Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
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jueves, 27 de febrero de 2014
"Carrie" (2013).
-- "Carrie". Estados Unidos. Año 2013.
-- Dirección: Kimberly Peirce.
-- Actuación: Chloë Grace Moretz, Julianne Moore, Judy Greer, Portia Doubleday, Alex Russell, Gabriella Wilde, Ansel Elgort, Zoë Belkin, Samantha Weinstein, Karissa Strain, Katie Strain, Barry Shabaka Henley, Demetrius Joyette, Mouna Traoré.
-- Guión: Lawrence D. Cohen y Roberto Aguirre-Sacasa, basados en la novela de Stephen King.
-- Banda Sonora: Marco Beltrami.
-- "Carrie" en IMDb.
-- "Carrie" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Una mujé está enferma-enferma-enferma... ¿enferma? ¡No! ¡Está de parto! At home! Porque la escena transcurre presumiblemente a finales del XX, incluso comienzos del XXI, pero esta mujer carece de información ginecológica. En fin, el caso es que nace la criatura, y la mami hace de mami corazón y va y le intenta clavar unas tijeras, la muuuuuu jodía... (Julianne Moore, que cuando le baja por interpretar personajes bordes hasta da miedito y too). Pero no puede por estoquello. Salto en el tiempo. Vemos a la bebé ahora crecidita, en la pista de despegue para el baile de graduación y tal (Chloë Grace Moretz, por una vez en la vida una actriz que es MENOR que su personaje estudiante, porque el personaje debería tener 18 y la actriz tiene 16). Vemos una escena en la piscina que nos enseña que ella es TORPE y además TÍMIDA y además IMPOPULAR. Poco después en las duchas vemos unas cuantas buenorras (no tanto como las supermodelos que contrata Michael Bay, pero ya sabemos) envueltas en toallas, a la tal Carrie duchándose (no se ve nada, escenas rodadas con actriz menor de edad, ya saben), y viene la consabida escena en donde ella empieza a sangrar, y las compañeramerdas que empiezan a hacerle BULLYING. Incluso la graban con un celu, las muuuuuu desgraciás. Estallan ampolletas, pero a nadie le llama la atención. Aparece la tícher de gym, y trata de salvarla y tal, después de lo cual viene una conversación con el director más cretino al norte del Río Bravo. Estalla uno de esos recipientes como con 100 litros de agua, pero a nadie le llama la atención. A la madre de Carrie, maldita la gracia le hace too el follón, e incluso envía a Carrie a la habitación de las escobas (bueno, una cosita chica bajo la escalera, suponemos que es para eso). Estalla la puerta (bueno, se raja), pero a nadie le llama la atención. Ah, entremedio una de las buenorras le baja too el gusanillo de la conciencia y empieza a poner cara de "estoy buena pero soy sensible" (o trata. De lo primero no está mal, de lo segundo se queda corta. Gabriella Wilde, señoras y señores). Por cierto, las cabronas de las compañas suben el video a yutúb, con el follón predecible posterior (o sea ninguno, una reprimenda generalizada, castigo para la hechora, y aquí no ha pasao ná masho). El caso es que a la buenorra con conciencia le baja eso de que pobrecilla Carrie, deberíamos hacer algo por ella, y va y le propone al noviecito que vaya a la fiesta de graduación con Carrie en vez de con ella, porque total por qué no, a lo mejor el noviecito termina follándose a Carrie y tal en una fiesta que es una sola vez en la vida, pero por qué no (o a lo mejor a la buenorra con conciencia le pone eso de "hazlo con mi hombre", a saber, si es que estas nuevas generaciones ya ven como vienen). Todos los que vieron la versión original saben en qué va a acabar eso. O los que vieron la secuela de la versión original. O los que vieron el remake made-for-TV de 2002. Joer, que a la pobre Carrie no la dejan en paz. Lo que debe estarse forrando Stephen King con los royalties.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Había una vez un escritorzuelo medio fracasado llamado Stephen King, que en un último y desesperado esfuerzo por ser ALGUIEN en el mundo de las letras, va y escribe una repugnante escena en donde una chica desnuda bajo la ducha del colegio con el agua caliente cayendo sobre su cuerpo núbil, de pronto ¡PLAS! le llega la menarquia y humillación suprema a manos de otras chicas desnudas en las duchas del colegio. Luego botó el manuscrito, oficialmente decepcionado del mismo, aunque a saber si no será porque no se lo pille la señora, que ya sabemos cómo son, "¡qué cochinadas estás escribiendo, mira tú, minorras desnudas en la ducha y sangrando, eres un pervertido, me voy, mi abogado se contactará contigo para mandarte los papeles del divorcio!". Pero la señora va y saca el relato del cesto (¿apostaban a que no lo haría?), y figúrense que, muy liberal ella, hasta le gustó y todo. Y susurrándole al oído de manera insinuante, va y le dice: "Termínalo, mi lindo" (en realidad no sé si "susurrándole al oído de manera insinuante" o en una conversación plana y casual, pero nadie dijo que no podía literaturizar un poco, por aquello de mantener el interés de los lectores). Stephen King lo termina, exitazo absoluto de ventas, se hace un nombre... (bueno, entre el público, que la crítica durante años lo miró como ese renacuajo que escribe cosiacas de terror en vez de escribir LITERATURA DE VERDAD, hasta que algunos críticos dijeron que mejor estar bien con los ángeles y empezaron a reconocer, así como a regañadientes, que Stephen King tiene lo suyo igual). "Carrie" fue adaptada de manera memorable por Brian de Palma con Sissy Spacek en 1976. Y de manera no tan memorable por aquello de presupuesto de telefilme, con Angela Bettis en 2002. ("La ira: Carrie 2" no cuenta porque la prota Emily Bergl interpreta a Rachel, la media hermana de Carrie, y Sissy Spacek aparece de esa manera bastarda denominada "imágenes de archivo"). Por alguna razón, los productores pensaron que era tiempo de ofrecernos otra versión más del mismo cuento. Quizás porque desde 2002 había pasado una década, el público adolescente popcornero entretanto había crecido y se podía vender la historia a toda una nueva generación de chavales para quienes el cine partió con "El Señor de los Anillos" y "Piratas del Caribe", y algo sobre un viejote medio senil llamado George Lucas. Con Kimberly Peirce a cargo, una directora no excesivamente prolífica (esta es su TERCERA peli, aunque la primera es la memorable "Los muchachos no lloran" de 1999). Bueno, eso y la debacle financiera de MGM, que los ha llevado a rebuscar en los armarios todas las franquicias establecidas de las que puedan tirar para reboot, remake, lo que sea, que les permita seguir manteniéndose a flote sin tener que apostar por ideas nuevas que tengan el desagradable efecto de, ya saben, fracasar en taquilla ("La chica del dragón tatuado": remake, "Comando especial": basado en serie de TV, "¿Qué voy a hacer con mi marido?": la excepción que confirma la regla, "Skyfall": secuela, "Hansel y Gretel": basado en relato nórdico, "El Hobbit: Un viaje inesperado": precuela, "G.I.Joe: El contraataque": secuela, "El Hobbit: La desolación de Smaug": secuela de la precuela, y para 2014 se vienen "Robocop": remake/reboot, "Comando especial 2": secuela, "Hércules: The Thracian Wars": basado en mitos griegos, la tercera del hobbit, la 24 de James Bond para 2015...). La cosa salió... más o menos bien de cara a la taquilla. 