11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 25 de marzo de 2007

"Cartas desde Iwo Jima" (2006).


-- "Letters from Iwo Jima". Estados Unidos. Año 2006.
-- Dirección: Clint Eastwood.
-- Actuación: Ken Watanabe, Kazunari Ninomiya, Tsuyoshi Ihara, Ryo Kase, Shido Nakamura, Hiroshi Watanabe, Takumi Bando, Yuski Matsuzaki, Takashi Tamaguchi, Eijiro Ozaki, Nae, Nobusama Sakagami, Akiko Shima, Lucas Elliot, Sonny Saito.
-- Guión: Iris Yamashita, sobre una historia de ella y de Paul Haggis, basado en el libro editado por Tsuyoko Yoshido con cartas de Tadamichi Kuribayashi.
-- Banda Sonora: Kyle Eastwood y Michael Stevens.

-- "Cartas desde Iwo Jima" en IMDb.
-- "Cartas desde Iwo Jima" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Las largas, arenosas y azufrosas playas de Iwo Jima tienen una historia que contar, una historia sepultada en un añoso hallazgo hecho en el presente, y que remonta a 60 años atrás. A través de ese hallazgo aparece mágicamente el mundo antiguo de los heroicos defensores de Iwo Jima, que combatieron al Imperio Norteamericano en nombre del Imperio Japonés. Un cavazanjas de Iwo Jima farfulla algo sobre "¡qué suelo sagrado ni que nada!", y lo hace en mal momento, porque por detrás aparece el sargento instructor, que le da una severa reprimenda al estilo "¡habla con mi vara!", por antipatriota (es fácil ser patriota cuando la patria lo comisiona a uno para mandar a otros patriotas de menor rango, claro está). En eso llega el gran y único Ken Watanabe, como el superior al mando encargado de la defensa de la isla, y recién llegado a Iwo Jima; éste le pregunta al sargentito sobre si le sobran hombres para la defensa de la isla, y cuando éste responde lo lógico (que no), el comandante supremo le dice que no los siga castigando con golpes, y que mejor pruebe a quitarles raciones de comida. Con esa filosofía que excluye la agresión por un trato psicológico, la brutalidad por la táctica, y la tradición por el sentido común, nuestro heroico comandante en jefe pareciera ser el hombre del minuto, pero esas mismas cualidades le enajenan el compromiso de sus hombres (¿y cuándo los militares han respetado la inteligencia? ¿Conocen ustedes a un militar que haya ganado el Premio Nobel de algo?). Con esos mimbres, el heroico general Tadamishi Kuriyabashi tiene que preparar la defensa de una isla, lidiando contra la escasez de suministros, la incompetencia táctica de sus subordinados, el tradicionalismo de sus oficiales, la escasez y mala calidad del agua (léase "disentería"), lo malparido de la geografía insular, la falta de apoyo en hombres y armas desde Japón, y la evidente superioridad bélica en pertrechos y soldados del enemigo, este último dato que por cierto sólo Kuriyabashi y un fiel amigo conocen, por haber estado ambos en Estados Unidos hace algunos años atrás...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Clint Eastwood es con toda seguridad uno de los mejores directores en activo durante la primera década del XXI, que sabe tomar con sabiduría todo lo valioso del cine clásico sin caer en la trampa del respeto irrestricto que lo conduciría a ser un ladrillazo, y sabe contar historias de un hondo contenido humano sin caer en el lloriqueo mariconazo a lo Spielberg. En 2006 se atrevió con un díptico sobre Iwo Jima en particular, la Segunda Guerra Mundial en general, y toda guerra aún más en general. En verdad, es difícil ver "La conquista del honor" y "Cartas desde Iwo Jima" por separado, porque aunque sus tramas y argumentos son distintos y no presentan escenas cruzadas (a excepción de una escena con un yanki asaltando un bunker con un lanzallamas), no sólo versan sobre el mismo tema y están rodadas al mismo tiempo, sino que además sus discursos se complementan perfectamente. Al igual que "La conquista del honor", esta película es fuertemente desmitificadora, y responde bien a unos tiempos en los cuales los estadounidenses están cada vez más desencantandos con la paranoia águilacalvoide de George W. Bush, un hombre que ha traicionado los principios más profundos de la democracia americana, para salvar (según él) a la democracia americana.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es una de Clint Eastwood. Sean buenos, mediocres o malos sus argumentos, Eastwood sabe poner una cámara, elegir la pincelada justa y narrar con un ritmo filoso sus historias. Y aparte de todo eso, "Cartas desde Iwo Jima" es de las buenas. Tanto, que consigue hacernos olvidar ciertas concesiones bobaliconas al cine de siempre, como por ejemplo el poner cartas sensibleras en primer plano para mostrar los horrores de la guerra, que por cierto en el filme se explican por sí solos, a través de la convivencia diaria de un puñado de japoneses en combate. Aparte de detalles como éste, el resto está impecablemente bien narrado, con una dureza que sale no del gran espectáculo, como por ejemplo "Salvando al soldado Ryan", sino de una situación claustrofóbica en la que se respira el clima malsano de la guerra.

