Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
11 años de Cine 9009 en línea.
El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).
domingo, 9 de enero de 2011
"Tron: El legado" (2010).
-- "TRON: Legacy". Estados Unidos. Año 2010.
-- Dirección: Joseph Kosinski.
-- Actuación: Jeff Bridges, Garrett Hedlund, Olivia Wilde, Bruce Boxleitner, James Frain, Beau Garrett, Michael Sheen, Anis Cheurfa, Serinda Swan, Yaya DaCosta, Elizabeth Mathis, Kis Yurij, Conrad Coates, Daft Punk, Ron Selmour.
-- Guión: Edward Kitsis y Adam Horowitz, basados en una historia de los dos primeros y de Brian Klugman y Lee Sternthal, sobre los personajes creados por Steven Lisberger y Bonnie MacBird.
-- Banda Sonora: Daft Punk.
-- "Tron: El legado" en IMDb.
-- "Tron: El legado" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Año 1989. Un papi le cuenta una historia acerca del maravilloso y fantástico mundo de Oz... er... perdón, de Tron, que no está emplazado en algún país de nunca jamás ni está poblado por brujos ni elfos, sino que está en el corazón de algún computador y está poblado por programas y subrutinas. Y cuando el papi está a punto de contarle el secreto chachi a su hijo... ¡sorpresa! ...desaparece, y ya tenemos tensión dramática liada (¿cuál es el secreto, dónde está papi, quién se comió mi queso...?). Veinte años después, en una reunión de una chupi megacorporación que, por cierto, está presidida por un tipejo desagradable y tiene al hijo del villano de la anterior peli en el directorio (dato frik que nadie pescó... ni yo, si no me documentara), sucede una desagrable sorpresa. Porque un crío irrumpe en la central de la chupimpresa y se las arregla para distribuir el código del último ultimísimo sistema operativo por todo Internet. ¿Vándalos de Internet, piratas, enemigos de Angeles González-Sinde, tecnoanarquistas...? Sí, pero también... ¡el hijo del tipo desaparecido veinte años antes y dueño de la empresa! Con bromitas como ésa, vamos a ver cómo diablos se las arregla ENCOM para seguir financieramente en pie y ser la más sólida de las sólidas. En fin, una vez que ha quedado establecido que el jovencito es partidario del free software y desprecia su propio dinero (¿cómo no quererlo así, ah? ¿AH?), un antiguo amiguete que es una especie de pater putativo (el mejor amigo del prota de la entrega anterior, por más señas) va y le dice que ha recibido un mensaje, y por lo tanto es hora de ir movilizando el guión. El chico va entonces y se mete en la antigua galería arcade de papi. En donde todavía tienen la antiquísima máquina TRON. De pronto, por un poco de esto y un poco de aquello, el jovencito va y se mete en la trastienda de la tienda, y descubre un computador tan viejo, que ni para Windows 3.11 le da, imagínenselo, metiendo comandos a puro DOS. Y por meter datos un poco a la bruta nuestro jovencito, que se sentía tan seguro, de pronto se ve desmaterializado y se encuentra en la misma galería arcade, pero de noche, con imaginaría DarkKnight' style... Y aparece una máquina vigilante como las del videojuego. Al chico entonces le cae la chaucha de que... ¡UPS! ...ha pasado al otro lado del espejo, y ahora se encuentra en el universo virtual. Y la pesadilla de su padre acaba de empezar otra vez, como que se titula "legado" la cosa ésta...
