"Πολίτικη Κουζίνα" ["Politiki Kouzina"], título original griego; "A touch of spice", título internacional en inglés. Dirigida por Tassos Boulmetis. Protagonizada por Georges Corraface, Ieroklis Michaelidis, Renia Louizidou, Stelios Mainas, Tamer Karadagli, Basak Köklükaya, Tassos Bandis, Markos Osse. Grecia / Turquía. Año 2003.
¿De qué se trata?
A veces, tienes que ponerle sal a la vida. La sal es invisible, pero le da sabor a la vida. Le da suficiente sabor como para que las sombrillas rojas vuelen a través del firmamento, y el realismo mágico macondiano invada Grecia. Un astrónomo griego decide irse de vacaciones, pero en el momento decisivo se entera de que su abuelo aparecerá. El asunto parece ir bien, hasta que llegan malas noticias: su abuelo ha sufrido un accidente médico, y está hospitalizado. En la vida real todo eso se traduciría en hacer vigilia hospitalaria, soltar algún par de lagrimones y tomarse la cabeza con las dos manos frente a la exorbitante cuenta por servicios profesionales médicos, pero como esto es una película, el protagonista elige comenzar a recordar. De esta manera volvemos en el tiempo a la ciudad a orillas del Bósforo que en nuestros subtítulos en español aparece como "Estambul", y que en caracteres griegos es transcrito como "Constantinopla". Es el año 1959, y el futuro astrónomo es un niño que pasa las horas muertas con su abuelo, quien identifica los planetas y cuerpos celestes con distintas especias (es que verán, el abuelo tiene una tienda de especias). La principal alegría de su vida es una preciosa niña turca que está bien dispuesta a bailarle si él le cocina ("bailar" en el buen sentido de la palabra, por favor... ¡son niños!). Pero las cosas se enrarecen. A lo lejos, el Arzobispo Makarios pretende sublevar a Chipre contra Turquía, y los griegos de Constantinopla la pagan, ya que todo ciudadano griego es limpiamente deportado. Entre ellos, nuestro prota, quien debe partir con una lágrima en la garganta no sólo hacia el exilio, sino también lejos de su amada niña. Andando el tiempo, éste descubrirá el placer de la cocina, tendrá que esquivar los embates de su padre, quienes parecen pensar que su hijito se está volviendo maricón, y crece con la añoranza de encontrarse de nuevo con la chica, y de que su abuelo abandone Constant... perdón, Estambul una vez, una sola vez en la vida, para visitarle. Ahora, con el accidente, el antiguo chico reconvertido en astrónomo viejón, tiene una nueva oportunidad de ajustar cuentas con su pasado, y llenarse con un poco de polvo de especias, de paso.
El espíritu de los tiempos.
Cuando eres el amo del mundo, toda la vida se reduce a eterna entretención, aunque trates de abordar temas complicados. Si vives en cuna de oro, simplemente no tendrás sobre la pobreza más que una visión turística o de postal. Ese es, sin lugar a dudas, el defecto capital de Hollywood, el ariete cultural de Estados Unidos, y la razón básica por la cual el cine de otras regiones del planeta presenta un carácter bastante más desgarrado, aunque traten de ser filmes hechos en un tono ligero. "La sal de la vida" pretende ser una comedia o película ligera con cierto toque de nostalgia, pero en el fondo es mucho más cruda que cualquier aproximación hollywoodense al tema del desarraigo. La historia política de Grecia ha sido cualquier cosa, menos pacífica. Nacidos como un movimiento insurgente contra el por entonces poderoso Imperio Otomano en 1823, consiguieron arrancarle nuevas posesiones durante la Primera Guerra Mundial. Luego, Venizelos por Grecia y Ataturk por Turquía se liaron en una sangrienta guerra con deportaciones masivas por ambos bandos. Después vino el asunto de Makarios, el golpe de estado de 1967... Una tragedia griega detrás de otra. Este espíritu de pueblo castigado es bien visible en la película, por debajo de un delgado manto de cáscara de costumbres.
¿Por qué verla?
