"Caché". Dirigida por Michael Haneke. Protagonizada por Daniel Auteuil, Juliette Binoche, Maurice Bénichou, Annie Girardot, Bernard Le Coq, Walid Afkir, Lester Makedonski, Daniel Duval. Francia / Austria / Alemania / Italia. Año 2005.
¿De qué se trata?
A la casa de un franchute casado, con un hijo preadolescente, y con una vida más o menos común y corriente, llega una grabación realizada en esa vieja y magimística técnica llamada "VHS". La videocinta son dos horas de nada y más nada, salvo por mostrar la salida de casa de la señora y del señor. Hacen la denuncia correspondiente a la policía, y como suele ocurrir, los polis dicen algo así como "¡oh, qué interesante! Si pasa algo, como que los maten o los dejen lisiados, avísenos para intervenir". El padre de familia tiene un par de ideas sobre quién podría estar fabricando las cintas, incluyendo a un hermanito que en realidad no es hermanito, porque verán, es... ¡¡¡CHACHÁAANNNN!!! ...un argelino, adoptado en Francia. La situación escala porque aparece evidencia de que el argelino desaparecido sí estaría metido en el lío, pero éste lo niega. Al mismo tiempo, la vida matrimonial de la pareja se va desplomando poco a poco, porque él, en plan "yo el cabezadura", se niega a abrirse y blablablá con respecto a su señora. Y... ¿reventamos el final...? Hmmm... No, mejor no, aunque sí adelantemos que éste es bastante insípido, bastante inflado, bastante... francés.
El espíritu de los tiempos.
"El Gran Hermano te vigila". La llegada de las tecnologías de la información no sólo está cambiando el mundo, sino que hace más fácil el espionaje, no sólo por parte de los sabuesos de George W. Bush y su infaustamente recordado programa de espionaje "Carnivore" (casi nadie lo recuerda, pero yo soy un gato con memoria de elefante, ¿vale?), sino también por los privados y particulares. En la actualidad no se puede ir a ninguna celebración familiar sin que algún imbeciloide te diga "¡oye, mira a la cámara!", con un tono que entre líneas quiere decir "¡haz tu gracia, haz tu gracia, perrito!". El cine de Hollywood ha producido varias películas en esta línea, y el sicópata que usa multimedia tech para acosar a una familia se ha vuelto lugar común en series de televisión (léase "Millennium", "Profiler", etcétera). Extrañamente, con la probable excepción de "Tesis" de Alejandro Amenábar, el cine europeo parece haber sido refractario a abordar este tema, y muy en particular, esa vertiente eruropeizante más intelectualoide, la que, como digna heredera de Heidegger, Sartre y escuelafrancfortianos varios, tiende a ignorar la alta tecnología, la multimedia y la informática como tema, en beneficio de un cine sobre temas "humanistas" o "clásicos" (como si "Blade Runner" no fuera una película de profundo contenido humano). En ese sentido, parece ser que "Caché escondido" es la puesta al día de ese tipo de cine, con respecto a la invasión multimedia a nuestras vidas, como la nueva versión de la vetusta hacha de piedra con la cual sigue el apaleo anárquico del salvaje neanderthal, que no ha desaparecido de nuestra sociedad (uno de sus especímenes más señalados en la actualidad, ordenó invadir Irak).
¿Por qué verla?
- Por el valor que pueda tener para cierta Europa intelectualizante. Es, digámoslo desde ya, un filme hecho para esas audiencias. O sea, si ustedes son espectadores normales y corrientes, y con dosis generosas de sentido común, deberían pensárselo dos veces antes de ver este filme. Tiene algunos clásicos vicios del cine intelectualoide europeo, incluyendo su rechazo frontal hacia la elipsis, lo que lleva a mostrar la secuencia entera de una persona levantándose a abrir la puerta, en vez de dar esas cosas por supuestos, como hace el buen cine yanki de toda la vida.
- Con respecto a las actuaciones... ¿qué decir? Los actores sirven bien a sus personajes, de eso no cabe duda, en particular Juliette Binoche, antigua musa de Kieslowski para "Bleu". El problema es que esas actuaciones están al servicio de roles, digámoslo desde ya, espúreos de solemnidad, con personajes y líneas absurdas, pero que funcionan muy bien, eso sí, como marionetas del mensaje de fondo (la tecnología aliena, la tecnología al servicio de quienes nos hacen daño, la tecnología como metáfora de nuestras culpas interiores más profundas). Una cosa por otra, entonces.
- El análisis que hace este filme sobre el tema de la culpa no puede ser más arquetípico, lo que es un plus si lo que se persigue es investigar sociológicamente el tema. Los candidatos a villanos de la historia no son franceses, sino argelinos, lo que es, por supuesto, una solución bastante xenofóbica, pero el cineasta deja clarito que, si de verdad son los argelinos quienes están haciéndole la putada a los protas franceses, es porque los propios franceses se portaron mal con los argelinos en el pasado. O sea, la peli no queda mal con nadie, porque el espectador intelectualmente hiperconsciente que lee (o cita sin leer) a Chomski o a Said, puede descargar de una toda su xenofobia, y como premio adicional, puede autocastigarse golpeándose el pecho y diciendo "¡somos culpables, Señor, somos culpables!".
