11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

jueves, 27 de diciembre de 2007

"La pasión de Beethoven" (2006).


"Copying Beethoven". Dirigida por Agnieszka Holland. Protagonizada por Diane Kruger, Ed Harris, Matthew Goode, Phyllida Law, Ralph Riach, Matyelok Gibbs, Bill Stewart, Angus Barnett, Viktoria Dihen, Gábor Bohus, Joe Anderson, David Kennedy, Nicholas Jones, László Aron. Estados Unidos / Alemania / Hungría. Año 2006.

¿De qué se trata?
Cuando la gente normal viaja por la campiña, suele cabecear o amodorrarse en su sitio, pero cuando eres la prota de una peli histórica con música clásica de fondo, sientes que el universo entero gira alrededor tuyo mientras profundas cataratas musicales invaden tu cerebro y te transportan hacia un universo de luz y de imágenes campestres filtradas por el camarógrafo... A nuestra prota le pasa eso, justo a tiempo para correr hacia la habitación de Beethoven y decirle "Maestro, lo sentí, lo sentí"... y que el Maestro se le muera ahí mismo, mira tú qué fatalidad. La historia retrocede entonces algunos años, porque es de ésas historias de partir por el final, y vemos como la misma joven se aparece en una cochambrosa habitación para exhibir sus credenciales, porque vizque soy la mejor alumna de música... ¡Pero eres mujer!, le dicen (gran descubrimiento, con las formas venéreas de Diane Kruger es difícil no darse cuenta). Al final, como el Monstruo de la Música tiene a medio kirkimar a su pobre ayudante, debe ser la chica quien avanza. Al contrario de lo que parece a simple vista, Beethoven no es el tipo mala gente ni distante que todos dicen que te dicen que es (por otra parte, es difícil ser mala gente con Diane Kruger, repetimos). Pero la chica tiene dobles intenciones. No, no quiere casarse con el Maestro (bueh, eso es histórico, porque ninguna chica bien, ni de las otras tampoco, accedió jamás a connubiarse con Beethoven, parece que por su carácter de los perros demonios). Quiere exhibirle su música. Así es que ella acepta pacientemente fungir de sirvienta, enfermera y copista de partituras para Beethoven. Y éste, qué joer, si la chica está de buen ver, le empieza a tomar cariño. El momento magistral llegará, por supuesto, cuando se interprete la Novena Sinfonía, blah blah blah, pero... ¿conseguirá resistir esta nueva relación de amistad al carácter puercoide de nuestro heroico Beethoven...?

El espíritu de los tiempos.
¿Qué demonios se le había perdido a Agnieszka Holland en el siglo XIX? La chica, o mejor dicho no tan chica, que para algo nació en 1948, ha tenido ya sus morreos con el mundillo del arte decimonónico. Lo intentó con "Eclipse total", ya saben, la película maldita porque sale Leonardo Di Caprio antes de hacerse famoso con "Titanic" interpretando al faggit Arthur Rimbaud, y luego rodó "La heredera", basada en la novela del siempre sinuoso y viperino, y por ende muy recomendable, Henry James. Ahora saltó de la Literatura a la Música, y se atrevió con Beethoven. Porque sí, porque era tiempo de hacer una de Beethoven. La idea hubiera sido genial, pero existe un grave problema. Resulta que en 1994 se rodó una película llamada "Amada inmortal", en donde Beethoven es interpretado, poquita cosa, por nada más y nada menos que el entonces on-the-top Gary Oldman. Y pues bien, aquí tenemos a Ed Harris, vale, un gran actor, pero... Deberían haber dejado que pasara un poco el tiempo desde la otra peli. Sí, algunos tenemos buena memoria.

