11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

jueves, 23 de octubre de 2008

"Caballero sin espada" (1939).


-- "Mr. Smith Goes to Washington". Estados Unidos. Año 1939.
-- Dirección: Frank Capra.
-- Actuación: James Stewart, Jean Arthur, Claude Rains, Edward Arnold, Guy Kibbee, Thomas Mitchell, Eugene Pallette, Beulah Bondi, H.B. Warner, Harry Carey, Astrid Allwyn, Ruth Donnelly, Grant Mitchell, Porter Hall, Pierre Watkin.
-- Guión: Sidney Buchman, basado en una historia no publicada de Lewis R. Foster.
-- Banda Sonora: Dimitri Tiomkin.

-- "Caballero sin espada" en IMDb.
-- "Caballero sin espada" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un Honorable Senador de los Estados Unidos ha tenido un Honorable Ataque de alguna clase (no sé si al cerebro o al corazón... después de todo, para ser político no se necesita ninguna de ambas cosas). El caso es que ha parao las chalas, el pobre hombre, y eso pone muy nervioso a algunas personas. Porque resulta que está por votarse la ley de presupuestos, y está en juego una partida extraordinaria para la construcción de una chupi represa que forrará de dinero los bolsillos de un cierto potentado (de dónde me suena eso...). Convencen al Gobernador de que Fulanito Riñones de Bisagra es el mejor para el puesto, pero cuando las bases se enteran, desechan con indignación a Fulanito Riñones de Bisagra, y piden a otro candidato. El Gobernador, no queriendo desairar a nadie, decide entonces darle la nominación a un tercero que no se veía venir, y que, pues bien... es el guardaparques favorito de sus chicos. Pobre desgraciao, no sabe en la que se ha venío a meteh... Porque nuestro heroico guardaparques no tiene idea sobre cómo demonios se tramita una ley, y además, es el perrillo faldero del otro senador, que era amiguete de su padre, y que, pues bien, recuerda muy bien como el padre del guardaparques era defensor de las causas perdidas, hasta que apareció cómodamente instalado en su asiento, con un confortable agujero de bala, por atreverse a luchar por los derechos de las personas... Ahora, nuestro heroico guardaparques descubrirá que Washington está lleno de maravillosos monumentos a los líderes de la nación, aquellos que decían que "democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", y también de gente que pasa por los monumentos como si lloviera, y siguen cualquier ejemplo, menos el de que aquellos insignes prohombres Fundadores de la Nación. El guardaparques está embolinado con la idea de estar trabajando para hacer una nación más grande y más fuerte, pero poco a poco, cuando descubra por qué en realidad está allí, o sea, para hacer el paleto... ¿Conseguirá nuestro heroico guardaparques recordarles a una jauría entera de políticos washingtonianos, que democracia significa juego limpio y respeto por los derechos de las personas, antes que ellos lo hundan...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Gracias a su poderosa maquinaria cinematográfica, Estados Unidos ha vendido de sí mismo una potente imagen como el Santuario de la Democracia y los Derechos Humanos. No es casualidad. Las pelis de Hollywood son hechas por estadounidenses para estadounidenses (la mitad de la recaudación mundial se hace en los U.S.A.), y por lo tanto, no es raro que para preservar el negocio, deban halagar a la audiencia diciéndoles que forman parte de lo más bello y puro que ha parío esta Tierra de Dioh, aunque eso no sea cierto (¿y qué? Si la gente prefiriera la vida real a una bella fantasía, los cines habrían entrado en bancarrota desde el 29 de diciembre de 1895). Pero en los '30s, se sabía que las cosas no andaban bien. En los '20s, terminada la Primera Guerra Mundial, se le había prometido a la gente que todo iba a estar bien, que todos iban a ser ricos, que todos iban a vivir de las rentas sin trabajarle un centavo a nadie, simplemente jugando a comprar papeles en la Bolsa (piensen lo idiota de ese sueño: si todos son ricos y nadie trabaja, ¿quién va a producir los bienes y servicios que supuestamente van a ser comprados con esa riqueza?). El '29, el asunto se desplomó, vino el Crack de la Bolsa y la Gran Depresión, y la gente, mientras veía como los ahorros de toda su vida se esfumaban en las manos de quién sabe quién, empezó a descubrir que había más que un poco de corrupción en la Tierra de la Vigilante Aguila Calva. Aún así, precisamente por temor a los corruptos, pintar el tema era algo grande. Quizás demasiado grande. Pero esta peli se hizo de todos modos. La criticaron. La quisieron hundir. Ya saben quienes, los corruptos de siempre. Pero sigue siendo un clásico hasta el día de hoy, y quienes se les opusieron, hoy en día nadie los recuerda.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es uno de los retratos más hondos que nos ha entregado el cine, sobre el funcionamiento de la democracia en los Estados Unidos, y de la democracia en general. Vemos todo el proceso parlamentario en pleno, los mecanismos por los cuales se solucionan contingencias en democracia, las reglamentaciones referentes a cómo pasan las leyes, cómo se comportan los parlamentarios, el uso y el abuso que se hace del legalismo y del reglamentarismo... Si ustedes quieren echar una mirada al interior de esa caja negra que suele ser el sistema democrático de Gobierno, deberían ver esta peli. Obligatoriamente. En lo personal, no comprendo por qué esta peli no es de visionado obligatorio en todas las Escuelas de Derecho del planeta. ¡Ah, sí, ya lo sé! Es porque denuncia la corrupción.

