Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
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jueves, 31 de mayo de 2007
"Spiderman 3" (2007).
-- "Spider-Man 3". Estados Unidos. Año 2007.
-- Dirección: Sam Raimi.
-- Actuación: Tobey McGuire, Kirsten Dunst, James Franco, Thomas Haden Church, Topher Grace, Bryce Dallas Howard, Rosemary Harris, J.K. Simmons, James Cromwell, Theresa Russell, Dylan Baker, Bill Nunn, Bruce Campbell, Elizabeth Banks, Ted Raimi, Willem Dafoe.
-- Guión: Sam Raimi, Ivan Raimi y Alvin Sargent, sobre una historia de los dos primeros, basados en los personajes creados por Stan Lee y Steve Ditko.
-- Banda Sonora: Christopher Young.
-- "Spiderman 3" en IMDb.
-- "Spiderman 3" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Ha pasado el tiempo, y el otrora incomprendido superhéroe arañita es ahora todo un ícono del Nueva York post 9-11. Su foto sale en todas partes, hay portadas mamonas de tipo "Por qué N Y ♥ Hombre Araña", etcétera. A Peter Parker, alter ego del Hombre Araña, la vida le sonríe y canta. Atrás han quedado las penurias. O casi todas, porque su antiguo amigo está más que emperrado con el jovencito. Y no es para menos, porque lo vio matar a su padre (malentendido, pero eso es lo que vio), y algo más grave, le levantó la chica, algo criminal tratándose de Kirsten Dunst que, aunque ya no está tan buena como en la peli original, aún se conserva. Tampoco su noviecita está como baliza de alegre, porque su estreno en el mundo de la comedia musical termina en un aterrizaje sin telaraña que mejor no le encargo a nadie. De manera que la chica y el millonarito resentido comienzan otra vez a congeniar, unidos por su repulsión hacia el chulopingo subido por la telaraña que se ha vuelto el pringao de su amigo. Paralelamente, un delincuente común y corriente, que tiene una hija para ponerle la nota lacrimógena al asunto, mientras esquiva a los polizontes acaba en un aparato chupimegalostático, de ésos que convierten la materia en moléculas y que tanto abundan en las historietas y tan poco en la vida real, y su cuerpo se descompone en arena, por lo cual ya no seré fulanillo de tal sino... ¡¡¡EL HOMBRE DE ARENA!!! Por su parte la policía, haciendo gala de la ineficiencia característica de cualquier burocracia en donde no manda un rey vitalicio, descubre recién a la vuelta de unos puñeteros años que el asesino del tío Ben no era el que Spidey se había carneado en la primera peli, sino que era el Hombre de Arena, con lo que tenemos venganza servida. Y por si esto fuera poco, la pobre arañita que runrún se quiere casar, debe afrontar la llegada de una baba negra del espacio, un simbionte que empieza a rondarlo y que podría tener muy malas intenciones, como convertirlo en un chuloputo decadente hortera setentero. ¿Podrá sobrevivir el Hombre Araña a que le estrujinen el corazón, a la traición de su amigo, a su sed insaciable por venganza, y a una ropa negra y chulinga que haría la vergüenza de David Hasselhoff?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
En el año 2000, el género de los superhéroes parecía muerto y enterrado, después de las complicaciones para rodar una secuela de "Superman IV", y la plastífera "Batman y Robin". Pero en ese tiempo la Marvel Comics, rival de los héroes DC Comics que he mencionado, harta de ser el plato de segunda mesa, se subió por todo lo alto, y sorprendió al mundo con el estupendo filme "X-Men". En consecuencia, y como esto es negocio, al año siguiente llegó el de "Spiderman". En éste, la esforzada interpretación de Tobey McGuire como un loser de tomo y lomo, más la gran decisión de incluir a Willem Dafoe como villano, crearon sólidas bases para una franquicia que seis años después llegó a su final (eso queremos creer, al menos), las tres protagonizadas por Tobey McGuire y dirigidas por Sam Raimi. Y muy a tiempo, porque ya el tren de los superhéroes está perdiendo bastante ímpetu, después de los discretos resultads de crítica frente a "X-Men III", la vacilante recaudación de "Superman regresa", y los decepcionantes resultados de "El Vengador Fantasma" (y es que digan lo que digan, los héroes se acaban, y a ese paso van a tener que sacar la película de Coloso o la del Capitán Cometa). Posiblemente algo tenga que ver el hecho de que la política ultramesiánica de George W. Bush hoy en día no caliente ya no digamos al estadounidense promedio, políticamente omnívoro, sino ni siquiera a sus propios partidarios, y los héroes que salvan el día, después de salir de sus cuarteles de invierno, estén prontos a regresar a ellos. El futuro, en el 2007, parece pertenecerle no al héroe corriente, sino al ser humano de la calle que con arrojo y decisión luchará contra el calientamiento global, con "Una verdad incómoda" como DVD bajo la almohada.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Entretiene de principio a fin. Y eso ya es decir, considerando que dura dos horas y media, y la trama es más embrollada que el mapa de un hormiguero. En cuanto a ésta, no está lo que se dice bien resuelta, y se nota que el guionista tuvo serios apuros y más de una carrera al baño en el trabajo de poner orden a tantos personajes. Mira que el mayordomo, acordarse después de la punta de años de que había un "recadito" sin pasar... O que Nueva York debe tener el alcantarillado más largo del mundo, como que el Hombre de Arena se tarda una eternidad en recorrerlo entero... O que de buenas a primeras, porque sí, después de tratar de acabar con Spiderman, el Arenero le baja un momento de bondad, y... pero como decíamos, hay que ser quisquilloso para ver esas cosas, porque de verdad la película mantiene un cierto pulso narrativo, con esos mimbres tan desvencijados. Bravo por Raimi, claro está.
-- Tobey McGuire. Admirado con justicia por su papel como Peter Parker / Spiderman, salvo por los blogueros estilo "vendo cómics en El Calabozo del Androide y no me gusta lo que me representa", le confiere credibilidad y cariño a su personaje, que a pesar de ser un perdedor de lo peor, y por tanto, la clase de infeliz a quien nadie le gustaría ser, aún así se torna entrañable. Incluso cuando está en sus horas bajas, de chulo, para ser bien consecuente con un personaje que no sólo por haber descubierto su lado malvado se va a volver más "llevo la vida conmigo, gracias".
-- El elenco de secundarios está en su punto. James Franco viene robando cámara desde "Spiderman", y aquí todavía lo consigue, a pesar del penoso desarrollo de su personaje (su culpa no es, en todo caso). Kirsten Dunst está un poco más relajada, pero aún con ímpetu; a lo mejor le dolió caerse desde las alturas de "María Antonieta" (es un decir). Thomas Haden Church recrea a un Hombre de Arena tan estupendo, que da lástima que el guión no haya dado mayor participación a su personaje. Bryce Dallas Howard, quien saltó a la fama como la chica acuática de "La dama en el agua", revela una faceta distinta de su anterior perfomance, y recrea una Gwen Stacy simpática y vivaz. Por el contrario, el venerable James Cromwell, quien se ha puesto cada vez más en piloto automático (algo de eso habíamos visto en "La reina", por no hablar de su penosa intervención como papi de Jack Bauer en "24"), aquí está casi de relleno como capitán de policía, y pareciera estar repitiendo su rol de Zephram Cochrane en "Viaje a las Estrellas: Primer contacto", y Theresa Russell como la esposa del Hombre de Arena, que otrora entregara grandes actuaciones en películas de pequeñas ambiciones (léase filmes que la contrataban para hacer "desnudos con pretensiones"), nos muestra que la guadaña del Padre Tiempo es inclemente con nosotros sus pobres hijos. Y Topher Grace, que había sorprendido gratamente con "En buena compañía", acá realiza un villano más bien plano, incluso anodino. Pero en fin, nada es perfecto en este mundo tampoco. Al menos los que no aportan grandes actuaciones, no estorban, y eso está bien.
-- Hay un cierto sentido de "fin de saga", de cierre de la trilogía. No es un final ambiguo como el de "Matrix Revolutions", o con sorpresa postcréditos como el de "X-Men III", que podrían abrirle la puerta a una nueva entrega. De poder hacerla, claro que sí, demonios, porque mal que mal, el dinero canta prístino en la falquitrera, y mientras más hay, más fuerte es el coro, pero sería algo completamente independiente a éstas. El gran arco argumental de las tres películas, es decir, los tres amiguetes que se acuchillan cordialmente por la espalda cada vez que pueden por el amor de una díscola, queda cerrado y bien cerrado. ¡Diablos, incluso en la pelea final se permiten poner a locutores de noticias preguntándose "¿es acaso éste el final de Spiderman?"! Y en realidad es una buena pregunta.
IDEAL PARA: Ver un cierre digno a la tripleta Spiderman-McGuire-Raimi.
domingo, 27 de mayo de 2007
"Papelucho y el marciano" (2007).
-- "Papelucho y el marciano". Chile. Año 2007.
-- Dirección: Alejandro Rojas Téllez.
-- Actuación: Voces de (en el original castellano) Marina Huerta, Leyla Rangel, Cecilia Gómez, Mario Castañeda, Maggie Vera, Nayelí Solís, Ana Paula Fogarty, Adrián Fogarty, Carlos del Campo.
-- Guión: Arif Ali Shah.
-- Banda Sonora: Pablo Avila.
-- "Papelucho y el marciano" en IMDb.
-- "Papelucho y el marciano" en la Wikipedia en castellano.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Estamos en un típico colegio chileno, o quizás uno algo más ordenado que el promedio. Pero colegio, a fin de cuentas. El profesor en la pizarra está dando una lección sobre el Sistema Solar e insiste en la majadería de que los otros mundos, y especialmente Marte, no están habitados, lo que demuestra que de cultura fílmica este profe cero, porque en el cine cada vez que alguien dice "no existe... (marcianos, asesinos en serie, vampiros, robots, etcétera)", aparece uno. Papelucho, un chico con ínfulas de inventor que con sus experimentos suele dejar un reguero de explosiones tras de sí en la casa, está decidido a llevar la contraria a su profe, y diseña una trampa para cazar marcianos. Pero como suele suceder, algo sale desastrosamente mal. Un marciano de verdad termina varado en la Tierra, y cuando Papelucho y su perro Choclo lo descubren, el marciano se asusta, se hace puntos de luz, y se mete en el cuerpo del humano. El marciano, que se llama Det, resulta chinchoso e insoportable, todo lo encuentra aburrido, y sólo cuando Papelucho se mete en problemas (la clase de problemas que exigen correr a todo escape), empieza a divertirse de lo lindo (sí, muy bien, gracias un millón amigo)... Ahora Papelucho empezará el más grande experimento de su vida, uno que lo llevará nada menos que hasta el planeta Marte, así como a lidiar con su familia, una insoportable compañera de colegio (que después no es tanto), su profesor, y por qué no, a intentar cambiar para siempre la faz de la Tierra...
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
En 1947 salió publicado, por cortesía de Editorial Rapa Nui, un bello y delgado tomo conteniendo las aventuras de un chico llamado Papelucho (en esta colección, dicho sea de paso y por puro afán cultureta, vieron también la luz varias obras de Hernán del Solar, incluyendo la clásica "Mac el microbio desconocido"). Su autora Esther Huneeus, A.K.A. Marcela Paz, tuvo el éxito suficiente para pergueñar otros once tomos, que en vida y después de su muerte se han vendido como pan caliente y generando un próspero negocio, o tanto como puede serlo uno basado en libros de algo tan insípido y sobrevalorado como la Literatura Chilena. Mientras más negocio hay alrededor de Papelucho, más crecieron las intenciones de que saliera una película sobre éste. El camino fue abierto por "Ogú y Mampato en Rapa Nui", la estupenda adaptación del personaje Mampato, el niño que viajaba en el tiempo en las historietas de los '70s, dibujado por el legendario Themo Lobos. Así es que si habían podido con un personaje chileno tan icónico como éste, ¿por qué Papelucho se quedaba para el segundo lugar? Ahora bien, el lastre que carga Papelucho, es que sus aventuras son "realistas" y no involucran trasgos, caballeros jedis, dragones o naves espaciales, y en general toda esa imaginería fantacientífica que tanto le gusta a los chicos de hoy (los "peques", como diría la retaguardia demográfica). De modo que al igual que con Mampato, se saltaron adaptar la primera de sus aventuras, y fueron directamente al único tomo de Papelucho que tiene algo que pueda considerarse como de Ciencia Ficción: concretamente, el "Diario secreto de Papelucho y el marciano". Este afán oportunista de hacer negocio con Papelucho, de hacerlo con una novela que no es la primera de la saga, y modernizándolo para que se venda mejor, le hizo un pésimo favor al resultado final, y lo que quedó fue un filme que no es malo ni aburrido... si eres un niño de siete años. O quizás incluso para ellos.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Usualmente en Cine 9009 defendemos a capa y espada a los heroicos guionista que, puestos frente a la ímproba tarea de adaptar libros que con frecuencia son inadaptables, deben abocarse a la dramática y existencialista decisión de cortar partes, añadir subtramas, modificar pasajes, alterar personajes, y un largo etcétera, quedando expuestos de manera injusta a las críticas de los santurrones que quieren una adaptación químicamente pura (para eso, mejor no lo adapten). Pero éste no será el caso. La verdad es que como estaba, la novela original era prácticamente perfecta para una adaptación al cine (su valor literario, que no es poco, es otro cuento, por supuesto). Es cierto que el "Diario secreto..." fue escrito hace un despiporre de años, y por tanto el relato pedía a gritos una cierta modernización. Pero de ahí a eliminar toneladas de material altamente explotable y vistoso, hay un gran abismo. Digamos que eliminaron nada menos que un terremoto entero, sacaron uno de los viajes a Marte (en la novela son DOS, y en ambos Papelucho encuentra un mundo completamente distinto y esquizofrénico a más no poder), liquidaron el paseo al mar y con ello se cargaron la peculiar relación que tiene Det con el océano, por no mencionar la mitad de la subtrama del romance de Choclo y todas las referencias a los experimentos de Papelucho con ratones (nada gore, claro está). ¿Cómo hubiera quedado la película si hubiera sido una adaptación no digamos literal, pero sí más o menos fidedigna al libro? Sea como sea, esta película demuestra sobradamente, por contraste, que la novela original es cualquier cosa, menos "sólo un libro para niños", y lo hace por la vía de crear una peli que es justamente eso, "sólo una peli para niños", y por ende, adocenada y aburrida.
