11 años de Cine 9009 en línea.

El próximo 19 de febrero de 2017, Cine 9009 cumplirá once años en línea. Sí, jodíos, cuéntenlos, once en total desde su inauguración en el ya lejano 2006. Y para celebrar, estamos embarcados en una minimaratón de posteos. De manera que entre el domingo 12 y el domingo 19 del febrero que ya mencionamos, habrá un posteo nuevo con una peli nueva cada día, en donde aprovecharemos de repasar algunas que vimos en el cine, y que por un motivo u otro no acabaron publicadas en su día. Y a no quejarse de que llegó demasiado tarde, que ya no las podemos ver en el cine y otras cosas. También está el cable, el streaming, los DVDs para los cuatro gatos que todavía los compran, y... er... well... medios menos legales para conseguírselas. Además, si fuera por eso, no habría posteado pelis de cine mudo que se estrenaron hace sus buenos 90 o 100 años atrás. De manera que... disfruten, y saludos para todo el mundo (eeeeeexcepto para ese perejil de allá... sí, tú, a tí te hablo... el de la IP chistosa... te reconozco, eres el imbécil que no apagó el smartphone el otro día en el cine. Cretino. Pero para el resto, saludos).

domingo, 25 de noviembre de 2007

"Vida acuática con Steve Zissou" (2004).


-- "The Life Aquatic with Steve Zissou". Estados Unidos. Año 2004.
-- Dirección: Wes Anderson.
-- Actuación: Bill Murray, Owen Wilson, Cate Blanchett, Anjelica Huston, Willem Dafoe, Jeff Goldblum, Michael Gambon, Noah Taylor, Bud Cort, Seu Jorge, Robyn Cohen, Waris Ahluwalia, Niels Koizumi, Pawel Wdowczac, Matthew Gray Gubler.
-- Guión: Wes Anderson y Noah Baumbach.
-- Banda Sonora: Mark Mothersbaugh.

-- "Vida acuática con Steve Zissou" en IMDb.
-- "Vida acuática con Steve Zissou" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En uno de tantos festivales estiradotes de Europa, Steve Zissou presenta su último documental, uno en el cual no sólo presenta las maravillas del mundo submarino, sino que además refiere la horrible muerte de su compañero de aventuras de toda la vida a manos (o fauces, mejor dicho) de un tiburón jaguar. Lo que viene hace que todo el mundo pierda la fe: Zissou promete que su siguiente documental va a ser la revancha contra el tiburón jaguar, al que va a cebar con dinamita para reventarlo y hacerlo aprender que con la Raza Humana nadie se mete, carajo. "¿Y qué interés científico puede tener eso...?". Pues... "Venganza...". Gran conservacionista, amigo Zissou, thanks. El problema es que todos creen que Zissou está loco de remate, y peor aún, que es un producto cinematográfico y documentalista de otros tiempos. Y algo de razón tienen. Porque en el fondo Steve Zissou es el Payaso Krusty de la naturaleza, más preocupado del showbusiness que de los animalitos, que manifiesta su ignorancia casi a cada paso, y si no es por su señora la hija de papis ricos, estaría hace tiempo en la ruina. De hecho, conseguir el financiamiento para su siguiente expedición se transforma en empresa más o menos parecida al legendario exprimirle agua a una piedra. Pero hay una tabla de salvación. Aparece un individuo que podría o no podría ser su hijo, que tiene la receta para echar a andar la aventura. Ahora, Steve Zissou está en ruta hacia la aventura, y ni los resquemores de su casi ex esposa, ni las quejas de sus becarios, ni los berrinches de la periodista entrometida, ni los confusos sentimientos hacia su hijo postizo, ni las tetas al aire de su asesora, ni la competencia con un rival hipertecnificado con la última chupi tecnología, van a detener a nuestro chafandófilo personaje.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

