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domingo, 29 de abril de 2007

"Letra y música" (2007)


"Music and lyrics". Dirigida por Mark Lawrence. Protagonizada por Hugh Grant, Drew Barrymore, Haley Bennett, Brad Garrett, Kristen Johnston, Campbell Scott, Scott Porter, Nick Bacon, Andrew Wyatt, Dan McMillan, Tom Foligno, Zak Orth, Brooke Tansley, Daniel Stewart Sherman, Aasif Mandvi. Estados Unidos. Año 2007.

¿De qué se trata?
En los '80s los PoPs eran grito y plata, con un videoclip pegadizo y hortera llamado "Pop goes my heart" (la letra decía algo así como "no quería enamorarme, pero mi corazón hizo ¡pop!..."), tan pegostioso que servidor puede dar fe de haber salido del cine tarareando la dichosa melodía. Pero esos lindos tiempos pasaron. Ahora, esos carcamales musicales sólo son llamados para eventos como "La batalla de los '80s", un programa de TV en donde los grandes de antaño se calzan guantes de boxeo, y... creo que entienden el concepto. En medio de esa decadencia, y peor aún, en medio de esa carestía monetaria para uno de los prohombres de PoP, aparece una oportunidad dorada. Una niñata candidata a revelación pussypop de la temporada, con un físico vagamente reminiscente de American Idol y un airecillo a lo Shakira, pero en versión indostánica en vez de árabe, ha sufrido un hondo drama existencial después de haber roto una relación que duró la dilatada cantidad de dos meses, y al encontrar consuelo en una frase de un maharishi, quiere una canción con esa frase. Y la encarga al antiguo ídolo de PoP, por el cual siente una honda admiración (si es que hay algo de hondo en esa chica de pensamiento superficial y curvas anoréxicas, claro está). El problema es que nuestro heroico cantante, pues bien, hace años que no compone algo nuevo, porque no en balde se gana la vida en presentaciones de tipo "¡¡felicidades generación 1987!!", hasta que por esos accidentes del destino que sólo ocurren en las comedias románticas, una linda joven que le riega las plantas (en sentido literal, ¡no sean malpensados, por favor!) descubre tener talento para escribir letras. De modo que una nueva dupleta musical de oro ha nacido, y ahora ambos deberán trabajar contra el tiempo para componer la dichosa canción, además de aprender sobre ellos mismos, superar las dificultades del pasado, separarse y volverse a encontrar... lo de siempre, vamos.

El espíritu de los tiempos.
La Edad de Oro de la Historia de la Música es el período comprendido entre el primer disco de Depeche Mode en 1981, y el "Tactical neural implant" de Front Line Assembly. Cualquiera otra cosa que les digan, ese fulano no sabe de música. Están por supuesto The Beatles, The Rolling Stones, The Who, Jethro Tull, Black Sabbath, Mozart, Beethoven y Vivaldi, pero la misión de aquellas generaciones que gimieron y estuvieron de parto, fue llevar a cabo la preparatio evangelica que culminó en la gran revelación que significó el "Speak and Spell" de Depeche Mode, y su esquizo "Just can't get enough". Después de años de sequía en donde tuvimos que aguantar la horrorosa actitud autocomplaciente y autoflagelante de los grungies ("¡oh, mírame, qué mal me siento, mira cuán sublime es mi dolor autorreferente! ¡El mío, dije, no el tuyo!"), perpetuada ad memoriam por el cine indie y pelis más o menos de culto como "El cuervo", he aquí que otra vez hemos regresado a tu santo nombre Sion, hemos vuelto a las raíces, "ya viene la fuerza de los ochentas"... Algo que ya a finales de los '90s se olían, con filmes como "La mejor de mis bodas" (curiosamente, también con Drew Barrymore, en aquellos años en la división detox del cine), pero que fue en el 2000 que estalló con fuerza.