82 millones de caja, una mugre, pero contra 30 millones de costos alcanza a recuperar y dejar algún dinerillo en el bolsillo. La crítica la ha tratado más o menos bien, aunque con algo de condescendencia. ¿Y nosotros? Pase a la siguiente sección para averiguarlo.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Leyenda del cine y tal, pero la "Carrie" de 1976 estaba seriamente necesitada de un remake. ¡Herejía!, ya los oigo gritar. ¡Anatema!, los oigo gemir. ¡Abominación de la desolación!, exclamáis. Pero admitámoslo, si bien la "Carrie" de 1976 sigue siendo una excelente peli en muchos respectos, el apartado de los FXs y la traca final, de vértigo para su época, hoy en día se ven bastante adocenados. Se diga lo que se diga, Carrie es, fue y seguirá siendo una historia de despertar adolescente, una metáfora acerca del brutal descubrimiento de que el mundo es un lugar muy poco placentero para vivir, y por lo tanto su público natural más allá de los cinéfilos más empingorotados, son los adolescentes. Los mismos que ven hoy en día la "Carrie" de 1976 y se parten de la risa con la cara de lunática de Sissy Spacek (sí, gran rol y too, pero esa clase de filigranas como que se les escapan a los adolescentes tontorrones ávidos de meterse popcorn a saco en la sala de cine). En ese sentido, la "Carrie" de 2013 cumple bien como remake. Es la necesaria actualización de la historia a un trasfondo más moderno, y con herramientas narrativas también más modernas. El problema aquí es más o menos el esperable: en su vocación de contar la misma historia pero para las audiencias XXI, el "Carrie" de 2013 termina por anularse a sí misma. Es una buena peli, bastante superior al promedio de pelis popcorneras que llegan al cine, aunque sea por el material de base (e incluso así, porque ya sabemos cómo se las gasta Hollywood Manos de Tijera para convertir material de excelencia en churros fecales con una efectividad digna de Machete), pero no consigue zafarse de la sombra de la "Carrie" de 1976. "Carrie" de 2013 es buena, pero "Carrie" de 1976 es superlativa, y claro, en esos términos... No ayuda por supuesto que el espectador que vio, vivió y disfrutó la "Carrie" de 1976, no va a encontrar realmente nuevos elementos aquí. De todas maneras, como remake, sale mejor parado que el demasiado menospreciado pero tampoco carne de memorabilia "Pesadilla en la Calle Elm" de 2010, que se perjudicaba de ser un remake mucho más superfluo a pesar de sus buenas intenciones. En esta "Carrie" se nos cuenta más o menos la misma historia, pero perdida la carta de la sorpresa (leñe, hay que haber estado bajo una piedra para no saber cómo termina), y además perdida la carta de chorrear sexualidad (esta "Carrie" es mucho más pacata que la "Carrie" de 1976, partiendo por la eliminación de los desnudos y siguiendo por el recortar de la atmósfera de erotismo malsano y su reemplazo por alguna insinuación puntual y poco más), la peli decide jugársela por el desarrollo de personajes. Y en general cumple bien gracias a una Kimberly Pearce dirigiendo con buen ojo para la narrativa (aunque desaprovechando el subtexto morboso, cuando hubiera podido explotarlo al estilo "Los muchachos no lloran" y habría quedado mucho mejor), una Chloë Grace Moretz que consigue ser una gran Carrie haciéndolo a su manera y sin necesidad de seguir la estela o imitar a Sissy Spacek, una Julianne Moore superlativa como madre chalada (esta versión le presta mucha más atención y redondea mucho más a su personaje, que tiene algunas escenas verdaderamente escalofriantes), una Judy Greer muy solvente como profesora de gimnasia (esta chica eterna secundaria debería haber tenido una carrera mucho más prominente de la que ha tenido hasta ahora), y una Portia Doubleday que consigue el milagro de crear una Chris incluso más detestable y miserable que la interpretada por Nancy Allen en 1976. En contra tenemos un guión que no termina de cuajar del todo (que Carrie lo ignorara todo sobre la regla ya pasaba difícilmente en 1976, pero en 2013 con interné en el colegio, como la misma peli lo muestra, como que no cuela, y eso por no hablar de la cantidad de veces que los poderes telekinéticos de Carrie se manifiestan sin que nadie se pregunte por qué siempre alrededor de la rarita pasan tonteras), y algunas interpretaciones que echan para abajo el nivel general (en particular destaca Gabriella Wilde, ya una sosilla Constance en "Los tres mosqueteros" de 2011, incapaz de transmitirnos por qué tanta preocupación por la jodía Carrie, algo que sí lograba de manera más eficaz Amy Irving en 1976).
-- ¿Soy yo, o me pareció que el enfoque que guión y actuación le da a esta "Carrie", funciona como una especie de deconstrucción de los X-Men? La "Carrie" de 1976 no mostraba mucho parecido, pero en ésta vemos una escalada de poderes telekinéticos que parecieran querer hacer un guiño al "X-Men" de Bryan Singer. Sólo que en esa peli, los adolescentes incomprendidos y rechazados tenían una academia de Charles Xavier en donde recluirse para aprender a quererse a sí mismos, formar su club de amiguetes y salvar a la Humanidad que los odia y desprecia etcétera, mientras que aquí vemos un escenario más realista en donde la chica telekinética es una sola (se insinúa que podrían haber más, pero no se ve otra por ninguna parte), con el resultado predecible de que, sin red de cobertura psicológica para la pobre mutante... bueno, pasa lo que pasa. Que todos ya sabemos cómo termina, sin haber visto el remake. O la peli original de 1976. Y es más: que la vimos justamente por ese final en donde no hay infierno como el de una mujer despechada... contra sus compañeras de cole, en particular si tiene poderes mentales.
IDEAL PARA: Ver un remake que cumple con dignidad.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].
domingo, 23 de febrero de 2014
"Thor: Un mundo oscuro" (2013).
-- "Thor: The Dark World" (título original en inglés), "Thor: El mundo oscuro" (título ciento por ciento literal en España). Estados Unidos. Año 2013.
-- Dirección: Alan Taylor, y James Gunn en la escena de postcréditos.
-- Actuación: Chris Hemsworth, Natalie Portman, Tom Hiddleston, Anthony Hopkins, Christopher Eccleston, Jaimie Alexander, Zachary Levi, Ray Stevenson, Tadanobu Asano, Idris Elba, Rene Russo, Adewale Akinnuoye-Agbaje, Kat Dennings, Stellan Skarsgård, Alice Krige.
-- Guión: Christopher Yost, Christopher Markus y Stephen McFeely, sobre una historia de Don Payne y Robert Rodat, basados en los personajes de Stan Lee, Larry Lieber y Jack Kirby.
-- Banda Sonora: Brian Tyler.
-- "Thor: Un mundo oscuro" en IMDb.
