11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

martes, 17 de febrero de 2009

"La batalla de Anzio" (1968).


-- "Lo Sbarco di Anzio" (título italiano), "The Battle of Anzio" (título internacional). Italia / Estados Unidos. Año 1968.
-- Dirección: Duilio Coletti y Edward Dmytryk.
-- Actuación: Robert Mitchum, Peter Falk, Robert Ryan, Earl Holliman, Mark Damon, Arthur Kennedy, Reni Santoni, Joseph Walsh, Thomas Hunter, Giancarlo Giannini, Anthony Steel, Patrick Magee, Arthur Franz, Tonio Selwart, Elsa Albani.
-- Guión: H.A.L. Craig, sobre una adaptación de Duilio Coletti, Frank De Felitta y Giuseppe Mangione, del libro de Wynford Vaugham-Thomas.
-- Banda Sonora: Riz Ortolani.

-- "La batalla de Anzio" en IMDb.
-- "La batalla de Anzio" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En una de esas construcciones dizqueneoclásicas italianas ingresa un good american, con los muy viriles rasgos de Robert Mitchum (esta peli es los años en que habían larguísimas secuencias de créditos al comienzo en donde mencionaban hasta el perro y el gato mascotas del equipo realizador, mientras en pantalla no pasaba ná). Ingresa a una habitación, y ve a un puñao de soldadetes haciendo el mono mientras descansan de eso de ir al frente de batalla. Estamos en la época de la Segunda Guerra Mundial del Mundo, en que los Demócratas del Ritmo apaleaban malvados nazis y todo eso. El good american es en realidad un reportero de combate, en la época en que ser reportero de combate implicaba ir a meterse al horno, en medio de las balas y con el riesgo de que te saltaran el cráneo, no como ahora que se instalan cómodamente en tiendas de campaña cerca del Zerg Hatchery, esperando los partes de batalla para clonarlos a CNN. En medio del carrete desaforado vienen esas típicas conversas filosóficas de medio pelo, que mejor retírate, que no es lo tuyo, que con lo que has ganao ya podrías irte a tirar minorras en los Yueséi y dejarle todo el copropastel a los bisoños. Pero el otro no, que dale con querer conocer la verdadera naturaleza de la guerra y otras zarajandas pseudokantianas. Bueno, allá él. De pronto llegan las noticias: ¡irán al battlefront! La idea es desembarcar en un lugar llamado Anzio y doblegar la perversa resistencia alemana para tomar Roma, y así terminar la WWII (en realidad no, que ya sabemos los italianos son los soldaditos de polenta, pero como que viene más épico si lo ponemos así, ¿no?). Pero el general a cargo empieza a manifestar algunos extraños síntomas de eso que cuando es el alto mando se llama "exceso de prudencia", y cuando es en la tropa se llama "cobardía" a secas. Una operación anterior en Salerno resultó en una batalla desastrosa, y nuestro bien generalote no quiere repetir el riesgo, no sea que el éxito de la guerra, o las vidas de las tropas, o peor aún, su promoción, se vean perjudicados. De manera que desembarcará, gastará unos cuantos días cómodamente en consolidar una cabeza de playa, después dará una patrulladita por los alrededores para saber cuántas son las fuerzas alemanas, luego se tomará otro tiempecito entre tacita de té y tacita de té para ver cómo barrerlos, después los barrerá, y si para ese entonces la guerra no ha acabado, avanzará sobre Roma. Nuestro reportero, mientras tanto, no teniendo mucho que hacer, pide permiso para que le proporcionen un jeep y un conductor, y decide explorar los alrededores, mientras que nuestro buen generalote, inteligente él, decide que no hará reconocimientos para no alertar a los alemanes de su presencia allí (como si decenas de lanchas de desembarco pudieran disimularse con un poquito de pintura y a otra cosa, majo). Nuestros ragazzi emprenden así la marcha en el jeep (al que se suma otro soldado más), y avanzan, y avanzan, y avanzan, sólo por ver y pasear un poco... Y de pronto, así como así, de sopetón, se encuentran en Roma. Sin soldados. Sin tropas. Città aperta. Ante la mayúscula revelación, después de exclamar el correspondiente ¡mamma mia, ma che cosa, questo mascalzone tudeschi abandonaron el territorio di soldadinis di polenta!, emprenden el regreso a toda tarantela, e informan que están listos, Roma está ahí, llegar y llevar y páguese en tres cuotas precio contado... Nuestro generalote, al enterarse, dice entonces que los malvados alemanes han dejado pasar a la patrulla indemne para que los Aliados se confíen, e ir a parar a una trampa más adelante, sin haber consolidado aún la cabeza de playa. Desesperado, el reportero y su amiguete soldado emprenden el viaje con una patrulla, sólo para otra misión de inspección. Las consecuencias serán un largo viaje por territorio que los alemanes, ahora bien alertados del desembarco (exacto, al comienzo no había un p*** alemán en todo el territorio para hacer el heil muriendo por su patria), están fortificando a toda tallarinata. E questo está basado en una vera storia, mios caros lectores...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En los '60s, el cine bélico de toda la vida tuvo un repunte espectacular. Se habían hecho pelis sobre la WWII, pero tendían a ser melodramas pastelosos sobre aviadores sobrevolando el Pacífico y sufrientes doncellas esperando el regreso de sus pilotos, etcétera. Todo eso fue reemplazado por un cine más crudo y crítico (bueno, para los estándares de ese entonces). Ayudó, claro está, que en Estados Unidos el tema de la guerra se pusiera de moda otra vez por Vietnam. En los '60s vimos piezas como "Los cañones de Navarone", "El día más largo", "Los doce del patíbulo", "Donde las águilas se atreven", y otros en donde los buenos, rudos y sucios U.S.Army's privates se dejaban la vida liándose a balazos con los bien trajeados y siempre blackweared nazis. En medio de todo eso, el avispado productor Dino de Laurentiis, que se había hecho sus pinitos con espectaculares blockbusters Sword & Sandals como "Ulises", "Atila" y "Barrabás" (y entre medio produjo a... ¡sorpresa! ...el Federico Fellini de "La strada" y "Las noches de Cabiria"), después del trutrazo de "La biblia" se pasó a otro tipo de cine. "La batalla de Anzio" fue su intento de mantenerse a flote incorporando su piecita al Cine Bélico. Para eso compró los derechos sobre un libro escrito por Wynford Vaughan-Thomas, corresponsal de la BBC que efectivamente estuvo en Anzio (el personaje del prota está vagamente basado en él, o eso se supone al menos), y se decidió a adaptarlo. El resultado fue mediocre en lo relativo a la crítica y al público. Que a nadie le gustó, eso quiero decir. No fue un fracaso absoluto, pero tampoco fue un exitazo. Bueno, no es que Dino de Laurentiis (hombre que después produjo "Capricho a la italiana", "Barbarella", "Serpico", "Conan el bárbaro", "Dune" y "Hannibal") se preocupara mucho por ello, no en balde ha producido como desaforado y compensa así los fracasos con los éxitos, pero aún así "La batalla de Anzio" quedó como la gran peli que prometía ser, y no fue. Bueno, peor le fue a "La delgada línea roja", así es que...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Si hay algo que tiene el infatigable cappo di tutti cappi Dino de Laurentiis como productor, es la capacidad de crear pelis con gran empaque visual. Una peli producida por de Laurentiis será al menos vistosa de ver, y "La batalla de Anzio" no es una excepción. Hay algunas cosas que cantan, eso sí (ese truco barato de ahorrar en FXs, insertando planos de noticiarios de la época para las escenas de lanzamiento de misiles y bombardeo), pero en general con un presupuesto más bien modesto se consigue bastante. La historia podrá ser mediocre, pero al menos el cuento está contado de manera vistosa.

