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domingo, 29 de noviembre de 2009

"2012" (2009).


-- "2012". Estados Unidos. Año 2009.
-- Dirección: Roland Emmerich.
-- Actuación: John Cusack, Amanda Peet, Chiwetel Ejiofor, Thandie Newton, Oliver Platt, Thomas McCarthy, Woody Harrelson, Danny Glover, Liam James, Morgan Lily, Zlatko Buric, Beatrice Rosen, Alexandre Haussmann, Philippe Haussmann, Johann Urb.
-- Guión: Roland Emmerich y Harald Kloser.
-- Banda Sonora: Harald Kloser y Thomas Wanker.

-- "2012" en IMDb.
-- "2012" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

India, año 2009. En medio del deleznable clima y el curry, un científico negro semiafro hace un inquietante descubrimiento: los neutrinos andan a lo loco, y pronto el núcleo terrestre barboteará como la yema de un huevo frito (a mí no me pregunten, la peli venía así). Cumbre del G8, año 2010. El Presi de los Yunaitisteites echa a todos los traductores, a todos sin excepción, para decirle a sendos clones de Nicolás Sarkozy y Angela Merkel que el mundo está yéndose al carajo, mientras que agentes agentosos muy especiales venden a gente muy selecta unos boletos para tripular las arcas de Noé que van a salvar a la Humanidad... a la porción más rica de la misma, al menos, y que la servidumbre se vaya al carajo. Museo del Louvre, año 2011. El caracho de la Mona Lisa acaba bien sellada en una caja, y la reemplazan con una copia. Año 2012: ¡¡¡EL FIN DEL MUNDO COMIENZA!!! En California, un escritor de tres al cuatro que ha publicao una novela que figura en el Bottom 250 de grandes ventas (menos de 500 ejemplares sold out), va a buscar a sus pequeñas larvas para sacarlas a paseo a Yellowstone, mira qué linda idea meterlos en un supervolcán apagado justo en el año en que los mayas, que eran peazo sabios que para eso eran mayas, pues oigan, anunciaron fin del mundo con posibilidad de precipitaciones y chubascos por la mañana. El escritor está separado, no se entiende muy bien por qué, ya que entre la ex y él vuelan ojitos, a pesar de que ella, la muy zorruna, se ha enyuntao con un cirujano plástico, que con perfecto espíritu economicista hacen cambalache de hombre cuando el venidero se forra más. Mientras tanto, el resto del mundo se está moviendo en secreto para los trazos finales del plan, incluyendo al científico que la suda gorda porque sobre sus hombros recae la responsabilidad del salvataje final, un Presi con un agudo cuadro depresivo disfrazado de "qué gran peazo hombre soy, soy carne de eternidá, oiga" porque va a ser el último del glorioso linaje de Emperadores de Estados Unidos, su estupendona hija puesta ahí para que el geólogo que mencioné antes pueda tener un interés romántico o si no esto no es peli de Hollywood, el clásico funcionario de segunda que no atiende a razones que no sean la raison d'etat, etcétera. Volviendo a Yellowstone, el escritor y sus dos crías pasean por un lago, sólo para descubrir que el lago se ha secado por una misteriosa razón. Y hace contacto con un hippie conspiranoico que, recogiendo morcillas por aquí y por allá a lo largo de todo Internet, se ha armado el mapa completo: el fin del mundo llega en 2012, hay una conspiración secreta del Gobierno para desarrollar un plan de salvación sólo para los ricos, la opinión pública tiene derecho a saber... lo de siempre, vaya. El escritor, que parece no haber visto muchas pelis de terror o catástrofes, en las cuales el loco paranoico al final siempre tiene razón, pasa de él como de la peste. Ya vendrá luego un terremotito de esos suavecitos para hacerle cambiar de opinión, nada del otro mundo, sólo uno que va a mandar a California a pique contra el fondo marino como una bandeja de canapés en la mansión Brando, nada que no se nos venga anunciando desde la era hippie por aquello del imperio del lujo y la codicia cebados en Hollywood, etcétera. Ahora, nuestro escritor y su familia han emprendido la lucha definitiva por la supervivencia, una que les permita escaparse del destino final de un planeta condenado a la destrucción, porque... ¡¡¡LOS MAYAS LO DIJERON!!! ¡¡¡ES EL 2012 Y VENDRÁ EL FIN DEL MUNDO!!! ¡¡¡BUAAAAAÁ, TENGAN MIEDO, TENGAN MUCHO MIEDO!!! ¡¡¡BUAAAAAÁ!!!

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Siempre habrá profetas y conspiranoicos del fin de los tiempos. Los había en la Biblia, por supuesto, y el propio Cristo dijo que el fin de las cosas vendría en su propia generación, y que algunos de los presentes no alcanzarían a gustar de la muerte cuando les llegara la china con fanfarrias y jinetes y pestes y plagas y yo no he venido a traer la paz sino la espada y todo eso (y ya ven, dos milenios y contando... pero si lo dijo Cristo DEBE-SER-VERDÁ, así es que vamos retorciendo sus palabras y haciéndole decir lo que nunca dijo para que no parezca como que nuestro Mesías-Redentor-Salvador metió la chancla hasta el fondo de la poza). Los había en la Edad Media y el Renacimiento, incluyendo a Nostradamus y, créanlo o no, parece ser que el buen Isaac Newton también, que el hombre entre teoría de gravitación universal y teoría de gravitación universal se daba tiempito para agarrar la King James y ponerse a sacar sus cuentas y cábalas sobre hasta cuando Dios nos había arrendado el planeta. Los Testigos de Jehová dijeron que la generación que había dicho Cristo, era la de los nacidos en 1914, pero ante la comprensible y cada vez más alarmante desaparición de abuelitos centenarios sin que parezcan haber señas del fin por ninguna parte, las apuestas en Las Vegas han empezado a ladearse en su contra, y ya la Atalaya y la Tower Watch son más prudentes en eso de buscarse fechas, por ahora al menos, sólo por si se muriera el último nonagenario y la Tierra aún siguiera en pie (en 2012 cumpliría 98 años...). En los '80s se anunciaba que el Anticristo, en siniestra alianza con la Unión Soviética iba a venir en gloria y majestad en 1999. Después vino el Y2K, y cuando pasó el 2000 y seguimos aquí, pues vamos al 2012. Háganme caso, cuando llegue el 2012 y no suceda nada, vendrán los documentales NatGeo que digan: "2029: APOFIS CONTRA LA TIERRA". Y cuando Apofis pase volando sobre nosotros, vendrá "2061: COMETA HALLEY, EL MENSAJERO DEL FIN DEL MUNDO". Y así vamos, si eventos astronómicos no van a faltar. Bueno, esta profecía no me puede fallar. Después de todo, si la pifio y todo se va al carajo, ustedes no van a estar leyendo esto porque los servidores de Blogger van a haber parado, o peor aún (¡glup!) ustedes van a estar muertos, y por ende, con la capacidad de comprensión de lectura drásticamente disminuida a cero...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es probablemente la obra maestra de Roland Emmerich. Sí, ya sé que la mitad de ustedes desprecia a muerte el cine de Roland Emmerich, tachándolo de palomitero, superficial, etcétera. Pero no veo por qué negarle a Roland Emmerich el título que tienen Stanley Kubrick, Alfred Hitchcock y Cecil B. DeMille, de ser "cineasta de autor". Salvando las distancias de genio y perspectiva, claro, pero el cine de Roland Emmerich es tan personal y consubstancial a él como el de los mentados a éstos mismos. No me extrañaría que en algunos años más, el cine de Emmerich que ahora se ve como "palomitero de catástrofes", fuera redescubierto y revalorizado como algo con substancia, igual que como pasó con Hitchcock (salvando las distancias otra vez, claro), que en Estados Unidos era despreciado como "el tipo ése que hacía policiales para el rato" y que en Francia fue saludado como un genio cinematográfico. Sin entrar a valorarlo de plano, digamos que dos cosas salvan al cine de Emmerich en general de la quema. En primer lugar, su amor por el detalle, por mimar sus historias, por pulirlas hasta sacarles el mayor partido posible, dentro de los márgenes del cine popcornero de toda la vida, como un Cecil B. DeMille al uso. En este caso lo vemos por ejemplo en los líderes mundiales, que lejos de ser los clásicos tipos de terno que aparecen acreditados como "Presidente Genérico #1", "Presidente Genérico #2", etcétera en los créditos, son de verdad Sarkozy y la Merkel y la Reina Isabel y etcétera (bueno, actores que los impersonan, a veces de manera no muy realista que digamos, pero aún así bien reconocibles). O en esa escena en el mar que es un homenaje explícito a "La aventura del Poseidón", que nos hace partirnos de cabeza porque él no haya sido quien rodó el remake "Poseidón" del 2006. Y en segundo lugar, volviendo a los méritos de Emmerich en general, su tono distanciado y casi brechtiano, de no tomarse muy en serio lo que está narrando, sin caer en la autoparodia, de hacerle guiños al espectador diciéndole "lo que estás viendo en el fondo es una tontería, y tú y yo lo sabemos, pero quiero que te pases un rato pipa, así es que olvídate de las tensiones y goza la pantalla". Uno le perdona así cosas como todo el tecnobalbuceo acerca de los neutrinos, o la manerita práctica en que los protas se las arreglan para llegar a su destino a bordo del avión (no diré más para no espoilerear, pero los seriotes cejijuntos de "Malaciencia", después de decirnos que la peli es un bodrio porque no es científica, se harán festín con la peli... y nosotros riéndonos porque fuimos al cine, no a una puñetera conferencia científica). Esta falta de sonrojo de Emmerich lo hace más estimable, y lo aleja de la insufrible pretenciosidad de un Michael Bay, por ejemplo, para quien cada una de sus pelis es material marmóleo para la eternidad, y que en este proceso de irse cada vez más a más, acaba por antojarse insoportable (estoy esperando que salga "Transformers 2: La venganza de los caídos" en DVD para ver si era tan mala como me lo temo). Después de la universalmente denostada "10.000 A.C." (peli ninguneada injustamente donde las haya, porque era bastante más decente que muchos subproductos que rondan por ahí), el regreso de Emmerich al cine de catástrofes después de "El día después de mañana", con "2012", es la plena confirmación de esto. El hombre, que ama el cine de catástrofes setenteros (ya saben: "La aventura del Poseidón", "Infierno en la torre"), agarró el manual de cocina de cine catastrófico y empezó con "página 1... sí, va esto, página 2... también, página 3... hmmmmmm", y acabó por echar el manual entero con tapas y todos a la marmita para que se cueza bien cocido. "2012" es así la más perfecta expresión de su cine, aún más que la emblemática "El día de la independencia" inclusive. Y como decía, Roland Emmerich la cuenta con toda la experiencia acumulada de años de circo. La duración de la peli ronda y pasa las dos horas y media, pero en ningún minuto se hace pesada ni se pone uno a mirar el reloj (bueno, quizás un poco al final, que resulta un tantín largo, pero en fin). Las escenas de catástrofes están en general muy bien servidas, hasta el punto que te olvidas de que estás viendo puro CGI, tan real se ve todo (esta es una peli para cine, si la ves en DVD o descargándotela de Internet te vas a perder las tres cuartas partes de la diversión). La trama es lo esperable dentro de una peli palomitera (una gran tragedia, y un grupo de héroes dispuestos a plantar cara contra la adversidad por Dios, la Patria y el american way of life... lo de siempre, vamos), pero Emmerich se la toma bastante en solfa y eso se agradece. En definitiva, lo que estamos viendo podrá no ser una masterpiece ni la mejor peli del 2009 (¡o qué carajos, con lo anémico del panorama dosmilnuevero del cine, ya está empinada en el Top Ten del General Gato!), pero dentro de su aparatosidad es una peli simple, llana, honesta... y entretenida de una pata a otra.