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
En 1982, la rompió "TRON", una peli que... er... buenoooooo... "rompió" quizás es exagerado. Rompedora desde el punto de vista visual y todo, sí. La peli que inventó la realidad virtual antes de que la realidad virtual se consagrara en la novela "Neuromante" de William Gibson. Pero que por demasiado adelantada a su tiempo, se llevó un batacazo padre. Pero luego, andando el tiempo, un poco de lo de siempre, que la peli es de culto, que se vende bien en DVD, que el mundo ahora está preparado para el frikismo TO THE EXTREME!!!! HELL YEAH!!!! (¿notan los cuatro signos de exclamación alineados al final de cada oración? YOU GOT IT!!!!). De manera que, ni cortos ni perezosos, o más bien un poco cortos y un poco perezosos, que no en balde pasaron 28 años y entremedio se cayó el Berliner Mauer, los estudios Disney se dedicaron a la tarea de desempolvar su antiguo éxito y traerlo al siglo XXI. Después de todo, los Wachowski se habían forrado lo suyo con "Matrix", peli que se robaba más de algún concepto de "TRON". Y cuando se supo que venía la secuela, bueno... deberían ustedes haber visto la mirada de perplejidad de vuestro seguro servidor el General Gato quien esto escribe. ¿¿¿UNA SECUELA DE "TRON"??? Pero... ¿Qué demonios pretenden contar? Porque el elenco original ya no está para esos trotes, que 20 años no son nada pero 28 sí, y en el intertanto lo que era novedoso en TRON (realidad virtual, imaginería que te c****) ya no lo es, etcétera. Que la peli original está más que bien, vamos, pero agua ha pasado bajo el puente. Y después dijeron que la cosa venía en 3-D, lo que traducido al buen romance significa que la cosa va a ser un churrete de efectos, y van a abaratar costos recortando por cosillas insignificantes tales como el guión, conceptos atrevidos, elenco solvente... Bastet mía... Pero como el dinero manda, siguieron adelante. Y se salieron con la suya. O algo así. Porque "Tron: El legado" ha tenido éxito, con 170 millones de costo se había cobrado 245 a un mes de su estreno... lo que se llama y huele a rotundo fracaso en los estándares de Hollywood, que si la cosa recauda menos de 400 ya puede ir la LAPD buscando cadáveres de ejecutivos suicidas por ahí.
¿POR QUÉ VERLA?
-- ¿Cómo te las arreglas para hacer una secuela de una peli sobre un tema "de avanzada", 28 años después cuando la avanzada ya no es tan avanzada? Fácil. Haces más de lo mismo, un poco upgradeado, y te amparas en que el grueso del público no ha visto la "TRON" original para que no se hagan demasiadas expectativas y salgan contentos con poco del cine. Dicho así, podría suponerse que "Tron: El legado" es una peli mediocre-tirando-a-mala. Y vieras que no. Porque consigue la cuadratura del círculo de sostenerse por sí sola sin necesidad de haber visto la "TRON" original, y además de ser una digna secuela que logra pararse al nivel de la anterior (aunque sus méritos haya que buscarlos en otra parte, todo sea dicho). Aunque una advertencia es preciso aquí: esta peli no es tan interesante por su historia como por el riquísimo sustrato detrás de la misma. El guión, de hecho, es un tanto decepcionante, y no pasa de ser la clásica aventura good-vs-evil de toda la vida, con las consabidas y predecibles vueltas de tuerca impredecibles, empujones a la trama dados por algún personaje que sabe más que el resto de los personajes, y el viejo esquema del tirano opresor y el grupito de libertadores listo a luchar por la libertad, que nunca falla a la hora de rodar una peli (por cierto, el famoso TRON que le da nombre a la peli, aparece casi para decir hola, o poco menos, o como dijo más bastamente el tipo que estaba sentado en la butaca delantera a la mía cuando acabó el chollo: "encima que ni aparece y cuando aparece vale callampa"). Pero al menos los guionistas tratan de tomarse el trabajo en serio y no se lo agarran a cachondeo mortal (algo que lastimó seriamente a "Gremlins 2" hasta el punto que impidió otra secuela, por poner un ejemplo... er... posmo'erno). Hay algunas referencias, cuando no plagios directos, a otras pelis (desde soluciones narrativas extensamente robadas de "Matrix recargado" y "Mátrix: Revolutions" en un curioso efecto de retroalimentación considerando lo que Matrix robó de "TRON", escenarios kubrickianos tomados de "2001: Odisea del espacio" y "La naranja mecánica", ideas y conceptos reminiscentes de "La guerra de las galaxias" así como la "TRON" original también lo era por una cuestión de época, incluso un diálogo robado a ¡"Casablanca"!), pero no tratan de pasarse refregándolo por la cara, sino que lo insertan armónicamente dentro de la historia, y en verdad no se nota la gran cosa. La tan cacareada banda sonora de Daft Punk acompaña bien, aunque tampoco es tan superlativa como la han puesto por las alturas (a ratos es una gozada, pero no alcanza el nivel de frikismo atonal hardCasio del soundtrack de Wendy Carlos para la "TRON" original), y las actuaciones están más que bien, robándose la peli Jeff Bridges en un brillante doble rol. Y por supuesto, toda la puesta en escena, un upgrade 2010 de los conceptos narrativos visuales de la "TRON" original, o cómo hacer los escenarios de la "TRON" original inyectándoles hormonas de crecimiento como a los pollos. Hasta ahí, la cosa podría pasar como una peli de aventuras más, un clon de "Matrix" de una década después. Y sin embargo...
