Películas de estreno, películas antiguas, películas clásicas, películas bodriosas, películas de todo tipo, comentadas por el arte inefable del General Gato.
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domingo, 17 de noviembre de 2013
"Los tres días del cóndor" (1975).
-- "Three Days of the Condor". Estados Unidos. Año 1975.
-- Dirección: Sydney Pollack.
-- Actuación: Robert Redford, Faye Dunaway, Cliff Robertson, Max von Sydow, John Houseman, Addison Powell, Walter McGinn, Tina Chen, Michael Kane, Don McHenry, Michael B. Miller, Jess Osuna, Dino Narizzano, Helen Stenborg, Patrick Gorman.
-- Guión: Lorenzo Semple Jr. y David Rayfiel, basados en la novela de James Grady.
-- Banda Sonora: Dave Grusin.
-- "Los tres días del cóndor" en IMDb.
-- "Los tres días del cóndor" en la Wikipedia en inglés.
¿DE QUÉ SE TRATA?
En una oficina cualquiera en donde funciona una sociedad de estudios históricos, llega un tipo atrasado al trabajo. Sin darse cuenta de que al frente, en un autito, alguien está haciendo la lista de los que han llegado. Bueno, ¿quién diablos puede querer vigilar una sociedad histórica así? Quién sabe... pero a mí no me da buena espina que la secretaria de la recepción tenga un arma en el cajón de su escritorio. O que el tipo guardia tenga peazo fusil. Cosiacas así. El caso es que nuestro prota llega atrasado, y por lo mismo, el jefe, mosqueado, lo manda a comprar el almuerzo. Favor que le hace, porque resulta que sale por una puerta lateral para no mojarse tanto (está lloviendo), y por lo tanto, el tipo de la lista al frente no lo ve. Y como se supone que están todos adentro... pues él y sus amiguetes entran a saco, y masacran a cuanto Cristo se les cruza por el camino. ¿Sociedad de estudios históricos? ¡Mis cojones! Se trata de una oficina de análisis estratégico de la CIA. Cuando nuestro prota llega con los almuerzos, se da cuenta de que o sube de peso engulléndoselos todos, o la comida se perderá, porque sus compañeros ya están cómodos digiriendo el plomo. De manera que sale corriendo y trata de esconderse donde sea. Mientras tanto en la CIA comienzan a investigar quién diablos puede haber hecho una masacre como ésa. Y se dirigen al sospechoso más obvio, al único que estaba ahí y salió vivo para contar el cuento: nuestro prota, claro está. Ahora, el chico bonito está en la carrera para limpiar su nombre, y averiguar quién demonios se las arregló para hacer limpieza de ratas en Nueva York.
EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.
La década paranoica por excelencia, en lo que a cine se refiere (y no sólo ahí) fueron los '70s. No era para menos, estaba claro que la democracia en Estados Unidos ya no funcionaba, que el Gobierno había traicionado a We The People, etcétera. Durante los '70s, los malos ya no serían los japis ni los nazis ni el imperialismo chino, sino los funcionarios dentro del Gobierno, el Gobierno Invisible, el Imperio Secreto, etcétera. En los '70s también florecieron las pelis sobre la CIA, que siempre seguían el tópico de: 1.- El prota reluctante a servir a la CIA o a confiar en ella, 2.- El burócrata de mierda que trata de salvar su propio culo haciéndose pasar por un patriota, y 3.- Los superiores aún más superiores de la CIA que saben que no se está para construir un mundo mejor sino para defender los intereses patrios (que por alguna razón siempre son los propios), y saben que los de los puntos 1 y 2 son los prescindibles (pero como el 2 es el maloh, suele palmarla, mientras que el 1 es el buenoh, así es que ése se las arregla, aunque esto no es una ley definitiva ni universal tampoco). "Los tres días del cóndor", basada en una novela cuyo título original le daba seis días al bicho, sigue al calco esta fórmula.
¿POR QUÉ VERLA?
-- Ecuación explosiva. Junta al inveterado productor Dino de Laurentiis ("Ulises", "Barrabás", "La Biblia", "Capricho a la italiana", "Barbarella", "Serpico", "Flash Gordon", "Conan el Bárbaro", "Duna", "Hannibal"), al incombustible Sydney Pollack ("Yakuza", "Ausencia de malicia", "Tootsie", "Fachada", "Juegos del destino") y al guaperas Robert Redford, tan socialmente consciente él ("Butch Cassidy y Sundance Kid", "El golpe", "Todos los hombres del Presidente", "Brubaker", "Leones por corderos", "La ley del silencio"), ¿y qué tienes? Pues una peli que es un puñetazo a la mandíbula, qué más esperabas. La premisa de la peli es sumamente sencilla, y la trama también, pero la dupleta Laurentiis/Pollack le da un gran empaque, poniendo al pobrecito carilindo Redford (a mucho respeto por su talento actoral, pero es que en esos años iba de rompecorazones, para qué andarnos con cuentos) en el brete de tener que defender su vida contra un enemigo invisible y que está en todas partes. La mejor baza de esta peli es que en ningún minuto lo vemos como un superhéroe listo para hacer justicia sembrando la ciudad de cadáveres o haciendo el McGyver (algo que seguramente harían ahora, si se atrevieran a perpetrar un remake, y si no, díganselo a los autores de "Bourne: El ultimátum"), sino como un pobre diablo que tiene un empleo bastante rutinario, que de pronto se ve arrojado allá afuera a defenderse como mejor pueda (es lo que tiene cuando en tu empleo rutinario, tu empleador es la CIA). La peli tiene algunas situaciones un tanto forzadas (la subtrama romántica está metida con calzador, y luego se quejan de que el cine de ahorita es así, aunque a nadie le hace mal ver a la siempre vistosa Faye Dunaway en escena), pero la trama principal, la del complot para matar a la oficina completa, se resuelve con bastante naturalidad. Esta peli es por lo mismo una buena dosis de lo que el thriller setentero podía ofrecer, en los años en que estas pelis estaban protagonizadas por seres humanos y no por brusgüilis que matan a matón sí y matón también en medio de diálogos descacharrantes (¿alguien dijo Jason Bourne?).
