11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 22 de enero de 2012

"Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio" (2011).


-- "The Adventures of Tintin". Estados Unidos. Año 2011.
-- Dirección: Steven Spielberg.
-- Actuación: Jamie Bell, Andy Serkis, Daniel Craig, Nick Frost, Simon Pegg, Daniel Mays, Gad Elmaleh, Toby Jones, Joe Starr, Enn Reitel, Mackenzie Crook, Tony Curran, Sonje Fortag, Cary Elwes, Phillip Rhys.
-- Guión: Steven Moffat, Edgar Wright y Joe Cornish, basados en la historieta de Hergé.
-- Banda Sonora: John Williams.

-- "Las aventuras de Tintín" en IMDb.
-- "Las aventuras de Tintín" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

La secuencia de entrada nos muestra a unas siluetas que, suponemos quienes no hemos leído la historieta, se corresponden a Tintín, si después de todo la peli son las aventuras de él, reza el título. La cosa, después de haberse despachado unos títulos sicodélicos, recala en una de esas bucólicas callejuelas europeas con esas simpáticas edificaciones de paisajismo flamenco barroco. Autohomenajeándose a sí mismo replicando su presentación del personaje de Indiana Jones, Steven Spielberg nos muestra la espalda de nuestro prota mientras lo están retratando (¡hey, yo conozco a ese pintor! ¡Es Hergé himself haciendo cameo! ¡Y yo que pensaba que se había muerto!), de manera que lo primero que vemos de nuestro prota, es su retrato bidimensional en el lienzo. De pronto Milú, que para Tintín parece ser como Sabihondo para el Inspector Gadget pero en versión bonita firulí, empieza a hacer de las suyas en una feria al aire libre. Por esas revueltas del guión, Tintín termina entonces haciéndose de un modelo de un barco llamado el Unicornio (sí, decepciónense, a pesar del título no aparece ninguno de esos bichos aquí, que el Unicornio es un barco, leñe). Lo que suscita la atención no de uno, que eso sería fácil, sino de DOS potenciales compradores que quieren el barco a toda costa. Y como Tintín no lo vende porque lo compró no como inversión sino por... ¡¡¡ARTE!!! ¡¡¡GUSTO!!! Ya saben, esas cosas que no se transan en el mercado, pues ocurre lo que ocurre en cualquier país libremercadista, que el capitalista grande se come al capitalista chico, o en este caso, le roba el jodido modelo. Y como Tintín es muy pizpireto, decide que no le va a dejar el asunto a la policía (aunque después de ver a Fernández y Hernández en acción, en realidad es como para perderles la fe a los hombres de la ley), sino que él mismo va a meter su pequeñita y respingadita nariz en el asunto. Sucede lo inevitable, que termina siendo secuestrado y llevado a bordo de un barco, no para ser vendido como esclavo en Tailandia sino para... bueno, vaya uno a saber para qué. La cosa iría muy mal de no ser porque Milú es un perro más listo que el hambre, y consigue hacerse su camino nada menos que hasta el barco mismo, y liberar a su amo (lo dicho, igualito que Sabihondo para el Inspector Gadget, sólo que con consecuencias menos dolorosas para el quiltro en cuestión). Dando vueltas en el barco, Tintín conoce al capitán (que en realidad no manda nada porque está encerrado, y además es alcohólico perdido), que se apellida Haddock, forjándose entonces esa amistad épica de que están hechas las leyendas, etcétera. Ahora, estos dos contra el crimen deberán descubrir el secreto que rodea al condenado Unicornio (el barco, claro, aunque no el que están secuestrados, sino uno del siglo XVII o XVIII, ya ni recuerdo bien), en un periplo épico que los llevará por todas partes del vasto y ancho mundo. Dirigida por Steven Spielberg.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

