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lunes, 17 de febrero de 2014

"El gabinete del doctor Caligari" (1920).


-- "Das Cabinet des Dr. Caligari" (título original en alemán), "The Cabinet of Dr. Caligari" (título en Estados Unidos). Alemania. Año 1920.
-- Dirección: Robert Wiene.
-- Actuación: Werner Krauss, Conrad Veidt, Friedrich Feher, Lil Dagover, Hans Heinrich von Twardowski, Rudolf Lettinger.
-- Guión: Hans Janowitz y Carl Mayer.
-- Banda Sonora: No tiene en su versión original.

-- "El gabinete del doctor Caligari" en IMDb.
-- "El gabinete del doctor Caligari" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

¡Hola! ¿Cómo está usted, sentado en este banco? Déjeme contarle una historia terrorífica. Spooky. Es una historia de mi aldea natal, que por ser nosotros alemanes de la postguerra (la postguerra de la primera farra, léase), tiene un regusto a charreteras y sombreros de copa que tirapatrás. En fin, en qué estaba. ¡Ah, sí! Al pueblo llegó un día un tipo llamado Caligari, que se fue de lamebotas ante el ayuntamiento o el burgomaestre o lo que corresponda, hasta conseguir los permisos, licencias y mercedes necesarios para montar su espectáculo público. ¿Y qué espectáculo es ése? Pues uno en que muestra a... un sonámbulo. Bu. Why so serious. Supongo que las audiencias de comienzos del XX, así como los doblalomos del XIX, podrían impresionarse con un sonámbulo. Así es que hagámosle el favor a la peli, y aterroricémonos un poco para que funcione (no es su culpa, por otra parte, sino que las audiencias están cada vez más descreídas). En fin, resulta que Caligari presenta al sonámbulo y éste se levanta. A continuación, Caligari anuncia que el sonámbulo lo sabe todo y puede profetizar. Uno de los concurrentes, en vez de preguntar por los números de la lotería... (pensándolo bien es una idiotez, porque los diría ante un público entero que correría a pelotearse los dichosos números y el premio se dividiría) ...pregunta por cuándo se va a morir. Y le dicen la gélida respuesta con olor a hálito de muerte: no pasarás de mañana. El tipo se lo toma muy mal, pero su amigo (el que está contando la historia, como decíamos al comienzo) se lo toma a guasa, que no puede ser, que es un número de feria, vamos, no te preocupes. Claro, hasta ahí la cosa va normal. Pero el asunto se trastorna su tantico cuando al día siguiente, el amigo de marras aparece fiambre. Tal y como el sonámbulo profetizó. ¿Qué oscuro poder hay en torno al misterioso Caligari? ¿Profetiza verdaderamente el futuro nuestro sonámbulo... o ayuda a cumplirlo? ¿Me asustaré en algún minuto del metraje por fin, yo, escéptico espectador casi CIEN años después...?

