11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

jueves, 25 de octubre de 2007

"Sexto sentido" (1999).


-- "The Sixth Sense". Estados Unidos. Año 1999.
-- Dirección: M. Night Shyamalan.
-- Actuación: Bruce Willis, Haley Joel Osment, Toni Collette, Olivia Williams, Donnie Wahlberg, Peter Anthony Tambakis, Jeffrey Zubernis, Bruce Norris, Glenn Fitzgerald, Greg Wood, Mischa Burton, Trevor Morgan, Angelina Torn, Lisa Summerour, Firdous Bamji.
-- Guión: M. Night Shyamalan.
-- Banda Sonora: James Newton Howard.

-- "El sexto sentido" en IMDb.
-- "El sexto sentido" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Malcolm Crowe es el psicólogo más rechupi de la ciudad, y Filadelfia le otorga placas y reconocimientos como Metrópolis a Superman. Incluso hasta su esposa está feliz, aunque según ella, la han dejado postergada en un segundo plano, a mi ya ni me miras, etcétera. Pero cuando nuestro buen psicólogo va a recoger los frutos de su victoria en el mueble donde se duerme la mitad del tiempo y la otra mitad se festeja, aparece un pirado cargando un arma. El pirado le dice que si se acuerda de él, que si lo ha visto, etcétera. Resulta que se trata de un antiguo paciente al que no pudo o no supo tratar, el paciente está más que enrabiado, y en represalia por servicios profesionales no satisfactorios, le descarga un balazo. Pasa el tiempo. Es el otoño siguiente. Mientras su matrimonio y su vida personal se están viniendo abajo, el doctor Crowe descubre a otro chico problema, igualito al anterior, sólo que éste aún es niño, y quién sabe, a lo mejor pueda salvar a éste, ya que no pudo con el otro (o a lo mejor hunde a un segundo chico, qué culpa tiene el pobre). El chico, al verle, empieza a hacerle el quite (y con muy buenas razones, si se lo piensa bien), pero poco a poco entiende que este misterioso extraño no quiere hacer daño ni viene a hacer ¡¡¡BU!!!, así es que decide darle una oportunidad. Entonces viene lo de siempre en las pelis de autosuperación personal: el chico aprende a lidiar con sus propios temores y problemas, pero también el psicólogo entiende un par de cosas sobre sí mismo... Lo de siempre, vamos. Pero la gracia es que lo de siempre, esta vez es con fantasmas. Porque claro, no lo habíamos dicho: el chico en un punto dice aquella famosa línea: "I see dead people"...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

A finales de los '90s, lo hemos dicho varias veces en Cine 9009, se produjo una breve explosión de cine de terror, y criaturas sobrenaturales como el Demonio, los fantasmas o los asesinos seriales indestructibles, volvieron por sus fueros en filmes como "Estigma", "El fin de los días", "Sé lo que hicieron el verano pasado", "Scream", etcétera, algo natural si se piensa en que las supersticiones del vulgo llevan a pensar en el cambio de siglo y de milenio como un evento geomagnético de importancia sagrada, en vez de ser simplemente la conmemoración del giro N° 2000 del planeta Tierra en torno a otro cuerpo celeste, contado desde una fecha arbitraria en un calendario estructurado sobre una base numérica decimal. Al final, por supuesto, todos sabemos que el fin del mundo vino no el 31 de Diciembre del 2000 sino el 11 de Septiembre del 2001, fecha en que George "Darth Vader" Bush empezó su campaña para imponer su dictadura planetaria, pero eso es harina de otro costal (o no: algo se veía en el ambiente, de todas maneras). Pero volviendo al cine. En medio de estos temores sobre el cambio de milenio, apareció un joven cineasta llamado M. Night Shyamalan (lo de joven literalmente, porque en 1999 cumplió 29 años), que tenía ya un par de pelis en el cuerpo, una de ellas un fracaso absoluto de taquilla (de resultados no sabemos, no la hemos visto aún), y cuyo gran crédito era haber escrito el guión de "Stuart Little" (a mí no me miren, yo sólo cuento la historia), pero que pergueñó un guión que convenció a uno de los jerifaltes de Disney, que lo compró sin autorización superior. Los superiores aún más superiores decidieron entonces que esa decisión era una ruina, eran dos millones de los verdes arrojados a la basura, y resolvieron vender las utilidades a una compañía menor, a Spyglass, y quedarse sólo con el 12,5% de las mismas. La gente de Disney tras esa decisión debe estar todavía revolcándose de dolor de cáncer a la billetera: la película costó 40 millones, y recaudó 600 millones a nivel mundial. Además, fue la más arrendada en DVD en Estados Unidos durante 1999. Y para colmo, obtuvo aclamación crítica en el mundo entero, posicionó a M. Night Shyamalan de golpe y porrazo en el mundo fílmico, y se forró de Premios (aunque como de costumbre, no se llevó el Oscar, perdiéndolo como Mejor Película ante esa peli que fue grito y plata en su tiempo y hoy en día nadie la ve... ¿cómo se llamaba? ¡Ah, sí! "Belleza americana").