¿Alguien me va a creer que nunca en la vida me he leído un cómic de Tintín? Es que, no sé, era una cuestión de ver las portadas, con ese prota tan '30s o '40s con el moño hacia arriba y esa cara de eterno buenoide... Además, nadie suele prestarle cómics a un gato, básicamente por el miedo de que utilicemos las garras o alguna otra parte menos recomendable del cuerpo sobre las preciosas páginas en cuestión. De manera que lo que sé de Tintín, lo sé por referencias. ¿Y cuáles son mis referencias? En lo esencial, que el dibujante belga Hergé inventó a Tintín un poco allegándose a la literatura pulp de aventuras de la primera mitad del XX, con un reportero de prota como excusa para evitar tener que dar antecedentes de su vida privada (ya saben... cualquier aventura es profesional) y así permitir que todos los lectores se identificaran con él. Que sus primeros cómics eran racistas a más no poder, aunque con el tiempo, Hergé se declaró arrepentido, señaló que no lo había hecho a propósito, y trató de enmendarse en sus cómics sucesivos documentándose más a conciencia (nuevamente: son referencias, no me he leído ningún cómic de Tintín para hacerme una idea. Y ahora que hay peli, creo que menos los leeré, que ya en hilera irán cayendo). Se dice también que antes de morir, como últimas y crípticas palabras, Hergé habría dicho que sólo Steven Spielberg sería capaz de recrear el universo mítico de Tintín en el cine. No puede decirse que a Hergé lo traicionara su olfato: no es un misterio para nadie un poco enterado, que todo el temprano cine de aventuras/suspenso de Spielberg, antes de ponerse pesado en sus afanes de ser reconocido como cineasta serio (léase post "La lista de Schindler"), toma toda su inspiración y muchos de sus resortes narrativos en el imaginario pulp (no sólo tenemos el héroe neo-pulp definitivo que es Indiana Jones, sino que también se barajó a Spielberg para alguna secuela de "La guerra de las galaxias", que bebe lo suyo del pulp/cómic de los '30s, así como que expresó su deseo de rodar alguna vez una Bond, cuyas aventuras le deben mucho al pulp de espionaje/aventuras al estilo Fu-Manchú). Y si las aventuras de Tintín huelen a pulp a la distancia, entonces qué mejor... Por alguna razón, el asunto no terminó de cuajar sino hasta ahora, hasta 2011, intervención de Peter Jackson mediante como productor (sí, el tipo que se mandó la salvajada de rodar la trilogía de "El Señor de los Anillos"). A finales del 2011 se estrenó el resultado. Una peli rodada con el procedimiento de captura de imágenes, para tener a actores reales embutidos en relés y cables y sensores que capturen sus movimientos sobre una pantalla azul para llevarlos a CGI. Con éxito de público y de crítica, y así como van las cosas, de eventual secuela en el horizonte.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Esta peli es lisa y llanamente el regreso en gloria y majestad de Steven Spielberg al terreno en donde nació y lo vimos crecer y aprendimos a amar: el cine de aventuras. El mayor talento de Spielberg ha sido siempre el saber crear suspenso y tensión narrativas, y cuando adquirió la costumbre de meter comentarios sociales o moralinas o sentimentalismo políticamente correcto a la mezcla (tendencia presente desde antes, pero desatada a lo locaza desde "La lista de Schindler" en adelante), su cine se fue en picada para abajo. No es que no haya vuelto a rodar nada decente ("Salvando al soldado Ryan" e "Inteligencia Artificial" son dos peliculones, y tiene otras bastante buenas de por medio), pero es claro que se siente más cómodo rodando pelis de corazón ligero como "Atrapame si puedes", que cosas más plúmbeas como "La terminal". Ya con "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal" había tratado de volver a las raíces, y mal no le salió... pero tampoco era el Spielberg más clásico. Acá, en cambio, trabajando en nuevo suelo a sus respetables seis décadas y media, aflora de nuevo el espíritu aventurero. No es con todo una aventura desatada, sino