¿Por qué verla?
- Si fuiste un fan de los '80s, ésta es tu película. No porque esté plagada de referencias y guiños a la época, sino porque las alusiones están en su justa medida, ni una más ni una menos. El videoclip de "Pop goes my heart" es simplemente para desternillarse de risa, con su escenario con cuadraditos blancos y negros, o con la secuencia íntegra del hospital (¡yo he visto eso en un video de la época, estoy seguro de haberlo visto, pero ¿en cuál...?!). La historia de PoP es alusión más que directa a las peleas medio homoeróticas de la dupleta de Tears For Fears, con algún toque WHAM! para que no digan después por ahí. Pero el momento más triunfal es por supuesto cuando tocan, así a santo de nada y como simple musiquilla ambiental en una celebración de "20 años de la generación '87", el tema "NeverEnding Story", de Limahl (recién salidito en esos años de Kajagoogoo... ¡cuántos recuerdos!).
- En cuanto a comedia romántica... Pues bien, el señor Marc Lawrence escribió antaño "Miss Simpatía" y "Miss Simpatía 2: Armada y fabulosa", además de dirigir (y escribir) otra de Sandra Bullock, esta vez junto a Hugh Grant, "Amor a segunda vista"... Pero pueden creerme que aquí está mejor y más refinado. No tuvo a Michael Caine que le salvara el barco como en "Miss Simpatía", pero a cambio Drew Barrymore hace bastante bien lo suyo (que es más o menos lo de siempre en las comedias románticas a la medida de Barrymore, con escena de humor físico con tropezón y caída incluida). Y Hugh Grant... pues bien... no es muy honroso lo que diremos de él, pero es que en verdad, DE VERDAD da el tipo de personaje que ha estado vegetando en el limbo de sus éxitos de antaño, y acepta de lo más bien que su cuarto de hora ya pasó; quizás sea el rol actoral de su vida, y quizás lo sea porque básicamente se esté interpretando a sí mismo... (¡qué lejanos sus tiempos como secundario pijo en "Perversa luna de hiel"!). También roba cámara indiscriminadamente la novatísima Haley Bennett, como la cantante Cora, consiguiendo que su personaje se vea como eso precisamente, un personaje, y no una simple caricatura de Britney Spears (a pesar de los chistes y alusiones que son de rigor en un guión que se mete con estos temas musicales). O sea, tenemos una película que se atreve a confiar en el capital más fuerte de todos, los personajes, una verdad del tamaño de los Jardines Colgantes de Babilonia que los productores de Hollywood tienen la mala costumbre de olvidar (y pagan un alto precio por eso, muchas veces).
- Diálogos muy bien cuidados. Como la genial contestación de Grant a Barrymore, cuando ella le representa que le han hecho una declaración tierna, en particular viniendo de un hombre con los pantalones apretados: "es que llevan la sangre hasta mi corazón".
- A veces, como quien deja caer un pedacito de tomate de una pizza italiana, escondido en los recovecos de la trama, hay alguna pequeña joyita lista para ser descubierta. En esta película, se trata de uno de los mejores diálogos que he escuchado jamás, sobre la naturaleza de componer una canción. Cuando las dos mitades del tándem creativo están componiendo la canción, ella explica exactamente aquello que las banditas de garage nunca entienden, y por eso fracasan: que una canción se compone de dos partes, que la música es el enganche o la presentación, pero luego viene la letra, y la letra es el verdadero mensaje que soporta la música... un consejo gratis que da la película, y para los despistados que lo pasaron por alto, repetido claro y fuerte por su seguro servidor el General Gato... así es que si eres un guitarrista de garage, YOU'RE READING IN CINE 9009 NOW, THEN NO MORE EXCUSES, LOSER!!!

IDEAL PARA: Fanáticos de las comedias románticas, nostálgicos de los '80s, y en general quienes quieran ver una película buena y relajada a secas.

"Alta fidelidad" (2000).


-- "High Fidelity". Estados Unidos. Año 2000.
-- Dirección: Stephen Frears.
-- Actuación: John Cusack, Iben Hjejle, Todd Louiso, Jack Black, Lisa Bonet, Catherine Zeta Jones, Joan Cusack, Tim Robbins, Chris Rehmann, Ben Carr, Lili Taylor, Joelle Carter, Natasha Gregson Carter.
-- Guión: D.V. DeVincentis, Steve Pink, John Cusack y Scott Rosenberg, basados en la novela de Nick Hornby.
-- Banda Sonora: Howard Shore.

