"The Golden Compass". Dirigida por Chris Weitz. Protagonizada por Nicole Kidman, Daniel Craig, Dakota Blue Richards, Ben Walker, Freddie Highmore, Ian McKellen, Eva Green, Jim Carter, Tom Courtenay, Ian McShane, Sam Elliot, Christopher Lee, Kristin Scott Thomas, Edward de Souza, Kathy Bates. Estados Unidos / Inglaterra. Año 2007.
¿De qué se trata?
Hay dos secuencias que son clásicas en esto de darle puntapié inicial a una peli fantástica. Una es el diálogo en off con paisaje celeste/estelar/planetario que en 1,45 minutos de peli nos inyecta información a presión sobre el universo que en una novela toma 50 páginas asimilar (sí, me refiero a la aparición de Virginia Madsen en cierta peli ochentera de Sci-Fi, por no hablar de Rosamund Pike en...). La otra es el clásico internado inglés en donde está el clásico chico/chica sometido a régimen directorial, pero que tiene un oscuro pariente/familia que esconde un antiguo secreto, a través del cual nuestro mozalbete resulta ser el elegido para... Esta peli tiene ambos comienzos, así es que nos ahorramos la molestia de reseñarlos. Estamos en un universo paralelo en donde las almas o daimones (sí, Platón anda cerca) no están en el interior de nuestros cuerpos sino que caminan a nuestro lado, lo que es una ventaja cuando quieres dejar sin aliento a la chica de tus sueños (basta con apretar al daimon respectivo hasta la anoxia), pero una clara desventaja cuando tienes a alguien idéntico a ti diciendo las mismas estupideces que tú encuentras tan interesantes de decir, pero tan imbéciles de escuchar en otros (como nueve de cada diez humanos son imbéciles, hay un 90% de probabilidades de que seas un cretino... aunque por otra parte, es hecho público y notorio que los imbéciles y cretinos suele no gustarles leer Cine 9009). Pero estoy divagando. Resulta que el tío de la chica prota (recuerden, la elegida para blah blah blah) tiene unas teorías un tanto raras sobre el Polvo, y ese Polvo es una cosa que va y viene entre universos paralelos y que algo tiene que ver con los daimones y la posibilidad de saltarse las barreras de las leyes de la física, etcétera. Al Magisterio, que controla el mundo con el poder de la fe y de abstrusos dogmas teológicos, por el bien de las pobres e influenciables masas según ellos, todas estas teorías caen como patada en el hígado, porque podría darse la circunstancia de que, ¡caramba!, los Elegidos de Dios (¿según quién?) estuvieran equivocados, o peor aún, que no existiera ningún Dios. De manera que hacen lo posible por silenciar a nuestro heroico científico. Entre los planes se incluye enviar a una dama que, nada más llegar a la Universidad/Internado, saca en misión a la elegida para blah blah blah. La chica, al principio, está feliz de que alguien por fin le de voz y voto, porque entre los jerifaltes del internado y su tío, harto oprimida que la tienen (y ésos son los luchadores de la libertad y el librepensamiento, nótese), pero luego aprende que ha salido de la sartén para caer a la brasa, porque la fulana lidera una campaña de recolección universal de niños para algunos siniestros experimentos. El viaje de la elegida para blah blah blah acaba de empezar, y con la ayuda de algunos peregrinos amigos (una bruja buena, un oso polar con armadura, un aeronauta), emprenderá la misión de su vida para la cual blah blah blah blah blah blah...
El espíritu de los tiempos.
