11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

jueves, 5 de septiembre de 2013

"Viuda negra" (1987).


-- "Black Widow" (título original), "El caso de la viuda negra" (título en España). Estados Unidos. Año 1987.
-- Dirección: Bob Rafelson.
-- Actuación: Debra Winger, Theresa Russell, Sami Frey, Dennis Hopper, Nicol Williamson, Terry O'Quinn, James Hong, Diane Ladd, D. W. Moffett, Lois Smith, Leo Rossi, Danny Kamekona, Rutanya Alda, Mary Woronov, Wayne Heffley.
-- Guión: Roland Bass.
-- Banda Sonora: Michael Small.

-- "Viuda negra" en IMDb.
-- "Viuda negra" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Una mujer muy stylish, porque ser millonaria en los '80s era el colmo de lo stylish, llega a un departamento mientras le informan que ahora es una encantadora viudita. La muerte del marido en cuestión llama la atención de una fulana trabajando para esta o esta otra oficina del gobierno de Estados Unidos, porque el diagnóstico es una enfermedad chupi rara que no le da a nadie pero al marido ése sí. Raro, ¿no? No, no tanto. Lo que pasa, como lo vemos en la siguiente escena, es que la millonaria ésta ya está eligiendo su próximo blanco. Estudiando tales o cuales materias para impresionar a su futura presa. Y sacando una jeringa de la caja de seguridad de un banco para inyectar una champaña con un tóxico cuyas propiedades químicas justito justito son las que necesita el guión para funcionar. El caso es que la investigadora, por su parte, hace la relación de que hay dos muertitos millonarios con el mismo extraño desorden biológico, y los dos estaban casados con, a lo mejor, quizás, podría ser... la misma fulana (estamos en el tiempo anterior a las bases entrecruzadas de datos y los programas de reconocimiento facial, la época en donde una peli sobre una fulana cambiando constantemente de identidad y documentos todavía era creíble sin necesidad de tener habilidades de hacker para crackear el sistema). La investigadora se lanza a perseguir a la fulana, pero para su desgracia, la fulana acaba saliéndose con la suya, y con un pretexto u otro se fuga a Hawaii. Mientras que todo el mundo quiere darle carpetazo al asunto porque, en estricto rigor, la única gran pieza de evidencia que tiene la investigadora es su grancojonísimo "porque lo digo yo", la investigadora misma ésta decide que viajará a Hawaii. A atraparla. A como de lugar. Aunque sea haciéndose amigui con ella. Compartiéndolo todo. Incluso el mismo hombre si fuere preciso. Porque no hay nada de sospechoso en todo esto, ¿verdad? Después de todo, eso es lo que hacen las amiguis, ¿verdad? Utilizar a los hombres como objetos para sus oscuras fijaciones criptolesbis, ¿verdad? ¿¿¿VERDAD...???

