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domingo, 30 de agosto de 2009

"París" (2008).


-- "Paris". Francia. Año 2008.
-- Dirección: Cédric Klapisch.
-- Actuación: Juliette Binoche, Romain Duris, Fabrice Luchini, Albert Dupontel, François Cluzet, Karin Viard, Gilles Lellouche, Mélanie Laurent, Zinedine Soualem, Julie Ferrier, Olivia Bonamy, Maurice Bénichou, Annelise Hesme, Audrey Marnay, Xavier Robic, Farida Khelfa, Suzanne Von Aichinger, Kingsley Kum Abang, Judith El Zein, Emmanuel Quatra, Nelly Antignac, Joffrey Platel, Renée Le Calm, Sabrina Ouazani, Hubert Saint-Macary, Jean-Pierre Moulin, Joseph Malerba.
-- Guión: Cédric Klapisch.
-- Banda Sonora: Robert Burke, Loïc Dury y Christophe Minck.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Bienvenue a Paris, la Ville-Lumière. POBLACIÓN: 2.000.001. El "1" final... ERES TÚ. Porque esta peli te develará los oscuros y secretosos meandros de la ciudad siempre viva, siempre palpitante, siempre vital... Serás testigo de innumerables personajes cuyas vidas, pasiones y milagros se entrecruzarán, como un Balzac de toda la vida, en calles y casas y bulevares y todo eso... Como por ejemplo un vivo-del-aire que de un día para otro le descubren una afección cardíaca, y se echa encima a una hermana que se aviene a cuidarlo y todo eso. Y que quiere con una vecinita universitaria que está más güena que la Josephine Baker con cinturón de plátanos. Que a su vez es objeto de las atenciones de un profe universitario facha-reaccionario que respinga la nariz cada vez que le hablan de educación popular. Y que tiene un hermano que es arquitecto. Y que tiene a su vez una esposa que con camisón de dormir está para untarle foie gras. Y... A ver... Me perdí en la maraña de personajes. ¡Ah, sí! Volvemos al comienzo, al tipo que está con una afección cardíaca terminal. Bueno, la hermana de ese tipo (tenía una hermana, ¿recuerdan?) compra en un mercado de frutas/verduras que es trabajado por varios tipos que, bueh... también tienen su subhistoria, no se crea que no, si aquí en París cada homme et cada femme es un universo, comme il faut. Y compran en una panadería donde llega una trabajadora francesa, y después una descendiente de árabe. ¡Ah! Y también hay unas modelos de pasarela que hacen cierto eso de cherchez la femme, que se van de vacaciones a Camerún (¡EPA! ¿No que esta peli era sobre París?), que no sé cómo encajan en el resto de la trama, pero en fin, ayuda porque a partir de ahí se hace el contraste con un inmigrante camerunés que quiere hacerse el french way of life. ¿Demasiado confundidos? Bueno, yo me la pasé 130 minutos de mi vida igual.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Si hay algo que tiene esta llamada, mentada y traída Mondialisation, es que los nativos se soliviantan y quieren mantener (¡¡¡HORROR!!!) su identidad nacional. Y así es como frente al avance implacable de Jolivú y sus pelis de americanos chichis salvando el mundo vistiendo Levi's, cada cinematografía mundial mundialosa del planeta se prepara para la guerra, afilando las cámaras y cargando los sets de filmación. Una de las que se las ha arreglado lo más bien para seguir un derrotero independiente al de Hollywood (¡y qué caray, para anclarse en los usos y costumbres del cine estilo Cahiers du Cinema!) es la francesa. Y es que los franchutes, con ese ánimo universaloide de que la Globalización sea à la franca, en vez de a la yanki, con ese afán degaullista de "nos salimos de la OTAN y usamos nuestros propios pepinos atómicos, gracias", han seguido adelante con entusiasmo digno de mejor causa. En medio de todo esto surgió esta peli que, bueno, trata de retratar París. Demostrarnos por qué París es única, por qué París... c'est Paris, merde!!! Los orígenes más remotos de esta peli, los ignoro. Pero quizás fue así. Partió con "Paris, je t'aime". Por 18 directores o así. Y llegó Cédric Klapisch y dijo "¡ah, yo también puedo, pero los 18 en uno!". O sea, la ímproba tarea de retratar a París en manos de 18 directores, el Prometeo del Cine Francés iba a hacerlo solito. No se diga que por empeño y ganas (¡y universalismo francés!) se queda. Pero claro, una cosa es tener un buen par de huevos, y otra saber hacer omelettes...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Uno puede permitirse el lujo de ser indulgente con blockbusters popcorneros porque son justamente eso, blockbusters popcorneros, y no pretenden ser más. Si entretienen, ya estamos aviados. Pero con esta clase de pelis, más serias, más profundas, más monumentales, no es para que se escabullan de puntillas. Así es que, a gritarles un serio "¡¡¡OIGA, PÁRELE, DETÉNGASE AHÍ!!! PA-PELES...", y a examinar. La intención acá era monumental: nada menos que retratar a París. A todo París. Lo que Balzac hizo en los chorrocientos tomos de "La comedia humana" (Balzac dijo aquello de que con su obra estaba haciéndole "la competencia al Registro Civil"...), esta peli lo quiere hacer en dos horas y diez. Clavaditas. Así es que vamos metiendo al revoltijo las clases altas y las clases proletarias, la intelectualidad y las modelos de pasarela, los franceses de viejo terruño y los inmigrantes ilegales, los muertos y los vivos, el presente y el pasado, y así etcétera. La intención es loable. Algunas ideas también: tener a un personaje que sea un catedrático universitario permite meter de contrabando el pasado de París, aunque sea un par de pincelazos y no nos asomemos más por el tema en todo el resto de la peli. Pero el resultado final es... Veamos, ¿se podía hacer algo así? Sí, si se puede. A condición de que cada historia esté perfectamente calculada, cada escena haga avanzar la trama, y cada historia resulte no sólo interesante, sino igualmente interesante a todas las demás, para que no nos aburramos cuando nos dan el cambiazo de una a la otra. ¿Y se cumple esto? La verdad es: a ratos. Algunas escenas son repetitivas y no aportan nada. Algunos ejercicios de montaje son simplemente absurdos (esa secuencia en paralelo entre la fiesta del enfermito y las modelos volviéndose un camp des fauves en una carnicería...). Algunas cosas ni siquiera pegan (¿a qué viene mostrarnos al inmigrante de Camerún y su recorrido por el Africa Subsahariana, si la historia es sobre París?). El resultado general es que a ratos la peli es muy interesante y francamente buena, pero eso: a ratos. El resto es un marasmo general de aburrimiento que no parece conducir a ninguna parte, y a la postre, en verdad no conduce a ninguna parte. Hemos visto un gran fresco, eso sí, nadie lo discute, pero el tipo que pintó el fresco no era Leonardo da Vinci. Tampoco el maestro de brocha gorda de la esquina, vale, pero recordemos eso de que si sabio es el hombre que conoce sus talentos, más sabio es el que conoce sus limitaciones. Claramente, al señor Klapisch, a pesar de todos sus hallazgos inspirados, esta peli le quedó grande. No digo que esta peli sea mala, que no lo es. No digo que mejor rehúyanla y no la vean, porque sigue siendo mejor que el nivel promedio de pelis que se estrenan en los cines al año. Pero tampoco se van a perder la mitad de sus vidas por no haberla visto. Ni van a dejar de entender a París sólo porque esta peli que les marcaba el camino y los conducía al camino del siècle des Lumières. En cualquier caso, puestos a elegir, quédense mejor con "Paris, je t'aime". Y si después de beberse aquélla y ésta aún quedan encoñados, pueden seguir su caída libre a través de "2 días en París"...

IDEAL PARA: Francófilos de pro.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en francés, subtítulos en inglés].



jueves, 27 de agosto de 2009

"Los secretos del poder" (2009).



-- "State of Play" (título original en inglés), "La sombra del poder" (título en España). Estados Unidos / Inglaterra / Francia. Año 2009.
-- Dirección: Kevin Macdonald.
-- Actuación: Russell Crowe, Ben Affleck, Rachel McAdams, Helen Mirren, Robin Wright Penn, Jason Bateman, Jeff Daniels, Michael Berresse, Harry Lennix, Josh Mostel, Michael Weston, Barry Shabaka Henley, Viola Davis, David Harbour, Sarah Lord.
-- Guión: Matthew Michael Carnahan, Tony Gilroy y Billy Ray, basados en la serie televisiva de Paul Abbott.
-- Banda Sonora: Alex Heffes.

-- "Los secretos del poder" en IMDb.
-- "Los secretos del poder" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

El poder es poderoooooosoooooo... Y el poder es mugroooooosoooooo-o-o-o-o-o-o... ¡¡¡SÍ, MIS PUPILOS!!! ¡¡¡LO ES, MUAHAHAHAHÁ!!! Aparece un tipo corriendo porque... bueno, es un thriller, al comienzo de un thriller siempre tiene que aparecer un tipo corriendo. Como el tipo es negro y pobre, no hay mucho suspenso: sabemos que más tarde o más temprano lo van a alcanzar y le van a hacer un cariñito de ésos con calibre 38. Dicho y hecho. Lo alcanzan y le roban el maletín. Aparece en escena entonces un reportero que, como de costumbre, es más listo que el hambre y más despierto que Britney Spears con un buen colocón. No termina de digerir todo el asunto (el periodista, no Britney Spears, of course), cuando de pronto la crónica policial se ve teñida de rojo otra vez: ahora es una bella y sexy señorita que aparece en un lugar muy poco confortable, a saber, bien trozadita bajo las ruedas del ferrocarril metropolitano. Como ambos crímenes aparecen en los primeros 10 minutos de peli, podemos intuir que de una manera u otra, ambos están conectados, o si no, no estaría nuestro perspicaz reportero sobre las pistas de ambos "por pura casualidad" (y otro poco de suspenso al garete, vamos). La chica trabajaba para un congresista yanketa llamado... llamado... llamado... ehm... bueno, no me acuerdo del nombre del personaje, pero como era interpretado por Ben Affleck haciendo de Ben Affleck, pues bien, llamémosle Ben Affleck, si al final más se perdió en la guerra. Bueno, Ben Affleck será político, pero ¡sorpresa! tiene su corazoncito, así es que incluso hasta echa una lagrimita y todo. En público. Y ahí tienen a la prensa rosa festinándose en el pobre ("representante casao llora por su sexy y joven asistente", ya me entienden). Y sí, Ben Affleck se daba sus revolcaditas con la chica. Y por pura coincidencia, resulta que Ben Affleck y el reportero éste eran amiguetes de años, así es que el representante va y le pide ayuda (pobre Ben Affleck, haciendo el amariconado rol de femme fatale frente a un sucedáneo de detective privado que ni placa tiene...). El reportero empieza a escarbar en la basura a ver qué encuentra. Y encuentra una cosa. Y luego otra. Y luego otra más. Y luego... Bueno, son los secretos del poder, qué esperaban. ¿El último romance taquillero de Sandra Bullock? Esa es en la sala de al lado.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Por allá en el ya lejano 2003, y así vamos dejando atrás otra década más y todos un poquito más viejos y peinando canas, en la BBC británica se emitió una serie televisiva llamada "State of Play". Como de costumbre, los yankis se volvieron locos como hormigas. Después de todo, hace rato que los yanketas en general han perdido ese toque para hacer thrillers buenos, o siquiera medianamente decentes, de manera que cuando vieron ESO, dijeron... uhhhhhh... UHHHHHH... ¡¡¡UHHHHHH!!! Y empezaron a estirar sus sarmentosas manos hacia los productores británicos, quienes, protegiendo su producto abrazándose y refugiándolo bajo sus amplias gabardinas, dijeron que NO, NO, NO... Bueno-ya, si total, un buen cheque es el mejor edulcorante de la vida. El baile de protas fue el habitual en estos casos, hasta que vino a caer en las manos de Russell Crowe (bien) y Ben Affleck (¡MAL!). Tiene su qué el haber metido seis horas de serie televisiva en dos horas de peli, en todo caso. El resultado fue una peli que... bueno... A la crítica le gustó. Pero costó 60 millones de los verdes, y barely consiguió empinarse a los 90. Sí, lo sé, calculadora en mano hacen como un 50% de utilidades, mucho más que el 5%-10% habitual de cualquier negocio promedio que tribute en primera categoría. Pero para los tiburones de Hollywood, si no inviertes para obtener cuatro veces la ganancia original (o sea, 250 para obtener 1000), no es negocio que valga la puñetera pena de levantarse de la cama en las mañanas. La buena noticia: difícilmente habrá secuela. Después de todo, incluso hasta a la serie de TV querían sacarle secuela, y el guionista original dijo que no (y, cosa inédita en Estados Unidos, pero no tan incongruente con la tradicional British flema, en la BBC dijeron que bueno, que se tomara su tiempo, y si no salía no importaba, ya verían cómo se las arreglarían...).

