11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

jueves, 22 de noviembre de 2007

"El huevo de la serpiente" (1977).


-- "The Serpent's Egg". Estados Unidos / Alemania Occidental. Año 1977.
-- Dirección: Ingmar Bergman.
-- Actuación: David Carradine, Liv Ullmann, Gert Fröbe, Heinz Bennent, James Whitmore, Glynn Thurman, Georg Hartmann, Edith Heerdegen, Kyra Mideck, Fritz Straßner, Hans Quest.
-- Guión: Ingmar Bergman.
-- Banda Sonora: Rolf A. Wilhelm.

-- "El huevo de la serpiente" en IMDb.
-- "El huevo de la serpiente" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Las más de las veces, hacer un resumen de las tramas de las películas es una labor divertida, quizás la más divertida de hacer una reseña o comentario, pero no siempre es así. Este es uno de esos casos. Pero hice un juramento ante los altares de Bastet y el Gato Garfield, y por la vida de mi amo el que me da Whiskas, que he de cumplirlo. Así es que acá va. O algo así al menos, porque resumirla es un tanto complicado, siendo más bien una película episódica que un argumento sólido como una roca. Veamos. Hay un individuo llamado Abel Rosenberg, que por si no lo notaron por el nombre y apellido, es judío. Ya ser judío es una mala cosa las nueve décimas partes de la Historia (te putean los egipcios, los filisteos, los asirios, los caldeos, los griegos, los romanos, los católicos, los rusos, los nazis, los palestinos...), y para colmo este judío, además de puteado, no pertenece a la conspiración judeomasónica de los Rothschild y similares, de manera que anda con los bolsillos planchados a más no poder. Para hacerlo más desgraciado, vive en la Alemania de 1923, con una República de Weimar cayéndose a pedazos, con grupos parafascistas recorriendo las calles, y con una inflación que se come todo el salario de la gente en cuestión ya no de días, sino de horas (y eso fue histórico). Además, es que debemos ver para creer la de desgracias que le caen encima al pobre sujeto. Es un trapecista de circo, se le muere el hermano (suicidio), se le muere la cuñada (otro suicidio más), la policía lo interroga por lo que pueda saber respecto de esas muertes y unas cuantas más por el barrio (y a ese paso, por la muerte de Nerón y la de Cristo también, porque cuando hay que cargarle la mano a alguien...), lo echan de su pensión, está a punto de sucumbir en las manos de un escuadrón de camisas negras... y algo pasa con él, que ni siquiera es capaz de copular decentemente con Liv Ullmann. Y cuando consigue trabajo en un archivo... Hará un descubrimiento que...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En 1976, Ingmar Bergman, el afamado director sueco y su mayor producto de exportación cultural de la era pre-ABBA, tuvo que salir corriendo con los pies por delante y el trasero por detrás, después de un oscuro asunto de transferencias legales entre su productora sueca y una subsidiaria suiza, que se puso en la mira de los mastines del sistema impositivo sueco. Y ya sabes que puedes matar a alguien y zafarte alegando que los marcianos poseyeron tu alma y te obligaron a hacer cosas horribles, pero no puedes hacer lo mismo si no pagas tus impuestos. Se dijo que se trataría a Bergman como un fulano común y corriente, porque todos son iguales ante la ley, blah blah blah, pero Bergman quedó tan dolido que juró no dirigir nunca más ("El huevo de la serpiente" y otras pelis lo desmienten), y en todo caso decidió que si Suecia no lo quería a él, al Gran Ingmar Bergman, al Sueco de Oro, pues bien, me marcho, caramba. Y se exilió en Alemania. Ingmar Bergman rodó entonces "El huevo de la serpiente". Y lo rodó desde la herida, eso se nota. Porque la peli no habla de la descomposición del sistema democrático alemán después de la Primera Guerra Mundial; eso es apenas el pretexto para hablar de lo que realmente quería, de cómo Yo, Bergman, El Grande Y Unico, fui injustamente vejado por una investigación criminal, cuando yo siempre he sido puro e impoluto (puede ser, pero pasa hasta en las mejores democracias, ¿vale?). "El huevo de la serpiente" es la primera película hablada casi íntegramente en inglés de Bergman, y marcó un cierto giro en su cine. Y créanme, no es tan brillante, por muy Bergman que sea y por mucho que la haya producido el incombustible Dino de Laurentiis, hombre que cuando descansaba de producir blockbusters hollywoodenses como "La Biblia", "Barbarella", "Conan el Bárbaro", "Duna" o "Hannibal", se daba el lujo de financiarles pelis a Bergman o a Fellini, créanlo o no.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Como dijimos, esta peli pretende ser una tragedia alienada sobre el hombre enfrentado al sistema, un leit motiv clásico de los directores culturetas de la segunda mitad del XX, pero no pasa de ser una muestra de egocentrismo monumental, sobre un personaje que se la pasa sufriendo en medio de una sociedad que no lo valora y no lo comprende, en la cual es un extraño, el único civilizado entre bárbaros y puro entre pecadores... Ya me entienden el punto. Siendo como es, el desvarío de un ego herido, no vale demasiado la pena verla. Pero aún así tiene sus puntos fuertes. El prota es interpretado por un David Carradine que se supera a sí mismo (las generaciones viejas lo conocen como el prota de la serie de TV "Kung Fú", y las nuevas como el Bill de "Kill Bill"). Está muy bien acompañado por Liv Ullmann. Brilla también Gert Fröbe como el ambiguo inspector de policía (algo más de una década antes había sido el malo de "Goldfinger", la tercera peli Bond). El cuarteto se completa con un Heinz Bennent que parece verdaderamente un nazi del alma. Lástima que como la cinta sea episódica, los otros tres protas aparezcan poco, tarde y mal. Pero aparecen, y cuando lo hacen, el asunto se compone.

