11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 12 de octubre de 2008

"Las razones de la guerra" (2005).


-- "Why We Fight". Estados Unidos. Año 2005.
-- Dirección: Eugene Jarecki.
-- Actuación: Entrevistas a Ken Adelman, Joseph Cirincione, Anh Duong, Gwynne Dyer, John S.D. Eisenhower, Susan Eisenhower, Donna Ellington, Chalmers Johnson, William Kristol, Karen Kwiatkowski, Charles Lewis, John McCain, Richard Perle, Dan Rather, James G. Roche, Wally Saeger, Wilton Sekzer, Naj Sheesan, William Solomon, Franklin Spinney, Richard Treadway, Michael Valentine, Gore Vidal.
-- Guión: Eugene Jarecki.
-- Banda Sonora: Robert Miller.

¿DE QUÉ SE TRATA?

17 de Enero de 1961. Dwight Eisenhower, el héroe de la Segunda Guerra Mundial devenido en Presidente de los Estados Unidos, a punto de entregar el poder a su sucesor el telegénico JFK, lanza su último mensaje. Y sus palabras son radicales y lapidarias. América debe tener cuidado. Porque la democracia ya no está amenazada por hombres oscuros y con máscaras ululando illah-Allah-illah-Allah, ni por vastos cuadros de camisas negras caminando graciosamente detrás de un enanito semicalvo de bigote que se hace llamar Der Führer. Ahora, emerge un nuevo poder, lejos de los cenáculos de la democracia, que con el poder del dinero y los intereses todo lo corrompe. ¡UAAAAAÁ, TIEMBLEN, HA LLEGADO LA ERA DEL COMPLEJO MILITAR INDUSTRIAL! Bueh, las palabras del buen Dwight (Ike para los amigos) caen en saco roto. Porque en las siguientes generaciones, el malvado CMI sigue acumulando poder, poder, poder, PODER... ¡¡¡PODEEEEEERRRRRR!!! Años después, llega el 9-11. Tenemos a un veterano de Vietnam diciendo entonces que vio las Torres Gemelas desplomarse, y que en esas Torres estaba uno de sus retoños, carne de su carne y semen de su semen. El odio lo cegó. Lo ennegreció. Madness...? THIS... IS... AMERICA!!! Y quería venganza. Contra quien fuera. Contra todo el mundo si fuera preciso. Pero que alguien pagara por la preciosa vida de su hijo. Aunque eso signifique arrojarle una bomba a un país extranjero encima de las casas de veinte hijos de alguien más (que probablemente fueran civiles y por tanto tan pobres diablos como él mismo). Y en medio de eso, George W. Bush lanzó al mundo entero en la Guerra Contra El Terror, contra el Axis of Evil. Pero, ¿fue realmente Bush? ¿Fue realmente el odio de esos bien criaditos americanischen que se creían sobre el Bien y sobre el Mal? ¿O fueron los tenebrosos tentáculos corporativos de la América Militar, la América del Complejo Industrial Militar...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Descubres la manera de hacer algo industrial, y sale el monstruo de la caja, porque no sólo viene en serie, sino que además pierde toda la gracia, ahorrando costos para ganar con la explotación masiva. La comida de mamá fue reemplazada por esos asquerosos chicles con gusto a carne que llaman "hamburguesas" en los McDonald's, los viejos automóviles con personalidad han sido reemplazados por modelos que para qué diablos te vas a fijar en la marca si todos tienen la misma forma (bueno, por el prestigio de tener la H de Hyundai en vez de la H de Honda), y las viejas vaporosas novelas con delicados ensueños fantásticos han sido reemplazadas por plúmbeas enealogías de aventuras tan interminables como repetitivas como Harry Potter o TLOTR (bueno, "El Señor de los Anillos" eran apenas tres tomos, pero pesaban y se hacían interminables como 300...). ¿Y la fabricación de armas? Lo mismo. El viejo gusto de tener tu querido sable con nombre, o tu katana regalona, o tu mandoble bien bautizado (Durandarte, Excalibur...) ha sido reemplazado por una fría e impersonal AK-47 en la que tienes que ser muy psicótico para llegar a quererla como una amante, si es igual a las demás (por cierto, ¿nadie vio esa gran escena en el campo de entrenamiento de la peli "Nacido para matar"...?). Pero la gente sigue prefiriendo porque, bueno, es más barato, y se quiera o no, no están los tiempos para dispendios, que esto de darse un gustito está bueno para las rameras de "Sex and the City", pero uno que vive con la economía más en el nivel de supervivencia que en el de la opulencia, pues bien... Y así la empresa sobrevive. ¿Se puede llevar el negocio un paso más allá? ¡Claro! La clave no necesariamente pasa por convencer a un gran público, que al final si son todos chaucheras y ninguno billetón no se gana sino con el ratoneo de los centavos, sino más bien por convencer a un gran patrimonio. ¿Y qué mejor patrimonio que el Fisco? ¡Ah, Poderoso Caballero es Don Fisco...! De hecho, algunos mercados apuntan específicamente hacia allá. ¿Quién otro, en una sociedad civilizada, podría querer tener tantas armas? O sea, me refiero a: aparte de ciertos multimillonarios, que sus casas deben ser verdaderas fortalezas de seguridad del siglo XXII para la eliminación de todos los elementos hostiles redistribucionistas (un poco menos para tí, un poco más para mí). Claro, en países como Estados Unidos cualquier cretino puede tener un arma y comprarla para matar a compañeritos de curso más cool que uno como en "Bowling por Columbine" o "Elefante". Pero ni el más pintao de los privaos se consigue, o debería poder conseguirse legalmente al menos, un lanzagranadas o un Stinger, o si no ya tenemos el "RoboCop" armado. Para esos productos, la única salida es papi Estado. Y así tenemos la paradoja de una industria en la que circulan los millones a mansalva y por lo tanto debería ser profundamente libremercadista, y ¡hala!, por consejo de los buenos equilibrios contables cae en el más acedrado de los keynesianismos. O sea, para la industria de las armas, apoderarse del Estado no es sólo un buen negocio, sino que es cuestión de supervivencia. Y, pues bien, como en las democracias actuales es un poco impresentable eso de que los fabricantes de armamentos se entiendan tan bien con el Estado como lo era en los buenos tiempos de Teglatfalasar o de Tamerlán, pues bien, habrá que buscar algunos conductos más retorcidos para conseguir el anhelado encuentro entre la oferta y la demanda...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Dentro de la marejadilla de filmes documentales autoflagelantes sobre cómo Estados Unidos se está fusilando su propia democracia (quizás deberían poner a la Estatua de la Libertad en cuatro para que sea más fácil sodomizarla...), como por ejemplo "Fahrenheit 9-11", "El mundo según Bush", "Niebla de guerra" y un pequeño largo etcétera, éste tiene un sabor especial. Vale que es otro filme antiBush, que es la enésima crítica contra Darth Bush y todo eso, pero su foco no está puesto en la Guerra Contra Irak. De hecho, las partes más débiles del documental son cuando muestran a irakíes hablando sobre los bombardeos estadounidenses, no porque sean irrelevantes, sino porque es algo ya visto en otros documentales/reportajes/etcétera. Pero el fuerte está en la descarnada descripción sobre cómo funciona el Complejo Militar Industrial. Prácticamente no hay ángulo que se dejen fuera. Hay una perspectiva histórica sobre cómo fue creciendo el Complejo Militar Industrial, desde que estallara la Guerra Fría y se hiciera perentoria la no-desmovilización (no vaya a ser cosa de que los comunistas del carajo nos traten de meter una atómica como supositorio por Cuba), hasta las florecientes campañas de propaganda actuales sobre lo chupi que te la pasas montando en el ejército, como un capitán de B-52 cualquiera de ésos que aparecen en "Doctor Insólito". Hay una perspectiva política, con un análisis a la vez muy profundo y muy didáctico sobre cómo el Complejo Militar-Industrial en realidad es un Complejo Militar-Industrial-Congresístico, porque a ver quién es el congresal guapo que dice "no, paremos a la industria militar" si es que ellos proporcionan varios centenares de puestos de trabajo en casi todos los Estados de la Unión a varios centenares de votantes registrados. Hay una perspectiva sociológica, sobre cómo funciona para la población civil el tema, incluyendo esos deslumbrantes pabellones en donde te muestran lo cool que es ser militar. Y hay también una perspectiva personal, a cargo del policía al que le tumbaron el hijo en las Torres Gemelas y que... Bueno, esa última parte chirría un poco porque no tiene que ver directamente con el Complejo Militar Industrial, que es el hilo conductor de la peli, pero a un nivel más profundo, da a entender que el Complejo no habría llegado tan lejos si la sociedad civil no estuviera tan profundamente adormecida por la falta de debate público.