Hasta 1954, los lectores de Sword & Sorcery la tenían fácil. Cada mes, en su edición de "Weird Tales", podían encontrar un nuevo cuento de Conan que podían leer en un periquete, y listo. Pero cuando hay algo cultural entretenido, vienen los catedráticos universitarios a arruinar la diversión con su hinchada semioticoprosa, y en este caso no fue la excepción: a los antiguos e inocentes cuentos de espadachines y aventureros, un chupalibros llamado J.R.R. Tolkien opuso una ciclópea y amuermante trilogía llamada "El Señor de los Anillos", con una ecuación hecha aposta para aburrir a la platea: "Cristianismo + Palabrería". Nada de raro que Tolkien sea el favorito de la rama retromedieval hispanofranquista del fandom friki. Entre las pésimas costumbres que implantó Tolkien, está el desterrar para siempre el divertimento ligero que representa un cuentito, reemplazándola por la nefasta costumbre de las trilogías (su amiguete C.S. Lewis al menos fue original, sus "Crónicas de Narnia" son una heptalogía, detalle que después copiará J.K. Rowling con sus harrypotteríadas, pero allá en la Dragonlance, ya no digamos)... Así, serpenteando en un mar de trilogías, heptalogías y enelogías varias, tenía que venir más tarde o más temprano la desmitificación. Alguien debía hacer el trabajo, pero como nadie era el valiente, allí estuvo nuestro fiel Phillip Pullman, escribiendo su propia trilogía contestataria, en la que el entorno pseudocristianomedieval tolkieniano se ve reemplazado por un entorno pseudomaterialistasteampunk (si consideran estas palabras como monstruosidades gramaticales, prueben a leer alemán, a ver cómo les va). A diferencia de la trilogía de Tolkien, aplaudida por moros y cristianos, los moros por aventurera y los cristianos por cristiana, la trilogía de Pullman fue sistemáticamente atacada porque, ¡horror de horrores!, tiene la indelicadeza de criticar a las religiones, algo que es tabú, porque hay que ver lo que la religión ha hecho por el mundo: todos sabemos que los monjes inventaron la penicilina, los sacerdotes promueven la alfabetización en masa, y el Papa mismo ha llamado al uso del condón y de las píldoras anticonceptivas para impedir la superpoblación y combatir el flagelo de la pobreza en Africa. Pero como el cine es un negocio y nada tiene que ver con propagar valores culturales, ahí es que New Line Cinema, después de forrarse con prestigio, premios, y lo más importante, dinero, con "El Señor de los Anillos" y sus secuelas, decidieron llevarse el palo al agua con otra trilogía, y compraron los derechos para el libreto de Phillip Pullman, despreocupados de que llevar estas nefastas novelas al cine pudiera corromper a la juventud e incentivarlos a... ¡Horror de horrores! ¡...a pensar por sí mismos! Despreocúpense, mis caros adláteres de la religión institucionalizada: hace mucho tiempo que la juventud no piensa por sí misma, porque si lo hicieran, los darkies emos y los otakus no se vestirían como clonados unos con otros (en vez de eso pensarían, ¿por qué me visto igual que mi amigo, en vez de hacerlo a mi gusto?), ni tampoco aprovecharían la enorme libertad que les otorga crear un universo de juego de rol para limitarse al manido argumento del guerrero samurai ninja luchando en un entorno de Fantasía Medieval. Quizás por eso, por el nefando pecado de pasarse de inteligente, es que a esta peli le fue tan mal en la taquilla...
¿Por qué verla?
- Este es uno de esos casos de "todo lo bueno es lo que viene del libro y todo lo malo es lo que le cambiaron para la peli". Porque la mayor parte de lo bueno aquí son las ideas, y, pues bien... Las ideas vienen de la novela original, e incluso en la peli están más que un poco deslavadas. El argumento, como adelantábamos hace un rato, no pasa de ser la enésima recreación del "Niño Pequeño Destinado A Cosas Grandes", pero los subtextos son bastante pisacallos para quien se tome la molestia de leer. Los villanos son el Magisterio, una no muy disimulada caricatura de la Iglesia Católica, que tienen la pretensión de estar moralmente por encima del resto de los mortales, y por tanto, con plenos derechos para decidir lo que deben pensar o dejar de pensar, incluso por la supresión física de quienes se atreven a decir que las cosas deberían ser pensadas de distinta manera. Los buenos, por su parte, son los rebeldes y los oprimidos, aquellos a quienes el Magisterio, por el hecho de pensar o ser diferentes, ha decidido que son prescindibles, o peor aún, combatibles sin derecho alguno. Peor aún: resulta que la realidad definitiva tiene bien poco que ver con los dogmas del Magisterio (¿a alguien le suena?), y el Magisterio, en vez de honrar sus propósitos declarados de buscar la verdad aceptando con humildad su error, porfía en silenciar a quienes sí están empeñados en la búsqueda de la verdad. Pero por otra parte, no siempre los buenos saben cómo ser los buenos. Así, tanto el tío como los profesores universitarios de la prota, que supuestamente son librepensadores y defienden la libertad de pensamiento y expresión, pasan mandoneando a la chica de un lugar a otro y terminan por sofocarla en un ambiente tanto o más represivo que el que podría encontrar en el seno del Magisterio; ¡cuántas veces no habré visto yo semejante inconsecuencia, entre universidades que se llaman a sí mismas de tradición librepensadora...! También es inusual una peli en donde el esfuerzo por construir una cosmología no pase por el cuestionamiento de la realidad a lo "Mátrix", o simplemente en presentar un monstruo más chulo cada vez como en "Resident Evil", sino que adentra en los meandros de la Mecánica Cuántica; de hecho, aunque el entorno de esta peli es una especie de steampunk, en realidad es una historia de Sci Fi altamente sofisticada.
