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jueves, 24 de mayo de 2007
"Sunshine: Alerta solar" (2007).
-- "Sunshine". Inglaterra. Año 2007.
-- Dirección: Danny Boyle.
-- Actuación (¡cabe el elenco COMPLETO Y CON SECUNDARIOS aquí!): Paloma Baeza, Rose Byrne, Chipo Chung (como la voz de Icarus), Cliff Curtis, Chris Evans, Troy Garity, Archie Macdonald, Sylvia Macdonald, Cillian Murphy, Hiroyuki Sanada, Mark Strong, Benedict Wong, Michelle Yeoh.
-- Guión: Alex Garland.
-- Banda Sonora: John Murphy.
-- "Sunshine: Alerta solar" en IMDb.
-- "Sunshine: Alerta solar" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Es el futuro cercano. O al menos eso debemos suponer, porque no se ve nada de lo que el cine nos suele pasar como futuro cercano (grandes corporaciones, contaminación, corrupción política, etcétera). El Sol está agonizando, la vida en la Tierra está por irse al carajo (al congelado carajo), y sólo un potente bebé nuclear podrá reactivarlo. Siete años antes, una misión llamada Icarus viajó hasta el Sol para darle un nucleón por el trasero, pero algo salió mal, nadie sabe qué, se perdió la comunicación, y el Sol siguió enfriándose. Por tanto, ahora viaja una nueva aguerrida tripulación, el Icarus II, como última oportunidad. Literalmente, porque con la bomba del Icarus II se acabaron todos los materiales fisionables de la Tierra, y por ende, de fallar esta misión, no hay otra. El problema es que pasando el límite a partir del cual ya no hay más comunicaciones con la Tierra debido a la magnetósfera del Sol (y por ende, estando absolutamente solos), aparece una señal que hace rebote en el núcleo de hierro del planeta Mercurio. ¡Es el Icarus I! Viene entonces el inevitable debate sobre qué hacer, si seguir de largo y tentar la misión, o arriesgarse a un encuentro con la otra nave. El físico, encargado de detonar la bomba, recomienda que es mejor tener dos chancacazos nucleares en vez de uno, sólo por si algo saliera mal. De manera que deciden desviar al Icarus II de trayectoria para interceptar al Icarus I y descubrir si hay supervivientes que hubieran podido radiar la señal. El encargado de la navegación entonces desvía manualmente la nave, y... ¡ups! ...algo sale mal. Muy mal. Terriblemente mal. Tan mal, que requiere una caminata espacial que, por supuesto, pondrá en riesgo no sólo a los caminantes del cosmos, para qué te quiero cosmos, sino también a la propia Icarus II, por no hablar del Sol y del futuro de la Humanidad...
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
El tema de la catástrofe mundial es viejísimo (ya en el año 1910, o cerca si la memoria no me falla, el francés J.H. Rosny Aîné escribía un relato llamado "La muerte de la Tierra"), pero en las últimas décadas y años ha cobrado especial fuerza, por aquello de que en el 2000 se acababa el mundo, y venía el armagedón, y yabah dabah dabah. Y es que si uno mira alrededor, hay un surtido completo de productos del Juicio Final, desde la catástrofe biotecnológica hasta el tortazo masivo nuclear. No es raro entonces que Danny Boyle, director especializado en personajes llevados hasta el límite ("Trainspotting", "La playa", "Exterminio"), se haya interesado en el límite máximo para cualquier argumento fílmico o literario, cual es un peligro que amenace a la totalidad de la vida sin excepciones de ninguna clase. En cierta medida, puede considerarse a "Sunshine" como la respuesta fílmica inglesa a las superchupiheroicas y hollywoodenses pelis de catástrofes estilo "Armagedón" e "Impacto profundo", que se permite levantar cabeza en estos tiempos de decadencia del rudo discurso estilo George W. Bush "los iremos a sacar de sus madrigueras". Y es que los ingleses siempre han tenido ese instinto fifí para la ironía en el momento justo (es decir, un segundo dspués de que era necesaria)...
¿POR QUÉ VERLA?