¿POR QUÉ VERLA?

-- El General Gato a vuestro servicio quien esto escribe, no ha visto la serie televisiva original, así es que no tiene punto de comparación. Tratándose de un producto yanketa, es muy posible que el original británico sea el doble de calidad. En cualquier caso, por esfuerzo no se quedan. La intención aquí es hacer un pequeño homenaje al thriller político setentero. El asuntillo del periodista destapando cositas tiene un cierto regusto a "Todos los hombres del Presidente", sin ir demasiado lejos. Y lo logran bien. Algunas situaciones del guión son un tanto previsibles, vale, pero a medida que el asunto agarra vuelo, de todas maneras atrapa. Punto importante tiene en esto un guión en donde, bueno, admitámoslo, se nota la condensación (hay algunas escenas tan fugaces que es notorio, tenían un desarrollo más amplio en la serie televisiva), pero aún así aguanta recio. El único punto negro es una vuelta de tuerca final muy yanki, que no sé si estaba en la serie original (me huele a que no), y que era bastante previsible, no porque la peli en sí apuntara en esa dirección, sino porque ya conocemos los trucos de toda la vida de los guionistas yankis, y por lo tanto, era obvio que el asunto iba a salir en esa dirección. Pero en general, mantiene el suspenso y la tensión. Y lo hace con las herramientas legítimas, o sea, con el conflicto de personajes, caracteres y situaciones, no con el recurso barato de los tiroteos, las persecusiones automovilísticas y los estallidos (nada contra esos recursos, pero sí contra su utilización gratuita en muchos thrillers para tratar de esconder el hecho de que el guión es una mugre y que realmente no está pasando nada).

-- Las interpretaciones están notablemente bien. El peso actoral recae en Russell Crowe, que, er... bueno, siempre pasea más o menos el mismo personaje de macho que pasa de todo, pero sensible al final del día, en todas sus pelis, pero que tiene ese carisma avasallador que levanta peli sí y peli también. Aquí, como de costumbre, cumple bien. Ben Affleck está debiluchito, pero miren, incluso hasta él se esfuerza (le sale a medias, vale, pero se nota el esfuerzo, y las escenas en que se deja caer some tears incluso diera la impresión de que se ha cagao en los calzones tratando de sacarse lágrimas de verdad para que sea real el asunto). Rachel McAdams, por su parte, hace también más o menos su papel de siempre, pero la química que posee con Crowe es impecable: ambos lucen y se ven como si realmente se estuvieran divirtiendo en eso de trabajar juntos, y esa química alcanza al espectador. El elenco de principales viene completado por la gran y única Helen Mirren como la jefa gruñona del periódico, paradójicamente la mejor actuación de toda la peli, en un rol que no le permite demostrar sus amplísimas dotes actorales en lo absoluto. Entre los cuatro, y alguno que otro secundario (¿en serio está tan envejecida Robin Wright Penn...? Así pasa el tiempo), se las arreglan para darle carne y substancia a una peli que necesitaba desesperadamente basarse en los personajes, y éstos no fallan. Mención especial para Jeff Daniels como un conservador cristianucho de tres al cuatro (gran escena cuando dice: "Primero, no tomes el nombre de Dios en vano delante de mí"), y para Jason Bateman como una locaza de ésas que le dan muy mala reputación a los, ehm... "invertidos".

-- Esta peli es muy, bueh... 2009, diríamos. Los yanketas están viviendo toda la resaca de la borrachera georgebushista que se mandaron, cuando se creían los dueños del mundo y podían declarar la guerra a Afganistán sí y a Irak también, porque sí, porque son la nación de su amigo imaginario llamado Dios, y todo eso. Es una constante en el cine de Jolivú, más o menos desde 2006-2007, la crítica a veces soterrada, y a veces muy abierta, en contra del estamento político y de su colusión con los intereses empresariales (así a ojo y sin ánimo de ser exhaustivos: "Quantum of Solace", "Tirador", "Control total", "Misión Imposible III", "Siriana"...). En esta peli, y no por casualidad probablemente, los villanos son nada menos que el inefable Complejo Industrial-Militar. Y a lo largo de la peli, ese control se huele, se siente y se respira en la trastienda. Ya no se trata de que los villanos sean una organización empeñada a tomarse el Gobierno desde las sombras: es que ellos YA SON el Gobierno en las sombras. Es sintomático que (sí, lo digo de nuevo, no ví la serie original, pero algo investigo, ¿eh?) en la peli los villanos sean las fábricas de armamento tratando de capturar al Gobierno, y en la serie televisiva sean los productores de petróleo quienes tratan de hacer otro tanto. Quizás lo que más chirríe de todo esto, y que demuestra la herencia setentera, es el periodista empeñado en sacar la verdad a flote... y que finalmente, y era que no, algo logrará al respecto. Después de todo, se sabe bien que por estos días la prensa está bien coludidita con los intereses empresariales, y lo único que pueda llamarse "prensa libre" en realidad son los blogs rebeldes de Internet. Y así el mundo gira y sigue girando... bueno, siempre nos queda el consuelo de que gracias a esas cosas, tenemos pelis como éstas.

IDEAL PARA: Ver un buen thriller político, aunque sea porque los yankis se lo saquearon a los ingleses a punta de chequera.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

domingo, 23 de agosto de 2009

"Hombres Misteriosos" (1999).


-- "Mystery Men". Estados Unidos. Año 1999.
-- Dirección: Kinka Usher.
-- Actuación: Hank Azaria, Ben Stiller, William H. Macy, Geoffrey Rush, Janeane Garofalo, Greg Kinnear, Tom Waits, Paul Reubens, Claire Forlani, Eddie Izzard, Kel Mitchell, Wes Studi, Lena Olin, Ricky Jay, Louise Lasser.
-- Guión: Neil Cuthbert, basado lejanamente en el cómic de Bob Burden.
-- Banda Sonora: Stephen Warbeck.

-- "Hombres Misteriosos" en IMDb.
-- "Hombres Misteriosos" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Es un glorioso día (o noche) para los ciudadanos de Champion City. Todo debería ir de maravillas, pero ahí están los malandrines de toda la vida, listos para amargarles el tocho a unos pobres ancianitos que sólo están tomando número para ser atendidos en el mesón del Más Allá. Pero... ¡ah! Ellos no contaban con... ¡El Hombre Pala! ¡Y el Rajá Azul! ¡Y el Furioso! Nuestro heroico trío de héroes se les enfrentará, y... Bueno, recibirán una paliza de campeonato hasta que llega el Capitán Asombroso a ponerle las peras a cuatro a los malandrines y decirle a los otros tres héroes aquello de "kids, soy un profesional, por favor no hagan esto en casa" (listo, ahí tienes a las pequeñas ladillas tirándose de un séptimo piso para hacer el Superman). El orden de Champion City está una vez más garantizado, pero, hmmmmmm... hay un problema. ¿Qué pasa con el principal héroe de la ciudad si es que ya no hay villanos a los cuales heroizar...? Y no es un tema metafísico, oh no, no se piense tal. Se trata del money, de que los sponsors se están retirando porque el Capitán Asombroso ya no es tan asombroso si no copa buenos titulares de periódicos... Así es que después de un sesudo estudio de mercado (bueno, en realidad después de pensarlo un poco) el buen y sibilino Lance Hunt (el alter ego de nuestro monetarístico Capitán Asombroso) decide que va a arreglárselas para soltar a Casanova Frankenstein, un peligroso supervillano que está encerrado bajo siete llaves en el lococomio de Champion City. Sería gracioso de no ser porque la CIA financió del mismo modo a Saddam Hussein y a Osama bin Laden, y después no encontraron qué hacer con ellos. En fin, volviendo a la peli: Casanova Frankenstein vuelve a las andadas, y cuando el Capitán Asombroso va a capturarlo, Casanova Frankenstein se las apaña para devolverle la tortilla (no sexualmente hablando, valga la aclaración) y lo captura a su vez... Ahora, la única esperanza de Champion City está en nuestro trío de frustrados héroes (recordemos: el Pala, cuyo superpoder es usar la pala, el Furioso, cuyo superpoder es volverse muy furioso, y el Rajá Azul, cuyo superpoder es lanzar cubiertos de mesa...). Estamos aviados. God help us. Yo mejor me voy de Champion City. Hay una amplia gama de lugares en el mundo donde las cosas podrían ir mejor: Basora, la franja de Gaza, la jungla colombiana, Chechenia...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Durante años, los superhéroes fueron un tema reservado para frikis. Eso cambió con "X-Men", "Spiderman" y "Batman inicia", por supuesto, pero estamos en la época anterior a dichas pelis. A pesar de que héroes como los de King Features (Flash Gordon, Mandrake el Mago, el Fantasma Que Camina) ya eran prototipos de lo que será después el superhéroe, el primero propiamente tal es Superman. Desde entonces los superhéroes forman parte de la cultura popular, blah blah blah. Pero como ante todo son un negocio editorial y tienen que estar sus aventuras mes a mes en los kioskos y cuevas de comiqueros durante los últimos 70 años (en serio, hay gente que ha nacido y muerto dentro de ese período de tiempo), los guionistas han tenido que olvidarse del tema, ehm, "artístico", tratarlos como un negocio, y fabricarlos de manera formateada. Un cómic regular de Batman o Superman de los '40s o '50s seguía siempre calcado el mismo esquema: 1.- Ciudad tranquila, 2.- Supervillano da un golpe (usualmente atraco a banco o joyería), 3.- Supervillano se regodea en su madriguera con sus secuaces con el botín, y de paso demuestra estar un poco pirado, 4.- Superhéroe se pone en campaña, 5.- Superhéroe llega a la madriguera secreta, 6.- Superhéroe es parado por alguna argucia de los malos malosos, 7.- Superhéroe se sobrepone al golpe sorpresa de los villanos y pone a los malandrines tras las rejas. Y vuelta a empezar. Esto originó entonces una poderosa industria de clichés. Nada de raro que en los '90s, junto con joyas como "Batman" y "Batman regresa", haya empezado a pensarse en serio en el tema de burlarse de las pelis de superhéroes. "Hombres Misteriosos" lo intentó. Con malos resultados de taquilla (tan pobres que en Chile alcanzó a estrenarse en Santiago, en uno o dos cines, según tengo noticias, y nunca llegó a regiones, y eso que en esa época ya teníamos multicines en Viña del Mar y Valparaíso). Porque esta peli no era para público masivo, sino para frikis capaces de entender los chistes (un sector demográficamente irrelevante en aquellos años, y un tanto menos ahora) y además con sentido del humor para encajarlos (aún menos, si es que hay alguno). Algún día deberíamos levantarles un monumento a todos esos heroicos mártires del negocio de la producción de pelis en Hollywood, que renunciando a forrarse de pasta con un gran superestreno blockbustero repleto de FXs al estilo Michael Bay, sacrifican su dignidad, su reputación profesional, en algunos casos su vida, y lo que es peor de todo, su dinero, para entregarnos pelis que nadie verá, pero que los pocos que vean, serán bendecidos por haber visto algo nuevo, algo diferente, algo más delicado que el cine chatarra para las masas. Yo aporto mi escudilla repleta de Whiskas para la colecta, ¿quién más se suma...?

