11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

jueves, 27 de diciembre de 2012

"Poder que mata" (2010).


-- "Fair Game" (título original en inglés), "Juego de traiciones" (título en México), "Caza a la espía" (título en España). Estados Unidos / Emiratos Arabes Unidos. Año 2010.
-- Dirección: Doug Liman.
-- Actuación: Naomi Watts, Sean Penn, Noah Emmerich, Ty Burrell, Sam Shepard, Bruce McGill, Brooke Smith, Michael Kelly, Khaled El Nabawy, David Denman, David Andrews, Geoffrey Cantor, Adam LeFevre, Nassar, Satya Bhabha.
-- Guión: Jez Butterworth y John-Henry Butterworth, basados en el libro de Joseph Wilson, y en el de Valerie Plame Wilson.
-- Banda Sonora: John Powell.

-- "Poder que mata" en IMDb.
-- "Poder que mata" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Kuala Lumpur... ¡Leñe, una peli de espías-basada-en-caso-real se va a iniciar con una secuencia de precréditos estilo Bond...! Er, no. La cosa parte con la pizpireta Valerie Plame haciendo lo suyo, y probándonos que ella es de la CIA, pero sin balas ni gadgets ni en general esas cosas que hacen entretenidillas las pelis de espías. Luego de esto regresa a su país, incluyendo a su marido que es medio cabeza caliente yo-tengo-la-razón, y a una de esas reuniones de trabajo modernas de la CIA, porque los tiempos de James Bond reportándose frente al jefe gruñón en un tú-a-tú están obsoletos, parece. El caso es que se discute la eventual venta de unos tubos de aluminio de Níger a Irak. El típico cabezaculo de toda la vida dice que esa venta es porque Irak está construyendo reactores nucleares porque, leñe... ¡son los irakíes! ¡Los malvados favoritos de América entre 1980 y 2003! Algunas mentes más despiertas ponen en duda las afirmaciones, porque los famosos tubos son cuatro veces más grandes que los estándar usados para las centrifugadoras nucleares que, además, ya no se hacen con esa clase de tubos desde los tiempos del Bond de Connery. Para salir de dudas, resulta que el marido de Valerie Plame sabe un poco acerca de Africa, tiene conexiones y etcétera, a pesar de que en términos estrictos es un civil (e.d., no agente operativo de campo ni recluta de la CIA). El maridito viaja a Africa, y descubre que no parece haber nada. Valerie Plame por su parte hace su propia investigación, y descubre que Satán Husein ha desmontado su programa nuclear desde los '90s. A pesar de lo cual, en su discurso dando cuentas a Estados Unidos, George W. Bush sale diciendo que Irak tiene un programa nuclear y compró elementos para su propio reactor en Africa. Probando de paso que para los cristianos la mentira no es una ofensa capital. La espía, frustrada por lo obvio, porque se está preparando una tremenda falsificación para justificar una guerra, decide a pesar de todo quedarse callada, porque bueno, al final qué se puede hacer. ¿Y su maridito? No, pueh, él es muy mashoh, así es que va y escribe un reporte para la prensa escrita en donde denuncia que todo lo de George W. Bush y sus armas de destrucción masiva es THE BIG FUCKING BULLSHIT OF THE CENTURY. ¿Alguien cree que en el Departamento de Justicia leyeron esto y dijeron "¡Leñe, la democracia americana está en peligro por una banda de sicópatas que está dando un golpe de estado interno!"