11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 2 de mayo de 2010

"La joven Victoria" (2009).


-- "The Young Victoria". Estados Unidos / Inglaterra. Año 2009.
-- Dirección: Jean-Marc Vallée.
-- Actuación: Emily Blunt, Rupert Friend, Paul Bettany, Miranda Richardson, Jim Broadbent, Thomas Kretschmann, Mark Strong, Jesper Christensen, Harriet Walter, Jeanette Hain, Julian Glover, Michael Maloney, Michiel Huisman, Genevieve O'Reilly, Rachael Stirling.
-- Guión: Julian Fellowes.
-- Banda Sonora: Ilan Eshkeri.

-- "La joven Victoria" en IMDb.
-- "La joven Victoria" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Inglaterra, en la turbulenta y poco interesante época en que Jane Austen estaba muerta y Sherlock Holmes aún no nacía. La pelea por la sucesión está reñida porque el anciano y mangoneado rey reinante, valga la redundancia, está con un pie en la sepultura, no tiene hijos, y ya no le da el fuelle para un legítimo. Queda su sobrina, una jovencita llamada Victoria, dominada por su madre, que a su vez está dominada por un salido de las alcantarillas, que por medio de violencias y otras zarajandas quiere quebrar a Victoria para convertirla en juguete de sus caprichos e intereses (caprichos e intereses políticos, o sea, transformarse en el poder detrás del trono, no se piense otra cosa, que por mucho que la chica venga en el apetecible envase de Emily Blunt, estos british son british muy... er... victorianos). El rey trata de que no se le pare la chala durante sus últimos meses, para que la chica cumpla 18 y no haya regencia de ese indeseable, y... ¡sucede! ¡Victoria wins! (valga la redundancia castellano-inglés). Pero como de costumbre, una cosa es que Victoria sea la reina coronada, y otra muy distinta que los otros majaderos a su alrededor opinen que está bien eso de que ella sea la reina y too, pero si quieres que las cosas salgan como tienen que salir (que, curiosa coincidencia, es más o menos como los intereses comprometidos de cada uno dictan, si es que de Salvadores de Britania está uno rodeado) entonces ella debería seguir ciegamente los consejos personales y propios, que para eso está la reina, para reinar según capricho de cada uno, faltaba más que fuera reina y además quisiera reinar. Y ahí tenemos otra vez a la pobre Victoria tratando de ser algo más que un objeto decorativo en su propio palacio. Pero el golpe más artero aún está por llegar: su tío el rey Leopoldo de Bélgica envía a su propio James Bond a arreglar las cosas en Inglaterra, que es Alberto. El tipo, que tiene un aire soñador y un tanto metrosexual que con ese trajecito militar lo hace parecer salido de un manga japonés, de alguna manera se las arregla para llegar al corazoncito de Victoria, pero ¡ups! resulta que él también se enamora de ella. Algo está podrido en Inglaterra, pero llega Alberto a sacar la basura. Porque detrás de toda gran mujer hay siempre un gran hombre. Aunque sea la Reina Victoria.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Victoria de Inglaterra. 1837-1901, el reinado más largo de toda la historia de su país. Y reinado efectivo, porque en ningún minuto fue una mangoneada de nadie. O bueno, quizás un poquito por Disraeli. Pero sólo un poquito. De manera galante y nada más. Personaje fascinante donde los haya, Victoria le dio su nombre a la Era Victoriana, y también al victorianismo entendido como puritanismo y pacatería sexual, mientras era la Emperatriz de la cuarta parte de las tierras emergidas del planeta, un imperio más grande que el de Julio César, Carlos V o Genghis Khan. E interesantemente, uno de los menos visitados por el cine. Porque una cosa es la influencia que haya ejercido en la Historia Universal, y otra muy distinta su, ejem, "filmabilidad" por decirlo de alguna manera. La historia de una reina cuyos 63 años y fracción de gobierno se la pasó en realidad entre un par de castillos (Buckingham y Balmoral, ambos inagurados como asentamientos reales por Vicky y Albie), más alguna visita al extranjero, todo eso matizado con prolijas intrigas de alta política de tipo conversación de pasillo (ni complots, ni intentos de asesinato, ni ná que justifique una escena de a-X-ión), no son los ingredientes que vayan a reventar la taquilla. No en balde, esta peli fue la parienta pobre de unos Premios Oscares saturados de "Avatar" y "Vivir al límite" y "Up" y (¡vaya, una de CF collereándole a una histórica!) "Star Trek", pelis que sí cumplían con el requisito indispensable para nuestra época de que hubiera gente que muriera de muerte violenta onscreen (iba candidata a tres en los rubros artísticos típicos de toda peli "dépoca", y sólo ganó Mejor Diseño de Vestuario, mientras que "Star Trek" la batió en "Mejor Maquillaje", y "Avatar" en Mejor Dirección de Arte, para que no digan que la Academia tiene más gusto por el culturetismo historicista que por el frikismo CF). Pero cualquiera que haya leído la sabrosa y copuchenta biografía que le dedica Lytton Strachey (sí, el tipejo rarito que aparecía en "Carrington"), sabe que había mucho material para rodar algo de interés. La figura de la reina que no reina y la mangoneadora por ley divina que es mangoneada cada cinco segundos, daba precisamente para una tragicomedia al estilo de los dibus japoneses, ésos con personajes principales muuuuuu profundos, y secundarios que se ríen y se dan porrazos de caricatura. Por supuesto que no se fijaron en los aburridos y abúlicos últimos cuarenta años de gobierno, que son los de viudez de Victoria y por lo tanto los más tediosos, sino en su ascensión al trono. El resultado es una peli que desde el principio estaba destinada a no reventar ninguna taquilla. Pero, ¡joer! Es que a veces nos merecemos que nos den una peli histórica que en verdad sea digna de ese nombre, por una marrana vez en la vida, ¿no?

