"An inconvenient truth". Dirigida por David Guggenheim. Protagonizada por Al Gore. Estados Unidos. Año 2006.
¿De qué se trata?
Estamos cagándola. El planeta entero está en peligro. Nuestros combustibles fósiles quemados están llevando dióxido de carbono a la atmósfera, y ese dióxido de carbono retiene el calor solar. Las temperaturas suben, y una variada gama de efectos se siguen, entre ellos que habrá tormentas titánicas, sequías más pronunciadas allí donde hay sequías, habrán menos alimentos, y la peor amenaza de todas: el derretimiento de los casquetes polares y el aumento del nivel del mar, que originará una masa de MILLONES de refugiados y un problema demográfico de proporciones mundiales y armagedónicas. Pero, ¿quién podrá evitar esto? ¡Adivinaron! Nada menos que nuestro superhéroe ecológico, Al Gore, quien desde chiquitito, mucho antes que nadie, se preocupaba del medio ambiente, trató de concientizar a las masas rebeldes que nunca lo escucharon, y después fue derrotado por el malvado George W. Bush, quien se niega a firmar el Protocolo de Kioto que tantas vidas humanas podría salvar, por no hablar de esos bellos cervatillos que, gracias a una simple firma, podrían seguir existiendo en un planeta Tierra lleno de belleza, paz y armonía.
El espíritu de los tiempos.
Resulta cuando menos curioso que en los comienzos del XXI, viviendo en medio del mundo hipervirtual, o la hiperrealidad prometida por el cyberpunk o por sesudos aburristoides como Paul Virilio (¿alguien lo lee todavía?), el documental haya experimentado un auge, con filmes como "Bowling for Columbine", "Fahrenheit 9/11", "Jesus Camp", además de filmes sobre animalitos como "Alas de supervivencia". Aprovechando el impulso dejado por Michael Moore, Al Gore descubrió el quid del asunto. Desde hace años venía impulsando campañas medioambientales que le valieron ser intensamente satirizado, desde "Pinky y Cerebro" hasta "Futurama". Tampoco el señorito Gore estaba para réplicas, ocupado como estaba en tratar de ganar y ganar elecciones. Hasta que Palpatine Bush le robó las elecciones del 2000 en la cara, con la complicidad de su hermano Jeb, y entonces Gore tuvo que dedicarse a amasar fortuna dictando conferencias sobre el calentamiento global. Y entonces alguien (o él mismo) tuvo la idea brillante: "ya que los documentales están de moda, ¿por qué no hacemos uno propio? Si las cosas van bien, quizás consigamos arrumbar a Bush, y quien sabe, después la Casa Blanca"... El resultado fue esta brillante parida, que en verdad, y realmente de verdad, mete susto sobre la cagada que estamos dejando.
¿Por qué verla?
- Esta película refiere dos historias paralelas, al más puro estilo folletín. La historia de Al Gore y de como, de ser un niño como cualquier otro, se transformó en el Ubermensch Ambientalista que le dará soluciones mesiánicas a la Tierra, carece de todo interés, como no sea el sentimentalismo blandengue para las audiencias. Pero el otro... ¡Dios mío, el otro...! Es una demoledora exposición sobre qué rayos es el efecto invernadero, y de qué manera terminará por aniquilar a la civilización humana, si seguimos dejando que un puñado de petroleras a lo "Siriana" se caguen en siete mil millones de seres humanos. Tan demoledora, que después de estrenada la película, a pesar de comenzar una fuerte campaña de desprestigio contra Al Gore (que es un señorito millonario, que su casa gasta toneladas de energía, que hizo el filme como trampolín para pelear contra Hillary y Obama), no ha salido NINGÚN desmentido sobre los datos científicos proporcionados. Y éstos son escalofriantes: glaciares que se han literalmente desvanecido en menos de un siglo, tablas de temperatura, estadísticas sobre artículos científicos a favor de la existencia de un efecto invernadero (900 y algo) y en contra (¡cero!), fotos de lo que está pasando en el Artico (árboles, casas, oleoductos y carreteras hundiéndose por haberse fundido el permafrost de abajo), etcétera. Todo razonado con una lógica despiadada y brutal.
- El sentido del humor de Gore. Hay grandes frases como "¡Hola! Yo solía ser el próximo Presidente de los Estados Unidos". O explicar el efecto invernadero con un clip extraído de un episodio de "Futurama". O reirse con ironía de los enemigos del ambientalismo.