IDEAL PARA: Audiencias hiperintelectualizantes con ganas de ver una película que incluye en su interior todas las escenas extras que debieron pasar al DVD.
¿De qué se trata?
A la casa de un franchute casado, con un hijo preadolescente, y con una vida más o menos común y corriente, llega una grabación realizada en esa vieja y magimística técnica llamada "VHS". La videocinta son dos horas de nada y más nada, salvo por mostrar la salida de casa de la señora y del señor. Hacen la denuncia correspondiente a la policía, y como suele ocurrir, los polis dicen algo así como "¡oh, qué interesante! Si pasa algo, como que los maten o los dejen lisiados, avísenos para intervenir". El padre de familia tiene un par de ideas sobre quién podría estar fabricando las cintas, incluyendo a un hermanito que en realidad no es hermanito, porque verán, es... ¡¡¡CHACHÁAANNNN!!! ...un argelino, adoptado en Francia. La situación escala porque aparece evidencia de que el argelino desaparecido sí estaría metido en el lío, pero éste lo niega. Al mismo tiempo, la vida matrimonial de la pareja se va desplomando poco a poco, porque él, en plan "yo el cabezadura", se niega a abrirse y blablablá con respecto a su señora. Y... ¿reventamos el final...? Hmmm... No, mejor no, aunque sí adelantemos que éste es bastante insípido, bastante inflado, bastante... francés.
El espíritu de los tiempos.
"El Gran Hermano te vigila". La llegada de las tecnologías de la información no sólo está cambiando el mundo, sino que hace más fácil el espionaje, no sólo por parte de los sabuesos de George W. Bush y su infaustamente recordado programa de espionaje "Carnivore" (casi nadie lo recuerda, pero yo soy un gato con memoria de elefante, ¿vale?), sino también por los privados y particulares. En la actualidad no se puede ir a ninguna celebración familiar sin que algún imbeciloide te diga "¡oye, mira a la cámara!", con un tono que entre líneas quiere decir "¡haz tu gracia, haz tu gracia, perrito!". El cine de Hollywood ha producido varias películas en esta línea, y el sicópata que usa multimedia tech para acosar a una familia se ha vuelto lugar común en series de televisión (léase "Millennium", "Profiler", etcétera). Extrañamente, con la probable excepción de "Tesis" de Alejandro Amenábar, el cine europeo parece haber sido refractario a abordar este tema, y muy en particular, esa vertiente eruropeizante más intelectualoide, la que, como digna heredera de Heidegger, Sartre y escuelafrancfortianos varios, tiende a ignorar la alta tecnología, la multimedia y la informática como tema, en beneficio de un cine sobre temas "humanistas" o "clásicos" (como si "Blade Runner" no fuera una película de profundo contenido humano). En ese sentido, parece ser que "Caché escondido" es la puesta al día de ese tipo de cine, con respecto a la invasión multimedia a nuestras vidas, como la nueva versión de la vetusta hacha de piedra con la cual sigue el apaleo anárquico del salvaje neanderthal, que no ha desaparecido de nuestra sociedad (uno de sus especímenes más señalados en la actualidad, ordenó invadir Irak).
¿Por qué verla?
- Por el valor que pueda tener para cierta Europa intelectualizante. Es, digámoslo desde ya, un filme hecho para esas audiencias. O sea, si ustedes son espectadores normales y corrientes, y con dosis generosas de sentido común, deberían pensárselo dos veces antes de ver este filme. Tiene algunos clásicos vicios del cine intelectualoide europeo, incluyendo su rechazo frontal hacia la elipsis, lo que lleva a mostrar la secuencia entera de una persona levantándose a abrir la puerta, en vez de dar esas cosas por supuestos, como hace el buen cine yanki de toda la vida.
- Con respecto a las actuaciones... ¿qué decir? Los actores sirven bien a sus personajes, de eso no cabe duda, en particular Juliette Binoche, antigua musa de Kieslowski para "Bleu". El problema es que esas actuaciones están al servicio de roles, digámoslo desde ya, espúreos de solemnidad, con personajes y líneas absurdas, pero que funcionan muy bien, eso sí, como marionetas del mensaje de fondo (la tecnología aliena, la tecnología al servicio de quienes nos hacen daño, la tecnología como metáfora de nuestras culpas interiores más profundas). Una cosa por otra, entonces.
- El análisis que hace este filme sobre el tema de la culpa no puede ser más arquetípico, lo que es un plus si lo que se persigue es investigar sociológicamente el tema. Los candidatos a villanos de la historia no son franceses, sino argelinos, lo que es, por supuesto, una solución bastante xenofóbica, pero el cineasta deja clarito que, si de verdad son los argelinos quienes están haciéndole la putada a los protas franceses, es porque los propios franceses se portaron mal con los argelinos en el pasado. O sea, la peli no queda mal con nadie, porque el espectador intelectualmente hiperconsciente que lee (o cita sin leer) a Chomski o a Said, puede descargar de una toda su xenofobia, y como premio adicional, puede autocastigarse golpeándose el pecho y diciendo "¡somos culpables, Señor, somos culpables!".
IDEAL PARA: Audiencias hiperintelectualizantes con ganas de ver una película que incluye en su interior todas las escenas extras que debieron pasar al DVD.
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