Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
11 años de Cine 9009 en línea.
El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).
domingo, 27 de abril de 2008
"Justo en la mira" (2008).
-- "Vantage Point". Estados Unidos. Año 2008.
-- Dirección: Pete Travis.
-- Actuación: Dennis Quaid, Matthew Fox, Forest Whitaker, Bruce McGill, Edgar Ramirez, Saïd Taghmaoui, Ayelet Zurer, Zoe Saldana, Sigourney Weaver, William Hurt, James LeGros, Eduardo Noriega, Richard T. Jones, Holt McCallany, Leonardo Nam, Dolores Heredia, Alicia Zapien.
-- Guión: Barry Levy.
-- Banda Sonora: Atli Örvarsson.
-- "Justo en la mira" en IMDb.
-- "Justo en la mira" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Salamanca, Ezpaña. Para el Presidente de los Estados Unidos de América es un día muy chupi, porque conseguirá por fin que la Santa Liga firme un convenio para destruir al terrorismo a nivel mundial (¿no había visto esto yo en la quinta temporada de "24"?). La prensa está hecha enjambre, cubriendo el evento. Todo sale programado como un relojito, a la manera yanki, e incluso se dan el lujo de hacer entrar en cintura a cierta periodista que en vivo tiene la indelicadeza de ¡ups! recordar que en el resto del mundo, not everybody loves U.S.A. Pero de pronto, todo eso cambiará. Porque el Presidente del Mundo, el Más Bueno Y Noble De Los Seres, se adelanta hasta el podio, y antes de empezar el discurso, viene el CHUT CHUT de un disparo, y cae tirado. ¡Oh, Dios mío, han matado a Kenny... Quiero decir, al Presidente de los Estados Unidos de América! Caos, confusión, empiezan a investigar desde ya, pero antes de conseguir otra toma... ¡¡¡BRUUUUUUMMMMMM!!! Todo vuela por los aires. ¿Qué rayos está pasando? Ocho personajes tienen la clave, ocho personajes poseen las piezas del acertijo, y juntas, nos mostrarán quién es el satánico hereje que se ha atrevido a atentar contra... ¡¡¡¡¡¡UUUAAAAAÁ!!!!!! ¡¡¡¡¡¡AMÉRICA!!!!!! ¡¡¡¡¡¡UUUAAAAAÁ!!!!!! ¡¡¡¡¡¡UUUAAAAAÁ...!!!!!!
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Pasado el 2001, las cosas ya no son seguras nunca más. En los pacíficos '90s, parecía que el futuro iba a ser bucólico y pastoril. Estaban por supuesto esos peregrinos problemas medioambientales, pero ya se resolverían. ¿Acaso la Humanidad no había ido en peregrinación hasta Montreal y Kioto para firmar sendos acuerdos que permitieran contener el Armagedón, así como antes Rocky Balboa había conseguido derribar al Oso Ruso clavándole un "Rocky IV" en la cara a la máquina rrrusa y sus jefazos del Politburó? Pero después de una década, echaron abajo las Torres Gemelas, y los yanketas descubrieron, para su estupor, que ¡oh, sorpresa! parece ser que en el resto del mundo hay gente que... ¡horror! ...los odia. ¡A ellos! ¡Al Regalo De Dios Para La Humanidad! ¡A la Tierra de las Oportunidades, The Land Of The Brave And The Free! Y es que los yanketas desde siempre han tenido más que un pequeño problema en el sutil arte de la perspectiva múltiple (¿han visto alguna vez un pintor cubista yanki?). A tanto llega este no entender que existe más perspectiva que la propia, que en los años subsiguientes vino la fiebre blogger y los yutubes, y cualquier Chris Crocker sale hablando de SU punto de vista (sí, el tipo que dice "Leave Britney alone NOW... I MEAN IT!!!"). Durante los siguientes años, Estados Unidos se embarcó en una heroica cruzada en contra de los malvados enemigos de la libertad y de la democracia, le reforzó el voto de confianza a un Presidente que mintió criminalmente desde su trono (al menos, en los '70s tuvieron la decencia de sacar a patadas a otro insigne mentiroso, a Richard Nixon, por un crimen harto más venial que desatar un armagedón internacional en una nación que nada tiene que ver con los terroristas)... para llegar ahora hasta un punto en el cual nadie sabe muy bien dónde están parados. Se necesitan nuevas construcciones, nuevos referentes, nuevas maneras de entender la política internacional, nuevas maneras de comprender lo que significa ser un yanketa de pro en estos tiempos en que ¡¡¡BUÁ, BUÁ!!!, nadie nos quiere... Se necesita que de ocho puntos de vista diferentes, pueda emerger una sola verdad. Unica, como la Torah, como el Evangelio, como la Palabra de Cristo. Signos de los tiempos, que lo llaman. (Por cierto, el título en inglés de esta peli, "Vantage Point", o sea, "Punto ventajoso", subliminalmente dice mucho más de lo que querría expresar).
¿POR QUÉ VERLA?
-- Esta es una de esas pelis que son más significativas como reflejo de un tiempo y una época, como un testimonio arqueológico de lo que pensaba la gente el 2008, que como un ejercicio de buen cine. Porque el argumento es bastante irregular, y si miran bien las interacciones entre personajes, en los primeros veinte minutos pueden adivinar más que notablemente bien cuál es la "sorprendente" vuelta de tuerca final (o eso, o ya he visto demasiadas pelis del tenor, y me domino los resortes narrativos de este tipo de cine demasiado bien). El resto es, por supuesto, cortina de humo, y en su esfuerzo de ligar las historias de los ocho distintos puntos de vista, llevan el cortado y barajado de personajes hasta extremos a veces irrisorios en cuanto a forzar la historia. Tampoco ayuda las dispares actuaciones, con un Dennis Quaid al tope de la bandera como siempre, un Forest Whitaker quizás un poco reblandecido, una Sigourney Weaver un tanto desaprovechada, un William Hurt en un rol que no le permite actuar a sus anchas como se merece, y un Matthew Fox con una actuación indigna de mala, encontrándose como está en medio de tantas luminarias que nos han entregado tantos y tan señalados momentos (y yo pensaba que sólo como prota de "Lost" actuaba mal...). Esta peli es un interesante ejercicio de estilo, claro está, pero no resiste la comparación con el clásico del género "así fue tu testimonio y así es el mío", cuyo clásico imperecedero, y al mismo tiempo pesada losa para los wannabies subsiguientes, es el "Rashomon" de Akira Kurosawa. Por alguna razón (¿necesidad de verdades objetivas a partir de la intersubjetividad de las personas, como decíamos, quizás...?), este tipo de cine se ha vuelto algo más popular desde el 2000, si por popular entendemos un par de ejemplos aislados como picos alpinos, rodados con algunos años de diferencia ("Héroe" y "La verdadera historia de Caperucita Roja"). Es el latazo con estas pelis: debido a que no son simples divertimentos, sino pelis con pretensiones (pretensiones formales, al menos), se ven en el predicamento de ganar o morir en el intento. Esta peli no muere en el intento, pero tampoco es una vencedora. No tiene ningún detalle especialmente criticable, pero hay una sensación como de que se esfuerza demasiado, y algunas resoluciones caen en lo caricaturesco. Lo penoso del caso, es que sigue siendo una de las mejores pelis en cartelera en el comienzo del 2008. Lo que no es para darse con una piedra en el pecho, precisamente.
IDEAL PARA: Pasar un rato distendido jugando al detective ("¿quién lo hizo?"), y hacer un poco de lectura sociopolítica sobre la evidente angustia metafísica existencial de los yanketas, en un mundo multicultural y multitestimonial en donde ellos no son la Palabra de Dios ya nunca más (si es que acaso lo fueron alguna vez).
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2008
"Héroe" (2002).
-- "Hero". China / Hong Kong. Año 2002.
-- Dirección: Zhang Yimou.
-- Actuación: Jet Li, Tony Leung Chiu Wai, Maggie Cheung, Zhang Ziyi, Daoming Chen, Donnie Yen, Liu Zhong Yuan, Zheng Tia Yong, Yan Qin, Chang Xiao Yang, Zhang Ya Kun, Man Wen Hua, Jin Ming, Xu Kuang Hua, Wang Shou Xin.
-- Guión: Li Feng, Wang Bin y Zhang Yimou.
-- Banda Sonora: Tan Dun.
-- "Héroe" en IMDb.
-- "Héroe" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Siglo III a.C. China se desangra en una serie de guerras entre siete grandes reinos. Sólo un hombre con voluntad de hierro y puño de acero podrá conseguir que esos levantiscos reinos puedan unificarse y vivir en paz. Ese hombre es el Rey de Qin. Sin embargo, hay una serie de rebeldes empeñados en que China siga fragmentada en numerosos reinos independientes, parece ser que porque la libertad vale la pena de derramar la sangre, etcétera. Un oscuro prefecto de una provincia hundida en lo más apestoso del reino de Qin llega a la presencia del Rey de Qin, y presenta evidencia de que ha dado buena cuenta de tres de esos asesinos, los más peligrosos de todos. Complacido, el Rey de Qin se dedica a escuchar la historia. El prefecto Sin Nombre (ni que fuera Clint Eastwood, oigan) se dedica entonces a contar cómo derrotó primero a uno en un duelo con música y lluvia, todo muy poético miren ustedes, y luego cómo se las arregló para indisponer poco a poco a los dos guerreros restantes. La historia parece convincente, pero el Rey de Qin es inteligente y mira por debajo del agua, y pronto descubre algunos puntos débiles. ¿Estará realmente el prefecto diciendo la verdad? ¿O no será quizás todo parte de una trama profusamente elaborada...? ¿Qué se proponen en verdad los tres asesinos...? ¿Y qué pasará con el Rey de Qin y el destino de China...?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Aunque de larga data en China, el llamado Cine Wuxia ingresó en el imaginario occidental a partir de "El tigre y el dragón", en un curioso ejercicio de retroalimentación. Es que verán, un poco antes "Mátrix" se había inspirado en el Cine Wuxia, y en el cine de artes marciales en general, para las piruetas de sus ciberguerreros en bullet-time y todo eso, y con ello había pavimentado el camino para que a Occidente llegara el Wuxia de toda la vida (de toda la vida de China, al menos). Ni corto ni perezoso, Zhang Yimou, que años antes venía amenazando con hacer una gran película épica sobre la primera unificación de China, se sumó. Este es el resultado. Uno agresivamente militarista y prochino, pero que por su carácter épico prendió bien en Estados Unidos y se transformó en el primer filme no yanki en llegar al primer lugar de la lista de utilidades en su fin de semana de estreno.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Es una típica peli wuxia. O sea, tiene harta pelea a espadas con técnicas de artes marciales, con guerreros haciendo el canguro. Para quienes han seguido la secuela de éxitos wuxia pergueñados para público occidental como "El tigre y el dragón" o "La casa de las dagas voladoras", pues está bien. Más que bien.
-- Hay un detalle que puede ser un mérito o un defecto, según se mire. Y es que la película simplemente no puede ser más ampulosa. A cada minuto trata de ser titánica, más grande que la vida, etcétera. Todos los personajes son grandilocuentes, todas las peleas son derroches de habilidad, todos los diálogos son para la posteridad, todas las situaciones son metafísicas. Tanta ampulosidad es por lo general receta segura para el desastre (ahí tienen "Troya", por ejemplo). O sea, si hasta el venerable William Shakespeare le daba tregua a sus tragedias para introducir a los personajes graciosos de rigor, pues algo habría que aprender, ¿no? La película derrocha riqueza, es cierto, pero no todos los ricos saben ser ricos, y muchos de ellos no pasan de la condición de "nuevo rico", precisamente...
-- Siguiendo con lo de ampuloso. A Zhang Yimou no se le ocurrió nada más inteligente que hacer una peli con distintos puntos de vista y distintas narraciones. Para el grueso público, inculto e ignorante en el 90% de los casos, eso puede pasar, pero para el que sabe un poquito más (¡MIAU!), eso huele a "Rashomon" a medio planeta Tierra de distancia, con el agravante de que "Rashomon" iba de una investigación criminal con un crimen y con samurais... Al menos en "Los sospechosos de siempre" y en "La verdadera historia de Caperucita Roja" se lo trufaron más, para que pasara sin complicaciones este guiño cinéfilo (de "Justo en la mira", mejor no hablemos). Y lo siento, pero no me creo eso de que sea un homenaje. Considerando la ampulosidad de la peli, en donde cada minuto es más ciclópeo que el anterior, me cuesta pensar que Zhang Yimou no pretendía reinventar la rueda o poco menos.
-- El apartado visual es espectacular. "Héroe" es la película de mayor presupuesto en la historia china hasta la fecha, y eso se nota. Los paisajes son hermosísimos, los despliegues de extras con armadura son todo lo buenos que se pueden pedir (mejor que en "Las dos torres", y es que aún hay cosas que con CGI no se pueden conseguir bien, y eso por no decir a años luz de "Corazón valiente", que en su época había marcado un hito al respecto). El trabajo de fotografía es simplemente impecable, en particular por el uso del cromatismo. Si hay una buena razón para ver esta peli, seguramente es ésta.
-- En el apartado ideológico, la peli es bastante ambigua. Ha sido leída, y no sin razón, como una apología del fascismo chino. Y es que aunque no se lo llama por nombre, el Rey de Qin no es otro sino Qin Shi Huangti, uno de los más tenebrosos tiranos de todos los tiempos, un hombre que construyó la Gran Muralla China sobre las espaldas y la sangre de miles de campesinos, que mandó a quemar todos los libros antiguos salvo los de medicina y astrología para iniciar la cultura china desde cero (idea que le seguirá pareciendo buena a Mao Tsé Tung, veintidós siglos después), y que ordenó una persecusión contra los monjes budistas que incluía enterrarlos vivos y que nada tiene que envidiarle a célebres perseguidores de cristianos como Nerón o Diocleciano. Ninguno de estos aspectos aparece en el filme, por supuesto. Sólo aparece el Qin Shi Huangti más grande que la vida, dispuesto a llevar paz por medio de la espada a los rebeldes reinos que se niegan a su autoridad. En su época esto fue muy criticado, aunque en realidad no es nada que no aparezca en filmes agresivamente proyankis como "Top Gun" o "Aguilas de acero", sin que esto les quite el carácter de pelis entretenidas y palomiteras; quizás cuando se trata de instaurar la dictadura estadounidense mundial, la peli está bien, pero si es la dictadura china mundial, está mal; aunque para el resto de los mortales, cualquiera de las dos puede pasar como el tagline de "Alien contra Depredador": "gane quien gane, nosotros perdemos". Comentarios políticos aparte y volviendo a la peli, se permite algunos sibilinos comentarios acerca del poder, algo que un teólogo medieval quizás resumiría en la fórmula de "¿se puede pelear contra el diablo con las armas del diablo?". El Rey de Qin propone la aniquilación de la independencia política de todos los reinos por medio de la espada y la sangre, pero a los asesinos no se les ocurre nada mejor que destruir el militarismo de Qin por medio del uso de más espada y el derramamiento de más sangre. Finalmente, el estado de gracia lo alcanzarán quienes comprendan que no todo puede arreglarse por la violencia, y que como teorizó algún académico militar germánico del siglo XIX, "puedes hacer de todo con las bayonetas, excepto sentarte en ellas". La paradoja es que el entrenamiento en el uso de la espada, convirtiendo a tu cerebro y tu corazón en uno con tu arma, debería llevarte a renunciar al uso de la espada. Marco Aurelio, el Emperador filósofo romano que escribió los "Pensamientos", habría estado muy de acuerdo con esto (bueno, por algo lo mató su hijo Cómodo no una sino dos veces, en las pelis "La caída del Imperio Romano" y en su remake bastardo "Gladiador").