-- "Alta fidelidad" en IMDb.
-- "Alta fidelidad" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Todo el mundo se preocupa de que los niños no vean sexo ni mutilaciones en TV o en el cine, pero nadie se preocupa de las miles, literalmente miles, de canciones sobre corazones rotos, rechazos, dolor, miseria y pérdidas, que podrían influir en ellos... Quizás Rob Gordon fue uno de ellos. Este tipo es un loser de la Generación X, y se enorgullece de eso. Tiene una tienda de discos de vinilo en Chicago, y su vida sentimental pasa cayéndose a pedazos cada dos por tres. Su última conquista perdida es una abogada que ha evolucionado y madurado, y quiere más. Ese más que sólo un nuevo amor puede proporcionarle. Al principio, Rob Gordon se niega a incluirlo en sus Top 5 de Quiebres Amorosos, pero después se da cuenta de lo obvio: la chica ha llegado al Top One del Top Five. Y todo parece conspirar para que su vida se torne aún más miserable: la chica sigue yendo al apartamento una y otra vez, con el pretexto de retirar sus cosas, sus amigotes de la tienda de discos no lo dejan en paz (y uno de ellos, espantando a los clientes con sus modales de snob musical, está colaborando gentilmente en llevarlo a la quiebra), aparece una bella cantante que podría ser su nuevo romance, y además empieza un proceso de autoconocimiento interior que lo lleva a confrontar a sus antiguas conquistas, con resultados de lo más dispares cada una.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Como comentábamos a propósito de otros filmes Gener X como "May" o "La boda de mi mejor amigo", los nativos de finales de los '60s hasta mediados de los '70s fueron jóvenes irresponsables por allá a mediados de los '90s, pero al bordear el cambio de siglo crecieron (o no), ganaron poder adquisitivo, y empezaron a llegar las películas sobre "qué es lo que fue de los Gener X". En ese sentido, "Alta fidelidad" es un crudo retrato, acaso una caricatura, de esos Gener X que se niegan a admitir que los '90s acabaron, que no desean crecer y que siguen siendo Peter Panes autorreferentes y egocéntricos que van de genios perdedores por la vida, y usando sus fracasos personales como un sello o marca de identidad. Hay una palabra para definir eso: se llama patetismo. Y en esta película... ¡Dios Santo, que penosa y patética banda de... patéticos...! (no quería repetir la palabra para no sonar cacofónico, pero es que no me queda otro remedio).

¿POR QUÉ VERLA?

-- Como decíamos, es una película sobre una subespecie de los Gen X. Los hay de varios tipos: el autista construyemuros ("May"), el triunfador egótico ("La boda de mi mejor amigo"), y el especimen que nos ocupa ahora, el snob sabelotodo. En este caso, el prota es un snob que lo sabe todo sobre música, y el filme no ahorra sutilezas para mostrar su miseria moral. Los personajes se enfrascan en sesudas conversaciones musicales, pero ¿alguien se da cuenta de que casi no se comenta otra música que no sea poprock '70 u '80, como si Vivaldi, Elvis o el folclor uighur fueran fenómenos de raigambre alienígena...? Y ni hablar del constante "yo, yo, yo, yo, yo" del personaje al hablar de sus relaciones sentimentales, disfrazado con tenues pontificaciones de carácter universalista sobre el mundo y sus circunstancias. No es raro que las mujeres se fastidien con semejante fantoche. El mérito en este acápite está en mostrar toda esa fatuidad, sin ser una película fatua en sí misma: al menos se toma la molestia de ser entretenida y no caer en un tono apologético que la hubiera desvirtuado profundamente.

-- La película está hecha con un primor exquisito. Se nota que el estado mayor detrás de este filme puso todo su corazón, cuidando hasta los más mínimos detalles del filme. Esto se ve desde las conversaciones musicales y la estupenda banda sonora, hasta el cameo de Bruce Springsteen, pasando por mostrar a toda clase de fauna musical, en una escena alternativa tan emblemática como Chicago. Estos tipos, en resumen, saben de qué están hablando, y les sale natural.

-- Stephen Frears. Este director sobreinflado por la crítica europea, ha tenido una trayectoria ciertamente irregular, desde sus filmes social-style en la Inglaterra tatcheriana ("Ropa limpia, negocios sucios", "Sammy y Rose se van a la cama"), pasando por la soporífera "Relaciones peligrosas", siguiendo por la solvente "Héroe por accidente" y la subvalorada "Mary Reilly". Aquí tiene una dirección discreta, tanto que no es fácil determinar hasta que punto pone de su persona, y hasta qué punto trabaja de mercenario a las órdenes del egotismo de John Cusack. Pero si la opción es la primera, se mimetizó tan camaleónicamente que en definitiva le hizo un bien al filme. Bravo por ellos (y por nosotros los espectadores).

