11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 1 de enero de 2012

"El tesoro de la Sierra Madre" (1948).


-- "The Treasure of the Sierra Madre". Estados Unidos. Año 1948.
-- Dirección: John Huston.
-- Actuación: Humphrey Bogart, Walter Huston, Tim Holt, Bruce Bennett, Barton MacLane, Alfonso Bedoya, Arturo Soto Rangel, Manuel Dondé, José Torvay, Margarito Luna.
-- Guión: John Huston, basado en la novela de B. Traven.
-- Banda Sonora:

-- "El tesoro de la Sierra Madre" en IMDb.
-- "El tesoro de la Sierra Madre" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un yanki anda dando vueltas en México. Ya lo veo venir, es que ustedes han visto muchas pelis antes. ¿De turismo? No... ¿Salvando a los mexicanos de sí mismos y sus corruptos líderes mientras cantan ayayay con agradecidos mariachis y apetecibles damiselas? Tampoco. ¿Rodando una peli ambientada en Chile? Pues, tampoco. Sí, es una peli rara. Y se va a poner más raro cuando les diga que este yanki no está llevando la civilización a los pobres compañeritos del sur ni mucho menos, sino... malviviendo. Ya sé. No me creen. Lo escribiré de nuevo: malviviendo. Lo escribiré una vez más, porque ustedes saben que a los yankis no se los ve así en el extranjero. Allá va: mal-vi-vien-do. El caso es que las cosas están malas para los gringgous, y pues qué se le va hacé, pues que así está de chingada la vida... Por eso se mete a trabajar para una obra yanketa en México, sólo para aprender la lección de que el capitalismo salvaje funciona para los yankis si estos yankis están en la cúspide de la cadena alimenticia, no si están, ya lo saben... malviviendo. Eso es. Entendieron el punto. El caso es que nuestro personaje está a punto de dejarse caer de hambre, cuando por una serie de circunstancias, acaba tejiendo buenas migas con un coleguete, además de con un buscador de oro. Se sabe que para ciertos pagos de la Sierra Madre, nadie ha buscado oro, de manera que es posible hallar un filón allá, con un poco de suerte... y con una buena inversión. Pero... ¡cuidado!, dice el viejo buscador de oro. Que en primera, la ilusión del oro se lo lleva por delante a uno, más o menos como las tragaperras y las perras de Las Vegas, y en segunda, una vez que se encuentra el oro... surgen los fantasmas, las ambiciones, el odio por tener un gramito más. Los otros dos dicen que naaaaaa, que cómo tanto, que van a ser buenos compañeros y tó. Y como el buscador de oro se ha ganao y perdido fortunas, y tanto más le da el tema, si lo que le apasiona es la búsqueda en sí, se une al grupo. Así es que parten los tres rumbo a la Sierra Madre. En donde encontrarán el oro. Y problemas. Y su destino. Y la inmortalidad en este clásico de 1948 de la Warner...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

B. Traven es uno de los escritores más desconcertantes de la Literatura Universal. No quiero decir el más grande o el mejor, aunque cada uno de sus libros deja caer verdades como puños acerca de la condición humana, con algo a mitad de camino entre la resignación existencialista y el cinismo socarrón. Y para complementar esta estampa de escritor escribiendo sobre temas malditos (la condición humana, el pesimismo inherente a la naturaleza humana, etcétera), el hombre nunca dio a conocer la cara, nunca dio entrevistas, y hasta el momento de escribir estas líneas ni siquiera estamos demasiado seguros de cuál era la verdadera identidad del hombre que se escondía tras el seudónimo de B. Traven (sí, señores, tenemos a un escritor que no está ávido de subvenciones ni hambriento de cámaras ni despotricando contra los filisteos que no entienden su magna obra, sino a un tipo verdaderamente preocupado de la Literatura... y el mundo no se acabó, figúrense). Esta rara avis vendió los derechos de una de sus novelas, "El tesoro de la Sierra Madre" precisamente, para una adaptación al cine. Cayó en las manos de John Huston, hombre que ya había legado a la posteridad ese gran clásico policial que es "El Halcón Maltés" (protagonizada por Humphrey Bogart, así es que acá en "El tesoro de la Sierra Madre" repite la dupleta Huston-Bogart). El resultado, una peli inmortal allí por donde se la mire.

