11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 30 de noviembre de 2008

"Red de mentiras" (2008).


-- "Body of Lies". Estados Unidos. Año 2008.
-- Dirección: Ridley Scott.
-- Actuación: Leonardo DiCaprio, Russell Crowe, Mark Strong, Golshifteh Farahani, Oscar Isaac, Ali Suliman, Alon Abutbul, Vince Colosimo, Simon McBurney, Mehdi Nebbou, Michael Gaston, Kais Nashif, Jamil Khoury, Lubna Azabal, Ghali Benlafkih.
-- Guión: William Monahan, basado en la novela de David Ignatius.
-- Banda Sonora: Marc Streitenfeld.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Los illah-illah-illahllah están otra vez insurrectos. Anclados en su atávica superchería musulmana y anticapitalista (ya saben: Estados Unidos el Gran Satán y esas cosas), incapaces de aceptar que Cristo Nuestro Señor es el Verdadero Dios y que ha dicho "God bless America!", los muhayidines o como se llamen, están listos para enseñarle a todo el mundo que No Hay Más Dios Que Alá, Y Mahoma Es Su Profeta. De manera que ahí van los buenos chicos con armadura de kevlar a liquidar a los terroristas. En mala hora, porque cuando dicen que están dispuestos a sacrificarse, lo dicen en serio (piénselo bien, ¿no se mataría usted si es que le prometieran después que va a tener 72 huríes siempre vírgenes para desvirgar en el Cielo...?). En el Medio Oriente, un chico bueno (léase capitalista viviendo en el Medio Oriente, y trabajando para la CIA) descubre una posible fuente de información, pero es muy complicado sacarla a flote. La operación entera se va al carajo de la manera más espectacular posible (automóviles, helicópteros, explosiones... la parafernalia de costumbre, que esto es Irak y no la heladería de la esquina), y nuestro agente es extraído desde Irak para hacer un poco de limpieza y aquí no ha pasao ná. La única manera de atrapar a nuestro nuevo jihadista que se mueve en las sombras, es activando la conexión jordana. El problema es que el tipo encargado de la seguridad allá, el M jordano para que nos entendamos, no es que mire bajo el agua, que eso sería poco, sino un pez nadando y respirando toda ella. Frente a eso, los americanos no tendrán otra opción sino hacer eso que si pueden evitarlo lo evitan, o sea, TRANSAR, que aquí el Big Stick no funciona demasiado que digamos. Nuestro chico estrella viene recomendado desde arriba de la CIA, pero el jerifalte es muy poco grato al jefe de inteligencia de Jordania. Pero el chico listo le cae bien. Con todo, desde la CIA se mueven las cosas de manera a veces un poco torcidas, y no todo sale como debería salir. Y el jihadista, todavía tan lejos de la bandera estadounidense como al inicio. ¿Conseguirá nuestro chico guaperas pararle pies al terrorismo internacional, derrotar a los malvados fundamentalistas religiosos, y de paso conquistar el corazón de la bella jordana que se lo quiere secuestrar...? (Sí, es una peli de espías y agentes encubiertos y traiciones, pero también hay chica linda, para no deshonrar la noble tradición hollywoodense de "love & war"...).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Hubo una época en que el oro azul fluía por el Tigris y el Eufrates, y grandes y portentosas ciudades como Babilonia o Nínive crecieron para ser sinónimos de grandeza, exotismo, lujuria y peplum. Luego, los canales se secaron, y el Medio Oriente pasó a ser el muladar por todos ahora conocido. Hasta que vino el oro negro y los occidentales aprendieron cómo meterlo en los motores para hacerlos funcionar. Pero nunca faltan los exaltados que, miren ustedes, pretenden seguir viviendo sus vidas en paz y libertad, siguiendo su propia religión, en vez de hacerse cristianos y estadounidenses y comer en McDonald's. Y ser terrorista contra el Estado en 1776 era buena cosa, pero por alguna razón, en 2001 pasó a ser malo... El cine se ha hecho entonces su América con pelis sobre nosotros los buenoides occidentales versus los malvados islámicos (vamos, seguro que no todos ellos son malas personas dispuestas a volarse por un me miraste feo, infiel). A pura memoria recuerdo "El hombre de la lente mortal", "El árabe", "Syriana", "Contra el enemigo", "Juego de poder", "Fuerza Delta", "Team América" (bueno, ahí el malo era coreano, pero eso de distinguir entre terroristas es como distinguir entre las siliconas de 150 candidatas a Miss Universo). Y ya sé que mezclé peras con manzanas, pero esa exhuberante variedad de géneros, desde el tratamiento más serio hasta el divertimento más schwarzenneggeresco, permite entender la magnitud del fenómeno. Aprovechando la resaca de pelis sobre Irak ("La conspiración", "Leones por corderos"...), Ridley Scott decidió darnos su propia visión del fenómeno. Y es que como buen british, papi Scott ya había querido dar mensaje, porque ser británicos importa la defensa de la Civilización con mayúsculas, y cómo no voy a dar mensaje, había querido dar mensaje, decía, con "La caída del Halcón Negro" y "Cruzada". El mensaje es fácil. América KK, tolerancia cultural buena. Occidentales manipuladores y agrios, orientales freedomfighters a la fuerza. Así nos va.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Para que no digan que la defiendo y después la encuentren KK, o que la defenestro y digan después que no era tan mala, lo diré en forma interrogativa y sucinta. ¿Magistral? No. ¿Buena? Sí. Esta peli no nos cuenta nada que otras pelis sobre Irak o el Medio Oriente ya no hayan referido. En particular se me viene a la mente la notable "Syriana", que aborda más o menos los mismos tópicos, desde un ángulo mucho más creíble, y por qué no decirlo, comprometido. El problema de esta peli es simple. Tiene una partida de caballo de carrera, pasan cosas a una velocidad de vértigo, tenemos más de alguna ocasión para sorprendernos sobre cuán joputas pueden ser los tipos de inteligencia, y de pronto, por un giro cretino de guión, que venía preparándose casi desde el comienzo de la cinta, el asunto remata en nuestro antihéroe sacrificándose por algo más grande que él mismo, y cargándose en un periquete de paso la caracterización de tipo sucio y trepa que venía desarrollando desde el minuto uno del film (bueno, desde el minuto tres, que la primera escena corresponde a un raid antiterrorista en Manchester... Morrissey estaría orgulloso). No diré cuál es ese giro, pero sabemos que dirige Ridley Scott porque es una salida argumental tan facilona como la de "Cruzada". Si me entienden. O sea, menuda mierda de peli. Y pues, no, tampoco. Porque el cine 2000s de Ridley Scott puede verse como un continuo ejercicio de estilo, jugueteando con el peplum ("Gladiador"), el psycho-thriller ("Hannibal"), el cine bélico ("La caída del Halcón Negro"), la épica pseudo-TLOTR ("Cruzada"), la comedia romántica ("Un buen año") y el cine gangsteril ("Gángster americano"), y ahora se atreve con el thriller políticointernacional setentero. Y al igual que las otras relecturas, esta visión scottiana sigue teniendo peso específico. Está bien dirigida y bien filmada, y los momentos de tensión tienen verdadera tensión. Justo cuando nos estábamos acostumbrando a ver hamburguesa de musulmán torturado gracias a "24", Scott nos demuestra que todavía se puede choquear a la audiencia con sangre y dolor corporal ("El juego del miedo" y secuelas exceptuados, por supuesto). Hay moralina y mensaje, por supuesto, pero esto tampoco lo remarcan hasta un extremo odioso, y eso se agradece. Russell Crowe, actor que le enciende velitas a Ridley Scott por catapultarlo con "Gladiador" y sostenerlo con "Un buen año" y "Gángster americano", hace un secundario de lujo como un pijecillo burócrata que aprendió de lo más bien a limpiarse el culo solito, y Leonardo Di Caprio confirma una vez más que el bajón post-"Titanic" y sus intentos de quedar como el chulito de la peli están quedando atrás para reclamar el lugar que antes de su infausto cruce con James Cameron parecía estar predestinado a ocupar. Otro tanto cabe decir de Marc Streitenfeld, que ya había colaborado con Scott en el soundtrack de "Un buen año" y "Gángster americano", y que si bien se echa de menos a Hans Zimmer (el compositor que reemplazó a Vangelis como "scottiano de toda la vida"), se las arregla para crear una banda sonora muy marchosa, que crea buena ambientación para lo que sucede en pantalla. Y a pesar de su desmayo final y una subhistoria romántica que nada tiene que hacer con el resto de la trama, la peli sigue siendo sólida y dura, un ejemplo de la contundencia con la que Ridley Scott suele rodar. Y si la peli no es tan excepcional como sus promesas promocionales ("¡Descubra, ahora sí, la sórdida realidad del espionaje en el mundo islámico, con la crudeza que nadie lo contó antes!"), tampoco saldrán defraudados de la misma. Aunque no alcance a batir la calidad de "Syriana", pero en fin, también a todo hay quien gane...

