"Rodríguez, el hijo de la rebeldía". Dirigida por Cristián Galaz. Protagonizada por Benjamín Vicuña, María Elena Swett, Alejandro Trejo, Erto Pantoja, Mariana Loyola, Juan Pablo Ogalde, Carmen Disa Gutiérrez, César Caillet, Julio Milostich, Daniel Muñoz, Ignacio Achurra, Pablo Valledor, Diego Casanueva, Alfredo Allende, Gabriel Sepúlveda, Pedro Vicuña, Felipe Castro, Cristián Quezada. Chile. Año 2007.
¿De qué se trata?
Son los tenebrosos y góticos tiempos de la Colonia, una época en la que los malvadísimos realistas oprimían a la República. Manuel Rodríguez alega circunstancias extraordinarias para que le den un título sin pagar los 350 pesos de rigor (lo que son los tiempos, hoy en día ésos no bastan ni para un pasaje en bus). Con mucha sensatez, pero con ademanes de villano, el malvadísimo rector le dice que él no hace las reglas, que las reglas vienen de la Corona, y Rodríguez, en vez de someterse como buen ciudadano, dice EL SISTEMA ENTERO ESTÁ MAL. Así es que se mete a anarko reberrrde y ayuda a su compinche José Miguel Carrera a derrocar al gobierno e instaurar el suyo propio. Las cosas salen todo lo mal que podrían, porque los realistas envían un ejército para hacer entrar en vereda a esos buscapleitos, y pronto los patriotas tienen que empujarse del culo hacia el otro lado de Los Andes para salvar el pellejo, mientras que Chile cae en manos del sanguinario y amariconado tirano Casimiro Marcó del Pont. En Mendoza, O'Higgins y San Martín hacen lo imposible por incrustar espías dentro de territorio chileno, pero los eficientes Talaveras, cuales stormtroopers de Star Wars, los envían en bolsas para el otro lado. Ha llegado entonces el tiempo de soluciones extraordinarias. Ha llegado el tiempo de la audacia. Ha llegado el tiempo de los héroes. Ha llegado el tiempo de... ¡VICUÑ...! Perdón... ¡de Rodríguez!
El espíritu de los tiempos.
Don Manuel Rodríguez Erdoiza ha sido desde siempre un tipo conflictivo para la historiografía nacional. Resulta que el tipo era abogado, o sea, no era "uno del pueblo", pero era demasiado compadrote con fonderos y chinganeras "de la baja". Todo esto le llevó a ser el mejor espía y guerrillero de la historia chilena, pero también alguien que no es precisamente un modelo para seguir, para las clases pudientes. De hecho, no es casualidad que cuando se impuso la dictadura militar de Augusto Pinochet, los rebeldes que le plantaron cara tomaron como inspiración al guerrillero para autonombrarse Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Desde siempre, se ha ensalzado el valor de hacendados como O'Higgins, de hijitos de papi como Carrera o de burgomaestres como Portales, y Rodríguez ha quedado un poco de lado en los círculos oficiales, aunque en los corrillos populares aún se canta eso de "dicen que es Manuel su nombre y que se lo llevan camino a Til Til, el gobernador no quiere ver por la cañada su porte gentil"... Además, la idea del guerrillero daba bastante acción para un telefilme. Por todas estas razones, pasar por encima de Rodríguez hubiera sido innombrable para los productores de "Héroes, el rating tiene su p...", perdón, de "Héroes, la gloria tiene su precio". Pero por otra parte, ¿cómo adaptarlo sin ofender a la sensibilidad católica de los amos y patronos del Canal 13? La respuesta: pongamos al chico lindo Vicuña, hagamos un guión que lime todo lo que tuvo de guerrillero, y para contentar a las masas, hagámoslo un rebelde idealista. El resultado... Cómo decirlo... Quizás la mejor palabra sea "esforzado".
¿Por qué verla?
- Entretiene. Tiene cierto ritmo y agilidad. Es más de lo que se puede decir de "Carrera, el príncipe de los caminos". Por cierto, ésta de Rodríguez también viene dirigida por Cristián Galaz, aquí un poco más encima de la pelota que cuando le tocó enfrentarse al biopic de Carrera (y es que trabajar con Benjamín Vicuña parece haber sido más fácil que trabajar con Diego "Cara de Poste" Valenzuela). Por el aspecto negativo, nos escamotearon justamente las mejores partes de Manuel Rodríguez, a saber, aquéllas en las que como guerrillero se dedicaba a fastidiar a los Talaveras, la inclemente guardia pretoriana de los gobernadores españoles de Chile. Uno puede preguntarse si lo hicieron para no verse obligados a presentar a Rodríguez en actos de rebeldía abierta contra la autoridad establecida (ya dijimos que detrás de "Héroes, la gloria tiene su precio" se encuentra la Iglesia Católica, quintaesencia del autoritarismo dogmático e irracional), o simplemente porque querían ahorrar presupuesto; por cierto que ambas son muy malas razones de cara al espectador.
- El reparto actoral está decente, aunque sin nota sobresaliente. Benjamín Vicuña compone más o menos el mismo papel de siempre, de pijo durosensible, pero le queda un poco mejor que su olvidable paso por "Fuga". María Elena Swett compone el rol de chica linda aristócrata con bastante convicción, y se roba la cámara cada vez que aparece (aunque su dentadura perfectamente blanca y sin pizca de sarro no se ve demasiado decimonónica, que digamos). Pero sin lugar a dudas es Daniel Muñoz quien, una vez más como el serpentino General San Martín, se roba la película componiendo a un tipo calculador, maquiavélico y político, una mezcla de Talleyrand, Metternich y Otto von Bismarck refinado al máximo (ya lo habíamos visto cenándose al resto del equipo actoral en dicho rol, en "O'Higgins, vivir para merecer su nombre" y secundariamente en "Carrera, el príncipe de los caminos"). Erto Pantoja compone un Bandido Neira entrañable hasta el tórax, y de verdad duele cuando es traicionado por la Logia Lautarina y tanto él como sus hombres son pasaportados por el poder establecido, después de haberse quebrado el brazo luchando por la libertad y la justicia (una constante en la historia chilena, y es de caballeros reconocer que el país sigue igual el día de hoy). Alejandro Trejo como el padre de Benjamín Vicuña hace lo que puede, algo lamentable tratándose de un grande del escenario chileno como él, aunque bien pudiera ser que no le ayudara demasiado que la mayor parte de sus escenas fueran con Benjamín Vicuña, con quien no parecía haber demasiada complicidad actoral. Mariana Loyola presta su maciza anatomía para componer a una chinganera popular que le sale bien, aunque sin maestría (eso de "me cago en tu puta madre" no sonó tampoco demasiado decimonónico, si me preguntan). Julio Milostich, por su parte, entrega una perfomance bastante anodina como O'Higgins, algo sorprendente considerando que gracias a su hercúleo esfuerzo es que "O'Higgins, vivir para merecer su nombre" se había podido salvar; aquí, en cambio, parece el típico "villano N° 2", cuyo único objetivo es putear al jovencito. Y tiene malicia el poner a Felipe Castro, antiguamente conocido como "la Elvira", en el rol del afeminado y colipato Gobernador Marcó del Pont...
- De recreación histórica, más bien poco, y no es mucho lo que añade a los dos biopics anteriores del ciclo. Los malos malosos siguen siendo la Logia Lautarina, siguen saltándose en solfa el vergonzoso papel que la Iglesia Católica jugó en aquellos tiempos como defensora del realismo y por tanto traidora a la Patria, convierten la guerrilla de Rodríguez en algo anodino a punta de restarle episodios hasta el punto que no se comprende por qué diablos debería admirársele tanto como personaje histórico, se farrean varias ocasiones para escenas de acción y tensión dramática (si los talaveras son villanos tan emblemáticos contra el héroe cuya gloria tiene su precio, ¿por qué no vimos en escena el fusilamiento del malvadísimo San Bruno?), hay una aproximación quizás demasiado tímida al mundo popular de la época (complejo típico e histórico de los poltrones tras las producciones del Canal 13), se nota en exceso la mano de las chicas de vestuario (lo inmaculado de la vestimenta de la gente de la época, según la peli, sólo empalidece frente a la dentadura perfecta de la señorita Swett, lo que revela que si eres de la alta en el siglo XIX tienes acceso al mejor barbero sacamuelas del pueblo), y etcétera. Si van a verla, mejor háganlo como una ficción libremente basada en los hechos reales, y quizás les siente mejor.
IDEAL PARA: Ver una versión más o menos correcta según el punto de vista, aunque bastante descafeinada, de Manuel Rodríguez.
1 comentario:
Estimado general:
¿Felipe Castro, "la Elvira"?... ¿No lo estará confundiendo con Felipe Izquierdo?
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