-- La mala leche. Porque, de qué otra manera llamarlo... ESTE PÁRRAFO ESTÁ LLENO DE SPOILERS, ASÍ ES QUE SI NO DESEAS DETALLES DE LA TRAMA, SÁLTATELO ÍNTEGRO Y SIGUE CON EL PÁRRAFO SIGUIENTE. Decíamos. En un nivel más superficial, esta peli es una apología de la familia, la propiedad, el american way of life, etcétera. Pero Roland Emmerich es un extranjero (alemán, por más señas, para que entendamos la procedencia del Deutschmaschinengeist en su cine) y además practicante y activista gay, por lo que los valores ñoñoconservadores puritanoyankis de toda la vida le tienen al buen garete, y eso se nota. Tenemos el clásico triángulo amoroso del matrimonio quebrado y el tercero en discordia, pero lejos de ser un mal chato (a veces un poco egoísta, sí, pero no tanto tampoco), el metido tercero que está fracturando la familia, etcétera, es en el fondo realmente un buen tipo que trata de hacer las cosas de la manera más honesta y positiva que se puede, sin dejar de ser el tipo común asustado por lo que pasa, por lo que al final uno tiene la sensación de que, se quede con quien se quede la chica, familia al final va a haber igual. También lo vemos en el cariño con el que trata Roland Emmerich a una rusa que es, bueno, amante de un ruso, y que aparece al principio como una caricatura de Paris Hilton, para después ganarse nuestro respeto primero, y nuestro cariño después como personaje, sin tampoco transformarse en heroína de acción come il faut ni mucho menos, sino simplemente con ser ella. O en detalles un poco más de sordina, como hacer que la Casa Blanca sea destruida por un portaviones llamado John F. Kennedy, recadito para Obama fuertón donde los haya, toda vez que es bien sabido que Kennedy fue justamente el Presidente de Estados Unidos que más se la jugó por los derechos civiles, que Emmerich es activista gay... y que al igual que en la peli en donde el Presi de Danny Glover, está el negrito Obama sentado en la Casa Blanca actualmente. Otro detalle interesante es que aparece el clásico funcionario de la Casa Blanca egoísta y rata que piensa en términos de cálculo político, razón de estado, etcétera, pero resulta que muchos de sus planteamientos, por duros que puedan ser, son tremendamente razonables, y es el idealismo del científico que ojalá pudiera salvar a toda la Humanidad y acogerla de paso en un gigantesco abrazo de oso, el que a veces rechina lo suyo y aún pone en riesgo a la empresa de salvataje de la Humanidad. Otro punto en que Emmerich juega la carta hereje, es en la presentación del conflicto entre fe y ciencia. Mientras un ñoño neocon como J.J. Abrams dice peli sí y peli también (y serie de TV lo mismo) que la ciencia no vale nada y que creer en lo sobrenatural es la clave (basta con ver "Lost", que ahí todos los personajes que luchan y se esfuerzan por resolver la situación las pasan canutas, mientras que los que se sientan y conforman y son llevados de un lado a otro, ésos son los que se sacan toda la baraja limpia, mientras que en "Star Trek" los dos protas deben hacerse amigos casi porque sí, porque el Spock del Futuro viene a decirles en plan profético que están destinados a grandes cosas, etcétera), mientras J.J. Abrams contenta a las audiencias neocon, decíamos, en Emmerich el asunto está un poco más turbio. Emmerich le hace espacio a la fe, sí, pero a la fe en el hombre, en la Humanidad, en el destino y en quienes son capaces de tomarlo y forjarlo con temple, con tezón, cada uno en su pequeño papel y a la medida de sus fuerzas, incluso sacrificio mediante (el del Presidente de los Estados Unidos, con fe ciega en su misión de ser paradigma y referente moral de la Humanidad... en otro de esos chistes típicamente ambiguos de esta peli), mientras que la FE con mayúsculas, ésa de grandes congregaciones religiosas, es maltratada cada veinte minutos de peli. Además de que se mencionan a los talibanes que destruyeron estatuas de Budas sedentes en Afganistán mientras "los buenos" se preocupan de salvar a la Gioconda, vemos como la primera gran grieta en la Capilla Sixtina separa a Dios del Hombre en la célebre pintura ésa de la Creación de Miguel Angel, mientras que el Papa congrega a multitudes con velitas y orando n la Plaza de San Pedro únicamente para que la mismísima Basílica de San Pedro se les venga encima y los mate un poco antes que al resto de toda la Humanidad (¿a esto lo llamarán el arrebatamiento antes del Apocalipsis? Porque en otra parte el loco hippie menciona el arrebatamiento, y quizás esto sea otro chiste más con mala leche), y en resumen dentro de la peli, la religión no sirve para absolutamente nada (incluso el Presidente, tan icónico él, si es una peli yanki al final del día, que en un minuto reza, jamás saca fuerzas de Dios, sino de la seguridad de que su hija se va a salvar). Incluso las coincidencias y la casualidad juegan un rol en todo el asunto: la novela "Farewell Atlantis", que no la ha leído absolutamente nadie, termina salvándose para el futuro de la Humanidad, por la suprema coincidencia de que otro de los personajes se la lleva consigo, y es una novela que para los personajes resulta muy significativa porque, a pesar de ser ignorada por todos y de todos, habla sobre tener fe y esperanzas. Jugada maestra de Emmerich ésta: por un lado nadie puede decirle que se desvíe el más mínimo milímetro de la asepsia moral que toda peli de pro made in Hollywood debe tener, porque todo lo rueda con la ideología más canónica posible, pero por el otro lado, en una segunda lectura, Emmerich aprovecha de poner en evidencia esos mismos clichés y lugares comunes y subvertirlos sutilmente en contra, acá de una manera más lúcida, y por qué no decirlo, también más desencantada, que en "El día de la independencia", en que la ironía estaba más enterrada y era menos obvia (sí, menos incluso) o en "El día después de mañana", en la que Emmerich cometió el error (que en "2012" no comete) de tomarse a sí mismo demasiado en serio.

-- Las actuaciones son sorprendentemente de buen nivel. Uno podría decir qué tanto puede ser pedir que en una peli de catástrofes los tipos se vean sudando la camiseta y poniendo cara de espanto, pero estoy seguro de que ustedes recuerdan más de una peli de acción/aventura/catástrofe/terror en que los caribonitos de turno parecen no ser capaces de entrar en ambiente si están rodando frente a una bluescreen, y así es como le va a la peli después. John Cusack puede parecer una elección bizarra para una peli de acción (que nadie lo ve como héroe de acción, joer), pero es justamente su facha de hombre común lo que le da interés a su personaje, que no es un puñetero John McClane que malduerme como policía hasta que aparece el Mal para que le pongan los dientes en mermelada. Amanda Peet, como su doña Flor entre dos maridos, incluso hasta se saca una actuación decente de la manga y todo (¿alguien recuerda cuando con su glorioso desnudo de "Mi vecino el asesino", ella aparecía como the next best thing del cine, y desde entonces se ha arrastrado hasta roles como su pomposa e insignificante aparición en "Expedientes secretos X: Quiero creer"?). El rol de Chiwetel Ejiofor como el científico negro mijo le exige poner cara de compungición toda la peli, pero a pesar de lo unidimensional de su personaje, se las arregla para hacerlo, no diré intenso, pero sí por lo menos emotivo, mucho más que su homólogo Jeff Goldblum en "El día de la independencia". Thandie Newton está ahí para la inevitable presencia femenina, y para que el Presidente tenga una familia que le dé profundidad emocional al personaje, pero el rol era en realidad unisex y hubiera podido ser interpretado por cualquiera y no hubiera pasado nada (¡joer, otra que también era the next best thing y por no brillar, no la tomaron de subida ni bajada ni por la sobrealabada "Crash"!). El punto alto es Oliver Platt, eternamente condenado a hacer papeles de mierda en pelis de mierda (después de su rol de "científico excéntrico" en "El cocodrilo", es difícil caer más bajo, y conste que al hombre lo he visto empeñarse en todos los roles que aborda), y que aquí es el político cazurro que sabe que para obtener tales o cuales fines no siempre se pueden elegir los medios, y que por lo tanto en una primera lectura es "el maloh" (en particular porque se la pasa de estrellones contra el científico "bueno"), pero que a las últimas en realidad es lo que haría cualquier ser humano puesto en su lugar, o casi (la escena en la que habla respecto de su madre podrá ser todo lo cabrona que se quiera, pero Oliver Platt se echa la escena al hombro y la saca adelante con brío supremo). Danny Glover está un poco de garbancero como el Presidente de Estados Unidos (a Presidentes negros, el Morgan Freeman de "Impacto profundo" y el Dennis Haysbert de "24" se lo comen con zapatos y pie de atleta), pero es que después de "Arma mortal" y "Depredador 2" al tipo simplemente se le acabó el trote, mientras que Woody Harrelson se divierte a lo loco en uno de esos papeles bordes que tanto le gustan y tanto le vienen, como el hippie loco que al final tenía razón (lo dicho, en estas pelis el loco paranoico siempre tiene razón). Y el broche de oro viene con el carismático rol de la desconocida Beatrice Rosen como la chula rusa con corazón de oro, y que cosa rara en el cine actual, se gana a la platea masculina sin necesidad de hacer exhibiciones corporales de ninguna clase.

