer lo suyo, y Chuck está visiblemente cabroneado de que no dejen a los boys hacer lo que mejor saben hacer. Así es que se sale de la Fuerza Delta. Pasa el tiempo. Estamos a 1985. Aprovechando que el gran Chuck Norris está retirado, los terroristas levantan cabeza otra vez; los joputas, musulmanes para no romper el lugar común, se roban un avión repleto de pasajeros y en vez de dejarlo seguir a Roma, no vaya a ser que se hagan cristianos, ordenan su desvío a Beirut. El viejo jefe de Chuck (Lee Marvin, qué se creen, ¿quién otro podría tratar de mandar por sobre Chuck?) reune a la Fuerza Delta y se prepara para imponer el orden y la legalidad otra vez en el Medio Oriente, pero esperan cinco minutitos, por si acaso... ¿Qué demonios esperan?, espeta un suche. En ese minuto llega la respuesta: llamado una vez más por las fuerzas de la democracia, Chuck llega andando en moto para encajarle sopa de nudillos a las mandíbulas terroristas. No haremos la clásica y melodramática pregunta de rigor de tipo ¿conseguirá Chuck Norris vencer a los terroristas?, porque... ¡¡¡ES CHUCK NORRIS!!! ¡¡¡CHUCK, CARAJO!!! ¿¿¿CÓMO TE ATREVES A DUDAR DE LOS PODERES ANTITERRORISTAS DE CHUCK???

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En aquellos lejanos '80s en que Rocky Balboa metía puños al comunismo, podías escuchar los bramidos de las manadas de telepredicadores, y "The Final Countdown" de Europe era el non plus ultra del satanismo, emergió el legítimo duro americano yanki: Chuck Norris. Repasemos. Arnold Schwarzennegger era el duro con estilo, Sylvester Stallone era el duro con pretensiones, Bruce Willis era el duro reluctante, y Chuck... Chuck era el duro sin calificativos, caramba. Chuck Norris es la figura más emblemática de los filmes de la Cannon, pelis de bajo presupuesto centradas fundamentalmente en la acción (aunque no se crean, llegaron a distribuir pelis de pretensiones artísticas también), y en la acción porque el presupuesto no daba para más. Los productores de la Cannon eran Menahem Golan (sí, has visto ese nombre antes, es el que dirige esta peli) y Yoram Globus, dos judíos radicados en Estados Unidos que opinaban sobre el País de las Barras y Estrellas que era lo mejor podía pasarle a este puto mundo, y por ende, hacían pelis agresivamente sionistas/republicanas. Parida el mismo año que otro clásico del género "the american way is the only way" como lo es "Aguilas de acero", pero con menos presupuesto y tomándose mucho más en serio, "Fuerza Delta" es el más fiel reflejo de la filosofía Cannon: los judíos y los americanos son buenos porque sí, los musulmanes son malos porque sí, y el duro de turno se encargará de demostrarlo.

¿POR QUÉ VERLA?

-- La verdad, esta película es desarmante. En estricto rigor, debería haber sido el clásico producto de guión lineal, estilo "el duro se estrena en acción, luego aparecen los malos haciendo joputás, luego el duro reaparece, luego los malos dan un contragolpe, luego el duro hace lo suyo y FIN". Y sí, el guión cumple a rajatabla con todas esas etapas. Y sin embargo, es notorio el afán de crear una peli de cierta suntuosidad. Cómo demonios pretenden conseguir eso con el vuelto del pan, no lo sé. Pero lo pretenden. Vean el elenco, si no. Frente a Chuck Norris tenemos a otro duro quintaesencial, como lo es nada menos que el gran Lee Marvin, héroe de los Western de antaño; por cierto, este fue el último rol de Marvin en el cine, snif... En los secundarios tenemos a George Kennedy como un sacerdote de pro, haciendo su especialidad, o sea, merendándose a la plancha a todo el resto del elenco; ni qué decir, este George Kennedy en los '70s fue el infatigable Patroni de "Aeropuerto" y secuelas, el dirígelotodo que le daba réplica al héroe Charlton Heston, y en los '80s y tempranos '90s fue el jefe de Frank Drebin en la ultraclásica "¿Y dónde está el policía?" y secuelas. O sea, tenemos a un antiguo prota de las clásicas Aeropuerto (las cuatro canónicas, las de los Estudios Universal, no sus exploits serie B), como pasajero de un avión tomado como rehén, más llamativo imposible el réclame, oiga... Y tenemos también a Shelley Winters, que se paseó por "La noche del cazador", "El diario de Ana Frank", "Lolita", "La más grande historia jamás contada", "La aventura del Poseidón"... además de ser la villana invitada Ma Parker en la mítica "Batman" de los '60s. Y el general mandamás es nada menos que el venerable Robert Vaughn, el clásico agente de CIPOL (UNCLE, en el original inglés). Un elenco de peso para tratarse de un simple serie B. (Digamos de paso que aparece una jovencita Kim Delaney en un rol ultrasecundario como monja, años antes de ser la prota de "Policía de Nueva York" y otros productos televisivos). Además, el formato de inicio (pasajeros presentándose antes de subir al avión, y que los terroristas hagan lo suyo) también responde al modelo no de las pelis de acción, sino de las de catástrofe setenteras. En puridad, salvo por la secuencia de créditos, no vemos a Chuck en real acción sino hasta la mitad de la peli. Lo dicho: esta peli es desconcertante.