-- Pasemos a ese apartado, entonces. La corrupción. Si esta peli fue universalmente denostada en su tiempo por los políticos de Washington y por los Reichzivilangestellter del Tercer Reich, además de los apparatichnik de los soviets, por algo debe ser. La peli plantea de manera muy dura el conflicto entre los valores eternos en los que se solventa un sistema político democrático, y la cruda trastiendilla de transacas más o menos vergonzosas de todos los días. Todo fundador de un nuevo sistema político cree más o menos de buena fe estar construyendo para la eternidad, un tipo de Gobierno que le entregará lo mejor a la ciudadanía y que terminará con todos los males antiguos, pero como los males antiguos son obra de las personas, y personas son las que habrán de custodiar el nuevo sistema político, pues bien, no pasa una generación antes de que estemos otra vez en el mismo punto. Nuestro prota ha mantenido intactos sus valores y sus creencias en el sistema americano no sólo a pesar de ser un paleto, sino precisamente por eso, por vivir en la periferia de la civilización, más rodeado de vida salvaje que de política, y cuando entra en contacto con todo este nuevo mundo, no puede sino decepcionarse. Y para dar su pelea, el prota no tiene más remedio que entrar al juego, aprender sus reglas, y a la larga, aprender a abusar del tecnicismo, el ritualismo y el procedimentalismo igual que sus enemigos. Combatir fuego con fuego, que se le llama. Por otra parte, en la mayor parte de las pelis sobre corrupción, vemos como el millonario corrupto de turno tiene una banda de mercenarios dedicados a exterminar al prota en medio de grandes explosiones, mientras que aquí, el malvado utiliza medios un poco más realistas, como por ejemplo un poco de presión por aquí, un poco de presión por allá... Más los métodos de un Charles Foster Kane que los de un Lex Luthor, para que nos entendamos (en serio, el friki sentado en esa infoterminal de Madrid... ¿sabe usted quién fue Charles Foster Kane...?).

-- Otro gran tema de la peli, estrechamente relacionado con el anterior, es la inocencia versus el cinismo. Casi como un resabio del clásico "dejad que los niños vengan a mi", son los niños quienes, en momentos estratégicos de la peli, servirán de palancas para la defensa del sistema y sus más hondos valores. Al mismo tiempo, vemos a los muy civilizados y correctos mandamases del sistema en su máxima villanía, cuando no vacilan en enviar a matones para perseguir a esos niños y ejercer la fuerza bruta que sea necesaria en su contra. Generalmente, si una peli tiene niños, ya pueden despedirse de toda seriedad a manos de esos locos bajitos, pero en este caso, lejos de estorbar, es casi impensable rodar esta historia sin su concurso.

-- La prensa tampoco se salva de los palos. ¿Qué misión cumple la prensa en democracia? A diferencia de otras pelis sobre corrupción, aquí la prensa no es corrupta a priori. Simplemente, si el sistema es corrupto, la prensa se amolda. Las motivaciones de los periodistas para echar paja sobre algunas cosas y mirar para otro lado en otras, están bastante claras y muy bien delineadas, por más que no sean el tema original de la peli. También Robert Redford intentó delinear las oscuras relaciones entre política y prensa, en "Leones por corderos", pero no le salió tan bien o tan catedralicio como acá.