-- La fotografía. Algo que cuida mucho Roland Emmerich en casi todas sus pelis, y "2012" no es la excepción, es la estética. Emmerich no es de la escuela Bay de harto movimiento de cámara para que te marees y te den ganas de vomitar, mientras no entiendes nada de lo que hay adelante. Es innegable que pelis como "El día de la independencia", "El día después de mañana", e incluso cosas intragables como "El patriota", tienen al menos un elaborado concepto de la estética, de componer imágenes que sean muy pictóricas y muy golpeadoras, como si Emmerich hubiera echado raicillas en el suelo alemán durante su período de bebito y hubiera asimilado por osmosis todo el Deutschenkunst desde el Rococó a lo Federico el Grande hasta el Expresionismo alemán de los '20s. No es que sea deudor de esas escuelas, pero sí tiene ese mismo gusto por la composición visual, por deleitarse en una escena en donde todo esté compuestito y en su lugar, con la precisión germánica de un reloj suizo de bolsillo (y bueno, los suizos son un tercio alemanes, recuérdese). En "2012" lo vemos a cada rato. La secuencia de la destrucción de California es simplemente un ejemplo magistral de cómo hacer cine que te corte el aliento. La secuencia de Yellowstone rechina un poco por los CGIs, pero ver a los meteoritos (bueno, esquirlas de volcán, pero para los efectos prácticos es lo mismo, si el hombre quedaría darse el gustito de hacer un "Armagedón" en miniatura) clavándose como puños contra el terreno alrededor del pobre desgraciao manejando por su vida por la carretera es... "escultórico" quizás sería la palabra, a riesgo de sonar pedante. Y en cuanto a las arcas mismas, también son a un tiempo funcionales y muy vistosas. Puro amor al cine y al arte de contar historias, servido quizás no con genialidad, pero sí al menos con talento genuino y bien empleado.

IDEAL PARA: Ver una peli con garra suficiente para pararse frente a los clásicos de catástrofes de toda la vida.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

jueves, 26 de noviembre de 2009

"Escalofrío" (2007).


-- "Wind Chill". Estados Unidos. Año 2007.
-- Dirección: Gregory Jacobs.
-- Actuación: Emily Blunt, Ashton Holmes, Martin Donovan, Ned Bellamy, Ian A. Wallace, Donny James Lucas, Chelan Simmons, Darren Moore, Linden Banks, Caz Odin Darko, Heath Horejda.
-- Guión: Joe Gangemi y Steven Katz.
-- Banda Sonora: Clint Mansell.

-- "Escalofrío" en IMDb.
-- "Escalofrío" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Esa estupenda ricurita que es Emily Blunt, la vemos en un gélido y mortecino salón de clases, contestando una prueba y cotilleando por celu, en plan "estoy buena y me siento en todo y en todos". Como se acercan las fechas de la Navidad, la chica va a tomar el bus y regresarse a casa, pero por etcétera, acaba aceptando el ofertón de un tipo que viaja hacia Delaware. A medida que transcurre el viaje, y la conversación se va desarrollando, y por qué no decirlo, una onda polar del jodío cambio climático va aposentándose en todo el terreno, las cosas se van poniendo cada vez más creepys. Porque el chico simpático y todo lo demás, empieza a revelar que quizás, sólo quizás... sea un stalker. Un acosador. De ésos que sólo le falta oler los churrines de la chica para ponerse fogueteiro. Y es todo un viaje hasta Delaware con el simpático sujeto... ¿Y creían que eso era todo, que vaya melda peli? Pues no, señores, porque resulta que nuestro chico, que tiene intenciones muy serias de ver si puede hacerse el pobrecito con la chica y a ver si así puede tener su merienda navideña, se le ocurre tomar un caminito que, bueno... se supone que es un atajo, o algo así... Y van a dar a un valle en el cual quedarán convenientemente empantarranados. Y ese valle esconde un misterio. Un misterio tétrico. De la clase de misterios que involucra gente caminando en filita india desde ninguna parte en la nieve hacia ninguna parte en la nieve, y que cuando les preguntas algo sólo se dedican a farfullar alegremente cualquier chalanura. Ahora, la chica tiene que lidiar con un acosadoh por un lado, con los individuos misteriosos que andan dando vueltas allá afuera por otro, y con el creciente enfriamiento ambiental de la noche con nieve y todo eso por un tercer lado. Y yo que creía que las Navidades del Pequeño Tim eran una mielda.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

El cine de terror en los 2000s es en general una porquería por una razón muy sencilla. Hubo una época en que las pelis de terror eran de serie B, y por lo tanto, uno les perdona cierta casquería visual. Además, como lo probaron los Estudios Universal en los '30s ("Frankenstein", "La novia de Frankenstein", "Drácula", "La momia") o los Estudios Hammer en los '60s ("Drácula", "El Fantasma de la Opera"), los presupuestos moderados no eran enemigos de la imaginación ni de la creatividad. A partir de finales de los '90s, con el cambio de milenio primero, y como reflejo del tenebrismo ambiental propiciado por George W. Bush y sus Sicarios de Cristo, el cine comercial se vio invadido por varias producciones que trataron de ser vendidas como de serie A, y que a veces incluso tenían presupuesto de serie A... pero que en su espíritu seguían siendo modestas producciones de serie B. ¿"En su espíritu seguían siendo modestas producciones de serie B", escribí? Me corrijo. Donde dije eso, debí decir: "en las calculadoras de bolsillo de los productores hollywoodenses, siguieron haciéndolas como si fueran de serie B, tratando de montarlas en serie". Refinemos el concepto un poco. Si hay un género fílmico que se resiste a ser encorsetado dentro de la cadena de montaje para la producción en masa al estilo Henry Ford, ése es justamente el terror. Tú puedes hacer pelis de superhéroes o de Ciencia Ficción clonando el mismo argumento una y otra vez, y en tanto tengas buen pulso narrativo y actores decentes (ni siquiera buenos, sólo decentes), el asunto funciona porque en el fondo todos sabemos que la trama es un pretexto para enhebrar explosiones molonas. Pero el terror juega con otras bazas: con lo nuevo, con lo extraño, con lo sorprendente. Si sabes lo que viene, la peli de terror ya no te va a hacer saltar de la butaca. Y en los 2000s, con las grandes fusiones corporativas en la cumbre (ya saben, grandes conglomerados multimedia cuyos tentáculos se extienden sobre estudios fílmicos en un lado, sobre estudios musicales en otro, y sobre canales de televisión en un tercero), todo el cine, y literalmente TODO el cine hollywoodense, incluido el cine de terror, ha sido puesto en la cadena de montaje. En la actualidad no sólo sabes que se va a rodar una secuela de una peli taquillera, sino que además... ¡sabes la fecha aproximada de estreno con tres años de anticipación porque los propios estudios la anuncian antes de que la entrega del día esté en los cines, y han hecho un contrato multipack con los actores para tres pelis al hilo! En este medio ambiente, qué queda para las pelis de terror, si hasta propuestas inicialmente originales que significaban un airecillo fresco o una renovación, como "El juego del miedo", acaban subsumidas en el asunto (hay que ver como en "El juego del miedo IV" ya no tienen idea de qué carajo hacer para mantener la saga a flote). En esas deprimentes perspectivas para el cine de terror, capaz de fagocitar clásicos como "El exorcista" para amputarte las córneas con "El exorcista: El comienzo", o volarte la jeta con cosas como "La momia 2" (no, a la fecha de escribir esto no he tenido valor para ver "La momia 3"... aún) o "Van Helsing", pelis como "Escalofrío" suponen la necesaria dosis de oxígeno para mantener al paciente comatoso, pero aún vivo, dentro de la UCI. Gracias a Bastet, fue un fracaso comercial en toda regla. De lo contrario hubiéramos tenido (¡en años consecutivos!) 'Escalofrío 2', 'Escalofrío 3: The Final Escalofrío', 'Escalofrío: The New Beginning', 'Escalofrío: The Precuela', 'Escalofrío: The Scorpion Emperor', 'Escalofrío: Escalofrío Goes To Hell', 'Escalofrío vs. Freddy vs. Jason vs. Alien vs. Depredador vs. Ronald McDonald'...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Emily Blunt. La verdad sea dicha, si hubieran contratado a una niñata insoportable de buenas siliconas (o ni eso: para "El museo de cera" contrataron a Paris Hilton... y no, no considero a Elisha Cuthbert como "insoportable" porque cuando veo sus poleritas ajustadas ni me molesto en escuchar lo que dice), esta peli hubiera sido el enésimo rollete de terror de la década. Pero Emily Blunt es actriz. Tiene carisma. Tiene simpatía. Otro cuento distinto es en qué diablos estaba pensando Emily Blunt, recién salida de pelearle exitosamente (pese a su desconocidez) punto a punto la posición a una hegemónica Anne Hathaway en "El diablo viste a la moda", para venir a meterse en esto. Pero bueno, si la multioscarizada Hillary Swank se humilló a sí misma en "Prueba de fe", por qué la más discreta Emily Blunt no lo iba a hacer en una peli de terror con todas las papeletas para ser un glorioso fracaso... Y créanme, la chica es capaz de levantar esto. Que Emily Blunt realmente interpreta a un personaje (bueno, lo que se puede con el guión, no nos engañemos tampoco, que esto no es Shakespeare), y no se limita a gritar como una scream queen al uso. Emily Blunt domina todo el espectáculo, y es comprensible viéndola que Ashton Holmes a su lado se vea canijito y patético (joer, este tipito era el hijito melda de Aragorn Mortensen en "Una historia de violencia", si le vienen los roles así...). Completemos el elenco con el salidillo Martin Donovan ("Oneguin", "Insomnia", "¡Salvados!"), y quedamos en buenas manos.

-- Esta peli no es exactamente predecible. WOW, ¡gran cosa, General Gato, se supone que es una peli de terror y no debe ser predecible para que nos asustemos! Ehm... ¿han estado leyendo hasta acá? Bueno, obvio que sí, la cuestión es... ¿partieron por este párrafo? Como decía más atrás, en la actualidad tener una peli de terror que no sea predecible y que te remueva es casi un lujo. Esta lo logra. Al principio, cuando nos presentan a los dos personajes principales, ya nos vamos relajando porque el asunto va en cierta dirección, y vamos cachondeándonos de la enésima peli con ESE argumento... y no. Porque la historia da su pequeño giro y tenemos que el asunto va a decantarse por ESE OTRO argumento... Y, pues miren, que tampoco es exactamente así... Todo eso, con una fotografía muy mimada y una banda sonora que, por una vez en la vida, no hace abuso del recurso faciloide de pegarte un golpe sonoro para hacerte saltar en los momentos claves (bueno, en algún minuto lo hace, no podía ser perfecto tampoco). Quizás el principal defecto de esta peli, y que arruina un poco todo el asunto y no la hace remontar hasta donde debería en primer lugar, es que el guión no sabe apañárselas con un final realmente digno de toda la tensión que han ido construyendo a lo largo de la peli. Sí, es un buen final. Y bastante lógico, para todo lo que ha ocurrido. Pero... no es un buen final para una peli de terror, qué puedo decirles. Y eso desinfla lo que de otra manera hubiera sido un producto... no, no una obra maestra, pero sí un producto de consumo redondito y cabal. Una lástima, porque esta peli merecía una suerte mejor. Aunque, por una vez en la vida, el título está justificado, porque sí, porque algún escalofrío consigue meter... No es mala cosecha en el magro huerto de las pelis postmodernas de terror.

IDEAL PARA: Ver alguna de esas noches.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].



-- Inicio de la peli [en inglés, sin subtítulos].



domingo, 22 de noviembre de 2009

"Drácula" (1979).