-- Esta peli, así como otros subproductos de la Cannon, muestra de la manera más agresiva posible, aquella ideología fascistoide que en pelis como "Aguilas de acero" o "El último guerrero espacial" también estaba presente, pero con mayor gracia, incluso con elegancia. La primera mitad de la peli se reforcila mostrando cuán malvados son los terroristas musulmanes, para que podamos odiarlos a gusto, pero es que ni siquiera los detestas, de tan estereotipadamente malvados que son (de todas maneras, prefieren la violencia sicológica por sobre la física). Así, cuando en la segunda mitad veamos a Chuck Norris haciendo lo suyo, o sea, cepillarse a los enemigos de la democracia, podremos estar de todo corazón con el héroe. O eso se supone. La definición de "el lado bueno" en la peli es clara: Estados Unidos e Israel, hermanados contra los malvados musulmanes que están ahí para putear a ambos, así, porque sí, porque son musulmanes, joer, y como infrahumanos que son, odian todo lo que es bueno, noble, decente y democrático en este mundo.

-- Es una de Chuck Norris. La ideología fascistoide de sus pelis le dio un cierto público en los '80s, y ya hay voces reivindicando sus pelis como pequeñas perlas de acción. Bueh, considerando que la carrera de Norris corrió íntegra al alero de la Cannon, no es que podamos esperar mucho de ellas. Chuck Norris fue siempre el hermanito menor de los auténticos grandes de la acción ochentera, y eso se nota. Al César lo que es el César... y al monaguillo lo que es del monaguillo.

-- Un plus que tiene esta peli, es que cuando empiezan las balas, vemos terroristas muertos sin ceremonia. En aquellos años, si querías filmar carnaza, la filmabas y sanseacabó. Nada de mierda Nü Metal estilizada para bajarle la calificación del público e infiltrarse entre los adolescentes. Si tienes que mostrar a un pobre diablo haciendo el parkinson gracias a una metralleta disparándole a 30 centímetros del torso, pues lo muestras y punto. Por desgracia, ya no las hacen así...

IDEAL PARA: Amantes de la casquería fascistoide ochentera.

"Fuerza Delta 2: La conexión colombiana" (1990)


"Delta Force 2: The Colombian Connection". Dirigida por Aaron Norris. Protagonizada por Chuck Norris, Billy Drago, John P. Ryan, Richard Jaeckel, Begoña Plaza, Paul Perri, Héctor Mercado, Mark Margolis, Mateo Gómez, Ruth de Soza, Gerald Castillo, Geoff Brewer, Rick Prieto, Sharlene Ross, Michael Heit.

¿De qué se trata?
Brasil. Es pleno tiempo de Carnaval, pero los esforzados boys de la DEA están trabajando horas extras, y en vez de faenarse a las mulatas, andan siguiendo a un narcotraficante, un tal Ramón Cota (¿por qué todos los capos narcos latinos se llaman "Ramón"? En la tercera temporada de "24" era lo mismo...). Pero el cazador se vuelve la presa, y los esbirros de Cota consiguen emboscar a los agentes de la ley y el orden, enviándoles cordiales saludos a punta de ráfaga de ametralladora. Como nadie juega con los chicos de U.S.A. y vive para contarlo, pues bien, nuestro buen último baluarte de la democracia y la defensa de los derechos civiles, Chuck Norris (democracia y derechos civiles para los pacíficos ciudadanos del american way of life, claro está, para nadie más) entra en acción, y con un amiguete secuestran a Ramón Cota sobre los cielos de Miami y se lo llevan a juicio en Estados Unidos. Ahí vemos entonces otro éxito supremo del sistema democrático, cuando le fijan una fianza irrisoria para que el sujeto pueda tranquilamente salir a la calle y seguir haciendo sus pachotadas. Pero comete un trágico error. Se venga no sólo del amigo de Chuck Norris, sino también de su familia. Al respecto, permítanme recordarles que las lágrimas de Chuck Norris curan el cáncer, lástima que él nunca haya llorado jamás. Comprenderán que el tiempo de Ramón Cota, después de esto, está contado (más o menos hora y media de película, y hasta nunca, maldito).