-- "Thor: Un mundo oscuro" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
Hace una pitorríada de años, antes de que existiera (chachán...) EL UNIVERSO, existía... ¿el multiverso eternamente inflacionario de Andrei Linde? Que no, joer, que eso es cosmología demasiado avanzada para los comicófagos que suelen ver estas pelis. No, antes del universo existía, suspenso, suspenso, ya viene... ya viene... existía... LA OSCURIDAD. Joer, ya estamos a 2013, y estos guiones de supers siguen tan ridículos y simplones como los firmaba el bueno de Stan Lee. El caso es que hay una raza que, atención, son los elfos oscuros (y no, ¡no son los moriquendi, y sobre todo NO SON UN PLAGIO DE TOLKIEN, sino que al revés, los elfos incluyendo los elfos oscuros son un plagio tolkieniano de los antiguos mitos germánicos! Como todo Tolkien, por lo demás. Que hay quien todavía no se entera, joer). En fin, los elfos oscuros se abocan a lo típico, o sea, odian la luz porque existían antes de la luz (aunque en toda la peli no se los ve que les pase algo con la luz, de hecho parecieran llevarse la mar de bien con los mundos con luz), y porque bueno, ya está bueno de villanos psicológicamente complejos y atormentados, mejor los malos que son MALOS PORQUE SÍ, porque alguien tiene que ser el malo, y ya estamos. El malo es tan pero tan malo, que extermina a su propio pueblo para cargarse a las tropas invasoras de Asgard en un bonito taking you with me, figúrense (pero como buen revolucionario, después de sacrificar a su pueblo igual escapa, no por cobardía sino para seguir la revolución en otra parte por supuesto, claro está, faltaba más). El caso es que la gente de Asgard opina que la superarma de los elfos oscuros es superpeligrosa (a pesar de que a los elfos oscuros no les impidió ser derrotados), pero tampoco puede ser destruida porque es superpoderosa, así es que, HALA, a esconderla... ¿en Asgard? No, claro que no, para qué demonios iban a dejar el arma más poderosa el universo en su propia base y donde mejor la pueden defender. No, por supuesto, mejor dejarla en ese mundo primitivo, indefenso e invadible llamado la Tierra. Salto a... EL PRESENTE. A partir de acá, las cosas se van a volver un tanto confusas. Veamos. Loki es mandado a prisión por crímenes que, si no has visto las pelis anteriores de la franquicia, no tienes puñetera idea como espectador (aunque por otra parte la de los Vengadores se forró con 1.500 millones de dólares, por lo que ALGUIEN tuvo que haberla visto, ¿no?). Thor está lanzando ataques preventivos en otros universos. Y Jane Porter está investigando estoquello en la Tierra. El caso es que la Jane Porter, una Natalie Portman ya sobre la treintena y por lo tanto emprendiendo lentamente el triste camino de las actrices del "ya no está tan buena como antes", está investigando una de esas anomalías cosmológicas tan convenientes para que haya un argumento de peli en primer lugar, y se pega con un engrudo que es, por supuesto, era que no, coincidencias cósmicas éstas, la famosa superarma. A lo que Heimdall le dice a Thor que "la ha perdido de vista en su universo" o algo asín, lo que es bastante creepy si se lo piensa bien (vamos, confiésalo, a tí también te gustaría ser Heimdall y tener a la Natalie Portman a la vista en cualquier parte del multiverso, hora de la ducha incluida). Y Thor, que justo justito por conveniencias del guión ha terminado de aplicar devastadores escarmientos a las fuerzas que se han sublevado contra Asg... er... ha terminado de PACIFICAR EL UNIVERSO, eso es, viaja a la Tierra. Allí la Jane Porter le dice que A DÓNDE TE HABÍAS METÍO, DESGRACIAO, ME DIJISTE QUE IBAS A COMPRAR CIGARRILLOS A LA ESQUINA Y NO VOLVISTE MÁS, a pesar de que técnicamente ambos se han conocido y estado juntos por... ¿cuánto? ¿dos, tres días? Pero igual se reconcilian rapidito, y Thor, a sabiendas de que nada impresiona más a una fémina que un buen autazo y una mansión multimillonaria como Bastet manda, pues va y se la lleva en el viaje interdimensional hasta Asgard, y va y se la presenta a papi y mami (también a la Sif, la valkiria que está verde por Thor y que, por supuesto, se toma muy a mal eso de que el Dios del Trueno se esté fijando en humanitas de mierda). Y como, créanlo o no, ya vamos por la marca del minuto 45 de peli (sí, se demora en empezar), pues van los villanos, no sé si se acuerdan, los elfos oscuros que son malos porque sí, van los villanos, digo, y atacan Asgard y en general viene lo que vinimos a ver en esta peli en primer lugar: ¡¡¡ACCIÓN ÉPICA COSMOLÓGICA!!! La batalla por la salvación del universo ha comenzado. Otra vez. Y van...
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
A riesgo de repetirme. Marvel, derechos desparramados por todo el ancho mundo. "Iron Man", intento tímido por ver si podía crearse un universo coherente en el cine... taquillazo. Nuevas pelis entrelazadas entre sí: "Hulk: El Hombre Increíble", "Iron Man 2", "Thor", "Capitán América", "Los Vengadores", "Iron Man 3"... taquillazo, taquillazo, taquillazo, taquillazo, taquillazo, taquillazo. Joer, que mejor nos vayan a descontar por planilla y nos sale más fácil el expolio de nuestros bolsillos. Porque... 5.650 MILLONES DE DÓLARES de recaudación a nivel mundial y contando, SOBRE 700 MILLONES DE DÓLARES de recaudación en promedio por cada peli, "Los Vengadores" con sus 1.500 MILLONES DE DÓLARES instalada como la tercera más taquillera de la historia, superada sólo por "Titanic" y "Avatar", "Iron Man 3" en el quinto puesto, con "Hulk: El Hombre Increíble" como la más mierdera con sus 263 millones... Y ya lanzados en pleno a través de la "Fase 2", compuesta por "Iron Man 3" y "Thor: Un mundo oscuro", y las sobrevinientes "Capitán América y el Soldado del Invierno" (la peli que trata de guardar como un dramático secreto el spoiler que todo el mundo ya adivina, hasta los que no leen cómics), "Guardianes de la Galaxia" y "Los Vengadores: La era de Ultrón" (y ya pensando en una fase 3 con un superhéroe tan ridículo como... el Hombre Hormiga. Joer la que me reí cuando supe. ¿Veremos a Hank Pym dándole un lo-que-te-gusta a su mujercita en la peli...?). Ah, y la serie de TV ésa que nadie está viendo, la de los agentes de SHIELD, dándole una serie entera perpetrando el absurdo de poner como action hero y líder de escuadrón a un personaje que en las pelis era... el secundario graciosete. Rodeado de un montón de personajes que no es que a nadie le importen, es que ni siquiera pertenecen al universo Marvel y fueron inventados para la ocasión (los villanos y cameos, no sé, pero los protas, esos parecen Buffy goes Marvel, en el peor sentido posible de esto). De las tres pelis en la Fase 1 que no fueron las de Iron Man ni "Los Vengadores", la más exitosa fue "Thor" (449 millones de taquilla), así es que caía de cajón que iba a tener una secuela (así como que no hubo secuela para Hulk). De manera que un Thor 2 era inevitable. O bueno, había maneras de evitarlo. Un impacto cometario contra la Tierra, por ejemplo. ¡O quizás no! Después de todo, se estrelló un cometa en Cheliábinsk a comienzos del 2013, y "Thor: Un mundo oscuro" la sacaron igual. Kenneth Branagh se marchó de la dirección, y pusieron en su reemplazo a un cincuentón llamado Alan Taylor, un venido del mundo televisivo que tiene alguna que otra peliculilla en su currículum (¿mundo televisivo, dije? ¡Perdón! No es televisión, ES HBO. Porque el hombre ha dirigido para "Oz", "Los Soprano", "Six Feet Under", "Roma", "Mad Men" y "Game of Thrones". Notan un patrón, ¿no?). ¿El resultado? Una peli exitosa entre el público (ha recaudado casi 200 milloncejos más que la primera parte), recibida con bona fide por la crítica, y en general, una que hace presagiar que habrá un "Thor 3" en algún minuto, suponemos que durante la Fase 3, cuando "Guardianes de la Galaxia" resulte un fiasco que si no sale tan grande como "Linterna Verde", va a ser por el tirón que el nombre Marvel se ha ganado en el cine, a pesar de lo cual igual habrá que tirar de los valores consagrados para seguir la franquicia. En fin.