-- "Dracula". Estados Unidos / Inglaterra. Año 1979.
-- Dirección: John Badham.
-- Actuación: Frank Langella, Laurence Olivier, Donald Pleasence, Kate Nelligan, Trevor Eve, Jan Francis, Janine Duvitski, Tony Haygarth, Teddy Turner, Sylvester McCoy, Kristine Howarth, Joe Belcher, Ted Carroll, Frank Birch, Gabor Vernon.
-- Guión: W.D. Richter, sobre la obra teatral de Hamilton Deane y John L. Balderston, basados a su vez en la novela de Bram Stoker.
-- Banda Sonora: John Williams.

-- "Drácula" en IMDb.
-- "Drácula" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En una noche oscuuuuuura, oscura-oscura-oscura, viene un bergantín. O corbeta. O lo que sea, que yo de arquitectura naval, poco y nada. Un navío, en buenas cuentas. Como corresponde a la más recia tradición del terror, hay tormenta, y hay un grupo de villagepeoples gritándose rudamente unos a otros sobre cubierta. Y en medio de todo el caos, emerge... ¡¡¡EL LOBO!!! Ya sé, es una peli del Conde vampírico más famoso del mundo, pero sale hecho un lobo. Y no estoy enredando "Vampiro: La Mascarada" con "Hombre Lobo: El Apocalipsis", ¿OK? Bueno, en qué estaba. Ah, sí. El navío que termina hecho puré de tablas contra unos riscos. Una chica, Mina Van Helsing llamada (er... ¿Mina... Van Helsing...? No me miren, la peli venía así), la chica, decía, sale a ver de qué diablos se trata todo eso, y ¡sorpresa! se encuentra con un guapetón náufrago, con señas de tipo noble misterioso, que después la saludará como "su salvador". Y el individuo se hace el invitado en una casona de estiradetes aristócratas ingleses. El náufrago y único superviviente, que dice llamarse Drácula, Conde Drácula, martini con sangría, batido pero no revuelto por favor, se gana la atención y gentileza de todo el mundo, que acogen con encantadora condescendencia al tercermundito con ínfulas (recuerden que en esos años, Transilvania era parte del Tercer Mundo... un poco como ahora, todo hay que decirlo, que tampoco están sentados en el G20 precisamente). Mas Drácula, mostrando que los flaites del mundo antes como ahora son unos malagradecíos, devuelve la mano comiéndose a la doncella que lo ha salvado. Bueno, no comiéndosela literalmente, pero ya me entienden, si ya saben que Drácula es en realidad un vampiro. Como resultado, Mina muere (¡¡¡!!!), así es que llaman a su padre (¡¡¡!!!) de regreso, a Abraham Van Helsing. Y Abraham Van Helsing sabe que ronda un vampiro. La cacería no ha hecho más que comenzar...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Vlad Tepes, conocido como Dracul, el Caballero de la Orden del Dragón. Malvado, psicópata, sangriento. Héroe nacional rumano (empalaba gente, pero esas gentes eran invasores otomanos, ¿vale?). Su nombre pasó a ser sinónimo de vampiro luego de que un escritor de segunda línea llamado Bram Stoker, escribiera una densa novela (la única suya que tuvo éxito, por lo demás), refiriendo las aventuras de un vampiro tercermundista haciendo de las suyas en la muy respetable Inglaterra victoriana. La novela ya fue adaptada en el célebre "Nosferatu" de 1922, aunque cambiándole el nombre para evitar pagar derechos. En 1931 se llevó al cine el primer "Drácula" oficial, el célebre Drácula de Bela Lugosi, aunque demasiado flojazos los guionistas para tragarse el tocho bramstokeriano entero, prefirieron basarse en una adaptación teatral (la idea le seguirá pareciendo buena a los guionistas de la peli que nos ocupa, que harán lo mismo 48 años después)... Pero como no pueden dejar reposar en paz al vampiro (¿y cómo, si es un no-muerto?), vino después el "Drácula" de la Hammer en 1958 con Christopher Lee, que parió una cantidad infernal de secuelas, amén de varias otras adaptaciones menores. En 1979, pareciera que se hubieran puesto de acuerdo para rodar varias de una, y así tuvimos tres Dráculas en pantalla al mismo tiempo: el Drácula paródico de "Amor al primer mordisco", el pseudoDrácula de la tediosa "Nosferatu" de Werner Herzog, y el que nos ocupa. Que por la competencia, pasó sin pena ni gloria. Tampoco ayudó que la peli tuviera un tufillo a Hammer trasnochado que tiraba de espaldas. O que las audiencias estuvieran en esos años más comprometidas con la fiebre de clónicos de "La guerra de las galaxias". En fin. El caso es que John Badham rodó con este "Drácula" una de sus primeras pelis, y probablemente no sería arriesgado decirlo también, quizás una de sus mejores.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Decíamos, es una de las mejores pelis de John Badham. A primera vista, costaría asociar al director de pelis semijuveniles como "Juegos de guerra" o "Cortocircuito", al oscuro y goth Señor de la Noche. Aunque se entiende un poco mejor si recordamos lo darkgritty de una peli como "Relámpago Azul" (mejor olvidémosnos que en los '90s, el pobre Badham terminó a cargo de cosas como "Zona de impacto" o el anémico remake de "Nikita" que fue "La asesina"). Para más inri, John Badham venía de filmar el clásico discotequero "Fiebre de Sábado por la noche", cuyas conexiones temáticas con el vampirismo son, en el mejor de los casos, tenues. El caso es que John Badham se empapó de la atmósfera del vampirismo y del horror de la Hammer, y creó una peli de un fino acabado, sin caer tampoco en el vicio del barroquismo visual. Quizás es este hammerismo lo que opera como hacha de doble filo: por una parte le confiere un sello indiscutible a esta peli (este Drácula ES Drácula, a diferencia de intentonas como la un tanto frustrante "Dracula 2000", por ejemplo), pero por la otra, es claro que la Hammer las hacía con más osadía. Aún así, sin tener un artista creador tenemos al menos un artesano eficiente, y en esto la peli está bien, tanto en lo actoral, como en la banda sonora (con un John Williams por una vez en la vida no tan descomedido, aunque frescos sus éxitos en "Tiburón", "La guerra de las galaxias" y "Superman"), y en una interesante ambientación de época, ni demasiado recargada, ni tampoco demasiado pobre.

-- Frank Langella. Su Drácula debe ser uno de los más desconcertantes jamás rodados. Y es que de entrada, no tiene la presencia escénica de un Bela Lugosi, por ejemplo, clásico ejemplo y referencia de todo lo que debe ser un vampiro. Incluso cuando conversa, lo hace casi normalmente, casi como tu vecino de al lado, y eso, como que al inicio le quita un poco de piso. O sea, a los minutos de verlo aparecer y cenar apaciblemente te preguntas "¿Drácula? ¿El? WTF...?". Pero a medida que promedia la peli, se entiende claramente lo que hace Frank Langella. El no trata de imitar a Bela Lugosi. Ni de sobreactuar. Ni de imponerse a todos con su presencia. Su Drácula es mucho más naturalista, incluso más humano. Pero eso no quita que en los momentos decisivos, haga valer su poder y le creamos como un villano y oponente de peso. A la larga esta manera de interpretar a Drácula, un poco desconcertante quizás, y desde luego nada gótica, se muestra como un camino tan válido para mostrar al Conde, como otros más, podríamos decir, shakesperianos. A veces, no es malo que nos recuerden que si Drácula es un mito vigente a pesar de parodias y suplantaciones varias, a veces de muy baja estofa, es porque puede vérselo e interpretárselo desde distintos puntos de vista, y Frank Langella consigue justamente eso, el mostrarnos otra posible visión del Conde.

-- Escenas notables. Bueno, tiene su gracia que la peli haya incurrido en algunos cambios de la trama, a veces un tanto pueriles, qué duda cabe. Pero al menos, a dichos cambios le sacan partido. De hecho, pareciera flotar la sensación de que tanto el "Drácula" de Francis Ford Coppola como la parodia "Muerto pero feliz" de Mel Brooks se robaron más de algún concepto impunemente desde aquí, en el caso fordcoppoliano con mucha gloria y en el brooksiano sin tanta. Hacer que Mina sea quien caiga en manos de Drácula, en vez de Lucy, ciertamente juega con el suspenso de quién ha leído la novela. Y hacer de Mina la hija de Van Helsing puede que tenga delito, pero a cambio tenemos la escalofriante escena en que Laurence Olivier (que en buena parte de la peli parece actuar como un autómata, aunque aquí reivindica su bien ganado nombre de sobra) debe contender con su propia hija vampira. El combate final contra Drácula, por su parte, incluyendo su más que ambigua escena final (no, no la espoilearé), son de antología.

IDEAL PARA: Ver un Drácula quizás demasiado clasicizante en unos aspectos y atípico en otros, pero con suficientes puntos interesantes para defenderse por sí misma.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

jueves, 19 de noviembre de 2009

"Niágara" (1953).


-- "Niagara". Estados Unidos. Año 1953.
-- Dirección: Henry Hathaway.
-- Actuación: Marilyn Monroe, Joseph Cotten, Jean Peters, Max Showalter, Denis O'Dea, Richard Allan, Don Wilson, Lurene Tuttle, Russell Collins, Will Wright.
-- Guión: Charles Brackett, Walter Reisch y Richard L. Breen.
-- Banda Sonora: Sol Kaplan.