-- La animación... Digamos que tiene sus aciertos y sus falencias. La decisión de mezclar personajes en 2D con fondos en 3D crea una estética a lo menos original, aunque ésta resulte chirriante un poco, porque digámoslo desde ya, se nota que en este filme no corrió el mismo presupuesto destinado para "Shrek" o "Buscando a Nemo", y por ende, lo relativo al uso de CGI se ve bastante tosco en comparación a los estándares estadounidenses. Con decir que después de ver la película, nos tememos que Papelucho sufra de anemia, porque en las escenas que se ve a Det dentro de su torrente sanguíneo, es demasiado si circula al menos un glóbulo rojo por el caño (y no son pocas escenas). A cambio, tenemos una ciudad, Santiago de Chile, que a pesar de no ser nunca mencionada por nombre, de verdad (por arquitectura y espacios urbanos) parece Santiago de Chile y no una metrópolis cualquiera del mundo. Y la mejor parte es la secuencia en el planeta Marte, que a pesar de tener un aspecto visual no brillantemente acabado, recrea bastante bien, en clave de retrofuturismo, el espíritu de lo que se pensaba era la vida hipertecnológica en el espacio exterior en los '60s y '70s (quizás la única gran estupidez que en esta secuencia se mandaron los animadores, fue... ¡incluir un cartel de Coca Cola publicitando a pleno pulmón en medio de la ciudad marciana!).
-- Algunos personajes resultan entrañables. Papelucho chirría un tanto debido a la desafortunada decisión de contratar para darle voz, a la dobladora mexicana de Bart Simpson; nada personal, por supuesto, pero es que Bart Simpson... ¡Es Bart Simpson! Pero a cambio Det remonta y remonta, a pesar del pésimo trabajo de animación; en la novela era un metiche entrometido más parecido a los pesados hombrecitos verdes de la entrañable novela "Marciano, vete a casa" de Fredric Brown, pero en la película terminan desarrollándolo como una especie de "infante marciano" que es insoportable porque, a su manera marciana, es tan niño como Papelucho es un infante terráqueo. También Tita, la compañera insoportable de Papelucho, a pesar de la rivalidad termina haciéndose simpática, aunque se hubiera deseado un mejor desarrollo de su personaje, creado un poco al buen tuntún (en la novela original, por cierto, el rival de Papelucho que empezaba a mosquearlo por el marciano ERA HOMBRE).
IDEAL PARA: Ver una peli de Ciencia Ficción infantil a la chilena... Signifique eso lo que signifique.
P.D. Por la imagen, no me culpen. Trato siempre de incluir la mejor imagen o más representativa que encuentre, y si no lo logro, por lo menos algún afiche bonito. Pero navegué media Internet, incluyendo la página oficial del filme, y el sitio oficial de Papelucho, y pues, nada que valga la pena. ¿Es que nadie les enseñó a estos tipos cómo se debe promocionar un filme...? Se me ocurren varios epítetos por eso, pero me los reservo porque ninguno es demasiado agradable.
jueves, 24 de mayo de 2007
"Sunshine: Alerta solar" (2007).
-- "Sunshine". Inglaterra. Año 2007.
-- Dirección: Danny Boyle.
-- Actuación (¡cabe el elenco COMPLETO Y CON SECUNDARIOS aquí!): Paloma Baeza, Rose Byrne, Chipo Chung (como la voz de Icarus), Cliff Curtis, Chris Evans, Troy Garity, Archie Macdonald, Sylvia Macdonald, Cillian Murphy, Hiroyuki Sanada, Mark Strong, Benedict Wong, Michelle Yeoh.
-- Guión: Alex Garland.
-- Banda Sonora: John Murphy.
-- "Sunshine: Alerta solar" en IMDb.
-- "Sunshine: Alerta solar" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Es el futuro cercano. O al menos eso debemos suponer, porque no se ve nada de lo que el cine nos suele pasar como futuro cercano (grandes corporaciones, contaminación, corrupción política, etcétera). El Sol está agonizando, la vida en la Tierra está por irse al carajo (al congelado carajo), y sólo un potente bebé nuclear podrá reactivarlo. Siete años antes, una misión llamada Icarus viajó hasta el Sol para darle un nucleón por el trasero, pero algo salió mal, nadie sabe qué, se perdió la comunicación, y el Sol siguió enfriándose. Por tanto, ahora viaja una nueva aguerrida tripulación, el Icarus II, como última oportunidad. Literalmente, porque con la bomba del Icarus II se acabaron todos los materiales fisionables de la Tierra, y por ende, de fallar esta misión, no hay otra. El problema es que pasando el límite a partir del cual ya no hay más comunicaciones con la Tierra debido a la magnetósfera del Sol (y por ende, estando absolutamente solos), aparece una señal que hace rebote en el núcleo de hierro del planeta Mercurio. ¡Es el Icarus I! Viene entonces el inevitable debate sobre qué hacer, si seguir de largo y tentar la misión, o arriesgarse a un encuentro con la otra nave. El físico, encargado de detonar la bomba, recomienda que es mejor tener dos chancacazos nucleares en vez de uno, sólo por si algo saliera mal. De manera que deciden desviar al Icarus II de trayectoria para interceptar al Icarus I y descubrir si hay supervivientes que hubieran podido radiar la señal. El encargado de la navegación entonces desvía manualmente la nave, y... ¡ups! ...algo sale mal. Muy mal. Terriblemente mal. Tan mal, que requiere una caminata espacial que, por supuesto, pondrá en riesgo no sólo a los caminantes del cosmos, para qué te quiero cosmos, sino también a la propia Icarus II, por no hablar del Sol y del futuro de la Humanidad...
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
El tema de la catástrofe mundial es viejísimo (ya en el año 1910, o cerca si la memoria no me falla, el francés J.H. Rosny Aîné escribía un relato llamado "La muerte de la Tierra"), pero en las últimas décadas y años ha cobrado especial fuerza, por aquello de que en el 2000 se acababa el mundo, y venía el armagedón, y yabah dabah dabah. Y es que si uno mira alrededor, hay un surtido completo de productos del Juicio Final, desde la catástrofe biotecnológica hasta el tortazo masivo nuclear. No es raro entonces que Danny Boyle, director especializado en personajes llevados hasta el límite ("Trainspotting", "La playa", "Exterminio"), se haya interesado en el límite máximo para cualquier argumento fílmico o literario, cual es un peligro que amenace a la totalidad de la vida sin excepciones de ninguna clase. En cierta medida, puede considerarse a "Sunshine" como la respuesta fílmica inglesa a las superchupiheroicas y hollywoodenses pelis de catástrofes estilo "Armagedón" e "Impacto profundo", que se permite levantar cabeza en estos tiempos de decadencia del rudo discurso estilo George W. Bush "los iremos a sacar de sus madrigueras". Y es que los ingleses siempre han tenido ese instinto fifí para la ironía en el momento justo (es decir, un segundo dspués de que era necesaria)...
¿POR QUÉ VERLA?
-- Partamos con las críticas que califican a "Alerta solar" como la grandiosa inaguración de la ciencia ficción del nuevo milenio o algo parecido. Son los mismos que en su día dijeron que "Trainspotting" era el non plus ultra del cine de rebelión adolescente, y miren ustedes, una década después casi nadie se acuerda de ella. Aunque seamos justos, sin ser la octava maravilla del mundo cinematográfico actual, Boyle ha conseguido el casi imposible de que cada una de sus películas sea una pequeña joyita, no tanto por los temas que toca (varios de ellos, reciclados de películas más antiguas, que en este caso son "2001: Odisea del Espacio" y "Alien"), sino por el enfoque más serio y compuesto, pero también humano (inglés, en definitiva), que le entrega a sus temas. ¿Es tan grandiosa como dicen? No. ¿Es original? No. ¿Representa el siguiente paso en materia de innovación estética? No. ¿Entretiene? Sí. ¿Mantiene la tensión? Sí. ¿Se ve realista y evita ser otro blockbuster de Hollywood? Categóricamente sí. Quizás sea un poco abusivo pedir más, después de todo, considerando lo que cuesta parir algo bueno en el cine por estos días...
-- La premisa de la película hubiera podido dar para otro blockbuster estilo "Armagedón" o "Impacto profundo", por nombrar dos pelis de tipo "vaqueros espaciales salvando a la Tierra con heroísmo explosivo", en donde lo bonito de la explosión prima sobre la verosimiltud científica. Pero no es el caso. La parte científica está relativamente bien tratada, para el nivel corriente de Hollywood, sin recurrir a la inoportuna tormenta de asteroides que moverá la nave de un lado a otro, o los típicos "campos morfogravitacionales cuánticos" u otra chorrada pseudocientífica para salvar el día; por supuesto que el fascismo paracientífico de sitios como Malaciencia nunca van a estar conformes, pero ellos qué saben; después de todo los científicos contribuyen a la Humanidad permitiéndonos a los blogueros como su seguro servidor el General Gato vivir hasta los 80 años, y proporcionándonos herramientas para postear sitios tan buenos como Cine 9009, y el resto es agua de borrajas. Con un poco de ciencia aceptablemente buena, está bien. La idea de una nave diseñada con un escudo contra el Sol es brillante, se respetan conceptos como la idea de que el medio ambiente debe reciclarse al interior de una nave, cada tripulante tiene algo que hacer y no está puesto ahí con afán Star Trek de ser sólo la baja del día, y no se gastan haciendo una nave de estética tan bonita como inútil. ¿Se puede pedir más?
-- La historia está exprimida al máximo. Los viajeros de la Icarus II no son chulohéroes de tres al cuarto que plantan cara a la muerte con el estoicismo que el guionista paniaguado por los grandes estudios le infunden, sino que son personas (seres humanos normales de carne y hueso, leáse) altamente calificados y entrenados y por eso los mejores para su trabajo, pero que en definitiva, como humanos que son, pueden meter la pata (y a veces en grande), verse sobrepasados por la tensión, tener momentos de debilidad y aún de cobardía, y ser incapaces de hacer lo más lógico por pruritos morales o emocionales, todas cosas que son ajenas al común de los héroes hollywoodenses. Parte de la gracia de esta película es que si los personajes hicieran lo lógico y lo correcto, ésta se habría acabado en cinco minutos, porque en estricto rigor, no hay villanos en esta película, y el personaje que mejor podría amoldarse a ese perfil, tiene buenos motivos para actuar de la manera en que lo hace. Por cierto que los personajes están servidos, quizás no con actuaciones estatuarias, pero sí competentes y eficaces. Michelle Yeoh ("El mañana nunca muere", "El tigre y el dragón", "Memorias de una geisha") y Chris Evans ("Los Cuatro Fantásticos", concretamente la Antorcha Humana) hacen lo justo y preciso, pero a cambio, Hiroyuki Sanada está meridianamente bien como el capitán de la nave (fue el japonés medio misterioso de "La Condesa Blanca" y actuó también en "El último samurai", "Ringu" y "Ringu 2"). En cuanto a Cillian Murphy, qué decir... digamos que se pasea su cara de alucinado de costumbre (como el Espantapájaros de "Batman inicia" o el chulinga de "La joven de la perla"), pero a pesar de este tic que le hace caer en el estereotipo de "héroe atormentado", sirve bien su rol.
-- Los conflictos éticos y morales que plantea la película, son enormemente peliagudos. Y en verdad, no siempre las opciones están claras. El cumplimiento de la misión implica sacrificios, y esos sacrificios deben ser hechos de manera imperativa, porque de lo contrario, no son los astronautas quienes se van al carajo en solitario, sino la Humanidad completa y en masa. Para colmo, por una vez en la historia del cine y sin que sirva de precedente, quienes deben tomar esas decisiones no son Ubermenschen mesiánicos llevando a la Humanidad más allá del Jordán hasta la Tierra Prometida, sino por el contrario, seres humanos abrumados por la carga que significa ser humano. Seguramente es aquí donde la película tiene más dientes, y en verdad muerde fuerte. Los dos primeros tercios, por lo menos (al final, deriva en un escenario más convencional de "el que tiene la razón vs. el que no la tiene", pero no todo podía ser perfecto, supongo).