? No, pueh, que esta peli no es una de ésas idealistas en donde se critica harto la corrupción gubernamental, pero al final los funcionarios corruptos siempre son encontrados y juzgados por EL SISTEMA. No. En este caso simplemente sueltan a la prensa que Valerie Plame es espía, inhabilitándola de paso para la profesión porque, bueno, si todo el mundo sabe que eres un espía, es que no puedes ser muy eficiente como agente de campo, ¿no? Una nueva batalla en la dictadura de Bush contra Estados Unidos se ha iniciado, y la espía se ha transformado en el huracán de la misma.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Cuando este blog Cine 9009 se inició por allá por el ahora lejanísimo 19 de Febrero de 2006, éste era un mundo muy distinto. En vez de Barack Obama enviando drones para realizar asesinatos selectivos y ganarse el Nobel de la Paz, existía George W. Bush enviando ejércitos mercenarios a romper toda la plomería de la casa que no era suya, para después reconstruir la plomería con las empresas de plomería de sus propios amigos. Leñe, que contra Bush estábamos mejor. Con esa cara de buenoide yes-we-can, ¿quién podría decir algo contra Obama? Y se lo dicen, y se lo vuelven a decir, que su política exterior sigue siendo tan matonesca como de costumbre, que no cerró Guantánamo como prometió, y además ha tenido bastante mano blanda con las altas finanzas de Wall Street mientras la crisis económica ha seguido no empeorando, pero sí en ese estado crónico conocido como estable dentro de su gravedad. Y se lo dicen, y Obama sonríe y está todo OK... George W. Bush no tenía ese mismo carisma, quizás porque el hombre no tenía demasiadas luces. O sea, cuando te eligen Presidente porque un grupo de rednecks dice que se tomaría una cerveza contigo, eso es más un insulto que un halago. ¿Fue George W. Bush un diabólico genio criminal que engañó a todo el mundo, o apenas la marioneta de otros intereses nunca del todo bien confesados? Quién sabe. El caso es que uno de los más sonados incidentes de su administración, fue el incidente de Valerie Plame. O sea, George W. Bush decide iniciar una guerra para masacrar irakíes a destajo basados en reportes que después resultaron ser falsos, y cuando alguien va y denuncia el hecho, resulta que la Presidencia en vez de colaborar con la investigación termina filtrando a la prensa el nombre de una espía... Eso ya pasa la línea de la villanía vulgar estilo Charles Logan vs. Jack Bauer en "24", y se interna de frentón en las aguas de la supervillanía estilo Mortadelo y Filemón. Por alguna razón, el país en que el estado texano de donde es oriundo el Presidente Bush institucionalizó la expresión "corredor de la muerte", y se hace gárgaras acerca de lo buen cristianos que son, nunca la cosa llegó a mayores. Hubo condenas en el caso de Valerie Plame, pero George W. Bush conmutó la pena de presidio (la multa siguió en pie, eso sí), y aquí no ha pasao na, macho, que uno de los nuestros no puede ir a la cárcel, faltaba más... Y George W. Bush, aunque salió de la Casa Blanca con el menor índice de popularidad de un Presidente saliente ever, lo hizo por sus propias patitas y no esposado por haber violado flagrantemente la Constitución al iniciar guerras sin pruebas. Porque si Estados Unidos se dedicara a atacar a otros países de manera sistemática por la mera sospecha de almacenar armas de destrucción masiva, el primer blanco debería ser Israel, ¿no? ¡Leñe, que el primer blanco deberían ser ellos mismos!