-- "Niágara" en IMDb.
-- "Niágara" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Hay dos cascadas en la vida que ver, antes de morirse. Una de ellas son las Cataratas del Niágara. La otra es la deliciosa cascada de tul de los ceñidos camisones de dormir de Marilyn Monroe. Un tipejo ve la primera de ellas haciéndose preguntas metafisicosas existencialosas de las que nadie se hace, pero quedan de lo más chulas al very beginning de la peli. Y luego se va a ver si le toca copular con la otra. Pero la otra no está para requiebros. En paralelo llega una parejita nada más Eisenhower al motel al lado del Niágara en que transcurre todo esto que estoy diciendo. Nada más llegar, surprise, la habitación está todavía ocupada por la primera parejita. Ni modo, habrá que cambiarse a otra habitación que (prrrro q'joputrrra la vida, yo quería la otra habitación, la que tenía vista al Niágara... y a Marilyn) sí está desocupada. Bueno, las dos parejas empiezan a confraternizar, o algo así, porque resulta que nuestra delicadita pareja de newcomes ven que la otra es de cascos bien sueltos. El tipo tiene más de algún desperfecto en el cableado, y tiene algunas reacciones de lo más histericonas, aunque es explicable considerando que la Monroe se comporta con él como una zorra exhibiéndose impúdicamente como hembra en celo, y cosiacas así (síndrome Joe DiMaggio, que le llaman). Y si pensaban que la Monroe había llegado al colmo de lo perra, aún falta lo mejor. Resulta que la Monroe está de remojapipas de otro tipo, y... Sí, todavía falta. Además de eso, entre los dos están complotando para quitar al maridito del camino. Si tan solo la Monroe esperara hasta la comezón del séptimo año...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Nadie duda de que Marilyn Monroe es uno de los más grandes íconos del cine del siglo XX. Ayudó, claro, que se embraguetara con dos Kennedys y que se defunciera joven (que la defuncieran, según las malas lenguas). A comienzos de los '50s, firme todavía el star-system y el gobierno de los estudios, la Monroe estaba abriéndose camino en el cine, y le cayó a las manos (le impusieron, más bien, considerando los usos de la época en la industria del cine) realizar este guión noir trasnochado (la gran década del noir son los '40s, y ya íbamos su tanto entrados los '50s). Como dato: Marilyn Monroe estaba a contrata como actriz del montón, y en consecuencia, para hacer esta peli, su maquillador recibía más sueldo que ella. Cuando fue estrenada, esta peli pudo bien ser considerada como un blockbuster típico: la crítica medio la perdonó y medio la maltrató, y el público por su parte le llenó los bolsillos de dinero a la Fox. Lo divertido de todo esto es que no hemos hecho más que hablar de Marilyn Monroe en "Niágara", y miren ustedes que en la peli ni siquiera es la protagonista, y tampoco fue escrita para lucimiento de ella: se suponía que iba a lucirse Anne Baxter, no en el rol de femme fatale sino en el de la heroína, pero ella declinó el papel, y así es como salió todo...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Marilyn Monroe. OK, ya lo dije, la peli no fue hecha para lucimiento de ella. Pero hace una femme fatale que incendia todo lo que toca. Los comentarios sobre su actuación van desde entusiasta hasta deprimente. ¿La verdad? Un término medio, probablemente. Pero es refrescante verla haciendo un rol que no sea de rubia tonta, y cumple bien. ¡Ah, y esos diseños...! No en balde Marilyn Monroe, que ya había dado de que hablar con sus secundarios en "Mientras la ciudad duerme" y "Eva al desnudo", en 1953 se catapultó a la fama, tanto con "Niágara" como con "Los caballeros las prefieren rubias" y "Cómo pescar a un millonario". Sí, "Niágara" es un thriller policial y las otras dos son comedias, y la Monroe seguiría en lo de hacer comedias. Es que en la Fox vieron "Niágara" y dijeron "¿femme fatale, ella? Nevermore!". Al año siguiente la Monroe se candidateó para hacer de femme fatale en "Sinuhé el Egipcio", también de la Fox. Le dieron con la puerta en sus hermosas narices. Qué injustos. (Bueno, Bella Darvi, la chica a la que cayó el papel de Nefer en esa peli, se acostaba con Daryl Zanuck, el productor de la Fox, y eso puede haber ayudado...).

-- El guión de esta peli es, ¿cómo decirlo? No es el colmo de la brillantez (el final no puede ser más cartoonish, por no hablar de lo predecible, si al final la peli se ambienta en las Cataratas del Niágara y todo), pero consigue salvarse a punta de concisión: pocos personajes, trama simple, y todo enfocado en el choque de personajes. Y es que la femme fatale y el pobre gañán enamoriscao siempre dan juego de sí, se diga lo que se diga. No tan mal, al final del día. Obviamente a eso contribuyen las actuaciones. No la de los desabridos Jean Peters (¡oh, Anne Baxter, por qué declinaste!) y Max Showalter, que están en el punto de lo cumplidor y listo, pero sí la del gran Joseph Cotten ("Ciudadano Kane", "El tercer hombre", "Duelo bajo el Sol") como el marido cuerneado y con la marca de la horca en el gaznate, así como la de Denis O'Dea como un policía simpático dentro de su bonhomía.

-- Las Cataratas del Niágara. Abusada y todo aquella frase de que "esta peli convierte la locación en un personaje más de la peli" (se ha dicho de San Francisco, de L.A., de N.Y., de Harry el Sucio, de Woody Allen, ¡¡¡de "Sex and the City", MFG!!!), en este caso concuerda. El argumento de esta peli simplemente no hubiera funcionado, o no hubiera sido tan potente, de haberse ambientado en otra parte. Claro, a cambio no hubiéramos tenido que soportar el gibarish pseudofilosófico del comienzo, con el personaje parado frente a la eternidad de las cataratas y todo, pero durante el resto de la peli, las dichosas cataratas irán teniendo un peso relevante dentro de la trama. Es decir, acá estamos completamente al revés de C.S.I., en donde la ambientación es sólo un pretexto para crear spin-offs ("C.S.I. Miami", "C.S.I. Nueva York", "C.S.I. Abu Dhabi", "C.S.I. Valle Marinieris", "C.S.I. Chimbarongo"), y lo que de verdad importa es el laboratorio criminalístico. Por una vez en la vida que una locación sea realmente bien explotada... (y que la locación sea de verdad, no como cuando filman en Argentina o México pelis supuestamente ambientadas en Chile...).

IDEAL PARA: Ver una peli noir un tanto trasnochada, a las Cataratas del Niágara cobrando cheque en los estudios de Hollywood... y a Maaaaaarilyyyyyynnnnnn...

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

-- Marilyn Monroe zorreando como una... bueno, como eso, como una zorra [en inglés, sin subtítulos]. -- Inicio de la peli [en inglés, sin subtítulos].

domingo, 15 de noviembre de 2009

"Obsesión mortal" (1971).


-- "Play Misty for Me". Estados Unidos. Año 1971.
-- Dirección: Clint Eastwood.
-- Actuación: Clint Eastwood, Jessica Walter, Donna Mills, John Larch, Jack Ging, Irene Hervey, James McEachin, Clarice Taylor, Don Siegel, Duke Everts, George Fargo, Mervin W. Frates, Tim Frawley, Otis Kadani, Brit Lind.
-- Guión: Jo Heims y Dean Riesner, basados en una historia del primero.
-- Banda Sonora: Dee Barton.

-- "Obsesión mortal" en IMDb.
-- "Obsesión mortal" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En los freely '70s, un tipo con la harsh apariencia de Clint Eastwood conduce un programa de radio. OK, sé que parece un poco estragantástico que el conductor del programa de radio sea Blondie el Sucio, pero en fin, hagamos cuenta de que está ahí para dispararte un hit musical en la radio y no un shoot in ya f***ing face. ¿Nos pusimos ahora en ambiente? Va bene, seguimos adelante. El tipo tiene un programa de radio, y como colega un amiguete negro peinado afro (los '70s, ¿recuerdan?), que como buen nigga de toda la vida, ya huele a sopa de buitres el pobre. Hasta ahí todo va como corresponde. Y se pone aún más como corresponde cuando en un bar, aparece la oportunidad para un ligue, con una señorita que con toda evidencia no desea ser tratada como en lo de las monjas. El locutor muestra entonces que sabe usar el micrófono, y deja a la señorita rayando cucú para la pared. La idea era un one-night-stand, porque Clintito le tiene ganas en realidad a una rubia media desabridona (pero ese automóvil tiene cuero en el tapiz, admitámoslo), con la que a punta de labia de locutor radial, y es que bueno, Clint es mucho Clint, se la camela de nuevo, porque ya se la estaba comiendo de antes y habían dejado de comer por esas cosas de la vida y el guión. En fin, todo hubiera estado bien, pero la otra chica, la del revolcón en el bar, comienza a aparecer. Primero es una visitilla al departamento, así como quién no quiere la cosa, con una bolsa de alimentos para merendar, sin previo aviso... Después es dar vuelta en el bar... Y así es como la chica empieza poco a poco a meterse en la vida de nuestro locutor radial. Y por qué no decirlo, en el romance. Porque ésta no es de esas chicas que le pones la puerta en la cara y entienden. Bueno, podría hacer un comentario misógino sobre eso. El caso es que la chica no estaba en el bar por casualidad, sino que el sueño erótico de toda su vida era ser comida por el locutor radial, y ahora que puede hacerle la vida imposible, hará todo a su alcance para hacerrrrrrlo suyo... SUYO... SUUUUUUYYYYYYOOOOOO... (cucú-cucú-cucú...).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Los '60s habían sido una buena década para Clint Eastwood, que consiguió zafarse de esa profesión criptogay que es el modelaje masculino, para ingresar a la arena de los gladiadores con la Trilogía del Dólar, y muy en particular con "El bueno, el malo y el feo". Pero como decíamos, Clint es mucho Clint, y tenía las cosas claras. No iba a quedarse encasillado en el papel de rudo vaquero para siempre. Con los años nos hemos acostumbrado a lo gran director y a lo buen actor que es Clint Eastwood, pero en esa época, el público tenía que verlo en otras cosas y darle la oportunidad. En 1971 descargó dos rectos contra el mentón. Uno de ellos fue haber aceptado un rol que había sido rechazado por (miren qué cosas) Frank Sinatra y John Wayne, que era nada menos que el protagónico de "Harry el Sucio", y que lo hizo tan suyo que nadie nunca más pudo decir como él aquello de "make my day" (bueno, ésa no es de "Harry el Sucio" sino de una de sus secuelas, de "Impacto fulminante", pero es que como he dicho... ¡Clint es mucho Clint!). El otro fue haber tenido la oportunidad de dirigir por primera vez. Le dijeron que bueno ya, que le aceptamos que usted dirija, señor Eastwood, pero es que la gente no va a ir a verlo por director, que para eso ya está Woody Allen, así es que queremos que usted la protagonice, ¿vale? Eastwood dijo "vale", y dirigió y protagonizó "Obsesión mortal" (bueno, "Play Misty For Me", el título original es chupetecientas veces mejor). De ahí que veamos a Blondie el Sucio, como decíamos, en un rol tan improbable como el de locutor radial (a ese paso, veremos a Clint Eastwood promocionando mi adorado Whiskas...). Su debut no sólo nos mostró que Eastwood era algo más que sólo una cara bonita, sino que además, sabía dirigir, ¡y cómo! Bueno, la carrera directorial de Eastwood se ha prolongado casi cuarenta años desde entonces, y se ha ido sembrando de pelis como menudos pedruscos de ésos de carbono y que bien tallados brillan y son el mejor amigo de la mujer. Como ésta.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Para redondear la idea anterior: es un formidable ejercicio directorial de Clint Eastwood. Aquí, Eastwood muestra que maneja los mecanismos del thriller como nadie. Es cierto que el tema de la obsesión contra un tipo cualquiera o no tan cualquiera, será recurrente en el cine posterior ("Atracción fatal", "El fanático", "Fijación", y si estiramos un poco el elástico podríamos incluir "Infidelidad" también, porque a ver si el franchute de mierda no tiene rasgos obsesivos tampoco...), pero, y he aquí la maestría, lejos de devaluarse, esta peli sigue siendo un rotundo kickass. Puede que su inicio sea un poco moroso, y se deja ver para dónde van los tiros, pero a medida que la trama va avanzando, ya no suelta. Una narración concisa y pulcra, personajes manejados con destreza, y basarse en las buenas actuaciones en vez de lo outrageuos, consiguen el milagro de que esta peli no haya envejecido (casi) ni un solo día desde sus fechas.