¿POR QUÉ VERLA?

-- Seamos honestos, esta peli envejeció lo suyo desde 1999. Partió su carrera como fracaso comercial, después devino en peli de culto (básicamente porque no la vio nadie, condición esencial para que sea de culto, porque si la vio todo el mundo, pierde el carácter de Biblia para una secta de acólitos frikófagos), y en la actualidad, incluso su carácter de peli de culto está deslavándose. No es su culpa. Esta peli se burlaba de todas las convenciones del cine de superhéroes del siglo XX, y ya estamos en el XXI, y se han producido varias pelis de superhéroes que desmienten eso de que una de tales es entretenimiento barato ("X-Men II", "Los Increíbles", "El caballero de la noche"...). Pero aún así sigue siendo una estupenda peli de superhéroes, poniendo en evidencia todo lo ridículo que tiene el mito del superhéroe. Admitámoslo, dentro de cada demócrata puro de corazón hay un pequeño fascista pugnando por salir, que de buena gana agarraría a esos demócratas que piensan diferente a uno y en nombre de la decencia, la moral, las buenas costumbres, el orden público y la seguridad nacional los haría talco con sus propias manos. Y los superhéroes cumplen con esa necesaria y saludable función social. Por lo que la contradicción del fascista pseudodemócrata se traslada al género de los superhéroes, de manera encubierta en otras pelis, y de manera intencionadamente abierta acá. Ni el supervillano ni los héroes son más que seres humanos comunes y corrientes, y eso hace toda la parábola de la peli: tanto Casanova Frankenstein como el Capitán Asombroso, o el Hombre Pala y su banda, podrían ser nuestros vecinos de junto. ¿Se imaginan ustedes a su ascensorista favorito o a la bella mesera de la esquina, partiéndole la cara a un villano que podría ser tu mecánico o tu conserje de piso...? Y sin embargo todos ellos, cuando ven una peli de superhéroes (o de acción, o de agentes secretos, o cualquiera por el estilo), sale del cine sintiéndose un poco superhéroe, siquiera UN POQUITO superhéroe, aunque en la realidad, pues bien... Así de ridículo es el mito del superhéroe. Y la peli entera es así, intencionadamente, carcajeándose del punto.

-- En cierta medida, esta peli es también una caricatura del cine a lo Tim Burton. Recordemos que en esa época, lo más chupi en materias de superhéroes era el díptico "Batman" y "Batman regresa" de Tim Burton, y "Hombres Misteriosos", para burlarse de los superhéroes, debe burlarse por tanto de la visión del superhéroe que tenía Burton. Algo difícil, porque el propio Burton construye también una muy inteligente desmitificación del mito del superhéroe (más sofisticada y difícil de leer, eso sí, y no muchos espectadores se dieron cuenta de eso, de ahí que siempre critiquen a Michael Keaton como Batman, sin reparar en que la gracia es justamente que un tipo como Michael Keaton jamás podría ser Batman en ningún universo concebible, y eso es pura desmitificación). Por tanto, había que atacarlo en donde se le podía dar, y eso era en la estética exagerada y decadente. Por favor, échenle un vistazo a la gran secuencia en el manicomio, con música pseudo Danny Elfman, una gran caricatura del Arkhan Asylum de la saga de Batman. O ese Casanova Frankenstein construído un poco según el molde del Pingüino de "Batman regresa". O esos trajes ridículos a decir basta...

-- Como decíamos, la peli no se deja tópico superheroico por maltratar. Los héroes de verdad no tienen superpoderes, y el héroe más famoso de todos actúa movido por el vil dinero (bueno, es multimillonario, qué más se puede pedir). El Capitán Asombroso es una burla hiriente en grado sumo de Superman (otro tipo de una moral imposible para este mundo, de tan bueno y noble que es) y de todos los wannabies Ubermenschen con traje spandex. El villano no tiene motivación alguna, simplemente está loco y punto. Y tiene una chica mala que es su fetisha, y que para más inri es la locóloga del manicomio. La banda de villanos son puros frikis. Los héroes son derrotados, y por eso se sumergen en un derrotero espiritual bajo la égida de un supergurú que los guiará de la oscuridad a la luz. Los civiles están de bulto, y no son más que peones dentro del juego de héroes y villanos. El villano construye (¡cómo no!) una máquina del Juicio Final, porque después de todo, es un científico loco. ¿La trama de la peli es inane, no conduce en realidad a ninguna parte, y es un puro relleno de dos horas de duración entre que el villano captura al Capitán Asombroso y la pelea final? Sí, lo es... Esa es la gracia. Esa es la sangrante burla. Todo el relleno entre medio es puro cliché del primer segundo al último. Y listo.

-- El elenco está simplemente asombroso. William H. Macy como el Hombre Pala, está grande como la vida como ese jefe de familia que en el fondo, juega al superhéroe por seguir siendo un niñito y no asumir las responsabilidades de crecer (el sarcasmo final es que, al último, será ésta su motivación para plantar cara al mal... con su pala). Hank Azaria, viejo conocido por su voz para "Los Simpsons" en inglés, es un estupendo Rajá Azul, que ni es rajá (ni británico ni hindú) ni viste de azul, y que se la vive escondiéndose de mamá, en lo que podríamos considerar un brillante guiño al ridículo de Spiderman, salvando siempre a Nueva York y al tiempo impidiendo que Tía May se dé cuenta de quién es... Ben Stiller como el Furioso hace uno de sus mejores roles de comedia, y por Bastet que ha hecho buenos papeles este hombre. Geoffrey Rush, fresco entonces su éxito en la, salvo por él, mediocre "Claroscuro", se saca los zapatos interpretando a Casanova Frankenstein con todos los manierismos propios de un supervillano de opereta al uso (su discurso de apertura en el manicomio ha hecho imposible volver a darle credibilidad a los discursos de villanos, con la probable excepción de Al Pacino como el judío Schylock de "El mercader de Venecia"). Greg Kinnear, entonces famoso por su rol de maricotas en "Mejor imposible", interpreta a un Capitán Asombroso caricaturesco hasta el extremo, y consigue hacerlo el colmo de lo insoportable. Completan Janeane Garofalo, cachondeándose de lo lindo del rol de chica-dura-pero-sensible (sus diálogos con su padre son una pieza maestra de surrealismo, y no es descabellado compararla con Anthony Perkins en "Psicosis"...), Tom Waits como un científico loco muy a lo Brent Spinner en "El día de la independencia", la siempre bellísima Claire Forlani cuando todavía era una joven y desconocida promesa de Hollywood (bueno, ya no es joven, sigue siendo desconocida, y la promesa nunca se cumplió, pero en fin, en esos años aún se podía soñar con ella...), Eddie Izzard como un zafado henchman, Kel Mitchell como el insufrible Chico Invisible (aunque admitámoslo, la peli no sería tal si no hubiera un insufrible dentro del grupo de héroes), Wes Studi bordándola como el enigmático Esfinge (tan enigmático que no le vemos la cara en toda la peli), la ya por entonces veterana Lena Olin como la chica del villano (MILF!!! MILF!!! MILF!!! MILF!!!), y Louise Lasser como la madre del Rajá Azul, en un papel ultracorto, apenas dos secuencias, pero que son de las más emotivas dentro de la peli.

-- Secuencias para el bronce. El Capitán Asombroso discutiendo qué ha pasado con los supervillanos ("¿El Barón Muerte?", "Está muerto"). Las escenas con el desfrikibulizador o como se llame el maldito dispositivo del Juicio Final. El romance del Furioso con la mesera (Claire Forlani, recuerden). La hilarante encuesta a nuevos superhéroes para ver quién puede ser reclutado en las filas ("Soy la Capitana Regla, y lucho contra el mal una vez al mes..."). Todas las secuencias con Janeane Garofalo y su, ehm, "padre"... Todas las enseñanzas del Esfinge. El Hombre Pala despidiéndose de su familia antes de ir a la batalla final. Y la gran batalla final, por supuesto, que aunque esto sea una sátira o comedia, créanmelo, es incluso más divertida y emocionante que las de muchas pelis de superhéroes "en serio".

IDEAL PARA: Reirse a discreción.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].

jueves, 20 de agosto de 2009

"Harry Potter y el misterio del Príncipe" (2009).


-- "Harry Potter and the Half-Blood Prince". Inglaterra / Estados Unidos. Año 2009.
-- Dirección: David Yates.
-- Actuación: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Jim Broadbent, Helena Bonham Carter, Robbie Coltrane, Tom Felton, Sir Michael Gambon, Helen McCrory, Alan Rickman, Dame Maggie Smith, David Thewlis, Mark Williams, Julie Walters, Bonnie Wright, Hero Fiennes-Tiffin, Frank Dillane, Jessie Cave, Evanna Lynch, Dave Legeno, Tom Moorcroft.
-- Guión: Steve Kloves, basado en la novela de J.K. Rowling.
-- Banda Sonora: Nicholas Hooper.

