Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
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jueves, 30 de diciembre de 2010
"La dama y el vagabundo" (1955).
-- "Lady and the Tramp". Estados Unidos. Año 1955.
-- Dirección: Clyde Geronimi, Wilfred Jackson y Hamilton Luske.
-- Actuación: Voces de (en el original inglés) Peggy Lee, Barbara Luddy, Larry Roberts, Bill Thompson, Bill Baucom, Stan Freberg, Verna Felton, Alan Reed, George Givot, Dal McKennon, Lee Millar, The Mellomen.
-- Guión: Primera idea de Ward Greene, con desarrollo de Erdman Penner, Joe Rinaldi, Ralph Wright y Don DaGradi, sobre un concepto de Joe Grant y Louis Pollock, ambos sin acreditar.
-- Banda Sonora: Oliver Wallace.
-- "La dama y el vagabundo" en IMDb.
-- "La dama y el vagabundo" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
En el ya lejano (en ese entonces medio lejano) comienzo del siglo XX, en un tranquilo y conservador poblacho del mid-USA, es Navidad, y el regalo correspondiente viene en una caja. ¿Qué tiene esto de particular? Bueno, simplemente que el regalo tiene unos pulmones de acero templado, porque es una cachorrita nada más mona, que de alguna manera se las ha arreglado para no agotar la provisión de aire adentro. El caso es que la cachorra sobrevive y la llaman Lady porque, en efecto, es una Lady. Así las malcrían, y así salen después. El caso es que pasa el tiempo, y Lady, que es la mimada #1 del mapa, pasa de pronto a estar un poco de lado, y es que sus amos humanos son unos cabronazos, que apenas ella queda preñá (la ama humana, no la Lady, claro), vamos pateando la perra. En medio de este desolador panorama aparece un galancete del tres al cuatro, porque verán, ella es una perra fina, mientras que él es uno de esos golfos salidos de alguna alcantarilla, buscavidas por más. Ya sabemos que las chicas firulís no se fijan en pelafustanes, salvo que tengan graves conflictos familiares que las lleven a perder su autoestima y demases, y la regla se cumple a rajatabla aquí: resulta que los cabrones de los amos dejan botada a la perra en manos de una tía que, a).- le importan un rábano los perros, y b).- tiene un par de gatas siamesas que, muy gatas serán y muy General Gato seré yo, pero es que son para agarrarlas a patadas por desprestigiar el buen nombre de la Gatunidad, las mosquitas muertas ésas. De manera que Lady acaba tomando el fresco de la tarde, y qué creen... Vagabundo el otro, pero no tonto, ahí está para recogerla.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Cenicientos. Quién crea que el molde se agota en la chica pobre enamorada del chico rico, more mexicanae culebronis, que mire otra vez, que el cambio de sexo es también posible. En realidad, la historia de hacer una historia de perritos rondaba a los Estudios Disney casi desde los tiempos de "Blancanieves y los siete enanitos", pero papi Walt nunca había dado el paso. Pero después de una breve racha de adaptaciones literarias ("La cenicienta", ya que estábamos, y después "Alicia en el País de las Maravillas" y "Peter Pan"), Walt Disney debió pensar que ya estaba bueno de tanta Inglaterra y tanta Europa, y era tiempo de regresar a los buenos y viejos Estados Unidos. Y así, entre pitos y flautas, "La dama y el vagabundo" acabó por transformarse en un clásico entre clásicos. Aunque sea por la dichosa escena de los tallarines con albóndigas, parodiada tantas veces que ya no tiene gracia repetir el chiste.
¿POR QUÉ VERLA?
-- No me atreveré a tanto como decir que es LA MEJOR peli Disney de todas, pero sí claramente es UNA DE LAS MEJORES DE TODAS. Aunque los Estudios Disney venían produciendo pelis de manera sistemática desde "Blancanieves y los siete enanitos", su década dorada y de mayores triunfos artísticos sin lugar a dudas que son los '50s. Esto no es raro: durante la Era Eisenhower, los Yueséi podían sentirse satisfechos de haber ganado una guerra contra los malvados nazis y transformarse en los defensores de la democracia y la libertad, mientras que las familias arrancaban de las sucias ciudades para refugiarse en los suburbios y poner a enfriar pastel de manzana en la ventana. Y Walt Disney, una de las máximas encarnaciones de ese espíritu Amerika über Alles, se mandó en aquellos años productos políticamente correctos, pero al mismo tiempo muy bien acabados, como son (repito algunas, claro) "La cenicienta", "Alicia en el País de las Maravillas", "Peter Pan", "La dama y el vagabundo", "La Bella Durmiente" y "La noche de las narices frías" (vale, ésa es de 1961, pero funciona como cierre de década, porque a la siguiente, "La espada en la piedra", Disney trataría de upgradearse un poco, aunque sin demasiado éxito, y empezaría un lento declive del que no se repondrían los Estudios hasta los '90s). Dentro de este ramillete, "La dama y el vagabundo" luce con colores propios. Siendo una historia original y no teniendo que deberse a un guión preestablecido (lo que tienen las adaptaciones de historias anteriores), hubo entera libertad para desarrollarlo a gusto. Y lo hicieron. La historia no resulta corta ni excesiva por ningún lado. Es simple, pero en ningún minuto simplona. Los personajes son carismáticos, y la evocación de época es nostálgica sin ser ñoña. Además, la historia se permite algunas crudezas no muy políticamente correctas, tratándose de una peli para niños: en algún minuto se deja caer que el Vagabundo es un mujeriego de lo peor, las escenas del niño amenazado por una rata deben haber infestado más de alguna pesadilla infantil de la época (hagan el ejercicio mental de volverse a sentir niños indefensos, y piensen ustedes en ser muertos y comidos por uno de esos bichos sucios salidos de una cloaca, a ver si no necesitan un buen Nervocalm para dormir después), la tía es más que un poco cruel con la Dama (no violencia física, pero sí acoso psicológico), y en las escenas en la perrera se hacen alusiones al destino que le esperan a los perros no recogidos. Para que después digan que las pelis de Disney son pura fantasía (ahora se venden como eso, por aquello de la publicidad y apelar a la nostalgia de los papis, pero en ese tiempo... en ESE tiempo...).
-- La historia romántica de la Dama y el Vagabundo debe ser una de las más icónicas en la Historia del Cine. Ambos personajes, a pesar de ser "una de monitos", no tienen nada que envidiarle a otros clásicos como Rhett Butler y Scarlett O'Hara, o Rick e Ilse, o Christine y el Fantasma (la versión del 2004 de "El Fantasma de la Opera", y si no me creen, véanla). ¡Y además, a diferencia de estas otras, acaba bien! (¡Vamos, qué tan grande puede ser ese spoiler, si es una Disney, no me digan que no sabían!). La insoportable cantidad de veces que se ha parodiado la dichosa escena de los perritos rodando la albóndiga con la nariz y sorbiendo el tallarín hasta besarse ha banalizado un poco este romance, pero mirando la peli entera, es una historia romántica de fuste, sin caer en ningún minuto en lo ñoño o lo sensiblero. Si no la han visto y piensan que "es para niñitos", dénle una oportunidad. Encontrarán acá mucho más romanticismo que en una de Sandra Bullock o una de... (¡¡¡AAAJ!!!) ...Jennifer López.
-- Un detalle interesante. Cuando se cuenta la historia de la Cenicienta (ceniciento, en este caso, porque no otra cosa es este vagabundo que pretende a una "de la alta"), por lo general se hace desde ese punto de vista precisamente, el de la cenicienta o ceniciento de turno. Esa es una opción lógica: la mayor parte de la gente que ve pelis son proletas, por la sencilla razón de que la mayor parte de la sociedad son proletas, y por lo tanto es más fácil que se identifiquen con el cenicient@ que con la princesa o príncipe de rigor (hay algunos ejemplos casi surrealistas de esto, como por ejemplo que en "La princesa y el sapo", que fue vendida como "la primera princesa Disney negra", en estricto rigor ella es una cenicienta y el príncipe es él... ¡y el título la llama princesa a ella!). Y sin embargo, ¿cómo sería contar esa misma historia de amor y alpinismo social, desde el punto de vista de las más altas cumbres, de la aristócrata que cae víctima del amor por alguien "menos que ella"...? Porque desde el otro lado se ve bonito, un sueño resplandeciente de apoteosis y redención social, pero, ¿y del otro lado? ¿Alguien ha contado alguna vez la historia de esa princesa que lo tenía todo y que no tiene nada que ganar con un trepa que pretende arrebatarle el corazón por un par de huesos para el desayuno? Bueno, esta peli lo hace. Es una interesante variante del cuento de la Cenicienta, y esa perspectiva nueva y fresca siempre se agradece.
IDEAL PARA: Ver una de las más grandes y sólidas historias románticas de todas.
VIDEOS.
-- Inicio de la peli [doblado al español].
domingo, 26 de diciembre de 2010
"Las Crónicas de Narnia: El Viajero del Alba" (2010).
-- "The Chronicles of Narnia: The Voyage of the Dawn Treader" (título original en inglés), "Las Crónicas de Narnia: La travesía del Viajero del Alba" (título en España), "Las Crónicas de Narnia 3" (título en Venezuela). Estados Unidos. Año 2010.
-- Dirección: Michael Apted.
-- Actuación: Georgie Henley, Skandar Keynes, Ben Barnes, Will Poulter, Gary Sweet, Terry Norris, Bruce Spence, Bille Brown, Laura Brent, Colin Moody, Tilda Swinton, Anna Popplewell, William Moseley, Shane Rangi, Arthur Angel.
-- Guión: Christopher Markus, Stephen McFeely y Michael Petroni, basados en la novela de C.S. Lewis.
-- Banda Sonora: David Arnold.
-- "Las Crónicas de Narnia: El Viajero del Alba" en IMDb.
