"Freaky Friday". Dirigida por Mark Waters. Protagonizada por Jamie Lee Curtis, Lindsay Lohan, Mark Harmon, Harold Gould, Chad Michael Murray, Stephen Tobolowsky. Estados Unidos. Año 2003.
¿De qué se trata?
Hay una madre que es psiquiatra, y que como todos los de su profesión, es neurótica, manipuladora y controladora. Hay una hija que como todas las de su edad, es rebelde y pretende ir de genio por la vida. Hay un restorán chino en donde una galletita mágica de la suerte cambia sus personalidades. Ahora, la hija tendrá que vivir la personalidad de la madre. Y la madre, la de la hija. O sea, la madre en el cuerpo de la hija tendrá que lidiar con el profesor odioso que hace lo imposible por aplastarla, con la perra que era su amiga y que ahora, por pura maldad, intenta trapear el piso con ella, y además, tiene que aprender a tocar la guitarra eléctrica porque ¡ups! tienen una audición para su banda, y si lo arruina aniquilará los sueños musicales de su hija, por no hablar de la crux que le harán sus amigos. Además está el chico que a la chica le gusta, pero no a la madre, y bien... Por su parte, la hija tiene que lidiar con los pacientes de la madre, con su nuevo novio (la madre es viuda), con la promoción del libro de su madre que ella por supuesto no ha leído, con las conversaciones pedagógicas con los profesores, y con los preparativos para la boda, porque... ¿dijimos acaso que faltan menos de 24 horas para que el novio de la madre se case con la hija en el cuerpo de la madre...? (arréglate esa, Jack Bauer).
El espíritu de los tiempos.
La comedia de situación con moraleja es vieja como el cine. La comedia de adolescentes rebeldes es un subgénero en boga creciente desde los '80s, y que nos ha legado algunas joyitas interesantísimas (y es que nada mejor que la comedia tonta y descerebrada para reirse con descaro de los males de nuestra sociedad). Esta es otra de esas comedias tontorronas y con moralina, que se sostiene en particular por el carisma de las actrices protagónicas. Si decimos que es una Disney, remake de otra Disney (¡del año '77!), entramos en vereda, ¿no?
¿Por qué verla?
- Es una comedia basada fundamentalmente en situaciones y personajes. Es decir, hay pocos chistes y gags, y por suerte que no recurre al humor de baño. En realidad, el gran mérito de este filme son Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan, que le dan credibilidad a las situaciones de cambio de personalidad (en particular la primera, la segunda no negamos que está buena por todas sus esquinas, pero en actuación está aún algo verde).
- El viejo sueño de la hija de ser madre y mandonear a su propia madre, y de la madre de recuperar la juventud y los años perdidos y de hacerlo todo de nuevo como corresponde. Un gancho viejo, pero siempre efectivo. Y es que la clásica queja infantil de que hay madres que no se acuerdan de que alguna vez fueron chicas, pues bien...
- Es un filme con una declarada vocación frívola (¿cómo si no justificar el cambio por una galletita china, y que la República Popular China no haya usado semejante tecnología para intercambiar personalidades entre su embajador y el Presidente de los United States?). Y en general se asume como tal, lo que está bien. Decimos "en general" porque al final cae en la moralina tópica de "no nos entendemos, pero somos buenos y la familia es primero, así que entendámonos". Pero por el lado frívolo, está bien.
IDEAL PARA: Ver algún sábado o domingo desocupado en la mañana o tarde.
¿De qué se trata?
Hay una madre que es psiquiatra, y que como todos los de su profesión, es neurótica, manipuladora y controladora. Hay una hija que como todas las de su edad, es rebelde y pretende ir de genio por la vida. Hay un restorán chino en donde una galletita mágica de la suerte cambia sus personalidades. Ahora, la hija tendrá que vivir la personalidad de la madre. Y la madre, la de la hija. O sea, la madre en el cuerpo de la hija tendrá que lidiar con el profesor odioso que hace lo imposible por aplastarla, con la perra que era su amiga y que ahora, por pura maldad, intenta trapear el piso con ella, y además, tiene que aprender a tocar la guitarra eléctrica porque ¡ups! tienen una audición para su banda, y si lo arruina aniquilará los sueños musicales de su hija, por no hablar de la crux que le harán sus amigos. Además está el chico que a la chica le gusta, pero no a la madre, y bien... Por su parte, la hija tiene que lidiar con los pacientes de la madre, con su nuevo novio (la madre es viuda), con la promoción del libro de su madre que ella por supuesto no ha leído, con las conversaciones pedagógicas con los profesores, y con los preparativos para la boda, porque... ¿dijimos acaso que faltan menos de 24 horas para que el novio de la madre se case con la hija en el cuerpo de la madre...? (arréglate esa, Jack Bauer).
El espíritu de los tiempos.
La comedia de situación con moraleja es vieja como el cine. La comedia de adolescentes rebeldes es un subgénero en boga creciente desde los '80s, y que nos ha legado algunas joyitas interesantísimas (y es que nada mejor que la comedia tonta y descerebrada para reirse con descaro de los males de nuestra sociedad). Esta es otra de esas comedias tontorronas y con moralina, que se sostiene en particular por el carisma de las actrices protagónicas. Si decimos que es una Disney, remake de otra Disney (¡del año '77!), entramos en vereda, ¿no?
¿Por qué verla?
- Es una comedia basada fundamentalmente en situaciones y personajes. Es decir, hay pocos chistes y gags, y por suerte que no recurre al humor de baño. En realidad, el gran mérito de este filme son Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan, que le dan credibilidad a las situaciones de cambio de personalidad (en particular la primera, la segunda no negamos que está buena por todas sus esquinas, pero en actuación está aún algo verde).
- El viejo sueño de la hija de ser madre y mandonear a su propia madre, y de la madre de recuperar la juventud y los años perdidos y de hacerlo todo de nuevo como corresponde. Un gancho viejo, pero siempre efectivo. Y es que la clásica queja infantil de que hay madres que no se acuerdan de que alguna vez fueron chicas, pues bien...
- Es un filme con una declarada vocación frívola (¿cómo si no justificar el cambio por una galletita china, y que la República Popular China no haya usado semejante tecnología para intercambiar personalidades entre su embajador y el Presidente de los United States?). Y en general se asume como tal, lo que está bien. Decimos "en general" porque al final cae en la moralina tópica de "no nos entendemos, pero somos buenos y la familia es primero, así que entendámonos". Pero por el lado frívolo, está bien.
IDEAL PARA: Ver algún sábado o domingo desocupado en la mañana o tarde.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario