11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

miércoles, 1 de noviembre de 2006

"El diablo viste a la moda" (2006).


-- "The Devil wears Prada". Estados Unidos. Año 2006.
-- Dirección: David Frankel.
-- Actuación: Meryl Streep, Anne Hathaway, Emily Blunt, Stanley Tucci, Adrian Grenier, Tracie Thoms, Rich Sommer, Simon Baker, Daniel Sunjata.
-- Guión: Aline Brosh McKenna, basada en la novela de Lauren Weisberger.
-- Banda Sonora: Theodore Shapiro.

-- "El diablo viste a la moda" en IMDb.
-- "El diablo viste a la moda" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Una chica algo desenchufada del negocio editorial, con el encanto hiperlabial de Anne Hathaway, llega hasta la redacción de una revista de modas, y hace el ridículo más supino cuando pregunta quién es Miranda Priestly (más o menos como preguntar quién es Dios). A pesar de todo la contratan, y ella empieza a dar patinazo tras patinazo tras patinazo porque, verán, la chica ignora que Miranda siente una pasión casi sexual por exigirle disciplina a sus subalternas. El noviecito y sus amiguetes la apoyan, pero nada la ha preparado para la presión mórbida de Miranda, y la descalificación continua y sistemática de sus hueros compañeros de trabajo. Al poco tiempo está terriblemente descompensada, y no sabe qué hacer. Hasta que un compañero le dice "oye, si crees que estás de paso, olvídate, nena, porque esto es para siempre, así es que mimetízate, camúflate, ven y desciende al infierno con nosotros". Y la chica desciende al infierno, porque después de todo, en el infierno se viste Prada. Y empieza a cambiar, conoce otra gente, el noviecito ya no la reconoce (y para la cara de gándul ganapasta que tiene, no es que sea la gran pérdida, tampoco), y su mente empieza a sufrir una metamorfosis que la lleva a identificarse con Miranda Doliente, casi al estilo Síndrome de Estocolmo. Y es que como dicen, más sabe la diabla por vieja que por diabla, Miranda lleva añitos en el negocio, y la tentación es justamente el negocio del demonio...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Había una vez una chica linda que entró a trabajar a una revista, y le tocó en suerte una jefa que, según los rumores, es una perra de cuidado. La chica aguantó y aguantó, al final se fue de la revista, y se vengó escribiendo un libro sobre sus experiencias, enmascarándolos bajo un alter ego propio, y un alter ego de su antigua jefa. La novela de esta chica, cuyo nombre es Lauren Weisberger, resultó ser un éxito de librerías, tanto que según se rumorea, la gente linda no sólo compró el libro, sino que algunos hasta dieron el paso siguiente y se atrevieron a leerlo sin que les temblara el párpado. Los Estudios Fox le asestaron el palo al gato comprando los derechos de la novela, e hicieron una suntuosa adaptación para el cine, con la vieja fórmula de la actriz consagrada (Meryl Streep) versus la estrella ascendente (Anne Hathaway), y para redondear contrataron de dire a David Frankel, cuya trayectoria fílmica no es muy lucida (tiene como crédito a "Rapsodia en Miami", para que nos entendamos, y si no la han visto no se apuren en hacerlo), pero que tenía a su haber el dirigir varios capítulos de "Sex and the city", y por lo tanto, algo tenía que entender sobre cómo darle un toque chic a la historia. En este rubro también deberíamos decir algo sobre los tiempos que corren, sobre George W. Bush, sobre Irak, sobre el calentamiento global, sobre el imperialismo depredador de las grandes corporaciones, etcétera, pero ¡hey!, esto es sólo una película sobre modas, y por tanto, profundamente atemporal...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Las actuaciones. Meryl Streep se roba la película, por supuesto. Uno podría buenamente decir que la señora Streep, después de sus años de trayectoria (desde "Kramer versus Kramer" y "El francotirador", y antes incluso), y la justa y merecida fama de actriz legendaria que se ha ganado, podría echarse a dormir en los laureles como un Robert de Niro cualquiera, pero no. A poco de verla en "Confesiones a mi suegra", llega aquí con uno de sus papeles más logrados en toda su carrera. Pero Anne Hathaway, por su parte, no desmerece tampoco, y derrocha simpatía y carisma a raudales (por no decir baba lúbrica también), y no deja de ser meritorio teniendo que hacerlo parándose al lado de un monumento viviente como la Streep. El resto del elenco brilla bien: Emily Blunt como la insoportable compañera de secretariado, y Stanley Tucci como el diseñador gay (¡hey, ya había hecho un rol amanerado en "¿Bailamos?"!).

-- El fenómeno que esta película describe, el jefe que aprovecha su posición de poder para abusar todo lo posible de sus subordinados, es algo que pasa en cualquier parte y en todo lugar. En ese sentido, la situación descrita por la película es tópica a rabiar, y por lo mismo, permite explorar algunas cosas. Como por ejemplo la retroalimentación que se produce entre el jefe abusivo, y los empleados que se dejan abusar. O como el jefe abusivo aprovecha su aura de poder como arma de combate. O como la gente le vende su alma al diablo, dejándose explotar e incluso vaciándose espiritualmente, y encontrándole finalmente la razón a estos jefes de pacotilla. Y así sucesivamente.