-- "Las Crónicas de Narnia: El Viajero del Alba" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
La guerra sigue allá afuera (la guerra que de verdá estuvo buena, o sea, la WWII), aunque parece que la cosa ya no escuece tanto como en la entrega anterior, en donde veíamos... ya recuerdan ustedes, ¿no? El caso es que las cosas andan mal para los hermanos Pevensie (ahora harto más crecidos que cuando la cosa empezó cinco años antes, a pesar de que en el mundo de la peli han pasado... ¿dos o tres años...?). Dos de ellos están en América, pero los otros dos tienen que habérselas con el primo Eustace, un chico pesado y malcriado que, para mostrar lo verdaderamente antipático y malparido que es, y como esto se basa en una novela del cristianoide ése, resulta que ¡¡¡NO ACEPTA LA FE!!! ¡¡¡Y NO LEE LIBROS FANTÁSTICOS!!! ¡¡¡Y CONSIDERA LAS COSAS QUE LE HAN CONTADO SOBRE NARNIA COMO UNA TONTERÍA!!! ¡¡¡Y SÓLO ACEPTA LA LÓGICA Y LOS HECHOS!!! Es que lo ves y te queda claro que, vamos, la dictadura del relativismo moral y la ciencia desatada son los grandes males que la Humanidad debe combatir con los tres grandes valores espirituales de la fe, el candor y el optimismo. En fin, el caso es que de pronto, cuando están frente a un cuadro marino muy poco prometedor (como casi todos los cuadros marinos, dicho sea de paso), resulta que los dos hermanos Pevensies miran y el barco que aparece tiene una pinta de narniano que tira pa'trás. Y justo, famosas últimas palabras, el agua del cuadro empieza a desbordarse y comienza a inundar la habitación. Y, ¡alehop!, he aquí que el trío acaba en alta mar, y deben ser rescatados desde el barco. Que, por supuesto, ya lo estaban deduciendo ustedes, en efecto resulta que es narniano. A bordo se encuentran con... ¡¡¡EL PRÍNCIPE CASPIAN!!! Bueno, ahora convertido en rey (ustedes vieron la entrega anterior, ¿no?). Que es tan buen príncipe y rey, que en vez de quedarse rigiendo sus dominios y asegurándose que los poderosos y notables no abusen de los débiles, se ha tomado una temporadita de vacaciones y ha emprendido una misión a cargo de él mismo (sí, suena como cuando al malo supremo de los dibus se le acaban las tropas luchando contra el bueno de turno, y anuncia al final del penúltimo capítulo: iré YO MISMO a destruir al héroe). Por supuesto que los dos hermanos Pevensie están fascinados de estar de regreso en Narnia, que es la chupi mejor que el jodido Hogwarts de Harry Potter porque no son niños alumnos mandoneados sino REYES, jódanse ustedes con eso. Pero claro, los narnianos son unos aprovechados porque nunca llaman a los Pevensies para una invitación a tomar el té y degustar galletitas mientras conversan acerca de la plebe, sino que se acuerdan de ellos cuando hay problemas de los grandes y para que les limpien la papeleta. En este caso, el mal grandote está suscitándose en el borde del mundo, es una niebla de miérchica que se roba a la gente quién sabe para qué, y deben luchar contra ella porque, bueno, es lo que Aslan el león ése haría, ¿no? La guerra contra las fuerzas del mal (la ENÉSIMA guerra contra las fuerzas del mal) ha comenzado de nuevo, y los Pevensie están de nuevo en el ojo del huracán. La buena noticia para ellos es que en la cuarta parte (si la ruedan) le dejarán descanso y tendrá que ser el primo odioso el que se banque el chiste. Bromas pesadas que te hace Narnia si eres un Elegido y además un Pevensie, JUAS-JUAS-JUÁS.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Ya me referí un poco a esto a propósito de mi comentario sobre "El príncipe Caspian", pero démosle de nuevo, porque ustedes son unos flojos del demonio que no van a pinchar el enlace, si es que Internet/Google/Wikipedia los tiene acostumbrados a tener todo hechito. En fin, ¿en qué estaba? Ah, sí, las Crónicas de Narnia. Siete tomos que son de duración estándar, no como los tochos de Harry Potter, y de lejos más aventureros que los mastodontes de J.R.R. Tolkien (tengo amigos que han leído el Silmarillion y han acabado con coma terminal). La premisa del primer tomo, que es autoconclusivo y por lo tanto claramente no iba a transformarse en saga, es muy simple: cuatro hermanos pasan al otro lado de un ropero y se encuentran con un universo de fantasía en donde son los héroes y salvan el día y al final son reyes y todo. La fantasía de cualquier niño, no me digas que no la tuviste tú a esa edad. Todo eso aderezado con algunas ideas acerca de cómo debe funcionar el mundo (Aslan el León es chupipoderoso y si no hace imperar el bien a secas y a la bruta es porque tiene peazo plan para el desarrollo cósmico de Narnia que ustedes los pobres humanitos no pueden entender así es que deben aceptarlo por fe, porque sí, porque Aslan lo dice, que para eso es Aslan y ruge y tiene melena y too, el leoncete éste, y en Narnia lo llaman Aslan pero en la Tierra parece que, pudiera ser que, quizás con un poco de imaginación diríamos que, no es que sea propagandística la cosa ni ná, pero es que... podría ser que Aslan fuera Cristo y por lo tanto el Cristianismo fuera la religión verdadera, miren ustedes quiénes al final tenían razón). Los niños felices por la aventura, y los papis que compraban esos libros a los niños (era 1950, la época en que los padres se imponían a los niños en materia de comprarles cosas y no al revés) felices porque eran libros CON VALOREH, algo fundamental en la Inglaterra de post-guerra en donde todo el Empire estaba cayéndose a pedazos y por lo tanto qué nos queda sino la fe. C.S. Lewis tuvo la inteligencia (en eso fue superior a la Rowling) de que cuando hubo que escribir secuelas, no se repitió a sí mismo ni convirtió la cosa en un culebrón, sino que tomó inspiración de un poco y todas partes para ampliar el universo de Narnia, y como resultado el universo narrativo es tremendamente creativo y variopinto. Si la primera parte puede verse como una adaptación a lo bruto de los Evangelios, muerte-y-resurrección de Aslan incluidos (pero con villana mujer... ¡nadie dijo que el cristiano Lewis no fuera misógino!), y la segunda una metáfora de la rebelión anglosajona contra la conquista de los normandos con aires de legitimidad a la dinastía de Guillermo el Conquistador (Caspian es un invasor contra Narnia, pero que se vuelve contra los otros invasores para salvar a Narnia, sin dejar de gobernarla eso sí que para eso sabe lo que es bueno y el principio de autodeterminación a freir carajos), la tercera parte podemos verla como un trasunto o la versión narniana de los relatos de viajes marítimos, que tanto se han prodigado en la literatura universal, partiendo por la fundamental Odisea de Homero. Claro que una estructura tan desperdigada hacía un poco complicado de adaptarla para el cine, pero desde cuándo eso ha sido un obstáculo para los productores ávidos de dinero. Además de que las Crónicas de Narnia tenían su público asegurado, porque los adoradores de la religión de Aslan iban a ir en masa a verla. O eso se calculaba. "El león, la bruja y el ropero" funcionó magníficamente bien, a pesar de que como peli tenía algunos problemillas bastante serios (en parte de la peli misma, aunque se esforzaron, y en parte por el material de base, que a ratos a fuerza de prurito paraevangélico se vuelve bastante irritante y absurdo). Pero "El príncipe Caspian", por alguna razón, no funcionó tan bien en taquilla (¿quizás porque es más oscura, más English-friendly y menos evangélica?), y los estudios Disney que tanto se han forrado haciendo cine "con valores" (cristianos, se entienden) decidieron que eso de adaptar una saga cristiana al cine para promocionar los valores cristianos está bien, pero botar una franquicia cristiana por poco rentable está incluso mejor. En el marasmo, fue la FOX quien se llevó al palo al agua. Cabía temer lo peor, habida cuenta de que la FOX es conocida en los últimos años por su filosofía take-the-money-and-run ("Wolverine", ¿recuerdan?). Además estaba esa cosa de subirse al carro 3D, algo que Narnia nunca ha necesitado en realidad. Y para colmo dirigía el siempre irregular Michael Apted. Era para tener miedito. Y... no... Les diré que este su seguro servidor el General Gato quien esto escribe, felino veterano de mil batallas cinéfilas, sobrevivió a la prueba, y bien. Ahora se está preguntando cómo infiernos van a rodar la cuarta y la quinta entregas, en que los hermanos Pevensie no aparecen ni por la tapa (el que aparece en la cuarta, si la memoria no me falla, es el irritante primo Eustace, que para colmo ya ni es tan irritante tampoco). Pero en fin, eso será dolor de cabeza para los estudios, los productores, etcétera. Por ahora tenemos la tercera, y a ésa nos ceñiremos.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Partiré con un comentario panorámico. Cuando salimos del cine mi gatita y yo, después de haber visto la peli, estábamos en trincheras encontradas. Ella considera que "El príncipe Caspian" es la mejor de la trilogía (que andando el tiempo quizás llegue a heptalogía, vaya uno a saber, pero por ahora en trilogía está el conteo), mientras que yo considero que "El Viajero del Alba" es la mejor de la trilogía (me pregunto si algún derrapante por ahí incriminará a "El león, la bruja y el ropero" como la mejor de la trilogía... alguno habrá, digo yo). La opinión de ella es que es más seria, mejor hechita, más redonda, etcétera (puntos concedidos, sí). Mi opinión es que ésta es más aventurera, tiene mejor desarrollo de personajes y es más light-hearted (menos seria, sí, pero es que bueno, nunca he podido dejar de tomarme a guasa el trasfondo cristianoide de las Crónicas de Narnia). Ahí tienen ustedes, para que estimen a discreción. Pero como ella no tiene un blog y yo sí, pues... defenderé mi hipótesis, hehehé. El director Michael Apted (el irregular detrás de cosas como "Gorky Park", "Gorilas en la niebla", "Proceso final", "Nell", "Medidas extremas", la James Bond "El mundo no es suficiente"...) acá se defiende bien, no diré con arte, pero sí al menos con oficio, y saca avante la franquicia (es el primer director en llegar a la misma desde afuera, porque las dos anteriores fueron dirigidas por Andrew Adamson). La historia está bastante alterada respecto de la novela original, no siempre con los mejores resultados, pero al menos tratan de hacerla más redonda y coherente (la novela original era mucho más episódica, y por lo tanto, bastante intratable en una adaptación al cine). Puede objetarse en su contra que nunca trasciende el nivel de la mera peli de aventuras, pero frente a eso podemos defenderla diciendo que al menos es una BUENA peli de aventuras. No es Indiana Jones ni mucho menos, claro, pero entretiene, agarra, y a pesar de un argumento un poco repetitivo (ahora visitamos una isla, ahora visitamos otra, ahora visitamos una tercera... y así), mantiene el interés de principio a fin sin decaer. Y todo eso, rodado de manera directa y sin esas horribles cámaras epilépticas o el forzarse a que cada escena sea más grandilocuente que la anterior, dos males que suelen plagar el cine de acción nowadays. No es poco, bien mirado.
-- Los actores. Como de costumbre, y al revés de lo en Harry Potter o TLOTR, acá tenemos un elenco de bajo perfil, discreto, pero cumplidor. Los Pevensie lo hacen bien, pero eso no es una sorpresa habida cuenta de que ya los habíamos visto en las dos entregas anteriores. La gran sorpresa es Will Poulter, el niñato que interpreta al condenado primo Eustace, que cuando debe resultar malo-insoportable saca bien su personaje sin ser insufrible, sabe proveer buenos momentos cómicos sin caer en la payasada, y la evolución y maduración de su personaje resulta convincente incluso más allá de un guión a ratos un poco facilón (porque claro, no podía ser que madurara por sí mismo y se encontrara finalmente sin ayuda, sino que tenía que aparecer el tal Aslan para darle un empujón, porque quién eres tú pobre y abandonado si no tienes la gracia de Aslan en tu corazón). Ben Barnes da bien el tipo de joven intrépido y heroico como el ahora rey Caspian, el desconocido Gary Sweet es la mar de divertido en su arquetípico rol de capitán duro, y Tilda Swinton hace un cameo de cortesía como la Bruja Blanca (y van...). Y por supuesto que la rata Ripichip en todas sus apariciones se merienda con patatas al resto del elenco, y eso que es apenas una criatura infográfica (incluso hasta emociona y todo su destino final, que no revelaré para mandarme un spoiler, a pesar de que si leíste la novela ya sabes en qué acaba). Ninguno va a cambiar la historia de la actuación con sus roles aquí, pero están cumplidores y resultones, y eso es lo que cuenta. Y cómo olvidar la aparición de la desconocida Laura Brent como Lilliandil, tan bella ella, tan etérea, tan... eh... er... hola, mi gatita... cómo est... ¿qué cosa, eso que estoy escribiendo? Nada, mi gatita, no, fíjate que sólo comentaba que... espera, no... ¿eso que escribí de Laura Brent? Pero si es sólo un comentario nada m... oye, no, si ni me sabía el nombre, que lo investigué en la Wik... ¡Oye, si siempre abro la Wikipedia para buscar información puntual sobre la peli que...! ¡Oye, espera, no, oye, NO, SOCORRO, NO...!!!