-- Los actores son más o menos tópicos. O sea, aparece Jet Li haciendo el Jet Li, Zhang Ziyi haciendo la Zhang Ziyi... No niego que allá donde va, Zhang Ziyi se ve enormemente vistosa, y más aún con ciertas fotos en bikini rojo que circulan por ahí, pero a veces uno se pregunta si en todas las épocas históricas de la pentamilenaria historia china hay una guerrera que se ha reencarnado una y mil veces, y que tiene el rostro de Zhang Ziyi... Quién sabe, a lo mejor ése es uno de los misterios insondables de la insondablemente misteriosa China.
IDEAL PARA: Ver una peli wuxia con reflexión histórica y política.
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jueves, 24 de abril de 2008
"Rambo: Regreso al infierno" (2008).
-- "Rambo" (título original en inglés), "John Rambo: Regreso al infierno" (título en España). Estados Unidos. Año 2008.
-- Dirección: Sylvester Stallone.
-- Actuación: Sylvester Stallone, Julie Benz, Matthew Marsden, Graham McTavish, Reynaldo Gallegos, Jake La Botz, Tim Kang, Maung Maung Khin, Paul Schulze, Cameron Pearson, Thomas Peterson, Tony Skarberg, James With.
-- Guión: Art Monterastelli y Sylvester Stallone, basados en el personaje creado por David Morrell.
-- Banda Sonora: Brian Tyler.
-- "Rambo: Regreso al infierno" en IMDb.
-- "Rambo: Regreso al infierno" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Mientras ustedes, humanitos de pro, comen sus suculentos bifes y transitan en sus bellas avenidas con sus bulliciosos carritos, y nos compran el Whiskas nuestro de cada día en el supermercado, hay regiones en el mundo que se están desplomiciando. Como Birmania, por ejemplo, en donde los militares matan a la gente a santo de nada, porque sí, porque son sádicos y nos divertimos viendo como los nativos desactivan minas por el expedito medio de pasarles por encima a punta de pistola. Lejos de ahí, pero no demasiado lejos, siempre en la selva, un antiguo veterano de Vietnam trabaja cazando serpientes para los circos de exhibición de man vs. snake. No se sabe mucho de él, es hombre de pocas palabras y tiene ese rictus labial que Apollo Creed le metió a Rocky y le hizo decir eso de "¡¡¡Adriaaaaaannn...!!!" (¡ah, no, perdón, eso era en la franquicia de al lado!). Hasta que de pronto aparece un grupo de bienintencionados pijecitos que, en el nombre de un carpintero supuestamente resucitado en tiempos de las pelis de Sword&Sandals, van con rumbo a Birmania a enseñarles que... PUEDES TENER MÁS. Ya sabes, dales un poco de filantropía odontológica a los nativos y léeles un poco más de la Biblia de paso, y tendrás un mundo mejor... "John Rambo, nos han dicho que usted es el mejor, guíenos hasta allá". El otro dice lo obvio, que a Birmania no va, que ya el mundo tiene suficientes problemas y no necesita más muertos en el culo del mundo. Todo hubiera quedado ahí, pero desgraciadamente está la chica bonita y creyente que viene con las ñoñerías de toda la vida ("en algo tienes que creer"...), y que por supuesto se encarga de reblandecer el corazón de Rambo (o eso, o no hay peli, por cierto). Y éste, demonios, como si ya no estuviera viejo para esos trotes, por hacerse el galante guía su barca con los misioneros río a Birmania. Los pobres misioneros no tienen idea de en dónde se están metiendo: pronto, todo el ejército de renegados birmanos estará presto para capturarles y alimentar a sus cerdos con ellos. Y los pobres soldados del ejército de renegados birmanos tampoco tienen idea de en dónde se están metiendo: lo único que falta para que su país sea un infierno, es que viaje para allá, en misión de rescate... ¡¡¡John Rambo!!! Sí, estos pobres desgraciados no vieron la escabechina que Rambo y los Freedom Fighters hicieron en Afganistán, todo para salvar a su antiguo Coronel de Ejército, así es que... ¿qué no hará por una chica que le ha perturbado el corazón...?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Ya los creíamos sepultados en el ataúd de Drácula, per secula seculorum, como brillantes joyas del cine de aventuras y de acción, pero se niegan a morir. Y es que en esta era de YouTubes en donde cualquier Chris Crocker puede llegar a tener una relativa celebridad y, peor aún, ser fuente de inspiración para las nuevas generaciones, cuales Alejandro, César, Genghis o Napoleón de nuevos imperios multimedia, su presencia es más necesaria que nunca. Me refiero, por supuesto, a los grandes héroes del cine ochentero, eso que obraron como un puente entre la vieja tradición épica y heroica de toda la vida, y los nuevos universos narrativos de Internet. El período 2007-2008 marca así el regreso de John McClane ("Duro de matar 4.0") y de Indiana Jones ("Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal")... Y Sylvester Stallone no iba a ser menos, en particular porque el gran musculito ochentero que fue Schwarzenegger está metido en política, y Jean-Claude Van Damme nunca fue un competidor serio (además de que, salvo por "Cyborg", cae más del lado tempranonoventero que ochentero del calendario). Ya hizo la hazaña de detener el reloj, aguantándose las várices en los brazos, con "Rocky Balboa", y ahora regresa con su otro gran héroe a forrarse. Y no se diga, ya que "Rocky Balboa" era el cierre de una franquicia, para no quedarse sin nada ya ha dicho que quizás, sólo quizás, dependiendo de cómo marche la taquilla, haya un Rambo 5 o algo así... Ya veremos, Stallone, ya veremos hasta dónde te aguantan. (UPGRADE 2010 - Hasta bastante, que se inventó una nueva posible franquicia con "Los indestructibles", y se está forrando de lo lindo con ella el vejete).
¿POR QUÉ VERLA?
-- Es una de Rambo. ¡Por Bastet, es una de Rambo! ¡Eso debería significar ALGO, demonios! Para bien o para mal, Sylvester Stallone matando charlies (o birmanos, en este caso) con su cara de pobrecito buen chato, es casi un icono cultural. Y es relativamente fiel al espíritu de la saga. Decimos relativamente fiel, porque eso de que veinte años no es nada queda bien para el tango, pero en el cine es una eternidad (la última, "Rambo III", era clavadita de 1988). Pero tenemos los mismos elementos: ex combatiente de Vietnam, alienado de su mundo, que sólo sabe degollar monos amarillos, al que tratan de chulear porque sí, porque los malos chulean a los buenos y punto, y que va a ponerles la frutería a cuatro por mero ejercicio de demostración, y que viene interpretado por el Gato Silvestre Talón. A partir de este piso, uno no debería esperar un gran ejercicio de cine arte, y todo lo demás es ganancia, así es que vamos a los puntos fuertes.
-- Violencia gore. A raudales. Se dice que matan más gente en esta peli que en las tres entregas anteriores completas. No lo sé, no los conté, pero me es verosímil. Porque de que vuelan cabezas, vuelan. Y brazos. Y piernas. Y vísceras no porque no alcanzan a verse en pantalla, en medio del humo de las explosiones, pero de seguro también. La violencia acá no es como en las pelis de la última hornada, todo estilizado y bonito. La violencia aquí es sucia, directa, depredadora. Matas o mueres. Y mueres de manera cruel. Punto. Nada de muertes bonitas, gloriosas o poéticas. Te llegó la china, y eso sería todo. Ya no las hacen así...
-- La ejecución de la peli es bastante buena. No diré nada del argumento, cuyo desarrollo a veces es bastante bueno (la escena en que Rambo está llevando a los ingenuotes cristianos en su barca por el río, incluyendo el incidente con los piratas, es cine en estado puro), y a veces bastante cutre (esos villanos de opereta puestos ahí porque alguien tiene que ser el cabrón que muera al final, esos mercenarios estereotipados)... Pero Sylvester Stallone no se complica contando una historia bigger than life, sino que va al grano, al hueso, mostrándonos a distintos personajes alineándose hasta que Rambo haga lo suyo, o sea, matar monos amarillos. La virtud de Stallone como director, y que lo hace grande en estas lides, es que no trata de esforzarse haciendo el mejor cine del mundo, sino que elige la manera más directa y sobria de contar su historia (algo de esto habíamos visto ya en "Rocky Balboa"), va al punto, y si bien trata de decir cosas trascendentes, no busca machacarnos con moralejas y tonterías. Si el público pesca el asunto, bien. Si el público no lo hace, por lo menos que disfrute la carnaza. Con esos ladrillos no se edifican templos gargantuescos estilo Ramsés II, pero sí casas baratas, firmes y sólidas, que a su humilde manera, resistirán mejor el paso del tiempo que el cine de otros exhibicionistas que deberían serrrrrr... (Michael Bay, hablo de ti...).
-- Al final del día, ¿qué queda de la peli? Una sensación amarga. La peli es verdaderamente cruda no porque apilen los muertos con bulldozers, ni porque los muertos pasen a ocupar su respectivo cofre partidos en 206 pedacitos, uno por cada huesecillo del cuerpo. La peli es cruda porque plantea muy seriamente que el infierno existe, que lo creamos los propios seres humanos, y ni las mejores intenciones pueden rescatarlo. Es claro en la peli que Birmania está que arde, pero la solución no la pueden traer los ingenuotes cristianos meapilas que juran sobre la Biblia que por ir ellos, los lindos y favorecidos por el Reino, a evangelizar a esos pobres paganos, ellos renunciarán automáticamente a la violencia (bueno, los hay en todas las confesiones, y ateo/agnósticos también). Tampoco la traen los Rambos que sólo pueden oponer su propia violencia a la violencia del infierno (los Rambos, los Bush, los Osamas...). La conclusión final pareciera ser que esos agujeros en el mundo existen, que también existen esos pobres desgraciados que están en ellos, que caen en ellos, o peor aún, que van a meterse voluntariamente en ellos, y respecto de los cuales incluso el heroísmo de un solo hombre nada puede hacer. Para peor, ¿hasta qué punto Rambo es un héroe? En las pelis anteriores es claro que lo era, pero aquí, ¿qué motiva a Rambo para abandonar su semirreclusión, e ir de regreso al infierno? ¿Que lo dejen en paz, como en "Rambo"? ¿Su patriotismo, como "Rambo II"? ¿La amistad, como "Rambo III"? No. Aquí un desengañado Rambo, que ha visto lo peor de todos los mundos y ya no puede estar en paz en ninguna parte, sino lejos de la civilización y los seres humanos, descubre que está hecho para matar, y para nada más. Y no se siente orgulloso de eso. Pero no puede evitarlo. Haciendo un poco de metalectura, Rambo en esta peli no es un héroe, sino un ser humano empujado por las circunstancias hacia el abismo. Dicen que si te asomas al abismo, el abismo también te mira de vuelta a ti. Algo de esto hay en la peli. En ese sentido, a pesar de todas sus irregularidades, sus baches y lo predecible de su curso, esta peli presenta una fina iluminación, que no siempre en el clásico cine de acción "bien vs. mal" está presente. No por nada, estamos en la resaca de la Era Bush, los yankis están empezando a mirar un "¡qué hicimos!"... Y "Rambo: Regreso al infierno" plantea subrepticiamente este tema. Todo esto es fuerte, y aún más si se considera que Sylvester Stallone, guionista, prota y director, es un republicano de pro, de apoyar a John McCain y todo. Y llega mucho más lejos en este, su último empeño hasta la fecha, que Steven Spielberg con "Munich" o "La guerra de los mundos", por citar a un director mucho más reconocido y de connotación más humanista, y que en esto de pontificar, obtiene resultados mucho menores (y eso que va como con intención).
IDEAL PARA: Hacer un poco de metalectura sobre el ocaso de la Era Bush, los que gustan de leer entre líneas, y ver carnaza a lo bruto, el resto de la parroquia.
Busca otras películas relacionadas:
2008,
Brian Tyler,
Julie Benz,
Matthew Mardsen,
Paul Schulze,
Sylvester Stallone
"Marea roja" (1995).
-- "Crimson Tide". Estados Unidos. Año 1995.
-- Dirección: Tony Scott.
-- Actuación: Denzel Washington, Gene Hackman, Matt Craven, George Dzundza, Viggo Mortensen, James Gandolfini, Rocky Carroll, Jaime Gómez, Michael Milhoan, Scott Burkholder, Danny Nucci, Lillo Brancato, Eric Bruskotter, Rick Schroder, Steve Zahn.
-- Guión: Michael Schiffer, sobre una historia de éste y de Richard P. Henrick.
-- Banda Sonora: Hans Zimmer.
-- "Marea roja" en IMDb.