- Es un buen filme del género "evocación de los años pasados", tan poco recurrido por el cine estadounidense, y tan mimado por el cine europeo en general (léase "Nos habíamos amado tanto", "Amarcord", "Fanny y Alexander", "Cinema Paradiso", etcétera). Descontando algunos elementos de realismo mágico (la recurrencia de la ubicua sombrilla roja en plano OVNI llega a ser realmente molesta), la película se deja ver muy bien desde ese punto de vista. Tiene las dosis justa de comedia de situaciones y de tragedia, sin caer nunca en el exceso por lado y lado.
- Los acontecimientos políticos están presentados con una habilidad supina. A pesar de su tono más bien intimista y de historia familiar, puede bien decirse que se trata de un filme épico, de algo que podría llamarse la épica de lo cotidiano. A través de casi medio siglo de historia personal y familiar, es posible apreciar el trasfondo de la evolución social y política, incluyendo desarraigos y exilios, intentos por programar las mentes de los jóvenes griegos para servir a la patria, y también el cambio en el concepto e importancia de la familia. La película es muy gráfica al retratar el profundo divorcio entre la alta política y las ambiciones desatadas en las esferas del poder (algo no visible, pero que sí se palpa recurrentemente), y la vida cotidiana de personas a quienes en verdad la arrogancia racial, étnica o nacionalista les tienen sin cuidado, ocupados como están en vivir sus propias vidas tranquilas y normales.
- Los paisajes elaborados con computadoras. Debido al uso y abuso de esta técnica por parte del cine estadounidense, cuesta asociar la técnica de paisajes hechos por infografía a filmes que no sean CF como "La venganza del Sith" o épicohistóricos como "Gladiador". Pero aquí se usan para una película perfectamente realista, y se usan con bastante talento y tino. La secuencia que nos presenta a Constantinopla en 1959 puede ser un tanto estereotipada, pero tiene cierta magia, y lo mismo la breve secuencia con los tanques en la calle, durante el golpe de estado de 1967. Una muestra de que no importa cuanta tecnología digital tengas para plasmar tus visiones en imágenes, si no tienes el talento para elegir bien éstas y dosificar el derroche tecnológico, no vas a llegar a ninguna parte.
IDEAL PARA: Entusiastas por el cine con buenas historias.
¿De qué se trata?
A veces, tienes que ponerle sal a la vida. La sal es invisible, pero le da sabor a la vida. Le da suficiente sabor como para que las sombrillas rojas vuelen a través del firmamento, y el realismo mágico macondiano invada Grecia. Un astrónomo griego decide irse de vacaciones, pero en el momento decisivo se entera de que su abuelo aparecerá. El asunto parece ir bien, hasta que llegan malas noticias: su abuelo ha sufrido un accidente médico, y está hospitalizado. En la vida real todo eso se traduciría en hacer vigilia hospitalaria, soltar algún par de lagrimones y tomarse la cabeza con las dos manos frente a la exorbitante cuenta por servicios profesionales médicos, pero como esto es una película, el protagonista elige comenzar a recordar. De esta manera volvemos en el tiempo a la ciudad a orillas del Bósforo que en nuestros subtítulos en español aparece como "Estambul", y que en caracteres griegos es transcrito como "Constantinopla". Es el año 1959, y el futuro astrónomo es un niño que pasa las horas muertas con su abuelo, quien identifica los planetas y cuerpos celestes con distintas especias (es que verán, el abuelo tiene una tienda de especias). La principal alegría de su vida es una preciosa niña turca que está bien dispuesta a bailarle si él le cocina ("bailar" en el buen sentido de la palabra, por favor... ¡son niños!). Pero las cosas se enrarecen. A lo lejos, el Arzobispo Makarios pretende sublevar a Chipre contra Turquía, y los griegos de Constantinopla la pagan, ya que todo ciudadano griego es limpiamente deportado. Entre ellos, nuestro prota, quien debe partir con una lágrima en la garganta no sólo hacia el exilio, sino también lejos de su amada niña. Andando el tiempo, éste descubrirá el placer de la cocina, tendrá que esquivar los embates de su padre, quienes parecen pensar que su hijito se está volviendo maricón, y crece con la añoranza de encontrarse de nuevo con la chica, y de que su abuelo abandone Constant... perdón, Estambul una vez, una sola vez en la vida, para visitarle. Ahora, con el accidente, el antiguo chico reconvertido en astrónomo viejón, tiene una nueva oportunidad de ajustar cuentas con su pasado, y llenarse con un poco de polvo de especias, de paso.