-- Suspenso del bueno. La escena inicial de la masacre está filmada con pulcritud, sin demasiado estilismo, y esta manera directa de narrarlo lo hace aún más doloroso e impactante: son seres humanos los que están muriendo, no héroes de comic. Más adelante, los van y vienen de Joubert y el prota, en que el pobre desgraciado es un tipo sin demasiado entrenamiento frente a un asesino profesional, valen oro puro. Y el final, y no, no me mandaré spoilers aquí, después de todo lo que hemos visto, es algo que te hace quedarte en tu asiento petrificado, y eso sin que te estén contando nada especial, sino únicamente con toda la tensión acumulada desde atrás.
-- Un punto importante de esta peli gira en torno a la CIA. ¿Para qué diablos sirven los servicios de espionaje? Bueno... para espiar, vale. ¿Para espiar qué? ¿Al enemigo? ¿A nosotros mismos? ¿Y si se supone que somos los espías, entonces no se supone que deberíamos protegernos entre nosotros? En el fondo, esta peli retrata a la CIA, más que como una agencia sólida y organizada en persecusión de "los malos" (los enemigos de América, claro, que ya sabemos los USA son los buenos por antonomasia, porque Dios así lo estableció), como una hipertrofiada panda de tarados que ni siquiera sabe hacer bien su trabajo. O como un gigantesco organismo esclerotizado cuya cabeza no siempre sabe lo que están haciendo sus manos (y ya puestos, sus brazos, riñones...). Sería hasta cómico, de no ser porque el asunto tiene también un puntillo de realidad. O como las pelis de Jack Ryan son bonitas pero son pura ficción (y las de James Bond, ya no digamos). Lo peor es que la CIA, después de todo, es el Gobierno en las sombras, capaz de poner a uno de los suyos nada menos que en la silla principal de la Casa Blanca (George Bush fue director de la CIA entre 1976 y 1977, justito después de que se rodara esta peli). O el viejo problema de quis custodiet ipsos custodes (quien es el perro que vigila a los otros perros, dicho en gatunés).
-- ¿La ejecución? Impecable. Robert Redford mojando la camiseta por el sistema (algo que hará al año siguiente en ese otro clásico conspiranoico que es "Todos los hombres del Presidente"), Faye Dunaway dándole entidad a una "chica del héroe" demasiado chica del héroe sobre el papel, Cliff Robertson como un cabrón mando medio de la CIA, y la gran adición de Max von Sidow bordándola como siempre en su rol de asesino a contrata de la CIA (véanlo y díganme despues si me creen que este tipo fue Cristo en "La más grande historia jamás contada", Ming el Despiadado en "Flash Gordon", y el papá de Russell Crowe en el "Robin Hood" de Ridley Scott, por no hablar de sus comienzos a las órdenes de... ¡Ingmar Bergman!). Los funcionarios de la oficina, que aparecen un poquito y son masacrados después, aunque sea en sus diez minutos se las arreglan para metérsenos al ojo, y cuando caen como pollos, sentimos sus muertes como si hubieran sido los tipos con los que hemos ido a tomar cerveza los últimos veinte años de nuestras vidas (particularmente doloroso el "no gritaré" de Tina Chen...).
IDEAL PARA: Ver una peli sobre la CIA con los pies sobre la tierra.
VIDEOS.
-- Trailer de la peli [en inglés, sin subtítulos].
¡Pedazo de película! La vi recién hace como un mes atrás y quedé fascinado por las cuotas de suspenso que puede alcanzar un filme cuando se hace con oficio.
ResponderBorrarUna de las tantas cosas buenas qe tiene es que uno, como espectador, sabe poco más que el prota, peo igual no sabe qué sucede, no pudiendo confiar en nadie y sintiendo que lo siguen o espían en cada esquina. Con la tensión de la escena del ascensor me comía las uñas. ¡Grande Von Sydow!
Cuento aparte merece el final-final, que puede ser interpretado como un cierre tanto como una amenaza de que "esto no ha acabado", dependiendo del criterio y la formación del espectador. Habemos varios que ya estamos curtidos sobre cómo funciona el mundo, y entenderemos de inmediato a qué alude la frase final de la cinta. Creo que el mensaje de ese final está inquietantemente vigente (es más, algunos de los acontecimientos sobre los que se habla en el filme y que parecían como de ficción por entonces, ¡han terminado haciéndose realidad!). Es un final que nos deja inquietos.
¡El thriller setentero es de lo mejorcito que ha sacado Jóligud en su historia!
La sensación de paranoia en esta peli está muy bien conseguida, y por medios realistas, no con ese tramposillo mecanismo tan actual del guión con giro de tuerca cada diez minutos. El final de hecho es bastante deprimente, en particular si uno tiene presente cómo desplumaron a la agente de la CIA Valerie Plame para encubrir el complot de EEUU respecto del petróleo de Irak. Según tengo entendido, en la novela original el cocinao era sobre drojas, pero los guionistas lo cambiaron porque pensaron que nadie iba a crerse que la CIA estuviera metía con narcos, y total, eran los años de la crisis energética y tal... y ya ven lo que pasó con Noriega, los Irán-Contras y todo ese lío que nunca terminó de aclararse demasiado del todo que digamos.
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