-- El elenco es impagable. Se supone que es una película sobre caracteres egóticos de la Gener X, y en verdad que todos cumplen sobradamente en eso. John Cusack ofrece una estupenda interpretación del espantajo particular que encarna como personaje, e Iben Hjejle ofrece un adecuado contrapunto como la mujer de sus sueños (¿o pesadillas?). Tim Robbins compone un tercero en discordia sin manierismos de ninguna clase, mostrando la clase que siempre ha tenido como actor. Jack Black hace el payaso de siempre, con el carisma de siempre, y eso está bien (y es que quien no ha querido alguna vez echar a patadas a alguien de la propia tienda, por imbécil); se nota desde lo sacaron para rodar "Escuela de rock". Y conseguir que Catherine Zeta Jones interprete a una chica sabrosa y pesada (es decir, a ella misma, digámoslo todo) en un filme con apenas una aparición secundaria, después de haber lucido generosamente el físico en "La emboscada" y "La máscara del Zorro", es todo un logro. Por cierto, John Cusack y Catherine Zeta-Jones volvieron a cruzarse después, en el filme "La pareja del año".

IDEAL PARA: Mujeres que quieran comprender a su macho Gener X (¿macho, dije?), sociólogos sesudos, Gener X autorreferentes (perdonen el pleonasmo) y fanáticos de la música en general.

jueves, 19 de abril de 2007

UNA BREVE PAUSA COMERCIAL Y YA VOLVEMOS.

Hoy día cumpliendo 14 meses en activo con CINE 9009, ha llegado el momento de un breve descanso. Por eso, no habrán más posteos de películas hasta el Domingo 29 de Abril. Volveremos ese día, si es que los hados así lo permiten, con dos reseñas para románticos, como son "Alta fidelidad" (año 2000) y "Letra y música", estreno más o menos reciente de la dupleta Barrymore/Grant.
Pero quienes echen demasiado de menos a su seguro servidor el General Gato, no se preocupen. Mi blog paralelo, Siglos Curiosos, sigue en activo. La Historia nunca ha sido un tema muy popular entre la gente, pero qué diablos, a mí me gusta, y por eso sigue en activo (aunque sea con una tonelada de posteos de reserva, guardados para ocasiones como ésta en que haya sequía de tiempo).
Además, está mi reciente incorporación como wikipedista en Wikipedia, que ya me está dando tela para cortar, y en donde por cierto me di el trabajo de limpiar un horrendo artículo que había sobre "Historia del cine", y dejar en su lugar un lustrosito recuento de lo mejor del Séptimo Arte; puedo jactarme, como el Emperador Augusto respecto de Roma, de haber "encontrado un artículo de ladrillos, y haber legado uno de mármol" (eso, hasta que las manos de wikipedistas menos capaces empiecen a chafarlo todo, como a veces sucede).
Y la mejor parte de todo es que acabo de recibir invitación para sumarme como colaborador al blog Tribu de Plutón. Aún no sé qué demonios voy a hacer allá, pero algo se inventará sobre la marcha.
¡¡¡UFF!!! Pensándolo bien, creo que debería tomarme descanso hasta Mayo... Pero no, no dejaré abandonado tanto tiempo a mi público. Así es que, hasta el próximo 29 de Abril.

"Mundo acuático" (1995)


-- "Waterworld". Estados Unidos. Año 1995.
-- Dirección: Kevin Reynolds, co-dirección de Kevin Costner sin acreditar.
-- Actuación: Kevin Costner, Dennis Hopper, Jeanne Tripplehorn, Tina Majorino, Michael Jeter, Gerard Murphy, R. D. Call, Kim Coates, Robert Joy, John Fleck, Jack Black, John Toles-Bey, Zitto Kazann, Zakes Mokae, Sab Shimono, Rick Aviles, Leonardo Cimino, Jack Kehler, Robert A. Silverman, Neil Giuntoli, William Preston, Chris Douridas, Sean Whalen, Robert LaSardo, Lee Arenberg.
-- Guión: Peter Rader y David Twohy.
-- Banda Sonora: James Newton Howard.