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Otra de esas pelis que depende mucho de lo que andes buscando. Después de "Los Vengadores", es claro que la franquicia entró en un territorio diferente. Ya no estamos en pelis tratando de captar a las grandes audiencias y presentando a los nuevos personajes que serán tus nuevos mejores amigos y tal. Se supone que después de los mil quinientos millones de "Los Vengadores", hay una masa de espectadores fidelizados a los cuales puedes venderle... bueno, casi cualquier cosa. Y se nota. Con "Iron Man 3" todavía trataban de sacar una peli con algo remotamente parecido a, ya saben... personalidad. Pero "Thor: Un mundo oscuro" es tan impersonal y aséptica como... bueno, ya saben de dónde salió Alan Taylor el director. Esta peli es impersonal y aséptica como un episodio televisivo de alto presupuesto y nada más. ¿O sea que la peli está mal? No, no lo está. A grandes rasgos, es una peli eficiente, que cumple bien con el trámite (ver qué ha sido de Thor entre "Los Vengadores" y la inminente "Los Vengadores: La era de Ultrón") y se deja ver, pero que tampoco tiene verdaderos chispazos de genio o creatividad. En algunos aspectos representa un avance sobre "Thor", en particular porque vemos menos la Tierra y más Asgard, los personajes secundarios están más desarrollados (en particular las féminas, Kat Dennings como la mejor amigui de la Natalie Portman chupando... cámara como una contratada, Rene Russo que se impone como Frigga, y en particular Jamie Alexander muy bien como Sif... y Tom Hiddleston como Loki robándose también la peli a concho, y lo incluimos entre las actrices porque el tal Loki se está haciendo cada vez más mija con cada nueva entrega de la franquicia), la acción es más cósmica (incluyendo una batalla final bastante resultona, y que combina la acción y el humor con un acierto notable, y desde luego con menos bombo pero con más estilo que el final de "Los Vengadores"), y Asgard mismo se ve más realista limando un poco el exceso de art decó de "Thor" que a ratos lo hacía parecer un musical de los '30s. Entre las cosas que andan sicomsá, que todo cambia para que todo siga igual, están la banda sonora (sale Patrick Doyle y entra Brian Tyler, que ya se había montado el score de "Iron Man 3"), un Chris Hemsworth que todavía pinta bien como Thor pero que queda algo corto en las escenas más dramáticas (seriosly, este tipo tiene una vena mucho más natural para la comedia que para el drama, aunque por otra parte en "Thor" era dirigido por un especialista en Shakespeare y aquí por un especialista en... el pícnico ése de los Juegos de Tronos), y un villano quizás demasiado simplón, por mucho Christopher Eccleston que le pongan. Y entre los puntos que son un claro retroceso... Tenemos un guión sin exceso de pifias, aunque tampoco demasiado creativo, que peca en exceso de ser rutinario y cliché (los buenos, los villanos, el macguffin, universos en peligro, el hermano que no se sabe si es traidor o héroe... lo nunca visto, vaya), y que nunca termina de levantar por completo el vuelo o asombrarnos (cuando no deja tramas criminalmente por el camino, como ocurre con todos los ojitos que le hace la Sif al Thor, y que al final no tienen ninguna clase de resolución dramática), más una Natalie Portman en absoluto piloto automático comprometiendo de paso cualquier química o credibilidad a su romance con el prota y haciendo más plausible a Sif como potencial pareja de Thor (dice el rumor que la Portman tuvo diferencias con los productores, que la forzaron a volver vía "o te apareces por el set o te hacemos un Kim Basinger por "Boxing Helena" que vas a estar pagando más cuentas que Nicolas Cage", algo bastante creíble viendo lo desganada que está la Portman), por no hablar del plan idiota de Thor para proteger a Asgard que, por supuesto, al final termina complicando más las cosas, pero que lo adopta porque, bueno, es Thor, musculoso y apolíneo, no puede esperarse que piense con otro órgano que no sea la pija, ¿no? La peli es tan impersonal, de hecho, que si no me dicen que la escena de postcréditos la dirigió un director diferente, yo no me doy cuenta, porque no hay ninguna diferencia estilística, ninguna, ni por equivocación. En definitiva, es una peli que la van a disfrutar más quienes hayan estado siguiendo las entregas anteriores, que el espectador casual o al que los supers les resbalen. ¿Te basta con eso? Bueno, ya lo sabes, la decisión es... ¡¡¡EL PODER ES... TUYO!!!
-- ¿Soy yo, o esta peli es la más ridícula caricatura que he visto de la actual política exterior de Estados Unidos? Porque los buenos son Asgard, o sea, Estados Unidos, que van y le declaran la guerra a los NUEVE REINOS porque ellos son la paz, el orden, blablablá, ellos son los que saben, los elegidos del destino, los dioses, y por lo tanto los otros reinos no tienen derecho a su independencia porque o si no, eso sería EL CAOS. Versus unos elfos negros que hacen lo que cualquier terrorista talibán: ser terroristas en primer lugar porque quieren volver a los tiempos del oscurantismo preasgardiano (literalmente: odian la luz, no se puede ser más caricatura de terrorista que eso), y sin ninguna otra motivación más allá que jorobarle la pita a los buenos porque sí, porque eso es lo que hacen los terroristas. El ataque a Asgard tiene un regusto a 9-11 de encargo (a doce años del evento), y la reacción de Odín nos da una nostalgia por Bush Hijitopapá que hasta nos hace caer una lagrimita y too (a saber: atrincherarnos, y duro con los enemigos de la libertad). Vale que en todas las pelis procedentes de Yankilandia, alguna más o alguna menos, hay un poco de parábola proamericanista, pero en ésta, la cosa llega a extremos de caricatura. Sin intención, probablemente (es claro que estas pelis se hacen como opiáceo para la audiencia y forrarse en millones, no para propagar un discurso político), pero igual presente ahí.
IDEAL PARA: Ver una más de la franquicia, ya saben cuál franquicia.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en inglés, subtítulos en español].
miércoles, 19 de febrero de 2014
"Metrópolis" (1927).
-- "Metropolis". Alemania. Año 1927.
-- Dirección: Fritz Lang.
-- Actuación: Alfred Abel, Gustav Fröhlich, Rudolf Klein-Rogge, Fritz Rasp, Theodor Loos, Erwin Biswanger, Heinrich George, Brigitte Helm.
-- Guión: Thea von Harbou, sobre su propia novela, con aportes sin acreditar de Fritz Lang.
-- Banda Sonora: Gottfried Huppertz.
-- "Metrópolis" en IMDb.
-- "Metrópolis" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
El futuro. Un futuro en que las computadoras pesan y miden como edificios completos y los aviones más avanzados son biplanos, pero en fin, un futuro sigue siendo un futuro. En la gigantesca metrópolis conocida de manera simple y apropiada como Metrópolis, hay una adecuada división del trabajo: abajo están los proletas, obligados a trabajar de sol a sol, o algo así porque allí donde están no llega el sol tampoco, lo que es bueno porque alguien tiene que hacer el trabajo servil, demonios, para que arriba estén los pijillos, que son lindos y tienen parques y mujerzuelas para recrearse y rascarse con comodidad todo lo que se llama el largo y ancho de las bolas. De pronto, el hijo del Amo de Metrópolis hace un descubrimiento: una puerta se abre, y aparece una mujer... ¡pobre! ¡harapienta! Pero con esa belleza propia de las heroínas jóvenes y pobres del cine (al revés de las de verdad, claro, que por algo el cine es fantasía e ilusión... además la novela la escribió una mujer, ¿vale?). Y el futuro heredero de Metrópolis queda extasiado en uno de esos raptos sentimentales tan... bueno... tan alemán, que aunque no crean, los alemanes tienen su corazoncito, y ahí es donde se les sale todo el paganismo y todo el Wagner y todo el Rammstein, ya me entienden. El caso es que nuestro joven héroe, que para algo es joven e indocumentado, desciende a los subterráneos de Metrópolis, al mundo de los obreros, y para investigar más sobre ellos (y para ver si puede mojar, también, porque las chicas de arriba serán más limpias y aseadas, pero también tienen toda esa incómoda y regordeta belleza '20s style) cambia lugar con uno. De esta manera descubre que la chica es una agitadora que congrega a otros obreros y les imparte doctrina comunista, pero como es la heroína, no llama a la sublevación social, sino a la paz, al corazón, a esperar al mesías, porque si hay algo que es gratis para los pobres, eso es esperar. Mientras tanto, el Amo de Metrópolis hace un descubrimiento: un científico loco que antaño pretendiera a la esposa del Amo (y por lo tanto a la madre del prota, y para hacer más interesante el culebrón, la mamá de la discordia está muerta) ha construido un robot femenino que va a reemplazar a la mujer. El Amo, porque es el Amo, joder, y que entre tanto se ha enterado que hay una agitadora dándole a las masas cosas tan nefastas como esperanza y deseos de vivir, diseña un diabólico plan por el cual el robot tomará la personalidad de la chica, y creará odio y discordia que le permitan imponer el estado de sitio, la dictadura, ¡¡¡EL ORDEN!!!, y es que ya saben, no se os puede dejar solos. ¿Conseguirá la parejita romántica unir fuerzas y transformarse en la esperanza y salvación de una Metrópolis fracturada por el maquinismo y la pesadilla de la lucha de clases? ¿Conseguirán impedir que los industriales y los obreros se vayan a las manos y surja una dictadura del proletariado? ¿Lograrán impedir el ascenso del Nazismo y el surgimiento del Tercer Reich...?