-- "Marea roja" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
El mundo es un lugar peligroso para vivir. Fuerzas rebeldes de Chechenia han conseguido propagar la rebelión hacia otras repúblicas centroasiáticas. En respuesta, Rusia ha ordenado una serie de bombardeos estratégicos. Preocupados por las pérdidas humanitarias, Occidente ha decidido "¡Bagdad nunca más!", y corta toda ayuda económica. El Presidente de Rusia cede, pero un líder nacionalista, ancestro lejano de Vladimir Putin, se toma una base de misiles atómicos y amenaza con un ataque nuclear en toda regla contra Occidente. Ahora, la primera y última línea de defensa de Estados Unidos, el poderoso submarino nuclear USS Alamaba, sale con rumbo a la Mar Océana, cargando en su vientre unos cuantruhay bebés Tridente para crear bellos honguitos nucleares en suelo ex soviético. Los encargados de la misión son el capitán Frank Ramsey, para quien la marina es toda su vida y se comporta como un fiero lobo de mar, y su segundo el recientemente atachado lugarteniente Ron Hunter, quien es el Chico Teoría que procede de Harvard y tiene un decodificador de reglamentos por cerebro. Las relaciones parten en paz armada, pero progresivamente escala la tensión, hasta que un mensaje incompleto procedente de tierra firme los pone frente a una disyuntiva: ¿deben sumergir a la entera Unión Soviética bajo diez cabezas nucleares Tridente, o deben deponer el armamento y regresar a casa? Ambos lucharán por el control del mando a bordo del submarino. El objetivo: cumplir del mejor modo sus órdenes. Ordenes que, de ser mal cumplidas, podrían desatar la Tercera Guerra Mundial... o impedirla.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
En 1990, los productores de Paramount se llenaron los bolsillos de dinero con una peli de submarinos, basada en una novela de Tom Clancy, llamada "La caza del Octubre Rojo". El productor Jerry Bruckheimer, siempre con buen olfato para buscar dónde estaba el dinero, decidió que rodando otro thriller militar con submarinos la hacía de oro. "La caza del Octubre Rojo" estaba basada en una novela anterior de Tom Clancy de plena Guerra Fría, así es que se veía la tensión soviéticoestadounidense, pero ahora el esquema debía ser distinto, así es que el trasfondo no son los malvados soviéticos comeniños, sino la inestabilidad política en Asia Central, lo que es en cierta medida signo de los tiempos, pero por otra parte, los milicos de gatillo fácil siempre la han tenido simple para encontrar pretextos; dos años después, en "El chacal", seguirán considerando una buena idea retratar a la Rusia de Yeltsin como un nido de serpientes que amenaza la seguridad de los beatíficos USA (después, con Vladimir Putin a cargo, ya no se atrevieron, salvo en "24"). Para la labor, Jerry Bruckheimer optó por llamar a Tony Scott, quien ya le había llevado oro, incienso y mirra a su oficina pariendo para él exitazos como "Top Gun" o (¡¡¡AAAJJJ!!!) "Un detective suelto en Hollywood 2". El resultado, contra toda esperanza, resultó ser bastante bueno. Claro, en esos tiempos el señor Bruckheimer todavía tenía algo de preocupación por la calidad fílmica; de lo que vino después, mantendré informado a Su Señoría...
¿POR QUÉ VERLA?
-- Es una del tándem Scott/Bruckheimer. Ambos parecen entenderse la mar de bien, y los resultados están a la vista en filmes como "Top Gun", "Un detective suelto en Hollywood 2", "Días de trueno", "Marea roja" o "Deja Vu". No quiere decir esto que hagan buenas películas, claro está (alguna de ellas lo es, de todos modos), sino que tienen una empatía natural. A Jerry Bruckheimer le interesa el cine over-the-top con imágenes chulas para venderlo al público y forrarse, y a Tony Scott le gusta hacer imágenes chulas, así es que están de lo mejor uno con el otro. Aparte de ser hermano del venerable Ridley Scott, Tony Scott había partido en esto del cine con esa pequeña joya glam darkwave que fue "El ansia", y desde ahí fue cimentando una carrera que, pues bien, digámoslo crudamente, se vendió a Hollywood... Los hermanos Scott tienen ambos fuertes preocupaciones estéticas, pero Ridley es más clásico y sobrio, con un mayor sentido de la mesura, mientras que Tony es más alocado y videoclipero, y por lo tanto, más desmesurado. El primero es el neoclásico; el segundo es el romántico. Pero... ¡Ah, sí! Estaba en "Marea roja". Esta peli tiene el sello del cine de Tony Scott, pero aquí está claramente contenido, con una imaginería absolutamente funcional a lo que se espera de un thriller de submarinos (en "La caza del Octubre Rojo", referente indiscutible para "Marea roja", el director era John McTiernan, el de "Duro de matar" y "Depredador", y la diferencia entre McTiernan y Scott es notoria), lejos de los delirios que lo llevarían por los senderos descarriados de "Hombre en llamas", "Domino" o "Deja Vu". O sea, tenemos a un Tony Scott conteniéndose a sí mismo por una vez en la vida, y haciéndolo como corresponde.
-- Washington vs. Hackman. ¿Tienen ustedes idea de la cantidad de gente considerada para sus roles (y que, sabiamente creyeron, los rechazaron)? Para the old seawolf se pensó en Al Pacino, Warren Beatty y Tommy Lee Jones, y para el jovencito chulo sabelotodo se consideró a Andy García, Brad Pitt y Tom Cruise. Repasen mentalmente el listado, y pregúntense si alguno de los precedentes habría podido conseguir el músculo de Denzel Washington y Gene Hackman. En aquellos años Hackman no tenía que probarle nada a nadie, pero aún así se comportó como lo que se espera de él, o sea, el duro quintaesencial que vimos en "Contacto en Francia" o "Superman", mientras que Denzel Washington aún era estrella en ascenso, y por lo tanto tenía que estar contenido y no desatarse como egolátricamente lo ha hecho en filmes posteriores. Bien mirado, sus interpretaciones son tan potentes que incluso consiguen tapar más de algún bache en el guión (el más notorio: ¿cómo es que mandan para una misión de dejar caer el Martillo de Dios nuclear sobre la antigua URSS, a un sólo submarino nuclear y sin ser escoltado por un submarino más ligero...?).
-- Desgraciadamente, el tema de la peli es demasiado real como para ser ignorado. La cuestión es que existen armas de destrucción masiva en cantidades para exterminar cuatro o cinco veces a la Humanidad completa sobre la Tierra. Unos pocos tienen acceso a ese botón. ¿Quién demonios dijo que esos pocos son los más calificados para soportar sobre sus hombros tamaña responsabilidad? Da escalofríos pensar que el tipo con acceso al botón rojo entre 2000 y 2008 es un fulano elegido no por su intelecto superior, por su (des)conocimiento de los asuntos internacionales o por su tolerancia y respeto hacia civilizaciones y culturas extrañas, sino por ser cristiano y poner cara de bonachón ante la TV (y robarse descaradamente las elecciones con la ayuda de su hermano el Gobernador de Florida). En esta peli, el capitán de un submarino y su segundo tienen la responsabilidad última de desatar el infierno nuclear, el cual cargará consigo un infierno nuclear de represalia, y así todos nos vamos a ya saben donde, al infierno precisamente. Y resulta que uno es un mamón trágometodoslosmanuales, y el otro es un milico de pensamiento unidireccional que no cree en la democracia sino en las medidas de fuerza. Estamos aviados así. Al final de la peli se nos informa que a partir de 1996, la orden final de lanzar misiles nucleares desde submarinos será enviada desde Washington, pero... ¿quién dice que en Washington hay gente más inteligente para tomar semejante decisión? En lo que va del 2000 a la fecha ya hemos tenido una muestra de esto. Una camarilla de tipos en Washington decidió que la Guerra Contra El Terror exigía invadir un país sobre el cual no había ningún informe que lo vinculara a Al Qaeda, como lo es Irak. El día de mañana, esa misma camarilla puede decidir que Rusia, España o Chile son potenciales blancos. Para nuestra fortuna, los dos últimos no disponemos de petróleo.
-- Grandes diálogos y escenas. La escena de la naturaleza de la guerra es estupenda, y consigue expresar interesantes ideas filosóficas en un tono coloquial de conversación natural, sin que parezca discursivo en ningún minuto. O ese gran diálogo de Gene Hackman: "Nosotros estamos para proteger la democracia, no para ejercerla". O cuando Denzel Washington agradece a uno de los hombres el haberle apoyado, y éste en respuesta le espeta un muy sentido "púdrete" ("screw you"). Y por supuesto, las escenas militaroides de rigor.
-- Hans Zimmer. El soundtrack que compone para esta peli es enormemente deudor de "La caza del Octubre Rojo" (¿una novedad, a estas alturas?), y aunque su himno no alcanza la majestuosidad del "Himno del Octubre Rojo" de Basil Poledouris, se defiende bastante bien (en particular si no se conoce el trabajo de Poledouris para la mencionada "La caza del Octubre Rojo").
IDEAL PARA: Ver una peli de militares con un profundo dilema político y ético, solventemente llevado por el equipo de dirección, producción y actuación.
Busca otras películas relacionadas:
+ Denzel Washington,
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+ George Dzundza,
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1995,
Amenaza nuclear,
Submarino
domingo, 20 de abril de 2008
"Más extraño que la ficción" (2006).
"Stranger than Fiction". Dirigida por Marc Forster. Protagonizada por Will Ferrell, Maggie Gyllenhaal, Dustin Hoffman, Emma Thompson, Queen Latifah, Tony Hale. Estados Unidos. Año 2005.
¿De qué se trata?
Hay un individuo y su reloj. Una voz femenina en off nos relata su triste existencia. El individuo siempre se levanta a la misma hora, se cepilla siempre el mismo número de veces los dientes, cruza siempre la calle por el mismo punto, llega a la oficina y siempre le preguntan por un cálculo numérico nuevo y complejo que él siempre responde bien... Sí, no podía ser de otra manera, es un agente de la IRS, la temible oficina de impuestos del Gobierno de los Estados Unidos. ¿El único testigo? Un relojito de última generación que maldita sea para qué me compraste, si nunca me haces caso. Hasta que un día, algo pasa. El tipo está cepillándose confortablemente, y la voz nos informa que está en su cepillado 35, 36, 37... (siempre son 75) ...y el tipo se detiene. Piénselo. El tipo nunca se detiene de cepillarse o de hacer nada porque eso es una pérdida de tiempo (agente de la IRS, recordemos). (Debo confesar, no recuerdo en qué número iba el tipo de la peli, así es que puse 35, 36, 37 sólo por poner una secuencia de números consecutivos que fueran inferiores a 75, el ejemplo funciona igual, de todos modos). Y vuelve a cepillarse, 38, 39, 40... Y la voz lleva la cuenta otra vez... Y el tipo se detiene. POR SEGUNDA VEZ. Y pregunta "¿Quién está ahí?". Ahora empieza a entrar el cuco. Porque la maldita voz a veces se detiene y no se oye más, y a veces sigue narrando exactamente todo lo que ocurre en la vida del pobre sujeto. Y para empeorar las cosas, el pobre individuo de la IRS recibe la orden de practicarle una auditoría contable a una pastelería que es atendida por una joven terriblemente respondona, perturbadoramente bella (Maggie Gyllenhaal, por más señas), y que para colmo, no paga sus impuestos no por simple distracción, sino por un perfecto sentido de la desobediencia civil. O sea, no es el momento para estarse volviendo loco. De manera que visita a un psiquiatra ("esquizofrenia", dice el psiquiatra, "no me hablan voces, sino que oigo voces que narran todo lo que hago como una novela", dice el recaudador), y luego termina en la oficina de un escritor. A medida que las conversaciones chambonescas empiezan a avanzar, nuestro prota descubre entonces una terrible realidad. Porque él, el publicano de la IRS, es en realidad el personaje protagónico de la nueva novela de una talentosa y reconocida escritora, la cual, además, como rosario final, tiene la bendita costumbre de que en cada obra suya, el protagonista se muere al final...
El espíritu de los tiempos.
¿Qué es la obra narrativa? ¿Tienen alguna clase de existencia los personajes narrados? ¿Cuál es la relación del escritor con su universo narrado? ¿Es acaso el poeta un pequeño dios, como predicaba el venerable y siempre recomendable Vicente Huidobro? ¿O no es un pequeño dios, como le contestaba el vengativo Pablo Neruda? Preguntas éstas tan viejas como la Humanidad. O al menos como Aristóteles, quien consideraba que Homero era sobresaliente en el arte de contar bellas mentiras. Algo más tarde, Luciano de Samósata se despachurraba contra los mendaces escritores de supuestas "crónicas de viajes", escribiendo él mismo una estupenda mentira en su por otra parte magnífico "Viaje a la Luna" (la Humanidad se divide en dos grupos: los iluminados que han leído esa obra capital de Luciano, y los pobres desgraciados que vagan en las tinieblas y la oscuridad sin haber leído semejante joya literaria). Miguel de Unamuno le daba una pequeña vuelta de tuerca al asunto en su novela "Niebla", que por alguna razón (esperemos que de buena fe, y no por plagio), tiene un argumento casi idéntico a "Más extraño que la ficción". En "Niebla", recordemos, el prota vive una horrible historia de amor, al final de la cual, para colmo, y por meros propósitos narrativos, debe morir, y cuando se da cuenta de esto, el prota visita a Miguel de Unamuno himself para decirle que por qué demonios tiene que morirse, si él es una persona, tiene sentimientos, tiene derecho a la vida, etcétera, y para qué rayos se va a sacrificar sólo porque un puñado de perejiles intelectualoides tengan una punzada de placer estético. La filosofía de fondo era darle al lector una historia completa para identificarse con el prota, y luego hacer que en el último capítulo el lector sufriera porque el prota quería vivir o triunfar, maniobra que le resultó muy bien a Michael Ende en "La historia interminable", y muy mal a Miguel Unamuno en "Niebla", porque en lo de Ende, la cosa iba de reinos mágicos y seres mitológicos, y lo de Unamuno era el enésimo aburrido romance hispanodecimonónico con mantilla y quitasol en la verbena de la paloma, y etc. Si todo esto suena denso, entonces imagínense lo que debe ser convertir todas estas ideas en una peli. De hecho, rara vez se había hecho, porque como hemos dicho varias veces, el cine hollywoodense es muy caro (los FXs, las estrellitas que se encueran en Maxim, etc.), y por ende, mientras más intelectual sea una peli, menos probabilidad de recuperar la inversión, y de forrarse ya no hablemos. Pero desde los '90s, el tema "qué es la realidad", "qué es el mundo", "what is the matrix", etcétera, había estado abriéndose paso, con pelis como "Ciudad en tinieblas", "Mátrix" y secuelas, "Abre los ojos" y su remake yanketa "Vainilla Sky", y un largo etcétera (incluyendo un precedente tan antiguo como la magnífica "El vengador del futuro"). En ese sentido, rodar una peli como "Más extraño que la ficción" hubiera sido un disparate antes de 1990. Pero gracias a productos más popcorneros, que han puesto el tema intelectualoide sobre la realidad, es posible tener una joyita fílmica como ésta. Bendita sea "Piso 13", del inefable Roland Emmerich, por abrir el camino.
¿Por qué verla?
-- Lo que decíamos anteriormente. Esta peli es un magnífico exponente del problema de la relación del escritor con su universo narrado (o del comiquero con su universo dibujado, el cineasta con su universo filmado, etcétera). ¿Es realmente el escritor un pequeño dios? ¿Puede el escritor inventar lo que sea, lo que verdaderamente se le ocurra? Sin embargo, al estar el escritor condicionado por su propio medio y sus circunstancias, ¿no es eso un límite para su poder como dios omnipotente dentro del universo narrado? ¿Cómo puede un escritor ser todopoderoso si él mismo tiene limitaciones? Y, desde un ángulo más siniestramente religioso, ¿y si existiera un Dios, pero éste a su vez perteneciera a un universo superior en el que también está limitado? (¡Hey, esto empieza a sonar como esa novela de los Strugatski, "Qué difícil es ser Dios"!). El tema se ve difícil, y denso, pero esta peli consigue la cuadratura del círculo de poner todos estos tópicos sobre la mesa, sin que parezca una plúmbea disertación filosofoprósica de algún maldito tecnointelectualoide alemán, pero tampoco sin caer en la superficialidad o la trivialidad.