-- "Harry Potter y el misterio del Príncipe" en IMDb.
-- "Harry Potter y el misterio del Príncipe" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Harry Potter está volviéndose poco a poco una celebridad (¿recién?), y no me refiero a esa obrita teatral en donde el actor aparecía en bolas, sino a que la intensificación de la guerra contra Voldemort hace que sea mucho más difícil mantener el secreto de la existencia del mundo mágico respecto de los mugrosos... perdón, los muggles. De hecho, ahora Voldemort lanza incluso un ataque en toda regla contra Londres (ya saben: en las pelis yankis es Washington, en las inglesas es Londres, y en las de Godzilla es Tokio). El siempre ambiguo Dumbledore en persona es quien esta vez recluta a Harry Potter, y lo lleva hasta un profe de esto-o-aquello que está en el retiro. Poco a poco, Dumbledore le va exponiendo a Harry Potter su compleja (ehm) y ajedrecística (¡ehm!) intriga (¡¡¡EEEEEEHM!!!), y éste se la toma en plan mongo, que ni se había enterado el chaval ni se va a enterar en un buen peazo peli, porque es que oigan, se veía venir a la legua desde la escena de presentación del nuevo personaje. Resulta que por alguna razón, recién ahora a Dumbledore se le ocurrió que podía poner a Harry Potter delante del otro profesor, como un cebo, para hacerlos amigotes y espiarlo. ¿Por qué? Porque el profe esconde un tenebroso secreto: fue él quien le enseñó al Tenebroso Señor Oscuro cómo ser un Tenebroso Señor Oscuro (sí, más o menos como Jar-Jar Binks cuando pidió poderes absolutos para Palpatine). Y si pensaban que lidiar con Voldemort y tratar de sacarle cuerpo de ventaja mientras sus ataques contra el Plaza Sésamo del Potterverso era lo peor que le podía pasar a Harry Potter, están equivocados. Porque resulta que ahora, las hormonas están revolucionadas, hay feromonas por todas partes, y todos los chicos quieren agarrar... ehm... su pedazo de pastel, digámoslo así. ¿Conseguirá Harry Potter ponerle atajo a Voldemort y sus malvados secuaces, antes de que las hormonas terminen por dar buena cuenta de él...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

De manera consistente, la saga fílmica de Harry Potter se ha mantenido como un hito de los 2000s, con pelis que, sin ser la revolución cinematográfica en dos patas, se inscriben entre lo mejorcito del cine blockbustero made in Hollywood. Nadie espera aquí cine d'auteur, por supuesto, pero como entretenimiento pasarratos, esta cosa que lleva acumuladas como quince horas de filmes hasta la sexta entrega, han funcionado de maravillas. Ni idea de qué tanto de eso se deba a la genialidad de los productores o a la reciedumbre del producto de base (nunca he leído una novela de Harry Potter, así es que no puedo hacer comparaciones), pero el caso es que se han sostenido aceptablemente bien por casi una década y seis entregas, con un elenco estable (el único cambiazo de proporciones fue la incorporación de Michael Gambon como Albus Dumbledore, forzado por el deceso del actor original Richard Harris) y un aceptable-a-estupendo nivel de producción. Por eso, el retraso de la sexta entrega tuvo incluso regusto a síndrome de abstinencia, en particular porque la saga iba darker y darker cada vez, alejándose de ese espíritu un tanto más ñoño de "Harry Potter y la piedra filosofal" o "Harry Potter y la cámara secreta". No es raro entonces que cuando llegó este producto, dirigido por el mismo tipo que había sacado adelante la digna "Harry Potter y la Orden del Fénix", la respuesta haya sido un tanto "WTF???". La crítica oficial ha tratado bien a esta peli, pero el mundo bloguero, por el contrario, la ha puesto a parir por el agujero chico. La crítica más escuchada es que "al libro original se le podía haber sacado más provecho" (bueno, eso mismo expresado con dos o tres... centenares... de procacidades adicionales, en muchos casos). Quien esto escribe no lo sabe porque, repito, no he leído la novela original, pero como que se intuye. Porque la peli es desmayadita-desmayadita. Bueno, igual se forró en taquilla, eso quién lo dudaba. Y lo que es peor: igual sigue siendo mejor que el estándar de los blockbusters hollywoodenses. What a wonderful world.

¿POR QUÉ VERLA?

-- No es una peli ni buena ni mala. Es... la palabra para definirla es simplemente "rutinaria". Es la sexta entrega, había que hacerla para seguirse forrando de dinero, y creamos el puente para la séptima y la octava. En "Harry Potter y la Orden del Fénix", el director David Yates se nos había revelado como un artesano competente, capaz no de convertir la saga en algo elegíaco, pero sí por lo menos de crear un eficaz matarratos, y a priori parecía buena la idea de dejarlo dirigir las siguientes tres entregas (bueno, dos, pero es que ya saben, "Harry Potter y las reliquias de la muerte" vendrán en Parte I y Parte II al más puro estilo "Kill Bill", según ellos para preservar la integridad de la obra original, según nosotros para recaudar 2x1). Pero algo pasó por el camino. Conste que la peli, con sus más y sus menos, tiene sus puntos fuertes. Pero faltó atrevimiento. El asunto se abre nada menos que con la primera incursión del mundo mágico en contra de nuestro propio ignorante mundo, con una espectacular escena en donde recorremos Londres a toda pastilla montados en un mortífago, pero todo se resuelve en la caída de un puente y listo, cuando la situación ameritaba crear el caos más absoluto para dejar bien clarito que el asunto se pone feo de verdad. Y el final (no espoilearé el final, aunque los harrypotteros de pro ya se lo saben) está rodado de una manera tan fría y rutinaria, que no produce toda la emoción que se suponía debía producir una vuelta argumental como ESA (a ese respecto podría dar lecciones la espúrea "Harry Potter y el Cáliz de Fuego", que tenía un desarrollo inane, pero que con un final over-the-top conseguía voltear el tablero a su favor con una de las secuencias más emotivas de la saga). Si le sumamos la escuálida banda sonora de Nicholas Hooper y un guión que nunca parece decidirse si irse por el lado negro y liarse con los malos o por el lado rosa y contarnos el folletineo de los protas, y además ser incapaz de encajar ambas tramas, que por separado son interesantes, sí, pero juntas no pegan demasiado, estamos aviados. A ratos, diera la impresión de que tuvieron que echar una enorme cantidad de bártulos por la borda, que la novela original era más densa, y muchas situaciones se resuelven rapidito para abreviar todo lo que se pueda. El recurso es legítimo, si es que se sabe qué diablos abreviar y qué no (algo que supieron hacer muy bien, por poner un ejemplo distinto, pero también épico, los guionistas de "Lo que el viento se llevó", que debieron habérselas con un embrollado novelón de mil páginas), pero en este caso, Steve Kloves parece no haberlo sabido en demasía. De hecho, el título en castellano no tiene ningún sentido porque en definitiva no hay un profundo misterio policial que resolver, como en entregas anteriores, y además no hay ningún Príncipe en la peli (el título original era "Harry Potter y el Príncipe Mestizo", lo cual tiene mucho más sentido mirando bien la trama... pero que podía sonar racista, y eso de la corrección política... tengo entendido que lo de Príncipe viene de un detalle no develado en la peli, que por supuesto no voy a espoilerear). En fin.

-- Contra lo que podría parecer leyendo la parrafada anterior (¿siguen aquí todavía?), la peli no es despreciable. A lo largo de la mayor parte de la trama consigue mantener el interés sobre lo que se está narrando. Hay situaciones un tanto incongruentes en la peli (¿por qué Dumbledore no ejecutó su plan maestro incluso años antes?, ¿por qué no usó alguna vez la máquina del tiempo que vimos en "Harry Potter y el Prisionero de Azkaban", o mejor aún, se construyó una?, ¿por qué se tarda tanto en explicarle por completo su plan a Harry?, ¿por qué Harry Potter no utiliza desde el comienzo la poción que le regala el profesor recién llegado para cumplir su misión de una?), pero también hay algunos chispazos interesantes. Las secuencias de flashback en que vemos a Tom Riddle antes de transformarse en Voldemort son simplemente impagables, gracias a los dos actores que lo interpretan a edades distintas. El gran Alan Rickman sigue agitando el cotarro como el sinuoso Severus Snape, y Jim Broadbent como ese profesor atribulado y asustado es una gran adquisición para la saga. Secundarios como Evanna Lynch (la excéntrica Luna Lovegood) y Jessie Cave (la nueva chica de Ron) son simplemente brillantes. Y el trío protagónico sigue infatigable al pie del cañón, siempre con buena química entre ellos, sin que se note cansancio después de haber estado casi una década metidos en sus roles. Pueden parecer pluses pequeños, pero admitámoslo, gracias a ellos el asunto se puede ver. Además, un poco más de aguante, sólo quedan dos más... (Bueno, eso hasta que J.K. Rowling descubra que sea buena o mala escritora, nadie la va a cotizar jamás por otra cosa que no sea Harry Potter, y se le ocurra escribir una secuela, o una precuela, o un libro paralelo, o una nueva trilogía, o vaya uno a saber qué...).

IDEAL PARA: Quienes han venido siguiendo con larga y estoica paciencia la saga fílmica de Harry Potter desde sus remotos inicios hasta la fecha.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].



-- Otro trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].

domingo, 16 de agosto de 2009

"Enemigos públicos" (2009).


-- "Public Enemies". Estados Unidos. Año 2009.
-- Dirección: Michael Mann.
-- Actuación: Johnny Depp, Christian Bale, Marion Cotillard, Channing Tatum, Giovanni Ribisi, Stephen Dorff, Billy Crudup, Leelee Sobieski, Jason Clarke, Stephen Graham, Bill Camp, David Wenham, Richard Short, Christian Stolte, Stephen Lang, Emilie de Ravin, Shawn Hatosy, Branka Katic, Don Frye, James Russo, Lili Taylor.
-- Guión: Ronan Bennett, Michael Mann y Ann Biderman, basados en el libro de Bryan Burrough.
-- Banda Sonora: Elliot Goldenthal.

-- "Enemigos públicos" en IMDb.
-- "Enemigos públicos" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