-- Acá empieza lo bueno. En primer lugar, "Tron: El legado" puede ser visto como un enorme comentario acerca de cómo el mundo ha evolucionado en los 28 años desde la entrega original. Hagamos memoria. En el año 1982, la informática estaba aún en pañales, y la idea de un universo virtual que pudiera ser percibido directamente por los sentidos en una realidad aumentada por el usuario, en vez de ser simplemente ofrecida a través de la interfaz de un ordenador, era algo que sonaba a abracadabra horus-pocus. Pero desde ese entonces, la virtualidad ha ido ganando terreno progresivamente. Un ejemplo: hace diez años atrás, este blog Cine 9009 hubiera sido una webpage arduamente programada en código HTML, alojada en un servidor de mala muerte (existía Yahoo! Geocities, pero estaba terriblemente saturado), y casi sin retroalimentación con sus usuarios porque los correos electrónicos era mucho si te ofrecían 5 Mb (ojo, no escribí GIGABYTES sino MEGABYTES) de alojamiento. En esas condiciones, la virtualidad era todavía algo extraño, externo al usuario. Ahora en la actualidad, con la apabullante cantidad de blogs, yutubes, redes sociales, etcétera, que existen en Internet, en cierta medida todos somos cyborgs, ya que parte de nuestra vida, incluso parte de las funciones de nuestro sistema nervioso central están online. En este escenario, y salvando ciertos problemillas físicos pasables en una peli de los '80s (el tema de la desmaterialización, por ejemplo, que debido a la dichosa E=mc2 debería generar una explosión nuclear que barriera a media América... incluyendo el hardware-server en que se aloja la información digitalizada), lo que se ve en "Tron: El legado" no es el futuro sino el presente: el usuario ya está inmerso en la virtualidad quiéraslo o no. De hecho, parte importante de la trama gira en torno a una premisa bastante tecnofóbica, pero no por ello menos real: la invasión de lo real por lo virtual. El plan del villano en ese sentido es bastante descabellado, pero eso no quita su carácter metafórico: la amenaza última es que toda nuestra realidad desaparezca y se convierta en algo virtual, en una especie de... (¿será coincidencia con TRON?) Tlön (o mejor dicho, siguiendo el razonamiento borgiano, en el "Orbis Tertius"). En última instancia, "Tron: El legado" se trata acerca de un mundo en el cual tu perfil de Facebook pasa a ser más real que tú mismo (porque más gente te conoce a través de Facebook que face-to-face) y tu cuenta de Twitter tiene más autoridad para hablar por ti que tu propia boca (porque más y más dispersa gente te lee por Twitter que escuchándote en torno a un café). La peli no quiere casarse con la crítica ni con la aceptación frente a esto, y lo constata como un hecho... salvo por el final. (((¡¡¡SPOILER DEL FINAL, LEÑE, SI NO QUIERES SABER CÓMO TERMINA, SÁLTATE AL SIGUIENTE PÁRRAFO!!!))) Porque después de haber visto máquinas chupis, motos que dejan luces como el caracol una estela de baba (pero a hiperspeed), aviones, y un escenario tan molón como el de Matrix, resulta que lo más maravilloso de la vida es contemplar un p*** amanecer. ¡Y en dos-dí! Ya saben a dónde los voy a enviar a tomar por... (((FIN DEL SPOILER, OF COURSE))).