-- Esta peli sufre del mal propio de muchas otras pelis, que buscan satisfacer dos tipos de cine distinto, el espectáculo puro y el discurso ideológico, y se queda un poco con lo peor de ambos mundos. Porque la parte espectáculo es un tanto lisérgica (en particular promediando la peli hacia adelante, pecado capital donde los haya), y la parte ideológica no tiene tanta garra. El hilo conductor del asunto es la peripecia existencial del reportero que trata de entender la guerra, el por qué de la guerra y todas esas sesudas preguntas pseudofilosóficas (alabémosle que al menos quiere buscar las respuestas donde los huevos se fríen, y no en un cómodo sillón o en la cátedra universitaria como tanto filósofo mediocre que existe). La peli tarda en arrancar, pero cuando vienen las secuencias del desembarco y las primeras incursiones, agarra tensión dramática. Sin embargo, lo que prometía ser una peli de escenas con varios extras a gran escala y todo eso, termina en el viejo argumento de la patrulla perdido en territorio enemigo. Y en medio de todo eso, cuando la peli se torna episódica y por ende aburrida, nuestro reportero finalmente ve la luz, un poco a santo de nada porque si hubiera visto la luz en Pearl Harbor 1941 (por ponerle), la peli habrían tenido que rodarla allá, ¿no? Con mucha mayor modestia, y tomando el mismo tema como tópico, la contemporánea peli chilena "Caliche sangriento" (1969, o sea, un año después) con mucho menos conseguía mucho más, con un argumento semejante y un personaje muy parecido (el abogado antiguerra metido a oficial chileno), y llegando a conclusiones ideológicas mucho más arriesgadas. La escena final, al menos, tiene su interés, siendo una profunda bofetada al triunfalismo yanki, cuando el prota melancólicamente concluye que al ser humano le gusta matarse porque sí, que esta guerra no ha terminado nada, y habrán nuevas guerras en el futuro. Quizás esto contribuyó a la falta de éxito entre el público: no en balde, en 1968 los Yueséi estaban metidos hasta el pescuezo en Vietnam, y el grueso de la audiencia lo que menos quería era que le recordaran lo injusta que era la maldita guerra contra los malditos vietcongs (los yankis siempre asimilan mejor las pelis en donde ellos son los héroes que salvan el mundo), y esta peli lo que les refregaba en la cara era justamente eso. Pero aún así, por seguir hurgando en pelis que buscan la ecuación "espectáculo + profundidad" en esto de ser peli antibélica, resultados mucho mejores los logró una peli tan aparatosamente hollywoodense como "Salvando al soldado Ryan".

IDEAL PARA: Ver una peli bélica antibélica que es espectáculo antiespectáculo. O algo así.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "LA BATALLA DE ANZIO":

-- (Ir a la página) Comentario en Cinema de Perra Gorda.
-- (Ir a la página) Comentario en La Segunda Guerra Mundial En El Cine.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

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