El espíritu de los tiempos.
¡Ah, los tiempos de la Cannon...! La productora Cannon fue en los '80s sinónimo de acción parafascista de bajo presupuesto. Mientras los grandes estudios tenían a Arnold Schwarzennegger o a Sylvester Stallone, la Cannon tenía a su sucedáneo más barato y más ultraderechas en Chuck Norris ("Desaparecido en acción", "Invasión USA", etcétera). Lo de "barato" y de "fascismo americano" se explica fácilmente porque el mandamás del estudio era judío sionista (Menahem Golan no tiene su apellido puesto por casualidad, se lo puso para que su cabeza recordara todos los días de su vida los Altos del Golán a Siria, después de la friega de 1967). Como buen estudio serie B, la gracia es producir barato y harto. Así es que... ¿hubo éxito con Chuck Norris y "Fuerza Delta"? Pues, hacemos secuela. No importa que no haya ningún nexo en común entre ambas películas, como no sea el, ejem, "personaje", ejem, "interpretado", por Chuck Norris (que con sus grandes cualidades actorales, bien podríamos decir que es "Invasión USA 2" o "Desaparecido en acción nosecuánto" y estaríamos en las mismas). Curiosamente, gracias a alguna especie de milagro, de "Fuerza Delta 2" puede decirse que "mantiene" el, ejem, "nivel", de la primera, lo que por supuesto no es demasiado decir, pero algo es algo y peor es mascar lauchas. Incluso, a ratos, es hasta más entretenida.

¿Por qué verla?
- Sigue palmariamente la vieja receta del cine de acción. O sea, personajes esquemáticos y lineales, y bastante acción. En la primera parte Chuck Norris no actúa mucho, como no sea para darle su clásica patada voladora a un trío de rufianes de mala monta; el balón está en el terreno del villano, al cual vemos hacer hartas puteadas para que veamos lo malo malísimo que es, y la verdad es que terminamos detestándolo y deseando que Chuck haga lo suyo, gracias al esforzado trabajo de Billy Drago, insigne actor de cutrerío masivo en cine y TV (había actuado en "Invasión USA", y su gran paso por las ligas del cine serie A fue su magnífica interpretación como Frank Nitti, el aborrecible esbirro de Al Capone en "Los intocables" de 1987). Luego, en la segunda parte, vemos a Chuck Norris haciendo el Superman escalando riscos, quebrando cuellos, repartiendo patadas voladoras, etcétera. Lo de siempre, vamos. No tiene mucho sentido buscarle patas y cabezas a esto: es en realidad una fantasmada tras otra, aunque no demasiado porque el presupuesto no alcanza, ¿vale? (al menos, hay que reconocer que con eso la Cannon conseguía un cierto efecto de realismo que otras pelis con mayor presupuesto tienden a olvidar en beneficio de la estilización de la violencia). Y ahí tenemos al villano sobreviviendo como una mala culebra, a Norris tratando de ponerlo a punto... Divertida, sin lugar a dudas. Olvidable, también. Pero divertida, y eso es lo que cuenta.

IDEAL PARA: Poner el cerebro a descansar amigablemente un fin de semana sin acción por la noche.

domingo, 16 de diciembre de 2007

"Michael Clayton" (2007)


"Michael Clayton". Dirigida por Tony Gilroy. Protagonizada por George Clooney, Tom Wilkinson, Tilda Swinton, Michael O'Keefe, Sydney Pollack, Austin Williams, Jennifer van Dick, Merritt Wever, Kevin Hagan, Julia Gibson. Estados Unidos. Año 2007.

