11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

jueves, 19 de agosto de 2010

"Testigo en peligro" (1985).


-- "Witness" (título original en inglés), "Unico testigo" (título en España). Estados Unidos. Año 1985.
-- Dirección: Peter Weir.
-- Actuación: Harrison Ford, Kelly McGillis, Josef Sommer, Lukas Haas, Jan Rubes, Alexander Godunov, Danny Glover, Brent Jennings, Patti LuPone, Angus MacInnes, Frederick Rolf, Viggo Mortensen, John Garson, Beverly May, Ed Crowley.
-- Guión: Earl W. Wallace y William Kelley, basados en una historia de éstos y de Pamela Wallace.
-- Banda Sonora: Maurice Jarre.

-- "Testigo en peligro" en IMDb.
-- "Testigo en peligro" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un grupo de simpáticos campesinos ataviados con caperuzas caminan por campos cultivados de manera preindustrial, en un entierro campesino. ¿Estamos en la época de la caza de brujas coloniales en Estados Unidos? No, esto es Pennsilvania en 1984, y estos raritos que parecen sacados de los especiales de Día de Acción de Gracia de las bienintencionadas sitcom yankis en realidad son amish, o sea, gente que profesa la rara idea de que el mundo moderno es diabólico y no se puede usar nada más avanzado tecnológicamente que un huso o la movilización a carrocaballípedo. El caso es que el finao es un marido, y la viuda lleva a su hijo de ocho años al mundo exterior por primera vez. El crío se queda maravillado de que... ¡EXISTE UN SIGLO XX! ¡¡¡TECNOLOGÍA!!! A pesar de que mami mantiene una mirada vigilante, porque verán, ellos son los elegidos, se rigen por la Biblia, etcétera, y no deben mezclarse con gentuza que hace quién sabe qué cosas con la tecnología (imprimir revistas porno, por ejemplo). El caso es el que el crío siente ciertas impostergables necesidades urinarias, y se mete al baño de una estación de trenes. En mala hora, porque justito aparece un tipo malacatoso, al que alcanzan otros dos tipos malacatosos, que sin decir orina va, van y le meten una puñalada de las buenas entre costilla y costilla. Ahora el crío (que estaba escondido en su propio orinal) es el único testigo del crimen, y la mami amish mosqueada porque el poli responsable (Harrison Ford, muy mijo él, si eran los '80s, su década de oro) no la deja irse, por aquello de la burocracia, reconocer potenciales criminales en la línea de sospechosos o en un rosario de fotos, etcétera. Todo resulta negativo, hasta que el crío descubre finalmente al malo maloso, al reconocerlo en una fotografía. Pero no en cualquier fotografía. Cuando digo fotografía, me refiero a una de tipo "POLICÍA CONDECORADO POR SU CHUPI LABOR" etcétera. Ahí es a donde Harrison Ford le entra el chiringüeli porque una cosa es que el asesino sea un mafioso de poca monta, y otra un policía condecorado. Ahora, el único lugar en donde estarán todos seguros, al menos hasta que el lío de los polis corruptos se resuelva, es... ¿adivinaron dónde? Sí, el poli muy siglo XX va a tener que meterse a la máquina del tiempo e irse a vivir con los amish por una temporada.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Tal y como decían en un capítulo de "Los Simpsons", hubo una época en que Estados Unidos tuvo un breve romance semiincestuoso con Australia, ambos hermanados por la pura cepa británica (bueno, Estados Unidos fue colonizado por fanáticos religiosos británicos y Australia por criminales británicos, saquen cuentas ustedes mismos...). Como parte de esto, alguna que otra estrella australiana (Mel Gibson, la más famosa) dio el salto del Océano Pacífico y se aposentó en Hollywood. Uno de ellos fue el director Peter Weir, que se había hecho un nombre con pelis como "Picnic en las Rocas Colgantes", "La última ola" o "El año en que vivimos en peligro", y ahora entraba por la puerta ancha en Jolivú. "Testigo en peligro" fue la primera peli que confeccionó para Hollywood, y probablemente la mejor de todas, porque pasó con el pobre Weir como con todos los que hacen pacto con el Demonio de Hollywood, que su cine se fue haciendo cada vez más impersonal y predecible, aunque de todos modos se las arregló para seguir dando alguna que otra agradable sorpresa ("La Costa Mosquito", "La sociedad de los poetas muertos", "The Truman Show", "Capitán de mar y guerra"). El caso es que "Testigo en peligro" se transformó en la que probablemente deba ser considerada como la obra maestra de Peter Weir, además de popularizar a esa secta de raritos que son los amish (ya deberían saber a estas alturas del partido que la tolerancia cultural por el mero amor de quedar bien con los políticamente correctos no es la marca de fábrica de Cine 9009 precisamente), de darle su única nominación a la fecha a un Premio Oscar para Harrison Ford (que la perdió ante William Hurt por "El beso de la mujer araña"), y en general de producir uno de los thrillers más electrizantes de Hollywood ever. ¡Si hasta salió un remake bastardo protagonizado por Melanie Griffith ("Un extraño entre nosotros", en donde la policía no se metía en una comunidad amish sino judía)!