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es un trabajo de M. Night Shyamalan. Amado y odiado por muchos, la verdad es que se trata de uno de los mejores cineastas post-2000, con una obra llena de ideas y con un estilo muy personalista. Ahí están las sucesoras de "Sexto sentido" ("El protegido", "Señales", "La aldea", "La dama en el agua"), que muestran una evolución absolutamente consistente con los tiempos y consigo mismo. En el fondo, el secreto de Shyamalan es no tratar de ser más moderno que los modernos ni rizar demasiado el rizo: si lo de siempre funciona, no lo cambies. El cine de Shyamalan es enormemente deudor del cine clásico, en particular de un director maestro del suspenso como Alfred Hitchcock. La filosofía Shyamalan es simple, y bien mirada es obvia como las instrucciones de uso de una escoba: una historia de terror no se sostiene si los personajes que sufren ese terror no son interesantes de por sí, para que el espectador empatice con ellos (a pesar de lo cual, Hollywood sigue insistiendo en pelis de terror con protagonistas plásticos e intercambiables, ¡y es que no aprenden!). La gracia de "Sexto sentido" es que a pesar de ser un clásico filme de terror gótico (fantasmas, locaciones añosas, etcétera), a las últimas el elemento sobrenatural pasa a ser la excusa para revisar un montón de tópicos que nada tienen que ver con el plano de los seres astrales. Hubo gente que protestó con esto, porque dijo que la peli no asustaba. Esas gentes no entendieron nada de nada. No se supone que "Sexto sentido" te asuste, o no mucho al menos, sino que cree en tu interior una cierta atmósfera de desasosiego. Porque las implicaciones filosóficas de la historia son mucho más profundas que el suspenso puro y duro. Esa es la madera de la que están hechos los cineastas que han resistido la prueba del tiempo, y de ella parece estar confeccionada el señor M. Night Shyamalan (¡hey, aprendí a escribir su maldito apellido de corrido!).

-- Una película de género (de terror en este caso), si se limita a ser una simple peli de género, no es ni siquiera eso. En este caso, el terror es un vehículo para un montón de otras reflexiones. La más obvia es el timbre existencialista de la historia. Los fantasmas en "Sexto sentido" a las últimas no producen miedo sino lástima. Y esa lástima es algo que podemos comprender bien. Es el mismo desarraigo nihilista y existencial que se ha predicado del entero siglo XX, y para el cual vamos en el XXI, según el cual el ser humano está arrojado en el horizonte del tiempo y etcétera (sí, ya sé, los feladores de Heidegger deben estar de albricias). En cierta medida, pareciera insinuarse que todos somos fantasmas a las últimas. Como Ambrose Bierce dijo con su sarcasmo habitual, no somos sino la materia prima para fabricar carne de gusanos, y en último término, los roles del fantasma y del vivo en la peli son perfectamente intercambiables: es sólo cuestión de tiempo antes de que nos convirtamos en sábanas ambulantes ululando por ahí. El aspecto terrorífico viene dado por el tema de que al final, los fantasmas se quedan entre nosotros no para asustar, sino porque hay cosas que han quedado pendientes porque se han muerto de repente y por cualquier estúpido motivo, y de este modo, nuestras vidas en cierto sentido están condenadas a ser inacabadas... Como he dicho a propósito de los biopics, el mundo empezó antes que tu vida, y estará ahí después de que te vayas, y nada de lo que hagas cambiará eso (a menos que seas el Doctor Doom y vueles el mundo en pedazos, claro está, pero si no lo eres, pues lo siento, bad for you, kid)...

