"The best man". Dirigida por Malcolm D. Lee. Protagonizada por Taye Diggs, Nia Long, Morris Chestnut, Harold Perrineau, Terrence Howard, Sanaa Lathan, Monica Calhoun, Melissa De Sousa. Estados Unidos. Año 1999.
¿De qué se trata?
Esta es una ambientada entre la gente nigga con clase y dinero, algo que no debería extrañar a nadie si decimos que es una producción de 40 acres y una mula, el acorazado cinematográfico de Spike Lee. Pues bien, un grupo de cuatro amiguetes se reune porque uno de ellos, un mediocre deportista bueno para rezarle a Dios y fuckearse perras, va a sentar cabeza y contraerá matrimonio. Entre estos amiguetes está un escritor que publicará su primera novela, y que ¡ups! ha escrito sobre todas sus relaciones en clave de ficción. O no tanto, porque todos los amiguetes y sus respectivas parejas se reconocen en los personajes ficticios, y le sacan en cara al escritor la manera en que los pinta. Pero aún no sucede nada. La trama central de la novela en comento, refiere nada menos que una indiscreción de la chica que acompañará al deportista al altar, con el escritor. Saquen cuentas de qué pasará cuando el deportista, un tipo alto y macizo como un toro, se de cuenta y agarre al más bien esmirriado escritor y le proporcione la golpiza de su vida. ¡Ah! Y mencionemos también que el libro, maldita la gracia que le hizo a la novia oficial del escritor, por no hablar de los líos con cierta periodista que también se ve reflejada y quiere terminar el "coitus interruptus" (figuradamente hablando) de hace años atrás... Mejor, si escribes, dedícate a los cuentos infantiles.
El espíritu de los tiempos.
Como decíamos, "40 Acrees And A Mule" es la productora oficial de Spike Lee, para hacer cine supuestamente alternativo, desde el ángulo afroamericano. De que sus películas están plagadas de afroamericanos lo están (los famosos 40 acres y una mula hacen alusión a una ley del siglo XIX que le daba tales cosas a los campesinos negros recién emancipados, promesa que nunca se cumplió), pero en lo de alternativo cabe preguntarse qué tanto, porque con el auge del cine independiente, y de la tolerancia políticamente correcta, ser nigga que hace películas sobre gente nigga se volvió algo respetable, quizás demasiado. Esta es otra de esas películas que pretenden mostrar el sonriente mundo de los negros (de hecho, no hay personajes blancos), pero que en definitiva no sale de los estereotipos de siempre que han estigmatizado a esa pobre y esforzada raza, perseguida por los cuatro rincones del mundo (¿cómo quedo con esa frase...?).
¿Por qué verla?
- Es una comedia relativamente llevadera. No es para parirse de risa ni mucho menos, pero se deja ver con cierta holgura.
- La película aborda, al menos de soslayo, un tema poco frecuentado por el cine, cuál es la relación del escritor con sus propias ficciones. Después de todo, por muy ficticio que sea lo que escribe, el escritor tiene que sacar sus invenciones de algún lado. Uno de los mejores diálogos de la película se produce cuando el deportista le enrostra al escritor que no se dejará manipular porque no es un personaje de una de sus novelas, y el escritor, en definitiva, no es un Dios (en la vida real, al menos). O sea, la película no cae en el preciocismo intelectualoide de poner a los escritores en un pedestal, sino que el escritor de turno es un tipo lleno de problemas y carencias internas. Algo que, ¡auch!, duele, porque cae de cerca, pero que digámoslo de una vez, la mayor parte de las veces es la pura verdad.
- Nia Long. Pasado el intervalo de reflexión intelectual... ¡qué buena está la nigga ésa! Y la escena en que aparece con un body de encaje oscuro... ¡UFFF! O sea, como dicen los brothers... KILL DA NIGGA!!! KILL DA NIGGA!!! Y el par de estripeteseras que aparecen por ahí... ¡¡¡Qué suerte la que se gastan los negros con plata!!!
