Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
11 años de Cine 9009 en línea.
El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).
jueves, 4 de noviembre de 2010
"El bazar de las sorpresas" (1940).
-- "The Shop Around the Corner". Estados Unidos. Año 1940.
-- Dirección: Ernst Lubitsch.
-- Actuación: Margaret Sullavan, James Stewart, Frank Morgan, Joseph Schildkraut, Sara Haden, Felix Bressart, William Tracy, Inez Courtney, Sarah Edwards, Edwin Maxwell, Charles Halton, Charles Smith.
-- Guión: Samson Raphaelson, con contribuciones sin acreditar de Ben Hecht, basados en la obra teatral de Miklós László.
-- Banda Sonora: Werner R. Heymann.
-- "El bazar de las sorpresas" en IMDb.
-- "El bazar de las sorpresas" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Budapest, en el tiempo anterior a la caída de la Cortina de Hierro (o sea, cuando todavía eran una nación civilizada y no un puñado de tovarich esto y tovarich aquello). En una de esas tienditas antiguas de las que ya no se ven (o sea, muchos empleados que hacen carrera de toda una vida en su puesto, con sueldos decentes, que son una gran familia, y que trabajan en una tienda espaciosa pero no una multitienda por pisos), hay un empleado estrella que es regalón del jefe y too, en una época en que ser "regalón del jefe" implica que te llevan a la casa a cenar inclusive. Pero de pronto, las cosas comienzan a embrollarse. En primer lugar, por esas cosas que uno nunca sabe con los jefes, si para eso son jefes, que si supieran trabajar serían empleados, de pronto le sopla el viento desde otro babor y ya no quiere saber nada de su empleado maravilla. En segunda, pasa que nuestro prohombre comienza a cartearse en secreto con una chica tierna-linda-adorable, etcétera (sí, antes del chat y del E-Mail existió... ¡la correspondencia! ¡Misivas! ¡Cartas!). En tercera, aparece en la tienda una chica pizpireta y muy malas pulgas, que de entrada empieza a hacerle la vida imposible a nuestro héroe. Y en cuarta, aunque de eso ninguno de los dos se enteran... los dos tórtolos que se sirven la correspondencia mutuamente en secreto, en realidad son... adivinaron. Y no, gracias a Bastet el que dirige es Ernst Lubitsch, y no Nora Ephron.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
¿Les suena conocido el argumento que acabamos de reseñar? ¿Como a "Tienes un E-Mail", pero en versión correspondencia pluma-de-ganso, quizás? Bueno, entérate. Ese esperpento de merengue chorreón que rodó la Ephron es en realidad el remake de esta antigüísima peli (la Ephron tenía ya antecedentes de saqueo vándalo cuando disfrazó su medio plagio de "Algo para recordar" en "Sintonía de amor", y después hará un remake en forma, y lo de "en forma" es un decir, con "La hechizada"). Pero bueno, olvidémosnos de la Ephron y volvamos a aquellos atribulados años '30s-'40s, en que Estados Unidos era como una especie de Gran Madre de la Humanidad que recibía a sus gansitos desparramados por todo el mundo para que crecieran en la tierra de la libertad, las oportunidades, etcétera. Uno de estos fue un tal Miklós László, quien se las arregla para meter tres acentos en un nombre de cuatro sílabas, como buen húngaro de pro. El señor László escribió una obra teatral contando las vicisitudes de una pareja que se odia en la vida real, pero que se aman por correspondencia, y aunque no se hizo conocido por nada más, con esto le bastó para tener legumbres en la mesa durante el resto de su vida (bueno, suponemos). Desde luego que ese gran omnívoro que es el cine de Hollywood, agarró la obra de teatro y la montó en peli. Con ese pequeño clásico del cine que es Ernst Lubitsch, con su mejor músculo después de... bueno, después de rodar "Ninotchka" (y digámoslo, esta peli ha envejecido mejor que ésa en donde "la Garbo se ríe").
¿POR QUÉ VERLA?
-- A diferencia de otros dramones antiguos o comedias demasiado ingenuotas para el gusto actual, ésta ha envejecido de manera simpática. Bueno, una advertencia preliminar: si ustedes no tienen tolerancia hacia el cine antiguo porque lo consideran demasiado lento, ingenuo, teatral o blanquinegro, esta peli les va a repatear el hígado porque tiene todos esos (inevitables por la época, admitámoslo) defectos. Las pelis se hacían así, y poco más hay que hacerle. Pero si eres capaz de soportar esa clase de pelis, entonces ésta es para ti. Porque la trama se apoya en la siempre socorrida comedia de enredos de toda la vida, y la lleva hasta su lógico desenlace. Bueno, está basada en una obra teatral, y esa teatralidad se nota (casi toda la peli se ambienta en un solo escenario, que es la tienda de maletas y cueros, los diálogos son engolados a la manera en que ningún ser humano decente habla jamás para que no lo tomen por cursi... lo de siempre). La trama poco a poco nos va develando sus personajes y sus situaciones, y de pronto, casi sin que lo notemos (salvo que hayamos leído una reseña previa de la peli, lo que tratándose de estas cosas antiguas no es una mala precaución), estamos envueltos en la trama. Hay una subtrama respecto del jefecito querido que no develaré mayormente, y que no aporta demasiado tampoco, pero no estorba en exceso, así es que, estamos bien.