-- Démosle algo de crédito también al buen Marc Forster, el director, que aquí está en estado de gracia. Forster siempre ha sido un director a medio camino ("Cambio de vida", "Descubriendo Nunca Jamás", la sobreviniente Bond 22 "Quantum of Solace"), y aquí se ha superado a sí mismo. Tiene un buen guión, y un buen puñado de actores, y los exprime hasta decir basta. Los resultados están a la vista.
-- El final. No había manera de resolver bien esta peli. O sea, tenemos un prota que se va a morir. Pero el prota nos cae simpático, y un final así es inaceptable; por otra parte, si el prota no muere, tenemos un final demasiado hollywoodense. ¡Menudo predicamento éste! La solución que encuentran al dilema, es notable. Incluso un final deplorable como podría haber sido, el diálogo final de la escritora se encarga de darle una gran vuelta de tuerca final... que a su vez es un parlamento fino e inteligente, siempre bien empotrado sobre el tema "escritor jugando al Dios con sus personajes".
-- Las actuaciones son impecables. ¡Si hasta Will Ferrer está simpático...! Sí, el pesadote que hundió la versión para cine de "La hechizada", está grandioso como la vida, como el agente de la IRS que no quiere morir (es una expresión, creo, porque para casi nadie la vida es graciosa...). A su lado tenemos a Maggie Gyllenhaal, estupenda ella como siempre (su turbio trabajo en "La secretaria", ¿la recuerdan?). La escritora es Emma Thompson, quien para el papel no se puso una sola gota de maquillaje, según se rumorea, y compone un grandioso rol lleno de matices: mujer reclusa, irónica, sarcástica, atrevida, entusiasmada con su obra, consciente de sí misma, quizás en demasía... Y Dustin Hoffman haciendo el payaso, pone la nota baja en esta peli (no quiero ser sacrílego con Semidiós Hoffman, pero alguna de las tantas tenía que ser, y aquí es). El quinteto es completado con Queen Latifah como la secretaria de la escritora, y como otros directores antes (Philip Noyce en "El coleccionista de huesos"), Marc Forster tiene la inteligencia de hacerla actuar lo menos posible.
-- Esta es otra de esas pelis en que elegir un momento favorito es difícil, o casi imposible. Veamos, está toda la grandiosa secuencia inicial, todas las secuencias con el relojito, todas las secuencias con Emma Thompson... ¡Si hasta las secuencias románticas tienen gancho, y no lucen como un acartonado romance de Hollywood!
IDEAL PARA: Amantes del buen cine, de la buena literatura, de la reflexión filosófica, de Emma Thompson, de Will Ferrer (de este último, ¿los habrá...?).
¿De qué se trata?
Hay un individuo y su reloj. Una voz femenina en off nos relata su triste existencia. El individuo siempre se levanta a la misma hora, se cepilla siempre el mismo número de veces los dientes, cruza siempre la calle por el mismo punto, llega a la oficina y siempre le preguntan por un cálculo numérico nuevo y complejo que él siempre responde bien... Sí, no podía ser de otra manera, es un agente de la IRS, la temible oficina de impuestos del Gobierno de los Estados Unidos. ¿El único testigo? Un relojito de última generación que maldita sea para qué me compraste, si nunca me haces caso. Hasta que un día, algo pasa. El tipo está cepillándose confortablemente, y la voz nos informa que está en su cepillado 35, 36, 37... (siempre son 75) ...y el tipo se detiene. Piénselo. El tipo nunca se detiene de cepillarse o de hacer nada porque eso es una pérdida de tiempo (agente de la IRS, recordemos). (Debo confesar, no recuerdo en qué número iba el tipo de la peli, así es que puse 35, 36, 37 sólo por poner una secuencia de números consecutivos que fueran inferiores a 75, el ejemplo funciona igual, de todos modos). Y vuelve a cepillarse, 38, 39, 40... Y la voz lleva la cuenta otra vez... Y el tipo se detiene. POR SEGUNDA VEZ. Y pregunta "¿Quién está ahí?". Ahora empieza a entrar el cuco. Porque la maldita voz a veces se detiene y no se oye más, y a veces sigue narrando exactamente todo lo que ocurre en la vida del pobre sujeto. Y para empeorar las cosas, el pobre individuo de la IRS recibe la orden de practicarle una auditoría contable a una pastelería que es atendida por una joven terriblemente respondona, perturbadoramente bella (Maggie Gyllenhaal, por más señas), y que para colmo, no paga sus impuestos no por simple distracción, sino por un perfecto sentido de la desobediencia civil. O sea, no es el momento para estarse volviendo loco. De manera que visita a un psiquiatra ("esquizofrenia", dice el psiquiatra, "no me hablan voces, sino que oigo voces que narran todo lo que hago como una novela", dice el recaudador), y luego termina en la oficina de un escritor. A medida que las conversaciones chambonescas empiezan a avanzar, nuestro prota descubre entonces una terrible realidad. Porque él, el publicano de la IRS, es en realidad el personaje protagónico de la nueva novela de una talentosa y reconocida escritora, la cual, además, como rosario final, tiene la bendita costumbre de que en cada obra suya, el protagonista se muere al final...
El espíritu de los tiempos.
¿Qué es la obra narrativa? ¿Tienen alguna clase de existencia los personajes narrados? ¿Cuál es la relación del escritor con su universo narrado? ¿Es acaso el poeta un pequeño dios, como predicaba el venerable y siempre recomendable Vicente Huidobro? ¿O no es un pequeño dios, como le contestaba el vengativo Pablo Neruda? Preguntas éstas tan viejas como la Humanidad. O al menos como Aristóteles, quien consideraba que Homero era sobresaliente en el arte de contar bellas mentiras. Algo más tarde, Luciano de Samósata se despachurraba contra los mendaces escritores de supuestas "crónicas de viajes", escribiendo él mismo una estupenda mentira en su por otra parte magnífico "Viaje a la Luna" (la Humanidad se divide en dos grupos: los iluminados que han leído esa obra capital de Luciano, y los pobres desgraciados que vagan en las tinieblas y la oscuridad sin haber leído semejante joya literaria). Miguel de Unamuno le daba una pequeña vuelta de tuerca al asunto en su novela "Niebla", que por alguna razón (esperemos que de buena fe, y no por plagio), tiene un argumento casi idéntico a "Más extraño que la ficción". En "Niebla", recordemos, el prota vive una horrible historia de amor, al final de la cual, para colmo, y por meros propósitos narrativos, debe morir, y cuando se da cuenta de esto, el prota visita a Miguel de Unamuno himself para decirle que por qué demonios tiene que morirse, si él es una persona, tiene sentimientos, tiene derecho a la vida, etcétera, y para qué rayos se va a sacrificar sólo porque un puñado de perejiles intelectualoides tengan una punzada de placer estético. La filosofía de fondo era darle al lector una historia completa para identificarse con el prota, y luego hacer que en el último capítulo el lector sufriera porque el prota quería vivir o triunfar, maniobra que le resultó muy bien a Michael Ende en "La historia interminable", y muy mal a Miguel Unamuno en "Niebla", porque en lo de Ende, la cosa iba de reinos mágicos y seres mitológicos, y lo de Unamuno era el enésimo aburrido romance hispanodecimonónico con mantilla y quitasol en la verbena de la paloma, y etc. Si todo esto suena denso, entonces imagínense lo que debe ser convertir todas estas ideas en una peli. De hecho, rara vez se había hecho, porque como hemos dicho varias veces, el cine hollywoodense es muy caro (los FXs, las estrellitas que se encueran en Maxim, etc.), y por ende, mientras más intelectual sea una peli, menos probabilidad de recuperar la inversión, y de forrarse ya no hablemos. Pero desde los '90s, el tema "qué es la realidad", "qué es el mundo", "what is the matrix", etcétera, había estado abriéndose paso, con pelis como "Ciudad en tinieblas", "Mátrix" y secuelas, "Abre los ojos" y su remake yanketa "Vainilla Sky", y un largo etcétera (incluyendo un precedente tan antiguo como la magnífica "El vengador del futuro"). En ese sentido, rodar una peli como "Más extraño que la ficción" hubiera sido un disparate antes de 1990. Pero gracias a productos más popcorneros, que han puesto el tema intelectualoide sobre la realidad, es posible tener una joyita fílmica como ésta. Bendita sea "Piso 13", del inefable Roland Emmerich, por abrir el camino.
¿Por qué verla?
-- Lo que decíamos anteriormente. Esta peli es un magnífico exponente del problema de la relación del escritor con su universo narrado (o del comiquero con su universo dibujado, el cineasta con su universo filmado, etcétera). ¿Es realmente el escritor un pequeño dios? ¿Puede el escritor inventar lo que sea, lo que verdaderamente se le ocurra? Sin embargo, al estar el escritor condicionado por su propio medio y sus circunstancias, ¿no es eso un límite para su poder como dios omnipotente dentro del universo narrado? ¿Cómo puede un escritor ser todopoderoso si él mismo tiene limitaciones? Y, desde un ángulo más siniestramente religioso, ¿y si existiera un Dios, pero éste a su vez perteneciera a un universo superior en el que también está limitado? (¡Hey, esto empieza a sonar como esa novela de los Strugatski, "Qué difícil es ser Dios"!). El tema se ve difícil, y denso, pero esta peli consigue la cuadratura del círculo de poner todos estos tópicos sobre la mesa, sin que parezca una plúmbea disertación filosofoprósica de algún maldito tecnointelectualoide alemán, pero tampoco sin caer en la superficialidad o la trivialidad.
-- Démosle algo de crédito también al buen Marc Forster, el director, que aquí está en estado de gracia. Forster siempre ha sido un director a medio camino ("Cambio de vida", "Descubriendo Nunca Jamás", la sobreviniente Bond 22 "Quantum of Solace"), y aquí se ha superado a sí mismo. Tiene un buen guión, y un buen puñado de actores, y los exprime hasta decir basta. Los resultados están a la vista.
-- El final. No había manera de resolver bien esta peli. O sea, tenemos un prota que se va a morir. Pero el prota nos cae simpático, y un final así es inaceptable; por otra parte, si el prota no muere, tenemos un final demasiado hollywoodense. ¡Menudo predicamento éste! La solución que encuentran al dilema, es notable. Incluso un final deplorable como podría haber sido, el diálogo final de la escritora se encarga de darle una gran vuelta de tuerca final... que a su vez es un parlamento fino e inteligente, siempre bien empotrado sobre el tema "escritor jugando al Dios con sus personajes".
-- Las actuaciones son impecables. ¡Si hasta Will Ferrer está simpático...! Sí, el pesadote que hundió la versión para cine de "La hechizada", está grandioso como la vida, como el agente de la IRS que no quiere morir (es una expresión, creo, porque para casi nadie la vida es graciosa...). A su lado tenemos a Maggie Gyllenhaal, estupenda ella como siempre (su turbio trabajo en "La secretaria", ¿la recuerdan?). La escritora es Emma Thompson, quien para el papel no se puso una sola gota de maquillaje, según se rumorea, y compone un grandioso rol lleno de matices: mujer reclusa, irónica, sarcástica, atrevida, entusiasmada con su obra, consciente de sí misma, quizás en demasía... Y Dustin Hoffman haciendo el payaso, pone la nota baja en esta peli (no quiero ser sacrílego con Semidiós Hoffman, pero alguna de las tantas tenía que ser, y aquí es). El quinteto es completado con Queen Latifah como la secretaria de la escritora, y como otros directores antes (Philip Noyce en "El coleccionista de huesos"), Marc Forster tiene la inteligencia de hacerla actuar lo menos posible.
-- Esta es otra de esas pelis en que elegir un momento favorito es difícil, o casi imposible. Veamos, está toda la grandiosa secuencia inicial, todas las secuencias con el relojito, todas las secuencias con Emma Thompson... ¡Si hasta las secuencias románticas tienen gancho, y no lucen como un acartonado romance de Hollywood!
IDEAL PARA: Amantes del buen cine, de la buena literatura, de la reflexión filosófica, de Emma Thompson, de Will Ferrer (de este último, ¿los habrá...?).
Busca otras películas relacionadas:
2006,
Comedia Sobrenatural,
Drama Romántico,
Escritores e Intelectuales
"Crímenes de la mente" (2003).
-- "The I Inside". Inglaterra / Estados Unidos. Año 2003.
-- Dirección: Roland Suso Richter.
-- Actuación: Ryan Phillippe, Sarah Polley, Piper Perabo, Stephen Rea, Robert Sean Leonard, Stephen Lang, Peter Egan, Stephen Graham, Rakie Ayola.
-- Guión: Michael Cooney.
-- Banda Sonora: Nicholas Pike.
-- "Crímenes de la mente" en IMDb.
-- "Crímenes de la mente" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Accidente automovilístico, voces allá afuera, parece ser, se supone, que no debes morirte... Despiertas, y estás conversando con un doc. Todo es apacible, como que el doc es nada menos que el tranquilo Stephen Rea. Todo parece normal hasta el minuto, nuestro paciente accidentado recuerda todo de lo más bien, pero de pronto empieza a descubrir que las cosas no andan del todo bien. Por un lado, parece haber dado un gran salto temporal, de nada menos que dos años, sobre los cuales no tiene ni la más pituitaria idea. En segundo lugar, está casado con un mujerón a la cual no recuerda ni por pintura, lo que es una lástima, porque debe tener su qué el habérsela echado. En tercer lugar, la chica parece muy colaborativa con el proceso de reconstrucción de la memoria, pero cuando están a solas, le espeta que conoce ese jueguito de perder la memoria, y que de todas maneras ella sabe que él mató a su hermano... (al hermano de él, o sea, al cuñado de ella). Lo último que recuerda es haber estado en un accidente automovilístico el año 2000, pero por otra parte, llegó al hospital en el año 2002, ahora por un eventual envenenamiento que sale en su análisis sanguíneo. ¿Es que acaso su esposita linda ha tratado de liquidarlo...? Nuestro héroe se queda tratando de recordar, pero las cosas se complican cuando, durante un examen que le obliga a estarse quietecito en uno de esos chismes de resonancia magnética nuclear, aparece un enfermero con muchas ganas de mandarlo como paquete frío a la morgue. ¡Es definitivo, alguien está tratando de matarlo y nadie le cree! ¿O es que de verdad su mente le está jugando malas pasadas...? ¿Y de dónde rayos salió esa nueva capacidad suya, una que parece tratar de llevarlo a través del tiempo, de regreso al año 2000? Sea eso un milagro o una maldición, podría ser la única llave que tenga para descubrir lo que realmente sucedió, por qué está casado con una mujer que trata de liquidarlo, qué rayos fue lo que sucedió con su hermano, y en definitiva, reconstruir toda su vida perdida en los últimos dos años...