-- "Mundo acuático" en IMDb.
-- "Mundo acuático" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Sobre una vasta, vasta, vastísima extensión acuática, hay una finísima película de criaturas bípedas que se llaman a sí mismas "humanos". Es todo lo que resta de algo sucedido hace mucho, mucho tiempo atrás, algo muy malo que hicieron sus ancestros, que llevó al mundo entero a quedar sumergido bajo un océano que cubre la totalidad del planeta Tierra. Un tipo de muy malas pulgas, pero con un soberbio catamarán, llega a una instalación que malamente sobrevive sobre las olas. En ella cambia tierra por dinero, y por supuesto, en un mundo completamente acuático, todos lo miran como si se tratara de un demonio. De modo que le ofrecen a una chica para que la, ejem, insemine, y así la comunidad obtiene buenos genes con los cuales combatir los nefatos efectos genéticos de la endogamia. El chico se rehusa, y los citadinos se hacen la pregunta lógica, de "¿por qué un hombre iba a rechazar sexo fácil y gratis?", le agarran, y descubren que es un mutante con agallas funcionales tras la oreja. Y le capturan, y le condenan a muerte. Cuando está así de jodido, ocurre lo inesperado: un grupo de piratas ataca el lugar. El jovencito entonces se entera de que está en medio de una guerra, y que los piratas buscan un valioso botín, que ahora "casualmente" está a bordo de su bello catamarán: una chica que contiene un tatuaje que podría ser la clave para llegar hasta la última tierra firme existente sobre el planeta.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

En la primera mitad de los '90s, con películas como "Los intocables", "Sin salida", "Danza con lobos", "Robin Hood: Príncipe de los ladrones" y "El guardaespaldas", Kevin Costner era grito y plata, dentro del género "mijo lindo en peli de acción/épica". Pero eso no era suficiente. Kevincito quería más. No es que no lo mereciera; no en balde, Kevin no es sólo una cara bonita, sino que también sabe actuar (cuando quiere, lo que no ha sucedido demasiadas veces a la fecha). De modo que Kevin se embarcó en un proyecto megalomaníaco. Iba a ser una peli grande. Iba a ser una peli épica. Iba a ser la aventura más emocionante de todos los tiempos. Pero algo comenzó a ir mal. Muy mal. El rodaje comenzó a llenarse de problemas. En el guión estaba el competentísimo David Twohy, pero le introdujeron cambios y más cambios, y más gente entró al baile: hasta el mismísimo Joss Whedon, futuro padre intelectual de Buffy la Cazavampiros, anduvo dando vueltas por ahí. En la dirección, Costner se fue a la segura y llamó a Kevin Reynolds, quien ya había forjado para él un éxito taquillero con "Robin Hood: Príncipe de los ladrones", pero Reynolds terminó por alejarse un par de semanas antes del final. En cuanto al elenco, Anna Paquin se negó a ser la chica, y tanto Gene Hackman como James Caan y Gary Oldman rechazaron el rol del villano (y después de ver la deslavada actuación de Hooper, parece ser que acertaron). La película, rodada en el mar abierto, sufrió traspiés tras traspiés. Finalmente, cuando se estrenó, se hundió groseramente en la taquilla, siendo considerada hasta el día de hoy como uno de los más estrepitosos fracasos monetarios fílmicos de todos los tiempos (considerando la relación costo/ganancias). Un destino quizás, hmmm... ¿excesivo?, habida cuenta de que si bien la peli no es ninguna joya, tampoco es tan mala como otros bodrios que sí consiguen recobrar el dinero invertido en la taquilla, e incluso dan lugar a secuelas y franquicias. Por algo, este filme marcó el principio del fine para la edad de oro de éxitos glamorosos de Costner.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Aunque sea difícil considerarla como una buena película a secas, cumple al menos con ser interesante dentro de su género. El futuro postapocalíptico ha sido varias veces explotado por el cine, resultando en esto icónica la saga de "Mad Max" y secuelas (de las que "Mundo acuático" roba más de alguna idea), pero nunca antes (ni después) se intentó describir qué pasaría si toda la Tierra fuera cubierta por un océano. Vale por supuesto la crítica de que si se derritiera todo el hielo de la Tierra, Antártica y Groerlandia incluidas, las grandes cordilleras y el Monte Everest sobrevivirían como territorio seco, pero una peli no tiene por qué ser realista al ciento por ciento, ¿verdad? (en Malaciencia opinan lo contrario, pero es que oigan, nosotros no somos tan estirados, ¿vale?). Y el derroche de presupuesto en esta película permite que este futuro postapocalíptico sea descrito, al menos, de una manera suntuosa. Por cierto, el cerebro detrás del concepto de "Mundo acuático" es David Twohy, que después demostró su valía escribiendo y dirigiendo películas al realizar ese pequeño clásico fantástico que es la saga de Riddick ("Eclipse mortal" y "La batalla de Riddick"); es probable que las disfunciones en el resultado final no sean responsabilidad de un guión débil, sino de decisiones ajenas a la voluntad del guionista. Y es que la película combina una visión dura y descarnada de lo que sería un mundo así, sin héroes acaramelados al estilo Superman, con algunos agujeros lógicos de proporciones: el villano usa tácticas de batalla que implican la destrucción intencionada y kamikaze de motos de agua (que en un mundo sin tierra firme, ellas y el metal de que están hechas deberían ser irreemplazables), lo lustroso de esas motos de agua contrastan con lo roñoso de todo el resto, todo el metal debería haberse oxidado al máximo y haberse descascarado por la corrosión salina, la morralla de integrantes de la "tribu del malo" son infectos en su estupidez y no se explica cómo siendo tan imbéciles han conseguido sobrevivir en un mundo tan duro y darwiniano, etcétera.