¿Por qué verla?
- Aunque esta película no es la más grande representación de un genio artístico jamás rodada, y a pesar de sus numerosas flaquezas, el nivel es aceptable. Agnieszka Holland siempre ha tenido una cierta tendencia a tratar de hacerse la artista, pero aquí renuncia a eso; no es que salgamos ganando porque el intento por meter toques de comedia sofisticada no queda muy bien que digamos, pero al menos es mejor tener una peli pseudoartística ligera, que una peli pseudoartística pesada, así es que, estamos bien.
- Ed Harris está relativamente bien. Claro que desgraciadamente su Beethoven no resiste la comparación con el mucho más intenso retratado por Gary Oldman en la mencionada "Amada inmortal", lo que es una lástima, porque Ed Harris es un peazo actor, y verlo en pantalla siempre es un lujo, y aquí no es la excepción; me pregunto hasta qué punto Harris no supo manejarse con el personaje, y hasta qué punto la Holland lo dejó hacer a gusto. Porque su Beethoven es pintado por los personajes como un ogro terrible y maloliente, y la verdad, parece más un Daniel el Travieso que un Shrek, si me preguntan (impagable la escena en la que finge flatulencias mientras está tocando en el piano...). A su lado, Diane Kruger, qué decir... Miren, la chica es linda, lindísima, es que está para, eeerrr... darle un abrazo, sí, digámoslo así... Pero de actuación... Empiezo de nuevo. A Diane Kruger la conocíamos especialmente por haber interpretado a Helena de Troya en la horripilante "Troya" (claro que ahí hasta los buenos actores lucían mediocres, lo que no le hace ningún favor al director Wolfgang "Conocí Mejores Días" Petersen), y en "Troya", Diane Kruger se lucía por su nulo talento para proyectar la belleza arrobadora que Homero le atribuye a su personaje, aparte de los obvios méritos físicos; también actuó con Nicholas Cage en "La leyenda del tesoro perdido" y su correspondiente secuela, peli en la que obviamente no se le pedía una candidatura al Oscar... Aquí, en cambio, sigue linda, pero se emperra en que debe actuar, y de tanto que lo intenta, a ratos hasta lo logra. Viéndola en "La pasión de Beethoven", pareciera ser que el problema de Diane Kruger no es la falta de talento, sino un poco más de osadía, porque a ratos está más que bien, y en otros minutos de la cinta pareciera querer decir "oiga, Maestro Ed Harris, ¿podría darme permiso para actuar...?". El resto de los actores está casi de comparsa, están bien, pero como comparsas, y el único que consigue darle emoción y vida a su personaje es Joe Anderson, quien interpreta al sobrino botarate de Beethoven.
- Aunque el nivel general de la historia es de cierta mediocridad, hay grandes momentos. Tener una peli sobre Beethoven entre las manos permite la obvia ventaja de usar la música de Beethoven. Y en la larga secuencia que desarrolla el concierto de estreno de la Novena Sinfonía, la peli brilla con enorme luminosidad. Asistimos a la llegada de los personajes, a los nervios de Beethoven, a la chica ayudando a Beethoven a dirigir, a los concertistas desconcertados por ser dirigidos por un Beethoven sordo, al lento desarrollo de la sinfonía, finalmente al bellísimo coral (¡claro que lo conocen, es el "Himno de la alegría", demonios!), todo eso con una espléndida cinematografía, ambientación, vestuario... todos los recursos del cine histórico de toda la vida. Esa secuencia es para amarla, lisa y llanamente.
- Hay otras escenas que valen la pena, por lo divertidas o por lo sentimentales. Beethoven espantando a un convento de monjas. La vecina de Beethoven feliz de ser su vecina, a pesar de lo ogro que éste sea. Los diálogos entre la prota y una tía vieja que es monja. Todo esto ayuda a solventar algunos recursos más o menos obvios, como el contraste "arte cálido vs. ciencia fría" (Beethoven vs. el noviecito ingeniero de la prota), o los diálogos sobre la naturaleza del arte, interesantes si no fueran un tanto estereotipados. Pero en fin. Media película con escenas buenas es mejor que nada.

IDEAL PARA: Ver una recreación sobre Beethoven, a ratos llevadera y a ratos francamente buena.

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