¿POR QUÉ VERLA?

-- La secuencia inicial en donde Valerie Plame arrincona a un tipejo para que se transforme en, er... colaborador no voluntario de la CIA, eso es... pareciera ser un comentario del tipo de peli que vamos a ver durante la siguiente hora y cuarenta: está diseñada a la manera de las secuencias de precréditos Bond, pero en vez de acción trepidante o de suspenso a lo Bourne, todo se resuelve mediante una conversación persuasiva, sin armas ni acción. Eso debería ponernos en las coordenadas de una peli que no es exactamente un thriller ni tiene realmente ninguna secuencia de acción. Si tuviéramos que encontrar comparaciones, tendríamos que bucear en la tradición del cine de espionaje político de los '70s. Que "Poder que mata" se parece más a "Los tres días del cóndor" o a la sangrante parodia "El hombre de la lente mortal" que a James Bond o a Bourne, para que nos entendamos. O a "El buen pastor", incluso mejor dicho. La peli pone de manifiesto el inconfensable cruce de intereses entre las agencias de inteligencia cuyo trabajo debería ser en principio analizar datos para preparar escenarios y desactivar amenazas, pero que en definitiva pueden transformarse en otra herramienta de poder para justificar acciones vastamente más allá de lo necesario para la seguridad nacional. George W. Bush quería convencer o necesitaba ser convencido de que Irak era una amenaza, así es que emerge de manera muy oportuna un informe acerca de lo malvados que son los irakíes creando armas de destrucción masiva. Las que, como todos sabemos, nunca aparecieron porque bueno, Saddam Hussein había desmantelado todo su programa ABQ en los '90s, después de la Primera Guerra del Golfo, en la vana esperanza de que si hacía el papel de humilde pastor de cabras, los Estados Unidos lo iban a dejar en paz. Enviando de paso un mensaje implícito a cualquiera otra satrapía del Medio Oriente: el apaciguamiento con el águila calva no funciona, mejor echen a andar su Ossirak para defenderse con un taking-you-with-me. Just in case. Para que luego se quejen de los que iraníes están desplegando su propio programa nuclear, hay que ser tarados para pensar que Irán se iba a dejar amilanar por la suerte de Irak en vez de conseguir sus propias armas de destrucción masiva después de ese ejemplito. Pero en fin, volviendo a la peli, es una interesante radiografía de como fue manejada la inteligencia para justificar una guerra en último extremo desastrosa. Naomi Watts brilla en su rol protagónico (además de que, por una vez en la vida, tiene un razonable parecido con la verdadera Valerie Plame), y Sean Penn hace lo suyo como el marido cabezotas en un rol que ni cortado trajesastre. Incluso hasta la dirección de Doug Liman, que ya había coqueteado con el thriller de espías dándole el puntapié a la saga Bourne con "Identidad desconocida" antes de estrellarse con "Sr. y Sra. Smith" y "Jumper", hace un fino trabajo de artesanía en la dirección, que se luce al máximo en la segunda mitad de la peli, cuando todo el peso de la traición desde la Casa Blanca cae sobre los hombros de los protas. Quizás el único defecto de la peli sea que los diálogos a ratos se tornen un poco esotéricos, porque los personajes hacen algo tan lógico (y a veces tan olvidado por los guionistas) como hablarse entre sí, en vez de explicarnos las cosas a nosotros (igual como en la vida real, claro, o imagínense a ustedes hablando a otra persona como si estuviera explicando a un público imaginario las cosas... los agarrarían y pondrían de patitas en el lococomio). Aunque esto puede ser más bien un déficit nuestro, acostumbrados como estamos al cine hecho para espectadores con graves problemas de déficit atencional. En definitiva, "Poder que mata" es un must-see, tanto por su buena factura y realización, como por ser la crónica que certifica la defunción oficial de la democracia en Estados Unidos.

IDEAL PARA: ¡Democracia, cuántos crímenes se cometen en tu nombre...!

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

2 comentarios:

Galo Nomez dijo...

A propósito de los de los crímenes en nombre de la democracia, sólo recordar que a poco de implantarla los atenienses se cepillaron a Sócrates.

General Gato dijo...

Bueno, lo de Sócrates es complicado, y hasta el día de hoy los eruditos no terminan de ponerse de acuerdo sobre por qué se lo cargaron. Es de recordar que después de la caída de Atenas en manos de Esparta y la instalación de un gobierno oligárquico proespartano (los Quisling, para que nos entendamos), Sócrates se encontró de lo más cómodo con el nuevo gobierno (que Sócrates nunca había sido lo que llamaríamos exactamente un demócrata a carta cabal, algo comprensible si se piensa que los filósofos tienden a un pensamiento político autocrático con ciertos elementos de despotismo ilustrado, cuyo ejemplo palmario es la figura del "rey filósofo" de Platón, claro, por eso de sentirse más iluminados que el pueblo tonto). Y que después, en 401 o 400 si la memoria no me traiciona, los propios atenienses derrocaron al gobierno de ocupación, declararon la independencia... y claro, hicieron lo que todo gobierno que se respete hace, o sea, arreglárselas para cargarse a los entusiastas del régimen anterior. Además, Sócrates con sus famosas preguntitas y su actitud de "como sólo sé que nada sé, sé más que tú", es comprensible que haya calentado los ánimos de más de alguien en el personal. Lo de Sócrates, a mi gusto, fue casi una muerte anunciada.

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