-- Es un buen ejemplo de filme estilo "descenso a los infiernos", en el cual el protagonista se va dejando enredar, lenta e insensiblemente, en la maraña de tentaciones y presiones que tiene alrededor, hasta que llegado el momento clave, descubre no sólo que no puede salirse de la maquinaria, sino que está muy a gusto en ella... y no sólo olvida que esa maquinaria es la causa actual de su infelicidad, sino que ni siquiera se da cuenta de lo infeliz que es. Y todo eso está retratado a la perfección.

-- Para los intelectualoides: la vacuidad del mundo actual. Aunque ese gol sale casi de chiripa, porque no parece haber estado en la mente de los creadores de esta historia, lo cierto es que queda en evidencia lo poco importantes que son al final todas estas cosas. O sea, nadie en la película lucha por curar el cáncer, contribuir a la tolerancia entre las razas o religiones, escribir una gran novela, ni siquiera editar una revista científica que lleve cultura a la gente. Al final todo se trata de... moda. MTV está lleno de ese mismo espíritu, como ácidamente lo criticaba "Zoolander".

-- Es una película elegante y sofisticada, hecha en ese apartado con todo el mimo del mundo. Hace tiempo que no las hacen así.

IDEAL PARA: Ver una comedia sobre una situación que, bien mirada, no es tan de comedia.

3 comentarios:

Nicolás dijo...

A mi me desagrado profundamente la pelicula. no me gustaba esa especie de "moraleja" que dejaba de que el mundo es así, y para poder funcionar hay que ser un/a H-d-P como el personaje de Streep. Además, había una escena que me parecía terriblemente falaz: hay una escena tipo para estas pelis de personaje-que-tiene-que-trabajar-en-algo-que-no-le-gusta-y-le-resta-importancia-hasta-que-alguien-lo-pone-en-su-lugar (a travès de una humillación, obvio) y-entonces-se-trata-de-tomar-ese-trabajo-en-serio-y-saca-algun-aprendizaje, y es, como podrán imaginarse, la escena de la humillación. En esta peli, se da cuando Meril Streep le explica a Anne Hasthaway de donde proviene el color del cinto que esta vistiendo, o algo por el estilo. Y ella (la Hathaway) se queda sin palabras y se da cuenta de su ignorancia respecto a la verdadera importancia e influencia que tiene el mundo de la moda. ¡Influencia las pelotas! ¡Toda esa chorrada de la Streep se podía cortar con un sencillo "a mi me importa tres huevos (en el caso de la Hathaway, tres ovarios, pue) de donde viene ese color.Ese tipo de datos solo tienen importancia para los que compiten dentro del campo de la moda y comparten la illusio de que la moda es importante". Pero claro, desde el momento que uso la palabra "illusio" ya lo estoy metiendo a Bourdieu y me estoy yendo al carajo.

General Gato dijo...

Bueno, es que quizás esta peli se disfruta un poco más si se ve con algo de espíritu brechtiano, que después de todo, uno no va a esperar que Hollywood produzca una peli revolucionaria, contestataria, reberrrde... que eso no le hace bien al sistema capitalista, vamos. Si al final no es más que la vieja historia de la chica nerd que se mete a popular, descubre que popular no es lo suyo y regresa a ser auténtica, que nadie se espere el redescubrimiento de la rueda aquí. Esta es de esas pelis en que no es tan importante el qué como el cómo, y afortunadamente, en el rubro de saber contar el cuento, rinde bien.

Y la moda tiene mucho de eso, cuestión de ver a los diseñadores hablando chorradas acerca de esos adefesios que llaman sus colecciones de moda. O como lo hizo un capítulo de Pinky y Cerebro en que Cerebro dice que el secreto para ser un diseñador de modas consiste en hablar con antónimos: "mi colección pretende ser revolucionaria, pero tradicional", "sofisticado, pero cómodo", "muy occidental, pero con un toque oriental", y así. Lo que me desternillé con ese Pinky y Cerebro...

Randjody dijo...

Yo adhiero a lo que dice Nico. Encontré muy detestable la película, por exactamente las mismas razones, partiendo por el leit motiv de todo (es que a mí una de las cosas que menos me importan en este universo es la moda. Si la pilcha no sirve para algo, es absolutamente prescindible; por eso ando como mamarracho por la vida, pero calientito y cómodo).

Además, ahora que hago memoria, no puedo recordar precisamente por qué es una comedia; no viene a mi mente ninguna escena que me haya hecho reír: ¿el calvario de la pobre chica nueva? ¿la escena de la humillación? ¿el ver -así como el pololo- que tu chica está cambiando para peor? ¿que la bitchjefa nunca recibió merecido alguno o que siquiera esgrimió un cambiecito para bien?

Es muy acertado, eso sí, que esta reseña esté junto a la de "Zoolander". Convengamos que Stiller nunca será de mis comediantes favoritos, pero sí debo decir que sus películas tiene algo de "refresco idiota". Sus tramas y personajes en apariencia sin simplones a rabiar, pero se las arreglan para sacarles cierto novedoso brillo surrealista. Eso quisiera Adam Sandler con sus películas tipo Zohan...

En "Zoo", uno puede reírse a sus anchas con las mismas estupideces que son la preocupación de los personajes de esta película, ¡pero la acidez con las cuales trata Stiller & Co. a estos apóstoles del buen vestir es deliciosa!

Bueno, y para más Zoolander, mejor me voy a comentar allá. Saludos, general.

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