11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 20 de abril de 2008

"Más extraño que la ficción" (2006).


"Stranger than Fiction". Dirigida por Marc Forster. Protagonizada por Will Ferrell, Maggie Gyllenhaal, Dustin Hoffman, Emma Thompson, Queen Latifah, Tony Hale. Estados Unidos. Año 2005.

¿De qué se trata?
Hay un individuo y su reloj. Una voz femenina en off nos relata su triste existencia. El individuo siempre se levanta a la misma hora, se cepilla siempre el mismo número de veces los dientes, cruza siempre la calle por el mismo punto, llega a la oficina y siempre le preguntan por un cálculo numérico nuevo y complejo que él siempre responde bien... Sí, no podía ser de otra manera, es un agente de la IRS, la temible oficina de impuestos del Gobierno de los Estados Unidos. ¿El único testigo? Un relojito de última generación que maldita sea para qué me compraste, si nunca me haces caso. Hasta que un día, algo pasa. El tipo está cepillándose confortablemente, y la voz nos informa que está en su cepillado 35, 36, 37... (siempre son 75) ...y el tipo se detiene. Piénselo. El tipo nunca se detiene de cepillarse o de hacer nada porque eso es una pérdida de tiempo (agente de la IRS, recordemos). (Debo confesar, no recuerdo en qué número iba el tipo de la peli, así es que puse 35, 36, 37 sólo por poner una secuencia de números consecutivos que fueran inferiores a 75, el ejemplo funciona igual, de todos modos). Y vuelve a cepillarse, 38, 39, 40... Y la voz lleva la cuenta otra vez... Y el tipo se detiene. POR SEGUNDA VEZ. Y pregunta "¿Quién está ahí?". Ahora empieza a entrar el cuco. Porque la maldita voz a veces se detiene y no se oye más, y a veces sigue narrando exactamente todo lo que ocurre en la vida del pobre sujeto. Y para empeorar las cosas, el pobre individuo de la IRS recibe la orden de practicarle una auditoría contable a una pastelería que es atendida por una joven terriblemente respondona, perturbadoramente bella (Maggie Gyllenhaal, por más señas), y que para colmo, no paga sus impuestos no por simple distracción, sino por un perfecto sentido de la desobediencia civil. O sea, no es el momento para estarse volviendo loco. De manera que visita a un psiquiatra ("esquizofrenia", dice el psiquiatra, "no me hablan voces, sino que oigo voces que narran todo lo que hago como una novela", dice el recaudador), y luego termina en la oficina de un escritor. A medida que las conversaciones chambonescas empiezan a avanzar, nuestro prota descubre entonces una terrible realidad. Porque él, el publicano de la IRS, es en realidad el personaje protagónico de la nueva novela de una talentosa y reconocida escritora, la cual, además, como rosario final, tiene la bendita costumbre de que en cada obra suya, el protagonista se muere al final...

El espíritu de los tiempos.
¿Qué es la obra narrativa? ¿Tienen alguna clase de existencia los personajes narrados? ¿Cuál es la relación del escritor con su universo narrado? ¿Es acaso el poeta un pequeño dios, como predicaba el venerable y siempre recomendable Vicente Huidobro? ¿O no es un pequeño dios, como le contestaba el vengativo Pablo Neruda? Preguntas éstas tan viejas como la Humanidad. O al menos como Aristóteles, quien consideraba que Homero era sobresaliente en el arte de contar bellas mentiras. Algo más tarde, Luciano de Samósata se despachurraba contra los mendaces escritores de supuestas "crónicas de viajes", escribiendo él mismo una estupenda mentira en su por otra parte magnífico "Viaje a la Luna" (la Humanidad se divide en dos grupos: los iluminados que han leído esa obra capital de Luciano, y los pobres desgraciados que vagan en las tinieblas y la oscuridad sin haber leído semejante joya literaria). Miguel de Unamuno le daba una pequeña vuelta de tuerca al asunto en su novela "Niebla", que por alguna razón (esperemos que de buena fe, y no por plagio), tiene un argumento casi idéntico a "Más extraño que la ficción". En "Niebla", recordemos, el prota vive una horrible historia de amor, al final de la cual, para colmo, y por meros propósitos narrativos, debe morir, y cuando se da cuenta de esto, el prota visita a Miguel de Unamuno himself para decirle que por qué demonios tiene que morirse, si él es una persona, tiene sentimientos, tiene derecho a la vida, etcétera, y para qué rayos se va a sacrificar sólo porque un puñado de perejiles intelectualoides tengan una punzada de placer estético. La filosofía de fondo era darle al lector una historia completa para identificarse con el prota, y luego hacer que en el último capítulo el lector sufriera porque el prota quería vivir o triunfar, maniobra que le resultó muy bien a Michael Ende en "La historia interminable", y muy mal a Miguel Unamuno en "Niebla", porque en lo de Ende, la cosa iba de reinos mágicos y seres mitológicos, y lo de Unamuno era el enésimo aburrido romance hispanodecimonónico con mantilla y quitasol en la verbena de la paloma, y etc. Si todo esto suena denso, entonces imagínense lo que debe ser convertir todas estas ideas en una peli. De hecho, rara vez se había hecho, porque como hemos dicho varias veces, el cine hollywoodense es muy caro (los FXs, las estrellitas que se encueran en Maxim, etc.), y por ende, mientras más intelectual sea una peli, menos probabilidad de recuperar la inversión, y de forrarse ya no hablemos. Pero desde los '90s, el tema "qué es la realidad", "qué es el mundo", "what is the matrix", etcétera, había estado abriéndose paso, con pelis como "Ciudad en tinieblas", "Mátrix" y secuelas, "Abre los ojos" y su remake yanketa "Vainilla Sky", y un largo etcétera (incluyendo un precedente tan antiguo como la magnífica "El vengador del futuro"). En ese sentido, rodar una peli como "Más extraño que la ficción" hubiera sido un disparate antes de 1990. Pero gracias a productos más popcorneros, que han puesto el tema intelectualoide sobre la realidad, es posible tener una joyita fílmica como ésta. Bendita sea "Piso 13", del inefable Roland Emmerich, por abrir el camino.