IDEAL PARA: Ver una comedia con contenido (saltándose los estereotipos raciales, por supuesto).
¿De qué se trata?
Esta es una ambientada entre la gente nigga con clase y dinero, algo que no debería extrañar a nadie si decimos que es una producción de 40 acres y una mula, el acorazado cinematográfico de Spike Lee. Pues bien, un grupo de cuatro amiguetes se reune porque uno de ellos, un mediocre deportista bueno para rezarle a Dios y fuckearse perras, va a sentar cabeza y contraerá matrimonio. Entre estos amiguetes está un escritor que publicará su primera novela, y que ¡ups! ha escrito sobre todas sus relaciones en clave de ficción. O no tanto, porque todos los amiguetes y sus respectivas parejas se reconocen en los personajes ficticios, y le sacan en cara al escritor la manera en que los pinta. Pero aún no sucede nada. La trama central de la novela en comento, refiere nada menos que una indiscreción de la chica que acompañará al deportista al altar, con el escritor. Saquen cuentas de qué pasará cuando el deportista, un tipo alto y macizo como un toro, se de cuenta y agarre al más bien esmirriado escritor y le proporcione la golpiza de su vida. ¡Ah! Y mencionemos también que el libro, maldita la gracia que le hizo a la novia oficial del escritor, por no hablar de los líos con cierta periodista que también se ve reflejada y quiere terminar el "coitus interruptus" (figuradamente hablando) de hace años atrás... Mejor, si escribes, dedícate a los cuentos infantiles.
El espíritu de los tiempos.
Como decíamos, "40 Acrees And A Mule" es la productora oficial de Spike Lee, para hacer cine supuestamente alternativo, desde el ángulo afroamericano. De que sus películas están plagadas de afroamericanos lo están (los famosos 40 acres y una mula hacen alusión a una ley del siglo XIX que le daba tales cosas a los campesinos negros recién emancipados, promesa que nunca se cumplió), pero en lo de alternativo cabe preguntarse qué tanto, porque con el auge del cine independiente, y de la tolerancia políticamente correcta, ser nigga que hace películas sobre gente nigga se volvió algo respetable, quizás demasiado. Esta es otra de esas películas que pretenden mostrar el sonriente mundo de los negros (de hecho, no hay personajes blancos), pero que en definitiva no sale de los estereotipos de siempre que han estigmatizado a esa pobre y esforzada raza, perseguida por los cuatro rincones del mundo (¿cómo quedo con esa frase...?).
¿Por qué verla?
- Es una comedia relativamente llevadera. No es para parirse de risa ni mucho menos, pero se deja ver con cierta holgura.
- La película aborda, al menos de soslayo, un tema poco frecuentado por el cine, cuál es la relación del escritor con sus propias ficciones. Después de todo, por muy ficticio que sea lo que escribe, el escritor tiene que sacar sus invenciones de algún lado. Uno de los mejores diálogos de la película se produce cuando el deportista le enrostra al escritor que no se dejará manipular porque no es un personaje de una de sus novelas, y el escritor, en definitiva, no es un Dios (en la vida real, al menos). O sea, la película no cae en el preciocismo intelectualoide de poner a los escritores en un pedestal, sino que el escritor de turno es un tipo lleno de problemas y carencias internas. Algo que, ¡auch!, duele, porque cae de cerca, pero que digámoslo de una vez, la mayor parte de las veces es la pura verdad.
- Nia Long. Pasado el intervalo de reflexión intelectual... ¡qué buena está la nigga ésa! Y la escena en que aparece con un body de encaje oscuro... ¡UFFF! O sea, como dicen los brothers... KILL DA NIGGA!!! KILL DA NIGGA!!! Y el par de estripeteseras que aparecen por ahí... ¡¡¡Qué suerte la que se gastan los negros con plata!!!
IDEAL PARA: Ver una comedia con contenido (saltándose los estereotipos raciales, por supuesto).
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