-- Es también una película sobre el poder. El psicólogo es una figura de autoridad y tiene el poder para decidir si estás cuerdo o cucufato de la sesera. Pero de pronto, el abuso de poder puede conducir a la autoconfianza excesiva, a descalificar al que tiene menos poder que tú... y ese alguien puede darte una sorpresa. La película presenta un brillante ejemplo de lo que los antiguos griegos llamaban "peripateia", una inversión de papeles en donde al final los dos roles están completamente invertidos. Porque en definitiva, quien tiene más que aprender sobre las cosas es justamente el psicólogo. La medida de lo fino del trabajo en este tópico viene dada por la comparación de la brillante "Sexto sentido" con la más que mediocre "En compañía del miedo", que también asumía la tesis del psicólogo con poder enfrentado repentinamente a lo sobrenatural, pero de una manera mucho más burda, y por eso, con resultados mucho peores (además, el papel de "I see dead people" era interpretado allí por... ¡¡¡Penélope Cruz!!!). Hay un segundo eje de las relaciones de poder, dadas por el gran diálogo sobre el pasado de Filadelfia entre el chico que ve fantasmas y por lo tanto conoce la verdad, y el profesor que cuenta la "historia oficial", mucho más bonita y sin manchones oscuros ni feísmo, que cree conocer la verdad hasta el punto que debe imponerla por la fuerza, así como los tribunales de justicia imponen la justicia por el expediente supremamente injusto de matar al injusto; en este caso, al final también el profesor resulta ser un personaje encumbrado en una posición de autoridad, pero que nunca ha dejado de ser, en el fondo de su ser, una pequeña alimaña con sus propios traumas personales.

-- Desde el punto de vista formal, la peli opta por retirar todo posible efectismo, sin golpes de sonido (bueno, alguno que otro por ahí) ni movimientos bruscos de cámara. El tono general de la narración es de una parsimonia absoluta, y eso combinado con la bella fotografía de la ciudad de Filadelfia, va creando la atmósfera intimista que predispone al surgimiento del terror... o de otras emociones. Dicho de otra manera: el señor Shyamalan no fuerza las emociones, invita a ellas. Estas fluyen naturalmente, crean la atmósfera de ominosidad, y el resto es coser y cantar. Ayuda por supuesto la gran banda sonora que compuso James Newton Howard, usualmente competente en su cometido, pero que aquí está más tocado por las musas que nunca, y se despacha el que debe ser uno de los mejores soundtracks de terror de todos los tiempos. Con muy sentido, Shyamalan siguió llamando a Newton Howard para sus pelis posteriores, creando una relación simbiótica con él muy cercana a la que el maestro Bernard Herrmann tenía con Alfred Hitchcock (pobre Herrmann, Hitchcock se lleva todos los honores, y el Emperador del Suspenso apenas hubiera dado para Sargento o Teniente del Suspenso si no hubiera sido por su soundtrackista a la orden).

-- Ni hace falta insistir en las actuaciones. El que se lleva la palma es, por supuesto, el joven Haley Joel Osment, quien ya había actuado por aquí y por allá, pero que con esta peli saltó al estrellato, aunque efímeramente (hasta "Inteligencia Artificial", por lo menos), porque ya sabemos que cuando crecen pierden la gracia, y si a eso le sumamos algunas elecciones desafortunadas, tenemos la enésima carrera infantil hundida; aquí, no trata de ser el chico adorable ni poner toques de simpatía; su personaje tiene demasiada carga negativa encima, y se las arregla para expresarla sin ser el niñato obcecado (Hayden Christensen podría haber aprendido algo de aquí, para lucir como un Anakin Skywalker verdaderamente conflictuado y no como un chuloputo arrogante). Bruce Willis, que por aquellos años actuaba (es un decir) espantosamente en horrores como "El chacal", "Misión: Seguridad máxima" o "Armagedón", se las compuso para sacar lo mejor de sí en esta peli, consiguiendo un excelente feedback con el joven Osment; no en balde, se aseguró de continuar trabajando con Shyamalan en "El protegido". Olivia Williams como su esposa está bella y talentosa como siempre. Y brilla especialmente la gran y nunca bien valorada Toni Collette, quien se reveló en la injustamente olvidada "La boda de Muriel", y desde entonces mejora todo lo que toca (además de que su belleza un tanto regordeta es un saludable alivio de tanta hembra anoréxica de gimnasio que pupula por Hollywood). Y por supuesto que M. Night Shyamalan hace su propio cameo: para los no avisados, es el doctor no caucásico que atiende al crío después de que éste tiene una "crisis" y va a parar al hospital.

-- Y para rematar este de por sí larguísimo "por qué verla" (ya ven que hay razones, ¿eh?), la frase creepy que pasó a la historia: "I see dead people".

IDEAL PARA: Ver una gran película a secas.

1 comentario:

Lupa Sívori dijo...

¡Muy buena nota! Creo que Sexto Sentido es una gran obra maestra... muy detallista, muy pensada. Sinceramente, uno se pregunta que le pasó a este gran director hindú.

Soy de los que creen que esta película se aprecia mucho más al verla por segunda o hasta tercera vez. Tiene mucho simbolismo, atención a los detalles y elementos que generan debates y un anális fantástico.

Incluso armé hace poco una nota al respecto, si querés te invito a visitarla:

5 motivos para volver a ver Sexto Sentido (aún sabiendo el final): http://on.fb.me/16eVgbP


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