-- Er... Agh... Ehm... Jap-jap-jap-jap... ¿En qué estaba...? Ah, sí... Bien, veamos. Un detalle interesante de esta peli, es el cuidado con el que trata a los personajes. Se deja entrever que cada uno de los protas tiene un problema o crisis personal que resolver. No es un recurso nuevo, claro está, pero es bueno ver que el grupo está conformado por personajes y no por simples "ayudantes del héroe" ni mucho menos. El encuentro final con Aslan (OK, debí avisar de spoiler, pero es que oigan, si se supone que Aslan es un trasunto narniano de Cristo y estamos dentro de un imaginario paracristiano, creo que es tan obvio decirlo como que afirmar que en un peli de 007 el agente secreto va a doblarle la mano al villano, ¿no?) tiene mucho de ajuste de cuentas de cada personaje consigo mismo y con sus propios demonios internos. No es que se pasen de drama tampoco ni haya escenas épicas de dolor y tortura interior, sino que está en su justa medida, lo necesario para entender que los personajes tienen flaquezas más allá de su heroísmo, y eso siempre se agradece. Podríamos quejarnos de que algunas resoluciones son demasiado abruptas (en particular la pequeña Pevensie), pero no dije que esta peli fuera perfecta: sólo que es un detalle interesante, no original, pero sí tratado con (¿utilizaré la palabra "delicadeza"? No, creo que no), tratado, decía, con cuidado.
IDEAL PARA: Ver una peli que no es más que una peli de aventuras, pero que cumple con ser una buena peli de aventuras.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].
jueves, 23 de diciembre de 2010
"El vuelo de los dragones" (1982).
-- "The Flight of Dragons". Estados Unidos. Año 1982.
-- Dirección: Jules Bass y Arthur Rankin Jr.
-- Actuación: Voces de (en el original inglés) Victor Buono, James Gregory, James Earl Jones, Harry Morgan, John Ritter, Larry Storch, Don Messick, Bob McFadden, Ed Peck, Jack Lester, Alexandra Stoddart, Nellie Bellflower.
-- Guión: Romeo Muller, con material adicional de Jeffrey Walker, basado en las novelas "The Flight of the Dragons" de Peter Dickinson y "The Dragon and the George" de Gordon R. Dickson.
-- Banda Sonora: Maury Laws.
-- "El vuelo de los dragones" en IMDb.
-- "El vuelo de los dragones" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
En un mundo feérico de magia e idilios de campesinos al estilo de las primeras ilustraciones para AD&D (o más primitivo aún: para D&D), los humanos se están burlando de los magos, cuyos poderes se apagan, debido a que se están volviendo a... ¡¡¡LA LÓGICA!!! ¡¡¡LA CIENCIA!!! ¡¡¡LA TECNOLOGÍA!!! ¡¡¡BUAAAAAÁ, TENGAN MIEDO!!! A los magos, maldita la gracia que les hace la jubilación anticipada, y en particular eso de que empiecen a faltarles el respeto, así es que se reunen cuatro de ellos, que son hermanos (y que como manda la más rancia tradición mitológica, representan cuatro reinos o ámbitos del mundo: los bosques y la tierra uno, lo marino y lo celeste otro, la paz y lo espiritual un tercero, y el inframundo infernal malvado MWAHAHAHAHÁ el cuarto), para debatir sobre qué deben hacer. Tres de los magos, adivinen cuáles, están de acuerdo en crear un mundo en donde lo feérico sea invisible a lo humano, y puedan refugiarse cómodamente (y no, no es Florida). El cuarto se ríe y se ríe con su risa diabólica, porque él es muy EVIL, y dice que va a seguir mirando al mundo y dejando que los humanitos descubran por sí mismo todas las maravillas de la ciencia, para construir armas cada vez más potentes, hasta que ¡¡¡KABOOM!!! el arma atómica y entonces entiendan que es demasiado tarde (insértese risa maligna aquí, porque él es EVIL). Los otros tres hermanos ya están que le meten lo EVIL por el agujero del infierno (tómese esto en sentido literal o metafórico, como quieran), pero por las leyes sagradas del universo etcétera que nadie sabe quién las dictó y todos asumen que son así porque sí, y que tienen una preocupante tendencia a ser convenientes al guión de la peli de turno, bueno, por esas leyes sagradas de esto o aquello, los hermanos magos no pueden enfrentarse entre ellos. La única alternativa es conseguir una misión que le robe la corona y el cetro al hermano EVIL (por qué eso lo privaría de poderes, si se supone que la magia le viene por ser hermano de los otros tres cachilupis y no de sus artefactos mágicos, eso es algo que queda a la fértil imaginación del espectador, porque maldita sea si nos dan una pista). El hermano que se corresponde con la naturaleza y los bosques, bastante menos imponente que los otros tres porque sirve a medias como maestro del prota (que aún no aparece, y llevamos 20 minutos de peli) y además un poco de alivio cómico viéndolo tan esmirriado al pobre, ése le pregunta a la Antigüedad (tampoco me pregunten qué es eso, pero es una especie de árbol con luz fluorescente), y la Antigüedad le dice que la respuesta no está en la Antigüedad sino en el remoto futuro, thanks a lot. En el futuro, en... ¡¡¡LA ÚLTIMA DÉCADA DEL SIGLO XX!!!, en un tiempo en que ya la magia ha desaparecido por completo y la gente ya ni siquiera sabe leer números romanos ("siglo XX" significa "siglo 20", por si acaso), un tipejo que en 1982 pertenecía a una raza innominada, y que hoy en día en la Inciclopedia se llama "friki", ha inventado un juego en donde, ¡oh, feliz coincidencia!, aparecen como fichas todos los personajes que han aparecido en la peli hasta ahora. De manera que el mago lo recluta, a pesar de que el friki no sabe nada de magia y sí mucho de ciencia (que es un empollón pesao como él solo, vamos), para luchar contra el malvado hermano que va a ayudar a crear la ciencia en primer lugar, manerita de crearse paradojas temporales. ¿Conseguirá nuestro estimado friki transportado a un mundo de cubierta de vinilo de rock progresivo setentero, detener los planes del malvado que quiere extraviar a los humanos con... CIENCIA???
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Una de las tendencias clásicas de aquello que con mucho respeto y cariño podemos llamar "frikis del carajo" en el siglo XX, es su sueño inveterado de que algún día sus gustos y aficiones, su tendencia al startrekismo (estamos hablando de una época incluso anterior a tener a Star Wars como candidata a religión universal, así de paleohistórico) y al tolkienismo, dejaran de hacerles merecedores de collejas varias por parte de sus compañeros más populares que SÍ se ligaban a las chicas buenorras, y se transformaran en EL mainstream en contra de esos odiosos dizqueintelectuales borrachos de la Nouvelle Vague y el "Ulises" de James Joyce. Al final el milagro más o menos sucedió a comienzos del XXI, gracias a "El Señor de los Anillos" y a "X-Men" y la racha de pelis fantásticomedievales y superheroicas que vino después, y en la hora misma del triunfo los recién llegados de la nueva guardia, ¡oh, cuán trágicos son tus designios, Bastet!, se revolvieron contra los frikis de la vieja guardia, esos que crecieron con Nebulaes, Astroboys, la Nueva Dimensión, Yes y Jethro Tull, "Heavy Metal" (la revista de cómics y la peli de 1981, ambas a un tiempo), y todas esas cosas que cuales profetas bíblicos prepararon el camino para el advenimiento de la Nueva Sión, sólo para después ser alegremente despachurrados a la vera del camino. Entre esos productos que se esforzaron por construir el camino y que ahora yacen en el más profundo de los olvidos, está "El vuelo de los dragones", una peli que es una de las joyitas de la infatigable factoría friki que eran la dupleta Rankin/Bass, que para el grueso público (en particular para los seniors over 30) son más bien conocidos por su hit televisivo "ThunderCats" (el que después trataron de rentabilizar autocopiándose con los "SilverHawks", mala de cojones allí donde la otra era buena), pero que además tienen una interminable retahíla de cortometrajes, mediometrajes y largometrajes en animación y en ¡stop motion!, de las cuales en Cine 9009 ya hemos comentado "El Hobbit" (sí, Rankin/Bass tuvo los benedictinos cojones de adaptar a J.R.R. Tolkien un cuarto de siglo antes de que "El Señor de los Anillos" de Peter Jackson llegara al cine, en una época en que la estética tolkieniana no le era familiar a nadie porque no habían videojuegos ni series televisivas ni libros populares ni nada que remitiera a "esa cosa de frikis"). ¿Y cómo le fue a "El vuelo de los dragones"? Lo voy a decir de manera lapidaria, pero mi compromiso con la verdad es mi compromiso con la verdad. La peli se estrenó recién en 1986 y en televisión, y siendo una "de monitos" y para colmo con dragones y princesas, pues que no la vio nadie, salvo los niños. Y esos niños después crecieron y se olvidaron de ella, entre tanta marejadas (y majaderías) de cosas que hubo en los '80s. Salvo por los frikis terminales. Exacto, esos mismos que con la generación 2000s, la de "El Señor de los Anillos" y Harry Potter, arrojaron por la borda todo lo antiguo que etcétera.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Lo diré de esta manera. Lo que es la mayor fortaleza de la peli, es al mismo tiempo la fuente de su perdición. Ese aire a carátula de vinilo de banda de rock progresivo setentero. Y estamos hablando de una peli hecha en 1982 y estrenada en 1986, después de haber nacido y muerto la hornada punk, y cuando ya se olía la New Wave y la Casiomanía ochenteras en el ambiente. Ya la canción inicial de la peli nos remite a esa melancolía semifolk setentera, medio pinkfloyesca o medio jethrotullesca, lo que prefieran. Digo que es una fortaleza porque toda esa estética, en que se retroalimentaron música y cómics (¡y alta cultura! ¡estos tipos además de lo audiovisual LEÍAN! ¡y leían LIBROS!) con una intensidad que no se volvió a ver hasta la era de Internet y la experiencia multimedia que fue (que intentó ser, quizás, mejor dicho) "Mátrix" y secuelas y webpage y "Animatrix" y todo eso. Y es que más allá de que te guste esa estética exageradamente neofolk y neomedieval y neocultureta (bueno, cada vez menos "neo" y más "paleo", pero bueno), hay que reconocer que esos tipos se la tomaban mortalmente en serio, y se dejaban el sudor en la camiseta tratando de que no fueran meros productos comerciales, sino obras de arte en toda regla. En ese sentido, si te gusta, o al menos soportas/toleras esa estética setentera, esta peli te va a hacer brillar los ojitos con el sentido de la maravilla que te daban los tipos que trabajaban por el arte y no por el dinero (bueno, no tanto, que hay que comer también). Servidor quien esto escribe no pudo menos que emocionarse con la canción tan setentera de créditos, y no empiparse con las peripecias de los personajes, dibujados de una manera tan arcaica y al mismo tiempo con tanto amor y devoción. Si consideras que todo eso es viejo o añejo... Bueno, te lo pierdes, peor para tí.
-- El conflicto o nudo de la peli, más allá del viejo tópico de "banda de hombres buenos unidos en una misión contra el malo de la etapa final", es bastante interesante de por sí. ¿Qué es la magia, qué es la "lógica" o "ciencia"? ¿Excluye la una a la otra? La respuesta que ofrece la peli es tajante: no. El ser humano necesita de ambas para vivir y subsistir. La ciencia le ofrece herramientas y técnicas para mejorar la vida (no se muestra en la peli, pero está implícito, porque de otra manera por qué los humanitos la preferirían), pero es la magia la que le da un sentido de la maravilla a la existencia, la que permite trascender de la chatura de la misma. El villano, el que quiere un mundo regido por la lógica, busca que los seres humanos la lleven hasta sus últimas consecuencias para destruirse, e imponer así su reino infernal, que es sólo oscuridad y muerte. ¿Es entonces la enésima peli reaccionaria en que los puros y buenos son los magos aferrados a lo antiguo y al stablishment, y los malvados son quienes buscan subvertir el orden social establecido, como en "El Señor de los Anillos"? No, porque la peli también le concede su justo lugar a la lógica: el mundo se rige por leyes naturales, la magia en definitiva es la falta de comprensión de las mismas (de antología es la escena en la cual el prota explica con sus conocimientos de física y química cómo los dragones escupen fuego y vuelan), y entenderlas nos hace también prevenirnos justamente contra los excesos de la técnica, el ver la pintura completa en vez de perdernos en los hornos del Moloch tecnológico. La peli se permite un rizo final (final en interpretación, no final en el argumento), en que todo el mundo fantástico ha sido condensado por el prota en un juego de tablero, por lo que el pasado "real" es también el juego "ficticio", en un interesante y quasiborgiano experimento de la serpiente que se engulle a sí misma de cola a cabeza.