IDEAL PARA: Cualquiera que quiera tener todavía un Planeta Tierra allá afuera el día de mañana.
¿De qué se trata?
Estamos cagándola. El planeta entero está en peligro. Nuestros combustibles fósiles quemados están llevando dióxido de carbono a la atmósfera, y ese dióxido de carbono retiene el calor solar. Las temperaturas suben, y una variada gama de efectos se siguen, entre ellos que habrá tormentas titánicas, sequías más pronunciadas allí donde hay sequías, habrán menos alimentos, y la peor amenaza de todas: el derretimiento de los casquetes polares y el aumento del nivel del mar, que originará una masa de MILLONES de refugiados y un problema demográfico de proporciones mundiales y armagedónicas. Pero, ¿quién podrá evitar esto? ¡Adivinaron! Nada menos que nuestro superhéroe ecológico, Al Gore, quien desde chiquitito, mucho antes que nadie, se preocupaba del medio ambiente, trató de concientizar a las masas rebeldes que nunca lo escucharon, y después fue derrotado por el malvado George W. Bush, quien se niega a firmar el Protocolo de Kioto que tantas vidas humanas podría salvar, por no hablar de esos bellos cervatillos que, gracias a una simple firma, podrían seguir existiendo en un planeta Tierra lleno de belleza, paz y armonía.
El espíritu de los tiempos.
Resulta cuando menos curioso que en los comienzos del XXI, viviendo en medio del mundo hipervirtual, o la hiperrealidad prometida por el cyberpunk o por sesudos aburristoides como Paul Virilio (¿alguien lo lee todavía?), el documental haya experimentado un auge, con filmes como "Bowling for Columbine", "Fahrenheit 9/11", "Jesus Camp", además de filmes sobre animalitos como "Alas de supervivencia". Aprovechando el impulso dejado por Michael Moore, Al Gore descubrió el quid del asunto. Desde hace años venía impulsando campañas medioambientales que le valieron ser intensamente satirizado, desde "Pinky y Cerebro" hasta "Futurama". Tampoco el señorito Gore estaba para réplicas, ocupado como estaba en tratar de ganar y ganar elecciones. Hasta que Palpatine Bush le robó las elecciones del 2000 en la cara, con la complicidad de su hermano Jeb, y entonces Gore tuvo que dedicarse a amasar fortuna dictando conferencias sobre el calentamiento global. Y entonces alguien (o él mismo) tuvo la idea brillante: "ya que los documentales están de moda, ¿por qué no hacemos uno propio? Si las cosas van bien, quizás consigamos arrumbar a Bush, y quien sabe, después la Casa Blanca"... El resultado fue esta brillante parida, que en verdad, y realmente de verdad, mete susto sobre la cagada que estamos dejando.
¿Por qué verla?
- Esta película refiere dos historias paralelas, al más puro estilo folletín. La historia de Al Gore y de como, de ser un niño como cualquier otro, se transformó en el Ubermensch Ambientalista que le dará soluciones mesiánicas a la Tierra, carece de todo interés, como no sea el sentimentalismo blandengue para las audiencias. Pero el otro... ¡Dios mío, el otro...! Es una demoledora exposición sobre qué rayos es el efecto invernadero, y de qué manera terminará por aniquilar a la civilización humana, si seguimos dejando que un puñado de petroleras a lo "Siriana" se caguen en siete mil millones de seres humanos. Tan demoledora, que después de estrenada la película, a pesar de comenzar una fuerte campaña de desprestigio contra Al Gore (que es un señorito millonario, que su casa gasta toneladas de energía, que hizo el filme como trampolín para pelear contra Hillary y Obama), no ha salido NINGÚN desmentido sobre los datos científicos proporcionados. Y éstos son escalofriantes: glaciares que se han literalmente desvanecido en menos de un siglo, tablas de temperatura, estadísticas sobre artículos científicos a favor de la existencia de un efecto invernadero (900 y algo) y en contra (¡cero!), fotos de lo que está pasando en el Artico (árboles, casas, oleoductos y carreteras hundiéndose por haberse fundido el permafrost de abajo), etcétera. Todo razonado con una lógica despiadada y brutal.
- El sentido del humor de Gore. Hay grandes frases como "¡Hola! Yo solía ser el próximo Presidente de los Estados Unidos". O explicar el efecto invernadero con un clip extraído de un episodio de "Futurama". O reirse con ironía de los enemigos del ambientalismo.
IDEAL PARA: Cualquiera que quiera tener todavía un Planeta Tierra allá afuera el día de mañana.
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