11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 25 de diciembre de 2011

"Divinas tentaciones" (2000).


-- "Keeping the Faith" (título original en inglés), "Más que amigos" (título en España). Estados Unidos. Año 2000.
-- Dirección: Edward Norton.
-- Actuación: Ben Stiller, Edward Norton, Jenna Elfman, Anne Bancroft, Eli Wallach, Ron Rifkin, Milos Forman, Holland Taylor, Lisa Edelstein, Rena Sofer, Ken Leung, Brian George, Catherine Lloyd Burns, Susie Essman, Stuart Blumberg.
-- Guión: Stuart Blumberg.
-- Banda Sonora: Elmer Bernstein.

-- "Divinas tentaciones" en IMDb.
-- "Divinas tentaciones" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Después de una borrachera padre, y nunca mejor dicho (el que se apuñala el hígado es precisamente un padre, de los padres de Iglesia, un sacerdote, vamos), uno de los protas comienza a contarle la historia de su vida, pasión y milagros al tipo del bar, que como no hay mucho movimiento y el copuchenteo es parte de la profesión, vamos oficiando entonces de psicólogo aficionado. En fin, el padre refiere que todo empezó cuando tenían 13. Por algo le dicen el número fatal. Existen dos amigos que, bueno... tienen marcadita la diana en la frente porque los malos malosos les hacen bullying que es un contento (eran los tiempos en que ese tema era subrepticio, y se aceptaba como parte normal del entrenamiento-para-la-supervivencia, si es que a los nenes de ahora los miman demasiado). Hasta que aparece... ¡¡¡ELLA!!! Una bruta que pone a los chicos malos en su lugar. Algo habrá visto ella en ellos. ¿O acaso a esa temprana edad ya ha descubierto el feo vicio femenino de disfrutar siendo adorada e idolatrada por hombres sometidos a su merced y cuidado...? El caso es que la vida los separa y todos siguen rumbos distintos. Uno de los amigos acaba metido a sacerdote (obvio, es el que cuenta la historia). El otro, por alguna extraña razón, acaba virando también hacia la religión y se hace rabino. Pero a pesar de adorar a dos dioses completamente distintos que se han condenado mutuamente desde los más arcaicos tiempos históricos que sólo tienen en común la barba, el ser únicos, debilidad por el envío de plagas y protagonismo en todo el Antiguo Testamento, ambos amiguetes siguen siendo eso, amiguetes. El equipo invencible. O algo así. Porque si fueran lo que se espera de ellos, o sea un serio y recto sacerdote y un serio y recto rabino, la peli sería muy aburrida porque no tendríamos un héroe con el que identificarnos (lo siento, curitas, pero ustedes hace rato que dejaron de ser modelo heroico para la juventud). Por eso, estos dos curas (bueno, este cura y este rabino) se transforman en tipos rompedores, que introducen la alegría y las canciones... ¡¡¡EN LA IGLESIA!!! ¡¡¡EN LA SINAGOGA!!! ¡¡¡PERO QUÉ JODER ES ESTO!!! ¿¿¿UN TEMPLO EVANGÉLICO...??? El caso es que en medio de ese proceso revolucionario y todo, aparece... adivinaron, la chica que conocieron a los 13. Hecha un bombón (Jenna Elfman, siempre demasiado flaca pero con el día soleado de su personalidad aquí, porque cuando Jenna Elfman quiere ser irritante, por Bastet que puede serlo... pero no es el caso aquí). El caso es que ella está free as a bird (y es una mirona de cuidado porque mírenle la expresión de deleite que pone cuando se pone a ver a un oficinista en el edificio del frente follando... el detalle mórbido de esto es que el oficinista es interpretado por el propio marido de la actriz en la vida real). Mientras, el rabino sigue soltero y le están tratando de conseguir cita-tras-cita-tras-cita-tras-cita-tras-cita (una de ellas con Rena Sofer, conocida por ayudar a hundir series televisivas como "Melrose Place", "24" o "Héroes", además de una despeinada, alucinógena y casi irreconocible por lo pirada Lisa Edelstein... ¡sí, leñe, la correctita jefa del Doctor House, en sus años moz... er... digamos "mozos"!). Y el cura... bueno, es cura, no se supone que tenga citas. Ella está en Nueva York por asunto de negocios, y aprovecha de reunirse con sus antiguos amigos, divertirse un rato... Ahora bien, resulta que los dos tipos comienzan a descubrir que, bueno, Jenna Elfman está buena, y bueno, entre tontera y tontera... El cura, como que no, porque es cura, voto de celibato... El rabino, por su parte, como que sí... y al final sí, se echa a Jenna Elfman. Y claro, poco a poco los tres descubren que han estado mintiéndose toda la vida, que se gustan (la chica y los dos chicos, no los dos chicos entre sí, por supuesto, que esta peli es very straight), y tenemos triángulo armado. Y entre medio, los dos tipos tienen que sacar adelante su ministerio. ¿Se entiende ahora por qué el cura está borracho como cuba mientras rememora todo esto...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