-- Y además de todo esto, es una buena peli fantástica en cuanto peli fantástica. Vemos un poco de cosmología (el universo repartido entre cuatro ámbitos controlados por cuatro hermanos), vemos buenos y villanos, vemos magia y mundos de hadas, vemos princesas y dragones, vemos caballeros y arqueros, tenemos algunas escenas de lucha (no tantas como quisiéramos, pero las pocas que hay son buenas), algún personaje que cae en acto de servicio y de honor, y un final rompedor con las convenciones dramáticas de lo que se supone una Sword & Sorceress al uso. Y todo eso, espléndidamente dibujado echándole a la imaginación, en una época anterior a la CGI (hay que ver como el hiperrealismo CGIesco de "El Señor de los Anillos" y Harry Potter le ha hecho daño al cine fantástico posterior, que por tratar de que sea "más real que la vida real", incluso hasta las producciones con animación 2D o 3D resultan menos imaginativas que antaño).
IDEAL PARA: Ver una buena peli friki, y una buena peli a secas.
VIDEOS.
-- Inicio de la peli [doblado al español].
domingo, 19 de diciembre de 2010
"Harry Potter y las reliquias de la muerte: Parte 1" (2010).
-- "Harry Potter and the Deathly Hallows: Part 1". Inglaterra / Estados Unidos. Año 2010.
-- Dirección: David Yates.
-- Actuación: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson, Ralph Fiennes, Helena Bonham Carter, Jim Broadbent, Robbie Coltrane, Warwick Davis, Michael Gambon, Brendan Gleeson, John Hurt, Rhys Ifans, Jason Isaacs, Bill Nighy, Alan Rickman, David Thewlis, Timothy Spall, Imelda Staunton, Julie Walters.
-- Guión: Steve Klover, basado en la novela de J.K. Rowling.
-- Banda Sonora: Alexandre Desplat.
-- "Harry Potter y las reliquias de la muerte: Parte 1" en IMDb.
-- "Harry Potter y las reliquias de la muerte" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Algo está podrido en el reino de J.K. Rowling. Las fuerzas del mal avanzan victoriosas en contra de los buenos, y el trío de niñatos ahora reconvertidos en un macizón, una majacita y un... bueno, en el bueno de Daniel Radcliffe de toda la vida pero ahora más alto y desgarbado si es que cabe, todos ellos abandonan sus hogares, listos o más o menos listos para la cruzada final. Un grupete de personajes llega hasta la guarida en que Harry Potter se está asilando, y tratan de hacer una salida para que el malvado Voldemort, el Voldemort del que no se puede decir el nombre de Voldem... er... ése, justamente, no llegue a ponerle las manos encima de Harry (a la horita, siete pelis y recién se les ocurre que sería bueno dotar al Elegido con una guardia pretoriana, si es que estos buenos de la peli son buenos pero para tirárselas). Pero las cosas salen mal: los malos malosos están esperando allá afuera, y lo que se suponía iba a ser una fuga clandestina se convierte en una batalla en toda regla, ahora en Londres mismo y el camuflaje del mundo mágico al reverendo carajo. Harry Potter escapa por los pelos, con sacrificio de personajes de por medio porque se acerca el final y por lo tanto ya es poco probable que se los necesite para alguna otra cosa, y se esconde en una casa segura, etcétera (la del mejor amigo de Harry, donde a ningún secuaz de Voldemort se le ocurriría buscar, en una descripción clásica de la sintomatología del síndrome Tatooine). La existencia podría ser bonita, iluminada, etcétera, e incluso celebran un matrimonio y todo, pero en medio del bodorrio aparecen otra vez los malos (que la tienen fácil para sembrar caos y destrucción a su paso, a pesar de que 10-15 minutos de peli antes, Voldemort ha comentado lo fútil que sería atacar un lugar tan bien protegido blah-blah-blah...), y ya tenemos otra vez a Harry Potter a la carrera. Esta vez decide que no va a poner a sus amigos en peligro más, y se manda a cambiar, junto con sus dos mosqueteros, y salen a campo abierto, absolutamente solos, indefensos frente a la traición, contando con sus propias fuerzas (pero no necesariamente obligados a defenderse siempre por sí mismos: la veterana tradición de esta saga, de salvar situaciones vía deus ex machina, es demasiado fuerte como para perecer incluso aquí). La única posibilidad de supervivencia que tienen es darle caza a los horcruxes, horrorcruxes o como se llamen los artefactos que esconden el alma de Voldemort, e irlos destruyendo uno a uno. Y supongo que no es un gran spoiler si digo que al final de todo esto, la cosa termina en "continuará". Si es que tiene un peazo "Parte 1" incrustado en el título, después de todo.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
En el año 2010 de Nuestro Señor Jesucristo (mención sea hecha, porque como sabemos y han denunciado los doctos eruditos en la Biblia, Harry Potter es... ¡¡¡SATÁNICO!!!), la saga cinematográfica más rentable de todos los tiempos es de la Harry Potter, habiéndose embuchado más de seis mil millones de dólares. Le sigue de cerca (mil millones de dólares menos, un sexto menos, una nada, hombre) James Bond, con una diferencia: al niñato de lentes le ha tomado siete entregas, mientras que a Bond le ha tomado 22 (si a alguien le interesa, la tercera es Star Wars con otros mil millones menos, en siete entregas. Saquen cálculos). Pero la mina de oro se está agotando. Después de "Harry Potter y el misterio del príncipe", quedaba una entrega adicional y punto: no hay más novelas, hay gran final, etcétera. ¡Diablos, 'emonios, infiernos, rediablos!, se dijeron los ejecutivos de los estudios (ya lo advertimos: Harry Potter es satánico), ¿cómo le sacamos más centavos a los ya demasiado estrujados espectadores? ¡Hey! Hagamos la misma cosa que hizo el Carnicero Weinstein con "Kill Bill" y partámosla en dos. Pero, oye, qué van a decir, que somos unos mercenarios explotando despiadadamente a los fanáticos que tanto quieren nuestro material... Oye, pero no es nuestra culpa, si después de todos los yonkis son ellos y ellos eligieron hacerse jarripoterdictos, y además, les decimos que es porque queremos adaptar la novela bien adaptada metiendo todos los episodios, y no haciendo un drástico descuartizamiento como en las tres o cuatro entregas anteriores, y se la tragan con paz y tranquilidad mental. Así es que ahora tenemos la séptima peli de Harry Potter. Que será seguida por una octava peli de Harry Potter. Porque no me trago que ésta es "séptima, parte 1" y la siguiente será "séptima, parte 2". A mí me enseñaron de chiquitito en la clase de aritmética elemental que si tenías que pagar dos entradas diferentes, entonces es que son dos pelis diferentes. O sea, lo que tenemos es el penúltimo episodio de la saga que acabará en "Harry Potter y las reliquias de la muerte: Parte 2". Al fin, digo yo.
¿POR QUÉ VERLA?
-- En toda franquicia fílmica existe un punto en que la cantidad de información acumulada sobre un universo ficticio es demasiada como para que el espectador casual la maneje, y por lo tanto, llega el minuto en que las nuevas pelis se dirigen no a las audiencias masivas, sino a los acólitos que la franquicia ha conseguido reunir, con pelis cada vez más autorreferentes y plagadas de detalles que sólo la secta es capaz de concebir. Mientras que "Harry Potter y la piedra filosofal", "Harry Potter y la cámara de los secretos" y "Harry Potter y el prisionero de Azkaban" eran pelis más o menos completas y autoconclusivas, y el espectador casual las podía ver más o menos así, ya desde "Harry Potter y el cáliz de fuego" con la primera aparición de Voldemort el asunto empieza a virar. "Harry Potter y la Orden del Fénix" ya hacía girar algunas situaciones típicas de la franquicia (por primera vez Harry se rebela contra sus molestos y caricaturescos tíos). Y ya con "Harry Potter y el misterio del príncipe" está claro que estamos preparando el grande finale, incluyendo ese final de episodio en que la historia queda del mismo queda más o menos cerrada, pero queda el cabo suelto para la continuación. Toda la parrafada anterior fue para decir lo obvio: "Harry Potter y las reliquias de la muerte: Parte 1" no es una peli dirigida a las grandes audiencias, ni a los críticos, sino única y exclusivamente a los fanáticos que han tenido el fuste y aguante para llegar hasta este punto sin echar sangre de narices por el camino. ¿Es una buena peli? ¿Y eso qué importa? Lo importante es que les guste a los fanáticos y continuadores de la franquicia. David Yates ya le ha tomado el tranquillo a la cosa y hace una entrega mejor que "Harry Potter y el misterio del príncipe", aunque claramente él no es Alfonso Cuarón (el que dirigió "Harry Potter y el misterio de Azkaban", probablemente la mejor de todas). El resultado es francamente irregular. Tenemos algunos de los mejores y más interesantes momentos de la saga: Hermione despidiéndose de su familia, los tres protas en una casa y solitarios (cosa rara en esta saga, decir mucho con lo mínimo), algunas secuencias de acción quizás no demasiado espectaculares comparado con el cine en general, pero mejores que el promedio de la saga de Harry Potter (cuyo fuerte nunca estuvo en la acción desenfrenada, todo sea dicho). Tiene también algún rasgo de ingenio como cuando recurre a una técnica inesperada, el uso de animación con figuras chinescas para referir la historia de las Reliquias Mortales (truco copiado de "Hellboy 2: El ejército dorado", que a su vez lo sacaba de alguna otra parte, pero para los estándares de Harry Potter...). Incluso se cae hasta alguna lagrimita cuando fallece algún personaje significativo, de los que no pensabas que iban a morir (aunque claro, cuando ves a uno dando vueltas allí donde no se suponía que iba a andar dando vueltas, ya se huele el aroma de asado para buitres). Al argumento no hay que darle demasiadas tornas porque es tan armado y calculado como siempre (a punta de deus ex machina, personajes que aparecen para empujar o tirar de Harry Potter, misterios y pistas con un tremendo cartel de "dirección obligada" porque la historia exige que los personajes vayan en esa dirección, deducciones con más inspiración que lógica... vicios que han sido propios de la saga entera, para qué vamos a estarnos engañando aquí). El trío protagónico se defiende, pero se limita a eso, defenderse, porque a estas alturas del partido, después de diez años de interpretar sus roles, ya los actúan casi de manera automática, pero tampoco han evolucionado actoralmente más allá. Los secundarios están brillantes como siempre (Imelda Staunton, Ralph Fiennes y Helena Bonham Carter llevándose la palma aquí), pero sus roles son tan mínimos que casi no lucen (el siempre bienvenido Alan Rickman aparece tan poco que parece casi un cameo para que recordemos que Severus Snape también está en las de Harry Potter). Si a eso le sumamos un metraje que al comienzo juega bien con la paranoia y la estética de lo que podríamos llamar "fascismo inglés", pero después resulta quizás excesivamente largo en su parte media, el resultado es un tanto descorazonador (aunque seamos justos, no tanto como "Harry Potter y el misterio del príncipe"). Si nos hubieran dicho que la saga iba a continuar por una cantidad indefinida de entregas, el asunto sería como para tirar la esponja. Pero nos prometieron que habría una más, tan sólo una más, y que después se acababa (o no, a según si la señora Rowling se manda un octavo tocho que se pueda transformar en una novena peli...), así es que seguiremos estoicamente hasta el final. Por cierto, esta peli nos ha brindado el que quizás sea el momento cumbre de la saga. En una escena, Harry Potter y sus dos amiguetes deben infiltrarse en un lugar asumiendo otra forma física, lo que da pie a otros tres actores adultos para interpretar los personajes a la manera de Radcliffe, Watson y Gringer, con todos sus modales y manierismos, y la calamidad es que estos actores lo hacen tan condenadamente bien, que dejan en evidencia a los actores originales que los interpretaron en primer lugar, como lo que en definitiva son, y es la saga entera: una caricatura de los cuentos infantiles sobre reinos de magia y del bien contra el mal, en vez de una historia sólida y coherente de principio a fin. (Dicho esto desprecio, si igual su seguro servidor el General Gato quien esto escribe se las ha bancado religiosamente en el cine porque se ha divertido lo suyo... y las ha olvidado escrupulosamente después).