-- Buenos personajes, bien servidos. James Stewart, fresco aún su exitazo en la brillante "Caballero sin espada", es un convincente jovencito de la peli, nunca galán de sonrisa Pepsodent y siempre dotado de la enorme humanidad que lo caracterizó. Margaret Sullavan, por su parte, hace el complemento femenino perfecto, atractiva y encantadora a la vez (y bueno, admitámoslo, exasperante también), y a pesar de lo cabezota que resulta a veces, es en realidad una chica vaporosa y frágil que acaba por hacerse querer. El resto del elenco está conformado por ilustres secundarios de los cuales en realidad no hay demasiados nombres que digan algo hoy en día, y es una pena, porque ésa era la época en que hasta el último de los secundarios debía mojar la camiseta, y acá la mojan. Destaca entre ellos particularmente el repelente (personaje, no el actor) Joseph Schildkraut, como un empleado sinuoso y viperino, que al final, cuando por fin se lleva su merecido, uno se queda con gusto a poco porque... ¡por Bastet que es un c*****!
-- Uno de los tópicos que trata esta peli, y que por desgracia sigue siendo muy de actualidad, es el bovarismo. Si no les suena el palabrejo, sí deben conocer a ciertas féminas aquejadas de esa condición, aquellas que consideran su vida como algo estrecho y aburrido, y se dedican a ensoñaciones románticas tan fuertemente, que terminan estropeándose la vida presente en pos de esa otra vida de sueños que, etcétera. Sí, todos conocemos ejemplares así, no han desaparecido, y no tienen visos de desaparecer tampoco. En esta peli tenemos un ejemplo perfecto. Porque cuando comienza la correspondencia, él se lo toma como algo importante en su vida, pero lo equilibra junto con el resto de la misma (bueno, más o menos), mientras que ella, por el contrario, enloquece tanto con las cartas que se cierra a todo lo que es el mundo alrededor suyo, lo que la llevará de cabeza al previsible bochorno final. A más de alguna chica le convendría ver esta peli para que aprendiera un par de cosas. Bueno, sé que no lo van a hacer, y si lo hicieran, no aprenderían demasiado tampoco, o no serían discípulas de Madame Bovary desde el principio, claro está.
IDEAL PARA: Ver una peli romántica que no cae en los topicazos de las pelis románticas, y que aún se deja ver.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].
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2 comentarios:
Buff, hace mucho muchísimo que vi esta peli y tengo un buen recuerdo de ella. Me la grabé en VHS de la tele pero ya no la tengo.
Y aunque entiendo en parte lo que quiere decir, no estoy de acuerdo con lo de que el cine antiguo (o clásico) sea "demasiado lento, ingenuo, teatral o blanquinegro", y que tenga inevitablemente esos defectos. Más bien creo que mucha gente no ve esas películas simplemente porque son en blanco y negro, o sea que les da pereza porque tienen ese perjuicio.
Por cierto, la semana que viene comentaré en nuestro blog una peli de 1937 cuyo argumento no ha envejecido para nada.
Un saludo!
Creo que ahí tenemos debate armado, porque yo sí pienso que el cine anterior a los '50 tendía un poco demasiado a la teatralidad (en los '50s vino el Actor's Studio y gentes como Marlon Brando a inyectarle naturalismo a las actuaciones). Sin que eso signifique un defecto en sí: era la forma en que se entendía el cine, y de esa manera hay que entenderlo. Pelis como "Lo que el viento se llevó" o "Casablanca", por ejemplo, son terriblemente teatrales en cuanto a su puesta en escena, pero no por eso las actuaciones dejan de ser soberbias (de hecho, entre las mejores de la Historia del Cine en mi opinión). Pero la audiencia moderna no siempre lo entiende así, no entra en el juego, y de ahí que se haga un poco cuesta arriba verlas (sin perjuicio de que, tal y como apunta, hay su poco de pereza en el prejuicio, que si no está todo masticadito a la gente le aburre).
Por suerte, aunque un poco difícil de ver hoy en día, y su tanto morosa en su desarrollo, "El bazar de las sorpresas" es de esas pelis que recompensan el esfuerzo.
Y ya que está extendida la invitación, pues me daré una vuelta por el blog para leer sobre la peli de 1937. Bueno, en realidad siempre me doy una vuelta por el blog... pero se entiende lo que quiero decir. ;-)
Saludos.
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