¿POR QUÉ VERLA?

-- Esta peli consigue mezclar de manera adecuada dos géneros tan dispares como son el thriller de acción, con el drama de choques culturales, sin que en ningún minuto chirríe ninguna de las dos. Se dice que el guión original era mucho más amish y mucha menos acción, y los jerifaltes de Hollywood respingaron la nariz. Como sea, el caso es que la peli consigue que tengamos transiciones adecuadas. La receta es simple: la peli se toma un buen tiempo en presentarnos a la madre y el hijo amish, su mentalidad y su choque con el siglo XX, y luego nos mete en la trama, de manera que todo transita con normalidad, porque conocemos a los personajes de antemano. A su vez, el elemento de thriller está reducido al mínimo, y aunque hay una conspiración de policías corruptos de por medio, la peli renuncia acertadamente a jugar al misterio y a quién es el villano, para mostrarnos todas las cartas rápidamente, por lo que no tenemos distractivos por ese lado. La acción es escasa, pero por lo mismo resulta más impactante, porque cuando salta a la pantalla, sentimos la violencia hasta las entrañas. No es la violencia que nace de mostrar sangre o vísceras, sino que es la propia de personajes duros y crueles, una violencia psicológica que a la larga es la peor de todas. La traca final en que Harrison Ford debe lidiar con los villanos en inferioridad de condiciones (no diré más para no mandarme un spoiler) es toda una lección de cómo se debe rodar cine de acción, y es suspenso a la vena, sin que en ningún minuto el policía que interpreta Harrison Ford aparezca ante nosotros como un superhombre macarra haciendo el cada vez más imposible para salvar el pellejo propio y el de sus protegidos. Es cierto que esta peli no es una que llamaríamos un clásico eterno e imperecedero, destinado al Top 100 de las Mejores Pelis de Todos los Tiempos o similar, pero no es porque la gente a cargo de sacarla adelante no se haya dejado la camiseta y las carnes en la brega, ya que le sacan todo el jugo posible a la premisa: por decirlo más claramente, al terminar la peli no te quedas con esa sensación de "¡demonios, era buena la peli, pero esta escena yo la habría hecho así o asá...!", o "¡demonios, era buena la peli, pero esta escena como que no...!". La peli es redonda de principio a fin, sin un minuto de más ni de menos, sin una actuación fuera de lugar, sin ceder nunca al efectismo por el mero afán del efectismo (¡y cuántos thrillers en Hollywood no han conseguido sortear ese bache, cuando no se precipitan directamente a él con toda la intención del mundo!), y manteniendo su ritmo sin concesiones de principio a fin. A ver de cuántas pelis pueden ustedes decir lo mismo.

-- Peter Weir. Aventuro la hipótesis de que esta peli le salió tan redonda por una circunstancia personal. Como decíamos, Peter Weir era el recién llegado a Hollywood, el provinciano que es de la misma cultura anglosajona, pero al que los citadinos seguramente miraban por arriba del hombro. Cómo debe haberse desquitado a gusto con una peli en donde otros provincianos mirados en menos por los citadinos (los amish) deben por fuerza cobijar a un policía, y ahí las tornas se invierten, siendo el citadino el que tiene que aprender la ruda vida campesina para adaptarse. El tema del choque de culturas está tratado de una manera superlativa aquí. Al contrario de mucho cine políticamente correcto que trata de refregarnos por la cara cómo las minorías y los afuerinos son el colmo de la bendición y nosotros los civilizados somos una panda de brutos que no sabemos vivir, esta peli equilibra las tornas y no toma partido ni por los amish ni por la vida moderna. En la peli simplemente se asume que existen esos dos estilos de vida, completamente distintos y extraños entre sí, pero no juzga ni considera superior a uno u otro: ni los amish son un grupete de pringaos recibiendo felices a su civilizador, ni por el contrario el policía va a aprender grandes lecciones de iluminación espiritual al contacto con una vida más simple y blahblahblah. Peter Weir se las arregla para sacar ciertos elementos de comedia por aquí y por allá, pero se lo toma con tranquilidad, lo justo y preciso para distender el ambiente cuando el drama se pone pesado, sin hacer chistes grotescos a costa de los personajes en ningún momento, y con un enorme respeto y tacto por las diferencias culturales. Los amish fueron los primeros en no convencerse con la peli (me pregunto cómo, si tanto odian la tecnología moderna entonces no pueden haber ido al cine a ver la peli, me imagino), considerando que se los retrataba de manera caricaturesca o casi como suvenires vivientes, pero la verdad es que la peli en ningún minuto trata de cargarles la mano. Ojalá todas las pelis sobre choques culturales tuvieran tanta fineza a la hora de rodarse.