La crisis de la sociedad yanketa daba en los buenos y viejos tiempos para dramones como "Kramer versus Kramer", pero desde que irrumpieron "Matrimonio con hijos" y "Los Simpsons", reirse de la familia del país de las barras y estrellas pasó a ser asunto de comedia chunga y absurda. El director Wes Anderson tomó buena nota de esto, e inspirándose lejamante en algunos asuntos de J. D. Salinger, pergueñó una comedia fuera de toda convención, llamada "Los excéntricos Tenenbaum", la cual causó cierto revuelo entre los busquillas del cine, pero que más allá reventó un tanto frente a proposiciones antifamilia más osadas como "Felicidad", o más ultrapublicitarias como "Belleza americana". Pero Wes Anderson se había hecho de un nombre, en todo caso, e iba a defenderlo con otra familia disfuncional. Para ello se inspiró en la figura de Jean-Jacques Cousteau, personaje tan capital para las generaciones de segundos del XX como desconocido para inicios del XXI, y que después de haber inventado el tanque de buceo (el SCUBA, "Self Conteined Underwater Breathing Apparatus", para ser más exactos) se transformó en el showman de los documentales con su "El mundo submarino", y después con su propia serie televisiva ("El mundo submarino de Jacques Cousteau") en la cual, con su apergaminado sonsonete francés, recorría intrépidamente los mares buscando las más esquivas criaturas ambientales. Andando el tiempo se supo que la porcelana de Cousteau tenía más de alguna fisura, como por ejemplo cuando su hijo se fue a pique en un helicóptero y volvió a subir al cielo, pero ahora con alas de ángel (episodio brutalmente parodiado en "La vida acuática de Steve Zissou"), o como por ejemplo cuando falleció, y la familia, que no parece haber compartido muy a concho la afición submarinista de Cousteau, se peleó como tiburones en celo la herencia que dejara el insigne submarinista. Con mimbres para un homenaje y una parodia, Wes Anderson se abocó entonces a esta nueva gran familia disfuncional, unida por lazos de sangre, de matrimonio y de camaradería... Y de ese elemento insubstancial que podríamos llamar "me quedo porque no tengo a donde ir".

¿POR QUÉ VERLA?

-- Lo hemos dicho otras veces, como bien les consta a los lectores asiduos de Cine 9009. Si una peli está constelada de estrellas, caben dos posibilidades: es una obra maestra, o es una soberana mugre. Bien, no sé si el calificativo de "obra maestra" le sea aplicable por entero a "La vida acuática de Steve Zissou", pero sí es que es una película bastante competente, y las actuaciones se llevan buena parte del crédito. Wes Anderson tuvo el buen tino de llevarse a varios protagónicos de "Los excéntricos Tenenbaum", manteniendo el equipo de trabajo, y ese feeling se nota: se repiten plato aquí tanto Bill Murray, como Anjelica Houston y Owen Wilson, y en los roles más estelares. Bill Murray, recientes sus glorias en la mencionada "Los excéntricos Tenenbaum" y "Perdidos en Tokio", realiza el milagro de infundirle vida a un personaje que, sobre el papel, tiene el espesor emocional de una planaria, a punta de delicados matices por aquí y por allá dentro de la caricatura gruesa. Anjelica Huston, la a estas alturas del partido venerable hija de John Huston, intérprete cubierta de gloria por "El honor de los Prizzi", "Misterioso asesinato en Manhattan", y en particular por su recordado rol de Morticia Adams en "La familia Addams" y secuela, es una impecable esposa avejentada para el prota. Owen Wilson se inclina, por su parte, hacia la comedia absurda, con un personaje de gestos tan extraños que adopta un carácter único. Cate Blanchett, la chica que fue con honores Isabel I de Inglaterra ("Elizabeth"), Galadriel ("El Señor de los Anillos") y Katharine Hepburn ("El aviador") sigue rompiendo corazones. Willem Dafoe, por su parte, se esmera, seguramente feliz porque por una vez en la vida le ofrecieron algo diferente a ser el villano psicótico de la semana (y es que al pobre hay que ver cómo lo estrujaron hasta "Spiderman 3" en eso de "soy el Duende Verde y me voy a cargar al Hombre Araña, MUAHAHAHAHÁ..."). Jeff Goldblum compone el papel de científico listillo que con variaciones ha interpretado en "La mosca", "Parque Jurásico" y "Día de la independencia", pero como siempre le ha salido con carisma, se lo perdonamos. Desde su reducto, el gran Michael Gambon ("El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante", "Juguetes", "El buen pastor") hace lo suyo con un personaje al que, desde ya, ayuda mucho su nombre: Oseary Drakoulias (con ese apellido podría haber sido crítico gastronómico en "Ratatouille"). Y mención especial para Robyn Cohen en un papel básicamente de adorno, pero como se pasea más de una vez en topless con sus mamas pequeñas y hermosamente formadas, entonces ejem...