A caballo entre los '90s y los 2000s, dos nombres estaban apuntándose hacia el estrellato en Hollywood: los dos de esta peli, claro, que son Ben Stiller y Edward Norton. El primero siguió prodigándose después con exitazo tras exitazo ("La familia de mi novia", "Mi novia Polly", "Una noche en el Museo", "Una guerra de película"... ¿apostamos a les suena alguna?), mientras que la carrera del segundo, de ser una joven promesa, se fue apagando poco a poco, desperdiciando su increíble talento en cosas como "Hulk: El Hombre Increíble" (¡cuyo guión se supone que reescribieron para potenciar la vis actoral de Norton, vaya qué manera de hacerle un favor!). De hecho, Edward Norton afrontó una única vez la tarea de dirigir una peli, hasta el 2011 por lo menos, y luego nunca más ("Divinas tentaciones", precisamente). Es probable que haya algo de timidez por detrás (lo que explicaría su talento para componer personajes atormentados y un tanto golpeados por la vida o por las circunstancias), porque ha declarado que no le gusta la celebridad. El caso es que "Divinas tentaciones" pertenece a su período más interesante para el cine. En esa época, todavía se podía tomar las religiones a guasa. Al año siguiente vino el 9-11 y ya sabemos cómo el tema se puso mortalmente serio después. Un sacerdote católico como prota humorístico sería impensable una década después, con la Iglesia Católica hundida en la ciénaga de la pedofilia y el abuso sexual...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Esta es de esas pelis que no es la gran cosa, pero se defiende bien y con trabajo hasta sacar avante la empresa de entretener al respetable. El tema podría parecer un tanto escandaloso a primera vista (siempre hay conservadores cenizos que pretenden ponerle mordazas al cine a la hora de retratar la religión), pero es tratado con mucho tacto y suavidad: se muestra que los hombres de religión son hombres antes que la religión, pero no se explota desde el punto de vista morboso ni mucho menos. En ese sentido, la peli es bastante más amable de lo que cabría esperar. El conflicto central que involucra a los personajes se arma con lentitud y se desinfla sin demasiada presión tampoco, en parte porque los tres personajes conviven en bastante armonía y se tienen respeto entre sí, y bueno, eso es algo éticamente correcto, pero no ayuda a vender pelis (si lo que les gusta es el morbo y la sangre, pesados). En este escenario, es claro que todo el peso debía apoyarse en los dos hercúleos pilares de un buen guión y unas buenas actuaciones. Y en ambos estamos sobrados de cariño. El guión es simple y directo (cortesía de Stuart Blumberg, que después escribiría el más o menos inesperado guión de "La chica de al lado"), pero se las arregla para explotar su tema (no hasta las últimas consecuencias, claro, que esto es una comedia y no un dramón sobre personajes torturados entre Dios y una mujer) y tiene buenos diálogos. Y el trío protagónico se luce y tiene una química increíble. Edward Norton dirige a sabiendas de que no va a rodar una obra de arte sino una peli entretenida, y lo hace de manera ecuánime, sin tratar de lucirse a costillas del resto del elenco (de hecho, Ben Stiller en varias escenas le roba la peli en la cara, porque aunque Edward Norton hace su buen trabajo de siempre, Stiller es mucho Stiller), Ben Stiller compone más o menos su mismo personaje de siempre con la misma dignidad y gracejo que de costumbre, y Jenna Elfman se lo pasa bomba como objeto de atenciones de los dos galanes (bueno, quizás haya chicas que considerarían a Ben Stiller un "galán", que cosas más raras se han visto). Y al final, el tema no es tanto la religión como el encontrarse a sí mismo, el ser honesto con los sentimientos propios, el adaptarse a los cambios y evolucionar... lo de siempre, vamos. Pero bien hechito. Ojalá todas las comedias románticas o comedias a secas tuvieran el tino y cuidado que pone "Divinas tentaciones" en contar su cuento y resolverlo.

IDEAL PARA: Ver una comedia que por debajo de una idea provocadora juega la casilla segura de la fórmula del triángulo amoroso de siempre, pero bien ejecutada.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

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