-- Frank Capra está aquí en estado de gracia. No en balde es una de sus dos grandes cumbres fílmicas (la otra es la archinavideña "Qué bello es vivir", sin desmerecer otras memorables como "Arsénico y encaje antiguo", "Horizontes perdidos"...). El trabajo de edición es pulcro y elegante. Los diálogos son grandiosos, y no en balde esta peli ganó el Premio Oscar a la Mejor Historia, en los tiempos que ganarse un Oscar todavía daba alguna garantía de calidad (como trivia, fue la última peli en recibir el Oscar en dicha categoría, que a partir del año siguiente pasó a ser el Oscar al Mejor Guión Original, y como segunda trivia, batió a otra favorita del año, que era "Ninotchka"). En cuanto a los estudios y decorados, son bastante suntuosos, para los estándares de 1939, y cuesta creer que ningún interior en esta peli fue rodado en locaciones (todo en estudios, como la vieja tradición mandaba por aquel entonces), tan bien reconstruidos están los corredores y pasillos, por no hablar de ese hemiciclo para el Senado de los Estados Unidos...

-- Los actores están también en su gloria. Fue el gran papel de James Stewart, claro está, y sobre eso no insistiremos porque se han escrito ríos de tinta sobre él (en el episodio de "Los Simpsons" en que Mel Gibson está haciendo un remake de esta peli, lo homenajean explícitamente cuando Mel dice, respecto de cambiar la escena final: "¿El discurso final? ¡Pero si era la escena favorita de James Stewart!"). O mejor dicho, digamos algo sobre él. Su personaje es, al principio, un perfecto imbécil, y es lo suficientemente cretino como para alienarse cualquier simpatía nuestra; ahora bien, promediando la peli empezamos a empatizar con él, y si el prota no se nos torna antipático, es gracias a la esforzadísima labor de Stewart, que lo vuelca por completo a nuestro favor, lejos del estereotipo del "tarado listo" que tantas otras veces nos ha ofrecido el cine. Es claro que su personaje es ingenuo hasta la irritación, pero no de ninguna manera un tonto, y si bien casi toda la peli luce desorientado en un sistema que está lejos de comprender, tanto en mecanismo como en esencia, al final consigue adaptarse sin perderse a sí mismo en el proceso. Jean Arthur, belleza hoy en día insignemente olvidada, tuvo aquí también su gran momento, y está en verdad grandiosa como la secretaria asqueada por las marrullerías de Washington, que poco a poco va descubriendo en ese Quijote al que desprecia, todo aquello en lo que alguna vez ella misma creyó. Claude Rains, a quien ya lo habíamos visto (o no) como el prota de "El hombre invisible", aquí crea también a un gran personaje, el senador antagonista al prota, que no sólo trata de manipularlo como una marioneta, sino que también intenta educarlo y domesticarlo por el bien del sistema, y si bien no es un héroe ni por la cubierta del libro (a pesar de lo que el prota opina al principio de él), está muy lejos de ser un villano ambicioso o egoísta.

-- Y el martillazo final. Esta es una de esas raras pelis que no tiene escenas flojas. Todas las escenas aportan algo a la trama, y es más, todas las escenas son significativas por alguna razón. ¿De cuántas pelis pueden ustedes decir lo mismo?

IDEAL PARA: Ver al mismo tiempo una impecable peli sobre la democracia y sus demonios, y al mismo tiempo, ya no digamos una lección, sino una cátedra sobre cómo hacer cine.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "CABALLERO SIN ESPADA":

-- (Ir a la página) Comentario en Cinestesia.
-- (Ir a la página) Comentario en La Página Web de Mr. X.
-- (Ir a la página) Comentario en The Dreamers.
-- (Ir a la página) Comentario en Homy en Springfield.

VIDEOS:

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].



-- El Sr. Smith recibe una valiosa leccion sobre cómo se pasan las leyes en Washington [en inglés, sin subtítulos].



-- El Sr. Smith debatiendo y denunciando la existencia de maquinarias de corrupción política en su Estado [en inglés, sin subtítulos].



-- En medio de la batalla final del Sr. Smith, los políticos corruptos hacen un intento por quebrar su moral [en inglés, sin subtítulos].

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