-- Una nota que estaba más que bien en la "TRON" original, y que por suerte mantienen acá, es la perspectiva filosófico-religiosa. Mientras que al final todo ese baturrillo dizquentelectualoide de "Matrix" al final era puro bluff (¡si el condenado Arquitecto de "Matrix recargado" al final no decía nada!), en "TRON" teníamos un discurso filosófico y religioso coherente. Otra cosa es que te guste, claro, pero de que es coherente, lo es. "Tron: El legado" tiene la gracia de que tiene su propio discurso filosófico y religioso, y además de eso, prosigue de manera un tanto venenosa el discurso de la "TRON" original. Repasemos. Resulta que en "TRON", los programas estaban encerrados en un mundo que consideraban real (pero que, muy a lo caverna de Platón, no lo era porque era virtual, las sombras de los electrones, etcétera), pero esperaban a esa mítica figura más allá del país de Aslan que es el usuario. Acá, el usuario se ha manifestado plenamente y los bichos dentro de la máquina saben que su realidad es sólo una realidad, y no demasiado real que digamos. El Creador se ha manifestado dentro del mundo, y empieza a manejarlo a su antojo para hacerlo perfecto. ¿Y qué sucede? Pues que crea un programa llamado Clu (sigla de "Codified Likeness Utility" o "Utilidad de Agrado Codificado", pero que también puede leerse como "clue" o "pista" en inglés), cuyo trabajo es precisamente ése, buscar la perfección. Y pasa lo que cualquiera que haya leído sobre utopías y totalitarismos y HAL-9000 sabe: que Clu se pasa de la raya y en la persecusión maniática del objetivo para el cual fue creado, decide que todo lo imperfecto debe ser aniquilado y destruido. El resultado final es la paralización social y la esterilidad, y peor aún, el afán de conquistarlo todo porque, bueno, si no conquistas TODO entonces no podrás controlarlo para hacerlo perfecto. Lo que aprende el Creador muy a su pesar es que él no es Dios y que la omnipotencia es un negocio difícil, y que a veces debes ser pacífico y tolerante. En toda doctrina creacionista hay un matiz de fascismo inherente a ella porque la idea es que todo ha sido creado para la perfección de sus fines (como se burlaba Voltaire en "Cándido", que la nariz había sido creada para sostener los lentes). De ahí a la quema de cátaros o la destrucción de programas y formas de vida informáticas novedosas hay sólo un paso. La peli resulta así una gigantesca tragedia griega, en que los protas no pueden ganar porque no existe el bien ideal, al revés de muchas pelis de Hollywood en donde al final se restablece el status quo y todos felices porque eso es la perfección. Y peor aún, resulta un comentario bastante pesado sobre la premisa de "TRON", que era una peli absolutamente mesiánica de principio a fin (TRON es el mesías y el usuario es el dios que creó al mesías... ya me entienden el punto), y que al final terminaba con todo establecido como tenía que estar... sólo para que volvamos al punto de partida otra vez. O de como "Tron: El legado" opera como una profunda desmitificación del fenómeno religioso y del misticismo en general. Aunque no se crea tanto porque es una Disney a fin de cuentas: al final sí existe una salvación. Porque en definitiva, Clu resulta ser Satán (el programa más bello de todos que se rebela contra su Creador, además de que no puede crear, sólo modificar lo que ya existe...), pero es a la vez una parte del Creador... y todo puede resolverse con sacrificio, por supuesto, si a fin de cuentas en Disney piensan en cristiano. Y si a eso le sumamos el final de estampita evangélica, tenemos una peli que se la juega por conceptos filosóficos llevados al extremo, pero tampoco tan al extremo que la gente salga atea del cine, supongo que nos entendemos, ¿no?
-- Por una vez en la vida, el subtítulo de la peli ("legado") no es (sólo) una frase molona para venderla, sino que de verdad dice algo sobre un punto importante de la peli. El concepto del legado es muy fuerte acá: no es sólo que el prota deba aprender algunas cosas para madurar, hacerse hombre, acostarse con la chica, etcétera, sino que además debe aprender a evitar los errores de su padre y a reconciliarse con el pasado. Su padre cometió errores, pero está ahí para enmendarlos, y su hijo debe darle la oportunidad de corregirse para rechazar lo malo y aceptar lo bueno que viene con ese legado. De esta manera, la peli evita el esquema simplista y maniqueo de "¡soy rebelde, a quemar el pasado!" o el otro de "al final mi viejo tiene razón en todo y yo estaba equivocado de principio a fin" (el síndrome "Top Gun"). No es la peli que mejor lo ha tratado (no alcanza el nivel de "El Imperio contraataca", por ejemplo, que también va a lo mismo), pero sí que lo hace de manera digna y eso se agradece.