1933. El mismo año en que los nazis llegan al poder y FDR amenaza con imponer la dictadura socialista cobrando... ¡¡¡IMPUESTOS!!! ...en... ¡¡¡AMÉRICA!!! En una aislada penitenciaría en el quinto infierno y tres casas más allá, aparece... ¡¡¡DILLINGER!!! Como no podía ser de otra manera, tratándose de la introducción de una peli de mafiosos que no sean las del Padrino, los tiros vuelan y la sangre salta. La banda de Dillinger, la mitad de la cual estaba tomando el sol a rayas, ahora está lista para la acción. Pero la cosa va a ser un poco complicada. En primer lugar, aunque estamos en medio de la Gran Depresión, América se está rearticulando para luchar contra la crisis económica, y ya los asaltos de bancos no se ven tan chupis como antes (es lo que tiene la prosperidad, que te hace repentinamente más amigui con el poder establecido). Además, tenemos al inflexible y duro J. Edgar Hoover listo para reemplazar la anarquía del crimen organizado por la mano dura de la justicia (la suya, claro, que a este tipo tuvieron que sacarlo con piyama de madera de la dirección del FBI, cuarenta años después). El sistema organizado contra el individuo que atornilla al revés. Bueno, qué podría salir peor, ¿no? Y no se preocupen, que cuando el descensus ad inferos comienza, ya nada lo para, porque aparece después el siguiente escalón... ¡¡¡LA MUJER!!! En efecto, nuestro buen Dillinger se empota con una franchute nada más buena, y eso lo lleva a tomar decisión errada sí y decisión errada también. Poco a poco, el FBI lo va cercando, y pronto, Dillinger descubrirá que se está transformando en un anacronismo, y que ya el mundo no tiene espacio para los gángsters antisistema como él...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Tenía que pasar. Tanto nos han machado con eso de que la Crisis Subprime 2008 es la peor desde la Gran Depresión, que era cuestión de tiempo antes de que saliera efectivamente una peli de gángsters sobre la Gran Depresión (y van...). El gangsterismo tiene una larguísima tradición en el cine, desde el fundacional "Scarface" o las otoñales "El enemigo público número 1" o "El bosque petrificado", hasta revivals como "El padrino", "Los intocables" o "¡Mafia!". ¿Por qué, este secreto encanto de los gángsters de la era de la Depresión? La respuesta tiene mucho que ver con el mito romántico. Al igual que los piratas del siglo XVII o los pistoleros del Far West, los de a-de-veritas en realidad eran tipos mugrosos-malaseados, que se mataban entre sí por un quítame allá esas pajas, y que de honorables tenían el sobaco y el trasero, pero como después fueron aplastados por "el sistema", se convirtieron en íconos románticos de la rebelión contra el poder establecido. Que siempre vende, no lo neguemos, si después de todo, ya sabemos que eso llamado "poder establecido" tiende a funcionar mejor para algunos que para algunos otros, y al resto de los cavazanjas de toda la vida qué les queda, sino el escapismo y la ilusión. Que estas pelis no están hecha para que les guste a tipos como Silvio Berlusconi, Bill Gates o Sebastián Piñera, para que hablemos claro. Y si tienen hálito trágico (que el prota pierde, vamos, o acaso no sabían que a Dillinger acaban tirotéandolo al final, si eso sale en los libros de Historia, carajo), tanto mejor porque así las masas pueden sentirse identificadas con el pequeño rebelde sin causa hasta el final. No es casualidad que una peli como ésta salga y tenga éxito justo cuando "el sistema" la ha cagado metiendo la pata hasta el pescuezo en mierda, después de que durante años nos dijeron que eso de la desregulación de los mercados financieros y laborales estaba bien, y miren ahora la de Jesús es Cristo que dejaron allá afuera (ah, pero sin mandar a la cárcel a nadie, que podrán haberse mandado el cagazo, pero todo fue honorable y entre gente decente, así es que no vamos a hacernos algo tan poco amigable como enjuiciarnos unos a otros, ¿verdad?). En ese sentido, "Enemigos públicos" habla menos de Estados Unidos en 1933 que de Estados Unidos en 2009, con un tipo antisistema tratando de abatir a los poderosos. En una lucha inútil y sin cuartel, por supuesto. Para que se vea heroico... pero que en definitiva el sistema gane, o de lo contrario, ningún jerifalte de Hollywood hubiera puesto dinero en esto (que las pelis no las financiamos por buenas sino por vendibles y levemente ideológicas, al final del día).

¿POR QUÉ VERLA?

-- Bueno, er... Es Michael Mann. No es el mejor Michael Mann de todos, pero la buena noticia es que está más cerca de la encomiable "Colateral", que de esa mierda planchá contra la ropa que era "Miami Vice". Nadie espere aquí una densa crítica social, ni siquiera personajes demasiado bien perfilados (en los hechos, aparte del prota, el cineasta se desentiende por completo del resto hasta el punto que pareciera no importarles nada de nada). Michael Mann tiene claro lo que quiere contar, y eso no es una peli histórica ni una de ésas con el ampuloso rótulo de "de época". Lo suyo en este caso es la pelea entre el sujeto aislado y el sistema opresor. Michael Mann no pierde ocasión en demostrarnos que Dillinger es bondadoso a la manera romántica, porque asalta bancos y mata gente a destajo, vale, pero cuando se lleva el dinero, se lleva el del banco y no el del humilde funcionario que para el banco trabaja, pobrecillo. O que en el fondo es un buen chico con su cariñito. Mientras que "el sistema" está encarnado en el implacable Purvis, que en el fondo no es un personaje sino que es Christian Bale jugando a ser el villano (lo que no le hace ningún favor a la peli, porque es casi como estar viendo al Bruce Wayne de "Dark Knight", pero sin su delicada psicología; tampoco ayuda que la partitura de Elliot Goldenthal a veces pareciera plag... "citar" líneas enteras de la compuesta por Hans Zimmer y James Newton Howard para "Batman inicia"/"Dark Knight"). Y detrás tenemos a Hoover, otro tipo que sólo aparece para ponérsela de putas a "el jovencito". La paradoja es que, a pesar de que el Gangsterismo floreció en un contexto bien definido, cual es la Gran Depresión, ese contexto desaparece por completo detrás del conflicto principal. Y esto no es algo ni para criticar ni para alabar: es simplemente una opción narrativa, que puedes tomarla o dejarla, pero si esperas una gran recreación histórica aquí, estás completamente fuera de lugar (que esto no es "Bonnie y Clyde", vamos). En el fondo, el decorado art-decó no es más que eso, un decorado, para que el bueno (el rebelde romántico) y los villanos (el prosaico sistema de toda la vida) se líen cómodamente a mamporros. ¿La gracia de esto? Como lo dije al inicio: es Michael Mann, hombre. Si hay alguien que podía hacer una peli tan inane y casi abstracta en su contenido, y aún así salirse con la suya, es justamente Michael Mann. ¿Por qué? Porque este tipo es insuperable filmando violencia. La opción por las cámaras digitales le hacen un favor enorme a los duelos con ametralladora, que pocas veces se vieron tan realistas y descarnados en el cine (si la ves en tu televisioncita de 14 pulgadas en año y medio más, cuando la den en el cable, te lo vas a perder). O sea, el tipo asume que si vas a reducir una peli de dos horas veinte a un simple duelo prolongado, al estilo "Transformers", por lo menos que ese contenido mínimo sea bueno. Y lo es. De manera superlativa.

-- Las actuaciones son bien ajustaditas a sus cometidos. Johnny Depp al principio como que no convence mucho, como que es muy Johnny Depp interpretando a su personaje, pero andando el metraje y desmelenándose un poco el asunto, fluye de manera natural en un personaje al que, de todos modos, se le hubiera agradecido un poco de mala leche adicional (¡es un gángster, por Bastet!). Christian Bale, ya lo dijimos, está para pasear su cara de rottwailer y cumple. Billy Crudup (¡sí, el Doctor Manhattan de "Watchmen"!) en sus breves escenas como Hoover, está impagable, como un tipo que parece estar en lo de perseguir el crimen más por satisfacer a Narciso que por verdadero espíritu de dedicación pública. Marion Cotillard, como de costumbre, está soberbia, aunque apenas se note porque esto no es "La vie en rose" y su rol es apenas poco más que el descanso del guerrero. Del resto no hay mucho que decir, porque en verdad el conflicto está tan centrado en "el jovencito" versus "el sistema", que sus vidas ni van ni vienen ni, la verdad, nos importan demasiado, y de ahí que gente solvente como Giovanni Ribisi, Lily Taylor o Leelee Sobieski (ya ven, hay vida después de "En el nombre del Rey") estén ahí casi para aparecer en la foto y poco más. Lástima de buen elenco sudándolo todo con la camiseta puesta, y que apenas se note.

-- Escenas impagables. El tiroteo en el bosque, adrenalina pura inyectada a la vena. O cuando Dillinger va a decirle a su mamacita que no va a trabajar más de recibechaquetas. O el asalto al banco que degenera en una balacera brutal. O toda la secuencia con "El enemigo público número 1" de fondo (que los tipos del subtítulo, de manera literal al original, pero desconociendo cómo tradujeron la peli acá en castellano en su día, le pusieron el tan adecuado como irreconocible "Melodrama en Manhattan").

IDEAL PARA: Ver una peli de violencia con buen pulso.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].



jueves, 13 de agosto de 2009

"Juego de espías" (2005).


-- "Silent Partner" (título en inglés), "Теневой партнер" (título en ruso). Estados Unidos / Rusia. Año 2005.
-- Dirección: James D. Deck.
-- Actuación: Tara Reid, Nick Moran, Gregg Henry, Patrick F. Gallagher, James D. Deck, Oleg Shtefanko, Igor Staroseltsev, Georgi Martirosyan, Irina Grigoryeva, Aleksandr Fastovskiy, Robert F. Lyons, James Keane, Sergei Konov, Veronika Izotova, Lyubov Germanova.
-- Guión: James D. Deck y Chris Larsen.
-- Banda Sonora: Larry Brown.

-- "Juego de espías" en IMDb.

¿DE QUÉ SE TRATA?

¿Crreían acaso que desde la derrota de Iván Drrago a manos de RRocky Balboa se había terrminado la amenaza rrusa? Piénselo otrra vez, tovarrich. Hay un ministro ruso que las pasa canutas con una tovarich que le gusta, ya saben, hacer cositas porque hace cositas, si es que son todas unas sueltas. Algo después, el tipo aparece en su casa, con su bolita de plomo dentro del cerebro. Suicidio, dicen, pero claro, es la Santa Madre Rusia, y ya sabemos que allá se estila que te metan talio en la bebida para dejarte un desfigurao que no digamos. En Yueséi, por su parte, un analista de la CIA dice "la economía de los soviets va viento en popa ahora que pateamos el culo comunista, América debe invertir en Rusia y prestar dinero... y obtener suculentas ganancias al cabo de un tiempo, cuando el parque industrial ruso crezca lo suyo", y de que usen ese parque industrial para reflotar el Red Army, bueno, eso nadie lo dice. En fin. El caso es que el suicidio del ministro le cae como patada en el estómago, porque el ministro en cuestión era el interesado en el préstamo. Para salvar su operación, y también mandao por sus jerifaltes de la CIA, debe viajar a Moscú. Allí se topa con que todos dicen que es suicidio, que le quieren dar carpetazo, que nadie colabora, lo de siempre, vamos. Además, el tipo no es James Bond, precisamente, porque tiene una cara de pasmao que te la vieras. En un minuto, claro, se hace la pregunta clave: ¿por qué envían a un tarado como yo para hacer esta investigación? Y se responde: ¡Claro, envían a un tarado como yo porque nadie quiere que haya investigación! (si hay algo más penoso que ser un tarado, es serlo y más encima darse cuenta). Pero, fiel a su tradición personal de ser un tarado, en vez de acusar recibo y darse media vuelta a casita a cobrar el cheque y vivir en paz y hacerse chica y procrear nuevos taraditos, decide que sí hará la investigación, de todos modos. En estos menesteres acaba topándose con la chica que decíamos al comienzo, porque bueno, siempre en estas pelis la chica y el chico se reúnen, o no hay tensión dramática sobre si follan o no follan. Juntos, ambos librarán una épica lucha por desenterrar la verdad, contra todo el apparachitnik ruso y sus buenas conexiones mafiosas yankis de paso. ¡Nastarobia, camarada!