IDEAL PARA: Hacer prueba de resistencia, si te has bancado seis pelis de Potter antes que ésta.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].
jueves, 16 de diciembre de 2010
"Batman: La máscara del Fantasma" (1993).
-- "Batman: Mask of the Phantasm". Estados Unidos. Año 1993.
-- Dirección: Eric Radomski y Bruce Timm.
-- Actuación: Voces de (en el original inglés) Kevin Conroy, Dana Delany, Hart Bochner, Stacy Keach, Abe Vigoda, Dick Miller, John P. Ryan, Efrem Zimbalist Jr., Bob Hastings, Robert Costanzo, Mark Hamill, Marilu Henner, Jeff Bennett, Jane Downs, Ed Gilbert.
-- Guión: Alan Burnett, con aportes de Paul Dini, Martin Pasko, Michael Reaves, sobre una historia de Alan Burnett, basados en los personajes creados por Bob Kane y Jerry Robinson.
-- Banda Sonora: Shirley Walker.
-- "Batman: La máscara del Fantasma" en IMDb.
-- "Batman: La máscara del Fantasma" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Como de costumbre, los mafis siguen haciendo su trabajo en Ciudad Gótica, porque son tontos y no aprenden que Batman ronda y más tarde o más temprano los hará entrar en redil, pero si hicieran el Corleone y se fugaran a Las Vegas en busca de mejores aires, no habría serie de Batman (o tendríamos "Batman: Las Vegas" haciéndole la competencia a "Las Vegas" y "CSI"). El caso es que aparece, ¿Batman? Miren mejor, se supone que Batman no dice cosas creepys como "soy el ángel de la muerte" ni mata a nadie. Y ya tenemos a Batman sobre la pista de ese otro justiciero que salió más jarrilsucio que él mismo. Vendrá después una complicación adicional, porque resulta que una linda chica del pasado de Bruce Wayne (que es Batman, y espero que esto no sea spoiler, hehé) aparece para reavivar la vieja flama y pasión. Como es muy sospechoso que la chica y el masacracriminales aparezcan al mismo tiempo, ahí tienen a Batman investigando, en particular cuando las hebras de ambas historias parezcan empezar a entremezclarse, y todo con la policía respirándole al cuello, claro, que no faltan jerifaltes que opinan (no sin motivos plausibles, por lo demás, bien mirado) que Batman se volvió cucufato y los asesinatos de mafiosos son cosa de él. Y no se crean que los villanos no les queda una última carta que jugarse, para defenderse de quién los está masacrando: WHY SO SERIOUS...?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Si en materia de superhéroes las pelis secuelas de "Superman" son prototípicamente tardo'70s y pleno'80s (ya saben: el espíritu colorinche, bien=luz y mal=oscuridad muy bien definidos, etcétera), las secuelas de "Batman" son más prototípicamente '90s. No es casualidad: Batman representa lo que podríamos llamar el "bien oscuro". A diferencia de Superman, que lucha contra el mal quedándose tan limpiecito, Batman lo hace metiéndose a las cloacas y ensuciándose tanto como los villanos. Al final, Batman resulta tan sicótico y alienado como las personas a las que dice combatir, y sólo una muy delgada línea les permite hacer la separación. Es decir, la clase de héroe que encajaba de maravillas en un medio social como los '90s, en donde todo era políticamente correcto, el bien había ganado sin paliativos, y por lo tanto eras uno de los nuestros o no eras nadie (y los grungies y los darkies eligieron ser nadie... hasta que sus movimientos fueron fagocitados por el mainstream, la triste historia de siempre). En ese medio, "Batman" explotó como C-4 en el panorama fílmico de 1989, y "Batman regresa" volvió a hacerlo, ambas a cargo de Tim Burton cuando él era TIM BURTON (como paniaguado ahora que es de Disney para "Alicia en el País de las Maravillas", el pobre da pena). Y así como otras pelis de la época ("Beetlejuice", "Rambo", "Robocop") acabaron convertidas en series de dibus, Batman también dio el paso. Sin embargo, a diferencia de las anteriores, un grupo de creativos capitaneados por Paul Dini y Bruce Timm aprovecharon la oportunidad para manufacturar algo superior al conocido take the money and run, y crearon la que probablemente es LA serie de dibujos animados de superhéroes de todos los tiempos. Eran historias para niños, sí, pero eran historias serias, con trasfondos potentes, personajes muy bien dibujados, y guiones ya no digamos brillantes para ser "dibus para niños", sino de un nivel que dejan a la mayor parte de las series "live action" como bostas a lo largo del camino. Y además, aunque el asunto se trataba de lucrarse con las pelis de Tim Burton y por lo tanto plagiaban su buen poco de "Batman" y "Batman regresa" (incluso hasta Danny Elfman estuvo a punto de componer el soundtrack, aunque por motivos de tiempo debió limitarse al tema central, un obvio rip-off de su tema para "Batman", y el soundtrack quedó en las competentes manos de Shirley Walker), consiguieron agarrar una personalidad propia. Los resultados fueron tan buenos que la franquicia continuó después con más aventuras de Batman, una serie animada de Superman, la serie futurista "Batman del futuro", y la dupleta "La Liga de la Justicia" y "Liga de la Justicia Ilimitada", además de varias pelis. Pero sin lugar a dudas, "Batman: La máscara del Fantasma" es la joya de la corona, el sitio en donde mejor mostraron su quehacer, estos creadores de este complejo universo fílmico. Si no conociera tan de cerca lo que pueden la codicia y la estupidez humanas, me parecería mentira que esta humilde peli para niños sea uno de los mejores Batman fílmicos jamás mostrados, y que al mismo tiempo los Estudios Warner estaban comprometiendo varias veces el presupuesto de esta peli para rodar la en definitiva muy inferior (por no decir al borde del desastre) "Batman eternamente", con el horroroso Val Kilmer poniéndose las mallas spandex.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Una de las más graves tensiones internas que tiene esta versión particular del universo DC, este metaverso con series de TV de Batman, Superman y la Liga de la Justicia (y, bueno, Static Shock, pero es que ésa no la vio ni el tipo del cableado eléctrico, y eso que es del mismo gremio) es el querer hacer un producto de calidad que al mismo tiempo fuera sencillo de digerir para los niños. Es increíble como consiguieron a pesar de todo crear un producto decente y de calidad con un lastre tan poderoso, pero "Batman: La máscara del Fantasma" no se libra de esto. Lo digo de entrada porque es un lo tomas o lo dejas. ¿Podía haber sido mejor? Sí. ¿Era factible hacerlo más adulto? No. Así de simple. Entendiendo esto, tenemos entre las manos una gran peli de superhéroes y una gran peli neonoir. La trama es bastante sencilla, y salvo alguna trampa argumental sobre la que no hablaré para no incurrir en spoilers, la identidad del Fantasma es bastante obvia para quien haya visto su buen turro de pelis policiales antes. Además, la trama sufre el lastre de que a mitad de juego entra el Guasón, que es un foco de atención demasiado poderoso, y por lo tanto, todo el asunto del Fantasma como que se desdibuja un poco. Sin embargo, si bien la historia probablemente queda un poco en deuda, es innegable que la peli la realizaron con todos sus bríos y con todo su amor. Pocas veces, si alguna, hemos visto a un Batman más débil o más vulnerable en escena. Asistimos a algo que la serie televisiva no nos había mostrado, que es cómo Bruce Wayne se transformó en Batman, todo eso referido en flashbacks, y con mucha intensidad dramática. Asimismo vemos el romance imposible entre dos pájaros condenados a no estar juntos (un poco como en "Batman regresa", aunque en esa peli Gatúbela era una villana sin contemplaciones). Todo esto acompañado por un trabajo de animación simplemente brillante. La secuencia de créditos, con la cámara viajando entre los edificios de Ciudad Gótica con el tema de Batman arreglado por Shirley Walker con esa especie de "coro de los niños muertos" de fondo, es una pequeña joyita en materia de cómo empezar una peli, y cómo hacer una secuencia que te crispe los pelos. El homenaje nada disimulado a la iconografía neonoir que constituye ese símil de la Feria Mundial de 1939, escenario importantísimo de la peli por lo que significa para los personajes, y por el simbolismo mismo de esa feria ("el mundo del futuro", etcétera) está también muy bien encajado. En resumen, se nota que esta peli no está hecha por un grupo de peseteros, sino por gente que quería contar una buena historia de Batman, y que se jugó el pellejo porque lo fuera. Y si a las ganas le sumamos el talento, obtenemos lo que obtenemos: una peli de Batman tan mortalmente seria o más, que más de alguna con actores de carne y hueso rondando por ahí.
-- Un tema importantísimo de la peli, y que en realidad forma parte de la mitología de Batman (pero pocas veces tan bien planteado como acá) es la constante tensión entre la justicia y la venganza. ¿Dónde está la línea divisoria entre ambas? La respuesta no queda clara, probablemente porque en la vida real tampoco haya una piedra de toque para eso. A través de los flashbacks asistimos a cómo Bruce Wayne, aconjogado por el cruel destino de sus padres, elige transformarse en el terror del mal (la brillante escena en que Alfred ve por primera vez a Batman es más que un poco reminiscente a las pelis de monstruos de los '30s). El Fantasma, por su parte, también tiene su propia agenda, y superficialmente podría definirse que su agenda es impartir justicia. Este problema ya lo habíamos visto por ejemplo en "Magnum 44", sobre qué pasa cuando a un justiciero que hace sus propias reglas le sale otro justiciero más salido aún: ¿quién dice que uno está salido y el otro no, quién dice que no son los dos los sonados...? En más de algún minuto vemos a Batman muy seguro de que está obrando por justicia, hasta que en su instante le espetan que si lo suyo no será en realidad venganza, no justicia. Pero eso a la vez nos lleva al viejo problema de cómo enfrentar al demonio con las armas del demonio. ¿Nos es lícito hacer el mal contra aquellos quienes hacen el mal? Si no lo hacemos, perecemos a manos del mal, pero si lo hacemos, somos tan malos como ellos. El tema había sido tocado varias veces en la serie televisiva, pero aquí lo destilan y explotan al máximo. El cierre de la peli, con ese brillante diálogo entre Bruce Wayne y Alfred reflexionando sobre la cruzada que Batman ha emprendido en contra de la maldad, en realidad no puede considerarse un cierre en absoluto: en tanto Batman no exorcise sus demonios internos, siempre estará caminando por esa cuerda floja. No en balde el propio Bruce Wayne, en un momento de la peli, dice que en vez de ello podría donar su fortuna para que se contraten más policías. Lo que la peli no dice, pero uno como espectador puede inferir, es un ¿y entonces qué? Porque claro, contratan más polis, pero a la vez los polis afrontarán la misma clase de decisiones morales difíciles que hace Batman. Y vuelta a empezar el círculo. La peli no es concluyente en este aspecto. Y difícilmente podría serlo. Esta es una situación paradójica para la cual no hay respuestas fáciles, y a ver si en realidad existe una respuesta, o ésta es puramente ilusoria.