¿De qué se trata?
Esta es de esas pelis de "hace cuatro días atrás", así es que trataré de contarlo con quiebre temporal incluido. Son altas horas de la noche, pero los rascacielos están más iluminados que en una peli de Harry el Sucio; se trata de un bufete de abogados en el cual se está redactando un extraordinario acuerdo legal que pondrá fin a una acción de clase, y en la, pues bien, el estudio está más que gaurr porque tuvieron que cambiar de tiburones hambrientos de carne de litigante enemigo, a negociantes zorros conformes con llevarse un pedazo del pastel. Es posible que algo en el embrollo tenga que ver un operador del estudio jurídico, que, por decirlo en buen chileno, empezó a patinarle el cerebro, y se le ocurrió empezar a creerse Shiva el Dios de la Muerte, etcétera. En forma paralela llega hasta el estudio, en el momento más inoportuno posible, una llamada pidiendo ayuda porque uno de los peces gordos que es cliente del estudio, se le ha ocurrido pasear su lindo vehículo del año por encima del espinazo de un inopinado peatón. Es el momento entonces de llamar a... ¡¡¡Michael Clayton!!!, que como en la mejor tradición Bond, está en ese minuto enfrascado en un juego de póker (claro que, esta vez, sin el glamour de Sean Connery, y eso que es George Clooney al teléfono). Michael Clayton abandona la partida y viaja para conversar con el cliente, que resulta ser un infeliz "tengo dinero, así es que arréglenlo, joputas". Nuestro buen Michael Clayton está más que fastidiado, de manera que cuando emprende el viaje de regreso, encuentra momento para solaz y regocijo con la Madre Naturaleza... justo a tiempo para esquivar una terrible explosión que convierte a su lindo y aerodinámico automóvil en un carrusel de fuegos artificiales. ¿Es que acaso alguien quiere ver muerto a Michael Clayton? ¿Tendrá eso que ver con el multimillonario arreglo que sus propios jefes quieren llevar a cabo? Como lo decía al comienzo, la respuesta, "hace cuatro días atrás"...

El espíritu de los tiempos.
Future Now; no es que las grandes megacorporaciones estén por comerse al mundo entero, es que lo están haciendo ahora-mismo-ya. Si todo es manejado por los tentáculos de las grandes transnacionales, ¿qué espacio le queda al pobrecito ser humano? Sería inoficioso resumir todo el cine de "el individuo contra el sistema", que en los buenos y viejos tiempos era "el individuo contra el Estado", pero ahora es "el individuo contra los grandes conglomerados económicos". Y el "cine de juicios" tiene también su solera en esto, con varias pelis que tienen por escenario las acciones de clase, o sea, las que entablan un grupo de consumidores, o simplemente de personas, en contra de alguna empresa que está cagándose genéricamente en ellos ("Proceso final" con Gene Hackman y Mary Elizabeth Mastrantonio, "Una acción civil" con John Travolta y Robert Duvall, "Erin Brockovich" con Julia Roberts y Albert Finney...). "Michael Clayton" se inscribe un poco dentro de la órbita, aunque intenta darle una vuelta de tuerca a esa vieja tradición fílmica, debido a que el protagonismo está centrado no tanto en el abogado que prepara el caso, como en el arreglacosas con contactos ("operador", le llamaríamos en el lenguaje político chileno) que se encarga de que la maquinaria funcione... que funcione en beneficio propio, y no necesariamente que funcione bien, por supuesto, pero sigue siendo una manera de funcionar. Ya sé que esto lo vieron en "Erin Brockovich", pero ¡hey!, el director Steve Soderbergh también está metido en esto (además, con George "Syriana" Clooney de por medio...).