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Déjenme explicarlo con una anécdota. Thea von Harbou, la novelista/guionista, y Fritz Lang, el director, eran mujer y marido. Cuando a la vuelta de algunos añitos de "Metrópolis" llegó Hitler al poder, von Harbou se convirtió en una colaboradora entusiasta del régimen, y Lang salió escopetado a seguir su carrera fílmica en América (para irritación del Führer, que adoraba "Metrópolis" como una de sus pelis favoritas). Esto explica una serie de ambigüedades dentro de "Metrópolis", que son remarcadas hasta el día de hoy. ¿De qué se trata "Metrópolis"? ¿Es una peli revolucionaria y de denuncia, acerca de la deshumanización de la tecnología y de que los pobres no pueden esperar, o es una peli conservadora que llama a la aceptación del orden social porque, bueno, es el orden social, y con sus injusticias y todo funciona y todo...? No hay respuestas fáciles para eso, y quizás sea el espectador mismo el llamado a rellenar estos, ehm, vacíos ideológicos. "Metrópolis" es una peli convulsa porque es producto de un tiempo y un lugar convulsos. La Alemania post-1919 era un país derruido moralmente y quebrado en lo económico, víctima de una hiperinflación que se comió el patrimonio de todo el mundo excepto de los junkers con tierras, y enormemente desconfiada en esa cosa que traían las potencias vencedoras y que se llamaba, bueno, "democracia". En ese caldo de cultivo floreció el cine expresionista alemán, uno que refleja el notorio estado de alienación de los alemanes respecto del mundo, y que encontrará su máxima expresión en "El gabinete del Doctor Caligari". Al final de ese camino que corre entre el expresionismo y el surrealismo está "Metrópolis", una peli gigantesca no sólo porque el título sea "Metrópolis", sino también por el elevadísimo presupuesto para la época (ajustados los valores monetarios según la inflación, cabe pensar que podría ser la peli más cara de la Historia, incluso por sobre "Avatar", porque rodarla igualita y con la técnica de ese entonces ahora costaría unos 300 millones de dólares o más), los efectos especiales de avanzada, la estética que pesa como un plomo sobre toda la producción cinematográfica posterior, el argumento sinuosamente ideológico, etcétera. Este mastodonte fílmico fue vastamente incomprendido en su época: duraba dos horas y media, lo que para los estándares de la época (pelis de 60-90 minutos) era casi una excursión hacia la locura, en Estados Unidos le recortaron toneladas de metraje (ésa fue la versión que sobrevivió, lo que ha hecho de reconstruir la "Metrópolis" original un quebradero de cabeza), y sus conceptos revolucionarios y de avanzada fueron demasiado extraños para su tiempo (Isaac Asimov comenta haberla visto en 1939, y dijo de ella que parecía "haber sido filmada en la Edad de las Tinieblas y me la pasé abuchéandola todo el tiempo", aunque después tuvo que tragarse sus palabras). "Metrópolis" fue un fracaso colosal, y el responsable de que durante cuarenta años el Cine de Ciencia Ficción fuera visto como un género menor y poco rentable, adecuado sólo para mostrar hormigas y tarántulas mutantes (¿qué hubiera pasado si los epics históricos hubieran fracaso y "Metrópolis" triunfado? ¿Habríamos tenido a Cecil B. DeMille rodando épicas fantasías espaciales en vez de "Sansón y Dalila" y "Los diez mandamientos"...?). Todo eso mientras los cineastas la veían a conciencia y le robaban ideas impunemente (nadie me quita de la cabeza que "2001: Una odisea del espacio" de Stanley Kubrick le debe mucho en su apartado estético a "Metrópolis", convenientemente adecuado a los tiempos claro está, y de las influencias desde la escena en que Darth Vader usa su armadura por primera vez en "La venganza del Sith" hasta el videoclip "Believe" de Elton John, ya ni hablemos). En 1984 hubo una discutidísima restauración a cargo de Giorgio Moroder, que consiguió lo que parecía imposible: transformar a "Metrópolis" en una fantasía campy más parecida al "Batman" televisivo de los '60s (pero con soundtrack electroochentas) que a una venerable reliquia del cine mudo alemán. Hay otra restauración del 2002, con la imagen muy lavada y nítida, y con la banda sonora original de Gottfried Huppertz (que entretanto se perdió y fue reencontrada, al mejor estilo guagua perdida de la teleserie), que le hace mucha más justicia a lo que debió ser originalmente (si van a hacerse con una copia de "Metrópolis", prefieran ésta a la de Moroder), porque aunque "Metrópolis" es muda, le diseñaron igual una banda sonora para que, bueno, era la tecnología de la época, un pianista la interpretara en vivo mientras la estaban proyectando, con indicaciones cada tantos compases sobre qué nota debía coincidir con qué diálogo para que no se apurara o retrasara (eso ayudó mucho a intercalar escenas perdidas y recuperadas en la restauración del 2002). Quizás siempre nos quedaremos con la espina de saber cómo era la "Metrópolis" original de verdad y cómo la vieron los espectadores de su tiempo, pero estamos cerca de ello. Porque "Metrópolis" se lo merece.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Junto con "Lo que el viento se llevó", "Casablanca", "El ciudadano Kane" y otro puñado más, "Metrópolis" integra el selecto club de pelis que deberían ser consideradas lo mejor de lo mejor de todos los tiempos. Es con mucha probabilidad la mejor peli de Ciencia Ficción de todas, es un ambicioso discurso social, y estéticamente es la peli de referencia para cualquiera que haya querido reflejar una megápolis en el cine ("Blade Runner" de Ridley Scott, las escenas en Coruscant de "El ataque de los clones" y "La venganza del Sith" de George Lucas, la megalópolis de "Equilibrium"... la lista es interminable). Por supuesto que hay algunas cosas que han envejecido lo suyo. Los cánones de belleza de 1927 no son los mismos actuales, así es que nos cuesta comprender el arrobamiento que experimentan los personajes enamorados por ejemplo. La banda sonora, por su parte, es buena, pero está al uso de lo que era la música modernista de esos años y no es a lo que estamos acostumbrados gracias a ese neoclásico que es John Williams. Pero otras no. Los efectos especiales, por ejemplo. Es para verlos y quedarse con la boca abierta, cómo con los primitivos medios del cine de ese entonces consiguieron crear imágenes tan impactantes como las que se ven. "Metrópolis" es sin lugar a dudas una de las pelis más colosales que se ha rodado jamás, con el añadido de que esos gigantescos escenarios son reales, o al menos en las tomas panorámicas son maquetas diseñadas hasta en los menores detalles, no fabricados por CGI como en la actualidad.
-- La parábola social. Como decíamos en su minuto, la peli es terriblemente ambigua en este sentido. Ya de entrada nos lanzan en un cartelito la frase clave: "entre el cerebro y la mano debe mediar el corazón". La peli describe la terrible opresión de los aristócratas industriales por sobre la población obrera, y uno como que les da la razón para sublevarse, pero cuando se sublevan no son los jovencitos heroicos e idealistas del cine de Hollywood "rebelión contra el tirano", sino una chusma torpe e iracunda que amenaza con destruirlo todo... incluso a ellos mismos y sus propios hijos. ¿Moraleja? Es mejor sufrir la tiranía que rebelarse para acabarla. Al final, no creo que sea un gran spoiler esto, la cosa acaba de manera bastante conciliadora, en lo que podemos suponer va a ser una feliz socialdemocracia industrial o algo así. Para ayudar más al revoltijo, tenemos dejos de mesianismo por el camino (el Hijo del Amo de Metrópolis ayudará a componer la paz social, como un Hijo de Dios bajado desde las alturas hasta el mundo obrero), referencias bíblicas a tutiplén (la Torre de Babel como símil de Metrópolis, mencionada expresamente en una de las secuencias más líricas de la peli), alegorías paganas (el científico loco en realidad no es exactamente un científico sino una especie de alquimista medieval que hace sus investigaciones sobre arcaicos palimpsestos en paralelo a la gran investigación mecánica "moderna" que ha creado a Metrópolis en primer lugar), y un largo etcétera que contribuye a hacer más ambiguo y confuso el mensaje, y en definitiva, para que cada uno vea lo que quiera ver. Resulta interesante observar que esta irresolución ideológica, que sería un defecto en una peli promedio, acá gracias a la riqueza de matices conceptuales se transforma en una baza a favor: es una peli sobre la que se puede discutir, filosofar y cogitar a destajo (idealmente al lado de una botella de cerveza, como buen filósofo de bar). O de como muchas veces las pelis de rebelión social, con un trasfondo más simple y esquemático, nos dicen que las soluciones a las crisis sociales son más simples que en la realidad, lo que por supuesto no es así. Parece claro que en el guión original no hay una crítica social propiamente tal, ya que todo se arregla tan rápido y fácil, pero Fritz Lang se encarga de crear imágenes tan poderosas y evocadoras, que consigue sacarle todo el jugo al drama social. Debe haber quedado profundamente chasqueado Lang de que Hitler se haya fascinado con el colosalismo de la ciudad y sus Menschmaschinen sin mucha identidad más allá de un número, cuando en realidad Lang quería hacer una denuncia de la deshumanización y no una apología de ella (¿lo dudan? Echenle un vistazo a "El testamento del doctor Mabuse" por ejemplo). En fin...
