11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

jueves, 17 de diciembre de 2009

"La mujer del año" (1942).


-- "Woman of the Year". Estados Unidos. Año 1942.
-- Dirección: George Stevens.
-- Actuación: Spencer Tracy, Katharine Hepburn, Fay Bainter, Reginald Owen, Minor Watson, William Bendix, Gladys Blake, Dan Tobin, Roscoe Karns, William Tannen, Ludwig Stössel, Sara Haden, Edith Evanson, George Kezas.
-- Guión: Ring Lardner Jr., Michael Kanin y John Lee Mahin (este último sin acreditar).
-- Banda Sonora: Franz Waxman.

-- "La mujer del año" en IMDb.
-- "La mujer del año" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Un grupo de coleguetes de esos de trabajo, que están en el muy viril deporte de pasaportar grados de vaso a hígado en un bar, escuchan la radio (bueno, eran los '40s, aunque no lo crean hubo una época en donde no había SKY TV en cada barucho de la ciudad), y allí sale una comentarista de esas súperdupy-listillas que "soy mujer y le hago a too, que yo no limpio trapos sino que soy muy liberá" y todo eso, que de pronto demuestra su más supina ignorancia en materia de deportes. A uno de los escuchas, que es periodista deportivo, le baja la indignación suprema, porque cómo esa chica, que es periodista y se cree la Enciclopedia Británica con patas, no va a saber algo tan americano como el béisbol. Y le escribe una editorial con harta sal y pimienta. A la chica, que no nació chica liberá para andar agachando el moño delante de ningún hombre, oiga usté (de hecho... ¡ni siquiera usa moño! ¡miren ustedes qué indecencia, qué falta de femeneidad!), le cae en muy mala gracia que el otro sea tan respondón en vez de un ca'allero de los de toda la vida, y le contesta en plan "mí-mujer-tú-orangután". El otro está listo para dejarle caer una nueva filípica desde todo lo que se llama el interior del recio macho americano, cuando de pronto es llamado a cuarteles desde la planta superior del periódico. Y allí está... ¡ups! ...la chica. Que es para mirarla y babearse, y es que Katharine Hepburn es mucha Katharine Hepburn, oiga usté. Al otro se le mueren todas las cruces en la punta de la boca (por no aplicar la palabra "punta" a una expresión anatómica que algunos considerarían más soez), y el switch le cambia de "macho recio" a "macho galante". Pero, ¿cómo se puede cortejar a una chica que se la pasa permanentemente ocupada, atendiendo teléfono, hablando "in castehyanou" con Batista (faltaban 17 años para Fidel, ¿vale?), leyendo la prensa en chino y todo eso...? ¿cómo...? Bueno, vean esta peli y entérense. Mmpf. Yo, dando consejos sentimentales. A este paso voy a acabar cerrando Cine 9009 y abriendo Corazones 9009 o algo así. En fin, ¿en qué estábamos? Ah, sí, íbamos a...

...EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

¡Liberación femenina, cuántos crímenes se cometen en tu nombre! Así habría dicho Madame Roland, de levantar hoy en día la cabeza (bueno, no creo que pudiera, después de todo se la guillotinaron). Lo he dicho y pontificado urbi et orbi, y lo vuelvo a decir y pontificar: la liberación femenina no ha sido ni de lejos la panacea para resolver esa eterna conflagración para la cual se ha acuñado el manoseado término de "guerra de los sexos". Con eso no quiero decir que la mujer debería volver a coser, zurcir, cocinar, planchar y un etcétera de otras labores eisenhowerianas de pro, sino remarcar lo que de tan obvio a veces se pierde de vista: no hay recetas universales para nada. Que la mujer ganó mucho con la liberación femenina, ganó. Pero que también perdió, perdió lo suyo. Porque algunas (probablemente las menos) fueron sensatas, levantaron la cabeza y dijeron: "bueno, ahora que estamos en pie de igualdad, lleguemos a un nuevo acuerdo y a ver qué sale". Pero otras (una importante mayoría, mucho me temo, y acepto diagnósticos en contrario) salieron al mundo a avasallarlo, exactamente igual que los hombres, con filosofía "no hay peor amo que el que antes fue esclavo", y como pensar eso incluso para sí mismas sería algo feo ("no-no-no-no-no, yo no soy una mala persona"), entonces lo cubren con excusas ("es que ellos empezaron"), con victimizaciones ("en un mundo hecho para hombres, las mujeres tienen que trabajar el doble o si no..."), con la bandera de los derechos civiles ("¡no es mi lucha, es la lucha de todas las mujeres del mundo, mujeres del mundo uníos!"), con juzgamientos ("sí, soy una perra, pero ellos se lo merecen"), ¡incluso con espíritu de perfecta comprensión social por sus semejantes! ("si es que al final les gusta que los maltraten"), etcétera. ¿Es que entonces todas las mujeres son unas bellacas, mi General Gato? No, no, no, no me están entendiendo el punto. Hay seres humanos buenos y hay seres humanos malos, ser bueno o malo es cuestión de opciones personales, y hay mujeres que han usado la liberación femenina para mejorar como personas, y otras para... bueno, lo dicho, así como hay hombres "a la antigua" que son unos perfectos gentlemen, y otros que son unos cabrones de cuidado (y hombres "a la moderna" también, para qué vamos a andarnos con rodeos). Las personas son así, independientemente de su sexo. Bueno, volviendo a esta peli. El tema de la guerra de los sexos ya era viejo en tiempos de las comedias de Aristófanes (que le dedicó al tema su bonita comedia "Lisístrata", en donde las mujeres paran la Guerra del Peloponeso "cortándoles el agua" a sus maridos atenienses y espartanos hasta que ellos, sedientos, deben firmar la paz), y el cine no se iba a quedar atrás. En particular porque cuando empezó el despegue del cine "de verdá" con la llegada del sonoro, ya se llevaba como una década de liberación femenina a ultranza con la androginia de la ropa de Coco Chanel, y las flappers y todo eso. Si consideramos que la chica de "La mujer del año" debería rondar sus 30 (la Hepburn tenía 35 al rodar la peli), entonces tenemos que es una especie de post-flapper, de la primera camada de chicas verdaderamente liberadas e independientes que vio la cultura occidental. "La mujer del año" es así una de las primeras reflexiones que nos ha entregado el cine sobre la liberación femenina, y por qué no decirlo, una de las más potentes incluso a casi ochenta años de su estreno, lo que no es poco (y cuando se cumplan los ochenta años cabales se acabará el mundo, como "2012" se encargó de recordarnos).