¿Por qué verla?
- George Clooney. La principal y casi única razón para verla. Desde antiguo, el señor Clooney ha hecho carrera con su estilo "soy el Cary Grant del 2000", y le funciona bastante bien; tiene prestancia, estilo, carisma, y sabe actuar. No diremos que es el rol de su vida (en parte porque el registro actoral de Clooney es más bien limitado, y su poder emana de la fuerza interpretativa, no de la versatilidad actoral, razón por la que sus papeles en pelis son casi todos intercambiables, con la excepción de su rol como prota de la infame "Batman y Robin", que nadie osaría cambiarlo con nada del mundo). Pero es un rol bastante humano como para empatizar con él. No vemos aquí a Clooney haciendo el superhombre salvando el día (bueno, sí, un poco). Empujando un poco el concepto hacia el costado, podemos verlo más como un antihéroe o un héroe reluctante, que como un verdadero cruzado de la justicia, como suele ser el uso de las pelis de abogados. Incluso su derrotero espiritual (vamos, el clásico abogado que despierta un día dándose cuenta de que el sistema se come a los individuos, que la ley ahoga a la justicia, etcétera) no es exactamente idealista: no es por compasión con un cliente, sino porque le tocaron los huevos a un amigo, que se decide a actuar. Quizás no quede demasiado bien en el altar del idealismo, pero sí es bastante humano, si me preguntan.
- El resto de los actores está notablemente bien, aunque sin lucimientos personales. Tilda Swinton, ilustre chica moralmente ambigua de "Orlando", "La playa", "Constantine" o "Flores rotas", está perfecta como la joven aprendiz de tiburona. Tom Wilkinson le infunde cierto espíritu a un rol, si se lo mira bien, bastante estereotipado (el abogado que descubre la luz y se vuelve loco), además de mandarse un grandioso monólogo inicial que ya se lo quisiera Al Pacino cuando se bota a ególatra, y en general el resto cumple con solvencia respecto de lo que se espera de ellos.
- En cuanto a la trama... Pues bien, tiene sus méritos y sus defectos. En el haber debemos anotar que todo está resuelto con relativa naturalidad, sin concesiones al efectismo hollywoodense (si exceptuamos, por supuesto, cuando el automóvil del prota estalla e ingresa en pedacitos al Cielo de "Cars"). La trama es más o menos lineal y se sabe en qué lugar están alineados los personajes, privilegiando el choque de caracteres y posiciones por encima de la vuelta de tuerca y la suspensión de la incredulidad a nivel narrativo (dicho en cinéfilo: NO es una peli basada en John Grisham). En el debe, por su parte, debemos mencionar un no muy disimulado deus ex machina para amarrarlo todo, además de ciertas frasecitas puestas ahí para que suenen lindas, y que rompen el tono de naturalismo que consigue la película con tanta facilidad (eso de "soy Shiva el Dios de la Muerte", ejem...). Lo irónico es que el guión corrió por cuenta de Tom Gilroy (sí, usted ha visto este nombre antes, lo hemos listado como director de la peli), que en su vasto currículum venía incluyendo "Dolores Clairbone", "El abogado del diablo" y la trilogía de Jason Bourne completa, o sea, "Identidad desconocida" y secuelas (por otra parte, también fue el amanuense de "Medidas extremas", "Armagedón" y "Prueba de vida", ejem).
- Es la primera peli de Tom Gilroy como director. Y para ser opera prima, está bastante bien. Es consciente del material que tiene entre las manos (era que no, si también la escribió), cuenta con una buena fotografía, y el trabajo de edición es en general bastante pulcro, sin escenas sobrantes o redundantes. Y, como ya decíamos, sin demasiados efectismos narrativos o visuales (salvo eso de, no me cansaré de insistir, "soy Shiva el Dios de la Muerte"...).
- Mención especial para uno de nuestros oxigenapelículas favorito, el señor James Newton Howard, que compuso una bastante noble partitura para la peli, que le proporciona un buen empaque auditivo a la parte visual.

IDEAL PARA: Ver un drama de abogados, de los buenos (de los buenos dramas de abogados, no de abogados buenos, entiéndase).

"La carta del Kremlin" (1970).


-- "The Kremlin Letter". Estados Unidos. Año 1970.
-- Dirección: John Huston.
-- Actuación: Bibi Andersson, Richard Boone, Nigel Green, Dean Jagger, Lila Kedrova, Micheál MacLiammóir, Patrick O'Neal, Barbara Parkins, Ronald Radd, George Sanders, Raf Vallone, Max von Sydow, Orson Welles, Sandor Elès, Niall MacGinnis.
-- Guión: Gladys Hill y John Huston, basados en la novela de Noel Behn.
-- Banda Sonora: Robert Drasnin.