¿Por qué verla?
-- Lo que decíamos anteriormente. Esta peli es un magnífico exponente del problema de la relación del escritor con su universo narrado (o del comiquero con su universo dibujado, el cineasta con su universo filmado, etcétera). ¿Es realmente el escritor un pequeño dios? ¿Puede el escritor inventar lo que sea, lo que verdaderamente se le ocurra? Sin embargo, al estar el escritor condicionado por su propio medio y sus circunstancias, ¿no es eso un límite para su poder como dios omnipotente dentro del universo narrado? ¿Cómo puede un escritor ser todopoderoso si él mismo tiene limitaciones? Y, desde un ángulo más siniestramente religioso, ¿y si existiera un Dios, pero éste a su vez perteneciera a un universo superior en el que también está limitado? (¡Hey, esto empieza a sonar como esa novela de los Strugatski, "Qué difícil es ser Dios"!). El tema se ve difícil, y denso, pero esta peli consigue la cuadratura del círculo de poner todos estos tópicos sobre la mesa, sin que parezca una plúmbea disertación filosofoprósica de algún maldito tecnointelectualoide alemán, pero tampoco sin caer en la superficialidad o la trivialidad.
-- Démosle algo de crédito también al buen Marc Forster, el director, que aquí está en estado de gracia. Forster siempre ha sido un director a medio camino ("Cambio de vida", "Descubriendo Nunca Jamás", la sobreviniente Bond 22 "Quantum of Solace"), y aquí se ha superado a sí mismo. Tiene un buen guión, y un buen puñado de actores, y los exprime hasta decir basta. Los resultados están a la vista.
-- El final. No había manera de resolver bien esta peli. O sea, tenemos un prota que se va a morir. Pero el prota nos cae simpático, y un final así es inaceptable; por otra parte, si el prota no muere, tenemos un final demasiado hollywoodense. ¡Menudo predicamento éste! La solución que encuentran al dilema, es notable. Incluso un final deplorable como podría haber sido, el diálogo final de la escritora se encarga de darle una gran vuelta de tuerca final... que a su vez es un parlamento fino e inteligente, siempre bien empotrado sobre el tema "escritor jugando al Dios con sus personajes".
-- Las actuaciones son impecables. ¡Si hasta Will Ferrer está simpático...! Sí, el pesadote que hundió la versión para cine de "La hechizada", está grandioso como la vida, como el agente de la IRS que no quiere morir (es una expresión, creo, porque para casi nadie la vida es graciosa...). A su lado tenemos a Maggie Gyllenhaal, estupenda ella como siempre (su turbio trabajo en "La secretaria", ¿la recuerdan?). La escritora es Emma Thompson, quien para el papel no se puso una sola gota de maquillaje, según se rumorea, y compone un grandioso rol lleno de matices: mujer reclusa, irónica, sarcástica, atrevida, entusiasmada con su obra, consciente de sí misma, quizás en demasía... Y Dustin Hoffman haciendo el payaso, pone la nota baja en esta peli (no quiero ser sacrílego con Semidiós Hoffman, pero alguna de las tantas tenía que ser, y aquí es). El quinteto es completado con Queen Latifah como la secretaria de la escritora, y como otros directores antes (Philip Noyce en "El coleccionista de huesos"), Marc Forster tiene la inteligencia de hacerla actuar lo menos posible.
-- Esta es otra de esas pelis en que elegir un momento favorito es difícil, o casi imposible. Veamos, está toda la grandiosa secuencia inicial, todas las secuencias con el relojito, todas las secuencias con Emma Thompson... ¡Si hasta las secuencias románticas tienen gancho, y no lucen como un acartonado romance de Hollywood!

IDEAL PARA: Amantes del buen cine, de la buena literatura, de la reflexión filosófica, de Emma Thompson, de Will Ferrer (de este último, ¿los habrá...?).

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