-- La imaginería. Hemos hablado de esto, pero insistamos más, que se lo merece. "Metrópolis" es una peli que cuida su estética hasta los menores detalles. ¿Notan ustedes que las perillas de las puertas están a una altura terrible y los personajes deben levantar los brazos para abrir las puertas? Eso es a propósito, para denunciar el pigmeísmo de los personajes frente a una ciudad que literalmente se los come vivos. La escena de la Máquina M o Máquina Moloch, con la gigantesca caldera devenida en un ídolo pagano tragándose a los obreros esclavos, es perturbadora incluso hoy (homenaje fugaz al "Cabiria" de 1914, vale, pero aún así). Y qué mejor manera de mostrar la maquinización de la vida, que un reloj con minuteros y segunderos... con las horas numeradas con el sistema decimal, del uno al diez. Y ni hablar de la cantidad de veces que se ha copiado la escena de los biplanos circulando entre los edificios. Dice mucho de esta peli que ha sobrevivido con enorme dignidad a todos los parásitos que se han lanzado a plagiar sus ideas y logros visuales como locos, y que aunque avejentada por las imitaciones, sigue teniendo un enorme punch visual incluso hoy.
-- "Metrópolis" también tiene el honor de presentar el primer robot del cine. Aunque no tiene nombre (en la novela es llamada indistintamente Futura o Parodia, pero en la peli no se menciona), tiene miga que ese primer robot sea una chica. Y en muchos sentidos, "Metrópolis" presenta también la primera historia del cine con la temática de "la rebelión de los robots contra los humanos", cuando el plan del Amo de Metrópolis se le escape de las manos y amenace con llevárselo todo por delante.
-- La peli también tiene no pocas implicaciones freudianas, que le aportan también una textura bastante retorcida a la trama. Repasemos. El científico loco y el Amo de Metrópolis han amado a la misma mujer (la madre del prota, que convenientemente ha fallecido antes de la peli), y el científico loco ha construido una robot que la sustituya. El Amo de Metrópolis ordena entonces que la robot suplante a la chica a la que quiere su hijo. Lógicamente, hay una escena en que el Amo de Metrópolis está con la robot, y el chico los ve. Pero no sabe que ella es un robot, así es que cae en shock al descubrir (al creer descubrir, mejor dicho) que la chica a la que ama está con su padre. Freudiano, ¿eh? Y recuerden, esto lo escribió una mujer simpatizante nazi, para hacerlo todavía más retorcido si es que cabe.
IDEAL PARA: Ver un clásico absoluto de la Ciencia Ficción y del cine en general.
VIDEOS:
-- Un trailer moderno de la peli, o mejor dicho, de una de sus versiones chulorrestaurás [en inglés, sin subtítulos].
martes, 18 de febrero de 2014
"Las manos de Orlac" (1924).
-- "Orlacs Hände" (título original en alemán), "The Hands of Orlac" (título en Estados Unidos). Alemania / Austria. Año 1924.
-- Dirección: Robert Wiene.
-- Actuación: Conrad Veidt, Alexandra Sorina, Fritz Kortner, Carmen Cartellieri, Fritz Strassny, Paul Askonas.
-- Guión: Louis Nerz, basado en la novela de Maurice Renard.
-- Banda Sonora: Henning Lohner (reversión de 1998), Paul Mercer (reversión de 2008).
-- "Las manos de Orlac" en IMDb.
-- "Las manos de Orlac" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
¡Oh, mi amor, mi pichoncito, mi pedacito de Himmlischentaube, viene en un tren! ¡Y viene a verme a mí, su amante esposa, que lo espero con los ojos soñadores y los sobreactuados gestos vaporosos propios de las pelis del cine mudo! Pero la tragedia siempre ronda allá afuera, o de lo contrario no habría peli. El tren se descarrila, y al pobre tipo deben buscarlo entre los escombros. Lo rescatan, sí, pero a un precio: sus manos han quedado buenas para hacer chistes sobre "manos muertas" y similares (¿cruel yo? ¡Cruel la peli que escenifica esto en primer lugar!). Ahora bien, esto no lo hemos dicho, el tipo accidentado, el tal Orlac, es un renombrado pianista internacional que blahblahblah, de manera que sus manos tienen un valor sólo comparable a las piernas de Naomi Campbell o al cerebro de Stephen Hawking (después de todo, cada uno vale por lo que más usa), y deben ser salvadas a toda costa. Imperiosamente. Aunque eso signifique incurrir en el reino prohibido de cosas que el hombre no debería saber, el territorio salvaje de los... ¡¡¡TRASPLANTES DE ÓRGANOS!!! ¡¡¡UAAAAAÁ, TENGAN MIEDO!!! El caso es que, como todos sabemos, los transplantes de órganos son una tecnología maldita, todos deberíamos entregarnos en las manos de Dios, la ciencia es el demonio, etcétera, y cuando le instalan unas manitas, se trata de aquellas de... ¡un asesino en serie! Y poco a poco, nuestro héroe se va chalando y cayendo en la espiral de la demencia, porque... ¡sus manos son las manos de un asesino! ¡Ya no podrá tocar nunca más a su esposa con esas toscas manos de carnicero de hombres! (Y suponemos que tampoco lass uns Liebe machen...). De esta manera, el shock postraumático, la falta de tocatas de piano, y la autoimpuesta abstinencia sexual, lo van convirtiendo en... ¿un asesino serial...?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
La novela "Frankenstein o el Moderno Prometeo" de Mary Shelley (1817), marcó un antes y un después en la Literatura Universal, y por qué no decirlo, también en el imaginario colectivo. Esta novela fue la primera que abordó desde una perspectiva que podríamos llamar moderna, científica, el tema de la bioética. A partir de entonces, llovieron las novelas sobre científicos locos, malvados o simplemente pasados de la raya, dedicados a monstruosos experimentos que juegan con el cuerpo humano, traspasan los límites de lo que el hombre debería saber, y en última instancia son una amenaza contra la Humanidad. A una escala mayor se trata también del miedo atávico que la sociedad siente contra los científicos, habida cuenta de que cada nuevo invento pareciera cortar oportunidades de trabajo, y aún negar nuestra propia esencia, blahblahblah. Es un temor bastante explicable, por cierto, porque es cosa de ver todo lo que ha conseguido la ciencia en un par de siglos, para ponerse a retemblar acerca de qué pasa si todo eso cae en malas manos, como las del doctor Mengele, las de Bill Gates, o las de Teilhard de Chardin. Pero por otra parte, después cuando esos avances están disponibles y mejoran el nivel de vida de las personas (o nos proporcionan la oportunidad de ver el Mundial de Fútbol Brasil 2014 en High Definition), pues que nadie se queja, vamos. Pero volviendo al tema de la bioética, resulta que un novelista retrofuturista llamado Maurice Renard, que escribía Ciencia Ficción cuando el engendro literario ni siquiera pensaba en llamarse Ciencia Ficción, escribió una novela en la que se hace un pequeño experimento frankensteniano, metiéndole las manos de un asesino en serie muerto a un pianista vivo, y entonces el pianista empieza a identificarse cada vez más con el asesino. Porque sabemos que las dichosas manos no son sólo un conjunto de células que en otro término estarían muertas, sino que portan consigo la esencia o élan vital (el charlatán ése de Bergson es de la misma época), igualito a como si le tomas la fotografía a un nativo le succionas el alma, y etcétera. Claro, hoy en día que tenemos transplantes día sí y día también, cuando hay donantes (¿ven como también a través de la ironía muestro que tengo un punto de conciencia social?), y por lo tanto el concepto es un tanto risible. Pero en esos tiempos medicozoicos, la idea causaba espanto y pavor. Lo suficiente como para que Robert Wiener, director bien instalado en el Olimpo del cine mudo gracias a la precedente "El gabinete del doctor Caligari", se interesara en su adaptación. El resultado es una de las joyitas del cine expresionista mudo. Lo que quiere decir que, salvo cinéfilos terminales, hay que armarse de paciencia para sentarse a verla...