-- La cuidada realización puede ser leída al mismo tiempo como un sentido homenaje y una brutal parodia sobre Jacques Cousteau. Porque Steve Zissou aparece como un tipo egomaníaco y cretino, que realmente no se merece el estatus que tiene, que si no fuera por la gente alrededor que lo cuida y lo protege sería un fracasado, y que en definitiva se preocupa más de la bonita toma con animalitos al lado, que de la naturaleza en sí. Quizás sea un Jacques Cousteau exagerado, pero da para pensar en todos esos sujetos que son "estrellas de la naturaleza", que con el pretexto de educar a la gente se arropan con las banderas del ecologismo para transformarse en los señores de su propio show. Bien, Jacques Cousteau era científico, al menos, pero cuando me acuerdo de esos cazadores de aventuras estilo Discovery Channel... Déjenme expresarlo de esta manera, apenas uno de esos llegue a mi colonia de gatos lo voy a dejar rasguñado desde su feo caracho hasta su pomposo culo, y si le alcanzo de un zarpazo las bolas, pues ojalá que tenga esperma en un banco criogénico de semen como repuesto...

-- Ya lo insinué, pero insistamos sobre lo mismo. Las secuencias de los documentales de Steve Zissou son un manjar de dioses para todos quienes cecimos viendo los gangosos documentales del Jacques Cousteau original. El cuidado llega hasta tal extremo, que la secuencia "Atrapados en el hielo" ("Trapped in ice") satiriza despiadadamente la interminable saga en cuatro o cinco tandas de "El mundo submarino de Jacques Cousteau", en que lo vemos dar la vuelta a la Antártica (era lo que tenía la dictadura de Pinochet, que debía haber una segunda franja cultural en donde mostrar programas de animalitos, y de insectos sociales no porque política no, y en esas franjas culturales vimos a Cousteau hasta el empacho). Nadie que no haya crecido viendo a Cousteau como el gran héroe ecológico, podría dejar de reirse, y quizás hasta emocionarse, con estas secuencias de puro mockumental.

-- Si el tema de construir una familia disfuncional alrededor de un personaje estilo Jacques Cousteau ya califica para frikada, piensen en la música. Porque durante media película escuchamos a Seu Jorge, un portugués, cantando en versión acústica y en portugués, canciones clásicas '60s y '70s de... ¡David Bowie! Lo expondré de nuevo por si no han pescado el punto: 1.- En una sátira de Jacques Cousteau, 2.- encontramos canciones de David Bowie, 3.- en perfecto estilo guitarra folk, 4.- cantadas en portugués. O sea, lo único que falta para completar la quina friki es que el tipo las cante parado de cabeza. Y no, no alcanza a tanto, pero casi, porque el tal Seu Jorge aparece en las partes más inopinadas (la torre de vigía, por ejemplo) cantándolas.

-- Los delfines. Los contrataron como guardias submarinos por su extrema inteligencia, y son las criaturas más estúpidas de toda la peli. O quizás son tan inteligentes, que encontraron la manera de hacerse los cretinos para no trabajar...

IDEAL PARA: La generación de los "filles du Cousteau", y los amantes de familias disfuncionales.

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