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Hasta los '80s, salvo casos aislados, nadie se cuestionaba en exceso qué demonios es eso de la realidad. La realidad es objetiva, la realidad es ese suelo que pisamos a discreción, etcétera. Esto es bien palpable en un director maestro en crear equívocos para confundir al espectador, como lo es el Alfred Hitchcock de "Vértigo" y "Psicosis", que utiliza este mecanismo no para grandes cuestiones metafísicas, sino para crear un desequilibrio en el espectador, sin perjuicio de que al final "la verdad prevalecerá"... Sin embargo, desde la adaptación de historias de Philip K. Dick al cine ("Blade Runner", "El vengador del futuro"...), el tema de "what is reality?" se ha vuelto cada vez más común, y encontró su apogeo en el período 1997-2005, aproximadamente. Existen dos ángulos típicos para cuestionar la realidad, uno derivado de los usos y costumbres de la Sci-Fi de toda la vida ("Ciudad en tinieblas", "Mátrix", "Piso 13", "Abre los ojos"...) y otra derivada de la fractura mental de las personas ("Memento", "Al filo de la muerte", "El club de la pelea"...). "Crímenes de la mente" combina un poco de ambas, de manera enormemente desconcertante, si me permiten. Tanto, que esta peli tuvo un paso más que discreto (por no decir que fue un fracaso comercial) por los cines. Claro, en ese mismo año estrenaban "Daredevil", y esa otra peli tiene un argumento mucho más lineal y con más kárate y muertos...
¿POR QUÉ VERLA?
-- Hay varias maneras de ver esta peli, y en todas esas lecturas funciona bien. La veta más importante es que se trata de una peli sobre el cuestionamiento de la realidad; la gran cuestión flotante es, ¿realmente nuestro héroe es víctima de una conspiración para liquidarlo por alguna razón desconocida, o todo no es más que parte de una compleja paranoia provocada por su delicada condición médica...? Pero hay otras. Puede verse, por ejemplo, como un gran homenaje a varios tópicos propios del cine del Maestro Hitchcock (el problema psiquiátrico, la cuestión criminal, el thriller, la femme fatale...). O como una peli en clave de metáfora sobre la redención de un personaje con culpas desde el pasado, mientras es perseguido por sus demonios. La solución final es un tanto flaca, quizás el granero queda un poco lejos para una cantidad de grano no demasiado abundante, pero el desarrollo mismo es atrapante.
-- La dirección de Roland Suso Richter, individuo cuyo ecosistema había sido el cine alemán, y trató de dar el salto al cine yanketa con esta peli (y falló, inmerecidamente), sumado al buen guión de Michael Cooney ("Jack Frost", "Identidad") es estupenda. Nada de efectismos made in Hollywood (o mejor dicho, el mínimo necesario), nada de tratar de mostrar situaciones over-the-top. La historia está centrada en los personajes, o mejor dicho, en el personaje central cuya mente parece estar de alguna manera descomponiéndose, en lo que hace y en lo que deja de hacer. O sea, saca el suspenso de la psicología, no de las situaciones de riesgo en que pueda estar el personaje (aunque las hay, por supuesto, que no todo va a ser confrontación de personajes a secas, si es una yanki después de todo).
-- Los actores están en estado de gracia. Y es que... ¡Consiguieron sacarle una actuación a Ryan Phillippe! ¡Sí, el chico chulo de "Sé lo que hicieron el verano pasado" y "Juegos sexuales" muestra que sabe actuar! Bueno, también está "La conquista del honor", pero ésa es posterior a la que estamos en comento. Frente a él, como una gran femme fatale, tenemos a Piper Perabo, sacándose definitivamente el cartel de chica buenorra que venía arrastrando desde que saltara a una (relativa) fama batiendo martinis y otras cosas en "Coyote Ugly"; en esta peli debería haber demostrado definitivamente que tiene versatilidad actoral, pero como ya dijimos, casi nadie la ha visto (ese año, todos fueron a ver "X-Men II"). Está también el buenazo de Stephen Rea, con su sempiterna cara de tío bonachón, en una elección que pareciera en primera un error de casting, no por insultar el gran talento actoral del señor Rea, sino porque no pareciera querer encajar, pero después, a medida que pasa la peli, sí encaja. Y el resto de los papeles no pesa mucho, que digamos, y están correctamente servidos.
IDEAL PARA: Ver un thriller psicológico de los buenos, de los al estilo de antaño, cuando un cineasta podía legítimamente poner a prueba la inteligencia del espectador en vez de descerebrarlo con sobreexplicaciones y gore gratuito.
-- Dirección: Roland Suso Richter.
-- Actuación: Ryan Phillippe, Sarah Polley, Piper Perabo, Stephen Rea, Robert Sean Leonard, Stephen Lang, Peter Egan, Stephen Graham, Rakie Ayola.
-- Guión: Michael Cooney.
-- Banda Sonora: Nicholas Pike.
-- "Crímenes de la mente" en IMDb.
-- "Crímenes de la mente" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Accidente automovilístico, voces allá afuera, parece ser, se supone, que no debes morirte... Despiertas, y estás conversando con un doc. Todo es apacible, como que el doc es nada menos que el tranquilo Stephen Rea. Todo parece normal hasta el minuto, nuestro paciente accidentado recuerda todo de lo más bien, pero de pronto empieza a descubrir que las cosas no andan del todo bien. Por un lado, parece haber dado un gran salto temporal, de nada menos que dos años, sobre los cuales no tiene ni la más pituitaria idea. En segundo lugar, está casado con un mujerón a la cual no recuerda ni por pintura, lo que es una lástima, porque debe tener su qué el habérsela echado. En tercer lugar, la chica parece muy colaborativa con el proceso de reconstrucción de la memoria, pero cuando están a solas, le espeta que conoce ese jueguito de perder la memoria, y que de todas maneras ella sabe que él mató a su hermano... (al hermano de él, o sea, al cuñado de ella). Lo último que recuerda es haber estado en un accidente automovilístico el año 2000, pero por otra parte, llegó al hospital en el año 2002, ahora por un eventual envenenamiento que sale en su análisis sanguíneo. ¿Es que acaso su esposita linda ha tratado de liquidarlo...? Nuestro héroe se queda tratando de recordar, pero las cosas se complican cuando, durante un examen que le obliga a estarse quietecito en uno de esos chismes de resonancia magnética nuclear, aparece un enfermero con muchas ganas de mandarlo como paquete frío a la morgue. ¡Es definitivo, alguien está tratando de matarlo y nadie le cree! ¿O es que de verdad su mente le está jugando malas pasadas...? ¿Y de dónde rayos salió esa nueva capacidad suya, una que parece tratar de llevarlo a través del tiempo, de regreso al año 2000? Sea eso un milagro o una maldición, podría ser la única llave que tenga para descubrir lo que realmente sucedió, por qué está casado con una mujer que trata de liquidarlo, qué rayos fue lo que sucedió con su hermano, y en definitiva, reconstruir toda su vida perdida en los últimos dos años...
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Hasta los '80s, salvo casos aislados, nadie se cuestionaba en exceso qué demonios es eso de la realidad. La realidad es objetiva, la realidad es ese suelo que pisamos a discreción, etcétera. Esto es bien palpable en un director maestro en crear equívocos para confundir al espectador, como lo es el Alfred Hitchcock de "Vértigo" y "Psicosis", que utiliza este mecanismo no para grandes cuestiones metafísicas, sino para crear un desequilibrio en el espectador, sin perjuicio de que al final "la verdad prevalecerá"... Sin embargo, desde la adaptación de historias de Philip K. Dick al cine ("Blade Runner", "El vengador del futuro"...), el tema de "what is reality?" se ha vuelto cada vez más común, y encontró su apogeo en el período 1997-2005, aproximadamente. Existen dos ángulos típicos para cuestionar la realidad, uno derivado de los usos y costumbres de la Sci-Fi de toda la vida ("Ciudad en tinieblas", "Mátrix", "Piso 13", "Abre los ojos"...) y otra derivada de la fractura mental de las personas ("Memento", "Al filo de la muerte", "El club de la pelea"...). "Crímenes de la mente" combina un poco de ambas, de manera enormemente desconcertante, si me permiten. Tanto, que esta peli tuvo un paso más que discreto (por no decir que fue un fracaso comercial) por los cines. Claro, en ese mismo año estrenaban "Daredevil", y esa otra peli tiene un argumento mucho más lineal y con más kárate y muertos...
¿POR QUÉ VERLA?
-- Hay varias maneras de ver esta peli, y en todas esas lecturas funciona bien. La veta más importante es que se trata de una peli sobre el cuestionamiento de la realidad; la gran cuestión flotante es, ¿realmente nuestro héroe es víctima de una conspiración para liquidarlo por alguna razón desconocida, o todo no es más que parte de una compleja paranoia provocada por su delicada condición médica...? Pero hay otras. Puede verse, por ejemplo, como un gran homenaje a varios tópicos propios del cine del Maestro Hitchcock (el problema psiquiátrico, la cuestión criminal, el thriller, la femme fatale...). O como una peli en clave de metáfora sobre la redención de un personaje con culpas desde el pasado, mientras es perseguido por sus demonios. La solución final es un tanto flaca, quizás el granero queda un poco lejos para una cantidad de grano no demasiado abundante, pero el desarrollo mismo es atrapante.
-- La dirección de Roland Suso Richter, individuo cuyo ecosistema había sido el cine alemán, y trató de dar el salto al cine yanketa con esta peli (y falló, inmerecidamente), sumado al buen guión de Michael Cooney ("Jack Frost", "Identidad") es estupenda. Nada de efectismos made in Hollywood (o mejor dicho, el mínimo necesario), nada de tratar de mostrar situaciones over-the-top. La historia está centrada en los personajes, o mejor dicho, en el personaje central cuya mente parece estar de alguna manera descomponiéndose, en lo que hace y en lo que deja de hacer. O sea, saca el suspenso de la psicología, no de las situaciones de riesgo en que pueda estar el personaje (aunque las hay, por supuesto, que no todo va a ser confrontación de personajes a secas, si es una yanki después de todo).
-- Los actores están en estado de gracia. Y es que... ¡Consiguieron sacarle una actuación a Ryan Phillippe! ¡Sí, el chico chulo de "Sé lo que hicieron el verano pasado" y "Juegos sexuales" muestra que sabe actuar! Bueno, también está "La conquista del honor", pero ésa es posterior a la que estamos en comento. Frente a él, como una gran femme fatale, tenemos a Piper Perabo, sacándose definitivamente el cartel de chica buenorra que venía arrastrando desde que saltara a una (relativa) fama batiendo martinis y otras cosas en "Coyote Ugly"; en esta peli debería haber demostrado definitivamente que tiene versatilidad actoral, pero como ya dijimos, casi nadie la ha visto (ese año, todos fueron a ver "X-Men II"). Está también el buenazo de Stephen Rea, con su sempiterna cara de tío bonachón, en una elección que pareciera en primera un error de casting, no por insultar el gran talento actoral del señor Rea, sino porque no pareciera querer encajar, pero después, a medida que pasa la peli, sí encaja. Y el resto de los papeles no pesa mucho, que digamos, y están correctamente servidos.
IDEAL PARA: Ver un thriller psicológico de los buenos, de los al estilo de antaño, cuando un cineasta podía legítimamente poner a prueba la inteligencia del espectador en vez de descerebrarlo con sobreexplicaciones y gore gratuito.
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2003,
Femme Fatale,
Memoria Fracturada
jueves, 17 de abril de 2008
"Hermosas criaturas" (2000)
"Beautiful Creatures". Dirigida por Bill Eagles. Protagonizada por Susan Lynch, Iain Glen, Jake D'Arcy, Rachel Weisz, Tom Mannion, Maurice Röeves, Paul Doonan, Robin Laing, Pauline Lynch, Alex Norton, Stewart Preston, Ron Donachie. Inglaterra. Año 2000.
¿De qué se trata?
Una conversación muy linda de una pareja muy bien avenida, gira de pronto hacia unos palos de golf perdidos, y la conversa se torna cada vez menos linda y cada vez menos avenida. El tipo se va furioso, después de zurrar a la mujer, y ella descubre que el h*** de la soberana p*** ha dejado a su perro hecho un libro de historia, el pobrecito. La chica decide entonces que es buena hora para abandonar al tunante, ahora que no está en la ciudad. En medio de todo eso, de pronto ve a una chica que es flagrantemente golpeada por otro tipejo. Por ayudarla, le descarga al tipejo un fierrazo en la cabeza de Padre y Señor Mío. Y como está metida en el lío hasta el copete, pues bien, tendrá que llevarse el cuerpecito (y a la chica, de paso) hasta su departamento, en donde el fiambre se termina de afiambrar. Ahora estando de cómplices el par de chicas en un asesinato, viene lo bueno, que es esconder el cadáver. Algo no tan fácil, cuando por una serie de infortunadas casualidades, un dedo del muertito acaba llegando a manos de un agente de la policía, que para colmo, en vez de cumplir con su deber cívico y llevar una investigación hasta las últimas consecuencias, decide tratar de ver si consigue fungir que hay un secuestro de por medio y tratar de embolsicarse uno o dos millones de libras esterlinas. Y por si fuera poco, la chica del novio muerto piensa que "acrílico" se refiere a una raza de perro... Aviadas están, digo yo.
El espíritu de los tiempos.
En los '90s, ese escarabajo pelotero que fue (¿es?) Quentin Tarantino, trajo de regreso todo ese cine pulpesco de antaño, ese amor por la serie B, dándose categoría de gran cine, con "Pulp Fiction". Desató así una pesadilla que invadió el mundo del cine independiente con la fuerza de un huracán. Porque de pronto, todos querían ser Quentin Tarantino, todos querían rodar su propia comedia negra de crímenes y criminales... Todos querían ser originales imitando a Tarantino, miren que contradictio in terminis. Ya para el 2000, la moda de los filmes ezque-Tarantino y la larga coleta de subproductos subsiguientes estaba disminuyendo al fin, y uno de sus últimos epígonos fue "Hermosas criaturas", peli que ahora nos ocupa.
¿Por qué verla?
- No me atrevería a calificarla de comedia, pero para los amantes de cierto tipo de cine, puede pasar por comedia negra. Están todos los tics de "pelis de crookies" que ha impuesto el cine desde "Pulp Fiction" en adelante, y por los cuales transitaba otro insigne clásico british del género, como es "Snatch". O sea, una situación absurda y personajes que se lo toman tan en serio que son en definitiva caricaturas. En "Mientras la ciudad duerme" lo hacían mejor. Y ahí, iba en serio. O en "Criaturas celestiales", a la que pareciera querer plagiarle tanto el título como la premisa básica (dos chicas diferentes hacen amistad y hay un crimen de por medio), aunque con buen sentido del placement de productos fílmicos, trasladan el crimen al comienzo del filme y se aseguran así desde el comienzo la lealtad del espectador.
- Rachel Weisz. Luce exquisita en esta peli, cuando estaba al filo de alcanzar la treintena, y al poco tiempo de consagrarse como filmgirl de fama internacional con su rol en "La momia". De rubia, luce perturbadora, y en la escena en que termina esposada, más aún. Andando el tiempo, como que se ha ido echando a perder (aunque todavía estaba rescatable en "El jardinero fiel"). Sic transit omnia gloria mundi...