-- Partamos con las críticas que califican a "Alerta solar" como la grandiosa inaguración de la ciencia ficción del nuevo milenio o algo parecido. Son los mismos que en su día dijeron que "Trainspotting" era el non plus ultra del cine de rebelión adolescente, y miren ustedes, una década después casi nadie se acuerda de ella. Aunque seamos justos, sin ser la octava maravilla del mundo cinematográfico actual, Boyle ha conseguido el casi imposible de que cada una de sus películas sea una pequeña joyita, no tanto por los temas que toca (varios de ellos, reciclados de películas más antiguas, que en este caso son "2001: Odisea del Espacio" y "Alien"), sino por el enfoque más serio y compuesto, pero también humano (inglés, en definitiva), que le entrega a sus temas. ¿Es tan grandiosa como dicen? No. ¿Es original? No. ¿Representa el siguiente paso en materia de innovación estética? No. ¿Entretiene? Sí. ¿Mantiene la tensión? Sí. ¿Se ve realista y evita ser otro blockbuster de Hollywood? Categóricamente sí. Quizás sea un poco abusivo pedir más, después de todo, considerando lo que cuesta parir algo bueno en el cine por estos días...
-- La premisa de la película hubiera podido dar para otro blockbuster estilo "Armagedón" o "Impacto profundo", por nombrar dos pelis de tipo "vaqueros espaciales salvando a la Tierra con heroísmo explosivo", en donde lo bonito de la explosión prima sobre la verosimiltud científica. Pero no es el caso. La parte científica está relativamente bien tratada, para el nivel corriente de Hollywood, sin recurrir a la inoportuna tormenta de asteroides que moverá la nave de un lado a otro, o los típicos "campos morfogravitacionales cuánticos" u otra chorrada pseudocientífica para salvar el día; por supuesto que el fascismo paracientífico de sitios como Malaciencia nunca van a estar conformes, pero ellos qué saben; después de todo los científicos contribuyen a la Humanidad permitiéndonos a los blogueros como su seguro servidor el General Gato vivir hasta los 80 años, y proporcionándonos herramientas para postear sitios tan buenos como Cine 9009, y el resto es agua de borrajas. Con un poco de ciencia aceptablemente buena, está bien. La idea de una nave diseñada con un escudo contra el Sol es brillante, se respetan conceptos como la idea de que el medio ambiente debe reciclarse al interior de una nave, cada tripulante tiene algo que hacer y no está puesto ahí con afán Star Trek de ser sólo la baja del día, y no se gastan haciendo una nave de estética tan bonita como inútil. ¿Se puede pedir más?
-- La historia está exprimida al máximo. Los viajeros de la Icarus II no son chulohéroes de tres al cuarto que plantan cara a la muerte con el estoicismo que el guionista paniaguado por los grandes estudios le infunden, sino que son personas (seres humanos normales de carne y hueso, leáse) altamente calificados y entrenados y por eso los mejores para su trabajo, pero que en definitiva, como humanos que son, pueden meter la pata (y a veces en grande), verse sobrepasados por la tensión, tener momentos de debilidad y aún de cobardía, y ser incapaces de hacer lo más lógico por pruritos morales o emocionales, todas cosas que son ajenas al común de los héroes hollywoodenses. Parte de la gracia de esta película es que si los personajes hicieran lo lógico y lo correcto, ésta se habría acabado en cinco minutos, porque en estricto rigor, no hay villanos en esta película, y el personaje que mejor podría amoldarse a ese perfil, tiene buenos motivos para actuar de la manera en que lo hace. Por cierto que los personajes están servidos, quizás no con actuaciones estatuarias, pero sí competentes y eficaces. Michelle Yeoh ("El mañana nunca muere", "El tigre y el dragón", "Memorias de una geisha") y Chris Evans ("Los Cuatro Fantásticos", concretamente la Antorcha Humana) hacen lo justo y preciso, pero a cambio, Hiroyuki Sanada está meridianamente bien como el capitán de la nave (fue el japonés medio misterioso de "La Condesa Blanca" y actuó también en "El último samurai", "Ringu" y "Ringu 2"). En cuanto a Cillian Murphy, qué decir... digamos que se pasea su cara de alucinado de costumbre (como el Espantapájaros de "Batman inicia" o el chulinga de "La joven de la perla"), pero a pesar de este tic que le hace caer en el estereotipo de "héroe atormentado", sirve bien su rol.