El espíritu de los tiempos.
Cuando eres el amo del mundo, toda la vida se reduce a eterna entretención, aunque trates de abordar temas complicados. Si vives en cuna de oro, simplemente no tendrás sobre la pobreza más que una visión turística o de postal. Ese es, sin lugar a dudas, el defecto capital de Hollywood, el ariete cultural de Estados Unidos, y la razón básica por la cual el cine de otras regiones del planeta presenta un carácter bastante más desgarrado, aunque traten de ser filmes hechos en un tono ligero. "La sal de la vida" pretende ser una comedia o película ligera con cierto toque de nostalgia, pero en el fondo es mucho más cruda que cualquier aproximación hollywoodense al tema del desarraigo. La historia política de Grecia ha sido cualquier cosa, menos pacífica. Nacidos como un movimiento insurgente contra el por entonces poderoso Imperio Otomano en 1823, consiguieron arrancarle nuevas posesiones durante la Primera Guerra Mundial. Luego, Venizelos por Grecia y Ataturk por Turquía se liaron en una sangrienta guerra con deportaciones masivas por ambos bandos. Después vino el asunto de Makarios, el golpe de estado de 1967... Una tragedia griega detrás de otra. Este espíritu de pueblo castigado es bien visible en la película, por debajo de un delgado manto de cáscara de costumbres.
¿Por qué verla?
- Es un buen filme del género "evocación de los años pasados", tan poco recurrido por el cine estadounidense, y tan mimado por el cine europeo en general (léase "Nos habíamos amado tanto", "Amarcord", "Fanny y Alexander", "Cinema Paradiso", etcétera). Descontando algunos elementos de realismo mágico (la recurrencia de la ubicua sombrilla roja en plano OVNI llega a ser realmente molesta), la película se deja ver muy bien desde ese punto de vista. Tiene las dosis justa de comedia de situaciones y de tragedia, sin caer nunca en el exceso por lado y lado.
- Los acontecimientos políticos están presentados con una habilidad supina. A pesar de su tono más bien intimista y de historia familiar, puede bien decirse que se trata de un filme épico, de algo que podría llamarse la épica de lo cotidiano. A través de casi medio siglo de historia personal y familiar, es posible apreciar el trasfondo de la evolución social y política, incluyendo desarraigos y exilios, intentos por programar las mentes de los jóvenes griegos para servir a la patria, y también el cambio en el concepto e importancia de la familia. La película es muy gráfica al retratar el profundo divorcio entre la alta política y las ambiciones desatadas en las esferas del poder (algo no visible, pero que sí se palpa recurrentemente), y la vida cotidiana de personas a quienes en verdad la arrogancia racial, étnica o nacionalista les tienen sin cuidado, ocupados como están en vivir sus propias vidas tranquilas y normales.
- Los paisajes elaborados con computadoras. Debido al uso y abuso de esta técnica por parte del cine estadounidense, cuesta asociar la técnica de paisajes hechos por infografía a filmes que no sean CF como "La venganza del Sith" o épicohistóricos como "Gladiador". Pero aquí se usan para una película perfectamente realista, y se usan con bastante talento y tino. La secuencia que nos presenta a Constantinopla en 1959 puede ser un tanto estereotipada, pero tiene cierta magia, y lo mismo la breve secuencia con los tanques en la calle, durante el golpe de estado de 1967. Una muestra de que no importa cuanta tecnología digital tengas para plasmar tus visiones en imágenes, si no tienes el talento para elegir bien éstas y dosificar el derroche tecnológico, no vas a llegar a ninguna parte.
IDEAL PARA: Entusiastas por el cine con buenas historias.
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