-- Hay un interesante subtema filosófico que la película explota relativamente bien. Los "chicos buenos" son científicos esforzados que creen en que la habilidad y la tecnología son la clave para salvar a la Humanidad, mientras que el "chico malo" (si es que le cabe la etiqueta a ese personaje, que como ya dijimos, está parcialmente justificado) es un fanático religioso que no sólo se niega a salvar a la Humanidad, sino que positivamente cree que Dios la ha condenado y que actúa por Su Mano. Debido al auge religioso de estos días, el cine pocas veces se atreve a vulnerar la religión, y cuando lo hace, es por el lado más efectista. Pero pocas películas de estos años han puesto tan certeramente el dedo en la llaga sobre el papel que la religión cumple en nuestras vidas, y como los sacerdotes, chamanes, bonzos y ayatollahs se han convertido, de una pequeña molestia en el culo de las sociedades democráticas, en una amenaza para la paz y la convivencia humanas (acaso para su propia superviviencia). Después de todo, son hombres religiosos como Benedicto XVI, George W. Bush u Osama Bin Laden quienes amenazan a la Humanidad por estos días, y es por su culpa y responsabilidad que ha corrido toda la sangre que ha corrido en el mundo desde el 2001 hasta ahora. En la peli, no sólo se limita a unos cuantos miles: la Humanidad entera debe morir porque Dios así lo ha dispuesto. El problema es que está equivocado porque a mí, Santa Claus y el ratoncito de los dientes me han dicho otra cosa.
-- Démosle una mención al apartado estético. Este ha sido trabajado de manera bastante realista, sin concesiones al esteticismo futurista de otros filmes, de modo que la nave parece en cierta medida una versión algo más avanzada de la EEI. Claro que, midiendo el aspecto en contrario, esto la lleva a remarcar mucho su parecido con "2001: Odisea del espacio" (digan lo que digan, la idea de tener a la supercomputadora Icarus hablando está calcadita a la de HAL 9000), lo que por supuesto no le hace ningún bien. Pero volviendo a la estética, la película aprovecha la premisa del "viaje al Sol" para jugar con luces y sombras, con la idea del negro vacío infernal vs. el brillante y ardiente calor solar, y lo hace muy bien, creando impresionantes efectos de viento y plasma solar. Nunca el vacío se vio tan blanco y amarillo (en vez de negro), y curiosamente, o quizás precisamente por apartarse de la norma, se ve aún más aterrorizante.
-- La banda sonora, como típico producto Boyle, es un engendro de música electrónica semirrave, y la verdad es que funciona bien. O al menos, produce un resultado distinto a la clásica y adocenada partitura con instrumentos de cuerda y piano al estilo Howard Shore. Lo que también ayuda a hacer este filme un tanto más inquietante.
IDEAL PARA: Ver un interesante filme de ciencia ficción que no lo protagonizan mutantes futuristas ni chulohéroes con pistola láser en mano, sino científicos modernos que luchan con todo lo que tienen para cumplir con éxito su misión.
"El sonido del trueno" (2005).
-- "A Sound of Thunder". Estados Unidos / Alemania / República Checa. Año 2005.
-- Dirección: Peter Hyams.
-- Actuación: Edward Burns, Catherine McCormack, Ben Kingsley, Armin Rohde, Heike Makatsch, Jemima Rooper, David Oyelowo, Wilfried Hochholdinger, August Zirner, William Armstrong, Corey Johnson.
-- Guión: Thomas Dean Donnelly, Joshua Oppenheimer y Gregory Poirier, sobre una historia de los dos primeros, basados en un cuento de Ray Bradbury.
-- Banda Sonora: Nick Glennie-Smith.
-- "El sonido del trueno" en IMDb.
-- "El sonido del trueno" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Mesozoico, la época definida una vez por Homero Simpson como aquella "en la que los dinosaurios no estaban sólo en los zoológicos". Un grupo de expedicionarios por el tiempo se dedica a cazar dinosaurios. En condiciones ultracontroladas, por supuesto, porque el cambio más pequeño en ese pasado podría originar una catarata de cambios que afectaran a todo el mundo futuro: pisar un escarabajo llevaría a que no pusiera huevos, por lo que una nueva especie de escarabajos no nacería, por lo que un depredador carecería de alimentos, por lo que la tribu humana que cazara a ese depredador se extinguiría, por lo que no nacería la civilización mesopotámica, por lo que no existirían los astrólogos, y por ende, la civilización pudiera ser mucho más feliz de lo que es. Pero frente al depredador dueño de la computadora y el sistema de salto en el tiempo están el jovencito empleado con corazón de león, y la bellísima creadora de la supercomputadora TAMI, que regula el salto temporal. Cuando algo sale mal, todo parece arreglarse bien, pero de pronto, el futuro comienza a ser asaltado por ondas temporales. Cada nueva onda temporal cambia en algo el mundo: la vegetación, los depredadores, los primates, incluso la propia Humanidad... De esta manera, los expedicionarios que metieron la pata y se han metido allí donde el ser humano jamás debería meterse, violaron las leyes de Dios, etcétera, parten en un angustiante viaje, luchando con toda clase de criaturas animatrónicas, muriendo alguno de los buenos cada X minutos, etcétera.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
En algún minuto de su incontinente, dulzona y éticamente reaccionaria producción literaria, Ray Bradbury escribió un cuentito llamado "El sonido del trueno", en el cual un grupo de malvados empresarios organiza una empresa de safaris para matar dinosaurios, pero algo sale mal, y la historia cambia. La anécdota del cuentito era mínima y no daba ni con elástico para una peli de dos horas de duración, pero como el cuento era famoso, se intentó la proeza de construir la Torre de Babel con cuatro ladrillos y 500 gramos de cemento. Para tan ímproba empresa eligieron de dire a Peter Hyams, creador de lustrosas joyitas del género "quiero y no puedo", como "2010: El año en que hicimos contacto", "Timecop" o "El mosquetero"; con decir que la primera opción era para el no mucho más eficiente pero al menos más entretenido Renny Harlin ("Duro de matar 2", "Riesgo total", "El exorcista: El comienzo") queda todo dicho. El resultado es una peli del subgénero "nosotros contra los monstruos", aderezada con un poco de paradoxa temporal y efectos especiales más o menos molones. Nada del otro jueves (ni un jueves cretácico).
¿POR QUÉ VERLA?
-- Veamos. ¿El elenco...? Sí, la tríada protagónica Kingsley/McCormack/Burns es poderosa, pero están insultantemente bajo mínimos. ¿El concepto de base? Es interesante, y la idea de que el tiempo mute en oleadas no es tan cretina como puede parecer a primera vista (si el tiempo puede estar vinculado al espacio y a la gravedad en vez de ser un absoluto, ¿por qué no, en principio al menos?), pero es tratado con la sutileza y el tacto de una bomba H (si cuando el tiempo estaba descomponiéndose cambiaba en oleadas, ¿por qué no pasó lo mismo cuando se recompuso mágicamente?). ¿Las secuencias de acción? Aburridas. ¿Las criaturas? Interesantes de ver al principio (los saurios primates no tienen desperdicio), pero luego cansan. ¿El ritmo narrativo? Parte aceptablemente, después se pone moroso, y el final es aburrido; todo eso "amenizado" con ataques de criaturas para que el espectador no se duerma (objetivo cumplido a medias, por lo demás). ¿La estética? Ningún alarde de creatividad, una mera combinación de "2010: El año en que hicimos contacto", "Invasión" y "Yo robot". ¿Basada en la obra de Ray Bradbury? Ese es el mejor chiste de todos, y es que después de ver este filme no hay como evitar compadecerse del pobrecito escritor. Lo que deja... Pues sí, los efectos especiales. Los efectos especiales no son malos. Tampoco son la última maravilla. Pero no son malos, eso sí.
IDEAL PARA: Arrendar el DVD de al lado.
domingo, 20 de mayo de 2007
"Línea mortal" (1990).
-- "Flatliners" (título original en inglés). Estados Unidos. Año 1990.
-- Dirección: Joel Schumacher.
-- Actuación: Kiefer Sutherland, Julia Roberts, Kevin Bacon, William Baldwin, Oliver Platt, Kimberly Scott, Joshua Rudoy, Benjamin Mouton, Aeryk Egan, Kesha Reed, Hope Davis, Jim Ortlieb, John Duda, Megan Stewart, Tressa Thomas.
-- Guión: Peter Filardi.
-- Banda Sonora: James Newton Howard.
-- "Línea mortal" en IMDb.
-- "Línea mortal" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
"Hoy es un buen día para morir", dice chulesco y mijo un estudiante de Medicina (Kiefer Sutherland, diez años antes de convertirse en el chulesco y mijo Jack Bauer). El personajillo ha discurrido la idea de un experimento diseñado especialmente para provocar paros cardíacos que creen un estado de casi muerte, de electroencefalograma plano. La idea es investigar qué hay más allá, si las historias sobre el túnel al final del camino y todo eso son ciertas, y si Raymond Moody tenía razón. Así es que el prota congrega a cuatro contertulios de la Escuela de Medicina, que le van a ayudar a hurtadillas (que si no, expulsión segura). Los estudiantes le miran con cara de "suicídate solo si quieres, pero no me mires a mi", pero como el morbo es más fuerte, terminan por ayudarle. El experimento amenaza con salirse de control, pero al final resulta: el tipo está paralizado y clínicamente muerto durante un tiempito, y vuelve a la vida normalmente. O no. Porque desde entonces, algunas cosas raras empiezan a pasar con él, cosas relacionadas con el "otro lado", con la ultratumba, con la casita de los muertos, con el patio 'e los callaos. Para ese entonces, el lamemujeres del grupo ha pasado a ser el segundo conejillo de indias, y algo raro empieza a pasar... ¿Qué demonios es entonces exactamente lo que se ha traído DESDE EL OTRO LADO...?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Los '80s fueron una década rara para el terror. Por una parte estuvo terroríficamente de moda el terror cutre basura serie B, malformando así a una generación entera de frikosos que después de ver aquel cine quedaron inutilizados para todo lo demás. Por la otra, hubo algunas raras perlas que marcaron tendencia, y que tienen en común haber explotado la vieja y nunca bien ponderada herencia gótica, desde "El ansia" hasta el "Drácula" de Ford Coppola (que fue de 1992, pero que por planteamientos puede considerarse "la última de los '80s"). Una de éstas fue "Línea mortal", dirigida por un Joel Schumacher en plena forma, e interpretada también por un puñado de actores que se mojaron la camisa hasta la musculatura para sacar adelante el proyecto. Y el resultado fue notoriamente bueno.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Joel Schumacher. Su filmografía es más que irregular, y tiene puntos altísimos como "El Fantasma de la Opera", buenos como "Un día de furia", decentes como "Enlace mortal", y bodrios churretescos como "Batman y Robin". "Línea mortal" cae, por suerte, del lado de las buenas pelis de Schumacher, que cuando no se pone en plan "yo el maricón" es capaz de harto. Aquí toma una historia que básicamente es el viejo cuento gótico del fantasma (ya saben, el esquema "científico loco investiga lo sobrenatural con la más moderna cachilupi ciencia de ahora y quiebra una línea que no debería quebrar y viene algo del más allá que..."), pero lo hace con estilo y altura. Bien mirada, toda la atmósfera de terror que consigue recrear no es más que puros juegos de cámara, iluminación, y secuencias con fotografías y filtros de luz sobre el lente, y con elementos así de básicos y primarios, consigue más tenebrismo que si hubiera intentado el uso de CGI (aunque en esa época, el CGI era tecnología en pañales... y para el terror, por su parte, sigue siéndolo).
-- Los actores son todos jóvenes, desconocidos, y querían conquistar el mundo. Los más de ellos lo lograron. Están de garbanceros, claro está, pero realmente se ganan el plato de legumbres. Julia Roberts hace un estupendo papel, mostrando que cuando quiere alejarse de la comedia tonta puede dar mucho de sí. Kiefer Sutherland está de carilindo, pero tiene fuerza y estilo, y aunque actúa como siempre, o sea como él mismo, encaja bien. Kevin Bacon como el agnóstico/ateo del grupo le da credibilidad a su rol de chico sensato y consciente, pero sin complejos de chulo ni esa estulticia que caracteriza a los protas buenos y decentes por lo general. William Baldwin hace lo mismo de siempre, o sea de chuloputo caliente, y justifica de esta manera lo que después va a ser su lastimosa carrera posterior (léase "Sliver" y subproductos similares de tercera línea como "Atracción explosiva" con Cindy Crawford). Y Oliver Platt está más que bien, en un rol secundario y apagado, pero al cual se encarga de infundirle vida hasta sacarlo de su agujero de comparsa.
-- Del guión no vale la pena hacer mayores comentarios. En realidad, es una historia arquetípica a más no poder, y no fluye por aquí la magia. Mencionemos que el otro gran pináculo del guionista Peter Fillardi es esa cosa llamada "Jóvenes brujas"; claro que ahí no dirigía Schumacher para salvar el día, sino el impresentable Andrew Fleming ("Tres formas de amar"). En fin: volviendo a "Línea mortal", digamos que el guión tiene la sabiduría de explotar el viejo tema de la culpa, el pecado y la redención, de una manera incluso casi hitchcockiana, y con eso consigue remontar el vuelo desde la película de terror plana y convencional de tipo "¡AGH, el fantasma!", hacia algo mejor.