-- Los conflictos éticos y morales que plantea la película, son enormemente peliagudos. Y en verdad, no siempre las opciones están claras. El cumplimiento de la misión implica sacrificios, y esos sacrificios deben ser hechos de manera imperativa, porque de lo contrario, no son los astronautas quienes se van al carajo en solitario, sino la Humanidad completa y en masa. Para colmo, por una vez en la historia del cine y sin que sirva de precedente, quienes deben tomar esas decisiones no son Ubermenschen mesiánicos llevando a la Humanidad más allá del Jordán hasta la Tierra Prometida, sino por el contrario, seres humanos abrumados por la carga que significa ser humano. Seguramente es aquí donde la película tiene más dientes, y en verdad muerde fuerte. Los dos primeros tercios, por lo menos (al final, deriva en un escenario más convencional de "el que tiene la razón vs. el que no la tiene", pero no todo podía ser perfecto, supongo).
-- Hay un interesante subtema filosófico que la película explota relativamente bien. Los "chicos buenos" son científicos esforzados que creen en que la habilidad y la tecnología son la clave para salvar a la Humanidad, mientras que el "chico malo" (si es que le cabe la etiqueta a ese personaje, que como ya dijimos, está parcialmente justificado) es un fanático religioso que no sólo se niega a salvar a la Humanidad, sino que positivamente cree que Dios la ha condenado y que actúa por Su Mano. Debido al auge religioso de estos días, el cine pocas veces se atreve a vulnerar la religión, y cuando lo hace, es por el lado más efectista. Pero pocas películas de estos años han puesto tan certeramente el dedo en la llaga sobre el papel que la religión cumple en nuestras vidas, y como los sacerdotes, chamanes, bonzos y ayatollahs se han convertido, de una pequeña molestia en el culo de las sociedades democráticas, en una amenaza para la paz y la convivencia humanas (acaso para su propia superviviencia). Después de todo, son hombres religiosos como Benedicto XVI, George W. Bush u Osama Bin Laden quienes amenazan a la Humanidad por estos días, y es por su culpa y responsabilidad que ha corrido toda la sangre que ha corrido en el mundo desde el 2001 hasta ahora. En la peli, no sólo se limita a unos cuantos miles: la Humanidad entera debe morir porque Dios así lo ha dispuesto. El problema es que está equivocado porque a mí, Santa Claus y el ratoncito de los dientes me han dicho otra cosa.
-- Démosle una mención al apartado estético. Este ha sido trabajado de manera bastante realista, sin concesiones al esteticismo futurista de otros filmes, de modo que la nave parece en cierta medida una versión algo más avanzada de la EEI. Claro que, midiendo el aspecto en contrario, esto la lleva a remarcar mucho su parecido con "2001: Odisea del espacio" (digan lo que digan, la idea de tener a la supercomputadora Icarus hablando está calcadita a la de HAL 9000), lo que por supuesto no le hace ningún bien. Pero volviendo a la estética, la película aprovecha la premisa del "viaje al Sol" para jugar con luces y sombras, con la idea del negro vacío infernal vs. el brillante y ardiente calor solar, y lo hace muy bien, creando impresionantes efectos de viento y plasma solar. Nunca el vacío se vio tan blanco y amarillo (en vez de negro), y curiosamente, o quizás precisamente por apartarse de la norma, se ve aún más aterrorizante.
-- La banda sonora, como típico producto Boyle, es un engendro de música electrónica semirrave, y la verdad es que funciona bien. O al menos, produce un resultado distinto a la clásica y adocenada partitura con instrumentos de cuerda y piano al estilo Howard Shore. Lo que también ayuda a hacer este filme un tanto más inquietante.
IDEAL PARA: Ver un interesante filme de ciencia ficción que no lo protagonizan mutantes futuristas ni chulohéroes con pistola láser en mano, sino científicos modernos que luchan con todo lo que tienen para cumplir con éxito su misión.
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