IDEAL PARA: Ver una gran peli de Batman, una gran peli de vigilantes, y una buena reflexión sobre el tema de la justicia a secas.
OTRAS PÁGINAS SOBRE "BATMAN: LA MÁSCARA DEL FANTASMA":
-- "Batman: Mask of the Phantom [tv/vd: Batman: La máscara del fantasma]" en La Abadía de Berzano.
VIDEOS.
-- Inicio de la peli [en español].
domingo, 12 de diciembre de 2010
"Océanos" (2010).
-- "Oceans". Francia / Suiza / España. Año 2010.
-- Dirección: Jacques Perrin y Jacques Cluzaud.
-- Actuación: Narración de (en francés) Jacques Perrin, (en inglés) Pierce Brosnan y (en español) Pedro Armendáriz Jr., con un montón de ballenas, delfines, focas, tiburones, cangrejos, etcétera.
-- Guión: Christophe Cheysson, Jacques Cluzaud, Laurent Debas, Stéphane Durand, Laurent Gaudé, Jacques Perrin y François Sarano.
-- Banda Sonora: Bruno Coulais.
-- "Océanos" en IMDb.
-- "Océanos" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Mientras el ser humano apresta toda su tecnología para ir al espacio y explorar hasta los últimos rincones del universo, en su propio planeta, incluso en un gota de agua, se encuentran otros universos incluso más extraños y desconocidos. Universos en donde las criaturas se enfrentan en una frenética carrera por la supervivencia darwiniana. Criaturas tales como focas, pingüinos, tiburones, orcas, ballenas, delfines. Aunque entre medio consiguen encontrar tiempo para el amor, tanto el entretenido como el que implica arrojar gametos al agua a la mejor de sus suertes. Y todo ello, defendiéndose como nutrias de espalda frente al más darwiniano de sus enemigos, uno que viene desde más allá de los confines de lo húmedo, de ese lugar árido y desértico llamado la superficie emergida: el ser humano.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Extraña es la suerte de la suerte de los estudios. La factoría Disney, que durante décadas fue señera en materia de pelis (de dibus, claro, pero era su nicho de mercado y lo explotaban como nadie), estuvo a punto de salir del mercado en los negros años después de "Vacas vaqueras", tan negros que debieron esperar hasta "Bolt" y "La princesa y el sapo" para experimentar algo parecido a una resurrección: o sea, salir de la UCI para ir a dar a la sala común. Una de las tablas de salvación fue Pixar, claro, si no LA tabla de salvación. Pero hay otra, no tan de primera línea, pero que algo deja también en las arcas: una nueva división llamada Disneynature. Como en los 2000s se ha puesto de moda el medio ambiente, y no era para menos considerando que estamos al borde del colapso ecológico, Disney decidió que era un buen negocio llevar la naturaleza al cine. Tiene su gracia: uno de los estudios fílmicos más procapitalistas del panorama, enfrascado en distribuir documentales que hablan sobre algunas de las más perversas consecuencias de ese capitalismo, concretamente, la manera en que la explotación desaforada de recursos naturales (crecimiento económico, lo llaman) lleva a la destrucción del medio ambiente. El diablo vendiendo cruces, vaya. Y la jugada salió bien, distribuyendo "La Tierra" primero, luego una de flamencos, y ahora "Océanos". Una peli a la que se le tenía tan poca confianza, que conseguir los apoyos financieros para la misma fue poco menos que un parto (no es demasiado difícil adivinarlo, por una lista de organismos científicos y políticos asociados, que salen como productores en los créditos de entrada de la peli, obscena de puro larga). Bueno, al menos Disneynature han tenido el buen gusto de adaptarse ellos a los documentales, y no exigir que los documentales se adapten a ellos. Bueno, no mucho. Tengo entendido que la versión que se exhibió en Chile era la legal, la de 104 minutos de largo. Para el público de Estados Unidos, Disney le metió una salvaje cantidad de tijeras, y la dejó en 84 minutos: un quinto de peli, volado limpiamente. Quizás para las audiencias yankis, demasiado quisquillosas con eso de "crear conciencia" y felices de contaminar el planeta con sus bigmacs y sus cambios de celulares cada seis meses, las monstruosas imágenes de delfines muertos en redes de pesca por asfixia eran algo demasiado difícil de tragar, me imagino.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Si comparamos a las pelis con la música, podríamos decir que muchas de ellas, la mayoría probablemente, son algo así como la canción del verano: entretenida, te la bailas, quizás te agarres a una chica con ella, pero al poco ya la has olvidado. Otras en cambio son música recia, sólida, clásicos, llenos de intrincadas armonías y efectos sonoros. Dentro de esta comparación, "Océanos" entra en la categoría de "sinfonía", lisa y llanamente. O cómo rodar lo que es una verdadera oda al océano. La peli incide en algunas cosas que se han visto en los documentales de toda la vida (pingüinos, ballenas, delfines, etcétera), es cierto, pero trata siempre de buscarle un ángulo que resulte interesante o novedoso. ¿O habías visto alguna vez a un par de delfines haciéndoselo...? Y también incorpora mucho material que no suele ser carne de National Geographic, por no hablar de los a estas alturas un poco cansinos documentales de Jacques Cousteau (nada en contra del gran Cousteau, claro, que nos legó entre otras cosas una joyita documental llamada "El mundo sumergido", pero su estilo de rodar documentales hace rato que está un poco obsoleto). La peli sigue un poco el patrón de muchas pelis sobre naturaleza, que tiende a sobrerrepresentar a los mamíferos (focas y delfines, fundamentalmente) porque son más tiernos y suelen ganarse más a la audiencia, pero no descuida a los siempre poco carismáticos invertebrados: los cangrejos tienen varios momentos estelares (esa masa de cangrejos cruzándose, ese cangrejo cuerpo a cuerpo contra un langostino...), aparecen algunas sepias o jibias, y hasta algunos erizos tienen sus 15 minutos (sus 15 segundos, mejor dicho). La peli no se ahorra crudezas, por cierto: vemos a una orca metiéndose casi a la orilla y a riesgo de quedar varada, para despacharse algunas focas, y con éxito, y lo mismo con un tiburón que salta para conseguir su pedido de mamífero a medio cocer. Incluso las iguanas tienen su momento, en particular esa pobre que queda varada arriba de una balsa natural, con su mejor cara de circunstancias... Seleccionar una escena o una secuencia de escenas aquí, que se destaque más que el resto, es casi labor imposible porque todo está simplemente superlativo. Pero quizás el momento más dramático, el peor, es cuando las cámaras submarinas captan lo que ocurre dentro de una red de pesca de arrastre: las tortugas tratando de morder la red para escaparse, las albacoras haciendo lo propio, los delfines enredados en la red y asfixiados por no poder ascender a la superficie a respirar... y la manera bárbara en que los tiburones son mutilados para extraerles las aletas y luego arrojados vivos por la borda, a que se hundan, simplemente porque ya no sirven ni tienen utilidad. Esta peli consigue el milagro de que el siniestro supervillano de "Tiburón" de Steven Spielberg te inspire lástima y compasión hasta un punto que si no te indignas hasta que te entren ganas de meterle cargas de C-4 bajo la línea de flotación a los pesqueros de pesca de arrastre o arramblar a bazucazos con el Ministerio de Pesca de Japón (o lo que sea su equivalente), es que eres un psicópata sin sentimientos. La lástima es que mientras cosas como "El juego del miedo 3-D" se quedan semanas y semanas en el cine y la gente va a verlas con toda la alegría del mundo, estas pelis que valen mucho más y son tanto una muestra de un buen quehacer como una verdadera lección de vida, se quedan una o dos semanas a lo sumo en cartelera porque la gente o no sabe de ellas, o no le interesa ir a verlas porque "qué aburrido, una de la naturaleza, ay qué lata". Para que se llenen después la boca con eso de que la cultura es muy importante. Pero si eres de esa punta de lanza que son las audiencias más sofisticadas, las que no se rinden, las que todavía creen que el cine puede ser algo más que entretenimiento descerebrado, las que todavía se maravillan con la naturaleza y tienen algún sentimiento humanitario de por medio, entonces... ¡¡¡A VERLA, GENTE, A VERLA, QUE YA ESTÁN TARDANDO!!!
IDEAL PARA: Cualquier persona con un mínimo de inteligencia y un mínimo de interés sobre el mundo que lo rodea.
OTRAS PÁGINAS SOBRE "OCÉANOS".
-- "Oceans" en Take 78.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en español].
jueves, 9 de diciembre de 2010
"¿Quién es el 11° pasajero?" (1986).
-- "Jûichi-nin iru!" (título original en japonés), "They Were Eleven" (título para distribución internacional en inglés). Japón. Año 1986.
-- Dirección: Satoshi Dezaki y Tsuneo Tominaga.
-- Actuación: Voces de (en el original japonés) Akira Kamiya, Michiko Kawai, Hideyuki Tanaka, Toshio Furukawa, Tesshô Genda, Hirotaka Suzuoki, Norio Wakamoto, Michihiro Ikemizu, Kôzô Shioya, Tarako, Tsutomu Kashiwakura.
-- Guión: Toshiaki Imaizumi y Katsumi Koide, basados en el manga de Moto Hagio.
-- Banda Sonora: Dan Oikawa.
-- "¿Quién es el 11° pasajero?" en IMDb.
