Páginas

jueves, 20 de diciembre de 2007

"Fuerza Delta 2: La conexión colombiana" (1990)


"Delta Force 2: The Colombian Connection". Dirigida por Aaron Norris. Protagonizada por Chuck Norris, Billy Drago, John P. Ryan, Richard Jaeckel, Begoña Plaza, Paul Perri, Héctor Mercado, Mark Margolis, Mateo Gómez, Ruth de Soza, Gerald Castillo, Geoff Brewer, Rick Prieto, Sharlene Ross, Michael Heit.

¿De qué se trata?
Brasil. Es pleno tiempo de Carnaval, pero los esforzados boys de la DEA están trabajando horas extras, y en vez de faenarse a las mulatas, andan siguiendo a un narcotraficante, un tal Ramón Cota (¿por qué todos los capos narcos latinos se llaman "Ramón"? En la tercera temporada de "24" era lo mismo...). Pero el cazador se vuelve la presa, y los esbirros de Cota consiguen emboscar a los agentes de la ley y el orden, enviándoles cordiales saludos a punta de ráfaga de ametralladora. Como nadie juega con los chicos de U.S.A. y vive para contarlo, pues bien, nuestro buen último baluarte de la democracia y la defensa de los derechos civiles, Chuck Norris (democracia y derechos civiles para los pacíficos ciudadanos del american way of life, claro está, para nadie más) entra en acción, y con un amiguete secuestran a Ramón Cota sobre los cielos de Miami y se lo llevan a juicio en Estados Unidos. Ahí vemos entonces otro éxito supremo del sistema democrático, cuando le fijan una fianza irrisoria para que el sujeto pueda tranquilamente salir a la calle y seguir haciendo sus pachotadas. Pero comete un trágico error. Se venga no sólo del amigo de Chuck Norris, sino también de su familia. Al respecto, permítanme recordarles que las lágrimas de Chuck Norris curan el cáncer, lástima que él nunca haya llorado jamás. Comprenderán que el tiempo de Ramón Cota, después de esto, está contado (más o menos hora y media de película, y hasta nunca, maldito).

El espíritu de los tiempos.
¡Ah, los tiempos de la Cannon...! La productora Cannon fue en los '80s sinónimo de acción parafascista de bajo presupuesto. Mientras los grandes estudios tenían a Arnold Schwarzennegger o a Sylvester Stallone, la Cannon tenía a su sucedáneo más barato y más ultraderechas en Chuck Norris ("Desaparecido en acción", "Invasión USA", etcétera). Lo de "barato" y de "fascismo americano" se explica fácilmente porque el mandamás del estudio era judío sionista (Menahem Golan no tiene su apellido puesto por casualidad, se lo puso para que su cabeza recordara todos los días de su vida los Altos del Golán a Siria, después de la friega de 1967). Como buen estudio serie B, la gracia es producir barato y harto. Así es que... ¿hubo éxito con Chuck Norris y "Fuerza Delta"? Pues, hacemos secuela. No importa que no haya ningún nexo en común entre ambas películas, como no sea el, ejem, "personaje", ejem, "interpretado", por Chuck Norris (que con sus grandes cualidades actorales, bien podríamos decir que es "Invasión USA 2" o "Desaparecido en acción nosecuánto" y estaríamos en las mismas). Curiosamente, gracias a alguna especie de milagro, de "Fuerza Delta 2" puede decirse que "mantiene" el, ejem, "nivel", de la primera, lo que por supuesto no es demasiado decir, pero algo es algo y peor es mascar lauchas. Incluso, a ratos, es hasta más entretenida.

¿Por qué verla?
- Sigue palmariamente la vieja receta del cine de acción. O sea, personajes esquemáticos y lineales, y bastante acción. En la primera parte Chuck Norris no actúa mucho, como no sea para darle su clásica patada voladora a un trío de rufianes de mala monta; el balón está en el terreno del villano, al cual vemos hacer hartas puteadas para que veamos lo malo malísimo que es, y la verdad es que terminamos detestándolo y deseando que Chuck haga lo suyo, gracias al esforzado trabajo de Billy Drago, insigne actor de cutrerío masivo en cine y TV (había actuado en "Invasión USA", y su gran paso por las ligas del cine serie A fue su magnífica interpretación como Frank Nitti, el aborrecible esbirro de Al Capone en "Los intocables" de 1987). Luego, en la segunda parte, vemos a Chuck Norris haciendo el Superman escalando riscos, quebrando cuellos, repartiendo patadas voladoras, etcétera. Lo de siempre, vamos. No tiene mucho sentido buscarle patas y cabezas a esto: es en realidad una fantasmada tras otra, aunque no demasiado porque el presupuesto no alcanza, ¿vale? (al menos, hay que reconocer que con eso la Cannon conseguía un cierto efecto de realismo que otras pelis con mayor presupuesto tienden a olvidar en beneficio de la estilización de la violencia). Y ahí tenemos al villano sobreviviendo como una mala culebra, a Norris tratando de ponerlo a punto... Divertida, sin lugar a dudas. Olvidable, también. Pero divertida, y eso es lo que cuenta.

IDEAL PARA: Poner el cerebro a descansar amigablemente un fin de semana sin acción por la noche.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario