11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 29 de julio de 2007

"Match Point" (2005).


-- "Match Point". Estados Unidos. Año 2005.
-- Dirección: Woody Allen.
-- Actuación: Jonathan Rhys Meyers, Scarlett Johansson, Emily Mortimer, Matthew Good, Brian Cox, Penelope Wilton, Alexander Armstrong, Paul Kaye.
-- Guión: Woody Allen.
-- Banda Sonora: Coll Anderson como editor de efectos sonoros.

-- "Match Point" en IMDb.
-- "Match Point" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

A veces, la gente tiene miedo de admitir que progresar y salir adelante en la vida, tiene que ver no tanto con el esfuerzo personal, sino con la suerte. Estás jugando un tranquilo partido de tenis, la pelota va y viene, y de pronto la pelota golpea la red, asciende, y puede caer... del lado tuyo, pierdes, del lado contrario ganas... Un instructor de tenis obtiene un interesante primer alumno: un tipo estirado y con ese toque perdonavidas que tienen los de la alta. A ese afortunado accidente se suma otro: ambos gustan de la ópera. Cuando el adinerado invita al instructor a la ópera, conoce a la hermana, y ¡ups!, otro accidente más, ella se interesa en él. Como el tenista parece un buen chico, la familia tiene a bien introducirlo poco a poco en su seno: le dan trabajo, le envían a un curso de administración de empresas (pagado por la empresa misma, por supuesto), y van tejiendo en torno a él una maraña de compromisos que sólo pueden rematar en el matrimonio. O eso debería ser, porque en el camino aparece la prometida del amiguete y futuro cuñado, una aspirante a actriz que, y es que viene con el físico y los labios húmedos de Scarlett Johansson, lo vuelve rematadamente loco. Este cuadrado amoroso sólo puede decantar en una salida suprema: jugar y jugar, hasta que la pelota toque la red, y...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Woody Allen es el amigo de todos los niños que juegan al pequeñoburgués intelectual. Lo divertido del caso es que lo adoran y miman a pesar de que en película tras película tras película se ríe a carcajadas de esa casta de intelectuales pedantes que van a la ópera más porque los amiguetes disfrutan de la ópera (o eso debería parecer) que por verdadera devoción al arte de Wagner y Verdi; una muestra más de que esta gente dizqueintelectual enganchada a los conciertos de Sting y Brian Adams transmitidos por A&E Mundo tienen más de pose que de intelecto. Y eso se nota en la evolución de su cine: en los '70s iba de provocateur haciendo películas de humor grueso y efectivo, como "Bananas", "Robó, huyó y lo pescaron", "Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo pero jamás se atrevió a preguntar", más algún clásico de géneros tan raros para la intelectualidad de la época, como la Ciencia Ficción ("El dormilón"). Y ahora ha terminado haciendo divertimentos burgueses como "Melinda y Melinda" y todo lo demás, que siendo en sí buenos filmes, no tienen ese brillo del primer Allen, el alocado y desatado. ¿Es que acaso Allen se siente vendiéndole el alma al diablo? Después de ver una película tan magnífica como "Match Point", da para pensar que sí. Y es que filmar una película con prota de villano, como bien lo sabía George Lucas al realizar el Episodio III, sirve para exorcisar todas las culpas interiores por haber convertido la rebeldía en una marca patentada, y haber convertido la innovación en tadición, todo por el vil negocio, o peor aún, por mantener una careta de afectada respetabilidad...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es la película más magnífica que Woody Allen ha filmado en años. Es tensa, repleta de buenos personajes, diálogos inteligentes, y una atención a los detalles increíble. Es una película, para que nos entendamos, en donde los personajes son finamente delineados a partir de gestos finísimos, de expresiones, de lo que se dice tanto como lo que se calla.

-- El sustrato de la historia es riquísimo. Se trata del clásico relato del pacto con el demonio, que ya era viejo no digamos en los tiempos del "Fausto" de Goethe, sino en "El asno de oro" del romano Apuleyo. Woody Allen algo debe saber del tema: es vox populi que para seguir produciendo una película anual, a finales de los '90s, debió firmar un contrato draconiano con Steven Spielberg y Dreamworks: ellos iban a producirle tres películas, pero tenían que ser comedias, nada demasiado pesado ni intelectual, o sea, nada en lo que Woody Allen pudiera lucir su talento metaacadémico. El prota de esta película hace lo mismo, por pura y simple ambición, hasta terminar tan enmarañado, que cuesta pensar de qué otra desquiciada manera podría haber intentado resolver su, ejem, problema.

-- Las actuaciones. Scarlett Johansson se luce una vez más, probando que a diferencia de sus contemporáneas, es más que una cara bonita. Jonathan Rhys Meyers es puro acero interpretando al sinvergüenza del protagonista (había tenido roles más secundarios en "Alexander" y "Misión Imposible III", nada mal para alguien que comenzó su carrera como asesino de un héroe irlandés en "Michael Collins")... Emily Mortimer, a quien vimos tiempo hace en "La Pantera Rosa", despliega una vez más su encanto particular, demostrando que tener treinta en Hollywood no es ni de lejos el fin del mundo (si, y éste es un gran "si", si tienes talento).

-- Los diálogos. Ya lo dijimos, pero insistamos: estos diálogos son puro Woody Allen. Pero no el Allen payasesco, metalingüístico y autorreferente, sino el Allen que cuando se pone a trabajar y deja de hacer el clown, saca lo mejor de sus personajes.

IDEAL PARA: Ver la versión Allen [oséase, semiautorreferente] del pacto con el demonio.

No hay comentarios.:

Seguidores