-- El elenco está en estado de gracia. Harrison Ford se manda acá uno de sus mejores roles. Llevaba una racha de cinco pelis fantásticas/SciFi/pulpescas en los últimos cinco años ("El Imperio contraataca", "Los cazadores del Arca perdida", "Blade Runner", "El regreso del Jedi" e "Indiana Jones y el Templo de la Perdición"), y con ésta inició otra racha, ésta de pelis con personajes más realistas (la presente "Testigo en peligro", más "La Costa Mosquito", "Búsqueda frenética" y "Secretaria ejecutiva", antes de volver a hacer el Indy en "Indiana Jones y la última Cruzada"). Y la verdad es que Ford está fantástico. Su personaje tiene algo de la mala leche de Han Solo, pero no su socarronería, y es mucho más frágil y vulnerable a pesar de que, por ser un policía, debe ser duro y sin contemplaciones. A su lado, Kelly McGillis (un año antes de liarse con Tom Cruise en "Top Gun") tiene una química enorme, y no se achica al interpretar a una madre amish enormemente conflictuada entre su fe y sus tradiciones por un lado, y por el guapetón policía que viene a ponerle el mundo de cabeza por el otro. Lukas Haas por su parte interpreta al chico de una manera estupenda, sin que en ningún minuto sintamos el fastidio de costumbre por esos marisabidillos que tratan de encajarnos peli sí y peli también. En el grupo de malos malosos tenemos a, ¡sorpresa!, Danny Glover (sí, el poli de "Depredador 2", leñe), que hace un villano que te cagas, así como el resto de la panda de policías malos, que realmente dan ganas de meterse a la pantalla para ayudarle al pobrecito Harrison con unas cuantas. Y para los amantes de la trivia, aparece Viggo Mortensen (¡Aragorn, joer, Aragorn!) cuando todavía estaba echando su primera pelusa barbilla afuera, en un rol que si pestañeas te lo pierdes (de hecho, casi no tiene diálogo).

-- Mención aparte merece Maurice Jarre, insigne compositor de bandas sonoras, que acá no se manda una de sus más memorables, pero que trabaja con su eficiencia de siempre, y no desentona en lo absoluto con el resto, lo que es un elogio cuando "el resto" es todo lo que hemos dicho hasta ahora.

IDEAL PARA: Ver un thriller de altura, una buena peli sobre choques culturales, y una buena peli en general.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

2 comentarios:

El Bueno de Cuttlas dijo...

Muy buena película, con un Harrison Ford comedido y convertido en todo un Amish. Creo que el director, Peter Weir, es uno de los realizadores más interesantes del cine actual, aunque no se le conozca mucho. Películas como "Gallipoli", "El Club de los Poetas Muertos", "El Show de Truman" o "Master & Commander" lo atestiguan.

Saludos gatunos

General Gato dijo...

"¿Realizadores más interesantes del cine actual?". ¡Pero si la última peli que mencionas de él es del 2003! :-D

Hablando en serio, estoy de acuerdo en que es un buen director, pero en mi concepto le falta algo esencial para ser reconocido y generar culto: una personalidad fílmica propia. Peter Weir se preocupa principalmente de contar el cuento (lo que debería preocupar a todos los directores, en realidad), pero no tiene suficientes rasgos estilísticos propios como para ser alabado como un Spielberg, un Lynch o un Allen (por poner ejemplos bien disímiles y con "personalidad")... Pero a mí me la suda, después de todo me he disfrutado sus pelis como chino, así es que... (salvo "El picnic en las Rocas Colgantes", qué manera de aburrirme con ésa).

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