-- De los personajes, ¿qué decir...? Kevin Costner hace lo imposible por acentuar la tendencia a privilegiar las dotes actorales por sobre el mijilindismo, que ya había iniciado en "Un mundo perfecto" (por no hablar de "Los intocables", pero ésa es anterior a su racha de éxitos), y la pequeña Tina Majorino como la chiquilla con el mapa tatuado consigue salirse de ese tenebroso marco conocido informalmente como "película con niñato insufrible". A cambio Jeanne Tripplehorn, ascendente en aquellos años gracias a "Bajos instintos" y "Fachada" se esfuerza y se esfuerza, pero no pasa de ser la dura clásica. Y mejor no comentemos en extenso la horrorosa perfomance de Dennis Hopper como un villano de opereta del tres al cuatro; en "Máxima velocidad" hacía más o menos lo mismo, pero es que tampoco "Máxima velocidad" era lo que podría decirse una "peli con pretensiones" como ésta.

-- Esta película recrea algunos viejos tópicos fílmicos con estilo y categoría. El protagonista duro y frío, casi sin sentimientos humanos, que carece de un nombre y se dedica simplemente a vagar de aquí para allá, es descendiente directo de los fortachones al estilo Hércules del peplum italiano, o del Pistolero Sin Nombre de las pelis spaghetti western de Clint Eastwood. La sociedad anárquica y tribalizada está directamente tomada de "Mad Max". Darle al villano un oxidado superpetrolero como base de operaciones es una solución ingeniosa, que permite incorporar la vieja solución del "castillo del vampiro" que hemos visto en filmes desde "Drácula" hasta "La guerra de las galaxias" (en donde este "castillo" era la Estrella de la Muerte). Y el vehículo del prota, el catamarán, es todo un lujo, casi un personaje más de la película por derecho propio.

-- La banda sonora acompaña notablemente bien. Hubo una primera versión a cargo de Mark Isham, pero ésta fue rechazada en beneficio de un nuevo trabajo a cargo del generalmente efectivo James Newton Howard; sobre si esto fue una pérdida o una ganancia, no lo sabemos, porque no hemos tenido acceso al material de Isham para esta película, pero al menos la partitura de Newton Howard funciona bien, aunque no puede evitar algunos tics neoclásicos de rigor.

-- El final. Me refiero al verdadero final, a aquél que viene después de la consabida lucha final con el villano, la cual, por cierto, está resuelta de una manera espantosa (hay muertes rebuscadas para un villano en muchos filmes, pero éste bate alguna clase de récord, eso sin ningún género de dudas). Un final bastante acorde con el carácter del protagonista principal.