-- Jessica Walter. Podríamos decir muchas cosas sobre Clint Eastwood, que aquí está supremo como de costumbre, pero la que se roba el plato es definitivamente ella, convirtiendo a su personaje de Evelyn Draper en una de las peores herederas de Eva que nos ha entregado el cine. Es que la ves y te ríes de Glenn Close en "Atracción fatal", porque acá vemos a una flipada el doble de pirada. Si les suena el nombre de Jessica Walter en alguna parte, es porque ella era la matriarca de "Arrested Development" (¡es que te...!), pero acá, está joven hasta lo irreconocible, e incluso mostrando carrocería (un topless fugaz por ahí, que muestra una impecable academia además de la parte actoral). El fuerte aquí es que a diferencia de la Glenn Close de "Atracción fatal", que huele a mantis religiosa desde kilómetros a la distancia (cuándo aprenderás a mantener la pija en tu sitio, Michael...), Evelyn Draper parece la criatura más inofensiva sobre la Tierra, y cuando empieza a revelar sus perturbaciones mentales, podrían ser los tics y manías característicos de cualquier otra chica enrollada (lo que tiene por su parte la interesante sublectura de que en toda chica "normal y corriente" yace agazapada una Evelyn Draper en potencia... para temblar, si me preguntan). Es sólo muy poco a poco que ella empieza a cruzar la línea y se descubre a sí misma como lo que es, e incluso cuando eso sucede, se ve a sí misma como una pobre víctima de las circunstancias y se apodera por completo del control de la situación, y ni siquiera te diste cuenta sobre desde qué dirección apareció el tren. Trata de no ver esta peli cuando recién estés saliendo con una chica, porque hay serio riesgo de sugestión aquí...

-- El soundtrack juega un papel discreto, pero destacado (lógico, el protagonista es un DJ). El título original alude a que Evelyn Draper pide recurrentemente al locutor que toque la canción jazzística "Misty", de Erroll Garner. De asociarla con Evelyn Draper, terminas detestando el tema en cuestión. Pero no es culpa del tema, tampoco. Habla bien de cómo está integrado en la peli, y por qué no decirlo, crea el juego de palabras en inglés, que no se puede traducir al castellano ("Play Misty For Me" juega con el doble sentido de "play" como tocar una canción o jugar un juego, y por tanto, podría ser indistintamente, y traduciendo de manera muy liberal, "Toca la canción 'Misty' para mí", o bien "Juega al misterio conmigo", recordemos que "misty" significa "niebla" o "neblina" en inglés... juegos de palabras que en la traducción al español se pierden, en particular con un título tan horrendo como el que nos vemos obligados a consignar).

IDEAL PARA: Meterse susto psicológico a la vena, del bueno y brutal.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

jueves, 12 de noviembre de 2009

"Odessa" (1974).


-- "The Odessa File". Inglaterra / Alemania Occidental. Año 1974.
-- Dirección: Ronald Neame.
-- Actuación: Jon Voight, Maximilian Schell, Maria Schell, Mary Tamm, Derek Jacobi, Peter Jeffrey, Klaus Löwitsch, Kurt Meisel, Hannes Messemer, Garfield Morgan, Shmuel Rodensky, Ernst Schröder, Günter Strack, Noel Willman, Martin Brandt.
-- Guión: Kenneth Ross y George Markstein, basados en la novela de Frederick Forsyth.
-- Banda Sonora: Andrew Lloyd Weber.

-- "Odessa" en IMDb.
-- "Odessa" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Mientras un primigenio aparato dieselpunk llamado "radio" emite comunicados de un locutor anunciando que JFK, el Obama de los '60s, fue tiroteado en Dallas, en Berlín Occidental aparece un judío muerto. Suicidio, dicen. Hay un periodista que ronda por aquí y por allá, y pizpireto como los de su clase en las pelis (que los de verdá son unos patanes que se sientan a copy-and-paste lo que envían de Reuter o AP), y además freelance para darle la estampa reberrrde que todo prota de pro debe tener, se consigue un diario de vida del tipejo. El diario en cuestión detalla todos los sufrimientos que pasó la judería en un campo de concentración nazi en Riga, en la Segunda Guerra Mundial mundialosa del mundo. El demonio máximo del campo fue un tipo al que llamaban el Carnicero de Riga. Con voz llorona y plañidera, a la que le faltan los puros violines judíos, el escritor le habla al periodista desde la ultratumba, y lo impulsa a la búsqueda de la verdad y de la justicia. Que en este caso implica venganza, por supuesto, que o si no, no hay entretención. El problema es que el carnicero de Riga lleva tantitos años desaparecidos (18, para ser exactos, desde el final de la WWII), bajo toda una red de protección llamada Odessa, cuyos tenebrosos tentáculos le han permitido a las antiguas SS reconvertirse en ciudadanos de bien, forjando ytantitos pasaportes falsos para cambiarles la identidad. Pillarle la pista a Odessa será una maniobra muy peligrosa, porque los maníacos homicidas que una vez mataron judíos a discreción por placer, ahora no trepidarán en tratar de matar a cualquiera que trate de hurgar allí donde no debe. Y fácil la tienen, con media Alemania Occidental sobornada a partir del mítico oro de los nazis, dándoles soplo de hacia donde va nuestro prota o deja de ir. ¿Conseguirá nuestro reberrrde prota enfrentarse con éxito a la siniestra hidra postnazi...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Mientras que el público de los 2000s debe conformarse con renacuajos literarios (TM) como Dan Brown, los '70s tenían a ese estupendo bestsellerista que fue Frederick Forsythe. Si no han tenido ocasión de leer sus novelas, quizás les suene por sendas adaptaciones fílmicas de las mismas: "El día del chacal", "El cuarto protocolo", "Los perros de la guerra"... Las herramientas de Forsythe son las de un escritor de best seller de raza: documentación exhaustiva, tramas percutantes y muy bien resueltas, la promesa de revelarte cositas sobre el mundo que antes no sabías, y una prosa que se lee endemoniadamente rápido. Como Dan Brown, pero en bueno. Pasado un añito desde que se adaptara la notable "Chacal" en la igualmente notable "El día del chacal" de Fred Zinnemann, se lanzaron al proyecto de adaptar "Odessa" en esta peli. Pero los resultados son un poco más... ¿cómo decirlo? No tan ajustadillos, esta vez. En fin, no se puede ganar siempre.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es un thriller setentero al uso, y aunque no se puede decir que esté sobre el promedio, como el promedio de esos thrillers setenteros era bueno, pues bien. Si bien de trayectoria un tanto irregular y sin un verdadero sello artístico personal, debe reconocérsele a Ronald Neame ser un director de al menos buena artesanía ("El hombre que nunca existió", "Ladrona por amor", "La aventura del Poseidón", "Meteoro"), optando generalmente por la solución más sencilla para narrar historias y dejando que éstas se cuenten solas, en vez de dárselas de arti-ta, y fiel al principio de menos es más, lo logra. Las peripecias del protagonista, digámoslo desde ya, son un tanto aburridoras, porque ni lo que encuentra es de lejos tan interesante (quizás el tema de las redes de protección era más impactante en los '70s, pero haya perdido un poco su perfil actualmente), ni tampoco los desvelos que se pega para intentarlo son tantos (que aparte de un atentadillo por aquí o por allá, no se suda la vida y el espinazo a cada minuto, precisamente). Ignoro si la novela será igual, pero la peli a ratos parece una partida de rol para un solo jugador, arreglado todo un poco a la vizcaína y listo. Pero, seamos justos, hay en esto una cuestión de expectativas de por medio: por ser un thriller setentero, uno espera mucho más que de los thrillers actuales. Al lado de cosas como "El centinela", "Justo en la mira" o "Tirador", esto es definitivamente arte. O artesanía, pero artesanía comparativamente fina.

-- La peli trata su tema con su poco de miga. Al principio, cuando vemos al periodista leyendo el diario y convirtiéndose de la noche a la mañana de un Han Solo irónico a un iluminado vengador de la judería occidental, porque sí, porque los pobrecitos eran judíos y ponen la pasta para las pelis, la cosa pareciera no ser más que otra de quejicas judíos llorando porque todo el mundo los apalea (y nada que dicen algo cuando son ellos los que apalean palestinos, nótese). Pero afortunadamente no se queda en eso. La escena en que el periodista consigue infiltrarse en el interior de un mitín de Odessa, escuchando los discursos neonazis de gente que no ha aprendido nada y no ha olvidado nada, es para que se te pongan los pelos de punta. Vale, en reuniones así ya no quedan veteranos de la Segunda que te den la china con aquello de "cuando yo estaba en Stalingrado"... Pero hay numerosos países en los cuales podemos intuir que las cosas siguen más o menos similar (no nos reconocen que salvamos a la Patria, ellos nos desprecian pero algún día nos necesitarán y nos llamarán de vuelta... y esta peli fue al año siguiente de cierto otro pequeño hitlercito que se metió a salvador de la Patria acá en Chile, en el mismo año que el Hitler portugués se vino abajo, y faltando uno para que el Hitler ibérico terminara convertido en jamón serrano). El final es un tanto ambiguo, y le da complejidad a la trama. Por un lado puede verse como una solución de opereta, una manera barata de darle una vuelta de tuerca final a la trama, pero a un nivel más profundo, muestra que el asuntillo ése no fue simplemente "judíos buenos vs. nazis malos", sino que todo estuvo mucho más turbio y entremezclado en aquellos años. Después de todo, SPOILER DEL FINAL AQUÍ, SI NO QUIEREN ENTERARSE DE CÓMO TERMINA ENTONCES SALTENSE EL RESTO DE ESTE PÁRRAFO Y SIGAN CON EL SIGUIENTE, el prota al final no buscaba justicia por vengar a los judíos, sino por vengarse él mismo del asesino de su padre, y por lo tanto, al final toda la pugna se reduce a "los buenos germanos versus los malos germanos". Una conclusión desoladora, ya que en el fondo la peli sugiere que el drama y sufrimiento de los judíos ha sido en realidad utilizado por héroes y villanos para sus propios fines, que nada tienen que ver con el bienestar de los judíos, y con el de nadie más que no sean las pelusas de su ombligo. ¿Se puede acaso más mala leche...?

-- En la parte ejecutiva del asunto, estamos bien. Jon Voight como prota, como que no termina de convencer o dar el tipo, aunque debemos admitir que el hombre, agradable lo que se dice agradable, él nunca lo ha sido, talento actoral aparte. Maximilian Schell por su parte, como villano de la función, está encomiable, en un rol pequeñito, pero cumplidor, justamente por interpretar no a un villano rumiando sus rencores, sino a un tipejo que en el fondo está asustado, muy asustado. Y a nadie le hace mal ver la estupenda anatomía de Mary Tamm como compañera del héroe, ehm. El cuarteto viene completo por Derek Jacobi como un falsificador que también está estupendo en un rol que parecía con mucha menor enjundia. Olvidable la banda sonora de Andrew Lloyd Weber (¡sí, joer, el tipo de los musicales "Jesucristo Superestrella" y "El Fantasma de la Opera"!)... y con eso estaríamos. O sea, sumando y restando, una peli discreta, pero ¡hey!, esto le da mil patadas a "El hombre de la pistola de oro", la entrega del superespía James Bond de ese mismo año, para mayor ignominia de la saga por aquellos tiempos rogermoorescos.