-- "They Were Eleven" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
El futuro. La Humanidad se ha expandido por el universo, al tiempo que se ha ido encontrando con otras criaturas. En vez de ponerse con un par de cojones y exterminarlos para probarles quién es el p*** amo, deciden hacer algo muy de mina, y forman... ¡¡¡Una Federación!!! ¡¡¡Y DEDICADA AL PROGRESO CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO MANCOMUNADO PARA EL PROGRESO DE TODOS LOS SERES DEL UNIVERSO!!! (ya, vale, dónde habré visto esa ñoñarda antes). El caso es que si quieres ser respetado y guay, tienes que lograr el ingreso a la Academia Espacial, un poco como en Starship Troopers pero sin el componente parafascista, que aquí todo es paz y amor entre las razas. Un joven terrícola hace su camino hasta la Academia, pasa todos los testes destinados a colar a todos los infiltrados, y acaba por ser seleccionado para la prueba final, que como en la cosa católica ésa del EJE, nadie habla nada porque es una experiencia que tienes que vivir, etcétera. El caso es que los separan por equipos, y envían a diez de ellos a una nave espacial chatarrienta en órbita alrededor del planeta Nomeimporta, para que durante 53 días la consigan sacar adelante. Ponen también a bordo de la nave un botón de pánico que pueden activar en cualquier momento para ser rescatados, si las cosas se ponen crudas (¡incluso si sólo uno de ellos se cabrea con el resto del grupo!), pero si lo hacen, adios a la prueba y a esperar otros tres años para postular again. La prueba no parece tan cabrona, no es sensiblemente peor que un Gran Hermano de toda la vida (sólo que con menos desnudos), pero se pondrá un poco mejor cuando en el hangar espacial hagan un inquietante descubrimiento: a bordo hay 11. Sin contar con el hecho de que cómo demonios se les infiltró un onceavo cuando en todo momento eran diez, la pregunta más interesante es qué diablos hace el desgraciado entre ellos, y si sus intenciones son hostiles o no (y todo pareciera indicar que sí). Ahora tienen dos opciones: aceptarlo y armar un equipo de fútbol, o descubrir y exponer al 11. Eligen la segunda. Para su desgracia.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Así como en el cine hollywoodense, en el mundo del manga y el animé han convivido dos fuertes tendencias: una más comercial y exitista, basada en la explotación ad nauseam de franquicia tras franquicia, a través de series televisivas, OVAs, etcétera, y una más subterránea, preocupada de contar historias de calidad. "¿Quién es el 11° pasajero?" se inscribe claramente dentro de la segunda. Y pertenece además a un ciclo de animación japonesa bastante definido, en torno a la Sci-Fi, ciclo que abarcó buena parte de los '70s y tempranos '80s, marcados por una Space Opera de alturas, muy deudora de ideas y conceptos a la vez comunes con la Ciencia Ficción de los '60s. A saber: una Ciencia Ficción que utiliza como decorado el universo y sus distintos planetas, y de vocación claramente filosófica y humanista (porque, vamos, eso de que existan razas extraterrestres, que en realidad apenas son variantes de seres humanos puestos ahí para recalcar el "valor de lo diferente" y etcétera, en el fondo es una metáfora de la difícil convivencia humana, blahblahblah). De ese ciclo destacan cosas como la serie televisiva de "Capitán Futuro", la serie y OVA de "La Reina de los Mil Años" y el Leijiverso en general, y "Super Agente Cobra" en una dimensión más macarra (pero no menos divertida y alucinógena). Ya vendría "Akira" primero, con sus epígonos "Tetsuo" y "Ghost in the Shell", para reemplazar ese optimismo spaceoperesco con un cibernihilismo más adecuado para los tardíos '80s y los '90s. Y después, la Ciencia Ficción en Japón habría de sobrevivir como Steampunk, avasallada ante el poderío de la magia y la brujería que se apoderó de todo después de Harry Potter y The Lord of the Rings.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Como decía, esta peli es un fiel exponente de una manera de entender la Ciencia Ficción, y la fantasía en general, que ya no existe más: la idea de aunar la aventura espacial con la preocupación humanista. Bueno, si el "Star Trek" de J.J. Abrams se encargó de cargarse todos los valores humanistas de la serie televisiva original, entonces qué queda para el resto. No es que lo deplore, porque después de todo los tiempos cambian, y el cine (incluyendo el cine de animación japonés, claro) debe evolucionar con los tiempos para mantenerse vigente. Pero eso no justifica el olvido porque sí de obras que, independientemente de su marco conceptual, vale la pena revisitar.
-- La peli mezcla muy bien una trama espacial con una de raigambre más bien policial. Para hacerlo más abstracto todavía, acá se trata de buscar la identidad de un personaje, sí, pero no porque sea el asesino, sino porque es la X de la ecuación. De hecho, ni siquiera se tienen claros los objetivos del onceavo pasajero, más allá de que está ahí por alguna razón que no pareciera tener nada que ver con los objetivos del grupo. Y en ese aspecto policial, la peli cumple sobradamente. Cierto es que la solución final es quizás un tanto previsible, hasta fácil, si uno ya tiene unas cuantas pelis de tipo "quién..." en el cuerpo, pero incluso así, logra el casi imposible a estas alturas de meterte suspenso. Y hacerlo por el camino más difícil, que es creando una auténtica atmósfera de misterio, casi agathachristiana (pero en versión SciFi), en vez de recurriendo al expediente más manido (y por desgracia muy explotado por Hollywood) de "hay un extraño entre nosotros que nos va matando uno por uno a razón de uno cada tantos minutos" (el síndrome "De-Tox", que lo podríamos llamar). No sólo es un misterio la identidad del número 11, sino también cuál es el objetivo que persigue, y que bien podría ir a favor o en contra del resto de quienes están en la prueba, y esto lo hace todo más difícil.
-- Como decía, esta peli pertenece a esa tradición de Ciencia Ficción intensamente humanista que impregnó a la animación japonesa hasta mediados de los '80s. La trama no va de buenos contra villanos (a pesar de que al interior del grupo surgen los inevitables antagonismos, que son más producto de los trasfondos y circunstancias que por verdadera vocación de "cómo me complazco en lo malvado que soy, joer"), y mantiene una fuerte tensión entre la obvia paranoia de descubrir quién demonios es el condenado 11, y la necesidad que tiene todo el grupo de armonizar y colaborar entre todos. Incluso, aunque tenemos un prota obvio, la trama se encarga también de meternos la sospecha sobre él, e incluso, aunque como seguimos la historia a través de sus ojos tendemos a disculparlo, en algún minuto nos llegamos de verdad a preguntar si es el 11, o al menos, si tiene algo que ver con el 11. Algunos de los momentos más tensionantes de la peli se basan en el concepto de cómo el grupo debe lidiar con la posibilidad de tener un enemigo interno, y aún así renunciar a sus diferencias para salvar peligros comunes (parece más difícil de lo que es, considerando que cada personaje tiene su propia personalidad y manera de entender las cosas, que no siempre trabajan en pos del esprit de corps). La peli trabaja esta tensión entre colaboración y competencia de una manera muy sagaz y sutil, hasta llegar a un desenlace prácticamente inevitable y que cierra de manera magnífica esta confrontación latente.
-- El diseño de los extraterrestres es bastante interesante. Cada uno de ellos procede de una sociedad distinta, y a través de los diálogos de los personajes, podemos entrever cómo funcionan y se estructuran esas sociedades, a veces de maneras impensables para nosotros. En ese sentido la peli hace un trabajo encomiable. Quizás la única pega al respecto, es que los once personajes sean todos biológicamente variaciones del viejo Homo Sapiens de dos piernas y dos brazos, algo que es inevitable tratándose de pelis antiguas de Hollywood en donde el extraterrestre debía embutirse en un traje de goma (antes de los CGI, claro), pero que en un dibujo animado con plena libertad para animar, podían haber resuelto de manera un poco más creativa. Aunque por otra parte, el antropomorfismo de los extraterrestres era moneda corriente en los dibus japoneses de Ciencia Ficción de la época (véase los animes basados en Leiji Matsumoto, sin ir demasiado lejos), así es que eso no debería extrañarnos tampoco.
-- Palabras aparte para la bizarra subtrama romántica entre el prota y... no diré la chica del grupo, porque a pesar de ser retratada como una chica y todo, en realidad no lo es exactamente. No quiero seguir adelante para no mandarme un spoiler (un tanto obvio con algo de olfato, en todo caso), pero la manera en que está construida dicha historia, con enorme ternura y cariño, le hace ganar muchos enteros a una peli que de por sí ya era encomiable.
IDEAL PARA: Ver una buena combinación de policial con Ciencia Ficción.
OTRAS PÁGINAS SOBRE "¿QUIÉN ES EL 11° PASAJERO?":
-- "¿Quién es el 11° pasajero? (aka They Were Eleven): Misterio intergaláctico" en Cinemascope.
VIDEOS.
-- Inicio de la peli [en japonés, subtítulos en inglés].
domingo, 5 de diciembre de 2010
"Megamente" (2010).
-- "Megamind". Estados Unidos. Año 2010.
-- Dirección: Tom McGrath.
-- Actuación: Voces de (en el original inglés) Will Ferrell, Brad Pitt, Tina Fey, Jonah Hill, David Cross, Justin Theroux, Ben Stiller, Jessica Schulte, Tom McGrath, Emily Nordwind, J.K. Simmons, Ella Olivia Stiller, Quinn Dempsey Stiller, Brian Hopkins, Christopher Knights.
-- Guión: Alan J. Schoolcraft y Brent Simons.
-- Banda Sonora: Lorne Balfe y Hans Zimmer.
-- "Megamente" en IMDb.
-- "Megamente" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Todos los niños quieren explorar el mundo, y nuestro chiquito con ocho días de edad saldrá a explorar... ¡¡¡EL UNIVERSO!!! Porque es enviado a la Tierra en plan Superman, porque también en plan Superman, su planeta hace bye-bye y se va por el tubo de un agujero negro. O se queda suspendido en su horizonte de eventos, qué se yo. El caso es que nuestro chiquitín estaría destinado a grandes cosas, salvo por un detalle: se le interpone en el camino el bebé salido de otro planeta (¿pero qué diablos tienen estos extraterrestres con sus bebés que consideran como seguro enviarlos en balsitas de coco al espacio?), que acaba adelantándose y llegando a un hogar lleno de confort y salud en la Tierra, mientras que nuestro bebé acaba de mascota dentro de la cárcel, y por supuesto, aprende las cosas al revés (el bien es el mal, el mal es el bien, etcétera). Después en la escuela, las cosas no irán mejor: el otro tipo, el jactancioso, el que no es tan inteligente pero hace cosas cool, se transforma en el pet de la títcher y acumula medallas aporreando a su compañero alienígena que es más inteligente, que lo demuestra con su cerebro un tanto bulboso y azul y ya me entienden. Y así crecen: el boy scout volador para transformarse en ¡¡¡METRO MAN!!! salvador de Ciudad Metro (¡sistema métrico decimal, en Estados Unidos! ¡Hasta que aprendieron, bárbaros usadores de pulgadas y yardas!). Su enemigo, por el contrario, confiando en su inteligencia para hacerse un huequito en la sociedad, resuelve dedicarse al mal y se transforma en... ¡¡¡MEGAMENTE!!! Día de hoy, el presente, etcétera: se está en una escena tan cliché como lo es que se está abriendo un museo en homenaje a Metro Man, y aunque todo parece tranquilo porque Megamente está en prisión purgando almuerzo de perpetuas, el caso es que como es... ¡¡¡MEGAMENTE!!! ...se las arregla para fugarse y secuestrar a la periodista que es la mejor amigui de Metro Man. Ahora, Metro Man deberá ir a rescatarla. ¿Será el enésimo enfrentamiento entre el superhéroe y el supervillano, en donde la chica chilla al estar en peligro y el repartidor de pizzas volador llega a salvarla? ¡No, señores, esta vez no! Porque la trampa de Megamente parece funcionar inesperadamente bien, y de pronto... ¡Funciona! ¡Megamente gana! y Metro Man... ¡¡¡MUERE!!! ¿Se acabó entonces la peli a los quince minutos? Pues no, espérense un poco más, que la cosa sigue... porque ahora viene lo interesante... ¿qué hace un supervillano si consigue de una vez por todas derrotar al superhéroe...? Puessssss... no sé, digo yo... Yo me apañaría con todo lo de la ciudad y me transformaría en su dictador eterno, claro, que se lo tienen merecido por ser una manga de consumidores de reality, pero entonces no habría peli, por lo que Megamente descubre que tiene su lado bondadoso y su corazoncito y...