-- Démosle también una mención a Maurice Röeves, actor no demasiado conocido (por no conocerlo, ni acá en la oficina de redacción de Cine 9009 teníamos noticias de él, y eso que tiene un currículum harto grueso), pero que como hermano de la víctima se roba la cámara. No sólo es cabrón, sino que además tiene la cara y la actitud de cabrón. Como corresponde, y niñatos bonitos de Hollywood out with them!!!
IDEAL PARA: Amantes del cine tarantinesco.
¿De qué se trata?
Una conversación muy linda de una pareja muy bien avenida, gira de pronto hacia unos palos de golf perdidos, y la conversa se torna cada vez menos linda y cada vez menos avenida. El tipo se va furioso, después de zurrar a la mujer, y ella descubre que el h*** de la soberana p*** ha dejado a su perro hecho un libro de historia, el pobrecito. La chica decide entonces que es buena hora para abandonar al tunante, ahora que no está en la ciudad. En medio de todo eso, de pronto ve a una chica que es flagrantemente golpeada por otro tipejo. Por ayudarla, le descarga al tipejo un fierrazo en la cabeza de Padre y Señor Mío. Y como está metida en el lío hasta el copete, pues bien, tendrá que llevarse el cuerpecito (y a la chica, de paso) hasta su departamento, en donde el fiambre se termina de afiambrar. Ahora estando de cómplices el par de chicas en un asesinato, viene lo bueno, que es esconder el cadáver. Algo no tan fácil, cuando por una serie de infortunadas casualidades, un dedo del muertito acaba llegando a manos de un agente de la policía, que para colmo, en vez de cumplir con su deber cívico y llevar una investigación hasta las últimas consecuencias, decide tratar de ver si consigue fungir que hay un secuestro de por medio y tratar de embolsicarse uno o dos millones de libras esterlinas. Y por si fuera poco, la chica del novio muerto piensa que "acrílico" se refiere a una raza de perro... Aviadas están, digo yo.
El espíritu de los tiempos.
En los '90s, ese escarabajo pelotero que fue (¿es?) Quentin Tarantino, trajo de regreso todo ese cine pulpesco de antaño, ese amor por la serie B, dándose categoría de gran cine, con "Pulp Fiction". Desató así una pesadilla que invadió el mundo del cine independiente con la fuerza de un huracán. Porque de pronto, todos querían ser Quentin Tarantino, todos querían rodar su propia comedia negra de crímenes y criminales... Todos querían ser originales imitando a Tarantino, miren que contradictio in terminis. Ya para el 2000, la moda de los filmes ezque-Tarantino y la larga coleta de subproductos subsiguientes estaba disminuyendo al fin, y uno de sus últimos epígonos fue "Hermosas criaturas", peli que ahora nos ocupa.
¿Por qué verla?
- No me atrevería a calificarla de comedia, pero para los amantes de cierto tipo de cine, puede pasar por comedia negra. Están todos los tics de "pelis de crookies" que ha impuesto el cine desde "Pulp Fiction" en adelante, y por los cuales transitaba otro insigne clásico british del género, como es "Snatch". O sea, una situación absurda y personajes que se lo toman tan en serio que son en definitiva caricaturas. En "Mientras la ciudad duerme" lo hacían mejor. Y ahí, iba en serio. O en "Criaturas celestiales", a la que pareciera querer plagiarle tanto el título como la premisa básica (dos chicas diferentes hacen amistad y hay un crimen de por medio), aunque con buen sentido del placement de productos fílmicos, trasladan el crimen al comienzo del filme y se aseguran así desde el comienzo la lealtad del espectador.
- Rachel Weisz. Luce exquisita en esta peli, cuando estaba al filo de alcanzar la treintena, y al poco tiempo de consagrarse como filmgirl de fama internacional con su rol en "La momia". De rubia, luce perturbadora, y en la escena en que termina esposada, más aún. Andando el tiempo, como que se ha ido echando a perder (aunque todavía estaba rescatable en "El jardinero fiel"). Sic transit omnia gloria mundi...
-- Démosle también una mención a Maurice Röeves, actor no demasiado conocido (por no conocerlo, ni acá en la oficina de redacción de Cine 9009 teníamos noticias de él, y eso que tiene un currículum harto grueso), pero que como hermano de la víctima se roba la cámara. No sólo es cabrón, sino que además tiene la cara y la actitud de cabrón. Como corresponde, y niñatos bonitos de Hollywood out with them!!!
IDEAL PARA: Amantes del cine tarantinesco.
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2000,
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Investigación Criminal
"Psicosis" (1998).
-- "Psycho". Estados Unidos. Año 1998.
-- Dirección: Gus Van Sant.
-- Actuación: Vince Vaughn, Anne Heche, Julianne Moore, Viggo Mortensen, William H. Macy, Robert Forster, Philip Baker Hall, Anne Haney, Chad Everett, Rance Howard, Rita Wilson, James Remar, James LeGros, Steven Clark Pachosa, O.B. Babbs.
-- Guión: Joseph Stefano (el guión de 1960, pque ni se tomaron la molestia de reescribir una coma aquí), basado en la novela de Robert Bloch.
-- Banda sonora: Bernard Herrmann (la banda sonora de 1960, pque ni se tomaron la molestia de resoundtrackear una corchea aquí).
-- "Psicosis" en IMDb.
-- "Psicosis" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Hay una rucia que es una chica maaaaaala, muy maaaaaala. Porque va a moteles con su amante, y para quedarse con él, no encuentra nada mejor que birlarle 400 de los grandes a su jefe. Y parte, tan feliz de la vida, hasta que de pronto la coincidencia de encontrarse con su jefe, y el ser acosada por un patrullero en cumplimiento de la ley, la hacen pensar que quizás metió la pata, que no debería haber sustraído los 400.000, que mejor se devuelve... Para lo cual, decide pasar la noche en un tranquilo motelucho con una simpática casa emplazada en lo alto. Y... ¿Saben una cosa? Me aburrí. Porque es el mismo argumento de la peli de Hitchcock que ustedes, cinéfilos empedernidos, tan bien conocen, así es que, ¿para qué ser tan reiterativo?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
En 1989, un joven director llamado Gus Van Sant rodó una peli llamada "Drugstore Cowboy", con la que obtuvo un reconocimiento tan increíble, que el éxito se le subió a la cabeza, y desde entonces empezó a pifiarla cada vez más. Pero existen esas relaciones simbióticas entre cineastas cutrintelectuales y crítica dizqueintelectualoide, en que ambos son mediocres, pero sus respectivas mediocridades hacen feedback, y Van Sant se ganó un nombre entre todos los que no tienen puñetera idea de cine, pero no sólo creen que saben sobre cine, sino que además pontifican sobre ello. Y no es que Van Sant no tenga alguna que otra película de interés (ahí está "Todo por un sueño", por ejemplo), pero es que al hombre, la megalomanía se lo come vivo. En uno de sus delirios mesiánicos, se le ocurrió nada menos que compararse con el Maestro del Suspenso, rodando por segunda vez "Psicosis", prácticamente cuadro por cuadro, pero mejorándola al nivel técnico actual (la toma inicial con sobrevuelo sobre Phoenix, por ejemplo), con el mismo guión (y los mismos diálogos), y la misma banda sonora (regrabada casi al milímetro por Danny Elfman, ilustre mercenario que después del tema de "Los Simpsons" y su grandioso trabajo para "El joven manos de tijera", "Batman" y "Batman regresa" se entregó al autoplagio más descarado). ¡Ah! Y además, para dejar bien en claro que él es NADA MENOS QUE TODO UN HOMBRE, nada menos que GUS VAN SANT, pues bien, el clásico cameo de Hitchcock lo reemplaza con la misma escena, pero con un cameo suyo. Eso es megalomanía, y no lo de Hitler invadiendo a la Unión Soviética. Para la trivia, añadamos no sólo que ganó el Premio Razzie al Peor Director, imponiéndose a Michael Bay ("Armagedón") y Roland Emmerich ("Godzilla"), sino que además creó la situación inédita de un triple empate, en la categoría a la Peor Secuela o Remake, con "Los Vengadores" y la mencionada "Godzilla" (Anne Heche se salvó porque el Premio a la Peor Actriz fue para las Spice Girls por "Spiceworld").
¿POR QUÉ VERLA?
-- ¿Vieron la "Psicosis" original? Pues bien, la gran creatividad de esta película es justamente eliminar la idea de que la creatividad es indispensable. En vez de introducir detalles nuevos en la peli, cambiar ambientaciones, alterar la trama (como fue el caso, por ejemplo, de otro mediocre remake de Hitchcock, pero mucho mejor que éste, y del mismo año, como lo es "Un crimen perfecto"), la filma exactamente igual. Sólo que ahora, a color, y con colores planos estilo cómic, lo que demuestra bien a las claras las limitaciones intelectuales del señor Van Sant, porque si Hitchcock rodó la original "Psicosis" en blanco y negro no fue por limitaciones técnicas, sino por opción estética (antes había rodado "Vértigo" a color), y con teñir el guión de una fotografía colorinche más digna de los Hombres X de Lee/Kirby (sin despreciar) que de Hitchcock, Van Sant destroza todo el trabajo estético del maestro, algo que ya es criminal en un remake cualquiera, pero que roza el sacrilegio en uno que pretende ser una copia en carbónico del original. Existen muchas palabras para definir esa clase de comportamiento irresponsable: cretinismo, imbecilidad, estupidez, falta de sesera, oligofrenia, mongolismo, idiocia...
-- Los actores están a la medida de lo que se espera regularmente de ellos. O sea, Anne Heche se esfuerza, pero no alcanza ni por asomo el nivel de empatía dramática de la Janet Leigh original. Vince Vaughn es una interesante elección para Norman Bates, pero a condición de interpretarlo a su manera, pero en su intento de imitar a Anthony Perkins no consigue sino hacer el ridículo más supino. Viggo Mortensen y Julianne Moore están más o menos bien, y William H. Macy, como es costumbre tratándose de él, se merienda a todo el resto del elenco con arroz y papas fritas de acompañamiento; lástima que su personaje entra tarde y sale temprano, pero en fin... Para la trivia, digamos que Mortensen estuvo, el mismo año, en otro remake hitchcockiano, en "Un crimen perfecto" (remake de "La llamada fatal"), y ahí, con mayor libertad creativa, estuvo mucho más ajustado a su cometido (y oigan, esa otra peli tampoco era una obra maestra, qué les puedo decir).
IDEAL PARA: para... para... la verdad es que no se me ocurre ningún espectador al que razonablemente pudiera gustarle (quizás para los patafilósofos enamorados de la metatextualidad del discurso postmoderno, pero yo escribo un blog para los seres humanos y no para los filósofos postmodernos), ni ninguna razón valedera para verla, ni siquiera por la curiosidad de ver una mala película. Si de verdad aman el cine, mejor vean la versión original, la auténtica, la de Hitchcock, que siendo 38 años más antigua, ha envejecido mucho menos con el paso del tiempo.
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domingo, 13 de abril de 2008
"Juno" (2007).
-- "Juno". Estados Unidos / Canadá. Año 2007.
-- Dirección: Jason Reitman.
-- Actuación: Ellen Page, Michael Cera, Jennifer Garner, Jason Bateman, Allison Janney, J.K. Simmons, Olivia Thirlby, Eileen Pedde, Rainn Wilson, Daniel Clark, Darla Vandenbossche, Aman Johal, Valerie Tian, Emily Perkins, Kaaren de Zilva.
-- Guión: Diablo Cody.
-- Banda Sonora: Matt Messina.
-- "Juno" en IMDb.
-- "Juno" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Todo partió con un sillón. No porque el sillón sea Luis XV o de forma poliédrica. El sillón en realidad fue el pretexto: allí fue donde dos adolescentitos de la nueva hornada semiindie deciden, un día en que se pasan con el vodka sabor a durazno, hacer cochinaditas. Y cuando te metes a juegos de grandes, las consecuencias son también grandes. La chica se hace los exámenes pertinentes, y descubre que, ¡ups!, pasa lo que las señoras chapás a la antigua llaman con siutiqué: "el milagro de la vida". Sólo que este milagrito, a nuestra prota, llamada Juno, maldita sea si le hace gracia. De manera que resuelve abortarlo. Para su desgracia, una de esas compañeritas métomentodo ayudoalmundo le arruina el calendario con la idea más estúpida posible (no, no la adelantaré, me gusta destripar pelis, pero también soy considerado con mis lectores que se la van a downloadear impunement... perdón, a arrendar en DVD, como la gente civilizada). Ahora Juno tiene una única salida. No, no es concebir la criatura, que la chica no es Opus Dei tampoco. Se trata de entregarla en adopción, apenas nazca. Sí, es el material con el cual están hechos los sueños de los guionistas de culebrones venezolanos. Juno y su padre emprenden entonces el viaje a conocer a los nuevos futuros padres, encontrándose con una familia perfectamente funcional, en la que el pater familiae ha renunciado a sus locos sueños indies prostit... perdón, vendiendo su arte a la composición de absurdos jingles publicitarios, mientras que la madre es una obsesiva/perfeccionista mujer Millennium-3. ¿Conseguirá Juno, entre el pazguato de su no-pololo, la chorrilla de su amiga, los chorizos de su familia, y los ultralimpios nuevos papás, sobrevivir a su propio embarazo...?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
¡Ah, las pelis indies...! Pareciera que fuera por hornadas, el asunto. Es decir, las décadas pares ('60s, '80s, 2000) son de la sofisticación y el artificio (ese ultraproducido look basuriento de los hippies, esos escarmenados ochenteros, esos darkgothies yutuberos...), y las décadas impares ('50s, '70s, '90s...) son de la rebeldía y el indismo (ese meneo de caderas del rock and roll, ese cine independiente a lo Scorsese, esos wannabies pseudotarantinescos...). En cierta medida, puede verse a "Juno" como una peli atrasada en su tiempo. O como una adelantada que preludia la retirada de lo retroochentero y la llegada de lo retronoventero. No digan que no se los dijimos. Usted lo leyó antes en... ¡¡¡CINE 9009!!! Pero a lo que nos ocupa. Los '90s puso de moda un tipo de problemática adolescente nuevo para el cine. En los '80s, las preocupaciones de los jovenzuelos era mojar, y escapar del psycho-slasher de turno. En los '90s, era deprimirse porque nadie entendía lo maravillosos que eran (a lo mejor no eran tan maravillosos, pero no parecían darse cuenta de esa posibilidad tampoco) and do the Narcissus. "Juno" es, en cierta medida, heredera de ese cine indie sobre adolescentes con problemas pequeños y cotidianos (un embarazo, nada del otro jueves, o no lo será en particular después de que los trogloditas conservadores chilenos votaron contra la píldora del día después, acá en Chile). O quizás es la bisagra para lo que vendrá. De hecho, la peli costó apenas seis milloncitos de los verdes, una suma misérrima para los estándares hollywoodenses, y ha recaudado por lo menos 30 veces su costo en taquillas. Y los de "Superman regresa", preocupados por si podían duplicar su inversión...