¿POR QUÉ VERLA?
-- Vista hoy en día, "Las manos de Orlac" se ve enormemente avejentada (bueno, como las ocho novenas partes del cine mudo), con resortes narrativos y vueltas de tuerca que hoy en día suenan tremendamente manidos, de tanto que han sido explotados. Pero en su tiempo, esta peli fue más o menos revolucionaria. De hecho, es la primera peli que aborda el tema de "mis manos me están poseyendo y me impulsan a cometer crímenes", que después será reversionado en pelis como "Las manos de Orlac" de 1935, el "Dedos macabros" de 1946 o "La mano" con Michael Caine. Y una de las que lleva más lejos las consecuencias de la premisa. Piénsenlo. ¿Qué harían ustedes sin sus manos? Probablemente muy poco o nada. Quizás fueron nuestros grandes y jugosos cerebros los que nos permitieron salir de la sabana africana, inventar la civilización y conquistar el mundo, pero esos grandes y jugosos cerebros no hubieran servido de nada sin buenos manipuladores capaces de crear herramientas, hundir espadas en el pecho de otros tipos con grandes y jugosos cerebros y buenos manipuladores, y apretar botones rojos conectados a silos de misiles balísticos intercontinentales. Si no, díganselo a los delfines de qué les aprovechan sus pliegues cerebrales. A ver, cetáceos, díganme... ¿quién tiene el arpón por el mango, AH??? (Bueno, los gatos no tenemos manos, pero sabemos ronronearle a los humanos con manos, porque eso del trabajo obrero, como que no se nos da). Pero, volviendo al tema... ¿qué pasaría si la relación se invirtiera, si las manos se apoderaran de tu mente y te dominaran? Y más interesantemente aún, ¿qué pasaría si eres una persona de buen vivir, bien apegado a las costumbres sociales, que de pronto tuviera la ocasión de liberar sus más bajos instintos, porque tus manipuladores no te responden? La peli no sólo es pionera en tratar este tema, sino que también le da probablemente el mejor acabado sobre el tema que vemos en el cine. Quizás lo único que desmerece un poco a esta peli, más allá de la santa paciencia que se debe tener para verla, es un final ingenioso y rompedor, sí, pero también un poco atrabiliario, resuelto de manera un tanto facilona, incluso con recursos que harían avergonzarse a un folletín de época o a una soap opera moderna. Pero es una solución válida e interesante para rematar la peli, de todos modos.
-- Además de lo anterior, esta peli es Expresionismo alemán en estado puro. Déjenme ponerles al corriente. A comienzos del siglo XX, cuando el cine todavía estaba asentándose como medio de expresión cinematográfica, hubo una corriente artística, el Expresionismo, que postulaba a grandes rasgos que el arte debía mostrar de la manera más acusada y exagerada posible las vivencias emocionales de las personas, en vez de la fría y ponderada realidad objetiva de allá afuera. "Las manos de Orlac" es una muestra de este tipo de cine, remarcando todo el periplo vital del prota desde esa perspectiva distorsionada de la realidad, tratando de meterse en los procesos mentales de esa cabeza volviéndose loca gracias a sus manos de dedos traviesos. No debemos olvidarnos, por supuesto, de que en esa época el Psicoanálisis estaba de moda. Tampoco, que fue rodada en una Alemania sumida en la miseria económica, obligada a ser la niña modosita de Europa a despecho de su Lebenschicksal, que de buena gana le hubiera saltado al cuello de Inglaterra y Alemania para estrang... pero estamos hablando de arte, de nada más que arte, ¿verdad? El caso es que "Las manos de Orlac" es una pieza maestra dentro de esa manera de ver y entender el cine. Su director Robert Wiener no sólo dirigió la pieza capital del género ("El gabinete del doctor Caligari"), sino que además su prota (Conrad Veidt) participó de esa pieza igualmente como uno de los coprotagonistas (el sonámbulo Cesare, por más señas).
IDEAL PARA: Ver una peli un poco difícil para los estándares de hoy en día, pero seminal para el cine de terror, y para el Expresionismo cinematográfico como movimiento.
VIDEOS.
-- Trailer para DVD de la peli [en inglés, sin subtítulos].
lunes, 17 de febrero de 2014
"El gabinete del doctor Caligari" (1920).
-- Dirección: Robert Wiene.
-- Actuación: Werner Krauss, Conrad Veidt, Friedrich Feher, Lil Dagover, Hans Heinrich von Twardowski, Rudolf Lettinger.
-- Guión: Hans Janowitz y Carl Mayer.
-- Banda Sonora: No tiene en su versión original.
-- "El gabinete del doctor Caligari" en IMDb.
-- "El gabinete del doctor Caligari" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
¡Hola! ¿Cómo está usted, sentado en este banco? Déjeme contarle una historia terrorífica. Spooky. Es una historia de mi aldea natal, que por ser nosotros alemanes de la postguerra (la postguerra de la primera farra, léase), tiene un regusto a charreteras y sombreros de copa que tirapatrás. En fin, en qué estaba. ¡Ah, sí! Al pueblo llegó un día un tipo llamado Caligari, que se fue de lamebotas ante el ayuntamiento o el burgomaestre o lo que corresponda, hasta conseguir los permisos, licencias y mercedes necesarios para montar su espectáculo público. ¿Y qué espectáculo es ése? Pues uno en que muestra a... un sonámbulo. Bu. Why so serious. Supongo que las audiencias de comienzos del XX, así como los doblalomos del XIX, podrían impresionarse con un sonámbulo. Así es que hagámosle el favor a la peli, y aterroricémonos un poco para que funcione (no es su culpa, por otra parte, sino que las audiencias están cada vez más descreídas). En fin, resulta que Caligari presenta al sonámbulo y éste se levanta. A continuación, Caligari anuncia que el sonámbulo lo sabe todo y puede profetizar. Uno de los concurrentes, en vez de preguntar por los números de la lotería... (pensándolo bien es una idiotez, porque los diría ante un público entero que correría a pelotearse los dichosos números y el premio se dividiría) ...pregunta por cuándo se va a morir. Y le dicen la gélida respuesta con olor a hálito de muerte: no pasarás de mañana. El tipo se lo toma muy mal, pero su amigo (el que está contando la historia, como decíamos al comienzo) se lo toma a guasa, que no puede ser, que es un número de feria, vamos, no te preocupes. Claro, hasta ahí la cosa va normal. Pero el asunto se trastorna su tantico cuando al día siguiente, el amigo de marras aparece fiambre. Tal y como el sonámbulo profetizó. ¿Qué oscuro poder hay en torno al misterioso Caligari? ¿Profetiza verdaderamente el futuro nuestro sonámbulo... o ayuda a cumplirlo? ¿Me asustaré en algún minuto del metraje por fin, yo, escéptico espectador casi CIEN años después...?