IDEAL PARA: Ver una más que aceptable película de terror, que tiene la inteligencia de jugar con elementos más allá del terror convencional.
jueves, 17 de mayo de 2007
"Escuadrón espacial" (1999)
"Wing Commander". Dirigida por Chris Roberts. Protagonizada por Freddie Prinze Jr., Saffron Burrows, Matthew Lillard, Tchéky Karyo, Jürgen Prochnow, David Warner, Ginny Holder. Estados Unidos / ¡Luxemburgo!. Año 1999.
¿De qué se trata?
Es el año dosmilchorropetecientos en el futuro. La Humanidad se ha extendido gozosamente por el cosmos, como perro por su patio trasero, hasta que se encontró con la piedra de su zapato, una raza espacial llamada los kilrathi, que tienen su propio dibujito infantil sobre cómo debería ser el cosmos... uno sin humanos, por supuesto. En medio de la guerra, los kilrathi se apoderan de un NAVCOM, una cosa que ayuda a calcular las coordenadas del salto estelar entre cuasar y cuasar de la galaxia (oigan, los cientificoides, a mi no me miren por ese desatino, la película venía así). La única salida para impedir que los kilrathi se abran paso hacia la Tierra y hagan una irakada o una afganistanada con ella, es un equipo de tres pilotos, que se unen a la tripulación de un crucero espacial, el Zarpa de Tigre, quienes tratan desesperadamente de contactar a la flota del espacio terrestre. En medio de sus peripecias, el joven chulohéroe encontrará su destino pilotando naves, reconciliándose con su herencia estelar (es mestizo de humano con colonizador, y no me pregunten qué demonios es un colonizador, aparte de lo que evidencia la palabra misma), y enamorando a la bella oficial a cargo. Y no, esta peli no es "Top Gun", se llama "Escuadrón espacial".
El espíritu de los tiempos.
No puede decirse que los cineastas sean el colmo de la inspiración: a lo largo de las centurias han robado material de libros, obras teatrales, "historias de la vida real", e incluso han llegado al canibalismo de fagocitar otras películas ("remakes"). En los '90s, cuando los videojuegos pasaron a ser algo un poco más complejo que el matamarcianos Space Invaders o el comecocos Pacman, cayeron en la mira del cine. Los productores de Hollywood fueron lo suficientemente estúpidos para considerar como ciertas algunas o todas las siguientes afirmaciones: 1.- Los espectadores son estúpidos y tragan cualquier porquería, por eso juegan videojuegos; 2.- Pongamos efectos especiales resultones, y la película se venderá sola; 3.- Si compramos la franquicia y le ponemos un argumento de mierda, los fanáticos la consumirán igual; 4.- Adaptando un videojuego, el argumento es lo de menos, porque todos los videojuegos tratan acerca de saltar/demoler/matar obstáculos vivos/inertes. De ahí que salieran engendros fílmicos como "Mario Bros", "Street Fighter", "Mortal Kombat", etcétera. Aunque por otra parte, para qué quieren los productores de Hollywood tener un cerebro, si para eso tienen dinero.
¿Por qué verla?
- Hmmm... Hmmm... Digámoslo de la siguiente manera, a ver si suena ecuánime. Es una película de aventuras, una space opera al uso. Es un filme clásico, en el sentido de usar soluciones narrativas de toda la vida. Para quienes gusten de esas cosas, está bien. Para el resto, probablemente chirríe su poco el revoltijo de lugares comunes puestos en pantalla: joven mestizo que en realidad es el Elegido superhumano para salvar a la Humanidad, romance que parte hostil y termina bien, cazas espaciales que parecen híbridos Zero/Stuka/ME-109, secuencias de batalla espacial que parecen haber sido coreografiadas por un experto en portaaviones y submarinos, etcétera. El problema es que esta especie de "Top Gun" con acorazados espaciales "WWII's style" no cuenta con Tom Cruise sino con Freddie Prinze Jr. en el protagónico, y eso que ya Tom Cruise no es para tirar bengalas de gusto. Freddie Prinze Jr. es, recordemos, aparte de encamarse nupcialmente con Sarah Michelle "Cazavampiros" Gellar, el prota masculino de "Scooby Doo" y secuela, y "Sé lo que hicieron el verano pasado" y secuela. Saffron Burrows está linda, pero... Bien, está linda. Y Jürgen Prochnow... ¡Cómo has caído, venerable Jürgen...! En los '80s estaba en la gloria como el prota de "El submarino" de Wofgang Petersen, o como actor de lujo en "Duna", y se ha arrastrado como secundario casi invisible en toda clase de subproductos hasta llegar a "El Código da Vinci"... O en "Escuadrón espacial", unos añitos antes. Y de David Warner, no recordemos su paso por la softcore "Naked souls" con Pamela Anderson...
IDEAL PARA: Entretener a niños en la edad de la dentición.
¿De qué se trata?
Es el año dosmilchorropetecientos en el futuro. La Humanidad se ha extendido gozosamente por el cosmos, como perro por su patio trasero, hasta que se encontró con la piedra de su zapato, una raza espacial llamada los kilrathi, que tienen su propio dibujito infantil sobre cómo debería ser el cosmos... uno sin humanos, por supuesto. En medio de la guerra, los kilrathi se apoderan de un NAVCOM, una cosa que ayuda a calcular las coordenadas del salto estelar entre cuasar y cuasar de la galaxia (oigan, los cientificoides, a mi no me miren por ese desatino, la película venía así). La única salida para impedir que los kilrathi se abran paso hacia la Tierra y hagan una irakada o una afganistanada con ella, es un equipo de tres pilotos, que se unen a la tripulación de un crucero espacial, el Zarpa de Tigre, quienes tratan desesperadamente de contactar a la flota del espacio terrestre. En medio de sus peripecias, el joven chulohéroe encontrará su destino pilotando naves, reconciliándose con su herencia estelar (es mestizo de humano con colonizador, y no me pregunten qué demonios es un colonizador, aparte de lo que evidencia la palabra misma), y enamorando a la bella oficial a cargo. Y no, esta peli no es "Top Gun", se llama "Escuadrón espacial".
El espíritu de los tiempos.
No puede decirse que los cineastas sean el colmo de la inspiración: a lo largo de las centurias han robado material de libros, obras teatrales, "historias de la vida real", e incluso han llegado al canibalismo de fagocitar otras películas ("remakes"). En los '90s, cuando los videojuegos pasaron a ser algo un poco más complejo que el matamarcianos Space Invaders o el comecocos Pacman, cayeron en la mira del cine. Los productores de Hollywood fueron lo suficientemente estúpidos para considerar como ciertas algunas o todas las siguientes afirmaciones: 1.- Los espectadores son estúpidos y tragan cualquier porquería, por eso juegan videojuegos; 2.- Pongamos efectos especiales resultones, y la película se venderá sola; 3.- Si compramos la franquicia y le ponemos un argumento de mierda, los fanáticos la consumirán igual; 4.- Adaptando un videojuego, el argumento es lo de menos, porque todos los videojuegos tratan acerca de saltar/demoler/matar obstáculos vivos/inertes. De ahí que salieran engendros fílmicos como "Mario Bros", "Street Fighter", "Mortal Kombat", etcétera. Aunque por otra parte, para qué quieren los productores de Hollywood tener un cerebro, si para eso tienen dinero.
¿Por qué verla?
- Hmmm... Hmmm... Digámoslo de la siguiente manera, a ver si suena ecuánime. Es una película de aventuras, una space opera al uso. Es un filme clásico, en el sentido de usar soluciones narrativas de toda la vida. Para quienes gusten de esas cosas, está bien. Para el resto, probablemente chirríe su poco el revoltijo de lugares comunes puestos en pantalla: joven mestizo que en realidad es el Elegido superhumano para salvar a la Humanidad, romance que parte hostil y termina bien, cazas espaciales que parecen híbridos Zero/Stuka/ME-109, secuencias de batalla espacial que parecen haber sido coreografiadas por un experto en portaaviones y submarinos, etcétera. El problema es que esta especie de "Top Gun" con acorazados espaciales "WWII's style" no cuenta con Tom Cruise sino con Freddie Prinze Jr. en el protagónico, y eso que ya Tom Cruise no es para tirar bengalas de gusto. Freddie Prinze Jr. es, recordemos, aparte de encamarse nupcialmente con Sarah Michelle "Cazavampiros" Gellar, el prota masculino de "Scooby Doo" y secuela, y "Sé lo que hicieron el verano pasado" y secuela. Saffron Burrows está linda, pero... Bien, está linda. Y Jürgen Prochnow... ¡Cómo has caído, venerable Jürgen...! En los '80s estaba en la gloria como el prota de "El submarino" de Wofgang Petersen, o como actor de lujo en "Duna", y se ha arrastrado como secundario casi invisible en toda clase de subproductos hasta llegar a "El Código da Vinci"... O en "Escuadrón espacial", unos añitos antes. Y de David Warner, no recordemos su paso por la softcore "Naked souls" con Pamela Anderson...
IDEAL PARA: Entretener a niños en la edad de la dentición.
domingo, 13 de mayo de 2007
"La reina" (2006).
-- "The Queen". Inglaterra / Francia / Italia. Año 2006.
-- Dirección: Stephen Frears.
-- Actuación: Helen Mirren, Michael Sheen, James Cromwell, Alex Jennings, Helen McClory, Sylvia Syms, Roger Allam, Tim McMullan, Mark Bazeley, Douglas Reith.
-- Guión: Peter Morgan.
-- Banda Sonora: Alexandre Desplat.
-- "La Reina" en IMDb.
-- "La Reina" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Es un día tranquilo para Isabel II, la Reina de Inglaterra, porque es la única ciudadana de su reino que no tiene derecho a voto. Mira las elecciones con displiscencia, porque el ganador seguro es un renacuajo llamado Tony Blair, que pertenece al detestado Partido Laborista, y que promete cambiar Inglaterra, modernizar las instituciones, blah blah blah, y además su esposa es conocida por su marcada actitud "echemos a los parásitos", refiriéndose por parásito a la institución de la Corona, que chupa una porción apreciable del presupuesto de Inglaterra y no le trabaja un puñetero cuarto de hora a nadie. Cuando llega Tony al Palacio, para cumplir con el ritual de que la Reina le pida conformar Gobierno (¡Señor, no podía ser un cambio de mando puro y simple, cómo les gusta complicarse a estos inglechutes!), el flamante y descolocado nuevo Primer Ministro mete pata tras pata (y eso que sólo tiene dos, eso es dedicación) en el protocolo. Las relaciones iban a ser cordiales, pero frías como culo de foca, hasta que algo pasa. La Princesa Diana, antigua nuera de la Reina por haber estado casada con el Príncipe Carlos, queda hecha quesillo de cabra dentro de un automóvil, en París, mientras andaba de rumba con un millonario egipcio. La Reina se lo toma con displiscencia, porque esa niñita no le gustaba nada, mira tú la de insolencias que había acumulado respecto de la Corona, y so pretexto de sacar a los hijos de Carlos y Diana (sus nietos) de circulación, abandona Londres. El problema es que Diana era ultraquerida por sus súbditos, y por ende, a éstos les cae pésimo la actitud gélida de la Reina de las Nieves. Por su parte, Tony Blair tiene sus propios problemas, porque a pesar de que está capitalizando todo el fervor popular, dentro de su corazoncito siente que esa antigualla del oscurantismo medieval llamada Corona Inglesa debería marcar el ejemplo, liderar a Inglaterra, y etcétera. ¿Conseguirá nuestro heroico Tony Blair salvar a la Reina y sus adláteres de sí mismos y evitar nada menos que el derrocamiento de la monarquía más prestigiosa de Europa...?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
La historia de Diana de Gales es conocida. Durante siglos, los príncipes y los reyes tenían la esposa legal y oficial, y al lado algunas putitas con o sin certificado de tales, que se encargaban de suministrarle al susodicho un poco de amenidad y variedad. El príncipe Carlos tenía la suya, claro está, pero como a esa piel la habían curtido muchos peleteros, tuvo que buscarse una virgen bien linda y dije, que sirviera para ser una Reina tranquila y silenciosa, porque él de agallas para abdicar al trono por una mujer, como su tío abuelo Eduardo, nada (véase "Wallis y Edward"). Pero eso de ser la segunda mujer dentro de su propio matrimonio no iba con Diana, la chica de finales del siglo XX, y apenas Carlos intentó reeditar las andadas de sus ancestros, ella dijo ¡no!, se buscó sus propios palafreneros para el trabajo de montura, y finalmente el cuento de hadas acabó en novela negra con divorcio. Y bien negra, porque tiempo después, cuando Diana había encontrado por fin la felicidad (¿quién sabe?) y todas esas cosas ñoñardas propias de sandófilas sin una vida propia, terminó como un bonito cadáver en una morgue de París. El incidente le costó años de impopularidad a la monarquía, y también un enorme capital político al por entonces rockstar de la política que era Tony Blair (antes que se le ocurriera la enorme estupidez de secundar a George II de América en su cruzada contra Irak, porque más estúpido que el estúpido, es el estúpido que sigue al estúpido). Quizás por eso era material más o menos intocable. Hasta ahora. Porque la productora Pathé se atrevió con él, y mandó llamar a Stephen Frears como director. Por supuesto que el señor Frears es de los buenos, pero ¿era suficientemente bueno como para el trabajo...? A juzgar por los resultados, la respuesta es un caluroso sí.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Helen Mirren. Ella ES la Reina Isabel. Uno prácticamente se olvida de que ella es sólo una actriz. Ha sido muy aplaudida su caracterización física y el trabajo gestual, por supuesto, pero la espectacularidad del resultado opaca otro gran logro de la señora Mirren, cual es crear un verdadero ser humano y no un mero personaje de guión. Isabel en versión Mirren es una persona que, detrás de su contención y su parquedad, esconde un mundo de sensaciones y situaciones distintas. Cierto es que le proporcionaron un estupendo guión, pero ella se encarga de darle a ese rosario de palabras una contextura única. A la larga, es gracias a ella que esta película no es un vulgar panfleto, monárquico o antimonárquico tanto más da, sino que trata verdaderamente de una situación real. Dicen que la ovacionaron en el Festival de Venecia durante cinco minutos completos. Se lo merece. Y más.
-- El resto del elenco está también al máximo. Michael Sheen compone un Tony Blair inseguro y dubitativo, pero que a la hora de la crisis es capaz de afrontarla con serenidad, pies de plomo, y una persistencia increíble; servidor quien esto escribe se acordó de la biografía de la Reina Victoria que escribiera Lytton Strachey, y de una biografía más reciente de Disraeli, en donde refleja una situación análoga (Primer Ministro que debe casi cortejar a la reina para poder gobernar tranquilo). James Cromwell como el rey consorte está bien, pero para sus estándares, "bien" es un poquito flojo, además que la caracterización no le ayuda mucho que digamos (digan lo que digan, Cromwell tiene un parecido apenas superficial con Felipe de Edimburgo). Alex Jennings entrega un Príncipe Carlos por fuera estatuario y fuerte, pero que por dentro es un cobarde de marca mayor, por no decir un monigote. Y mención aparte se merece Sylvia Syms como la Reina Madre, que casi casi termina en personaje cómico, pero no.
-- Stephen Frears. Es probable que este filme pase a la posteridad como su obra maestra. A primera vista, la elección de Frears como director era contraproducente, y no por falta de talento. En los tempranos y rebeldes '80s, Frears filmaba cine social inglés, pero desde la trinchera contestataria y antiTatcher, con filmes como "Ropa limpia, negocios sucios" y "Sammy y Rose van a la cama" (con Miranda Richardson antes de hacerse famosa como la mala de "El juego de las lágrimas"). Después, con la soporífera "Relaciones peligrosas", enfiló hacia el cine hollywoodense, con la corrosiva comedia "Héroe por accidente", la infravalorada peli de terror "El secreto de Mary Reilly" (el mejor papel de Julia Roberts, probablemente), y la comedia culterana otra vez con "Alta fidelidad". Con semejante currículum, ¿alguien podía predecir que lo haría bien? ¿No saldría una película de denuncia, o un lisérgico retrato de la aristocracia, o una peli de humor irreverente? ¡Pues no, señores! Todo lo contrario, pareciera ser que Frears se ha encontrado por fin a sí mismo. "La reina" tiene un poco de todo su cine anterior, incluyendo comedia, denuncia, dramas personales y aristocracia, y esa cosa tan indefinible que podemos llamar el "ser inglés", pero dosificado y en su punto. Consigue el casi imposible de ser un fiel y respetuoso retrato de la monarquía inglesa, y al mismo tiempo ironizar sutilmente sobre ella. Le impone al filme un tratamiento austero que a ratos pareciera tener más vocación de telefilme que otra cosa, en particular por los insertos de videos y noticiarios de la época (el presentar a Helen Mirren mirando a la cámara a la derecha, y a la izquierda grabar en grande "The Queen" es casi de Hallmark Channel), pero esto, que en otro director sería una chapucería de marca mayor, aquí sirve para bajarle el perfil a la historia y evitar un tono grandilocuente que derivaría fatalmente en el panegírico. Frears no se sale un milímetro de la historia que está contando, y aún así, se las compone para insertar morcillas que dejan caer algunas insinuaciones bien pesadas, como por ejemplo la escena en la cual el rey consorte se pone a criticar a Diana por no aguantarle los amoríos a Carlos, e Isabel lo mira significativamente (sin que él se percate).
-- La banda sonora acompaña discretamente. No es deslumbrante ni mucho menos, pero cumple con ser un soporte discreto para la película, y por eso también merece un aplauso.
-- Aunque ya lo habíamos dicho, la película no cae en el panfletarismo. Es más, la conclusión de la misma parecería ser que todo debe cambiar, para que todo siga igual. En Isabel y Tony se enfrentan dos fuerzas titánicas, la del conservadurismo y la de la innovación, y la película se toma todo el tiempo del mundo en explicar las posiciones de cada uno. A fin de cuentas, pareciera reflexionar la peli, se trata de hacer las cosas por pragmatismo y por el bien de la nación, y en esto, a veces hay que ceder y aflojar. Tanto la modernización extrema como el tradicionalismo extremo son nefastos, no en cuanto tales, sino que cuando son llevados hasta un límite demasiado lejano. Al final, la única salida que le quedará a la monarquía, y en realidad a toda Inglaterra, es que Tony Blair aprenda a convivir con la monarquía, pero también a Isabel que aprenda a convivir con un tiempo y una época nueva, para la cual está menos preparada que nadie.
IDEAL PARA: Ver una gran película histórica, una película con grandes caracterizaciones, y en realidad una gran película a secas.
"Trece días" (2000).
-- "Thirteen days". Estados Unidos. Año 2000.
-- Dirección: Roger Donaldson.
-- Actuación: Bruce Greenwood, Stephanie Romanov, Steven Culp, Kevin Costner, Dylan Baker, Lucinda Jenney, Michael Fairman, Bill Smitrovich, Frank Wood, Ed Lauter, Kevin Conway, Tim Kelleher, Len Cariou, Chip Esten, Olek Krupa, Elya Baskin, Jack McGee, Tom Everett, Oleg Vidov, Alex Veadov, Henry Strozier, Walter Adrian, Christopher Lawford, Madison Mason, Kelly Connell, Peter White, Boris Lee Krutonog.
-- Guión: David Self, basado en un libro de Ernest R. May y Philip D. Zelikow.
-- Banda Sonora:
-- "Trece días" en IMDb.
-- "Trece días" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
A miles de metros desde la superficie terrestre, un avión espía de la USAF (United States Air Force) descubre un hecho inquietante: los rojos están armando cabezas nucleares en Cuba. Es Octubre de 1962, y cualquier estupidez menor en el panorama internacional puede hacer volar las bombas y arrasar con nueve décimos de la Humanidad, y quizás también con el décimo restante. Como Estados Unidos no quiere estar a cinco minutos de distancia de los ICBM, el gobierno del Presidente Kennedy empieza a maniobrar para deshacerse de esas cabezas nucleares. Pero no a cualquier precio. Los militares están ávidos de reivindicarse por su monumental fracaso en Bahía Cochinos y quieren sangre: la de Fidel Castro, concretamente, por medio de una invasión armada a gran escala y en toda regla contra Cuba. Que Berlín caiga después en manos soviéticas no importa, y que después de eso vuelen los misiles de un continente a otro cargando algunos bebés nucleares, tampoco. Los Kennedy ahora lidian con Cuba y la Unión Soviética, y también con su propio alto mando militar, y sólo Dios sabe cuál de las dos amenazas es peor. Y estarían completamente acorralados, de no ser porque ¡ahí está el valiente Kevin O'Donnell para salvar el día!
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
En muchos sentidos, "Trece días" resultó una película fuera de época. Hace rato que el thriller político de alturas fue desplazado por el thriller policíaco en donde la política es sólo un condimento para darle afrodisíaco a las mujeres. ¿Por qué Kevin Costner se embarcó entonces en un filme que parece hecho en los '70s, en el umbral del siglo XXI? A finales de los '80s y comienzos de los '90, Costner era el favorito del mundo con sus roles en "Los intocables", "Sin salida", "Danza con lobos", "Robin Hood príncipe de los ladrones" o "Un mundo perfecto", pero después se despeñó dramáticamente en "Mundo acuático" y terminó de hundirse con el drama épico postnuclear (que no tenía ni drama, ni épica ni apocalipsis) "El cartero". Así que se metió a producir este filme que golpearía directamente al corazón patriotero de Estados Unidos, y también complacería a la crítica. No pasó ni lo uno ni lo otro, porque la crítica, si bien no se mostró negativa, sí que fue bien displiscente, y el público no respondió como se supone que lo haría. Una lástima, porque esta es una interesantísima película, fiel reflejo de la transición de la Era Clinton a la Era Bush, además de por sus propios méritos.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Es una película sólida por los cuatro costados. Todo está arreglado por conversaciones de pasillo y discusiones sobre alta estrategia. Hay algunas escenas bélicas (aviones sobrevolando, misiles antiaéreos disparados, portaaviones y submarinos preparándose para el conflicto), pero en general el tono es de alta política, con poco espacio para el drama de lágrima fácil.
-- Roger Donaldson. Quien mejor cosecha aplausos es el director, responsable también de pequeñas joyas del cine comercial como "Especies", "Arenas blancas" y "El discípulo" (y sí, también dirigió la horrorosa "Cóctel"). Y es que tenía que habérselas con un material duro, denso y aridísimo, y consiguió con ello rodar una película con ritmo y suspenso. Crear tensión con balaceras y explosiones es fácil, y si no, que se lo digan a los que han dirigido filmes para la saga de "Misión imposible". Crear suspenso con rostros endurecidos y facciones tensas, eso es arte.
-- A pesar de que la película lleva implícita una fuerte carga patriótica, no cae en poner a los soviéticos como "los chicos malos", o no mucho, por lo menos. Cuando aparecen los soviéticos, lo hacen firmes y convencidos de sus posturas, tanto que en realidad son espejo de lo convencidos que están los yankis de las suyas. Incluso cuando el embajador Zorin se ve obligado a mentir, uno de los políticos de la Casa Blanca reflexiona que seguramente tenía órdenes de arriba y razones de alta estrategia para hacerlo. Y el quid de la cuestión está no sólo en evitar una amenaza para la seguridad nacional, sino en encontrar un lenguaje común y llegar a un acuerdo con los rusos. Quienes opinan que los rusos deben ser erradicados de Cuba son, no por nada, los militares, quienes son los villanos oficiales del filme. Y eso, un añito antes de que George W. Bush hiciera justo lo contrario que el Kennedy de la película, es decir, lanzarse a una épica cruzada para defender la Seguridad Nacional, y esas cosas...
-- Las actuaciones son razonablemente buenas. Esto es un thriller político y no un drama psicológico existencialista shakesperiano, así es que nadie espera que los actores se luzcan en sus papeles, pero en general el desempeño es notable, sin lunares de ninguna clase. Kevincito está en su día, y sin duda se hubiera lucido más si el papel suyo hubiera sido algo más denso (algo que, por el tipo de película, no era posible, de todas maneras).
IDEAL PARA: Ver un thriller político sólido y tenso, con un guión con alturas y actuaciones razonablemente buenas.
jueves, 10 de mayo de 2007
"La verdadera historia de Caperucita Roja" (2005)
"Hoodwinked!". Dirigida por Cory Edwards, codirigida por Todd Edwards. Protagonizada por (las voces de, en inglés) Anne Hathaway, Glenn Close, Jim Belushi, Patrick Warburton, Anthony Anderson, David Ogden Stiers, Xzibit, Chazz Palminteri, Andy Dick, Cory Edwards, Benjy Gaither, Ken Marino, Tom Kenny, Preston Stutzman, Tony Leech. Estados Unidos. Año 2005.
¿De qué se trata?
Había una vez un lindo y chaletoso gatito llamado General Gato, que mantenía un blog de cine y había acostumbrado a su público a contarle la trama de las películas. Sin embargo, este lindo minino, con ocho capas de pelo, cada una más lustrosa que la anterior, tenía un problema, y ese problema que le aquejaba lo sumía en honda pesadumbre. Pues bien, mis queridos, habrán de saber que ese problema es... ¡¡¡NA, REVIÉNTALA, ZERO, LA NETA!!! No nos andemos con esos cuachilanches de mi agüela, y peguémonos el reventón con la ooonda... Porque el tramunco que les contaba, es que la trama de esta película no se puede contar... Pero algo hay que decir, mi bro, así es que algo direeeemoooosss... Se trata de lo siguiente. Aparece Roja (porque ella no es Caperucita Roja, sino Roja a secas, y le dicen Caperucita por usar una caperuza y sanseacabó) en la casa de su bueli, pero la bueli está, ejem, un tanto rara... Y es que no es la bueli sino el lobo... Y la bueli está encerada en el armario... Y en eso llega el leñador con un hacha que pareciera que va a partir al lobo a la mitad... Para desenredar este cuento llega la policía, liderada por un oso de pocas luces y unos chanchos que serían el colmo de la corrupción, de no ser porque son demasiado imbéciles hasta para ser ineptos. El oso está por archivar el asunto como un caso de asalto contra morada particular. Pero aparece una rana saltarina de frases pulidas en la Escuela Hable Como Chandler (el clásico Raymond Chandler, por favor, no el FRIENDLY Chandler), y decide interrogar a los cuatro testigos. A medida que Roja, el Lobo, el Leñador y la Abuela vayan revelando su historia, ésta irá encajando de una manera completamente imprevisible, en donde nada es lo que parece, y en la cual comienza a revelarse una siniestra conspiración que amenaza a todo el bosque...
El espíritu de los tiempos.
Las películas en 3-D llegaron para quedarse. Pixar se forra los bolsillos con el estreno y la reventa en DVD de "Toy Story", "Buscando a Nemo", "Cars", etcétera, y otros estudios quieren cabalgar con los novios de pastel de bodas (incluso hasta los peruanos se apuntaron con "Dragones", ¿recuerdan?). Con la moderna técnica CGI, no es que se estén acercando a la realidad, es que son películas más reales que la realidad misma, creando alocados universos paralelos como nadie antes los vio. ¿Qué pueden hacer entonces nuestros viejos héroes como Pulgarcito, el Gato con Botas, la Bella Durmiente o Caperucita Roja, frente a la arremetida de "Shrek" y sus sicarios? ¡Simple! Un upgrade. Aquí tenemos la versión moderna e hiperanfetaminada de los cuentos de hadas antiguos. O de uno en particular, de Caperucita Roja, tratada como si de un relato policial se tratara. Parece una idea cretina sobre el papel, pero a punta de imaginación desbocada, la verdad es que funciona de maravillas.
¿Por qué verla?
- La verdad es que de tarde en tarde, en medio de ogros digitales en serio como los de Tolkien/Jackson o de bromitas como Shrek, es refrescante ver una película con un punto de vista o ángulo nuevo, que además se atreva a tomarse a sí misma en serio y no caiga en la autoparodia sangrante. Hubo un tiempo en que eso estuvo bien, y ayuda a dinamitar algunos tópicos demasiado gastados, pero en la actualidad, demasiado postmodernismo suena medieval. Digamos que esta película es una broma sobre Caperucita Roja, pero a fuerza de ingenio, es una sólida reversión del viejo clásico literario.
- ¿Parodias de los cuentos infantiles? ¡¡¡NAAAAAHHHH, eso ya lo vimos en "Shrek"!!! Vale, pero en "Shrek" era todo parodia, y por qué no decirlo, al final tendía a la clásica moralina insubstancial de siempre. El viejo truco de mostrar algo diferente para que siga siendo lo mismo. Esta película, en cambio, tiene bastante más mala leche. Hay escenas sentimentaloides que chirrían un poco con el resto del cuadro, pero el ambiente general se parece más a un capítulo de Los Simpsons (de los viejos) que a "Shrek". Roja está lejos de ser una heroína de cuento de hadas, y su buen corazón está debajo de una sólida actitud de púdrete que congela. El Lobo es, de lejos, uno de los mejores personajes, ni héroe ni villano, y cuando se explican sus motivos queda como el rey. El Leñador es simplemente desopilante. Y la Abuela es un delirio absoluto.
- Secundarios absolutamente queribles. ¿Han notado ustedes como en las películas animadas, para cubrir lo inane de los protas, les ponen secundarios de lujo que se roban todo el rollo? (Scratchy, ahí te hablan). Este no es el caso. Los secundarios son muy simpáticos, pero están para ACOMPAÑAR a los protas, no para suplantarlos en los mimos del público. ¡Y vaya que lo hacen! Ya mencionamos al oso estomacoso, a los puerquitos cobardes, y a la rana pseudoBogart, pero no hemos pasado revista al conejillo saltaaquísaltaallá, a la ardilla hipercafeinada, a la iguana que rueda spots comerciales, y a la delirante cabra campirana. Grandes secundarios para grandes protagonistas, en suma.
- La estructura elegida para contar la historia hace el milagro. Vemos los cuatro testimonios de los cuatro protagonistas, y por lo tanto vemos la historia según cada uno de ellos. De esta manera, descubrimos la larga cadena de malos entendidos (algunos de buena fe, y otros con un toque de genio diabólico) que llevan hasta la situación del origen de la historia. Escenas aparentemente inocentes al comienzo de la película, revelan tener un sentido a medida que se ven desde otra perspectiva. Y resulta impagable el chiste en el cual vemos el testimonio de Roja y la oímos cantar y ser ayudada por los picaflores a volar por el aire con su bicicleta como una escena llena de magia, y después al ver el testimonio del Lobo revemos la misma escena desde afuera, y descubrimos toda su ñoñería (y por si el mensaje no queda claro, el detective rana comenta después algo así como que de ahí no se saca nada, salvo un cargo por vuelo ilegal de bicicletas)...
- La animación no es, ni con mucho, brillante. A decir verdad, se ve bastante esquemática, y por momentos parece retrotraerse a los tiempos de "Toy Story". Pero, ¡ojo! Al no estar potenciada al máximo la animación (con lo que se ahorraron un chuntún de presupuesto), la historia descuella más. Incluso ayuda a que la película se vea más vaga e irreal... más como tomadura de pelo a los cuentos de hadas, vamos. A veces, menos es más (¡Hollywood, cuando aprenderás!).
- Sé que todo lo escrito anteriormente suena vago y poco ilustrativo. Créanme, es mejor que sea así. No puedo adelantar más y develar una trama que, pues bien... Sí, estamos frente a una película no excesivamente predecible (no diremos "impredecible" porque yo descubrí el misterio pasados 20 minutos de cinta, pero en fin)... Véanla, y se llevarán una grata sorpresa. Palabra de General Gato, quien esto maulla.
IDEAL PARA: Ver una sátira de los cuentos clásicos de siempre, pero que esta vez va en serio.
¿De qué se trata?
Había una vez un lindo y chaletoso gatito llamado General Gato, que mantenía un blog de cine y había acostumbrado a su público a contarle la trama de las películas. Sin embargo, este lindo minino, con ocho capas de pelo, cada una más lustrosa que la anterior, tenía un problema, y ese problema que le aquejaba lo sumía en honda pesadumbre. Pues bien, mis queridos, habrán de saber que ese problema es... ¡¡¡NA, REVIÉNTALA, ZERO, LA NETA!!! No nos andemos con esos cuachilanches de mi agüela, y peguémonos el reventón con la ooonda... Porque el tramunco que les contaba, es que la trama de esta película no se puede contar... Pero algo hay que decir, mi bro, así es que algo direeeemoooosss... Se trata de lo siguiente. Aparece Roja (porque ella no es Caperucita Roja, sino Roja a secas, y le dicen Caperucita por usar una caperuza y sanseacabó) en la casa de su bueli, pero la bueli está, ejem, un tanto rara... Y es que no es la bueli sino el lobo... Y la bueli está encerada en el armario... Y en eso llega el leñador con un hacha que pareciera que va a partir al lobo a la mitad... Para desenredar este cuento llega la policía, liderada por un oso de pocas luces y unos chanchos que serían el colmo de la corrupción, de no ser porque son demasiado imbéciles hasta para ser ineptos. El oso está por archivar el asunto como un caso de asalto contra morada particular. Pero aparece una rana saltarina de frases pulidas en la Escuela Hable Como Chandler (el clásico Raymond Chandler, por favor, no el FRIENDLY Chandler), y decide interrogar a los cuatro testigos. A medida que Roja, el Lobo, el Leñador y la Abuela vayan revelando su historia, ésta irá encajando de una manera completamente imprevisible, en donde nada es lo que parece, y en la cual comienza a revelarse una siniestra conspiración que amenaza a todo el bosque...
El espíritu de los tiempos.
Las películas en 3-D llegaron para quedarse. Pixar se forra los bolsillos con el estreno y la reventa en DVD de "Toy Story", "Buscando a Nemo", "Cars", etcétera, y otros estudios quieren cabalgar con los novios de pastel de bodas (incluso hasta los peruanos se apuntaron con "Dragones", ¿recuerdan?). Con la moderna técnica CGI, no es que se estén acercando a la realidad, es que son películas más reales que la realidad misma, creando alocados universos paralelos como nadie antes los vio. ¿Qué pueden hacer entonces nuestros viejos héroes como Pulgarcito, el Gato con Botas, la Bella Durmiente o Caperucita Roja, frente a la arremetida de "Shrek" y sus sicarios? ¡Simple! Un upgrade. Aquí tenemos la versión moderna e hiperanfetaminada de los cuentos de hadas antiguos. O de uno en particular, de Caperucita Roja, tratada como si de un relato policial se tratara. Parece una idea cretina sobre el papel, pero a punta de imaginación desbocada, la verdad es que funciona de maravillas.
¿Por qué verla?
- La verdad es que de tarde en tarde, en medio de ogros digitales en serio como los de Tolkien/Jackson o de bromitas como Shrek, es refrescante ver una película con un punto de vista o ángulo nuevo, que además se atreva a tomarse a sí misma en serio y no caiga en la autoparodia sangrante. Hubo un tiempo en que eso estuvo bien, y ayuda a dinamitar algunos tópicos demasiado gastados, pero en la actualidad, demasiado postmodernismo suena medieval. Digamos que esta película es una broma sobre Caperucita Roja, pero a fuerza de ingenio, es una sólida reversión del viejo clásico literario.
- ¿Parodias de los cuentos infantiles? ¡¡¡NAAAAAHHHH, eso ya lo vimos en "Shrek"!!! Vale, pero en "Shrek" era todo parodia, y por qué no decirlo, al final tendía a la clásica moralina insubstancial de siempre. El viejo truco de mostrar algo diferente para que siga siendo lo mismo. Esta película, en cambio, tiene bastante más mala leche. Hay escenas sentimentaloides que chirrían un poco con el resto del cuadro, pero el ambiente general se parece más a un capítulo de Los Simpsons (de los viejos) que a "Shrek". Roja está lejos de ser una heroína de cuento de hadas, y su buen corazón está debajo de una sólida actitud de púdrete que congela. El Lobo es, de lejos, uno de los mejores personajes, ni héroe ni villano, y cuando se explican sus motivos queda como el rey. El Leñador es simplemente desopilante. Y la Abuela es un delirio absoluto.
- Secundarios absolutamente queribles. ¿Han notado ustedes como en las películas animadas, para cubrir lo inane de los protas, les ponen secundarios de lujo que se roban todo el rollo? (Scratchy, ahí te hablan). Este no es el caso. Los secundarios son muy simpáticos, pero están para ACOMPAÑAR a los protas, no para suplantarlos en los mimos del público. ¡Y vaya que lo hacen! Ya mencionamos al oso estomacoso, a los puerquitos cobardes, y a la rana pseudoBogart, pero no hemos pasado revista al conejillo saltaaquísaltaallá, a la ardilla hipercafeinada, a la iguana que rueda spots comerciales, y a la delirante cabra campirana. Grandes secundarios para grandes protagonistas, en suma.
- La estructura elegida para contar la historia hace el milagro. Vemos los cuatro testimonios de los cuatro protagonistas, y por lo tanto vemos la historia según cada uno de ellos. De esta manera, descubrimos la larga cadena de malos entendidos (algunos de buena fe, y otros con un toque de genio diabólico) que llevan hasta la situación del origen de la historia. Escenas aparentemente inocentes al comienzo de la película, revelan tener un sentido a medida que se ven desde otra perspectiva. Y resulta impagable el chiste en el cual vemos el testimonio de Roja y la oímos cantar y ser ayudada por los picaflores a volar por el aire con su bicicleta como una escena llena de magia, y después al ver el testimonio del Lobo revemos la misma escena desde afuera, y descubrimos toda su ñoñería (y por si el mensaje no queda claro, el detective rana comenta después algo así como que de ahí no se saca nada, salvo un cargo por vuelo ilegal de bicicletas)...
- La animación no es, ni con mucho, brillante. A decir verdad, se ve bastante esquemática, y por momentos parece retrotraerse a los tiempos de "Toy Story". Pero, ¡ojo! Al no estar potenciada al máximo la animación (con lo que se ahorraron un chuntún de presupuesto), la historia descuella más. Incluso ayuda a que la película se vea más vaga e irreal... más como tomadura de pelo a los cuentos de hadas, vamos. A veces, menos es más (¡Hollywood, cuando aprenderás!).
- Sé que todo lo escrito anteriormente suena vago y poco ilustrativo. Créanme, es mejor que sea así. No puedo adelantar más y develar una trama que, pues bien... Sí, estamos frente a una película no excesivamente predecible (no diremos "impredecible" porque yo descubrí el misterio pasados 20 minutos de cinta, pero en fin)... Véanla, y se llevarán una grata sorpresa. Palabra de General Gato, quien esto maulla.
IDEAL PARA: Ver una sátira de los cuentos clásicos de siempre, pero que esta vez va en serio.
domingo, 6 de mayo de 2007
"Depredador 2" (1990).
-- "Predator 2". Estados Unidos. Año 1990.
-- Dirección: Stephen Hopkins.
-- Actuación: Kevin Peter Hall, Danny Glover, Gary Busey, Rubén Blades, María Conchita Alonso, Bill Paxton, Robert Davi, Adam Baldwin, Kent McCord, Morton Downey Jr., Calvin Lockhart, Steve Kahan, Henry Kingi, Corey Rand, Elpidia Carrillo.
-- Guión: Jim Thomas y John Thomas.
-- Banda Sonora: Alan Silvestri.
-- "Depredador 2" en IMDb.
-- "Depredador 2" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Los Angeles, en el futuro cercano de 1997 (la película es de 1990, ¿OK?). Durante una onda de calor, todos los desquiciados del futuro se dedican a matarse alegremente a tiros. La policía recurre a los métodos de costumbre: escuadrón antimotines, tanquetas en las calles, etcétera. En uno de los tiroteos más duros, cerca de un, ejem, "polvorín no autorizado", el Lugarteniente Harrigan ingresa por el clásico método de la brutalidad masiva, sólo para descubrir que alguien se anticipó y masacró a los yonkies armamentistas. Un escuadrón de investigación del FBI hace acto de presencia, ordena que el asunto no se investigue por la policía común y de a pie, y como suele suceder, el poli Harrigan y sus bosses toman caminos separados: Harrigan quiere seguir investigando, pero los jefazos deciden tratar de cuidarse el culo, y lamen alegremente las patitas del chico FBI. Luego, la pandilla rival de la primera aparece también masacrada en circunstancias un tanto extrañas. A estas alturas del partido Harrigan está maás que mosqueado, en particular contra los tipazos del FBI. Quiere pillar al asesino a cómo dé lugar, aunque si supiera algo de éste, quizás se lo pensaría dos veces. Porque el one ugly motherfucker que hizo salame con los chicos malos no es de este mundo, es un depredador, y no está dispuesto a detenerse por una minucia como los buenos sentimientos de sus presas de caza, los humanitos.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Como suele suceder, ante un cambio de época masivo la gente no ajusta de inmediato sus relojes, sino que sigue con la inercia de la época anterior. Pasó con la caída del Imperio Romano, pasó con la independencia de Latinoamérica, y pasó con el final de esa gloriosa época para el cine que fueron los '80s. Hasta harto más allá de 1990 siguieron haciéndose pelis con vocación '80s, y "Depredador 2" es una de ellas, hecha con todo mimo y amor para tratar de seguir adelante la franquicia inagurada con el "Depredador" de 1987. Para desgracia de la Fox, hubo un churro de problemas. Le preguntaron a John McTiernan si se dignaría de realizar la segunda parte, ya que tan bien lo había hecho con la primera (y también considerando que en el intertanto había rodado "Duro de matar"), y éste prefirió marcharse a rodar "La caza del Octubre Rojo". OK... Al menos nos queda Schwarzenegger, ¿cierto? Le preguntaron "oye, Chuarzi, ¿quieres hacer otra de Depredador?", a lo que éste dijo "pásenme el guión y hablamos", después de lo cual dijo "¿Hacerla en una ciudad? ¡Están locos! ¡Qué idea tan puñeteramente mala!" (era una idea puñeteramente mala, en efecto, como se comprobó después). OK... Nos resignamos entonces a que la dirija Stephen Hopkins... ¿quién dice usted, Mi General Gato? Stephen Hopkins, ya saben, el chico "maravilla" tras "Perdidos en el espacio", "Bajo sospecha" y "Lluvia de fuego" (dicen que la de Peter Sellers del 2004 es buena, pero no la hemos podido ver aún), y que en ese tiempo era ampliamente conocido (es un sarcasmo) por ¡"Pesadilla V"! Resulta curioso que a pesar de todo esto, la peli haya resultado medianamente buena, aunque probablemente la primera, la clásica, sea la mejor, ya que ésta no consigue despegarse de su carácter de secuela, para ascender con alas propias.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Salvando el ver un 1997 muy '80s (¡y es que en el 1997 de verdad la gente no se mataba en las calles, sino que estaba preocupado si la Lewinski se lo había mamado o no a Mi Querido Presidente!), es una pieza de acción medianamente aceptable. Tarda en partir una eternidad, pero cuando por fin viene lo bueno, o sea, la carnaza entre el depredador y el humanito que debe decir aquello de "you are a one..." etcétera, viene bien. La batalla final está un poco larga, pero cumple con creces, en particular considerando que los guionistas trataron de encorsetar el argumento del segundo filme, dentro del rígido esquema de la primera, con alusión a la bombita final y todo.
-- Puede decirse que en este filme empieza a construirse la mitología de los depredadores. La primera era una narración lineal y, por qué no decirlo, no excesivamente informativa. En esta segunda vemos más cosas, muchas más cosas, incluyendo parte del "código ético" de los cazadores depredadores, así como bastante más tecnología, no necesariamente de armamentos.
-- La idea de poner más "héroes" contra los depredadores es interesante y funciona bien. Se suponía que el cabrón del FBI que trata de cagarse en el poli bueno iba a ser Dutch, el personaje de Schwarzenegger interpretó en la primera, reconvertido en investigador de alienígenas, pero como Arnie dijo NO, pues bien, tuvieron que introducirle modificaciones al concepto. Lástima, porque de esa manera hubiera quedado muy bueno y creíble (no como la Teniente Ripley, que con tal de tenerla en los Aliens, la tienen que poner en la historia de maneras cada vez más increíbles para que le toque la mala suerte de ser... bueh, lo que es, Ripley la Cazavampir... la Cazaaliens, perdón).
-- Nada de mierdica romántica. Es una de acción, caramba, no se trata de andar mostrando presas femeninas. En ese sentido, la elección de María Conchita Alonso como personaje femenino resultó crucial, un casting mucho más afortunado que poner a Danny Glover de prota (¿alguien se cree que ese mequetrefe es capaz de doblarle la mano a una panda de depredadores? ¡Y yo soy San Pedro Nolasco!). ¡Se suponía que Danny Glover era el COMPAÑERO del prota Mel Gibson en la de "Arma mortal" (y secuelas)!
IDEAL PARA: Ver una secuela digna, y un poco de mitología al estilo siglo XX (alienígenas, futuro cercano ultraviolento, etcétera).
"Depredador" (1987).
-- "Predator". Estados Unidos. Año 1987.
-- Dirección: John McTiernan.
-- Actuación: Arnold Schwarzenegger, Carl Weathers, Elpidia Carrillo, Bill Duke, Jesse Ventura, Sonny Landham, Richard Chaves, R.G. Armstrong, Shane Black, Kevin Peter Hall.
-- Guión: Jim Thomas y John Thomas.
-- Banda Sonora: Alan Silvestri.
-- "Depredador" en IMDb.
-- "Depredador" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Dutch llega a una jungla de un país indeterminado, que bien podría ser cualquiera desde Brasil hasta El Salvador. Allí se encuentra con un viejo amiguete que lo ha llamado para una misión muy especial, un rescate en medio de la jungla. A pesar de ser un boina verde, Dutch en el fondo es un tipo de buen corazón, y verán, él no es un asesino ni mata porque sí, así es que selecciona muy bien las misiones que acepta. Por lo que empieza a fastidiarse cuando descubre algunas inconsistencias en la historia de su amiguete, inconsistencias relativas a que podría ser otra de "esas misiones", ya saben, de carnaza, masacre y saqueo (esto se va pareciendo a una partida de rol). Las cosas se ponen aún más feas cuando aparece un puñado de boinas verdes desaparecidos en la jungla, y aparecen despellejados y colgados como reses en un matadero, y, pues bien, ¿quién diablos es capaz de hacerle eso nada menos que a todo un boina verde? La respuesta: un tipo muy espantoso que, además, es invisible y busca a sus presas por medio de infrarrojos, y que para colmo es extraterrestre. Ahora, los humanitos son la presa, y tendrán que apañárselas para sobrevivir.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Los '80s son inseparables del pelo escarmenado, la música synth-pop, los computadores Atari... y Arnold Impronunciablenegger, grande y único en su tipo. Un buen día, alguien dijo que el único que le faltaba por pelearse con Rocky Balboa en las pelis de Rocky era E.T. el Extraterrestre. Y bien, cabía también lo mismo decir sobre Arnie, así es que ¿por qué no poner a Conan el Terminator en liza contra un extraterrestre virtualmente indestructible? Pergueñaron un guión más o menos a la rápida, calcado de manera más o menos palmaria del "Alien" de Ridley Scott, y parieron a esta criatura, que resultó tan exitosa que dio para una secuela ("Depredador 2"), y después incluso un cross over con la saga de Alien, precisamente ("Alien contra Depredador", y la eventual "Alien contra Depredador 2" que viene).
¿POR QUÉ VERLA?
-- Es una de las "primeras puntas" del extenso ciclo conformado por las sagas de Alien y Depredador, ahora combinadas por "Alien contra Depredador". En ese sentido, es la presentación del personaje (de la raza, mejor dicho) de los depredadores.
-- Es una clásica de Arnold Schwarzenegger, con todo el estilo chulesco y autoparódico de éste. Y es que digan lo que digan, ya no hacen pelis de acción como en los '80s, en donde las cosas eran simples, el conteo de muertos no importaba, y todo se hacía de manera más naturalista con los FXs de toda la vida, y no con CGI. Además, en ese tiempo las hacían de "acción/CF", y en eso Schwarzie era el rey ("Terminator", "Running Man", "El vengador del futuro").
-- John McTiernan. Eternamente asociado su nombre a "Duro de matar", se olvida con facilidad que fue el hombre detrás de este otro gran clásico, así como de filmes menores, pero con cierto empaque, como son "El último héroe en acción" o "Trece guerreros" (por no mencionar la sólida "La caza del Octubre Rojo"). Puesto frente a un guión que calcaba al pelo la idea de Alien (puñado de tipos cuyas vidas no le importan a nadie, puestos en un medio cerrado y hostil, y acosados por un monstruo alienígena), se las apañó para crear una pieza de acción pura y dura, que no decae en ningún minuto, que consigue transmitir la sensación del miedo al espectador, y que presiona hasta el lógico e inexorable choque final.
-- Dicen que los mejores conceptos, son los simples. Y el de "Depredador" es desconcertamente sencillo. La cuestión es: ¿qué pasaría si los papeles se invirtieran, en una cacería? ¿Qué pasaría si el ser humano estuviera solo en una jungla y sin armas, y el tigre tuviera contra nosotros una fusilería entera con la cual acosarnos y cazarnos? En este caso no es un tigre sino una raza extraterrestre, pero el efecto es más o menos el mismo. Ya saben, puro KISS (Keep It Simple, Stupids)...
-- "You're one ugly motherfucker"... Pasó a la historia, y fue homenajeado/citado/parodiado en "Depredador 2" y "Alien contra Depredador" (con el resultado obvio y previsible, de que la frase se ha ido devaluando, aunque el original sigue teniendo brillo propio).
IDEAL PARA: Ver una de acción en empaque de Ciencia Ficción, sólida como una casa.
miércoles, 2 de mayo de 2007
"Carrera, el príncipe de los caminos" (2007)
"Carrera, el príncipe de los caminos". Dirigida por Cristián Galaz. Protagonizada por Diego Casanueva, Javiera Díaz de Valdés, Sebastián Layseca, Daniel Muñoz. Chile. Año 2007.
¿De qué se trata?
"Doña Javiera Carreeeera bailaba la resfalosa... vamos a ver la Patria que nace, vamos a ver, vamos a veeeeeer...". Lo siento, no pude resistir la tentación de poner esa tonada popular chilena. Pero ahora, al grano. Es el año 1811. Los valientes y heroicos patriotas chilenos están divididos. Algunos quieren un gobierno moderado y mamón. Pero otros, los valientes, los de pelo en pecho, como José Miguel Carrera, quieren nada menos que LA LIBERTAD, para darle a los españoles por el culo y quedarse con todo el cotarro, por supuesto (la segunda parte no se dice en voz alta, claro está, por aquello del decoro político, el servicio público, el desinterés personal, etcétera). Pero José Miguel Carrera resulta tener más entusiasmo que habilidad militar, fracasa en el asedio de Chillán, y finalmente, cuando los realistas invaden Santiago, tiene que emigrar al otro lado de Los Andes, a Mendoza. Principia ahí su calvario, porque Carrera tiene la mala idea de andar de genio por la vida, sin percatarse de que Chile ya tiene amo, en forma de una tenebrosa mafia llamada la Logia Lautarina, y que quienes no son bendecidos con la pertenencia a la Masonería no tienen nada que hacer en el gobierno de la Patria, y la democracia al carajo (miren lo poco que ha cambiado Chile en casi 200 años). Convence a los yankis, a punta de doloridas chúplicas, que le dejen partir con una expedición, y...
El espíritu de los tiempos.
El gobierno de José Miguel Carrera, o mejor dicho la dictadura de Carrera, es uno de los períodos más complicados de la historia chilena. ¿Qué demonios pretendía Carrera en verdad? La cuestión no está zanjada, porque como resultaron vencedores sus adversarios los o'higginistas, partidarios de Bernardo O'Higgins, el retrato que nos han legado de Carrera es, como mínimo, tenebroso. Parece ser cierto que Carrera era un pijo de la socialité, y que se arropó con los colores de la libertad para justificar su propia ambición personal, pero eso no lo hace peor que los de la Logia Lautaro, que hicieron más o menos lo mismo, pero coludidos los unos con los otros, y con mejores resultados por ello. Quizás su crimen capital no fue ser ambicioso, sino el no disimularlo, como O'Higgins y San Martín. Asombrosamente, hay ciertos círculos historiográficos que aún hoy se dicen carrerinos, y siguen adelante una polémica, bastante artificial por cierto, con los llamados o'higginianos, y que a ningún chileno con deuda hipotecaria a 20 años (o sea, casi todos) realmente le interesa. Para darles gusto, había entonces que meter en el proyecto de "Héroes, la gloria tiene su precio", después de "O'Higgins, vivir para merecer su nombre", una biografía de Carrera, para compensar. Y tenemos aquí el... ejem... resultado.
