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domingo, 22 de noviembre de 2009

"Drácula" (1979).


-- "Dracula". Estados Unidos / Inglaterra. Año 1979.
-- Dirección: John Badham.
-- Actuación: Frank Langella, Laurence Olivier, Donald Pleasence, Kate Nelligan, Trevor Eve, Jan Francis, Janine Duvitski, Tony Haygarth, Teddy Turner, Sylvester McCoy, Kristine Howarth, Joe Belcher, Ted Carroll, Frank Birch, Gabor Vernon.
-- Guión: W.D. Richter, sobre la obra teatral de Hamilton Deane y John L. Balderston, basados a su vez en la novela de Bram Stoker.
-- Banda Sonora: John Williams.

-- "Drácula" en IMDb.
-- "Drácula" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En una noche oscuuuuuura, oscura-oscura-oscura, viene un bergantín. O corbeta. O lo que sea, que yo de arquitectura naval, poco y nada. Un navío, en buenas cuentas. Como corresponde a la más recia tradición del terror, hay tormenta, y hay un grupo de villagepeoples gritándose rudamente unos a otros sobre cubierta. Y en medio de todo el caos, emerge... ¡¡¡EL LOBO!!! Ya sé, es una peli del Conde vampírico más famoso del mundo, pero sale hecho un lobo. Y no estoy enredando "Vampiro: La Mascarada" con "Hombre Lobo: El Apocalipsis", ¿OK? Bueno, en qué estaba. Ah, sí. El navío que termina hecho puré de tablas contra unos riscos. Una chica, Mina Van Helsing llamada (er... ¿Mina... Van Helsing...? No me miren, la peli venía así), la chica, decía, sale a ver de qué diablos se trata todo eso, y ¡sorpresa! se encuentra con un guapetón náufrago, con señas de tipo noble misterioso, que después la saludará como "su salvador". Y el individuo se hace el invitado en una casona de estiradetes aristócratas ingleses. El náufrago y único superviviente, que dice llamarse Drácula, Conde Drácula, martini con sangría, batido pero no revuelto por favor, se gana la atención y gentileza de todo el mundo, que acogen con encantadora condescendencia al tercermundito con ínfulas (recuerden que en esos años, Transilvania era parte del Tercer Mundo... un poco como ahora, todo hay que decirlo, que tampoco están sentados en el G20 precisamente). Mas Drácula, mostrando que los flaites del mundo antes como ahora son unos malagradecíos, devuelve la mano comiéndose a la doncella que lo ha salvado. Bueno, no comiéndosela literalmente, pero ya me entienden, si ya saben que Drácula es en realidad un vampiro. Como resultado, Mina muere (¡¡¡!!!), así es que llaman a su padre (¡¡¡!!!) de regreso, a Abraham Van Helsing. Y Abraham Van Helsing sabe que ronda un vampiro. La cacería no ha hecho más que comenzar...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Vlad Tepes, conocido como Dracul, el Caballero de la Orden del Dragón. Malvado, psicópata, sangriento. Héroe nacional rumano (empalaba gente, pero esas gentes eran invasores otomanos, ¿vale?). Su nombre pasó a ser sinónimo de vampiro luego de que un escritor de segunda línea llamado Bram Stoker, escribiera una densa novela (la única suya que tuvo éxito, por lo demás), refiriendo las aventuras de un vampiro tercermundista haciendo de las suyas en la muy respetable Inglaterra victoriana. La novela ya fue adaptada en el célebre "Nosferatu" de 1922, aunque cambiándole el nombre para evitar pagar derechos. En 1931 se llevó al cine el primer "Drácula" oficial, el célebre Drácula de Bela Lugosi, aunque demasiado flojazos los guionistas para tragarse el tocho bramstokeriano entero, prefirieron basarse en una adaptación teatral (la idea le seguirá pareciendo buena a los guionistas de la peli que nos ocupa, que harán lo mismo 48 años después)... Pero como no pueden dejar reposar en paz al vampiro (¿y cómo, si es un no-muerto?), vino después el "Drácula" de la Hammer en 1958 con Christopher Lee, que parió una cantidad infernal de secuelas, amén de varias otras adaptaciones menores. En 1979, pareciera que se hubieran puesto de acuerdo para rodar varias de una, y así tuvimos tres Dráculas en pantalla al mismo tiempo: el Drácula paródico de "Amor al primer mordisco", el pseudoDrácula de la tediosa "Nosferatu" de Werner Herzog, y el que nos ocupa. Que por la competencia, pasó sin pena ni gloria. Tampoco ayudó que la peli tuviera un tufillo a Hammer trasnochado que tiraba de espaldas. O que las audiencias estuvieran en esos años más comprometidas con la fiebre de clónicos de "La guerra de las galaxias". En fin. El caso es que John Badham rodó con este "Drácula" una de sus primeras pelis, y probablemente no sería arriesgado decirlo también, quizás una de sus mejores.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Decíamos, es una de las mejores pelis de John Badham. A primera vista, costaría asociar al director de pelis semijuveniles como "Juegos de guerra" o "Cortocircuito", al oscuro y goth Señor de la Noche. Aunque se entiende un poco mejor si recordamos lo darkgritty de una peli como "Relámpago Azul" (mejor olvidémosnos que en los '90s, el pobre Badham terminó a cargo de cosas como "Zona de impacto" o el anémico remake de "Nikita" que fue "La asesina"). Para más inri, John Badham venía de filmar el clásico discotequero "Fiebre de Sábado por la noche", cuyas conexiones temáticas con el vampirismo son, en el mejor de los casos, tenues. El caso es que John Badham se empapó de la atmósfera del vampirismo y del horror de la Hammer, y creó una peli de un fino acabado, sin caer tampoco en el vicio del barroquismo visual. Quizás es este hammerismo lo que opera como hacha de doble filo: por una parte le confiere un sello indiscutible a esta peli (este Drácula ES Drácula, a diferencia de intentonas como la un tanto frustrante "Dracula 2000", por ejemplo), pero por la otra, es claro que la Hammer las hacía con más osadía. Aún así, sin tener un artista creador tenemos al menos un artesano eficiente, y en esto la peli está bien, tanto en lo actoral, como en la banda sonora (con un John Williams por una vez en la vida no tan descomedido, aunque frescos sus éxitos en "Tiburón", "La guerra de las galaxias" y "Superman"), y en una interesante ambientación de época, ni demasiado recargada, ni tampoco demasiado pobre.