- Pero vamos a los méritos de la peli en sí. Salvando la débil dirección de Chris Weitz, hombre que en su currículum como director incluye la buena, pero absolutamente fuera de registro, "American Pie", tenemos a un elenco estelar haciendo lo suyo. Daniel Craig brilla como el tío "soy rebelde no para luchar por la libertad sino para hacer lo que se me antoja". Nicole Kidman, por su parte, es una inmejorable elección como la villana de la historia, y a pesar de que si uno la mira con detención, es una villana de lo más ineficaz (a ratos su in-capacidad para acabronar personajes anda cerca de la Natasha de "Rocky y Bullwinkle"), con sus carotas y gestos altisonantes y su prepotencia "me porto mal porque soy incomprendida" luce de lo mejor. Dakota Blue Richards, por su parte, hace un buen papel de debut, aunque a ratos se queda en lo de la niñita heroína del asunto; pero en fin, tiene apenas 12 años, démosle algo de crédito por futuras actuaciones. Eva Green como la bruja Serafina Pekkala está casi de adorno, pero es un estupendo adorno, así es que estamos bien con ella (es la segunda vez que se cruza con Daniel Craig, después de haber sido chica Bond en "Casino Real").
- El entorno visual, sin ser apabullante, está bien. Vemos universidades inglesas, dirigibles sobre cielos victorianos, y un territorio polar que habría hecho las delicias de Jack London. Bien por esos puntos, es bueno saber que después de años de maltrato por parte de los cineastas, con cosas como "Wild Wild West" o "La Liga de los Caballeros Extraordinarios", el steampunk está empezando a recibir el trato que se merece (bueno, ahí están "El castillo andante", "Stardust"...).
IDEAL PARA: Ver un Steampunk decente y una peli palomitera entretenida.
¿De qué se trata?
Hay dos secuencias que son clásicas en esto de darle puntapié inicial a una peli fantástica. Una es el diálogo en off con paisaje celeste/estelar/planetario que en 1,45 minutos de peli nos inyecta información a presión sobre el universo que en una novela toma 50 páginas asimilar (sí, me refiero a la aparición de Virginia Madsen en cierta peli ochentera de Sci-Fi, por no hablar de Rosamund Pike en...). La otra es el clásico internado inglés en donde está el clásico chico/chica sometido a régimen directorial, pero que tiene un oscuro pariente/familia que esconde un antiguo secreto, a través del cual nuestro mozalbete resulta ser el elegido para... Esta peli tiene ambos comienzos, así es que nos ahorramos la molestia de reseñarlos. Estamos en un universo paralelo en donde las almas o daimones (sí, Platón anda cerca) no están en el interior de nuestros cuerpos sino que caminan a nuestro lado, lo que es una ventaja cuando quieres dejar sin aliento a la chica de tus sueños (basta con apretar al daimon respectivo hasta la anoxia), pero una clara desventaja cuando tienes a alguien idéntico a ti diciendo las mismas estupideces que tú encuentras tan interesantes de decir, pero tan imbéciles de escuchar en otros (como nueve de cada diez humanos son imbéciles, hay un 90% de probabilidades de que seas un cretino... aunque por otra parte, es hecho público y notorio que los imbéciles y cretinos suele no gustarles leer Cine 9009). Pero estoy divagando. Resulta que el tío de la chica prota (recuerden, la elegida para blah blah blah) tiene unas teorías un tanto raras sobre el Polvo, y ese Polvo es una cosa que va y viene entre universos paralelos y que algo tiene que ver con los daimones y la posibilidad de saltarse las barreras de las leyes de la física, etcétera. Al Magisterio, que controla el mundo con el poder de la fe y de abstrusos dogmas teológicos, por el bien de las pobres e influenciables masas según ellos, todas estas teorías caen como patada en el hígado, porque podría darse la circunstancia de que, ¡caramba!, los Elegidos de Dios (¿según quién?) estuvieran equivocados, o peor aún, que no existiera ningún Dios. De manera que hacen lo posible por silenciar a nuestro heroico científico. Entre los planes se incluye enviar a una dama que, nada más llegar a la Universidad/Internado, saca en misión a la elegida para blah blah blah. La chica, al principio, está feliz de que alguien por fin le de voz y voto, porque entre los jerifaltes del internado y su tío, harto oprimida que la tienen (y ésos son los luchadores de la libertad y el librepensamiento, nótese), pero luego aprende que ha salido de la sartén para caer a la brasa, porque la fulana lidera una campaña de recolección universal de niños para algunos siniestros experimentos. El viaje de la elegida para blah blah blah acaba de empezar, y con la ayuda de algunos peregrinos amigos (una bruja buena, un oso polar con armadura, un aeronauta), emprenderá la misión de su vida para la cual blah blah blah blah blah blah...