¿POR QUÉ VERLA?

-- Esta es sin lugar a dudas la mejor peli histórica que se ha rodado en años. Cuando quiero decir "histórica", quiero decir "histórica" y no "que toma algunos asuntillos históricos y los remajamamea por aquí y por allá para hacer un producto vendible e hiperventilado y artí-tico a grueso público ignaro en temas históricos". La peli sigue con respeto casi religioso las principales incidencias de la historia de Victoria a través de su difícil coronación, sus aún más complicados primeros años de Gobierno, y su romance y posterior matrimonio con el príncipe Alberto de Sajonia-Coburgo. Donde la mayor parte de las pelis siguen el saludable recurso de podar el árbol y quedarse con lo esencial, fusilándose a malsalva personajes y situaciones para hacerla más entendible al público (maniobra no criticable en sí misma, si después de todo es cine y no un documental histórico, pero que por contrapartida, en alguna medida, al ganar puntos cinematográficos, tiende a falsear la realidad histórica en función del drama), "La joven Victoria" opta por tratar de meterlo todo. El resultado es algo confuso a veces, y ayuda haberse leído una biografía de Victoria antes, o al menos echarle un vistazo a la Wikipedia, pero el guión consigue la cuadratura del círculo de incluir el ambiente prácticamente completo (la complicada relación de Victoria con su madre, el personaje de la nodriza, la relación con su tío el anterior rey, el incidente de las habitaciones, la coronación misma, los asuntos de estado, su relación semiplatónica con Melbourne, su enemistad con Peel, la crisis constitucional de las doncellas de cámara de Victoria, los viajes de Alberto, las relaciones y mundo del futuro marido, los incidentes respecto a la reorganización del palacio... cuando digo completo es COMPLETO) sin que en ningún minuto chirríe, ni se pierda el peso específico entre lo secundario y lo principal. El que vea la peli casualmente podrá seguir la trama sin problemas, y el que sepa de antemano datos sobre la reina Victoria, disfrutará como enano del nivel de detalle histórico que se permite el guión. Probablemente el único episodio impostado sea el atentado contra Alberto (aunque la propia Victoria sufrió más de alguno durante su longevo reinado, y es que mientras más tiempo reinas, más posibilidades hay de que un pirado las emprenda contigo), pero aparte de eso, el resto está como tiene que estar. Tampoco la peli cae en la trampa tan habitual (necesaria en algún caso a según qué propósito cinematográfico, claro, pero herramienta de la que a veces se abusa para comercializar el producto) de actualizar los personajes y situaciones para que respondan en los diálogos y discursos a la mentalidad actual y se hagan más comprensibles para la audiencia: los personajes de "La joven Victoria" son, piensan, hablan y se comportan con la mentalidad del siglo XIX, sin que Victoria sea transmutada mágicamente por la hechicería del guionista en el prototipo de heroína femenina contemporánea disfrazada en atuendos del XIX (esto puede desconcertar a algunas audiencias, lo que no ayuda al éxito de la peli, pero estamos hablando de por qué verla, no de por qué va a ser exitosa). Y, repito, sin que suene falso, monótono o aburrido. El hilo conductor acá claramente es el crecimiento y madurez de Victoria (aunque, si hemos de creer al chismoso de Strachey, algunos aspectos más negativos de la personalidad de Victoria, como una cierta superficialidad, su gusto por las fiestas hasta la amanecida, y su relativa estrechez intelectual, fueron no falseados, pero sí convenientemente limados para que Victoria fuera más heroína), y dicho hilo conductor es llevado soberbiamente de principio a fin. La peli adolece de una cierta falta de conclusión, lo que es obvio porque no hay un "grande finale", sino el comienzo de una bonita relación de romance/amistad (el de Victoria y Alberto fue en muchos sentidos un matrimonio modélico, más allá de alguna crisis de éstas o aquéllas), y pasado el desconcierto cinéfilo, uno entiende que es como la vida misma, algo que no tiene ni puede tener una "conclusión cerrada". Todo un atrevimiento, filmar una peli como ésta en tiempos en que "Sherlock Holmes" transformaba al detective en un héroe de acción para atraer a las audiencias juveniles, y ya hay rumores de sable de que habrán pelis sobre Leonardo da Vinci y Abraham Lincoln como action heros, porque la Historia pura y dura es tan poco... bueh, tiene tan poca acción en general. Nada en contra de esas pelis, claro, que de todo debe haber en el cine... pero es bueno que otras pelis como "La joven Victoria" lo contrapesen con acercamientos respetuosos e inteligentes a la Historia.