IDEAL PARA: Ver un thriller corrientillo de la época en que "thriller corrientillo" significaba que o era buena o no era.

VIDEOS.

-- Secuencia de créditos de la peli [en inglés, sin subtítulos].

domingo, 8 de noviembre de 2009

"Bastardos sin gloria" (2009).


-- "Inglorious Basterds". Estados Unidos / Alemania. Año 2009.
-- Dirección: Quentin Tarantino.
-- Actuación: Brad Pitt, Mélanie Laurent, Christoph Waltz, Eli Roth, Michael Fassbender, Diane Kruger, Daniel Brühl, Til Schweiger, Gedeon Burkhard, Jacky Ido, B.J. Novak, Omar Doom, August Diehl, Denis Menochet, Sylvester Groth.
-- Guión: Quentin Tarantino.
-- Banda Sonora: Spaghetti-Western-medley-megamix.

-- "Bastardos sin gloria" en la Wikipedia en inglés.
-- "Bastardos sin gloria" en IMDb.

¿DE QUÉ SE TRATA?

1941. En una casita aislada en lo alto de una colinita, vemos a una familia de campesinos franchutes. De pronto, se ve un vehículo gris descapotable, III-Reich' style. El vehículo viene acercándose. Y se acerca otro poco. Y otro poco más. Y cada vez más cerca. Y así. (Sé que me entienden el punto y se preguntan por qué no hago elipsis y paso a la siguiente escena. Lo siento, pero la peli era así, y no pienso ahorrarles a ustedes el disgusto que me llevé de perder cuatro minutos de mi vida viendo un puñetero vehículo nazi acercarse). Bien, el vehículo está a la vuelta. Ahora pasa la vuelta. Ahora está por llegar. Y llega. Y se baja un nazi. Le pide con toda la parsimonia del mundo al campesino que lo deje entrar a la casa para hablar a solas. Empiezan a conversar, con parsimonia aún mayor (ahí es donde su seguro servidor el General Gato se hubiera mirado el reloj, con un gélido presentimiento al haber visto previamente en IMDb que la cosa duraba dos horas y media, pero ese brazo lo tenía ocupado con una bella gatita, así es que...). Empiezan a conversar. Ahora seré clemente y no les referiré la conversación misma, aunque les puedo jurar que ahí se fueron al sumidero diez minutos más de mi preciosa vida (para un gato la espectativa de vida son 12-14 años, no como ustedes, humanitos...). Al cabo de varias conversaciones entre el villano (el nazi, claro) y un tipo que no volverá a aparecer en la peli, el villano saca la ametralladora y mata gente. Judíos, para ser ezahtos. Una chica consigue arrancarse y el malo maloso la encañona con su arma. Y a pesar de tener el arma, a pesar de tener tiro libre, a pesar de ser nazi cazajudíos, a pesar de todo eso, el tarado la deja ir, porque sí, porque si la mata ahí mismo no hay peli (o a lo mejor hubiéramos tenido una peli sólo sobre los Ingloriosusus Bastirds, que era lo que en realidad veníamos a ver en primer lugar al cine). Cambio de escena (lo que Quentin Tarantino, pretenciosamente, y apartándose de su modelo macarroni-war-movie para mal, llama "capítulos"). Vemos ahora a Brad Pitt haciendo uno de los mejores papeles de su vida, presentando a los Onglurusus Bustards y diciéndoles que van a salir y matar nazis como unos Choknorris cualquiera. Esta escena, que es muy divertida, es seguida por otra en donde Brad Pitt y sus Anglorrusos Blitzkrieg se las apañan con un oficial nazi de esto-o-aquello. Y viene después otra en donde vemos a Adolf Hitler hacer el mongo como en todas las Hitler Movies, que una peli de Hitler no es una peli de Hitler si no sale Hitler vociferrrrando für Liebe und für Leben über alles da, mein Freund. Después de estos minutitos de alivio volvemos a la obtusa subtrama de la chica, ahora metamorfoseada en las exquisitas formas y suave/cremoso rostro de Mélanie Laurent (¡por Bastet, que está buena la franchute ésa!). Resulta que la tipa ahora, tres años después (oséase, 1944), ha tenido tiempo de echar peazo cuerperón en tres años, y es dueña de un cine y tiene un asistente de raza negra que se ve fuerte y mocetón y hace bueno el chiste ése del metro de encaje negro (no me hagan decirlo, éste es un blog decente). Pero como esa franchute tiene cuerpo para darle forma a la nave principal de la Catedral de Estrasburgo, pues bien, ahí que se le aparece un nazito todo guapete, que le empieza a tirar los corrillos (ignorando, claro está, que la chica es criptojudía, oséase marrana, y que odia a los nazis como los ángeles el azufre... lo siento, es que Mélanie se ve taaaaaannnnnn... angelical... er... ¿en qué estaba? ¡Oh, sí! Cierre de paréntesis). En fin, el nazito todo guapete, nada más conocerla, se le pone la pija de todos colores, y va y la presenta nada menos que a Goebbels. Resulta que el tipejo es un héroe de guerra, y se ha rodado una peli entera basada en su hazaña de tirotear enemigos, un poco en plan de tomar el sniper de cierta peli spielbergiana y rodar Salvando al Soldado Richter o asim, y sugiere que debe estrenarla en Francia, en el cine de la susodicha. Y como ella es judía y odia a los nazis, tiene una idea: vamos a incendiar el cine y quemar a todos los nazis adentro, incluyendo a la plana mayor del Tercer Reich, incluyendo a Hitler himself, y con eso, adios WWII y bienvenida sea la Organización de Naciones Unidas. Mientras tanto, para que no nos olvidemos que esta peli en realidad no se trataba de las viscicitudes de una judía metía a proyectora de cine, tenemos otra escena en la que nos enteramos de que se le asigna como misión a los InglesRosas Burrostars meterse al cine y cargarse a la plana mayor del Tercer Reich. A estas alturas del partido, mis amigos, cuando por fin quedan presentados todos los personajes y situaciones y la trama queda bien encaminada, ha pasado como la mitad de la peli. Así es que si sufrieron leyendo TOOOOOODA la puñetera reseña anterior, piensen que ahora pueden arrendar el asuntillo en DVD y saltar de inmediato a la mitad de la peli, y ahorrarse toda la lata. Salvo que quieran ver, por supuesto, a Mélanie Laurent (los machorros) o Brad Pitt (las hembras de pro). En cuyo caso deben tener libre como una hora y cuarto del disco duro para download todo esto...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Como me aburrí soberanamente escribiendo toda la chorrada anterior, acá trataré de ser breve. Existió una vez un cineasta llamado Quentin Tarantino, que después de pergueñar dos pelis posmo ("Perros de la calle" y "Pulp Fiction"), quedó con la etiqueta de gran cineasta y grande auteur, así nada más. La receta: meter toda la serie B de antaño en una coctelera, copy-and-paste, y a ver qué sale. Y lo que no tenga sentido, no importa, que para eso alguien lo interpretará, y por último es posmo ("postmoderno" para los siúticos), así es que mientras más collage, mientras más Frankenstein se vea, mejor. Le funcionó en los '90s porque en los '90s todo era cinismo, ironía y autocomplacencia. Pero ahora en los 2000s, en particular después de la autocomplaciente "Kill Bill vol. 2" y la insufrible y superflua "Kill Bill vol. 1", una época en que estamos creando los grandes metadiscursos que regirán el siglo XXI, Quentin Tarantino se ve como ese fantasma del siglo XX, como el puñetero Fantasma de Canterbury. Oye, Quentin, el siglo XX terminó hace diez años, y llevamos ya un 10% del 21, así es que pégate un upgrade, y enchúfate en la onda, ¿vale? Vale que otro posmo como Tim Burton se haya también quedado pegado, y por los mismos motivos (que si no hace lo de siempre nadie ve sus pelis, joer, y de algo hay que vivir), pero al menos Tim Burton tenía ideas y propuestas. Usted, amigo Quentin, nunca ha tenido una sola propuesta en su bolsillo, salvo que consideremos el copiar y pegar en sí como una propuesta (luego, vamos poniéndoles sobresaliente a los críos que llegan con artículos de investigación copianpasteados de la Wikipedia). Pero la mayor parte de la gente, por mucho que sea chistosa la Mona Lisa con bigotes de Duchamp, sigue prefiriendo la Mona Lisa de verdá, la auténtica. Es la más reciente, la de bigotes, la posmo, la que pasó de moda.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Después del dolor de cabeza con el que salí de la peli, en medio de algunas confusas cogitaciones, he llegado a la siguiente conclusión: esta peli es un cachondeo en toda regla de las pelis de WWII. O sea, es "Los doce del patíbulo", "Los cañones de Navarone" o "Donde las águilas se atreven" agarradas para el reverendo culatazo. Y un varapalo mayúsculo, de paso, a todas las audiencias descerebradas que les gusta el efectismo en las pelis de "buenos vs. villanos con mucha sangre de por medio" (léase, buenos muy buenos, malos tillible-maloh, mucho gore, mucha sangre). Hasta el minuto, nada que decir. Es decir, en los '60s y '70s (las pelis que mencioné), la guerra era algo para divertirse, y cuando hacían cine serio ("La batalla de Anzio") les quedaba ridículo, pero en los '90s, cuando Steven Spielberg se mandó "La lista de Schindler" y "Salvando al soldado Ryan", la Segunda Guerra Mundial se tornó algo deprimentemente serio (y ésas eran las interesantes, que del muermo cultureta de "La delgada línea roja" ya no hablamos). Después de todo, había muerto mucha gente buena, en especial judíos, y hacer cosas divertidas con la WWII era falta de respeto (ya sabemos que en el cine de pro no hay judío malo). En ese sentido, una peli macarra y cachonda como "Bastardos sin gloria" nos devuelve (o nos debería haber devuelto, al menos) toda esa entretención que alguna vez las pelis de "joes vs. nazis" nunca debieron haber perdido (nada contra las pelis serias sobre el tema, pero de todo debe haber en la viña de Bastet, incluyendo pelis de diversión, que a nadie le hace mal desdramatizar un poco las cosas demasiado sacras de esta vida). Entonces, ¿qué falló? ¿Por qué "Bastardos sin gloria", que debería haber sido un rapapolvos monumental contra todo el cine WWII, tanto el macarra de toda la vida como el cine seriote spielbergiano, en particular considerando que venía de las manos de Quentin Tarantino, un tipo que algo de magín demuestra en la faena, ha fallado de manera tan crasa? Porque veamos. En primera, tenemos un elenco que es un lujazo, con un Brad Pitt pasando por un estupendo momento (recordemos su buen paso por la por otra parte mediocre "Babel", y su lucido rol en "El curioso caso de Benjamin Button") y que está grande como la vida, con Christoph Waltz interpretando a un villano cabrón como él solo, con una Diane Kruger superándose a sí misma y ofreciendo un rol confeccionado con sastre a su medida (pensar que ella y Brad Pitt compartieron cartel también en la mediocre "Troya", también con mediocres perfomances ambos), con Mélanie Laurent absolutamente hot, y con Daniel Brühl interpretando a un soldado nazi dizquebueno que al final es tan cabrón como cualquiera. En segunda, tenemos una brillante banda sonora, que fiel a la tradición tarantiniana, es un refrito de los más gloriosos momentos de los soundtracks de la serie B italiana. En tercera, teniendo a los Hermanos Weinstein por detrás (en el sentido no sexual del término, ehm...), tenía todo el financiamiento del mundo para hacer lo que se le antojara, sin límites a su creatividad. Entonces si tienes la mejor cocina y los mejores ingredientes, si el pastel sale quemado sólo cabe echarle la culpa al cocinero. Aquí, la cuestión es muy simple: en la PÁGINA 1 del puñetero MANUAL DEL BUEN CÓMICO sale bien clarito escrito (y cito): "harás que tu chiste sea BREVE" (en el inglés original: "thy joke shall be SHORT"). Si el asunto se estira por dos horas y media, con una enormidad de escenas superfluas, diálogos sin gracia y personajes de relevancia mínima, entonces debes introducir las tijeras y cortar, hombre, que para eso se inventó la elipsis narrativa, y nadie se va a perder porque recortas un poquito una conversación secundaria. Vale, que tener largas escenas dialogadas es la marca de fábrica de Quentin Tarantino, pero oye, tú en el Olimpo fílmico, escucha una cosa: los más de nosotros vamos al cine A VER FILMES, y NO A VER DIRECTORES. Y lo que funciona para una peli, NO NECESARIAMENTE FUNCIONA PARA OTRA. En "Pulp Fiction" tener un montón de diálogo superfluo funcionaba porque la gracia era el pastiche. Acá, la gracia no era el pastiche (ni la hubiera sido tampoco, que ya son los 2000s), sino la ironía. ¿Y hay ironía? Sí, la hay. Como por ejemplo que la peli alemana a ser proyectada es tan ezqueviolenta como un Tarantino cualquiera, y con los nazis aplaudiendo (bofetada en la cara a los que le piden a Tarantino sólo violencia sin sentido, sin caer en la horrenda crítica que Tarantino hace de esa misma violencia sin sentido en el cine, al hacerla tan conscientemente). O poner a un Hitler tan desalmadamente Hitler, en las antípodas de pelis más serias como "El hundimiento", justamente para poner en evidencia que este último Hitler, más humano y menos demoníaco, es con toda probabilidad mucho más cercano a la caricatura que nos ha vendido el cine proyanki desde... Pero para esas morcillas, debemos aguantar mucho metraje inútil. Además, llamar "Inglorious Basterds" a una peli en que los Inglorious Basterds aparecen apenas la mitad del tiempo, es casi tan insultante como llamar "Superman III" a una peli en que el personaje verdaderamente importante en realidad no es Superman sino el insufrible de Richard Pryor (expliqué en su minuto que la idea era buena, aunque allí el tiro también salió errado, aunque por razones distintas). Si de verdad quieren ver una peli que se defeque adecuadamente en el cine proyanki de "hey, joe, ahí vienen los uniformes SS, cárgate ese nido de ametralladoras y nos vamos a casa" y "hey, joe, no te preocupes, es sólo un rasguño", y que además sea divertida, mejor vean "Top Secret", de los incombustibles ZAZ. Vale, "Top Secret" no es tan buena como "Y dónde está el piloto" o "Y dónde está el policía", pero de seguro es mucho más entretenida que "Bastardos sin gloria". Aunque sea porque es más corta. Y por lo tanto da mejor en la diana. ¿Vale entonces la pena ver "Bastardos sin gloria"? Sí, eso seguro. Está bien hecha y bien actuada, como en alguna parte puse. Entonces vale mucho la pena verla. Pero en DVD, donde tengas la opción de darle al FFWD o a la selección de escenas en las partes aburridas. Ya que estamos, dale al FFWD toda la primera mitad, quédate con el resumen que acuciosamente he preparado para ustedes como media decena de pantallas más arriba en este posteo, y si de verdad quieres escabechina, sáltate derechamente al final. Que es lo mejor de todo, en realidad.