¿POR QUÉ VERLA?

-- ¿Qué hace a una peli universal, ser verdaderamente universal? Ya puestos, a cualquier obra de arte, pero ya que estamos, hablemos de pelis. Probablemente sea un delicado equilibrio entre contar historias cotidianas (o no tanto, que también existen el cine histórico y la Ciencia Ficción) sin desvirtuarlas con demasiados elementos fantasiosos, pero extrayendo algunas verdades universales y válidas para todos los seres humanos en el camino. No es tarea sencilla, y por eso, por cada clásico que se rueda hay 200 o 300 que, aparte de algunos reivindicacionistas acérrimos como vuestro seguro servidor el General Gato, pasarán sin mayor pena ni gloria. "El tesoro de la Sierra Madre" es una de las pocas pelis que se han rodado que merecen verdaderamente el calificativo de universales. Sus peripecias están firmemente enraizadas en un medio ambiente y época (el México de los '30s), y sus personajes son también tres gringos representantes del período y ambiente, pero a poco de andar, el viaje de los personajes hacia la soledad se transforma en un periplo metafísico hacia el interior de ellos mismos. Llega un minuto en que, a pesar de ver gringos y mexicanos, nos olvidamos de que estamos frente a tales, sino que vemos simples seres humanos, desnudos en su miseria, prisioneros de su descenso personal a los infiernos. El viaje hacia la veta, el hallazgo del mineral, el trabajo para explotarlo, y las posteriores rencillas entre los triunfadores ebrios de más, reflejan como pocas veces en el cine todas las miserias que se pueden esconder las personas bajo su capote, y que generalmente no salen gracias a esa delgada pátina de costumbres que llamamos "ser civilizados", pero que en determinadas situaciones se triza para dejar al descubierto lo que verdaderamente es una persona, aquel viejo adagio hobbesiano de que el hombre es el lobo del hombre. Es una visión pesimista de la condición humana, vale, pero si no fuera así, los libros de Historia Universal serían notoriamente más delgados (les habríamos expurgado las guerras, las intrigas, los asesinatos, las masacres, los genocidios... bien mirado, todo lo que hace entretenida a la Historia, vaya). Llega el minuto en que el oro es apenas un pretexto, casi un mcguffin, y lo verdaderamente importante aquí es la ambición, la codicia, el quiero ser más a costa de todo. Ese ambiente, esa mentalidad, esa naturaleza humana, esta peli la refleja como pocas. Si hubiera una invasión extraterrestre a la Tierra y hubiera que salvar las 20 pelis más representativas de lo que es la Humanidad, probablemente "El tesoro de la Sierra Madre" debería ir en el paquete. Los pesimistas dirán que como estudio frío y cuasi metafísico de la naturaleza humana. Los optimistas, como un recordatorio de las cosas que los seres humanos no deberíamos hacer, pero en determinadas circunstancias sí somos capaces de. Sea cual sea, esta peli es un must-see.

-- John Huston. El hombre es un director de talante bastante neoclásico, a un tiempo fascinado por la puesta en escena correcta y el trabajo de edición draconiano, y además frío como el culo de una foca. Era por lo tanto el mejor hombre para rodar esta peli, y se nota. La mirada de Huston sobre sus personajes, sobre los tres buscadores de oro abandonados a sus propios impulsos y bajas pasiones, es gélida y despiadada, casi como de entomólogo abriendo a sus bichos con bisturí. Huston se toma su tiempo para ponernos en ambiente, hacernos ver la cochina vida de sus protas para que les tomemos simpatía, y una vez que nos hemos encariñado con ellos, y les vemos hacer el viaje y queremos que triunfen, empieza a mostrar su lado más oscuro y retorcido, provocando justamente el efecto buscado: desconcierto, irritación, asco. Pero Huston en ningún minuto festeja o condena a sus personajes: se limita a describirlos, y que el espectador se tome sus propias conclusiones. El final de la historia, que no develaré para no lanzarme un spoiler (aunque quienes hayan visto el gran homenaje que se mandaron con el episodio de los tres niños y el comic del Hombre Radioactivo N° 1 en "Los Simpsons", ya tendrán una intuición sobre cómo acaba la cosa) es en cierta medida el más lógico y el más merecido, pero también es el más amargo porque a las últimas no hay héroes ni villanos en esta tragedia, sino apenas seres humanos. Y eso se debe fundamentalmente a la maestría de un John Huston iluminado como pocas veces en su carrera (y estamos hablando del director de "El Halcón Maltés" y "Moby Dick", pelis ambas cualquiera de las cuales le hubiera asegurado en solitario un lugar en la Historia del Cine), que crea una peli con pulso y nervio dramático desde sus rastrosos comienzos hasta su terrible final. (P.D.: Si ya adivinaron el final, véanla igual. Esta peli es de ésas que aguantan más de un visionado sin problemas, y de hecho, saber el final hace que en segundas revisiones le encuentres todavía más aliento a la historia).