-- Un aspecto interesante de esta peli, que comparte con "El buen pastor", es su enfoque de la dinámica profesional de los espías. Al igual que los abogados que deben despellejarse en el tribunal uno al otro, y fuera de la secretaría se saludan con toda la fraternidad del mundo, los espías tienden a olvidar sus lealtades para con sus patrones (los Gobiernos, y a las últimas, en teoría al menos, la nación soberana toda), y a crear sus propias atmósferas y nichos de trabajo. Al final, todo se reduce a la defensa de unos intereses más o menos abstractos, para empleadores siempre no muy bien definidos, manejando toneladas de información que quién sabe si cierta o falsa, con métodos no demasiado diferentes a los utilizados por las amenazas que supuestamente deben conjurar. Estamos aquí por tanto en las antípodas de James Bond, con un 007 luchando al lado de valores muy definidos (la libertad, la democracia, el british way of life) y en contra de supervillanos también muy definidos (bueno, algo menos en "Quantum of Solace", pero no mucho, no sea cosa que el público deje de considerar a Bond como "the good guy"). No es casualidad que los pretorianos que debían proteger al Emperador de Roma, terminaban derrocando y entronizando a éstos a su antojo, así como la guardia selyuk del Califa abasida, los strelzi del Zar o los jenízaros del Sultán, y no debe ser casualidad que un director de la CIA consiga no sólo escalar hasta la Presidencia de los Estados Unidos, sino también después entronizar a su propio hijo en el mismo sillón (léase George Bush y su hijo el monguito George W.). Esa atmósfera de agencias de espionaje creciendo como tumores cancerosos y creándose su propio mundo de mentirijillas está bastante bien rescatada en la peli, y al poco rato ya no importa para qué diablos se persigue tal o cual objetivo: hoy día hay que aliarse con unos para apuñalar a otros, y al día siguiente es al revés. Y en una de las tantas, te apuñalan a tí. O no. Porque hay un agente secreto que ha sobrevivido 22 pelis, y dudo que en esta franquicia lleguen a "Red de mentiras 22: Quantum of Islam", ¿no...?

IDEAL PARA: Ver el enésimo cuento sobre los musulmanes terroristas y los chicos del mundo occidental libre, y por una vez en la vida, bien contado.

ENLACES.

-- (Ir a la página) Entrada en IMDb.
-- (Ir a la página) Artículo de la Wikipedia en inglés.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

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