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Resulta curioso observar algunos hábitos mentales de los alemanes de finales del XIX y comienzos del XX. Primero que nada, estaban convencidos de que DEUTSCHLAND ÜBER ALLES!!! Los alemanes eran lo más mejol que existía en el mundo, estaban destinados a conquistarlo, y poblarlo entero con la eficiencia que ha hecho famosos a los germanos. Y bueno, si se lo están preguntando, también existían alemanes liberales, humanitarios, etcétera. Sólo que no estaban en Alemania sino en Estados Unidos, fugitivos de la enorme represión que descargó el derechista Bismarck sobre el Zentrum hacia el Links, y que puso a socialistas y anarquistas en la tesitura de elegir entre la cárcel o el destierro. Quedaron en Alemania entonces justamente los partidarios de la Kriegsphilosophie, los adláteres de Fichte y Hegel y Nietzsche que estaban felices de hacer el Pinkieg und Zerebrum sobre el mundo. Pero claro, resulta que las potencias occidentales, no mucho menos autoritarias ellas, pero un poco más libertarias, decidieron que Alemania nein, y tuvieron la insolencia de negarse a ser civilizados por die Deutschmaschine. El resultado fue que Inglaterra y Francia (ese par de paralíticos apoyados por detrás por el robusto Estados Unidos, todo sea dicho) pasaron la aplanadora limpiamente sobre Alemania y obligaron a Kaiser a ponerse en barbecho en Holanda. ¿Y los alemanes que quedaron atrás y no pudieron subirse al carro del exilio dorado? Bueno, a fregarse, y a aguantarse la República de Weimar, un remedio de democracia que no le gustaba ni a los espartaquistas de extrema izquierda ni a los protonazitos de extrema derecha, que le hacían putsch sí y putsch también, sólo por aquello de probar que la democracia es la degeneración de las virtudes marciales, es un sistema político para maricones, etcétera. En este clima prosperó un tipo de cine muy desesperado y grandilocuente, muy... germánico precisamente, vamos. El Expresionismo. El arte que postulaba la representación del mundo interior y la psique de las personas, en vez del frío, objetivo y aburrido mundo exterior (¿quién dijo que los alemanes eran una colección de piezas de relojería sin alma?). O sea, más o menos lo mismo que su contemporáneo el Surrealismo. Sólo que el Surrealismo por ser francés, y estar por tanto en el bando de los ganadores, era más amable, mientras que el Expresionismo, por ser del lado del país con hiperinflación de tantos miles por ciento, era puro angst y desesperación y gigantismo y etcétera. La peli fundacional de este género cinematográfico es, sin lugar a dudas, "El gabinete del doctor Caligari". Que justamente por ser representante del Expresionismo, y además una peli característica del cine mudo, ha quedado como una reliquia arqueológica. Pero bueno, aunque sea para los paleontólogos del cine, vale la pena comentar esta cosa.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Como decíamos, esta es la pieza clave del Expresionismo alemán. Bueno, deberíamos añadir también probablemente "Metrópolis" de Fritz Lang (1927), pero ésta es anterior. "El gabinete del doctor Caligari" fue rodada aún fresca la paliza que los germanos tuvieron a bien recibir en la Primera Guerra Mundial, y se nota. Esta es lisa y llanamente una peli sobre el caos, sobre el control mental, sobre la dictadura. Caligari aparece como un pobre diablo, y con sus embustes desarrolla un plan maquiavélico. Pero, ¡tranquilos!, al final el mal es un tigre de papel, que va a ser convenientemente derrotado por el bien, la razón y la cordura. O sea, los valores que hicieron grande a Alemania en primer lugar. Hay quienes han querido ver a Caligari como una parodia de Hitler, sin parar mientes en que cuando se estrenó esta peli, Hitler apenas era un puto cabo de Ejército que ni siquiera había dado el fracasado putsch de Münich (aunque los parecidos, partiendo por el carácter de "encantador de serpientes" de ambos, y su diabólico plan para controlar a las masas, son escalofriantes... productos del mismo sustrato social, probablemente). Mas bien la peli apunta a la sensación de estar a la deriva que sacudía a los alemanes de su tiempo, una sensación de irrealidad reforzado por su sensacional giro de tuerca final (novedoso en ese entonces, terriblemente manido hoy en día, y que no referiré para no mandarme un spoiler, aunque no es difícil de adivinar si uno ha visto sepetecientas pelis como ésta, que justo es decirlo, le imitaban al Caligari original).