¿POR QUÉ VERLA?

-- Lo dicho. "La mujer del año", a pesar de su vetustez, sigue siendo un potente ejemplo de lo que pasa cuando una chica descarría el camino y trata de convertirse en superwoman, tratando de demostrar (aunque sea inconscientemente) que no sólo puede lo mismo que un hombre, sino que además más y mejol. Pero no se crea que es una de esas pelis conservadoras en las que al final la mujer, después de haberse perdido en el árido desierto del feminismo militante, acaba por descubrir la luz y la felicidad eternas entregándose a su hombre por completo y transformándose en una geisha sumisa, como una comedia de Reese Witherspoon o de Sandra Bullock al uso (que bueno, incluso en "Amor a segunda vista", tan liberada esa peli, caía un tanto en eso). Bueno, el final tiene algo de eso (no lo adelantaré por aquello de los spoilers, pero aunque se sepa, sigue siendo desopilante igual), pero viene también cargado con su poca de inquina y mala leche subliminal, porque con el diálogo final del periodista (Spencer Tracy por todo lo alto, creo que no lo había dicho) queda claro que tampoco el camino es "bueno, eso de la liberación fue una cagada, mejor mandemos a todas las chicas de vuelta a los colegios de monja a que aprendan a ser buenas amas de casa", sino el llegar a un nuevo acuerdo en que hombres y mujeres puedan comprenderse y apoyarse. Moraleja simple hasta lo obvio, pero que por simple muchas veces es desatendida (sí, no sólo por las "superwomen", sino también por más de algún machorro que anda dando vueltas por ahí).

-- Spencer Tracy y Katharine Hepburn. Se encontraron en esta peli por primera vez, y formaron una de las parejas más incombustibles de Hollywood, no sólo en términos fílmicos (rodaron nueve pelis juntos), sino también personales (que se lo hacían juntos, vamos). La química entre Tracy y la Hepburn era, por decir lo menos, muy especial: mientras que el temperamento volcánico de la Hepburn y sus innegables dotes de seducción la hacían parecer llevar el pandero, en realidad era el carácter aplomado y rocoso de Spencer Tracy el que al final, de una manera o de otra, acababan tirando de las situaciones. Y esa química se trasladó a la pantalla grande de una manera tan brillante, que me c..., perdón, que es de verlos y defecarse en eso de la química de Brangelina en "Sr. y Sra. Smith" (allá puro físico, en lo de acá es esa cosa casi intangible y espiritual que rodea a dos seres cuando sus auras... er... bueno, mejor vuelvo a Cine 9009). Es cierto que el guión es soberbio, y que el drama está bien llevado, pero no es menos cierto que Tracy y la Hepburn se echan la peli al hombro y corren alegremente con ella. Sin ellos hubiera sido una buena peli. Con ellos, es un clásico indiscutible.

-- La historia, la trama, el guión. La peli parte con un declarado tono de comedia, y la verdad es que, incluso con lo inocentón que era el humor de los '40s en comparación a la actualidad, tiene algunas secuencias que son para partirse de la risa (el primer encuentro entre los dos periodistas rivales es una joya de comedia). Luego, poco a poco, la peli pasa a ser una comedia romántica y funciona muy bien. Después, a medida que las cosas se espesan, se desliza hacia el drama, y logra crear una potente situación sin caer en los trucos de melodrama barato, y sin chantajear al espectador en ningún minuto. Y luego, cuando la cosa parece un ya-no-va-más, retoma el tono de comedia ligera para un final grande como la vida. Que una peli se defienda bien en uno de esos rubros, es ya una gran cosa. Que se deslice por todos ellos y se mantenga incólumne, es casi un trabajo de genios.

-- Secuencias memorables. Spencer Tracy rabeando contra "esa mujer que no sabe de béisbol". El primer encuentro de ambos (ya dicho). Spencer Tracy invitando a su chica a ver el béisbol (¡¡!!). Spencer Tracy leyendo la prensa mientras espera a Katharine Hepburn. La despedida en el aeropuerto. Y no sigo para no soltar spoiler tras spoiler, pero... hay más. Ah, y bueno... el final, claro está.

IDEAL PARA: Ver una de las mejores pelis sobre "guerra de los sexos" que se hayan rodado jamás.

VIDEOS.

-- Comienzo de la peli [en inglés, sin subtítulos].

2 comentarios:

Borlaff dijo...

Hola General Gato!

Me he estado pasando ultimamente por tu blog y me parece muy interesante y completo. Tengo un blog de cine, y me gustaria que intercambiasemos links de recomendacion.

Mi blog se llama La Pequeña Creperia de los Horrores y el link es http://creperiedeshorreurs.blogspot.com/

Me mantendre en contacto!

General Gato dijo...

Gracias por las alabanzas. En cuanto a la Pequeña Crepería de los Horrores, ya está incorporado al blogroll. Saludos y suerte.

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