¿Por qué verla?
- ¿Diremos que por ser una adaptación histórica de un personaje clave en la independencia chilena? Veamos. En todo biopic, la clave es tener un biografiado con una vida in crescendo, que termine con algo grande, con un reventón final. Rodar la vida de Aníbal el Cartaginés, por ejemplo, no tiene gracia, porque muy importante habrá sido él (¡estuvo a punto de tumbar a Roma, la de HBO!), pero el momento cumbre de su carrera es el cruce de los Alpes con los elefantes, y eso está al comienzo de su campaña militar, y el resto es una lata de indecisiones y derrotas sin mucho gusto. En cambio, la de Jesús es fácilmente adaptable, porque termina a lo grande, con una bonita crucifixión y resurrección. Y ya ven, hay más versiones de la vida de Jesús que de la de Aníbal (por eso, y por otras razones, ejem). La de José Miguel Carrera se parece más a la de Aníbal que a la de Cristo, porque después del cruce de los Andes en 1814, Carrera fue descendiendo de patriota chileno a refugiado en Mendoza, de refugiado en Mendoza a mendigo en Estados Unidos, y de mendigo en Estados Unidos a forajido en la pampa. Por cierto, bautizar a un mijochulo de la aristocracia santiaguina que descendió a montonero pampino como "Príncipe de los caminos" tiene delito, porque más maricón no puede sonar; cuando quiera dejar la redacción de Cine 9009 y pararme en la calle como puto gay, me voy a trasvestir con el nombre comercial de "Príncipe de los caminos" para agarrar clientela. En fin, volviendo a Carrera, a la dificultad de material inicial se suma un guión que, digámoslo derechamente, es una putada. Parte con una escena supuestamente muuuuu profunda en la que vemos a un escorpión matarse a sí mismo, y después nos mostrarán a ese dichoso escorpión majaderamente una y otra vez, para que hasta el espectador más tonto se entere de que Carrera era un autodestructivo (los más inteligentes ya lo habíamos notado). Luego entramos en plena dictadura de Carrera, con lo que nos escamotean algo tan sucio como que Carrera llegó a ser dictador a punta de dos golpes de estado consecutivos, algo que podría desteñirlo como héroe (y la serie se llama "Héroes, la gloria tiene su precio", ¿no?). Con lo que si sabes de historia chilena entiendes y te defiendes con el in media res, pero si no, mala suerte, carajo. El guión pasa a matacaballo algunas peripecias militares, para darle algo de espectacularidad al asunto, pero tan rápido que no alcanza a generar tensión. Luego, a mitad de historia, el asunto cobra vuelo porque vemos al Carrera más íntimo, con problemas familiares, etcétera. Pero luego, cuando Carrera desciende a jefe de montoneras, el asunto se alarga tediosamente otra vez, hasta llegar a un final literal a los textos de historia, que trata de remontar el timbre heroico, pero sin resultados. Y fin. Pasemos en puntillas por el derroche que significa no haber mostrado a Javiera Carrera en pantalla, por haber escamoteado una escena tan vendedora como era el fusilamiento de Juan José Carrera y Luis Carrera (sabemos que mueren cuando le cuentan la noticia a su hermano José Miguel, y punto), por no haber aprovechado de mostrarle como un libertario hablando con Fray Camilo Henríquez sobre "La Aurora de Chile", por haber pasado a la carrerita por el primer escudo patrio y por la libertad de vientres, por no haber aprovechado el momento de tensión dramática, militar y épica que fue el asedio de Chillán... O sea, que a pesar de lo difícil del material histórico de base, había zapallos con los cuales hacer sopaipillas, y si éstas no resultaron no fue por culpa del vegetal, sino de los que organizaron la fritanga.
- La gente... Qué decir de ellos, están realmente fatal. Cristián Galaz, otrora niño prodigio del cine chileno, que se apuntó un tanto con "El Chacotero Sentimental" y que después andaba reclamando que los piratas de DVD le arruinaban el negocio, y que se fue lentamente por el despeñadero con la teleserie "Hippies" (no, no se llamaba "Hippies, la marijuana tiene su precio"), acá terminó de estrellarse. Y no nos alegramos, porque Cristiancito tenía talento, así es que nuestros mejores parabienes para que se levante y nos brinde algo mejor para la próxima. Diego Casanueva, por su parte, compone un José Miguel Carrera chulo y prepotente, lo que le resulta bastante bien, pero se le olvida además darle un lado humano, y las escenas con su esposa tienen nula química. Daniel Muñoz se roba la película otra vez en sus escasas apariciones como un San Martín fatuo y displiscente, repitiéndose el plato con el personaje desde "O'Higgins, vivir para merecer su nombre", y además tiene los mejores diálogos, pero es demasiado poco para salvar el dinero pagado (¿cuál? Lo exhibieron en televisión abierta, y yo no voy a ir corriendo a comprarme el DVD). En resumen, la vida de Carrera fue un lento hundimiento, y este biopic sobre Carrera también, lo que es una lástima, porque de que se esforzaron, se esforzaron.
IDEAL PARA: Chicas a quienes les caliente Diego Casanueva, y fanáticos completistas de "Héroes, la gloria tiene su precio" (eso sería frikada, y no la de los starwaseros).
¿De qué se trata?
"Doña Javiera Carreeeera bailaba la resfalosa... vamos a ver la Patria que nace, vamos a ver, vamos a veeeeeer...". Lo siento, no pude resistir la tentación de poner esa tonada popular chilena. Pero ahora, al grano. Es el año 1811. Los valientes y heroicos patriotas chilenos están divididos. Algunos quieren un gobierno moderado y mamón. Pero otros, los valientes, los de pelo en pecho, como José Miguel Carrera, quieren nada menos que LA LIBERTAD, para darle a los españoles por el culo y quedarse con todo el cotarro, por supuesto (la segunda parte no se dice en voz alta, claro está, por aquello del decoro político, el servicio público, el desinterés personal, etcétera). Pero José Miguel Carrera resulta tener más entusiasmo que habilidad militar, fracasa en el asedio de Chillán, y finalmente, cuando los realistas invaden Santiago, tiene que emigrar al otro lado de Los Andes, a Mendoza. Principia ahí su calvario, porque Carrera tiene la mala idea de andar de genio por la vida, sin percatarse de que Chile ya tiene amo, en forma de una tenebrosa mafia llamada la Logia Lautarina, y que quienes no son bendecidos con la pertenencia a la Masonería no tienen nada que hacer en el gobierno de la Patria, y la democracia al carajo (miren lo poco que ha cambiado Chile en casi 200 años). Convence a los yankis, a punta de doloridas chúplicas, que le dejen partir con una expedición, y...
El espíritu de los tiempos.
El gobierno de José Miguel Carrera, o mejor dicho la dictadura de Carrera, es uno de los períodos más complicados de la historia chilena. ¿Qué demonios pretendía Carrera en verdad? La cuestión no está zanjada, porque como resultaron vencedores sus adversarios los o'higginistas, partidarios de Bernardo O'Higgins, el retrato que nos han legado de Carrera es, como mínimo, tenebroso. Parece ser cierto que Carrera era un pijo de la socialité, y que se arropó con los colores de la libertad para justificar su propia ambición personal, pero eso no lo hace peor que los de la Logia Lautaro, que hicieron más o menos lo mismo, pero coludidos los unos con los otros, y con mejores resultados por ello. Quizás su crimen capital no fue ser ambicioso, sino el no disimularlo, como O'Higgins y San Martín. Asombrosamente, hay ciertos círculos historiográficos que aún hoy se dicen carrerinos, y siguen adelante una polémica, bastante artificial por cierto, con los llamados o'higginianos, y que a ningún chileno con deuda hipotecaria a 20 años (o sea, casi todos) realmente le interesa. Para darles gusto, había entonces que meter en el proyecto de "Héroes, la gloria tiene su precio", después de "O'Higgins, vivir para merecer su nombre", una biografía de Carrera, para compensar. Y tenemos aquí el... ejem... resultado.
¿Por qué verla?
- ¿Diremos que por ser una adaptación histórica de un personaje clave en la independencia chilena? Veamos. En todo biopic, la clave es tener un biografiado con una vida in crescendo, que termine con algo grande, con un reventón final. Rodar la vida de Aníbal el Cartaginés, por ejemplo, no tiene gracia, porque muy importante habrá sido él (¡estuvo a punto de tumbar a Roma, la de HBO!), pero el momento cumbre de su carrera es el cruce de los Alpes con los elefantes, y eso está al comienzo de su campaña militar, y el resto es una lata de indecisiones y derrotas sin mucho gusto. En cambio, la de Jesús es fácilmente adaptable, porque termina a lo grande, con una bonita crucifixión y resurrección. Y ya ven, hay más versiones de la vida de Jesús que de la de Aníbal (por eso, y por otras razones, ejem). La de José Miguel Carrera se parece más a la de Aníbal que a la de Cristo, porque después del cruce de los Andes en 1814, Carrera fue descendiendo de patriota chileno a refugiado en Mendoza, de refugiado en Mendoza a mendigo en Estados Unidos, y de mendigo en Estados Unidos a forajido en la pampa. Por cierto, bautizar a un mijochulo de la aristocracia santiaguina que descendió a montonero pampino como "Príncipe de los caminos" tiene delito, porque más maricón no puede sonar; cuando quiera dejar la redacción de Cine 9009 y pararme en la calle como puto gay, me voy a trasvestir con el nombre comercial de "Príncipe de los caminos" para agarrar clientela. En fin, volviendo a Carrera, a la dificultad de material inicial se suma un guión que, digámoslo derechamente, es una putada. Parte con una escena supuestamente muuuuu profunda en la que vemos a un escorpión matarse a sí mismo, y después nos mostrarán a ese dichoso escorpión majaderamente una y otra vez, para que hasta el espectador más tonto se entere de que Carrera era un autodestructivo (los más inteligentes ya lo habíamos notado). Luego entramos en plena dictadura de Carrera, con lo que nos escamotean algo tan sucio como que Carrera llegó a ser dictador a punta de dos golpes de estado consecutivos, algo que podría desteñirlo como héroe (y la serie se llama "Héroes, la gloria tiene su precio", ¿no?). Con lo que si sabes de historia chilena entiendes y te defiendes con el in media res, pero si no, mala suerte, carajo. El guión pasa a matacaballo algunas peripecias militares, para darle algo de espectacularidad al asunto, pero tan rápido que no alcanza a generar tensión. Luego, a mitad de historia, el asunto cobra vuelo porque vemos al Carrera más íntimo, con problemas familiares, etcétera. Pero luego, cuando Carrera desciende a jefe de montoneras, el asunto se alarga tediosamente otra vez, hasta llegar a un final literal a los textos de historia, que trata de remontar el timbre heroico, pero sin resultados. Y fin. Pasemos en puntillas por el derroche que significa no haber mostrado a Javiera Carrera en pantalla, por haber escamoteado una escena tan vendedora como era el fusilamiento de Juan José Carrera y Luis Carrera (sabemos que mueren cuando le cuentan la noticia a su hermano José Miguel, y punto), por no haber aprovechado de mostrarle como un libertario hablando con Fray Camilo Henríquez sobre "La Aurora de Chile", por haber pasado a la carrerita por el primer escudo patrio y por la libertad de vientres, por no haber aprovechado el momento de tensión dramática, militar y épica que fue el asedio de Chillán... O sea, que a pesar de lo difícil del material histórico de base, había zapallos con los cuales hacer sopaipillas, y si éstas no resultaron no fue por culpa del vegetal, sino de los que organizaron la fritanga.
- La gente... Qué decir de ellos, están realmente fatal. Cristián Galaz, otrora niño prodigio del cine chileno, que se apuntó un tanto con "El Chacotero Sentimental" y que después andaba reclamando que los piratas de DVD le arruinaban el negocio, y que se fue lentamente por el despeñadero con la teleserie "Hippies" (no, no se llamaba "Hippies, la marijuana tiene su precio"), acá terminó de estrellarse. Y no nos alegramos, porque Cristiancito tenía talento, así es que nuestros mejores parabienes para que se levante y nos brinde algo mejor para la próxima. Diego Casanueva, por su parte, compone un José Miguel Carrera chulo y prepotente, lo que le resulta bastante bien, pero se le olvida además darle un lado humano, y las escenas con su esposa tienen nula química. Daniel Muñoz se roba la película otra vez en sus escasas apariciones como un San Martín fatuo y displiscente, repitiéndose el plato con el personaje desde "O'Higgins, vivir para merecer su nombre", y además tiene los mejores diálogos, pero es demasiado poco para salvar el dinero pagado (¿cuál? Lo exhibieron en televisión abierta, y yo no voy a ir corriendo a comprarme el DVD). En resumen, la vida de Carrera fue un lento hundimiento, y este biopic sobre Carrera también, lo que es una lástima, porque de que se esforzaron, se esforzaron.
IDEAL PARA: Chicas a quienes les caliente Diego Casanueva, y fanáticos completistas de "Héroes, la gloria tiene su precio" (eso sería frikada, y no la de los starwaseros).