-- "La carta del Kremlin" en IMDb.
-- "La carta del Kremlin" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En un Museo hay una típica conversación de Museo. No, no es la típica conversación de museo entre dos enamorados, uno de los cuales se interesa por el arte y el otro quiere ir a ver chicas extranjeras haciendo strip. Es la otra clase de típica conversación, aquella en la que dos espías hacen intercambio de cadenas proteínic... perdón, malditos Simpsons, intercambio de información quiero decir. En ella sale a relucir que se necesita una cierta misiva, la "carta del Kremlin", que vale un dineral, por supuesto. Para extraerla, los servicios de inteligencia occidentales deberán usar a un insider. El problema es que no pasan ni diez minutos de película, y el insider aparece convenientemente muerto en un calabozo del país de los Soviets (hay que ser comunista para ser tan malvado, ¿eh?). De manera que proceden a sacar de circulación a un miembro de la US Navy y enviarlo a un campo de acción diferente, a reclutar un puñado de personas que deberán ejecutar la dichosa misión, es decir, extraer la carta que el insider tocaelarpacelestial ya no puede buscar. El asunto se pone aún más turbio, porque parecen haber algunas turbias conexiones alrededor de esa carta. Como por ejemplo, varios personajes están relacionados con un espía que aparentemente se suicidó en Estambul hace muchos años atrás. Y que está conectado con un misterioso individuo llamado el Highwayman. Y que a su vez están conectados con los servicios de inteligencia rusos, que son más felices haciéndose zancadillas entre ellos para acceder a los círculos del poder soviético, que de ejecutar labores eficientes de contraespionaje. Al final, el asuntillo ése de la carta del Kremlin servirá para que varios personajes tengan su ocasión de ajustar cuentas con su pasado, con sus enemigos y con la Historia. Si es que alcanzan a pasar a la Historia, porque todo buen espía que hace bien su trabajo, nunca quedará registrado en letras grandes al lado de los políticos que se hacen con todo el cotarro después...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En los '60s, con el florecimiento de la saga de James Bond (desde "El satánico Doctor No" de 1962 en adelante), la industria del cine de espionaje cobró nuevos bríos. ¡Si hasta el maestro Hitchcock se apuntó, con "La cortina rasgada"! Eran, claro está, los años del hippismo por una parte, y de cierta distensión en la Guerra Fría (después de la Crisis de los Misiles de 1962); como nadie se creía eso de que la Guerra Fría se distendía, y por otra parte los espías eran todo lo refinados y seductores que esos mugrosos hippies no, pues bien, el escenario estaba servido. El director John Huston también se apuntó a la moda, y parió este producto que... cómo decirlo... es bueno. Es indiscutiblemente bueno. Pero también es muy Huston. Y no es que Huston sea un mal director. Pero es que... es que...

¿POR QUÉ VERLA?

-- John Huston es, con justicia, uno de los grandes maestros del cine. Cualquier director que se atreve a debutar tras las cámaras con una joya como "El halcón maltés", con Humphrey Bogart, se merece por supuesto todo el respeto del mundo, por no hablar de un aparatoso currículum que incluye clásicos indiscutibles como "El tesoro de la Sierra Madre", "Mientras la ciudad duerme", "La Reina Africana", "Moulin Rouge", "Moby Dick", "La noche de la iguana", "La Biblia", "Annie" y "El honor de los Prizzi". Ahora bien, desde un punto de vista más personal, algo hay con el señor Huston, que no consigue entusiasmar a mis bigotes llenos de leche. El hombre es sin duda un soberbio cineasta, de la más clásica escuela, y un formidable narrador de historias, por no hablar de sus personajes duros y curtidos por la vida, pero... a veces tiende a confundir la sobriedad narrativa (en lo que era un maestro) con falta de emocionalidad. Muchas de sus películas tienen este defecto, que empaña muchos de sus logros, y las hacen verse un tanto envejecidas. Uno ve clásicos como "Metrópolis" y "Lo que el viento se llevó", y puede sentirlas como películas que incluso podrían haberse rodado hoy en día, con las salvedades de los escenarios y actores, etcétera, pero con las de John Huston, lucen claramente como de un tiempo antiguo en que todo era más correcto y adocenado. "La carta del Kremlin" no se libra de esto. Es una película formidable de espionaje, sin lugar a dudas, que deja a pelis de espías supuestamente crudas como "El buen pastor", como entretenimientos bienintencionados para niños de todas edades. Pero si, con todo el respeto debido a un Maestro, el señor Huston le hubiera impreso a la historia un poco más de PUNCH... ¡¡¡Por Dios que lo hubiéramos agradecido!!!

-- La traca final. La película parte con un personaje que iba en vías de convertirse en importante, muerto a los diez minutos (bien). Pero luego se diluye en un proceso de reclutamiento de agentes que parece sacada de algún capítulo barato de la "Misión Imposible" sesentera; sólo falta Peter Graves para hacer la ilusión completa. Luego, cuando por fin el grupo va a hacer lo suyo en la Unión Soviética, el asunto se pone movido (echan un camión barranco abajo y explota, hay otro muerto más), pero de nuevo los movimientos de los personajes se vuelven cansinos, casi como si estuvieran en eso del espionaje por hobby, en vez de verlos como tipos sudando la camiseta por sus propias vidas. A esas alturas, la peli ya está invitando al zapping. Pero la media hora final... Un giro que se veía venir de la trama, desata una serie de acontecimientos cada vez más brutales (y no necesariamente en el sentido de "sanguinario"). Y el final... No lo romperé ni por nada del mundo, porque es un gancho a la mandíbula. No creo estar exagerando si incluyo la secuencia final de esta peli como uno de los diez mejores finales de películas que he visto jamás (aunque la película en sí no alcance para esa categoría, pero en fin). Así es que si la ven y consideran que es lenta y tienen ganas de darle al control remoto, la recomendación es que aguanten firmes en sus sitios, como buenos soldados, y la vean hasta el último.