-- Una de las fortalezas del documental es proporcionar una visión amplia del asunto. A diferencia de "Fahrenheit 9-11", que tendía a sobredimensionar a los que piensan como nosotros y a payasear sobre los que no piensan como nosotros (y bueno, a payasear absolutamente sobre George W. Bush, que no piensa en absoluto), acá tienen voz del lado de acá y del lado de allá. Y difícilmente los entrevistados del bando de los chicos malos, o sea, de los que dicen "American Empire is good, American Empire can do everything because is good" podrían decir que les están distorsionando las palabras o algo así. Es escalofriante escuchar a John McCain, antiguo veterano de Vietnam, poniendo su mejor cara de que "¡pero claro que somos la mayor fuerza del bien del planeta!", como si fuera estúpido pensar otra cosa (bueno, los irakíes y los afganos deben ser estúpidos, por eso se resisten en vez de dejarse invadir, claro, eso debe ser). Y bueno, ése tipo está corriendo para la Presidencia. Los tipos "del otro lado" explican claramente su mentalidad, y aunque no lo dicen (lo dan por hecho, se lee en cada entrelínea), se sienten absolutamente superiores al resto de la Humanidad y la desprecian con cada una de las más íntimas fibras de su ser, simplemente porque ellos son el modelo de perfección moral sobre este mundo y los demás deberían ser como ellos. En ese sentido, sin necesidad de recurrir a trucos baratos de cámara ni un trabajo muy elaborado de edición, el documental consigue condenarlos con sus propias palabras.

IDEAL PARA: Entender cómo Estados Unidos pasó del "duck and cover" al "rest of the world: duck and cover".

ENLACES.

-- (Ir a la página) Entrada en IMDb.
-- (Ir a la página) Artículo de la Wikipedia en inglés.
-- (Ir a la página) Comentario en Tertuliándole.

VIDEOS.

-- Inicio de la peli [en inglés, subtítulos en español].



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