IDEAL PARA: Como decía, verla en DVD y hacer uso extensivo y agresivo del FFWD durante la exhibición.

OTRAS PÁGINAS SOBRE "BASTARDOS SIN GLORIA":

-- "Malditos bastardos (Inglorious Basterds)" en el Blog dedicado al Cine Bélico e Histórico.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

jueves, 5 de noviembre de 2009

"Al maestro con cariño" (1967).


-- "To Sir, with Love". Inglaterra. Año 1967.
-- Dirección: James Clavell.
-- Actuación: Sidney Poitier, Christian Roberts, Judy Geeson, Suzy Kendall, Lulu, Faith Brook, Geoffrey Bayldon, Edward Burnham, Gareth Robinson, Grahame Charles, Fiona Duncan, Patricia Routledge, Adrienne Posta, Ann Bell, Chris Chittell.
-- Guión: James Clavell, basado en la novela de E.R. Braithwaite.
-- Banda Sonora: Ron Grainer.

-- "Al maestro con cariño" en IMDb.
-- "Al maestro con cariño" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Por las calles londinenses, harto menos sicodélicas de lo que cabría esperar siendo los '60s (quizás no rodaban el célebre capítulo triple de Batman en Londres...), el nuevo profe va camino a su labor. Y su labor es... ¡¡¡PADECE Y SUFRE, OH, MAESTRO, PORQUE TRASPASADAS ESAS PUERTAS, PERDED TODA ESPERANZA!!! Lo que hemos visto en cincuenta mil filmes inspiracionales: que entra el tipo, que los profes no están ni ahí con los alumnos, que los alumnos pasan de todo porque, después de todo, a quién carajonios le interesa si Sudamérica está al norte o sur de Estados Unidos si al final acabarás envolviendo pescado en una feria o algo peor. Además, para remate, nuestro profe es negro, lo que en los '60s era ser casi de segunda clase. A cualquiera, esto lo habría tumbado en dos segundos, pero es que nuestro profe no es cualquiera, sino... ¡¡¡SIDNEY POITIER!!! De manera amable, pero firme, el buen Sidney empezará a enrielar a sus chófilos, enseñándoles que los modales no son para maricotas, y que a las ladies les gustan que las traten como eso, como ladies. ¿Conseguirá sobrevivir a su terrible clase, en la cual no sólo están los proletaboys listo para comérselo vivo, sino también una chica pizpireta que lo único que quiere es tener carne de macho en su... er... ya saben...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Los '60s, la época en que fumarse su porrito de maría juana era menos grave que la corrupción, y en que la rebelión giraba a 78 RPM. En aquella época se puso de moda eso de cuestionar la autoridad, y que a los mayores ya no se los obedecía porque fueran los mayores y sabían lo que era mejor para tí, sino porque... porque... bueno, hay que ver cómo tienen al mundo estos mayores, con vocación Mafalda "¡Sonamos, resulta que si no cambiamos al mundo, es el mundo el que nos cambia a nosotros!" o algo así. En medio de todo este ambiente, en que ya no había forma de hacer correr la palmeta a los pelmazos que se las daban de bacanes frente a las hembras porque le contestaban al profe (oséase, el profesaurio estilo "The Wall" estaba en vías de extinción... jubilado por viejo o devorado por las fieras, tanto más daba), empezó a surgir el cine de profesores inspiracionales. Porque, verán, hay algunos ingenuotes buena gente que (nunca han estado en un puñetero salón de cla...) creen que al chico hay que tratarlo con mimos y amor, no vaya a ser cosa que si uno le grita, se vaya a traumar el pobrecito, y que si el crío no responde no es culpa del crío que hace lo que se le pega la reverenda gana, sino del maestro que no sabe inspirarlo para ir por el camino del conocimiento. ¡Ya decían los vejetes que "la letra con sangre entra"! Pero bueno, surgiendo el fantasma de los salones de clases con pobrecitos futuros pandilleros y delincuentes, surgió también el contracine del profesor heroico que, más allá del bien y del mal, y con desprecio de su sanidad mental y hasta de su propia vida, pretende seguir manteniendo la civilización, inculcándoles valores y obediencia a una manada de rebeldes incentivados por los medios de comunicación. "Al maestro con cariño" es uno de los más tempranos ejemplos de este subgénero "profe inspiracional", y por qué no decirlo, uno de los mejores, a años luz del wannabe "Mentes peligrosas" o la emochantajista "La sociedad de los poetas muertos", por ejemplo.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Esta peli es simplemente redonda. James Clavell, que escribió el guión y la dirigió, tenía bien claras las ideas: menos es más. Se limita a ser el cronista de una historia, en donde lo más importante no son las peripecias y revueltas argumentales (de hecho, la trama es bastante escueta, y al cabo de sus cuantos minutos, en realidad no ha pasado mucho), sino la actitud de los personajes frente al conflicto "patéame vs. edúcame". Cada anécdota está resuelta con diálogos cortos y certeros, y luego a otra cosa. De este modo, la peli se hace enormemente ágil, incluso para los estándares de hoy en día. La filmografía de James Clavell no es demasiado frondosa, en parte porque ha compartido su tiempo con su vocación de escritor, pero también, tres años después, nos dejó otra joyita cinematográfica, la muy apreciable "El último valle", para demostrarnos que es un cineasta de fuste, de ésos que sin hacer grandes alardes de dirección ni de confección de arteserié, crean pelis que son verdaderos rectos al mentón.

-- Sidney Poitier. Esta peli no sería lo mismo sin su presencia, que resulta inmensa como la vida. Su personaje no es un héroe ni mucho menos, sino un tipo que anda buscando un trabajo como ingeniero, y mientras tanto, se defiende haciendo clases. O sea, no viene a redimir alumnos ni inspirarlos, y si lo hace, es más que nada porque eso es parte de su trabajo, y eso es todo. Pero, andando el tiempo, le descubre una nueva veta a su labor, toma conciencia de lo importante que es tener buenos educandos para el futuro de la patria, y acaba por aceptar no sólo que es bueno en lo que hace, sino que además, si no fuera por gente como él, la Pérfida Albión se iría básicamente al caralho. El mayor acierto, y soy reiterativo en esto, pero quiero enfatizar el punto, es la bonhomía de Sidney Poitier, cuyo personaje está lleno de pequeños gestitos, miradas y sutilezas propias de un hombre común y corriente, a veces superado por los problemas, y que lo convierten en alguien muy cercano. O sea, tú y yo podríamos perfectamente conocer a un sujeto como ése, e irnos amigablemente a tomar unas copas con él.

IDEAL PARA: Ver la alma mater de las pelis de profes con vocación.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

-- Lulu canta la canción "To Sir, With Love" [en inglés, sin subtítulos]. -- Escena de baile [doblado al español].