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
Resulta curioso observar algunos hábitos mentales de los alemanes de finales del XIX y comienzos del XX. Primero que nada, estaban convencidos de que DEUTSCHLAND ÜBER ALLES!!! Los alemanes eran lo más mejol que existía en el mundo, estaban destinados a conquistarlo, y poblarlo entero con la eficiencia que ha hecho famosos a los germanos. Y bueno, si se lo están preguntando, también existían alemanes liberales, humanitarios, etcétera. Sólo que no estaban en Alemania sino en Estados Unidos, fugitivos de la enorme represión que descargó el derechista Bismarck sobre el Zentrum hacia el Links, y que puso a socialistas y anarquistas en la tesitura de elegir entre la cárcel o el destierro. Quedaron en Alemania entonces justamente los partidarios de la Kriegsphilosophie, los adláteres de Fichte y Hegel y Nietzsche que estaban felices de hacer el Pinkieg und Zerebrum sobre el mundo. Pero claro, resulta que las potencias occidentales, no mucho menos autoritarias ellas, pero un poco más libertarias, decidieron que Alemania nein, y tuvieron la insolencia de negarse a ser civilizados por die Deutschmaschine. El resultado fue que Inglaterra y Francia (ese par de paralíticos apoyados por detrás por el robusto Estados Unidos, todo sea dicho) pasaron la aplanadora limpiamente sobre Alemania y obligaron a Kaiser a ponerse en barbecho en Holanda. ¿Y los alemanes que quedaron atrás y no pudieron subirse al carro del exilio dorado? Bueno, a fregarse, y a aguantarse la República de Weimar, un remedio de democracia que no le gustaba ni a los espartaquistas de extrema izquierda ni a los protonazitos de extrema derecha, que le hacían putsch sí y putsch también, sólo por aquello de probar que la democracia es la degeneración de las virtudes marciales, es un sistema político para maricones, etcétera. En este clima prosperó un tipo de cine muy desesperado y grandilocuente, muy... germánico precisamente, vamos. El Expresionismo. El arte que postulaba la representación del mundo interior y la psique de las personas, en vez del frío, objetivo y aburrido mundo exterior (¿quién dijo que los alemanes eran una colección de piezas de relojería sin alma?). O sea, más o menos lo mismo que su contemporáneo el Surrealismo. Sólo que el Surrealismo por ser francés, y estar por tanto en el bando de los ganadores, era más amable, mientras que el Expresionismo, por ser del lado del país con hiperinflación de tantos miles por ciento, era puro angst y desesperación y gigantismo y etcétera. La peli fundacional de este género cinematográfico es, sin lugar a dudas, "El gabinete del doctor Caligari". Que justamente por ser representante del Expresionismo, y además una peli característica del cine mudo, ha quedado como una reliquia arqueológica. Pero bueno, aunque sea para los paleontólogos del cine, vale la pena comentar esta cosa.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Como decíamos, esta es la pieza clave del Expresionismo alemán. Bueno, deberíamos añadir también probablemente "Metrópolis" de Fritz Lang (1927), pero ésta es anterior. "El gabinete del doctor Caligari" fue rodada aún fresca la paliza que los germanos tuvieron a bien recibir en la Primera Guerra Mundial, y se nota. Esta es lisa y llanamente una peli sobre el caos, sobre el control mental, sobre la dictadura. Caligari aparece como un pobre diablo, y con sus embustes desarrolla un plan maquiavélico. Pero, ¡tranquilos!, al final el mal es un tigre de papel, que va a ser convenientemente derrotado por el bien, la razón y la cordura. O sea, los valores que hicieron grande a Alemania en primer lugar. Hay quienes han querido ver a Caligari como una parodia de Hitler, sin parar mientes en que cuando se estrenó esta peli, Hitler apenas era un puto cabo de Ejército que ni siquiera había dado el fracasado putsch de Münich (aunque los parecidos, partiendo por el carácter de "encantador de serpientes" de ambos, y su diabólico plan para controlar a las masas, son escalofriantes... productos del mismo sustrato social, probablemente). Mas bien la peli apunta a la sensación de estar a la deriva que sacudía a los alemanes de su tiempo, una sensación de irrealidad reforzado por su sensacional giro de tuerca final (novedoso en ese entonces, terriblemente manido hoy en día, y que no referiré para no mandarme un spoiler, aunque no es difícil de adivinar si uno ha visto sepetecientas pelis como ésta, que justo es decirlo, le imitaban al Caligari original).
-- Siguiendo allí donde dejamos el punto anterior. Puede que la peli cause poco terror hoy en día, pero a cambio, conserva esa sensación de desasosiego, de cosas que no están en su lugar donde deberían estar. Ayuda por supuesto la brillante puesta en escena, un desquicio en que pueden verse escaleras con ángulos cubistas que violan cualquier ley renacentista de la perspectiva, ventanas que son cualquier cosa menos cuadrángulos como deben ser todas las ventanas que se precien de ser decentes, burócratas sentados en altos taburetes claramente demasiado grandes para ellos mismos mientras se inclinan con dificultad sobre sus escritorios, y un largo etcétera. Súmesele que las escenas de días están grabadas en sepia y las nocturnas en azul (aunque puede que servidor haya visto una versión restaurada, vaya uno a saber)... Esto es tanto la mayor virtud como el peor lastre que tiene la peli. Porque a falta de sonido (cine mudo, ¿recuerdan?), esta peli busca no sólo contar una historia, sino jugar con la imagen y explotar todos los recursos plásticos hasta el límite mismo si se pudiera. Y claro, con la llegada del cine sonoro y las plateas acostumbradas a, bueno, a una estética más normalita, esta manera de entender el cine quedó como una vía muerta. Por supuesto que debe entenderse en el contexto de la época. Por supuesto que la estética de esta peli ha influido desde los desquiciados dibus animados de la Warner (algunas caricaturas de ésas, con elevada crítica social, son decididamente caligarescas) hasta "Beetlejuice" de Tim Burton y más allá, hasta transformarse en un referente común de nuestro tiempo (¿alguien dijo Cartoon Network?), por no hablar del cine negro '40s-'50s en masse. Pero son eso, influencias, no algo que llegue a constituirse en una vía de desarrollo cinematográfica hoy en día viva, y por ende, esta peli es enormemente difícil de tragar para las audiencias de hoy en día. Pero de que es artística, y muy bien lograda, lo es. Por eso decía que es una gran virtud (un referente absolutamente ineludible en la Historia del Cine), pero también un defecto. Seamos justos, un defecto no por culpa de la peli misma, sino del porfiado desarrollo tecnológico que inventó el puto cine sonoro y con eso se cargó todos los experimentos con la imagen que los cineastas venían emprendiendo. Por cierto, Robert Wiener siguió insistiendo con pelis en la misma línea, y nos legaría aún otra joyita del terror expresionista combinado con psicologismo, que es "Las manos de Orlac".
-- (((ESTE PÁRRAFO ES UN SPOILER DEL FINAL DE LA PELI. SI NO QUIERES SABER CÓMO TERMINA, ENTONCES SÁLTATELO ÍNTEGRAMENTE))). Un aspecto muy interesante de esta peli es el tratamiento psicológico. Recordemos que en esos años estaba todavía vivo el showman más grande de la Psicología, que fue Sigmund Freud, y por lo tanto, la Psicología, el mundo interior y todo eso, eran cosas que estaban de moda. Además, la Psicología fue un invento germano, no lo olvidemos (Freud, Adler, Jung... si no eran alemanes eran austríacos, pero todos de cultura germánica, por más que Hitler despreciara la Psicología como una conspiración judía para apoderarse del mundo). El gran giro de tuerca del final, en que se descubre que todo lo transcurrido en la peli es una alucinación del prota, que en realidad es un loco internado en el manicomio que dirige el doctor Caligari (que no es el malvado psicólogo loco de la alucinación sino un abuelete bonachón y entusiasmado con el progreso de la ciencia y la cura de los pacientes... aunque esta caracterización a las últimas igual es un tanto ambigua), ha sido imitado después hasta la saciedad. Pero lo importante es que todo el ejercicio paranoico anterior tiene una base psicológica bastante sólida. Lo que la peli retrata es una fuga psicogénica, en la que la realidad a las últimas termina por ser más fuerte que la alucinación, y podemos adentrarnos en la interioridad del personaje gracias a la deconstrucción que se hace de su alucinación. David Lynch debe haber tomado muchas notas de esto antes de rodar "Carretera perdida", probablemente. Si bien hoy en día "El gabinete del doctor Caligari" no funciona como peli de terror (más bien produce risa, en más de algún pasaje, por no hablar del final mismo), sí sigue siendo muy poderosa en materia de lo que podríamos llamar "cine psicológico", la intención de retratar los procesos invisibles de la conciencia y el inconsciente humanos en las imágenes bien visibles de una peli. (((FIN DEL SPOILER))).
IDEAL PARA: Ver la peli clásica del Expresionismo, y una estupenda peli psicológica incluso para los estándares de hoy en día.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en alemán, sin subtít... er... ¡que es una peli muda, leñe!].