-- Es una peli degenerete. El maestro Huston, aunque no especialista en el terreno del espionaje, no por nada se ganó sus mayores glorias en el viejo y entrañable Cine Noir, con detectives duros de mandíbula apretada y chicas vaporosas que lucen buenas y se portan mal. Y aquí, eso se nota. Ya sabemos que la gracia de las pelis noir es ver como bajo una sociedad ordenada y respetable, se esconden toda clase de depravados que gracias al dinero pueden llevar a cabo sus, ejem, inocentes perversiones. En "La carta del Kremlin" podemos ver así una buena traca de invertidos y travestis, y más de alguna lesbiana pasa por aquí o por allá. ¡Y eso con la censura de 1970! ¡Pero es que estos espías son unos degeneretes! Como la pobrecita ingenua espía a la que su papá le ha dicho "si quieres ser espía como yo, tienes que aprender a ser puta", y como no sabe, va y se acuesta con el apuesto jefe de escuadrón para desflorarse rápido y luego a otra cosa... Y ya no hablemos de Bibi Andersson envuelta en los humos del haschís, pidiéndole a gritos a un chuloputo que la golpee porque para eso le paga... Bueh, Bibi Andersson fue la estrella de "El séptimo sello" y "Fresas salvajes", entre otras pelis de Ingmar Bergman, y supongo que las malas costumbres se pegan (pues sí, Bergman era otro degenerete, ¿o creían que los dizqueintelectuales ven sus pelis por su hondo contenido metafísico?).

-- ¿Ya le echaron un vistazo al elenco? Sí, ya mencioné a Bibi Andersson, una chica Bergman (¡hey, da más crédito ser chica Bergman que ser chica Almodóvar!). Pero por sobre actorazos como Raf Vallone ("La violetera", "El Cid", "Golpe a la italiana", "El Padrino III") o George Sanders ("Rebeca", "Sansón y Dalila", "Eva al desnudo", "El pueblo de los malditos"), debemos destacar a los dos grandes villanos que mueven el cotarro. Porque... ¡miren el tamaño de estos villanos! El peorcillo de éstos es nada menos que el gran Max von Sydow, otro antiguo actor bergmaniano reconvertido para Hollywood, que para Bergman hizo "Fresas salvajes" y "La fuente de la doncella" (sí, en la primera coincidió también con la Andersson), que para generaciones más recientes es el Jesucristo de "La historia más grande jamás contada", el Padre Merrin de "El exorcista" o uno de los villanos de "Los tres días del cóndor", y para los fanáticos de la ciencia ficción es el Emperador Ming de "Flash Gordon", el rey Osric de "Conan el Bárbaro", el planetólogo Kynes de "Dune", y para los adolescentes popcorneros el jefe de Tom Cruise en "Sentencia previa". Sí, adoramos a Max von Sydow con el respeto debido al mesías, porque después de todo fue Jesús, ¿OK? Aquí, von Sydow es un coronel soviético que tiene una esposa que... ¡UFF!, y ya no digamos nada sobre sus trapitos sucios... Y ése es el peorcillo, o sea, ¿quién es aún más grande? Pues sí, señores, no sólo por dimensiones anatómicas es más grande, sino porque es él, el grande (metafóricamente hablando), el único... ¡¡¡ORSON WELLES!!! Sí, el mismo que con 25 años debutó en la dirección, dirigiéndose a sí mismo en la soberbia "El ciudadano Kane", y que después medio pudo filmar algunas pelis a su gusto y tuvo que hacer de garbancero en otras para mantenerse alimentado (el punto más bajo en el que cayó, fue haberle dado voz a Unicron en la peli "Transformers" de 1986... no me vengan los fanáticos a decir nada, la serie de TV ochentera era buena, pero la peli no tiene perdón de Dios, y si opinan lo contrario, vayan a arder a sus propios infiernos, herejes). Sí, tenemos a Orson Welles en una esquina, haciendo una soberbia interpretación como jerarca soviético, y en la otra, a Max von Sydow. Cualquiera bien enterado babearía por ver esa ocasión única en que dos gigantes de la actuación se encontraron el uno al otro y se dieron la réplica. Frente a eso, ¿quién diablos quiere saber sobre el protagonista...?