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Ni James Bond en "GoldenEye" pudo limpiar ese hoyo infecto de corrupción económica y política que es Moscú a comienzos del XXI. Porque claro, derribaron a los tenebrosos Hijos de Stalin para instalar a los Hijos del Kapital en su lugar. Y el pueblo ruso, igual que siempre. Incluso, quizás peor. Aunque el clima es misericordioso: si estás muy cagao por la economía, siempre te queda la opción de dejarte morir de frío. O beber vodka a destajo, qué más da. En medio de todo esto, era cuestión de tiempo antes de que surgieran las coproducciones y alianzas fílmicas rusoamericanas. O sea, los yankis ponen el dinero (o los rusos, si hay que lavar lo suyo), y los rusos ponen los bellos paisajes y las basílicas de cúpulas doradas. "Juego de espías" (cuyo título original, "Silent partner", es un tanto más lógico para la trama, digámoslo, porque se refiere a un archivo computacional, y no, no es un espoiler porque se ve en los primeros diez minutos de trama) es un intento por hacer coproducción entre Rusia y América. Con la ubicua mano de Andrew Stevens por detrás como productor ejecutivo. ¿De quién, dice usted? ¡Joer, es que ustedes no vieron cine noventero! ¡Andrew Stevens era el productor/actor que se afilaba a Shannon Tweed en cosas como "Scorned", "Sueños ilícitos", "Night Eyes II"...! (¿quién dijo que Cine 9009 era solamente sobre cine de alturas? Yo no, por lo menos, y soy quien mantiene el blog funcionando, ¿eh?).

¿POR QUÉ VERLA?

-- Digámoslo desde ya. Esta es la clase de pelis que se ven fácil, se digieren rápido y se olvidan con prontitud. Lo curioso es que, a pesar de su clara vocación de serie-B, es algo más estimable que el promedio. El argumento no es ninguna maravilla, y se sigue todos los tópicos del género (chica de infarto en peligro de muerte, chico lindo devenido en agente reluctante, conspiraciones en la sombra, traidores dentro de "los buenos", más unos cuantos tiroteos que animen el cotarro de cuando en cuando). El final podía haber sido algo bueno, pero no supieron montarlo bien, y quedó algo abierto a la libre interpretación, por decirlo con suavidad. Los giros de la trama permiten que la chica (Tara Reid, a quien nunca contratan por su talento actoral, ni menos cuando era la host de Wild On) muestre su peazo anatomía en una lencería obviamente diseñada para sus medidas corporales. Y las escenas de acción están relativamente bien resueltas, dentro de lo escaso del presupuesto (una persecusión automovilística, como manda el lugar común, un tiroteo con ametralladoras al mejor estilo "24"...). ¿Eso es demasiado poco para calificar a una peli como "buena"? Sí, estamos de acuerdo, pero es que la hizo el ya mencionado Andrew Stevens en coproducción con el Oso Ruso, con el vuelto del pan y tres sánguches de mermelada con mantequilla. Hay muchas otras pelis que las hacen con diez veces el presupuesto de lo que seguramente costó esto, que son tan pointless como ésta, y reciben mucha más atención y bombo, e incluso (¡AJ!) público. Buen truco: si te gastas una millonada, se nota que es una peli mediocre a la legua, mientras que si la haces con una mano por delante y la otra por detrás, las (escasas) virtudes relucen un poco por encima del marasmo general. Y al final, sí, la peli se aguanta y se defiende sola. De manera vacilante, pero se defiende.

-- Démosle algo de crédito a la banda sonora. No es una maravilla ni mucho menos, pero acompaña bien sin fastidiar, tiene los toques rusoskas justos para la ambientación, y si bien en ningún minuto tiene punch, tampoco distrae ni molesta.

IDEAL PARA: Ver de nochecita, en la camita, para conciliar el sueño con algo ligerito.

VIDEOS.

-- La escena de persecusión de autos [en inglés, doblada al ruso... yo qué culpa, así venía el video].

domingo, 9 de agosto de 2009

"El Fantasma de la Opera" (1962).


-- "The Phantom of the Opera". Inglaterra. Año 1962.
-- Dirección: Terence Fisher.
-- Actuación: Herbert Lom, Heather Sears, Edward de Souza, Thorley Walters, Michael Gough, Harold Goodwin, Martin Miller, Liane Aukin, Sonya Cordeau, Marne Maitland, Miriam Karlin, Patrick Troughton, Renee Houston, Keith Pyott, John Harvey.
-- Guión: Anthony Hinds, basado en la novela de Gaston Leroux.
-- Banda Sonora: Edwin Astley.

-- "El Fantasma de la Opera" en IMDb.
-- "El Fantasma de la Opera" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Una nueva cantante llamada Christine Charles llega al Teatro de la Opera de Londres, probando suerte (¡Un momento! ¿No que el Fantasma de la Opera lo es porque es la Opera de París...? ¿Y no era el apellido original Daaé, y no Charles...? Bastet mía...). Bueno, el caso es que llega, y dos tipos le ponen de inmediato el ojo encima, y no por sus cualidades operísticas precisamente (antes de esta peli no conocía a Heather Sears, pero, mmmmmm, habrá que ver más cosas de ella, ñomi-ñomi...). Uno de ellos es un viejo verde que la invita a cenar. Lo que ella, con toda ingenuidad (!!!) creía una cena de negocios, se transforma en una proposición para enseñarle a cantar en el apartamento del vejete (bueno, no podemos culparlo, habemos varios que la haríamos trinar a la chica...). Ella está asustada, pero no puede irse ni para acá ni para allá porque no tiene nada ni a nadie en el mundo y no tiene cómo ganar, pero justo en esa tesitura aparece el segundo galán que decíamos, que no sólo es guapetón sino que además es correctito, y bueh, también se la quiere llevar al tálamo, pero por la vía respetuosa, y se las arreglará para torear al viejo verde. Hasta el momento todo sería una carrera por ver quién se encama primero y mejor con la chica, pero nadie sabe que en el Teatro de la Opera hay también otro sujeto distinto, más misterioso, amenazador... ¡¡¡EL FANTASMA DE LA OPERA!!! ¡¡¡BUAAAAAA...!!! Tengan miedo... Bueno, este Fantasma no se anda con chicas y no le repele el gore si ha menester. Y decide que Christine será suya, la entrenará como cantante, etcétera. Mientras nuestro galán, por su parte, empieza a seguir la pista del Fantasma, y encuentra una misteriosa conexión con el malvado viejo verde... ¿Conseguirá mantener a salvo y/o rescatar a Christine antes de que el Fantasma se decida a llevársela para siempre a su reino de tinieblas y oscuridad...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Las pelis de la Hammer son más que obras de un estudio, son casi una institución. Decir "la Hammer" es decir casi cine de terror gótico y clásico. Lo que para los '30s representaron las pelis de terror de la Universal, para los otoñales '50s y tempranos '60s lo fueron las pelis de horror británicas de la Hammer, o sea, el referente ineludible sobre cómo había que montarse una peli de terror cualquiera. En 1962 se atrevieron con el Fantasma de la Opera. Reto grande, porque ya existía una versión clásica del tema, "El Fantasma de la Opera" de 1943, que durante años seguiría siendo el Fantasma par excellence. Pero se atrevieron. Después de todo, la Hammer estaba sacando enorme rédito de "La maldición de Frankenstein" y secuelas, y del "Drácula" con Christopher Lee y secuelas, y de seguro se les abrió el apetito por producir una nueva franquicia que multiplicara aún más las libras esterlinas en sus arcones. Pobres. No siempre se puede ganar. "El Fantasma de la Opera" de 1962 resultó un fracaso por donde se la mire, y no hubo secuelas. Todavía me pregunto por qué, ya que es una peli mucho más estimable en hartos respectos que "El Fantasma de la Opera" de 1943, si no en fidelidad al libro, al menos en su espíritu tenebroso, que tan arteramente se lo habían cargado en la versión hollywoodense del personaje. Bueno, siempre cabe echarle la culpa a la conjunción astral...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Lo dicho. Aunque el argumento de esta peli no tiene nada que ver con la novela original, como no sea el personaje del Fantasma mismo, sí que rescata todo su trato gothvictoriano, lo que es crédito fundamental para Terence Fisher, que había traído desde la tumba a Drácula con las facciones de Christopher Lee en el "Drácula" de 1958, entre otros clásicos del horror. El argumento parece en muchos sentidos un remake o revisión del argumento de "El Fantasma de la Opera" de 1943, pero si esa versión caía a ratos en la autoindulgencia y en la payasada, acá el asunto va en serio. Ahora, nada de mariconadas, el Fantasma está gugu-gaga, y aunque conserva un resto de Humanidad por ahí, es en definitiva el monstruo que debía ser. En la versión de 1943 el Fantasma era una figura romántica y difícilmente se explicaba su pulsión asesina, mientras que en el brillante y definitivo "Fantasma de la Opera" de 2004 tenemos una figura de patetismo lírico y trágico, mientras que en esta versión el Fantasma es lo que siempre debió ser, o sea, un psycho que te mete terror a la vena. Uno le perdona por eso a esta peli detalles como que el Fantasma tiene su propio Igor para hacer trabajillos sucios, y cosiacas asá (sí, en esta versión el Fantasma tiene un jorobado como henchman, ¿qué hay con eso?). O como que se cargó todo el argumento. O esos planos de flashback que con la cámara media ladeada, a ratos recuerdan las secuencias de pelea del "Batman" de 1966. Además, mandan al carajo la iconografía del Fantasma con esa bella máscara que tapa la mitad de su rostro, mírame sólo la mitad de mi rostro y teme a lo que se esconde detrás porque soy un ser de inmenso sufrimiento, oh-oh-oh, y ahora el Fantasma usa una máscara completa que lo convierte en una especie de precursor de Jason Vorhees (con más estilo, además). Ayudado, claro está, por la gran interpretación de Herbert Lom ("Espartaco", "El Cid", y muy en particular su rol recurrente como el Inspector Dreyfuss en la saga original de la Pantera Rosa, o sea en "El regreso de la Pantera Rosa" y sus continuaciones), que construye un Fantasma tan destruido por el sufrimiento, que es más una bestia que un ser humano.

-- El resto del elenco también está con nota sobresaliente. El galancete Edward de Souza cumple como galán, aunque no sé si lo débil del rol es por el señor de Souza o por lo tipée del papel. Heather Sears quizás está un poco alejada de la ingenuidad angelical que se le supone a la Christine de la novela (y es que Emmy Rossum en "El Fantasma de la Opera" del 2004 se las arregló para desbancar a cualquiera otra Christine anterior o venidera), pero cumple muy bien con ser un objeto de deseo y centro de la intriga, y no sólo por su cuerpo (aunque también por su cuerpo, mmmmmm ñomi-ñomi...). Y el malo maloso viene inesperadamente interpretado nada menos que por el gran Michael Gough, que ustedes lo conocen porque fue fiel a Batman interpretando al Mayordomo Alfred desde las estupendas "Batman" y "Batman regresa" hasta esa misa fúnebre que fue "Batman eternamente" y esa sepultura que fue "Batman y Robin", además de un rosario de pelis de todo tipo y condición. Y es que ver a Michael Gough de malo acá es odiarlo.

-- Detallitos por aquí y por allá. Esas viejas como arpías metidas en la cocina. El cazador de ratas y su infausto final. El asunto de la alcantarilla. Toda la secuencia de recuerdos en que se nos cuenta cómo el Fantasma llegó a ser tal (en esos tiempos te contaban la historia entera, no como ahora que te venden la peli, y si hay éxito te meten a presión la precuela). La escena final entre el Fantasma y el viejo verde.