que está más contenida y madura: ya intuíamos en "Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal", la fatiga de un director que no en balde ha llevado rodando casi cuatro décadas (en cines desde "El duelo" en adelante, y eso fue en 1971). No digo esto en demérito de la peli. El que tuvo, retuvo, y Steven Spielberg se las compone bien para retomar el espíritu más aventurero, aunque ahora con menos estridencia y más serenidad. El resultado es una peli redonda y entrañable en la que Spielberg, vía Tintín, rinde una vez más tributo a todos esos locos sueños aventureros de su infancia. Ignoro qué tan bien adaptada esté del material original (dicho sea de paso, el guión es un Frankenstein de tres cómics de Tintín, así es que vaya uno a saber), pero si se saltaron o modificaron cosas a la torera, debió haber sido sin duda para bien, porque el resultado es magníficos. La peli es una sucesión de estampa aventurera detrás de otra estampa aventurera, sin respiro, pero rodada como los dioses, no como Michael Bay. El guión, mejor no mirarlo mucho (¿por qué el villano optó por un plan que implicaba navegarse medio planeta Tierra, en vez de lograr lo mismo por vías mucho más sencillas...?). También tiene un grueso problema al último, con una secuencia final no tan adrenalínica como esa soberbia pieza de acción que es la persecusión por las calles del país arábigo ése, lo que baja un poco el nivel (es ésa secuencia de persecusión con la que la peli entera debió haber terminado, con todo lo alto). Pero a cambio tenemos la monumental actuación de Andy Serkis como monarca y master del Reino del CGI, merendándose en su terreno como es habitual con patatas a todo el resto del elenco como Haddock (ya saben, el Gollum de "El Señor de los Anillos", el King Kong del "King Kong" de 2005, el César de "El Planeta de los Simios: (R)Evolución"...), a Daniel Craig brillando con colores propios como el villano, y a un Milú que... bueno... digámoslo de una, Tintín no sería nada sin Milú, que si el caniche ése no está para salvarle la papeleta cada quince minutos o así, el periodista de marras no llega vivo ni a la siguiente esquina. (Un gato alabando a un perro. Díganselo al Bill Murray de "Los Cazafantasmas"). Sumémosle además que la peli se manda la mejor banda sonora de John Williams desde hace muchos, muchos, pero que muchos años, además de poseer un envidiable sentido del humor y del timing, y de describir al borracho de Haddock de una manera muy poco políticamente correcta (¿borrachera en una peli para niños? ¡¡¡HORROR!!! ¿¿¿ES QUE ALGUIEN QUIERE PENSAR EN LOS NIÑOS...???), y ya estamos armados. ¿Entretenida? Sí. ¿Recomendable? Sin duda. ¿Tendrán a vuestro seguro servidor el General Gato sentado en la butaca del cine para una eventual secuela, que con los ingresos que ha generado esta peli es casi inevitable? Salvo force majeure o caso fortuito, eso dénlo por hecho.

IDEAL PARA: Ver una de las pelis más endiabladamente entretenidas del 2011.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

2 comentarios:

Galo Nomez dijo...

Es curioso que los dos tebeos más famosos salidos de la mano de un belga, hayan sido acusados por igual de racismo. Porque tal calificativo le cayó también a Los Pitufos, creados por Peyo: más que nada por el modelo de belleza ideal que representaba Pitufina (bastante aria, habría que decir. Aunque de los muñecos azules se ha dicho de todo: que son comunistas (por el traje de Papá Pitufo), que son anti comunistas (de nuevo por el traje de Papá Pitufo), que son antisemitas (por la figura de Gargamel, el brujo villano, que recuerda a un sefardí practicando la cábala) e incluso que son satánicos.

General Gato dijo...

No lo veo tan curioso, la verdad. Después de todo el asunto de que cuando se ponía al revés las canciones en los casetes de Xuxa y la chica salía gritando "¡El Diablo es magnífico!", ya me creo que la imaginación alucinógena de la gente no conoce límites.

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