El espíritu de los tiempos.
Hasta 1954, los lectores de Sword & Sorcery la tenían fácil. Cada mes, en su edición de "Weird Tales", podían encontrar un nuevo cuento de Conan que podían leer en un periquete, y listo. Pero cuando hay algo cultural entretenido, vienen los catedráticos universitarios a arruinar la diversión con su hinchada semioticoprosa, y en este caso no fue la excepción: a los antiguos e inocentes cuentos de espadachines y aventureros, un chupalibros llamado J.R.R. Tolkien opuso una ciclópea y amuermante trilogía llamada "El Señor de los Anillos", con una ecuación hecha aposta para aburrir a la platea: "Cristianismo + Palabrería". Nada de raro que Tolkien sea el favorito de la rama retromedieval hispanofranquista del fandom friki. Entre las pésimas costumbres que implantó Tolkien, está el desterrar para siempre el divertimento ligero que representa un cuentito, reemplazándola por la nefasta costumbre de las trilogías (su amiguete C.S. Lewis al menos fue original, sus "Crónicas de Narnia" son una heptalogía, detalle que después copiará J.K. Rowling con sus harrypotteríadas, pero allá en la Dragonlance, ya no digamos)... Así, serpenteando en un mar de trilogías, heptalogías y enelogías varias, tenía que venir más tarde o más temprano la desmitificación. Alguien debía hacer el trabajo, pero como nadie era el valiente, allí estuvo nuestro fiel Phillip Pullman, escribiendo su propia trilogía contestataria, en la que el entorno pseudocristianomedieval tolkieniano se ve reemplazado por un entorno pseudomaterialistasteampunk (si consideran estas palabras como monstruosidades gramaticales, prueben a leer alemán, a ver cómo les va). A diferencia de la trilogía de Tolkien, aplaudida por moros y cristianos, los moros por aventurera y los cristianos por cristiana, la trilogía de Pullman fue sistemáticamente atacada porque, ¡horror de horrores!, tiene la indelicadeza de criticar a las religiones, algo que es tabú, porque hay que ver lo que la religión ha hecho por el mundo: todos sabemos que los monjes inventaron la penicilina, los sacerdotes promueven la alfabetización en masa, y el Papa mismo ha llamado al uso del condón y de las píldoras anticonceptivas para impedir la superpoblación y combatir el flagelo de la pobreza en Africa. Pero como el cine es un negocio y nada tiene que ver con propagar valores culturales, ahí es que New Line Cinema, después de forrarse con prestigio, premios, y lo más importante, dinero, con "El Señor de los Anillos" y sus secuelas, decidieron llevarse el palo al agua con otra trilogía, y compraron los derechos para el libreto de Phillip Pullman, despreocupados de que llevar estas nefastas novelas al cine pudiera corromper a la juventud e incentivarlos a... ¡Horror de horrores! ¡...a pensar por sí mismos! Despreocúpense, mis caros adláteres de la religión institucionalizada: hace mucho tiempo que la juventud no piensa por sí misma, porque si lo hicieran, los darkies emos y los otakus no se vestirían como clonados unos con otros (en vez de eso pensarían, ¿por qué me visto igual que mi amigo, en vez de hacerlo a mi gusto?), ni tampoco aprovecharían la enorme libertad que les otorga crear un universo de juego de rol para limitarse al manido argumento del guerrero samurai ninja luchando en un entorno de Fantasía Medieval. Quizás por eso, por el nefando pecado de pasarse de inteligente, es que a esta peli le fue tan mal en la taquilla...