IDEAL PARA: Ver una película quizás fallida en algunos aspectos, pero aún así de las mejores que se hayan hecho sobre el espionaje jamás.

jueves, 13 de diciembre de 2007

"Como si fuera cierto" (2005)


"Just like Heaven". Dirigida por Mark Waters. Protagonizada por Reese Witherspoon, Mark Ruffalo, Donal Logue, Dina Spybey, Ben Shenkman, Jon Heder, Ivana Milicevic, Caroline Aaron, Rosalind Chao, Ron Canada, Willie Garson, Gabrielle Made, William Caploe, Shulie Cowen, Billy Beck. Estados Unidos. Año 2005.

¿De qué se trata?
Hay una chica, joven profesional, que como manda el lugar común (comedia romántica, prepárense), es hiperkinética y trabajólica. Estaba a prueba en un hospital, clínica, centro médico o lo que sea, y es contratada. Feliz, se comunica con su hermana para darle la buena noticia; pero lo hace sin haber visto antes ese avisito de que "si vas a hablar por celular, pasa las llaves", porque entre manejar y hablar, queda estampada contra un camión. Algún tiempo después, un joven se está moviendo para encontrar algún departamento. Por esos azares del guión (léase una oportuna brisa que quizás algo tenga que ver con el destino), una nota de arriendo llega hasta sus manos, y el chico no se lo piensa dos veces, porque el departamento parece hecho para él... de no ser porque ya tiene una ocupante. Sí, en el departamento aparece la chica del bonito estampado en el camión, que aparentemente ha conseguido sobrevivir a lo insobrevivible. O no. Porque a medida que conviven, él descubre que ella puede traspasar objetos sólidos, ella también lo descubre, y... ¡ups! Tenemos un fantasma en la casa. Si fuera como la baba verde que flotaba en la peli de los cazafantasmas, de sobra que el casero la echa con sábanas destempladas, pero como la chica, aparte de insoportable, es bonita y tiene esa carita de mohín de niña chica (Reese Witherspoon, por más señas), pues bien, mejor no la echo, que me hace bien un poco de compañía. Así se irán conociendo, se irán encariñando (¿por qué no?), y de paso, descubrirán el misterio sobre el destino de la chica linda después del accidente, y de cómo el destino a veces se encarga por medios fantasmagóricos de llegar a buen puerto cuando los dirigidos por el destino no quieren saber nada de él...

El espíritu de los tiempos.
Pues bien... No mucho que decir. En 1999, el novelista francés Marc Levy publicó una novela llamada "Et si c'etait vai...", cuyos derechos fueron adquiridos por DreamWorks. Elección obvia para el estudio de Spielberg, considerando que la trama mezcla comedia liviana con elementos sobrenaturales. Lo que no fue tan inteligente, fue haber contratado a Reese Witherspoon justo en el minuto que estaba promocionando "Johnny y June: Pasión y locura", y el alto perfil de la otra peli, basada en la biografía de Johnny Cash, opacó por completo a esta realización. Porque dicha sea la verdad, aunque no sea la mejor película de todos los tiempos ni vaya a revolucionar la historia del cine, "Como si fuera cierto" se merecía un destino mucho mejor que el que finalmente tuvo.

¿Por qué verla?
- Es una comedia romántica agradable y simpática. Saltándose lo rocambolesco de la trama (que no destriparemos, para futuro solaz de nuestros lectores), es una bonita historia de amor, una de esas películas good vibes que te levantan la moral y te hacen olvidar de verdad por un par de horas que la vida es una putada. Y es que hay que ser muy corazón de Osama Bin Laden para no conmoverse por una pareja que se encuentra por accidente (¿por accidente?), de a poco empieza a conocerse, resulta que no se soportaban y al final eran ideales el uno para el otro... Ayuda, claro está, la buena actuación de Reese Witherspoon como la fantasma que quería amar, y de Mark Ruffalo como su contraparte (sí, el Inspector David Toschi himself, de "Zodíaco", así nos cambia la vida cuando hay amor...). Mark Waters, director artesanal de pelis familiares como "Viernes de locos" o "Chicas pesadas", se conduce aquí como un viejo zorro (bueno, 41 al momento de rodar la peli) y lleva todo el arrumaje a buen puerto.
- Aparece Ivana Milicevic (insigne secundaria de "Casino Real", y en tropecientas pelis donde se requiera una contundente presencia física femenina). Aparece poco, pero con un ceñidísimo pantaloncito de gimnasia, y un peto en el cual difícilmente cabría el réclame de un sponsor. Baba, lector, baba.

IDEAL PARA: Verla bien abrazadito a esa persona especial (yo la vi solo en mi camita, snif)...

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