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Si ustedes vieron la serie de dibus de la Liga de la Justicia, recordarán quizás el escalofriante comienzo de un capítulo en que Lex Luthor está sentado en la Oficina Oval, y llega Superman a detener uno de sus nefastos planes. Luthor se burla de él y le dice que no podrá detenerlo porque es el bueno, nunca mata, y después de mandar a Luthor a la cárcel, éste se las arreglará para escapar y todo empieza de nuevo otra vez... Y Superman le aplica entonces una contundente respuesta en forma de rayos caloríficos, da un golpe de estado y se apodera del gobierno para implantar ¡¡¡EL BIEN, LEÑE!!! Aunque no te guste (pero, ¿cómo podría no gustarte el bien? ¡A la pared contigo, y preparen el pelotón, por malvado!). Y es que claro, es lo que tiene el bien, que por ser el bien es mucho más inefectivo que el mal porque debe privarse de algunas cosas que el mal, más amoral porque es el mal, puede usar como recursos propios para tratar de vencer al bien (de hecho, quizás por eso el mundo sea tan malvado, y eso de que el bien vence en las pelis de supers es una concesión a la platea, al final del día). Pero durante los 2000s, el bien y el mal sufrieron su propia conmoción y corrieron el riesgo de mezclarse, como esas fotos de ríos que se unen y uno es límpido y claro y el otro es un saco de arena fluyendo. En los '90s todos éramos buenos, e incluso en las pocas pelis de supers de la época ("Batman" y "Batman regresa"), los malos ni eran tan malos tampoco, y los buenos, bueno... el Batman de Tim Burton estaba más que un poco salido. Pero ya sabemos a dónde conduce eso de que todos somos buenos, todos tenemos razón, hay que respetar todos los puntos de vista... de cajón al 9-11, a que algunos puntos de vista que son "razonables" y "correctos" deciden que los otros puntos de vista no son tan razonables ni correctos y deben morir (y vamos matanado cineastas críticos del Islam en Holanda, o censurando caricaturas en Dinamarca... o metiendo infieles en Guantánamo, que al final los extremos se tocan). El cine de los 2000s se inundó entonces de esos íconos máximos del "bien" contra el "mal" que son los superhéroes, con escenas tan parafascistas como ésa en que los Hombres X le cantan las claras al Presidente de Estados Unidos (en "X-Men II", y conste que ésa es de las buenas, qué queda para las pelis de superhéroes que son malas). Pero claro, después terminó de caer lo obvio, que los que se llamaban a sí mismos "buenos" no eran tan buenos y los que se llamaban a sí mismos "malos" tampoco lo eran tanto, que al final la maldad está equidistantemente repartida en el mundo... Por mucho Guasón que le pongan a "The Dark Knight". No debe ser casualidad que en el 2010, en el campo de la animación, hemos tenido nada menos que tres pelis cuya historia central juega con la idea de la relatividad del bien y del mal, dos de ellas en un campo tan icónico para esos planteamientos maniqueos como el superheroismo. En "Cómo entrenar a tu dragón" (también de DreamWorks), resultaba al final que los dragones eran los malos y no eran tan malos tampoco. En "Mi villano favorito" los superhéroes brillaban por su ausencia. Y ahora, en "Megamente", tenemos a un villano que al destruir al superhéroe, pierde el sentido de la existencia. Si hasta en las pelis de dibus, que se supone son para niños, estamos enterrando esos conceptos, entonces eso quiere decir que los fantasmas de la Era Bush al fin han encontrado descanso y paz eternos. Ya era hora. Aunque como suele pasar con estos reborn christians, siempre pueden regresar como zombies...
¿POR QUÉ VERLA?
-- ¿Un supervillano que empieza a volverse poco a poco el héroe del cuento? El concepto parece interesante, pero hay un problema para explotarlo: el supervillano debe hacer cosas de supervillano para ser supervillano, y si no las hace, en realidad no es un supervillano sino un antihéroe. La única manera de manejar el cuento sin caer en el cinismo terminal (que alejaría a los niños del público, y para qué estamos con cosas, las pelis se ruedan para vender entradas) es dar la idea de que el prota es un supervillano, pero en realidad tratarlo como un antihéroe. Ese era el truco al que se agarraba de manera más o menos zafia "Mi villano favorito", y es el mismo "elijo la puerta B" en cae "Megamente". El personaje de Megamente puede ser visto como la continuación lógica y llevada hasta sus extremos, de la lógica narrativa de las pelis de Batman de Tim Burton. Mientras que en "Superman" y secuelas, el Lex Luthor de Gene Hackman era un villano sin ambages, en "Batman" el villano no es en estricto rigor malvado por opción ética, sino porque es un sicótico, y por lo tanto no es responsable de su propio mal (además es un artista y un hombre fiel a sí mismo, cosas de las que no puede lucirse el opaco Batman: estamos acá en las antípodas del siniestro y demoníaco Guasón de "The Dark Knight", que de artista no tiene nada). Y en "Batman regresa" el asunto va más lejos, cuando se nos describe la cruel historia personal que lleva al Pingüino a ser lo que es, un pobre inadaptado de cuyos crímenes la sociedad es en última instancia responsable, por haberlo transformado en un marginado. Megamente va por lo mismos lares: en realidad en ningún minuto es un supervillano, pero se transforma en uno porque es el único nicho social disponible para él (el de héroe está ocupado por el petulante Metro Man). De esta manera, promocionar la peli como "una que te cuenta qué pasaría si el mal ganara" en realidad es un feo truco publicitario: en ningún minuto el mal gana porque el único personaje que es un malvado pasable, es muy poco querible y además recibe una paliza de campeonato (y no es el prota Megamente, claro). Pero incluso de eso podemos sacar lecciones: los conceptos de bien y de mal son más difíciles de relativizar o derribar lo que parecen, y sólo puedes jugar con ellos haciendo trampas (¡si es que casi recuerda a esos críos goth-punks malotes que cantan infectas cancioncillas reberrrrrrdes en MTV mientras sacan discos en que ponen caras de "soy cool, QUIÉRANME"!). Por cierto, la peli sortea este escollo de manera brillante (un poco al estilo de "Mi villano favorito", todo sea dicho): al quedarse solo y sin "el bien", Megamente debe darle un nuevo sentido a su existencia, y de a poco va descubriendo que en realidad él está llamado a ser "el bien". La peli tiene el buen gusto de no hacerlo por el camino fácil de que Megamente reciba una valiosa lección moral que lo haga ver la luz y transformarse en el bueno, sino mostrándolo como un proceso natural, en donde la propia psicología de Megamente lo empuja a ocupar un rol que personalmente odia, pero que muy en el fondo, es el que más encaja con su personalidad, esa misma personalidad que el propio medio social no le ha dejado aflorar. De esta manera, podemos decir que "Megamente" es una peli tramposa, pero al menos, la trampa la hace de manera fina y elegante, y eso siempre se agradece.
-- Un punto importante de esta peli, tiene que ver con la revalorización que se hace de la ciencia y la tecnología, y del papel del científico. Metro Man y Megamente conforman una dupleta muy tradicional: el superhéroe hundenarices a puñetazo limpio, versus el científico loco que compensa su debilidad física con su intelecto para desarrollar tecnología que usará para "el mal" (para el listado: Lex Luthor, Fu-Manchú, el Doctor Sim, el Doctor No...). Y si el científico es "el bueno", no será más que un accesorio dentro de la cartera del héroe bueno para los puñetazos, como el Doctor Zharkov de Flash Gordon o como el Q de James Bond: al final el héroe no es el que inventa cosas, sino el que las usa para apalear primero y dos veces (en términos de mitología griega, por ponernos en un contexto diferente, el héroe no es el dios Hefestos que le forja peazo armadura a Aquiles, sino el semidiós Aquiles que va a repartir yoyah con ella). En esta peli, como Megamente es el supervillano, se dan licencia para que el héroe (antihéroe, mejor dicho) sea por una vez en la vida, el científico loco. Es cierto que al último Megamente tiene que ir a un encuentro físico en que deberá resolver el lío utilizando la fuerza bruta, pero esa fuerza bruta no es una que posea de manera biológica por ser un Ubermensch con alta densidad molecular alimentado por rayos solares, sino es la que se le proporciona (un poco ortopédicamente, dicho con mala leche) a través de una serie de artefactos tecnológicos que él mismo se ha ido inventando. La solución final, de hecho, sería imposible sin la tecnología. En ese sentido, a diferencia de todas esas pelis con complejo de Frankenstein en donde la tecnología desbocada sólo sirve para crear monstruos y Skynets de diversa ralea, podemos afirmar que "Megamente" tiene el gran mérito de ser una peli tecnooptimista, en que si bien la ciencia y la tecnología salidas de tiesto pueden acarrear graves males a la sociedad, también pueden ser utilizadas en beneficio de la misma (está implícito también que toda la ciencia de Megamente hubiera servido a la sociedad, si la sociedad hubiera tratado bien a Megamente... palo entre líneas al hecho de que la gente valora más a un wrestler de la WWE que al Premio Nobel de Física). Nunca está de más recordar esa moraleja, en tiempos en que los autoproclamados defensores del "bien" critican la investigación con células madres o tratan de que la gente no utilice preservativos, entre otras aberraciones intelectuales de esos iluminados de pacotilla.
-- Otro punto interesante de esta peli es la cuestión de los roles. Resulta interesante observar que muchas pelis de tipo "sigue tu corazón", en apariencia contrarias al fascismo, en realidad son de un fascismo de sello diferente. En estas pelis, el héroe es débil y por lo tanto ninguneado por su comunidad, hasta que descubre su "verdadero poder", se transforma en un héroe y salva a la comunidad (¿les suena a Luke Skywalker, a Harry Potter, a...?). ¡Y todo por haber elegido ser "fiel a sí mismo"! Si esto fuera verdad, entonces, ¿por qué diablos todos los que son fieles a sí mismos terminan encontrando que ese "sí mismo" es ser el héroe que salvará a una comunidad que, por cierto, en su manera anterior de tratar al héroe, ha mostrado todo lo indigna que es de dicho salvamento? O sea, la cuestión es que debes afirmar tu identidad rebelándote contra lo que la comunidad te dice, pero para transformarte en un dictador de "el bien" que le dirá a su vez a la comunidad qué hacer: se invierte la polaridad, pero sigue siendo la misma corriente eléctrica fluyendo en sentido contrario. "Megamente" es una de las raras pelis que consigue patear este concepto, a través de la figura de Metro Man. Porque si bien tenemos que Megamente es un supervillano porque en el fondo es un superhéroe frustrado, Metro Man en realidad es un superhéroe a la fuerza que acaba desengañándose de ese rol, y descubre después cual es su verdadera vocación (y no, no es salir a bailar con apretadas mallas y desnudarse en algún oscuro bar sadomaso como podría suponerse por las vestimentas estrafalarias de súperlycra que usa). Esta debe ser una de esas pocas pelis en donde "sé fiel a tí mismo" no quiere decir "transfórmate en el héroe que nosotros te decimos que queremos que seas", sino en donde de verdad los personajes tienen opciones y modos de vida. Megamente es un supervillano porque no tenía otra opción, pero cuando se le abre la opción, empieza a evolucionar... mientras que Metro Man también sigue su propia evolución. Y todas estas ideas tienen aplicación práctica: recordemos a las oleadas de tontorrones adolescentes que integran tribus urbanas, que se rebelan contra los mayores adoptando su propio estilo de lenguaje y vestuario... que es el mismo estilo de lenguaje y vestuario que sus compañeros de tribu le ordenan que use, y ¡ay de él si es que se le ocurre hacer lo más mínimo que sea creativo por sobre el patrón de la tribu (ni se te ocurra ser gótico y usar algo que no sea negro, blanco o rojo)! O cómo cambiar a una tribu por otra diferente, cuando la gracia es cambiar a una tribu por esa propia tribu que tú mismo tienes en tu interior. Incluso más: mientras que la felicidad en las pelis está asociada al éxito (derrotando al villano, usualmente), en esta peli para Metro Man está asociada a una vida más simple y tranquila, lo que tampoco está mal. O de cómo tenemos una peli de superhéroes que se aleja del patrón nietzscheano (ubícate más allá del bien y del mal, el hombre es una cuerda tendida entre el mono y el superhéroe, niégate a tí mismo y entonces podrás nacer... etcétera) para transformarse en casi su antítesis, en un producto casi schopenhaueriano. El viejo cascarrabias de Arthur estaría feliz con ello. O hastiado, porque como decía el viejo Arthur Schopenhauer: la vida es una constante tensión entre el deseo de lo que no se tiene y el hastío de lo que se ha conseguido. Ahora tienen una peli para ejemplificarlo.
IDEAL PARA: Ver una estupenda peli sobre los roles del bien y del mal, del desarrollo personal, y de crítica sutil a los aspectos más parafascistas del mito del superhéroe.
OTRAS PÁGIONAS SOBRE "MEGAMENTE":
-- "Megamente: “malo” es el nuevo “bueno”" en El Blog de Shigure.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en español].
-- Inicio de la peli [en inglés, sin subtítulos].