-- Frank Langella. Su Drácula debe ser uno de los más desconcertantes jamás rodados. Y es que de entrada, no tiene la presencia escénica de un Bela Lugosi, por ejemplo, clásico ejemplo y referencia de todo lo que debe ser un vampiro. Incluso cuando conversa, lo hace casi normalmente, casi como tu vecino de al lado, y eso, como que al inicio le quita un poco de piso. O sea, a los minutos de verlo aparecer y cenar apaciblemente te preguntas "¿Drácula? ¿El? WTF...?". Pero a medida que promedia la peli, se entiende claramente lo que hace Frank Langella. El no trata de imitar a Bela Lugosi. Ni de sobreactuar. Ni de imponerse a todos con su presencia. Su Drácula es mucho más naturalista, incluso más humano. Pero eso no quita que en los momentos decisivos, haga valer su poder y le creamos como un villano y oponente de peso. A la larga esta manera de interpretar a Drácula, un poco desconcertante quizás, y desde luego nada gótica, se muestra como un camino tan válido para mostrar al Conde, como otros más, podríamos decir, shakesperianos. A veces, no es malo que nos recuerden que si Drácula es un mito vigente a pesar de parodias y suplantaciones varias, a veces de muy baja estofa, es porque puede vérselo e interpretárselo desde distintos puntos de vista, y Frank Langella consigue justamente eso, el mostrarnos otra posible visión del Conde.

-- Escenas notables. Bueno, tiene su gracia que la peli haya incurrido en algunos cambios de la trama, a veces un tanto pueriles, qué duda cabe. Pero al menos, a dichos cambios le sacan partido. De hecho, pareciera flotar la sensación de que tanto el "Drácula" de Francis Ford Coppola como la parodia "Muerto pero feliz" de Mel Brooks se robaron más de algún concepto impunemente desde aquí, en el caso fordcoppoliano con mucha gloria y en el brooksiano sin tanta. Hacer que Mina sea quien caiga en manos de Drácula, en vez de Lucy, ciertamente juega con el suspenso de quién ha leído la novela. Y hacer de Mina la hija de Van Helsing puede que tenga delito, pero a cambio tenemos la escalofriante escena en que Laurence Olivier (que en buena parte de la peli parece actuar como un autómata, aunque aquí reivindica su bien ganado nombre de sobra) debe contender con su propia hija vampira. El combate final contra Drácula, por su parte, incluyendo su más que ambigua escena final (no, no la espoilearé), son de antología.

IDEAL PARA: Ver un Drácula quizás demasiado clasicizante en unos aspectos y atípico en otros, pero con suficientes puntos interesantes para defenderse por sí misma.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

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