-- Humphrey Bogart. Estamos lejos del cínico y amoral Sam Spade que interpretó en "El Halcón Maltés", o del duro-pero-sentimental Phillip Marlowe de "El sueño eterno". Su Dobbs es lo que en buen y castizo romance llamamos "un maldito y grandísimo cabrón hijo de puta", pero como le hemos visto antes del comienzo de la aventura y sabemos de qué pie cojea, además de ayudado por la gran interpretación de Bogart, llegamos no diré a empatizar con él, pero sí al menos a comprenderlo y sentir piedad por el pobre desgraciao. Tampoco es como es porque "el sistema" o "el capitalismo" ni ninguna de esas zarajandas, sino simplemente porque es un ser humano, y como tal tiene sus virtudes y defectos: es valiente y arrojado cuando se le necesita, pero también egoísta y desconfiado, y esta lucha del hombre torturado por sus propios demonios lo convierte en un personaje inmenso como la vida. Uno podría pensar que Bogart se lo traga todo a su alrededor, pero no: a su lado sobrevive incólumne el gran personaje del minero experto en mil y una lides, interpretado por Walter Huston como un pobre tipo que hace rato ha perdido el verdadero sentido de la búsqueda de oro (hacerse rico para disfrutar la riqueza) y ha convertido la aventura de hallarlo en un fin en sí mismo, hasta el punto que si llegara a obtener una veta, es poco probable que eso lo aquietara y al poco partiría por más. Este personaje, en el fondo un yonketa buscaadicto, también es pintado con vivos colores humanos por el actor que (no, el apellido no es coincidencia) es el padre del director John Huston.

IDEAL PARA: Ver una de las pelis más interesantes sobre la condición humana.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].



-- Encuentro con unos mexicanos [en inglés, sin subtítulos].

3 comentarios:

Galo Nomez dijo...

Mis disculpas General Gato, pues no he visto esta película. Pero por la descripción, me parece que recoge algo de lo que experimentaron los norteamericanos durante la Gran Depresión. Más aún: durante la década de 1930, la situación del Medio Oeste y de la zona de las praderas se vio agravada por una violenta sequía, que hizo emigrar a muchos granjeros, varios de ellos, para no regresar. Esa situación se halla descrita en otra película de la época, "Las Uvas de la Ira"; de otro gran cineasta de aquella época, John Ford.

Atticus Grey dijo...

Ah, por cierto, en esa película extraordinaria también sale alguien llamado... Tim Holt, he. En una de sus mejores actuaciones junto a The Magnificent Amberson.

General Gato dijo...

A GALO NOMEZ: Entonces ya está perdiendo el tiempo, mi amigo. Vaya y véala, que no es de que alguien dice que son clásicos y por eso son clásicos, sino que con justicia se tiene ganado su puesto. Y sí, en esos años el cine de Hollywood podía ser bastante incisivos en temas sociales cuando se lo proponía. Algo que pareciera estar regresando en los últimos años, crisis social mediante, pero de manera mucho más tímida, y no pocas veces disfrazado de thriller de acción o de peli de sci-fi para que el golpe no sea tan recio...

A ATTICUS GREY: Para ser sincero, no recuerdo haber visto otras actuaciones de Tim Holt (aunque vaya uno a saber, entre tanta peli que se manda entre pecho y espalda). Tampoco es que me haya impresionado tanto en esta peli, aunque para hablar con justicia, estar parado delante de los dos grandes papelazos que se mandan Bogart y Huston padre, es como para sentirse enano al lado, por muy buen actor que se sea.

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