-- Otra cosa que se agradece, tratándose de lo que en principio es un blockbuster comercial, son las implicancias psicológicas de la trama, más densas que lo habitual en un thriller descerebrado al uso. El prota (bueno, el chico, porque mediando la trama el padre se lo come vivo, y es que Jeff Bridges es mucho Jeff Bridges) vive con el trauma de que su padre lo ha abandonado y por eso se cría joven, rebelde, está en contra del software protegido, etcétera. Cuando llega hasta el mundo informático de TRON, descubre que su padre está vivo. Pero antes que eso debe enfrentarse al villano... que en cierta medida también es su padre, o la faceta oscura de su padre: su empecinamiento en buscar la perfección, su frialdad, sus delirios mesiánicos. En buena medida puede afirmarse, y de hecho la peli lo remarca, que el villano y el padre del prota son en realidad dos facetas de la misma persona: uno se ha quedado con los defectos y el egoísmo que lo han llevado a abandonar a su hijo en primer lugar (inconscientemente, sí, pero aún así), y el otro a través del sufrimiento de la separación y el exilio se ha purificado de esas taras y ha evolucionado hasta un nivel superior. Que ambos personajes (Clu por un lado, el padre por el otro) sean en realidad dos caras de la misma moneda, hace mucho más compleja para el prota la labor de ajustar cuentas con ambos: no se trata de librar una guerra contra un enemigo externo, sino contra las raíces de lo que es la propia personalidad del héroe, lo que lo ha convertido en héroe en primer lugar. La batalla del prota por borrar a Clu adquiere entonces también una connotación psicológica: la de cerrar una brecha en su propia historia personal, la de adquirir control sobre su propio destino por encima de las taras subconscientes que arrastra desde la infancia. También para el padre, luchar contra Clu para defender a su hijo implica recuperar el tiempo perdido provocado por la brecha que él mismo creó, y parte importante de la tragedia es que destruir a Clu significa también en buena medida destruirse a sí mismo: o de cómo expiar los pecados hacia el hijo con un sacrificio personal. Nuevamente, no es algo que el cine blockbuster no haya tratado antes, ni deja de ser vertido en una trama a ratos algo banal, pero siempre se agradece que si me van a vestir la misma historia de siempre con ropa nueva-pero-igual, que esas ropas a lo menos estén bien cosidas y hechas de buena tela.
IDEAL PARA: Ver una muy digna secuela de la peli original, con más ideas de lo que en primer minuto podría parecer.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].
Busca otras películas relacionadas:
+ Bruce Boxleitner,
+ Daft Punk,
+ Garrett Hedlun,
+ Jeff Bridges,
+ Joseph Kosinski,
+ Michael Sheen,
+ Olivia Wilde,
2010,
Realidad Virtual
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
4 comentarios:
Yo la vería por disfrutar del gran Jeff Bridges y por el enorme espectáculo visual, pero he leído no muy buenas críticas sobre ella. Primero tendré que revisionar la original "Tron", aunque creo que va a ser como retroceder hasta las catacumbas de la animación digital. De Bridges espero con ilusión el western que ha rodado con los hermanos Coen, "True Gritt", que tiene una pinta espléndida.
Saludos General Gato
Como decía, la peli vale más por lo que hay en el subtexto (y por el apartado visual, para qué andarnos con rodeos) que por la historia-en-tanto-historia. La original "Tron" a estas alturas del partido es casi como ver porno vintage: luce anticuado-pero-romántico. Y yo también estoy esperando el remake en cuestión, la peli original tiene interés pero tampoco es el DEFCON 1 del Western precisamente, así es que la tienen fácil para hacer una versión mejor (así como también la tienen fácil para cagarla, si es que con los Coen uno nunca sabe). En fin.
Saludos.
Ayer por fin la pude ver de tron la 1 recuerdo solo el final y la escena de las motos que esta al final asi que hiba un poco oxydado aun asi logre disfrutarla.
La musica muy buena parecio recordar la naranja mecania y a 2001 la verdad se me hizo corta y esperaba un poco mas de accion por parte de la chica rubia.
Sobre lo de la realidad virtual el mundo de tron me recuerda un poquito al mundo de gta san andreas mas que a una red tipo matrix.
Resulta curioso (o quizás esperable, no sé) observar que "TRON" fue una peli adelantada para su época en lo visual y en la concepción del ciberespacio, mientras que "Tron: El legado" tiende a ser más retrógrada en muchos aspectos. Aunque estamos hablando de un programa elaborado en los '80s, lo que justifica sobre el guión el asunto. En fin...
Publicar un comentario