Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
11 años de Cine 9009 en línea.
El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).
jueves, 22 de marzo de 2007
"Otro día para morir" (2002).
-- "Die Another Day". Inglaterra / Estados Unidos. Año 2002.
-- Dirección: Lee Tamahori.
-- Actuación: Pierce Brosnan, Halle Berry, Toby Stephens, Rosamund Pike, Rick Yune, Judi Dench, John Cleese, Michael Madsen, Will Yun Lee, Kenneth Tsang, Emilio Echeverría, Mikhail Gorevoy, Lawrence Makoare, Colin Salmon, Samantha Bond.
-- Guión: Neal Purvis y Robert Wade, basados en el personaje creado por Ian Fleming.
-- Banda Sonora: David Arnold.
-- "Otro día para morir" en IMDb.
-- "Otro día para morir" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Un equipo de surfistas llega hasta las costas de Corea del Norte, e ingresa en territorio enemigo. Después de interceptar a un pasajero VIP, Bond James Bond toma su lugar. Ojalá nunca lo hubiera hecho. Porque los norcoreanos, a pesar de lo que 007 y el MI6 parecen creer, no son una panda de neanderthales incapaces de usar alta tecnología para detectar a un impostor. Bond es descubierto, y tras un espectacular intento de fuga, ocurre lo impensable: Bond es capturado. A diferencia de otras pelis Bond en donde lo de "capturado" le dura un par de minutos, saliéndose antes de que lo alcance el láser de turno, esta vez Bond no puede, y es sacado de Corea del Norte por un intercambio de prisioneros. El MI6 lo mantiene bien custodiado, porque no saben si acaso Bond se ha ido de lengua o no. Pero ya se sabe que cuando Bond tiene oxiuros en el trasero, no se le puede detener. De manera que se fuga, y empieza a investigar por cuenta propia en un misterioso laboratorio genético en Cuba. El hilo de la investigación lo lleva a descubrir una conexión entre Corea del Norte y un misterioso millonario llamado Rupert Graves, por lo que Bond parte a su encuentro, en su espléndido castillo de hielo de Islandia... (y luego hablan del calentamiento global, los exagerados de siempre).
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Después del bajón de calidad que representara "El mañana nunca muere", "El mundo no es suficiente" había vuelto a dejar el listón alto para la saga Bond. Además, había vientos de que pasaría algo grande. Se vencía el contrato de Pierce Brosnan con la siguiente entrega, y además venían dos aniversarios, los 40 años de las pelis Bond, y los 50 años de la primera novela, "Casino Real". Además, sería la película Bond oficial número 20 (salvando las no oficiales "Nunca digas nunca jamás", y el "Casino Real" de 1967). Los productores querían hacer algo grande, una celebración por todo lo alto. Se barajaron múltiples alternativas, e incluso se difundió el rumor de que en esta entrega, Bond debería luchar contra el IRA, o rescatar al Primer Ministro de Inglaterra, o algo así. El tema se vio alimentado sobremanera porque el terrorismo se puso de moda. No en balde, entre "El mundo no es suficiente" y "Otro día para morir", Al Qaeda lanzó su mortífero ataque contra las Torres Gemelas, y con eso el terrorismo pasó a la primera línea en todo el mundo, y la saga Bond no podía quedarse atrás (de hecho, el tema del terrorismo es tocado en "Casino Real" del 2006). Pero los productores Bond optaron, por "Otro día para morir" al menos, obviar el tema del terrorismo, y lanzarse a algo que Bond no hacía desde los '80s: una trama con villano geopolítico, en este caso los malvadísimos militares de Corea del Norte, incluidos por George W. Bush en el Eje del Mal, y por lo tanto, tienen que serlo, porque como todos sabemos, George W. Bush no se equivoca, porque él ha sido elegido por Dios para llevar Su Palabra a todo el mundo, que para algo Estados Unidos es el Pueblo Elegido de Dios, y si Corea del Norte se opone a los designios del Mesías, pues... ¿qué puede hacer uno? (por supuesto, por si alguien no cae, todo lo anterior fue puro sarcasmo).
¿POR QUÉ VERLA?