¿POR QUÉ VERLA?
-- ¿Una peli sobre una adolescente problema, en una familia no completamente funcional, que queda embarazada y decide que es buena idea celebrar un contrato para donar su criatura como si fuera un paquete de popcorn? Parece material para uno de esos melodramas baratos made-for-TV, o para una de esas pelis de chantaje emocional que de tarde en tarde nos regalan los estudios de Hollywood, con la esperanza de pagarse las lágrimas con algún par de estatuillas del Tío Oscar. Pero no. La peli insiste especialmente en no descarriarse por la lacrimógena senda melroseplacera, y en cambio prefiere un tono naturalista, sin énfasis ni en las sonrisas ni en las lágrimas. La historia es un melodrama en clave de comedia, o una comedia en clave de melodrama, como prefieran verlo, y mantiene el equilibrio entre ambas de una manera muy saludable. O sea, te ríes sin caer en lo grotesco, y te emocionas sin caer en lo sensiblero. Ya por eso, se instala en el diez por ciento de lo mejor que ha producido Hollywood dentro del año.
-- Ellen Page. Aunque para la mayoría no pasaba de ser una secundaria de lujo en "X-Men 3", ya la había roto en "Hard Candy", y en "Juno" vuelve a demostrar por qué es la creepy favorita de la nueva generación de estrellas fílmicas. Bien mirado, su rol es el de una repulsiva sabelotodo, y realmente dan ganas de agarrarle esa bendita pipa que luce con tanta prescindencia y metérsela por la garganta, a ver si supura un poco de veneno en el proceso, pero Ellen Page le da múltiples dimensiones a su personaje, consiguiendo transformar a ese esperpento de condescendencia rebelde, bien enraizado en otros esperpentos de la vida real que pupulan por ahí (y tienen blogs y fotologs), en alguien querible y entrañable. La tal Juno podría abrir un tarro de conservas con esa lengua afilada que tiene y mantiene, pero también es inteligente, sabe lo que quiere, es capaz de darse cuenta de un error, y no trata de esconder demasiado su fragilidad emocional frente a la gente con la que se siente en confianza. Hay que tener talento actoral para dar vuelta de esa manera un personaje, que en otras manos hubiera sido un desastre sin remedio. Y, ¡hey!, incluso con pancita de nueve meses se ve sexy. Y sin esforzarse, no como Demi Moore cuando se fotografió en cueros en circunstancias de ese tipo...
-- El resto del elenco está más que bien. Michael Cera como el wannabetheboyfriend de Juno está impecable y muy querible, dentro de lo tontorrón que es el pobre (algo muy natural, por lo demás, porque esta juventud de ahora, criada sin autoridad y malograda sin remedio por esos psicólogos "no traumen al niño"...). La pareja de padres adoptivos vienen interpretados por el gran Jason Bateman, bien conocido como el prota de "Arrested development", y por Jennifer Garner (Alias en "Alias", y Elektra Natchios en "Daredevil" y "Elektra"), cuya carrera actoral parecía querer sepultarse cada vez más, pero aquí consigue el tránsito desde casiestrella veinteañera a actriz madura, en un rol que no se aparta mucho de lo que ha hecho antes, y actuado sin grandes desplantes actorales, pero con corrección y eficiencia. El padre de Juno, por su parte, es el gran J.K. Simmons, que para el fanático de "Spiderman" y secuelas será el irascible jefezuelo J.J. Jameson, y que también ha circulado como secundario de lujo por varias otras partes; aquí está irreconocible, y se manda un lujo de actuación. No tan conocidas, Allison Janney como la madre de Juno, y Olivia Thirlby como su mejor amiga, completan este impecable elenco.
-- El guión y los diálogos. Si alguien en la parroquia está buscando llegar a guionista de algo alguna vez, esta peli es de visionado obligado para él. Ninguna escena sobra, todas son significativas, y los diálogos son estupendos. Diablo Cody, la guionista de esta peli, se llevó el Premio Oscar al Mejor Guión Original por esta peli, batiendo a "Michael Clayton" y "Ratatouille" (y por una vez, el premio fue dado con justicia).
-- Grandes momentos: El test de embarazo, la cara de pánfilo del pobre individuo al que van a hacer papá sin que lo dejen seguir siendo novio, la dación de la noticia a los padres, la primera entrevista con los padres adoptivos (seriota abogada incluida), la ecografía... Sí, el final es un poco blandengue y vuelve a los cauces más almibarados de las pelis feeling fine de toda la vida, pero sigue siendo un buen cierre para la peli.
IDEAL PARA: Ver una muy bien ejecutada comedia indie sobre un tema que, lo quieran los conservadores y su presuntamente existente Dios, llegó para quedarse.
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"El amor en los tiempos del cólera" (2007).
-- "Love in the Times of Cholera". Estados Unidos. Año 2007.
-- Dirección: Mike Newell.
-- Actuación: Javier Bardem, Giovanna Mezzogiorno, Benjamin Bratt, Unax Ugalde, John Leguizamo, Liev Schreiber, Catalina Sandino Moreno, Fernanda Montenegro, Laura Harring, Angie Cepeda, Marcela Mar, Alicia Borrachero, Héctor Elizondo, Ana Claudia Talancón, Indhira Serrano, Paola Turbay, Noëlle Schonwald, Patricia Castañeda, Catalina Botero, Juan Angel.
-- Guión: Ronald Harwood, basado en la novela de Gabriel García Márquez.
-- Banda Sonora: Antonio Pinto.
-- "El amor en los tiempos del cólera" en IMDb.
-- "El amor en los tiempos del cólera" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Un vejete trata de subirse arriba de un árbol y agarrarse a un papagayo que le está haciendo el ahora sí y ahora no. Y se viene abajo con toda su humanidad. Funeral seguro, claro está. Esa misma noche, la viudita recibe una visita. Se trata de un antiguo pretendiente, que viene a recordarle sus votos de quererla, serle fiel y todo eso, la friolera de 51 años después. Y luego, por un largo racconto estilo "Lost", nos enteramos de qué va el asunto. Se habían conocido a finales del XIX, pero por esas convenciones narrativas propias del culebrón latinaca, ambos amantes, que sólo lo habían sido por carta, para hacerlo más de folletín, se ven obligados a separarse. Después, ella ha caído casualmente en la mira de un prominente médico que quiere hacerle el diagnóstico de su vida a la damita (este médico es el vejete que medio siglo después morirá tratando de agarrar a un loro arriba de un árbol). Años después, ambos amantes tendrán ocasión de reencontrarse en un mercado, pero entonces todo ha cambiado, ahora la antigua y calenturienta adolescente es una señorita bien que no mira a los extraños, y pues bien, el romance es ahora imposible, ni siquiera como la manzana del amoh prohibidoh. Y nuestro ahora despechado prota hace lo que todo hombre de pro, o sea, recuerda a su amada con todo su corazón y sigue rogando por la oportunidad de que llegue a su vida alguna vez, pero eso sí, sin contenerse, que no se la va a pasar medio siglo sin mojar, así es que mientras se envejece con el corazón puro, su cuerpo se dedica a bailar a cuanta sandomba colombiana y extranjera se le ponga a tiro de pichón. Y así llegamos otra vez al comienzo, a los 51 años y algo cumplidos, y entonces...
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
A estas alturas del partido, pocos podrían dudar que Gabriel García Márquez es uno de los titanes de la literatura latinoamericana del siglo XX, y por qué no decirlo, uno de los Top Ten del entero siglo XX. Se labró merecidamente su lugar con la novela "Cien años de soledad", y digámoslo fuerte y claro, después se dedicó a profitar de lo mismo, porque habiéndole dado patente de naturaleza al realismo mágico (que por cierto, ya existía antes, por obra de Arturo Uslar Pietri, Alejo Carpentier, Juan Rulfo... sólo que nadie había bautizado a la bestia), era hora de explotarlo comercialmente, maniobra que tuvo pleno éxito en el mundo anglosajón, medio ahogados ya en los '60s y '70s por los clones wannabies tolkienianos, y que vieron en esos parajes selváticos y bochicas una respuesta a la vez intelectualoide y fantástica contra esos sucios elfos y enanos resucitando el hacha de la Völkerwanderung postimperialromana. Como ha sucedido antes (la novela de caballerías, la novela gótica, etcétera), el realismo mágico terminaría agotándose prematuramente gracias a la clonación intensiva, con el propio García Márquez enrolado en primera fila en echar a andar la Xerox, así como la Dragonlance terminó por restarle cualquier seriedad que pudiera quedarle a la Tierra Media. Con todo, Gabriel García Márquez era demasiado de su tiempo (intelectualoide, Latinoamérica, '60s...) como para no ser de izquierda, y por lo tanto, veía con asco-horror-espanto una adaptación hollywoodense de sus obras. Pero de a poquitito se habían ido abriendo paso algunas obras suyas hacia pelis ("Crónica de una muerte anunciada" en 1987, "El coronel no tiene quien le escriba" en 1999...), y aunque se resistía y Hollywood no y Hollywood no, al final dijo Hollywood sí por una substanciosa cantidad de dinero, y la promesa, eso sí, de que no sería una adaptación muy very Hollywood. El resultado fue... Pues bien, cómo decirlo... Es un raro híbrido entre culebrón colombiano y producto finamente terminado de Hollywood ("finamente terminado" en el sentido de "con pretensiones de cine arte").
¿POR QUÉ VERLA?
-- Es una adaptación relativamente fiel de la obra de Gabriel García Márquez. Seguramente a los garciamarquianos más puristas irritará tales o cuales cosas (sacar todo lo relativo al loro ése y hacerlo aparecer tres segundos en pantalla, no tiene perdón de Dios), pero para quienes consideramos que la novela es un muermo de 500 páginas, cuya anécdota podía perfectamente haberse condensado en 200 a 250, podemos estar de plácemes. De hecho, los estudiantes secundarios que en uno de esos raptos de flojera tan inusuales y esporádicos en los de su condición, decidieran ver la peli en vez de leer el libro como lectura obligatoria, podrían rendir solventemente una buena prueba en el cole (por otra parte, las cabezas de esa clase de estudiantes suele ser un yermo de neuronas, así es que no se gana demasiado tampoco, pero en fin...).
-- Es un culebrón. Ya sé lo que me van a decir, que cómo un culebrón puede ser gran arte, y en cualquier caso un mérito, que para culebrones ya tenemos a Corín Tellado y "Melrose Place". Pues bien, desde siempre Gabriel García Márquez ha reconocido sus deudas con la literatura folletinesca decimonónica de toda la vida, además de haber participado de una manera u otra en varias producciones culebronescas para la TV colombiana, así es que pedirle otra cosa es muy difícil. Por lo tanto, en este caso que sea un culebrón es un mérito. Y quienes criticaron la peli por ser eso, un culebrón, es que no se han enterado de nada. Si no les gustan las telenovelas, pues no se metan acá. A mi no me gustan, por lo regular, pero yo iba advertido, y no me tomaron por sorpresa. Y el que avisa no es traidor...
-- En cuanto a la realización en sí... Pues bien... Tiene sus puntos a favor y en contra. Que el director sea un británico le añade un plus, porque en general ellos por angloparlantes tienen la empatía necesaria con el mercado hollywoodense, pero también distancia de su efectismo y tremendismo visual; que el honor haya recaído en Mike Newell es algo menos grandioso, ya que el currículum de Newell no es demasiado lucido, habiendo alcanzado su punto álgido con la discreta y simpática "Cuatro bodas y un funeral", y teniendo a su haber pelis bienintencionadas pero simplonas como "La sonrisa de la Mona Lisa" y "Harry Potter y el Cáliz de Fuego" (la cuarta entrega, y la más débil de todas hasta la quinta, al menos). Javier Bardem como prota ofrece una interpretación bastante formalita, aunque no tiene mucho que hacer considerando que trata de mostrarse enormemente arrobado por una Giovanna Mezzogiorno que ya había dado quebraderos de cabeza en la sobrevalorada cinta italiana "La ventana de enfrente" (multipremiada en su patria y desconocida afuera, y con razón), y que aquí simplemente no consigue dar con la nota. La gran sorpresa es que el tercero en el triángulo viene interpretado por Benjamin Bratt, a quien lo conocíamos de palomitero en "Miss Simpatía", y que aquí está virtualmente irreconocible, y hasta se nos antoja más simpático que el propio prota.
-- El resto está en su lugar. Está grabada, no diré en locaciones, pero en Latinoamérica (no en México, como es usual en las producciones hollywoodenses supuestamente ambientadas en el Cono Sur), y eso se nota en el feeling y el ambiente alrededor. Con decir que las imágenes resisten incluso las melosas y ultramalcantadas canciones de esa perpetradora de atentados contra la Declaración Universal de Derechos del Melómano que es Shakira, ya nos expresamos con claridad. Y no hay mucho más qué decir, a favor o en contra.
IDEAL PARA: Darse una idea de qué va Gabriel García Márquez, sin tener que sufrir en exceso la visión pastoral/etnofolclórica propia de Hollywood sobre el realismo mágico.
Busca otras películas relacionadas:
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2007,
Colombia,
Romance Prohibido,
Siglo 19
jueves, 10 de abril de 2008
"Lokas" (2008).
"Lokas". Dirigida por Gonzalo Justiniano. Protagonizada por Rodrigo Bastidas, Raimundo Bastidas, Coco Legrand, Fabiola Camponanes, Rodrigo Murray. Chile. Año 2008.
¿De qué se trata?
Charly o Charlie (no sé, no me importa tampoco, pero sale más corto Charly, y así lo conservaré) es un chilenito en México: se dedica a estafas varias, vive a medio morir saltando con su hijo, y tiene fantasías con Francisca Merino (se ve que no pudieron conseguirse a Carolina Oliva como actriz...). De pronto, por hacer las cosas que hace, termina metido en una cárcel, y siendo cooptado por un mariconcito, de esos que Charly tanto detesta. Después de salir, naaaaaa, que el buen Charly no aprende, pero como la mamita quiere arrejuntarse con un galán, y pues que casa no sobra, Charly y su hijo terminan fletados a Chile, a la casa de su padre, a quien no ha visto en 30 años. Y cuando llega, se encuentra con la sorpresa: su padre (el abuelo de su hijo) es una loca sin remedio, loca, loca, locaaaaaa... Y aparejao, más encima (aparejá, podríamos decir mejor). El Charly nuestro de cada día entonces tiene que tragarse su homofobia, porque bien machito será, pero es que con sus antecedentes, imposible conseguirse un empleo decente, y obligao a quedarse de allegao en lo de su papi el locaza. Pero no importa. La pareja de papi le consigue empleo, en un club nocturno llamado Lokas, y que se llena precisamente de eso, de locas. Pero para eso, tiene que hacerse pasar por maricón. Difícil tarea, pobre hombre, cuando se considera que su jefa es una neumática mexicana que, decepcionada de los hombres, empieza a encontrar bien confiable a nuestro macho recio chileno que se está haciendo pasar por maricón (¡¡¡HAHAHAHAHÁ, a ésta no le han enseñado ná sobre los chilenitos!!!). ¡Ah! Se nos olvidaba el pequeño bajito, que empieza a mirar con ojos de ternura al abuelo, porque él es inocente y aún no está contagiado por la homofobia de su progenitor. Y etcétera...