IDEAL PARA: Ver una película postapocalíptica diferente.

domingo, 15 de abril de 2007

"El novato" (1990)


"The Rookie". Dirigida por Clint Eastwood. Protagonizada por Clint Eastwood, Charlie Sheen, Raul Julia, Sonia Braga, Tom Skerritt, Lara Flynn Boyle, Pepe Serna, Marco Rodríguez, Pete Randall, Donna Mitchell, Xander Berkeley, Tony Plana, David Sherrill, Hal Williams. Estados Unidos. Año 1990.

¿De qué se trata?
Un policía duro y veterano anda tras una banda de traficantes de automóviles (es decir, que roban nenes con ruedas de las calles y los repintan y reensamblan para revenderlos). Lo acompaña su fiel compañero, un policía que por ser negro, y es que oiga, esas cosas pasan cuando eres el compañero nigga del prota, es emboscado y lo dan de baja con una linda bala por la espalda. Como suele suceder, al tipo lo dan de baja y reasignan el caso. ¿Creen que eso lo dejará tranquilo? No, pues, porque estamos tratando con Clint Eastwood. Y nada detendrá la venganza de Harry Cal... Ah, no, perdón, ésta no es una de Harry Callahan, pero es que Nick Pulovski tiene un aire de familia a Harry el Sucio que incita a confusión. Bien, Nick el Sucio comienza a perseguir al tipo por su cuenta, sorteando toda clase de impedimentos, incluyendo el peor de todos: le han asignado como compañero a un chico boy scout con el reglamento en la mano y un terno y corbata sobre el pecho. Al tipo, maldita la gracia que le hace, pero cuando se entera de que el individuo en cuestión repara motos, además tiene una linda chica, y es de padres ricachones con los que no se lleva bien, empieza a cambiar de idea. Cuando empiezan a colaborar, algo sale mal, muy mal, y ahora ya el destino de toda la operación no estará en las manos de Nick el Polaco, sino en las del novato, quien en el proceso deberá hacerse hombre, enfrentar sus traumas interiores, salvar a su noviecita, dejar el talco para bebés, etcétera.

El espíritu de los tiempos.
La productora Malpaso había explotado una interesante veta comercial, haciendo filmes policíacos poniendo al propio Clint Eastwood (el dueño de la productora, por si no han adivinado) a hacer roles de Harry el Sucio y sucedáneos. Y aunque era finales de los '80s, ciera estética y cierta manera de concebir las películas no desaparecía. Seguro que alguien pensó que era buena idea hacer una en donde un personaje estilo Harry el Sucio (que aquí se llama Nick Pulovski, pero créanme, el cambio de nombre del personaje es casi cosmético) tiene que apadrinar a un novato que trata de ir por la vida sin quebrar un huevo, si es que así lo exige la Ley. La película se deja ver sin fastidio, aunque sea por la acumulación de topicazos, tan descarada que nadie podría sentirse legítimamente engañado.

¿Por qué verla?
- Es una en donde Clint Eastwood hace de policía duro y rebelde. Y no andemos con monsergas: aunque supuestamente se trata del novato, y el novato le da el título a la peli, lo cierto es que Clint Eastwood es el protagonista absoluto, el Ubermensch de turno. No sólo encabeza los créditos antes que Charlie Sheen (el novato), sino que además, el novato finalmente dejará de serlo cuando empiece a actuar como el poli veterano: ¡Clint, quiero parecerme a ti...!
- Es una biblioteca de tópicos, ideal para quien desee enterarse de qué van los filmes de policías duros en la época: el poli negro compañero del héroe muere, el novato tiene un trauma asociado con la muerte temprana de su hermano y se lleva mal con su familia, la novia está puesta para ser rescatada en un minuto de la peli, el policía duro mete la pata y le retiran el caso, pero el sigue ardorosamente, hay escena en un club social en donde el poli se infiltra y le arruina el vino al villano ricachón, etcétera.
- Actores carismáticos. El propio Clint Eastwood desde luego, pero también Raul Julia y Sonia Braga como villanos (él era grande en aquellos años, aún no llegado el tiempo de su rol estelar en "La Familia Adams", y ella era toda una sex symbol brasileña, fotos en Playboy Brasil incluidas). Charlie Sheen desmerece un poco y está algo pasado de pijo, como es rutina en él: en algún instante pareciera que estuviera interpretando al piloto traumado de "Loca academia de pilotos", que es más o menos de ese tiempo. Mención aparte merece una jovencísima Lara Flynn Boyle, como la noviecita del novato, en la época de ser lanzada al estrellato por su rol en la serie de TV "Twin Peaks", que no roba cámara allí donde aparece, pero acompaña más que bien.
- El ritmo de la película es irregular. La primera mitad es morosa, y diera la impresión de no querer empezar nunca. La segunda mitad, cuando la historia entra por fin en asunto, va de menos a más. Y tiene algunas secuencias que se han ganado para siempre nuestro corazoncito, como por ejemplo la casa de los demonios que deja el novato cuando emprende por fin su cruzada personal para... no adelantemos hechos, pero digamos, para resolver las cosas. Si se aguanta la primera hora de película, la segunda recompensa notablemente bien.
- Incluso hasta las incongruencias del filme le dan un encanto especial. Y es que oiga, el malo malísimo se supone que es alemán, tiene apellido alemán, y viene interpretado por el brasileñísimo y morenísimo Raul Julia (¡y su novia es Sonia Braga!). Hay que tener un par para hacer eso sin sonrojarse.