-- Es una Bond extraña, sin lugar a dudas. Y es que a pesar de tener muchos elementos Bond, no pareciera ser o tener el ambiente de una peli Bond. Irónicamente, por su parte, en algunos aspectos que fue muy criticada, sí que tiene un aroma al Bond clásico, al de Sean Connery. Vamos por parte. Desde "El satánico Doctor No" en adelante, que en el fondo era una película de espías de relativo bajo presupuesto (lo siguió siendo hasta que "Operación Trueno" lanzó a Bond al mundo de la serie A), toda la acción se ha hecho a pulso, con el viejo y nunca bien ponderado método de poner en riesgo la vida de algún esforzado extra con su correspondiente póliza de seguros, para que Bond parezca hacer el más chulo cada vez. En cambio, en esta peli muchas cosas son hechas mediante CGI, y el resultado se nota y se resiente de ello (por suerte, en "Casino Real" volvieron otra vez al viejo sistema). No es que haya salido mal, sino que no se diferencia de otras películas de acción al uso, aunque esto puede ser interpretado positivamente, en cierto sentido, como el enésimo ajuste de la saga Bond a las tendencias fílmicas y audiovisuales imperantes en el minuto. La cuestión es opinable, por supuesto.
-- Es una película Bond saturada de homenajes a... bueh, seamos sinceros, es un ejercicio de egomanía llevado al extremo, con referencias a las 19 pelis Bond anteriores (autobombo, que le llaman). Para meter 19 homenajes tuvieron que esforzarse, y la verdad de las cosas, algunos guiños son tan oscuros que parecieran haber sido incrustados con calzador. Pero en fin, tenemos un gran ejercicio de metalenguaje autoconsciente, algo que es muy propio de la postmoderna postmodernidad en la que con Internet, está todo revuelto. Signo de los tiempos, por supuesto.
-- El auto invisible. Mucha gente se quejó de que Bond usara una tecnología tan fantástica o inverosímil, después de que el pobre 007 se transformara en los últimos años en un promotor de gadgets ("¿ven este celular con el cual manejo mi auto a control remoto...? ¡Es NOKIA! Compre NOKIA, el celular que uso yo, Bond, James Bond"). Esta vez trataron de llevar la tecnología más allá, y eso era justamente lo que hacía especiales a las pelis Bond de los '60s y tempranos '70s, en que Bond usaba una tonelada de artilugios que en ese tiempo eran aún de avanzada (hoy en día, claro que no). Nadie se quejó de que James Bond usara un jetpack en "Operación Trueno", tecnología que no estuvo disponible sino hasta los '80s, ¿de qué se quejan entonces ahora los fanáticos de que Bond maneje un automóvil que quizás no exista sino hasta 20 años más?).
-- La trama es, en cierto sentido, un remake de "Los diamantes son eternos", ya que el villano utiliza el comercio de diamantes para fabricarse un satélite espacial capaz de ser utilizado como arma solar. Lo dicho, es "Los diamantes son eternos" en versión 2002. O sea, una de las más archiclásicas tramas, la del supervillano listo para comerse al mundo con un satélite artificial. ¿Qué más...?
-- Rupert Graves. Este es quizás el mejor villano contra el cual se ha enfrentado el Bond de Pierce Brosnan. Su prontuario incluye hacerse millonario de maneras poco santas, fabricar un satélite artificial para literalmente achicharrar la superficie terrestre, maneja ingeniería genética de avanzada (o algo así, por lo menos), lanzarse en paracaídas sobre Londres, tener un castillo de hielo porque sí, porque me gusta el hielo y puedo pagarlo, y atreverse a pararse frente a su propio padre y cantarle un poco cuando éste se niega a aceptarlo por hijo. Lo dicho, un gran villano.
-- Las chicas Bond. Famke Janssen ("Goldeneye") y Sophie Marceau ("El mundo no es suficiente") habían robado cámara, pero ahora AMBAS chicas Bond roban cámara, y eso no pasaba desde... Bien, desde hace mucho. Halle Berry como la agente cálida y letal al mismo tiempo es un estupendo contrapunto para Bond (por no hablar de su nitroglicerínico bikini), y Rosamund Pike como la gélida Miranda Frost también roba lo suyo. Curiosamente, lo que habla un poco sobre el espíritu de los tiempos, esta vez la chica Bond mala es la fría y angelical, y la chica Bond buena es la tropical y caliente, cuando en el viejo cine de toda la vida había sido generalmente al revés; signo de los tiempos, probablemente.
-- El castillo de hielo. Vale, es una imposibilidad lógica (¿cómo diablos se la arregla la gente en su interior para no morirse de frío sin necesidad de encender la calefacción central?), pero de que luce impresionante, luce. Es, quizás, la mejor guarida de villano que hemos visto en la saga Bond desde los '80s (y quizás antes).
IDEAL PARA: Ver una Bond extravagante.
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