El espíritu de los tiempos.
Según dicen algunos, la sociedad chilena postdictadura se ha tornado más abierta, más tolerante, más variada... La verdad es que no sé dónde está lo variado, considerando el enorme poder que aún mantienen cierto curioso grupo de personas, que consideran como algo verdadero y tangible, la alucinación según la cual un carpintero judío ejecutado hace 2000 años por alta traición contra el Imperio Romano, era en realidad una especie de dios solar en plan Luke Skywalker con el poder para redimir los pecados y entregar salvación y vida eterna. En nombre de esa curiosa alucinación, estos individuos consiguieron parar la píldora del día después, y ya sabemos lo que sigue en la lista: misas en latín, burjas y clitorisectomías a destajo, todo eso en el nombre del Unico Dios. En medio de este panorama, el estatus de los, ejem, desviaditos, está en entredicho. En los políticamente correctos y tolerantes '90s, los homosexuales empezaron a salir tímidamente del desván, en particular dentro de la izquierda, que en la derecha todavía es castigo por nuestros pecaos que nos salga el hijo maricón, salvo que sea artista u opinólogo, en cuyo caso es bueno ser homosexual, porque se asocia la rebeldía sexual con la rebeldía artística o la "franqueza" opinológica, y toos contentos. En medio de todo esto, era cosa de más temprano o más tarde el que saliera una peli sobre lo crueles que son las cosas en Chile, con aquellos que les gusta afilar cuchillo con cuchillo en vez de contra una piedra. Aunque, si es por explotar el choque de culturas entre las alegres loquitas y los grises ultraconservadores de toda la vida, entre "Lokas" y "La jaula de las locas", la opción es bastante clara...
¿Por qué verla?
-- Lo siento, pero no puedo evitarlo. Esta peli era como una especie de ripoff de "La jaula de las locas". Las comparaciones son odiosas, pero así es como son las cosas. En ambas pelis hay un papi maricón con un hijo que se avergüenza de la condición de su papi, en ambas el papi tiene a otra loca como pareja estable, y en ambas el hijo que se avergüenza de papi trata de tapar el asunto, en "La jaula de las locas" frente a sus futuros suegros, y en "Lokas" frente a su hijo inocente y demasiado niñito para ver y darse cuenta de que tiene un abuelo degenerete. Y en medio de esas comparaciones, la peli se hunde sin remedio. Porque "Lokas" no es "La jaula de las locas", y Coco Legrand no es Ugo Tognazzi. En "Lokas", nadie parece saber bien qué demonios están haciendo. El guión está escrito a la rápida y de manera desmañada, con diálogos que oscilan entre el lugar común y la oligofrenia. La edición es horripilante (esas escenas en las que pasan como cinco minutos entre el diálogo y su réplica, y los pazguatos quedan mirándose en el intertanto...). La dirección es penosa, y eso que tenemos a Gonzalo Justiniano detrás de las cámaras, que no siempre habrá sido una cumbre del cine chileno (ahí tienen cosas vomitivas como "Sussi", "Caluga o menta" o "Tuve un sueño contigo"), pero que con pelis como "Amnesia" o "B-Happy" ha entregado algunos trabajos un poco más finos. Aquí, en cambio, deja bien en claro que la comedia no es su fuerte, y que carece del timing más elemental para descargar un buen chiste. Las actuaciones son mediocres tirando a malas: Coco Legrand lo hace relativamente bien, pero a veces se le olvida activar el interruptor actoral, y si bien la mayor parte de las veces lo vemos en el personaje, otras actúa como él mismo, y la diferencia se nota. Rodrigo Bastidas, como el hijo homofóbico metido a loca a la fuerza, está decentito, sin grandes desplantes actorales, pero sin desteñir tampoco. Raimundo Bastidas, hijo del anterior (tanto personaje como actor), y nieto del abuelo gay, es el típico niñato insufrible que en su inocencia hace la pregunta exacta y el comentario clave para avergonzar a los adultos, y ya sabemos las ganas que nos dan de estrangular a esos locos bajitos cuando sacan la nariz en cualquier peli (y en ésta, como tantos otros niños, éste sobreactúa descaradamente, como si fuera un réclame de yogurt y él tuviera que decirle a su mami lo fuerte y sano que crece con Yogurt Marca X). Rodrigo Murray, como la pareja del abuelo, es lo más rescatable, pero se queda en secundario de lujo, y no basta por sí sólo para la hercúlea tarea de remontar el marcador a favor de esta peli. Fabiola Campomanes es carismática y cumple sobradamente con ser la bomba sexy de la peli, pero su personaje es plano y unidimensional, y está ahí probablemente para que las audiencias masculinas puedan relajar la mirada, no sea que de tanto ver locas en la peli, los machos salgan un poco más afeminaditos de la sala. En cuanto a la banda sonora, son las mismas seis u ocho notas supuestamente de comedia alla italiana, per la madonna santa, que de tanto repetirlas llegan a ser cansinas. Desde luego, estos tipos no se harán ricos vendiendo el soundtrack de la peli, y en todo caso el tracklist sería algo así como: "1.- Seis Notas de Comedia (Original Version)", "2.- Seis Notas de Comedia (Edit Version)", "3.- Seis Notas de Comedia (Remix)", "4.- Seis Notas de Comedia (Acoustic Reprise)", "5.- Seis Notas de Comedia (Extended Version)", "6.- Seis Notas (Radio Version)", "Hidden Track.- Seis Notas (Demo Version)"... O sea, esta peli no funciona como comedia, no funciona tampoco como boceto sociológico (¿cómo podría hacerlo, si todos los gays presentados son unas nenazas sin salvación, lindando la caricatura, como si en ese subtipo humano no hubiera variedad tipológica ninguna?), no funciona como peli de suspenso (podría haber dado la cuerda, con un tipo estafador metido en un ambiente sórdido), no funciona como peli romántica, y a fortiori, no puede funcionar tampoco como lo que pareciera querer ser, o sea, un mensaje de tolerancia y comprensión hacia esos simpáticos saliditos del camino... Y esto, escrito en la sección de "¿Por qué verla?". Cómo sería, si Cine 9009 fuera otro blog de crítica destructiva, y tuviera su sección de "Hacha de guerra: Por qué no verlas"...
IDEAL PARA: Ultrafanáticos completistas de Coco Legrand.
¿De qué se trata?
Charly o Charlie (no sé, no me importa tampoco, pero sale más corto Charly, y así lo conservaré) es un chilenito en México: se dedica a estafas varias, vive a medio morir saltando con su hijo, y tiene fantasías con Francisca Merino (se ve que no pudieron conseguirse a Carolina Oliva como actriz...). De pronto, por hacer las cosas que hace, termina metido en una cárcel, y siendo cooptado por un mariconcito, de esos que Charly tanto detesta. Después de salir, naaaaaa, que el buen Charly no aprende, pero como la mamita quiere arrejuntarse con un galán, y pues que casa no sobra, Charly y su hijo terminan fletados a Chile, a la casa de su padre, a quien no ha visto en 30 años. Y cuando llega, se encuentra con la sorpresa: su padre (el abuelo de su hijo) es una loca sin remedio, loca, loca, locaaaaaa... Y aparejao, más encima (aparejá, podríamos decir mejor). El Charly nuestro de cada día entonces tiene que tragarse su homofobia, porque bien machito será, pero es que con sus antecedentes, imposible conseguirse un empleo decente, y obligao a quedarse de allegao en lo de su papi el locaza. Pero no importa. La pareja de papi le consigue empleo, en un club nocturno llamado Lokas, y que se llena precisamente de eso, de locas. Pero para eso, tiene que hacerse pasar por maricón. Difícil tarea, pobre hombre, cuando se considera que su jefa es una neumática mexicana que, decepcionada de los hombres, empieza a encontrar bien confiable a nuestro macho recio chileno que se está haciendo pasar por maricón (¡¡¡HAHAHAHAHÁ, a ésta no le han enseñado ná sobre los chilenitos!!!). ¡Ah! Se nos olvidaba el pequeño bajito, que empieza a mirar con ojos de ternura al abuelo, porque él es inocente y aún no está contagiado por la homofobia de su progenitor. Y etcétera...
El espíritu de los tiempos.
Según dicen algunos, la sociedad chilena postdictadura se ha tornado más abierta, más tolerante, más variada... La verdad es que no sé dónde está lo variado, considerando el enorme poder que aún mantienen cierto curioso grupo de personas, que consideran como algo verdadero y tangible, la alucinación según la cual un carpintero judío ejecutado hace 2000 años por alta traición contra el Imperio Romano, era en realidad una especie de dios solar en plan Luke Skywalker con el poder para redimir los pecados y entregar salvación y vida eterna. En nombre de esa curiosa alucinación, estos individuos consiguieron parar la píldora del día después, y ya sabemos lo que sigue en la lista: misas en latín, burjas y clitorisectomías a destajo, todo eso en el nombre del Unico Dios. En medio de este panorama, el estatus de los, ejem, desviaditos, está en entredicho. En los políticamente correctos y tolerantes '90s, los homosexuales empezaron a salir tímidamente del desván, en particular dentro de la izquierda, que en la derecha todavía es castigo por nuestros pecaos que nos salga el hijo maricón, salvo que sea artista u opinólogo, en cuyo caso es bueno ser homosexual, porque se asocia la rebeldía sexual con la rebeldía artística o la "franqueza" opinológica, y toos contentos. En medio de todo esto, era cosa de más temprano o más tarde el que saliera una peli sobre lo crueles que son las cosas en Chile, con aquellos que les gusta afilar cuchillo con cuchillo en vez de contra una piedra. Aunque, si es por explotar el choque de culturas entre las alegres loquitas y los grises ultraconservadores de toda la vida, entre "Lokas" y "La jaula de las locas", la opción es bastante clara...
¿Por qué verla?
-- Lo siento, pero no puedo evitarlo. Esta peli era como una especie de ripoff de "La jaula de las locas". Las comparaciones son odiosas, pero así es como son las cosas. En ambas pelis hay un papi maricón con un hijo que se avergüenza de la condición de su papi, en ambas el papi tiene a otra loca como pareja estable, y en ambas el hijo que se avergüenza de papi trata de tapar el asunto, en "La jaula de las locas" frente a sus futuros suegros, y en "Lokas" frente a su hijo inocente y demasiado niñito para ver y darse cuenta de que tiene un abuelo degenerete. Y en medio de esas comparaciones, la peli se hunde sin remedio. Porque "Lokas" no es "La jaula de las locas", y Coco Legrand no es Ugo Tognazzi. En "Lokas", nadie parece saber bien qué demonios están haciendo. El guión está escrito a la rápida y de manera desmañada, con diálogos que oscilan entre el lugar común y la oligofrenia. La edición es horripilante (esas escenas en las que pasan como cinco minutos entre el diálogo y su réplica, y los pazguatos quedan mirándose en el intertanto...). La dirección es penosa, y eso que tenemos a Gonzalo Justiniano detrás de las cámaras, que no siempre habrá sido una cumbre del cine chileno (ahí tienen cosas vomitivas como "Sussi", "Caluga o menta" o "Tuve un sueño contigo"), pero que con pelis como "Amnesia" o "B-Happy" ha entregado algunos trabajos un poco más finos. Aquí, en cambio, deja bien en claro que la comedia no es su fuerte, y que carece del timing más elemental para descargar un buen chiste. Las actuaciones son mediocres tirando a malas: Coco Legrand lo hace relativamente bien, pero a veces se le olvida activar el interruptor actoral, y si bien la mayor parte de las veces lo vemos en el personaje, otras actúa como él mismo, y la diferencia se nota. Rodrigo Bastidas, como el hijo homofóbico metido a loca a la fuerza, está decentito, sin grandes desplantes actorales, pero sin desteñir tampoco. Raimundo Bastidas, hijo del anterior (tanto personaje como actor), y nieto del abuelo gay, es el típico niñato insufrible que en su inocencia hace la pregunta exacta y el comentario clave para avergonzar a los adultos, y ya sabemos las ganas que nos dan de estrangular a esos locos bajitos cuando sacan la nariz en cualquier peli (y en ésta, como tantos otros niños, éste sobreactúa descaradamente, como si fuera un réclame de yogurt y él tuviera que decirle a su mami lo fuerte y sano que crece con Yogurt Marca X). Rodrigo Murray, como la pareja del abuelo, es lo más rescatable, pero se queda en secundario de lujo, y no basta por sí sólo para la hercúlea tarea de remontar el marcador a favor de esta peli. Fabiola Campomanes es carismática y cumple sobradamente con ser la bomba sexy de la peli, pero su personaje es plano y unidimensional, y está ahí probablemente para que las audiencias masculinas puedan relajar la mirada, no sea que de tanto ver locas en la peli, los machos salgan un poco más afeminaditos de la sala. En cuanto a la banda sonora, son las mismas seis u ocho notas supuestamente de comedia alla italiana, per la madonna santa, que de tanto repetirlas llegan a ser cansinas. Desde luego, estos tipos no se harán ricos vendiendo el soundtrack de la peli, y en todo caso el tracklist sería algo así como: "1.- Seis Notas de Comedia (Original Version)", "2.- Seis Notas de Comedia (Edit Version)", "3.- Seis Notas de Comedia (Remix)", "4.- Seis Notas de Comedia (Acoustic Reprise)", "5.- Seis Notas de Comedia (Extended Version)", "6.- Seis Notas (Radio Version)", "Hidden Track.- Seis Notas (Demo Version)"... O sea, esta peli no funciona como comedia, no funciona tampoco como boceto sociológico (¿cómo podría hacerlo, si todos los gays presentados son unas nenazas sin salvación, lindando la caricatura, como si en ese subtipo humano no hubiera variedad tipológica ninguna?), no funciona como peli de suspenso (podría haber dado la cuerda, con un tipo estafador metido en un ambiente sórdido), no funciona como peli romántica, y a fortiori, no puede funcionar tampoco como lo que pareciera querer ser, o sea, un mensaje de tolerancia y comprensión hacia esos simpáticos saliditos del camino... Y esto, escrito en la sección de "¿Por qué verla?". Cómo sería, si Cine 9009 fuera otro blog de crítica destructiva, y tuviera su sección de "Hacha de guerra: Por qué no verlas"...
IDEAL PARA: Ultrafanáticos completistas de Coco Legrand.
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