-- La ópera final. A diferencia de "El Fantasma de la Opera" de 2004 en que la ópera final era "Don Juan Triunfante" (como en el libro), y a semejanza de "El Fantasma de la Opera" de 1943 en que la obra era una tamerlanada con tártaros y todo, acá también cambian la ópera. Se trata del proceso de Juana de Arco, con Christine interpretando a Juana. Tiene su qué, el cambiar a un "Juan" por una "Juana", pero esto ofrece una interesante relectura del final de la historia. O sea, tiene su qué el poner a la prota en una obra en que se supone el personaje acaba quemado. Y no, no estoy reventando el final de la peli. Y aunque sepan lo que va a cantar, no importa. La secuencia tiene tensión dramática suficiente para compungirte el alma de todos modos.

IDEAL PARA: Ver una versión del Fantasma de la Opera que quizás no sea ajustada al libro ni mucho menos, pero a cambio es creativa, plástica y con fuerza.

POSTEO PUBLICADO IN MEMORIAM SERGIO MEIER FREI (1966-2009).

VIDEOS.

-- Inicio de la peli [en inglés, sin subtítulos].



jueves, 6 de agosto de 2009

"El Fantasma de la Opera" (1943).


-- "Phantom of the Opera". Estados Unidos. Año 1943.
-- Dirección: Arthur Lubin.
-- Actuación: Nelson Eddy, Susanna Foster, Claude Rains, Edgar Barrier, Leo Carrillo, Jane Farrar, J. Edward Bromberg, Fritz Feld, Frank Puglia, Steven Geray, Barbara Everest, Hume Cronyn, Fritz Leiber, Nicki Andre, Gladys Blake.
-- Guión: Samuel Hoffenstein, Hans Jacoby, John Jacoby y Eric Taylor, sobre la novela de Gaston Leroux.
-- Banda Sonora: Edward Ward.

-- "El Fantasma de la Opera" en IMDb.
-- "El Fantasma de la Opera" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

El inspector Raoul llega al Teatro de la Opera de París, sólo para descubrir que su amada Christine ha encontrado un nuevo buen amigo. Según la pizpireta, no pasa nada, pero el nuevo amigo, que es nada menos que el tenor del asunto, canta a la legua que sus intenciones no son tan puras, ehm... Raoul se mosquea y empieza a armar escenitas, porque verán, se supone que Christine lo debía amar a él... Y ella sin decidirse, que sí, que quería a Raoul, pero pasaron tiempo separados y el tal Anatole es tan simpático y dije... Abstraída como está en ser la mujer sonrisal y dejarse querer de aquí y de allá, Christine no se da cuenta de que tiene un tercer enamorado. Un vejete que es violinista en la Opera, y que ya está en la edad de retiro (y que lo retiran, de hecho). El tarado se ha embarcado en la idea de ayudar a Christine clandestinamente, pagándole clases de canto sin que ella sepa, con la torpe y adolescencial idea de que ella alguna vez caerá en sus manos por el agradecimiento y todo eso (qué hombre cretino, por el amor de Bastet...). Sin trabajo y sin ahorros, su única salida es conseguir que le publiquen una ópera en la que ha estado trabajando. El problema es que el editor de marras es un malparido que básicamente se defeca en los compositores, y ni siquiera tiene interés en ver el asunto. Pero hay quien comprende que tienen una potencial obra de genio, y para convencer al editor, consigue que nada menos que Franz Liszt himself (bueno, un actor que lo interpreta, en realidad) interprete la obra. En mala hora, porque el compositor enamorao de Christine cree que le están plagiando su obra, y el asunto degenera en batalla campal. De ella, le echan nada menos que ácido a la cara. Con espantosos alaridos inhumanos, sale arrancando y se refugia en las alcantarillas. Ahora, nuestro buen amigo ha dejado la carcasa atrás, y se ha convertido en... ¡¡¡CHACHÁN...!!! ¡¡¡EL FANTASMA DE LA ÓPERA!!! ¡Oh, y ahora, quién podrá proteger a Christine! Bueno, ahí está el par de galanes, por falta de uno que hiciera...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En 1910, en plena Belle Epoque, el escritor francés Gaston Leroux asustó a los bisabuelitos de los EMOgóticos con una novela llamada "El Fantasma de la Opera", en la cual refería el romance del misterioso Fantasma de la Opera de París, por la angelical y bella cantante Christine. Ya en 1925 se rodó un "Fantasma de la Opera", versión silenciosa obviamente, con Lon Chaney, pero habría que esperar hasta el ciclo de terror de los Estudios Universal ("Frankenstein", "La momia", "Drácula", "El hombre invisible" y las inevitables secuelas...) para una nueva y ahora sí más o menos definitiva aproximación al personaje. O eso debería haber sido. Durante muchos años, "El Fantasma de la Opera" de 1943 permaneció como la versión canónica de lo que debía ser el personaje, a la que se ciñó más o menos "El Fantasma de la Opera" de 1989, y con la cual "El Fantasma de la Opera" de la Hammer no pudo contender (y eso que la peli de la Hammer tenía sus méritos). Sólo con la suntuosísima y muy bien ejecutada adaptación del musical de Andrew Lloyd Weber ("El Fantasma de la Opera" de Joel Schumacher, en 2004) nos encontramos con un producto incluso más definitivo. Y es que el Fantasma de la Opera como personaje literario o fílmico es difícil. En el fondo, es la vieja historia de la oscuridad tratando de seducir a la luz, y un tema así no puede sino hacer saltar a las plateas, en particular en tiempos moralmente fuertes en los cuales se supone que todos son buenos y decentes, y jamás contemporizarían con un villano como ése. Por eso hubo que esperar hasta la explosión darkgoth de los últimos '90s y tempranos 2000s para tener un Fantasma como realmente debe ser. En 1943, con "los buenos" peleando contra Hitler y con nadie identificándose con ser malo, el horno no estaba para fantasmas de ninguna clase, ni hitlerianos ni operísticos ni de otro tipo. No en balde el cóctel de monstruos de la Universal floreció tan abiertamente en los '30s (el miedo al totalitarismo que se sentía en el aire) y se apagó en los '40s (el miedo era ya demasiado grande para ser algo disfrutable, ni siquiera mediante la catarsis del cine). Y "El Fantasma de la Opera" de 1943 fue rodada casi como un canto de cisne, llegando tarde a la hornada. Y con un peso dramático muy inferior a las mucho más imaginativas versiones de Drácula, de Frankenstein, etcétera, pergueñadas en la década anterior.

¿POR QUÉ VERLA?

-- De partida tiene un valor histórico. Fue durante muchos años (¡61, hasta la versión del 2004!) la versión definitiva del personaje. Incluso "El Fantasma de la Opera" del año 2004 le debe su poco en estética a esta versión de 1943, incluyendo por supuesto la máscara que usa el Fantasma para cubrirse su rostro (a diferencia de la máscara de papel maché del "Fantasma de la Opera" de la Hammer, que trata de ser algo novedoso y rupturista con la tradición fantasmaoperesca). A pesar de que la calidad intrínseca de esta peli a ratos queda en deuda, es de tal modo icónica que es inevitable para entender la evolución del cine de terror, a través de uno de sus personajes más representativos. Parte importante del mérito debemos adjudicárselo a Arthur Lubin, el director, quién aunque traicionó el concepto de terror propio de la obra original para convertirlo en un folletineo romanticioso con un espantoso triángulo amoroso (cuadrado, deberíamos decir), al menos consigue darle a la peli un cierto tono de fantasía que la mantiene a flote en todo lo que no sean escenas de comedia chusca (por Bastet, esa resolución del triángulo amoroso...). Digamos en beneficio del señor Lubin que en su currículum se apuntan algunas joyitas del cine de ambientación arábiga, como "Alí Babá y los cuarenta ladrones", "Una noche en el paraíso" y el pequeño clásico de aventuras "El ladrón de Bagdad". Si sólo Francia se pareciera un poco más al Califato Abasida...

-- Claude Rains. Uno le puede perdonar a esta peli la pésima adaptación de la novela, que cambia el argumento y lo hace para peor (y de meter con calzador a Franz Liszt como "secundario de lujo" ya ni hablemos), a cambio de ver a este gran actor, que por lo general batallando desde roles secundarios allí donde va deja estela de grandeza actoral ("El hombre invisible", "Las aventuras de Robin Hood", "Caballero sin espada", "El halcón de los mares", "Casablanca", y un largo etcétera). Claude Rains interpreta al Fantasma, y lo hace con un hálito tan trágico, que lo avasalla todo, incluyendo a ese Raoul degradado de vizconde en la novela a inspector de policía en la peli, a ese Anatole metido de postizo en la trama, a esa Christine cuyo físico fuertemente teutónico y su avispez tienen poco que hacer con el carácter ingenuo y etéreo que se le supone al personaje, y a todo el cambio en la trama de por qué el Fantasma deviene en Fantasma. La peli se demora su buena hora en explicarnos cómo surge el Fantasma, pero no importa, porque todo ese rato de latazo viene sostenido por la fuerte presencia del drama personal que nos transmite Claude Rains. Al final, es fácil empatizar con este pobre individuo que es víctima tanto de su propia ingenuidad como de las tragedias sucesivas que lo van azotando, y que lo arrinconan. Tanto, que a veces queda poco comprensible que un ser tan tierno y querible como ése, devenga en un asesino a sangre fría como es el Fantasma.

-- La música. El soundtrack de la peli es estupendo. Generalmente los soundtracks tienden a envejecer rápido porque responden a los gustos de tal o cual generación y no se componen precisamente para la eternidad, de modo que esperaríamos decepcionarnos del soundtrack de 1943 y encontrarlo risible, defecto que lastraría visiblemente una peli que gira precisamente en torno a personajes músicos, y de música de calidad, no de Ricardo Arjona. Pero no. El soundtrack de la peli de 1943 es poderoso por todo lo alto. Incluso la opción de reemplazar la ópera final ("Don Juan Triunfante" en la novela, y también en "El Fantasma de la Opera" de 2004) por una pieza sobre los tártaros, se sostiene sobre piezas musicales que se ajustan bien al folclor ruso. En los hechos, más de algún acorde, cambiándole el ritmo de las notas, me suena a las canciones que en los momentos correspondientes de la trama compuso Andrew Lloyd Weber para su musical... (pero el musical de Lloyd Weber es 40 años posterior a esta peli). Como sea, el soundtrack de esta peli sigue siendo muy bueno. Salvo si exceptuamos la primera secuencia, claro está. Pero el resto es muy bueno.

IDEAL PARA: Ver al abuelito de los Fantasmas de la Opera, interpretado magníficamente por el abuelito de los actores secundarios de Hollywood.

POSTEO PUBLICADO IN MEMORIAM SERGIO MEIER (1966-2009).

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].



-- El futuro Fantasma de la Opera toca el violín [en inglés, sin subtítulos].
 

domingo, 2 de agosto de 2009

"Up" (2009).


-- "Up". Estados Unidos. Año 2009.
-- Dirección: Pete Docter, y Bob Peterson (acreditado como co-director).
-- Actuación: Voces de (en la versión en inglés) Edward Asner, Christopher Plummer, Jordan Nagai, Bob Peterson, Delroy Lindo, Jerome Ranft, John Ratzenberger, David Kaye, Elie Docter, Jeremy Leary, Mickie McGowan, Danny Mann, Donald Fullilove, Jess Harnell, Josh Cooley.
-- Guión: Bob Peterson y Pete Docter, basados en una historia de estos dos y de Thomas McCarthy.
-- Banda Sonora: Michael Giacchino.