-- Tiene, por supuesto, el Momento Bergman, en el cual viene el inevitable diálogo sobre Dios, qué hacemos, etcétera, a cargo de un sacerdote. No es especialmente brillante (los ha tenido mejores), pero es el Momento Bergman que todos los fanáticos de Ingmar Bergman estaban esperando.

-- Tiene un poco de sentimiento bombástico por aquí y por allá. A Bergman le interesa mostrar en particular que la Alemania de 1923 era el sitio y el tiempo más depravados de la Historia, quizás sólo superado por el reinado de Calígula según el "Calígula" de Tinto Brass, así es que vemos un cabaret de mala muerte en donde mujeres de mala catadura y travestis de todo tipo hacen lo suyo. Eso, por no hablar de la peculiar orgía a la que el prota termina por caer, con un nigga incapaz de echarse a dos mujeres. Si te gusta lo estrafalario y lo bizarro, puede que te diviertas con esto.

-- No olvidemos la parte de los experimentos nazis. Según Bergman, los experimentos nazis no partieron en los campos de concentración ni en la Solución Final, sino en fecha tan temprana como 1923, o antes. Bueno, eso puede tener plausibilidad histórica si se considera que en 1925, los médicos yankis hacían experimentos inoculando la sífilis a presidiarios negros para estudiar la enfermedad (en secreto y sin el permiso de los presidiarios, por supuesto). Si la película vale verdaderamente por algo, aparte de todo lo anterior, quizás sea por la secuencia final. No sé si alcance a redimir el resto de una película lenta como una tortura y plúmbea como el Mont Blanc, pero al menos esa secuencia como tal, funciona bien.

IDEAL PARA: Estudiar a Bergman el Dios, injustamente vejado y sacrificado, sin que su sacrificio sirva para salvación de nuestros pecados.

2 comentarios:

Unknown dijo...

YO KIERO VER ESTA PELI PERO ESTA DIFICIL DE CONSEGUIR SI SABES DONDE AVISAME PLIS LORENA_DLS@HOTMAIL.COM

General Gato dijo...

Esta peli la vi en una exhibición especial en el Cine Arte de Viña del Mar, más o menos en la época en que publiqué el posteo. Siento no poder ser de más ayuda. ¿Alguno de mis lectores tiene más información...?

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