-- Emily Blunt. Verla es pensar que nació para el rol de Victoria. Ni siquiera chirría el hecho de que Victoria asumió el trono con 18 años, y la ya un tanto madurona Emily tenía 26 al momento de rodar su papel (como sí le pasó su poco a Rachel McAdams cuando fue la villana de "Chicas pesadas"). ¡Y por añadidura se ve tan bella y seductora...! Además de que Emily Blunt se luce con una actuación llena de gestos y matices que convierten a su personaje en una persona de tres dimensiones en vez de la consabida caricatura de la "heroína oprimida que quiere ser libre", la caracterización de ella como Victoria le otorga un parecido físico bastante razonable, y que roza a ratos lo escalofriante. Pero no se crea que, a pesar de todo su talento, se devora la función. El resto de los actores está más que bien. El no muy conocido Rupert Friend ("El libertino", "Orgullo y prejuicio", "La última legión") como Alberto hace una estupenda pareja para Emily Blunt, recreando a un Alberto romántico (en el sentido histórico del término, además del corriente y habitual) y algo febril que también escapa de la caricatura para convertirse en un ser humano de carne y hueso, y en la única persona a la que Victoria realmente hubiera sido capaz de amar. Un casi irreconocible Paul Bettany está brillante como Melbourne, y Miranda Richardson sigue paseando el tipo de mujer pesada que ha llevado a través de cosas como "Sammy y Rose se van a la cama", "El juego de las lágrimas" o "El jinete sin cabeza" (por mencionar tres muy diferentes entre sí casi al azar), ahora interpretando por todo lo alto, como es su costumbre, a la pesadota de la madre de Victoria, que era así en la vida real. El quinteto protagónico se completa con Mark Strong como el amante de la madre de Victoria (sí, el malo maloso de "Sherlock Holmes" ya está encasillado como el villano victoriano par excellence). El resto de los personajes está un poco de comparsas, como corresponde a una producción con tantos de ellos para que no pierda el hilo conductor, pero no hay nadie que desentone ni esté fuera de lugar.

IDEAL PARA: Ver una peli histórica que de verdad se preocupa por la Historia.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

2 comentarios:

Elena dijo...

Hola! Confieso que ni siquiera sabía de la existencia de esta película, pero tras leer tu reseña por supuesto me quedo con la recomendación. Gracias!

General Gato dijo...

A ADHARA: Y yo que casi me quedo debajo de la mesa, después de que pasaban los meses parecía que ni iba a llegar a los cines de Chile, y cuando llegó, lo hizo casi entre gallos y medianoche. Es lo que tiene que no sea "Iron Man 2", que no la van a estrenar en chupetecientas salas en V.O. y doblada al español... :-D

A 昱廷昱廷: Ñiá ñiá ominayá chunchulí menhuá ñiá pachulí ñuñá...

A OZ: Gracias por las felicitaciones, y saludos igualmente.

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