-- "Up" en IMDb.
-- "Up" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

En los '30s es la época de las seriales y de... no, please, no me vengan con Indiana Jones, porque aunque no lo crean, INDIANA JONES NO ES UN PERSONAJE HISTÓRICO (estos fotologueros yutúbicos que ya no saben distinguir la fantasía de la realidad...). En fin. En esa época los noticiarios se veían en el cine, y ya había frikis que se vestían con cascos de aviador y todo eso para emular a sus héroes favoritos, entre ellos nuestro buen Carl, que se la vive con la cabeza por las nubes por su héroe favorito Charles Muntz. Pero Charles Muntz es acusado de ser... ¡¡¡UN FRAUDE!!! Algo que a Carl le duele hasta que el costillar es mío, mirando la pantalla, pero así es como es. Charles Muntz, por su parte, se resuelve a no dejarse tratar de fraude, y emprende otra vez el viaje a la jungla. Mientras tanto, Carl vivirá su propia aventura cuando, por eso de la afición, termina conociendo a una chica que, vaya, es medio masculina para su edad y época, porque no juega a las muñecas ni a ser la señorita corrección, con cursos de bordado y trapeado de baldosas y esas cosas, sino que también adora a Charles Muntz y quiere vivir la gran aventura también. Y se enamoran. Y se casan. Y viven toda una vida juntos, y envejecen. Y ella muere (¡vaya un personaje secundario, al minuto 15 ya está fallecida, y eso que su personaje duró 70 años de historia!). Y Carl se queda solo, y lo que es peor, viejo-cuasi-acabado. A su alrededor el mundo ha cambiado, y ahora fríos exec terno-y-lentes tipo Mr. Smith están propagando el virus de la especulación inmobiliaria construyendo edificios a lo bestia... y quieren la propiedad de Carl. Por las buenas o por las malas o por las peor, lo que sea más entretenido y acolmillacuellos. Una estupidez cualquiera hace que los desplumajuicios de la inmobiliaria le amenacen con quitarle la propiedad y sepultarlo en un asilo, así es que Carl, envalentonado por primera vez, usando todo lo que sabe sobre globotecnia, llena su casa de globitos y la arranca de sus cimientos. ¿Destino? ¡¡¡VENEZUELA, A BUSCAR LA AVENTURA QUE JAMÁS TUVO CON SU ESPOSA, LA AVENTURA DE IR TRAS LOS PASOS DE CHARLES MUNTZ!!! Todo podría ser sencillo, de no ser porque a bordo se le cuela un chiquillo boyescáu nada más patoso. Y luego, acaban medio perdidos en territorio comanche (figuradamente hablando, claro). Y después, porque se les aparece un maldito pajarraco vivacolores para hacerle la vida más de cuadritos si se puede. Y al último, porque una sombra del pasado reemerge para...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

No decimos nada nuevo si decimos que Pixar es, en los 2000s, la punta de lanza en lo que se refiere a cine de calidad, dentro del ámbito de la comercialidad hollywoodense. En parte porque, con su buen poco de perspicacia y sentido común, pero contrariando la costumbre de los escualos de Hollywood, la Disney nunca se metió demasiado con ellos, aparte de distribuirles las pelis, y por lo tanto, Pixar pudo hacer las cosas a su amaño peli tras peli en vez de ceñirse a la "fórmula Disney", que tanto hizo por ahogar la creatividad de los Estudios Disney desde los mid-90's en adelante. En 2006 vino la noticia terrible, de que Disney había adquirido Pixar, y podíamos temernos lo peor. Pero no fue así. "Ratatouille", sin ser una obra maestra, mantuvo on-the-top los estándares Pixar, y "WALL-E" es por derecho propio una de las mejores pelis de la década entera, no sólo en la animación ni en la SF sino en todo el cine post-2000s. Precisamente "WALL-E" era la sombra negra sobre "Up": hicieran lo que hicieran, por muy soberbia que fuera la labor, jamás iban a conseguir algo mejor que "WALL-E", o cuando mucho, sólo algo igual de bueno, y eso iba a dejar con gusto a poco... Había que ser bravo para meterse en semejante brete, pero Pete Docter lo hizo. Y aunque no lo crean, conociendo lo ímprobo de la tarea, se salió con la suya. Brillantemente. Las comparaciones son odiosas, y no se puede decir que sea tan buena como "WALL-E", pero no trataron de compararse tampoco: hicieron un trabajo muy diferente, de fantasía pura en este caso, que hiciera difícil las comparaciones, y con esto lograron hacer una peli que se sostiene sobre sí misma. Porque "Up" viene siendo, como va siendo costumbre para Pixar, fácil integrante del Top Ten de mejores pelis del 2009.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es fácil darse cuenta de que esta peli está hecha por gente que AMA EL CINE, así dicho con mayúsculas. No me refiero a los tipos que homenajean al cine trufando la peli de citas y guiños cinéfilos, tendencia trágicamente arrojada al despeñadero por el ridículo de la exageración con "Una película de miedo", "Disaster Movie" y otros subproductos que, involuntariamente, hacen grasa de parrilla sobre esto queriendo asar filete. En vez de eso, "Up" está hecha por gente que empuja hasta el límite la manera de contar una historia. Porque bien mirado, la peli es predecible como que si suelto una manzana tendrá que caer, y además está llena de absurdos (¿una casa entera que vuela con apenas 10.000 globos? ¿Una casa volante entera sobrevuela los Yueséi y la USAF no la echa abajo a misilazo limpio? ¿Un antiguo aventurero que debería andar en sus 90 añitos, sobreviviendo en plena forma física into the wild? ¿Dos abueletes haciendo escenas de acción que ni John McClane, oigan...?), y consigue la magia de que nada de eso nos importe. Es una historia mágica, pero no de esa magia semiimpostada y lacrimógena para, ehm, "recobrar el sentido infantil de la maravilla" y otras ñoñardas por el estilo, sino de esa que nace porque... bueno, porque está contada con magia, y punto (si pudiera decir cómo lo hicieron, ya no habría magia, después de todo, ¿no?). El guión es un prodigio de economía narrativa, eliminando todo lo superfluo y quedándose con lo esencial en todas partes, escondiendo con pericia todos los resortes narrativos metidos aquí y allá para que la cosa marche (porque bien mirada, la anécdota central es austera hasta lo espartano, y no daba mucho de sí), y creando un mundo visual que consigue el milagro de ser maravilloso sin apelar al barroquismo visual de sobrecargar la escena con colores, detalles y etcétera. La casa que flota gracias a los globos es una imagen visual tan poderosa, que con el tiempo terminará transformada en un símbolo del cine de los 2000s que ya terminan. Y la mayor parte de las secuencias son superlativas, apelando a lo mínimo y esencial, y dejando que la emoción fluya por sí sola, sin forzarla nunca. Los diálogos, sin ser brillantes y ingeniosos, son los justitos y precisos para que el asunto sea completamente natural, sin frases para el bronce ni mucho menos. O sea, esta peli tiene todos los ingredientes que han hecho grande a las pelis desde que el cine es cine, y no es injusto para nadie comparar a "Up" con algunos de los más grandes e imperecederos clásicos de la era dorada de Hollywood.

-- El sustrato de la peli, omnipresente, aunque nunca forzado ni sermoneado, es muy, pero muy, grueso. Esta peli se trata fundamentalmente de la vida y de cómo dejarla fluir. Alguien dijo alguna vez que "la vida es lo que te va sucediendo mientras te empeñas en hacer otros planes", pero hay gente que se aferra a sus planes, y sigue atascada en un pasado que ya se fue. Carl, el prota, es uno de ellos. El pasado le pesa como una losa, y cuando es viejo, todavía quiere hacer realidad el sueño de su infancia, y de manera quizás un tanto mezquina, lo hace so pretexto de que su esposa quería. De esta manera es que Carl se condena a llevar toda su vida pasada, simbolizada en una casa que él mismo (y su esposa) ha construido, y a la que se niega a abandonar, cargándola sobre sus hombros (¡de manera prácticamente literal!). Será finalmente su esposa, con un inteligente guiño desde la ultratumba (no diré más para no lanzar un spoiler, aunque es bastante fácil de adivinar si se sigue la trama con atención), que lo hará despertar y hacer descubrir que vivir la vida no significa cumplir los sueños de manera ordenada ni planificada, sino lanzarse a la aventura de verdad, a lo imprevisto, a lo no determinado de antemano, y en definitiva, al riesgo de que algo salga mal, porque si no hay riesgo, bueno... no es aventura, al final. El villano, por el contrario, alguna vez fue un héroe precisamente por lo mismo, porque era temerario y sabía vivir la aventura, pero cuando cayó en el feo vicio de quedarse enclaustrado en el pasado, se fue sorbiendo el seso poco a poco hasta convertirse en... bueno, en todo lo que Carl deja de ser para, ehm, madurar y convertirse en hombre (¡en su ancianidad!). Así como la casa de Carl es un símbolo de todo lo que Carl debe dejar atrás para ser un hombre completo (y por Bastet que duele cuando debe hacer la Gran Renuncia, así con mayúsculas), la guarida del villano es también un símbolo de ese quedarse en el pasado, viviendo a bordo de un zeppelin que en el fondo (literalmente, una vez más) es un osario, repleto de huesos, y no de huesos cualquiera sino, para añadir limón a la herida, de fósiles antediluvianos, haciendo a su poseedor también alguien aferrado a un pasado que, de manera simbólica, representa la muerte en vida a que se ha condenado, aferrado a un estúpido sueño en vez de hacer lo más sensato, y lo que en definitiva hizo la esposa de Carl (impagable esa escena en que ella le da a entender a él que... no, no diré más).

- Insistamos en las escenas. En esa casa volando y repleta de globos. En Carl todas y cada una de las veces en que se pone a hojear el álbum de recuerdos. En Carl arrastrando (literalmente) la casa. Y en la memorable pelea final, todo un prodigio en crear tensión sin caer en el gore ni en la violencia excesiva.

- Michael Giacchino. Uno de los compositores revelación de la década del 2000, con sus soundtracks para "Los increíbles", "Lost", "Star Trek", "Ratatouille" o "Misión Imposible III", Michael Giacchino y su estilo, ehm, "retropop" lo vuelven a hacer. Si en "Los increíbles" parafraseaba a John Barry y sus jamesbondíadas sesenteras, en "Ratatouille" hacía lo propio con la chanson francesa, y en "Star Trek" hacía un back-to-the-roots homenajeando los primeros soundtracks startrekísticos, aquí lo hace con una banda sonora repleta de jazz al estilo de los '30s, sin pasarse en ningún minuto de roscas. Giacchino y su revisionismo musical eran la opción obvia para esta peli, y Michael cumplió con creces. Buena parte de la magia de esta peli, radica en un soundtrack que sabe ser marchoso cuando corresponde, humorístico sin sonar forzado, e intensamente emotivo en los momentos cruciales en que se supone debes derramar una lagrimita (y lo logra, malvados, snif...).

IDEAL PARA: Ver una peli intensamente emotiva y aún filosófica, sobre cómo vivir la vida.

ENLACES.

-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español... LA línea de subtítulos en todo caso].



-- Russell decide c... en medio de la jungla [en inglés, sin subtítulos].



-- Trailer de la peli [en español].