-- En esta película, los japis son los buenos. A pesar de que esto tiene que haber sido más chocante para el público yanki que para nosotros, acostumbrados a tomarnos en solfa todos esos filmes de americanos lindos salvando al mundo ("La caída del Halcón Negro" o "La delgada línea roja", por citar ejemplos recientes). Aún así, Eastwood tiene la sabiduría de no caer en la trampa de poner a todos los japis como buenos al montón, por prurito de ser políticamente correcto (trampa en la que sí cayó Kevin Costner con los indios en "Danza con lobos"). Entre los japoneses hay de todo, desde los más valientes y comprometidos con la causa, hasta los más deleznablemente cobardes. Pero ninguno lo es a nivel caricaturesco, sino que todos en su justa medida, con valor o miedo nacido de las circunstancias, no de su condición intrínseca.

- La historia presenta un contrapunto clásico entre dos "héroes", el aristócrata y el campesino (como Aragorn y Frodo, en "El Señor de los Anillos"), que llevan consigo el peso de la historia. Uno es el General Kuribayashi, que sin tener madera especial de héroe, sí posee una inteligencia superlativa, un saludable desapego respecto a los aspectos más irracionales del tradicionalismo, y una lealtad a toda prueba para su causa, hasta el punto de seguir adelante sin desmoralizarse a pesar de saber que toda su empresa está, en definitiva, condenada al fracaso. El otro es Saigo, un humilde panadero que se ve enrolado a la mala en una guerra que en verdad no le empece, sino que le significa sacrificio tras sacrificio (para lo único que le sirve la guerra, es para que le incauten bienes, y después, para que lo enganchen a la fuerza como recluta), por una causa en la que no cree, pero que dentro suyo irá descubriendo poco a poco el heroísmo, en su admiración por Kuribayashi. Este contrapunto está estupendamente bien delineado, y se hace creíble sin pintar a ambos personajes como Ubermenschen más allá del bien y del mal.

-- La guerra es presentada en toda su desnuda brutalidad. Nada de actos de heroísmo a ultranza, nada de salvaciones en el último minuto, nada de héroes individuales que salvan el día con alguna pequeña hazaña. Los hombres luchan y mueren, y tienen suerte si sólo lo hacen mediante un balazo, en vez de ser achicharrados por un lanzallamas, destripados por una granada o mutilados por un obús. Quizás la escena más dura de toda la película, que retrata de cuerpo entero esta carnicería, no sea ninguna escena de la guerra, sino un flashback de cuando Kuribayashi está cenando amenamente en Estados Unidos, años atrás, y la esposa de un encumbrado general le pregunta, en tono un tanto frívolo, que si el japonés mataría al yanki en caso de que Japón entrara en guerra con Estados Unidos, y el segundo cayera prisionero del primero.

-- También la película deja bien en claro que parte de la estupidez de las guerras, es la estupidez de los oficiales que libran las guerras. Kuribayashi debe lidiar con el tradicionalismo de sus oficiales, quienes esperan lidiar una guerra con las tácticas de toda la vida, sin consciencia de que éstas los conducirán a ser barridos antes. También debe evitar que sus propios hombres se suiciden para lavar su deshonor, porque vivos y replegados en nuevas posiciones les son más útiles, tanto a él como al Imperio al que tratan de honrar. Y debe contener a sus propios hombres que tratan de abandonar una postura defensiva, para lanzarse a un ataque suicida en el que morirán antes, y además no conseguirán nada.

IDEAL PARA: Ver una película sobre los absurdos de la guerra, muy bien filmada, muy bien narrada, y muy incisiva.

3 comentarios:

Martín dijo...

Vi esta película sin grandes expectastivas, porque pensaba encontrar una película maniqueísta, pero la encontré bien equilibrada, como dices tú, hay japoneses modelos, otros buenos, pero también los hay malos o simplemente estúpidos. Creo que ese detalle fue el que más me atrajo de esta película.

PD: Militares que se hayan sacado el Nobel, no conozco; pero el Laboratorio de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos sí se sacó el IgNóbel de la Paz del 2007 por investigar el uso de una "bomba gay"... (Si no lo saben, podrán imaginarse que los IgNóbel son, a los premios Nóbel, el equivalente a los Razzies con respecto a los Óscars)

General Gato dijo...

Sabía tanto de la bomba gay como del anti-premio que se llevó el proyecto. En cuanto a militares que se hayan sacado el Nobel, hay unos cuantos, y de la Paz nada menos: Theodore Roosevelt, Yasser Arafat... Claro, en su calidad de dirigentes políticos, pero venían del mundo militar, sí.

Randjody dijo...

Vi ambas películas más o menos al mismo tiempo.

"La conquista del honor" me gustó, pero la encontré un tanto pesada, siendo que el foco interesante y primordial -para mí- era esta creación iconográfica de la foto con la banderita, que los jerifaltes sabían que era LA imagen para incentivar y vender la guerra (y los bonos, claro), y eso bien valía la tergiversación. Lo demás era un tanto accesorio. Bien contado, pero accesorio.

En cambio, y con temor a encontrarme con lo mismo, en "Cartas desde Iwo Jima" vi una película redonda, íntegra, que era inmensamente entretenida e interesante de ver, por todos los tópicos mencionados en la reseña.

Nada más que decirme, sólo que ir a ver una de Eastwood es ver una cinta que no defraudará.

Saludos.

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