¿Por qué verla?
- Este es uno de esos casos de "todo lo bueno es lo que viene del libro y todo lo malo es lo que le cambiaron para la peli". Porque la mayor parte de lo bueno aquí son las ideas, y, pues bien... Las ideas vienen de la novela original, e incluso en la peli están más que un poco deslavadas. El argumento, como adelantábamos hace un rato, no pasa de ser la enésima recreación del "Niño Pequeño Destinado A Cosas Grandes", pero los subtextos son bastante pisacallos para quien se tome la molestia de leer. Los villanos son el Magisterio, una no muy disimulada caricatura de la Iglesia Católica, que tienen la pretensión de estar moralmente por encima del resto de los mortales, y por tanto, con plenos derechos para decidir lo que deben pensar o dejar de pensar, incluso por la supresión física de quienes se atreven a decir que las cosas deberían ser pensadas de distinta manera. Los buenos, por su parte, son los rebeldes y los oprimidos, aquellos a quienes el Magisterio, por el hecho de pensar o ser diferentes, ha decidido que son prescindibles, o peor aún, combatibles sin derecho alguno. Peor aún: resulta que la realidad definitiva tiene bien poco que ver con los dogmas del Magisterio (¿a alguien le suena?), y el Magisterio, en vez de honrar sus propósitos declarados de buscar la verdad aceptando con humildad su error, porfía en silenciar a quienes sí están empeñados en la búsqueda de la verdad. Pero por otra parte, no siempre los buenos saben cómo ser los buenos. Así, tanto el tío como los profesores universitarios de la prota, que supuestamente son librepensadores y defienden la libertad de pensamiento y expresión, pasan mandoneando a la chica de un lugar a otro y terminan por sofocarla en un ambiente tanto o más represivo que el que podría encontrar en el seno del Magisterio; ¡cuántas veces no habré visto yo semejante inconsecuencia, entre universidades que se llaman a sí mismas de tradición librepensadora...! También es inusual una peli en donde el esfuerzo por construir una cosmología no pase por el cuestionamiento de la realidad a lo "Mátrix", o simplemente en presentar un monstruo más chulo cada vez como en "Resident Evil", sino que adentra en los meandros de la Mecánica Cuántica; de hecho, aunque el entorno de esta peli es una especie de steampunk, en realidad es una historia de Sci Fi altamente sofisticada.
- Pero vamos a los méritos de la peli en sí. Salvando la débil dirección de Chris Weitz, hombre que en su currículum como director incluye la buena, pero absolutamente fuera de registro, "American Pie", tenemos a un elenco estelar haciendo lo suyo. Daniel Craig brilla como el tío "soy rebelde no para luchar por la libertad sino para hacer lo que se me antoja". Nicole Kidman, por su parte, es una inmejorable elección como la villana de la historia, y a pesar de que si uno la mira con detención, es una villana de lo más ineficaz (a ratos su in-capacidad para acabronar personajes anda cerca de la Natasha de "Rocky y Bullwinkle"), con sus carotas y gestos altisonantes y su prepotencia "me porto mal porque soy incomprendida" luce de lo mejor. Dakota Blue Richards, por su parte, hace un buen papel de debut, aunque a ratos se queda en lo de la niñita heroína del asunto; pero en fin, tiene apenas 12 años, démosle algo de crédito por futuras actuaciones. Eva Green como la bruja Serafina Pekkala está casi de adorno, pero es un estupendo adorno, así es que estamos bien con ella (es la segunda vez que se cruza con Daniel Craig, después de haber sido chica Bond en "Casino Real").
- El entorno visual, sin ser apabullante, está bien. Vemos universidades inglesas, dirigibles sobre cielos victorianos, y un territorio polar que habría hecho las delicias de Jack London. Bien por esos puntos, es bueno saber que después de años de maltrato por parte de los cineastas, con cosas como "Wild Wild West" o "La Liga de los Caballeros Extraordinarios", el steampunk está empezando a recibir el trato que se merece (bueno, ahí están "El castillo andante", "Stardust"...).
IDEAL PARA: Ver un Steampunk decente y una peli palomitera entretenida.