-- Siguiendo allí donde dejamos el punto anterior. Puede que la peli cause poco terror hoy en día, pero a cambio, conserva esa sensación de desasosiego, de cosas que no están en su lugar donde deberían estar. Ayuda por supuesto la brillante puesta en escena, un desquicio en que pueden verse escaleras con ángulos cubistas que violan cualquier ley renacentista de la perspectiva, ventanas que son cualquier cosa menos cuadrángulos como deben ser todas las ventanas que se precien de ser decentes, burócratas sentados en altos taburetes claramente demasiado grandes para ellos mismos mientras se inclinan con dificultad sobre sus escritorios, y un largo etcétera. Súmesele que las escenas de días están grabadas en sepia y las nocturnas en azul (aunque puede que servidor haya visto una versión restaurada, vaya uno a saber)... Esto es tanto la mayor virtud como el peor lastre que tiene la peli. Porque a falta de sonido (cine mudo, ¿recuerdan?), esta peli busca no sólo contar una historia, sino jugar con la imagen y explotar todos los recursos plásticos hasta el límite mismo si se pudiera. Y claro, con la llegada del cine sonoro y las plateas acostumbradas a, bueno, a una estética más normalita, esta manera de entender el cine quedó como una vía muerta. Por supuesto que debe entenderse en el contexto de la época. Por supuesto que la estética de esta peli ha influido desde los desquiciados dibus animados de la Warner (algunas caricaturas de ésas, con elevada crítica social, son decididamente caligarescas) hasta "Beetlejuice" de Tim Burton y más allá, hasta transformarse en un referente común de nuestro tiempo (¿alguien dijo Cartoon Network?), por no hablar del cine negro '40s-'50s en masse. Pero son eso, influencias, no algo que llegue a constituirse en una vía de desarrollo cinematográfica hoy en día viva, y por ende, esta peli es enormemente difícil de tragar para las audiencias de hoy en día. Pero de que es artística, y muy bien lograda, lo es. Por eso decía que es una gran virtud (un referente absolutamente ineludible en la Historia del Cine), pero también un defecto. Seamos justos, un defecto no por culpa de la peli misma, sino del porfiado desarrollo tecnológico que inventó el puto cine sonoro y con eso se cargó todos los experimentos con la imagen que los cineastas venían emprendiendo. Por cierto, Robert Wiener siguió insistiendo con pelis en la misma línea, y nos legaría aún otra joyita del terror expresionista combinado con psicologismo, que es "Las manos de Orlac".

-- (((ESTE PÁRRAFO ES UN SPOILER DEL FINAL DE LA PELI. SI NO QUIERES SABER CÓMO TERMINA, ENTONCES SÁLTATELO ÍNTEGRAMENTE))). Un aspecto muy interesante de esta peli es el tratamiento psicológico. Recordemos que en esos años estaba todavía vivo el showman más grande de la Psicología, que fue Sigmund Freud, y por lo tanto, la Psicología, el mundo interior y todo eso, eran cosas que estaban de moda. Además, la Psicología fue un invento germano, no lo olvidemos (Freud, Adler, Jung... si no eran alemanes eran austríacos, pero todos de cultura germánica, por más que Hitler despreciara la Psicología como una conspiración judía para apoderarse del mundo). El gran giro de tuerca del final, en que se descubre que todo lo transcurrido en la peli es una alucinación del prota, que en realidad es un loco internado en el manicomio que dirige el doctor Caligari (que no es el malvado psicólogo loco de la alucinación sino un abuelete bonachón y entusiasmado con el progreso de la ciencia y la cura de los pacientes... aunque esta caracterización a las últimas igual es un tanto ambigua), ha sido imitado después hasta la saciedad. Pero lo importante es que todo el ejercicio paranoico anterior tiene una base psicológica bastante sólida. Lo que la peli retrata es una fuga psicogénica, en la que la realidad a las últimas termina por ser más fuerte que la alucinación, y podemos adentrarnos en la interioridad del personaje gracias a la deconstrucción que se hace de su alucinación. David Lynch debe haber tomado muchas notas de esto antes de rodar "Carretera perdida", probablemente. Si bien hoy en día "El gabinete del doctor Caligari" no funciona como peli de terror (más bien produce risa, en más de algún pasaje, por no hablar del final mismo), sí sigue siendo muy poderosa en materia de lo que podríamos llamar "cine psicológico", la intención de retratar los procesos invisibles de la conciencia y el inconsciente humanos en las imágenes bien visibles de una peli. (((FIN DEL SPOILER))).

IDEAL PARA: Ver la peli clásica del Expresionismo, y una estupenda peli psicológica incluso para los estándares de hoy en día.

VIDEOS.

-- Trailer de la peli [en alemán, sin subtít... er... ¡que es una peli muda, leñe!].



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