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domingo, 23 de diciembre de 2007

"Blancanieves y los siete enanitos" (1937).


-- "Snow White and the Seven Dwarfs". Estados Unidos. Año 1937.
-- Dirección: David Hand (sin acreditar).
-- Actuación: Voces de (en el original inglés) Adriana Caselotti, Lucille LaVerne, Stuart Buchanan, Roy Atwell, Eddie Collins, Pinto Colvig, Marion Darlington, Billy Gilbert, Otis Harlan, Scotty Mattraw, James McDonald, Moroni Olsen, Harri Stockwell.
-- Guión: Adaptada por Ted Sears, Richard Creedon, Otto Englander, Dick Rickard, Earl Hurd, Merrill De Maris, Dorothy Ann Blank y Webb Smith, sobre el cuento de hadas de Wilhelm Grimm y Jacob Grimm.
-- Banda Sonora: Frank Churchill, Leigh Harline y Paul J. Smith.

-- "Blancanieves y los siete enanitos" en IMDb.
-- "Blancanieves y los siete enanitos" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Había una vez, en un lejano reino de tintes medievales (aunque sin caballeros andantes ni bárbaros ni nada de eso), una princesita llamada Blancanieves, que al morir su padre, quedó a cargo de su malvada y ponzoñosa madrastra, que la hacía ejecutar los más viles y retorcidos trabajos, aquellos propios de la servidumbre. Todos los días la reina, esta insegura luchadora de la independencia femenina de baja autoestima le pregunta a su espejo mágico quién es la chica más bonita del reino, a lo que el espejo, en un alarde de lamebotismo, responde que tú, mi querida reina. Hasta que un día el espejo cobra valor y le dice a la cara que ya no eres la más bonita, Reina Malvada, sino que tu hijastra está entrando en edad de merecer, y por ende, está más bella que nunca (además no lleva tus genes porque es tu hijastra, así es que no envejecerá groseramente como tú). Al escuchar las malas nuevas, la Reina decide que Blancanieves habrá de morir, y para eso obliga a un cazador a darle un paseíto por el campo, en donde ella ¡ups! sufra un "accidente" que la imposibilite para regresar al castillo, y a ser posible, al mundo de los vivos de paso. Pero el cazador, que para eso es hombre, para dejarse influir por las feromonas, no se atreve con la bella Blancanieves, y la incita para que se fugue. Blancanieves llega de este modo a la cabaña de unos enanitos, que en vez de apresarla para cobrar rescate, deciden que ella es buena, después de todo (cocinó y barrió su pocilga, ¿OK?) y se la quedan. Pero más tarde o más temprano, la Reina descubrirá el embuste, y entonces, como la bruja malvada que es, no trepidará ante cualquier medio para imponer la Razón de Estado por encima de aquellos terroristas que se atreven a desafiar su autoridad suprema...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Hubo una época, hace mucho, mucho, mucho tiempo atrás, en la cual los cuentos fantásticos eran algo temible y ominoso. Hablaban de los avatares de princesas y de seres mágicos, de hadas y de ogros, y de brujas también, y reflejaban bien la mentalidad de terror que el hombre de la Edad Media tenía frente al mundo natural, a lo que había más allá de los límites de la aldea, a eso contra lo cual quizás ni la Voluntad Inescrutable de Dios quisiera protegerlos. Con el tiempo y la llegada de la Revolución Industrial, el hombre le fue perdiendo el miedo, y por ende el respeto, a la naturaleza terrible que todo se lo come, y dichos cuentos, ahora transformados en leyenda y folklore, fueron perdiendo fuerza. Más tarde o más temprano, alguien discurriría que dichos cuentos estaban buenos para contárselos a los niños, pero de manera mucho más almibarada que en su versión original. En 1937, Walt Disney se atrevió. Llevaba cerca de una década haciendo cortos animados, y había llegado el momento de dar un salto más grande, de hacer un largometraje animado con todas las de la ley. Se rieron de él. Le dijeron que estaba loco. Aquello sería una pérdida de dinero. ¿Quién demonios querría sentarse a ver una peli de hora y media que fuera infantil? La respuesta: los niños. El viejo zorro supo hacerla, porque a lo mejor los padres no tendrían interés, pero para eso estaban los niños mimados, para presionarlos (así es como, el día de hoy, algunos esforzados padres tuvieron que mamarse "Pokemon")... El resultado fue el primer largometraje animado de la Historia, además de la creación de un poderoso imperio cinematográfico que dura hasta el día de hoy, saqueando impunemente la riqueza literaria y folklórica del mundo. En "Blancanieves y los siete enanitos", Walt Disney todavía se contenía y era respetuoso con el material original. Ya habría tiemop para que agarrara algo más de confianza y autoindulgencia...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Para ser sinceros, la película ha envejecido un buen poco desde 1937 hasta ahora. Sigue siendo una buena película desde muchos aspectos, pero en otros es hija de su época, y si no se la ve con ojos de ese tiempo, puede pecar de ser un ladrillazo; a veces tengo la impresión de que muchos quienes la alaban como un gran filme en la actualidad, lo hacen de oídas y no se han dado el trabajo de sentarse a verla en verdad. Lo principal es, a estas alturas, su valor histórico y su indiscutible calidad de referente cultural, el haber sido un gran hito en la evolución del cine, al demostrar que los largometrajes animados eran técnicamente posibles y comercialmente viables, y además, al haber llevado hasta el límite las posibilidades de la animación de su época. Y es que, en plena época de CGI, desde el punto de vista estético "Blancanieves y los siete enanitos" se come con zapatos a "Shrek" y numerosas otras por el estilo.

-- Secuencias memorables. La película peca de remolona, en particular durante las secuencias de Blancanieves compartiendo con los enanitos, y las canciones pueden llegar a ser insufribles, no tanto porque sean malas en sí, sino porque el abuso del recurso por parte de filmes posteriores de Disney crean anticuerpos contra lo que en "Blancanieves y los siete enanitos" era original, pero que después devino en fórmula, y de la manera más grosera posible. Pero a cambio tenemos la estupenda secuencia de la fuga de Blancanieves, por cortesía del cazador, o el coro de los enanos saliendo de la mina, o la transformación de la Reina en una ancianita. Por esas secuencias vale la pena soportar pastelazos edulcorados como la secuencia del príncipe con Blancanieves en el balcón, las insufribles pachotadas de los enanos, o una pelea final un tanto falta de fuelle para los cánones actuales.

-- El Espejo Mágico. Vamos, que todo el mundo se acuerda de la prota, los enanos, el príncipe y la bruja, y nadie se detiene a hablar de este valiente servidor que no tiene empacho en echarle sus cuatro verdades a su jefa (no eres la más bonita, ¿y?), y mantiene una severa dignidad en sus escasos minutos de aparición. ¡Incluso hasta en "Shrek", sigue siendo uno de los personajes más carismáticos! Lástima que no aparezca más...

IDEAL PARA: Ver un filme indudablemente histórico. En particular acompañado de niños de cuatro años que todavía sean capaces de maravillarse con esas cosas, antes de quedar deslumbrados por algún juego first person shooter en la consola de videojuegos...

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