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Para los despistados que llegaron acá pensando en la Viuda Negra o Black Widow de la Marvel, la que le dio (impecable) cuerpo Scarlett Johansson: es alcance de nombre. Esto no va de cómics. Aclaraciones hechas, entremos en materia. En los '80s hubo una marcada tendencia, que alcanzaría su paroxismo en los '90s con "Bajos instintos" e imitaciones baratas como "El cuerpo del delito" o las pelis de Shannon Tweed, de volver al esquema del thriller clásico noir, pero ahora con las dosis de sexualidad desatada que no eran permisibles para la censura de los '40s y '50s. Esta tendencia fue desatada en lo principal por dos pelis de 1981, "El cartero llama dos veces" con Jessica Lange siendo faenada por Jack Nicholson (rumorología popular dice que en un minuto se les olvidó actuar y que se lo hicieron de verdad), y "Cuerpos ardientes" por otro lado. Pero aún existía una última barrera que cruzar. Una que ya en los '90s iba a terminar siendo cruzada del todo, pero que en los '80s el mundo todavía no estaba exactamente listo. Me refiero al lesbianismo, por supuesto ("Bajos instintos", "Sin límites"...). En esta estaban cuando el guionista Roland Bass, que se había hechos sus primeros pinitos adaptando su propia novela "Nombre clave: Esmeralda", se lanzó a su primer guión original. Un neo-noir de manual con giro criptolésbico en el argumento. Dirigida por el tipo de "El cartero llama dos veces", miren ustedes. Esto fue lo que pasó.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Estamos frente a un caso de peli que hay que verla un poco con los ojos de ese día. Como decíamos, en 1987 el lesbianismo era tema tabú en el cine, o en el cine comercial al menos: sugerirlo era todo lo que se podía hacer al respecto. El guión es un neo-noir canónico hasta la médula, con el detective puro e inmaculado sometido a la tentación de una femme fatale que seduce y mata: sólo que en este caso, el detective es mujer, lo que introduce el cambio de significación requerido. Aunque nunca lo explicita, el guión deja bien en claro que la femme fatale de rigor tiene más de algún problema sicológico, porque sigue matando hombres millonarios largo tiempo después de que se ha hecho ella misma millonaria. Lo propio ocurre con la investigadora, cuya obsesión por atrapar a la asesina alcanza niveles insanos. Cuando ambas se encuentran y comienzan su juego de gato y ratón, empiezan a chorrear las preguntas: ¿no será que la asesina se carga hombres no por apoderarse de dinero, que ésa es su autojustificación, y que en realidad le van más las mujeres? ¿no será que la investigadora está obsesionada con echar abajo y a la cárcel a la asesina en parte porque envidia su libertad de movimientos y se siente seducida por su falta de autorrestricciones morales? Andando la peli aparece el inevitable nuevo hombre millonario que será el nuevo blanco de la asesina, pero queda bien en claro que el pobre desgraciao sale sobrando: la verdadera danza de seducción está entre estas dos hembras que parecen complementarias en sus respectivas necesidades y grietas sicológicas... pero que por esa misma razón no llegarán a estar nunca jamás. La asesina siente con su perseguidora un estímulo y un desafío a lo menos intelectual, que ningún hombre ha podido. La perseguidora por su parte quizás siente que debe echar a la asesina a la cárcel en parte porque la victoria final del sistema es también la victoria final de su propia represión sexual, su propia incapacidad para salir del closet y asumirse como lo que es (hay varias pistas: está notoriamente desarreglada para lo que eran los '80s, le aserrucha el piso a las intenciones románticas de su compañero de trabajo, acecha de manera casi predatoria a la asesina...). En ese sentido, aunque la peli no tenga escenas sexuales propiamente tales (bueno, un escarceíto por ahí de Theresa Russell, que aunque haya estado en Actor's Studios, créanlo o no, es mejor conocida por sacarse la ropa en pelis raritas), o quizás potenciado por eso, el morbo de ver a dos eventuales lesbianas enclosetadas termina transformándose en la fuerza motriz que lleva toda la peli. Por cierto, el guionista Roland Bass siguió manteniendo el tipo después (aunque con calidad dispareja, eso sí): aparte de llevarse el Oscar para la casa con "Rain Man: Cuando los hermanos se encuentran", Bass tiene en su currículum "Jardines de piedra", "Durmiendo con el enemigo", "Mentes peligrosas" y "La boda de mi mejor amigo", entre otras de distinto calibre.

-- ¿La realización? Muy buena. Quizás el guión sea estándar, pero el director Bob Rafelson, lejos de escapar del cliché, lo abraza con entusiasmo iluminando a Theresa Russell al mejor estilo de las femmes fatales de los '40s. Sintomáticamente, la iluminación oscura y noir de la primera mitad cambia a una distinta, mucho más luminosa, cuando las dos protas están en Hawaii, lo que puede ser otro simbolismo criptolesbiano adicional para una pareja que lejos de su hogar, podrían darse el lujo de darle algo más de riendas a sus instintos. Las interpretaciones son también notables: Theresa Russell está escalofriante como la asesina seductora-pero-fría, mientras que Debra Winger consigue muy bien que su personaje sea ese volcán a punto de explotar que es a lo largo de toda la cinta. La peli podrá lucir envejecida en otros respectos, en particular como decíamos porque vinieron otras producciones mucho más atrevidas en la misma línea después, pero gracias a estos detalles, todavía se deja ver.

IDEAL PARA: Amantes del thriller y del noir, y morbosillos de toda la vida.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].



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