IDEAL PARA: Ver una pieza de acción llevadera a la Eastwood.

jueves, 12 de abril de 2007

"300" (2006).


-- "300". Estados Unidos. Año 2006.
-- Dirección: Zack Snyder.
-- Actuación: Gerard Butler, Lena Headey, Dominic West, David Wenham, Vincent Regan, Michael Fassbender, Tom Wisdom, Andrew Pleavin, Andrew Tiernan, Rodrigo Santoro, Giovani Cimmino, Stephen McHattie, Greg Kramer, Alex Ivanovici, Kelly Craig.
-- Guión: Zack Snyder, Kurt Johnstad y Michael Gordon, basados en la novela de Frank Miller y Lynn Varley.
-- Banda Sonora: Tyler Bates.

-- "300" en IMDb.
-- "300" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Esta es la historia de un joven que desde pequeño fue educado en el respeto a la tradición, en la fiereza del combate, que pudo medirse mano a mano con un simpático lobito que iba a escabechinárselo, y que cuando grande llegó a ser nada menos que... CHACHÁN... Leónidas el rey de Esparta. Estaba todo en paz y tranquilidad, y los pacíficos ciudadanos de Esparta iban en sus asuntos, cuando de pronto aparecen los emisarios de Jerjes el persa. Los emisarios exigen la sumisión de Esparta a Jerjes, a lo que Leónidas se porta como un pésimo anfitrión, y lo arroja a un pozo. Bueh, después de algo como eso, habrá que instalarse a la defensa. Pero los éforos que controlan el oráculo y la religión son unos gazmoñas que no entienden nada de heroísmo ni valores cívicos (¿alguna religión lo ha hecho?), y por ende no quieren que el machote Leónidas vaya a plantarle cara a los persas. Por lo que Leónidas, que no se va a preocupar por tonterías tales como "abuso de poder" o "gobierno constitucional", emprende un viajecito con su escolta de 300 bravos hasta el paso de las Termópilas, un punto tan angosto que las tropas de Jerjes, mucho más numerosas, no podrán desplegarse a gusto, y por lo tanto, los espartanos podrán resistir, y con un poco de suerte, obtener la victoria. La contienda está servida, y la escabechina también.

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

La historia de la Antigua Grecia, al revés de los militaristas romanos, no ha inspirado demasiado al cine, ya que poner en escena a escultores y filósofos puede parecer un poco afeminado a las masas, máxime si se consideran ciertas prácticas pedagógicas griegas ("venga para acá, niñito, y póngase en posición de que ingrese hasta su interior... toda la filosofía del mundo, ejem"). Pero como en la historia griega también hay episodios bélicos, pudieron rodarse cosas como "Los 300 espartanos", el año 1962. Esta película impresionó tan sensiblemente al dibujante Frank Miller, que decidió años después llevar a cabo, en historieta, la misma historia (o más o menos) que había visto en el cine. Empero, después de los resultados de "Robocop" y "Robocop 2", el dibujante de historietas Frank Miller prometió que jamás, pero jamás de los jamases, caería en aquello de que se adapte una historieta suya al cine, porque los ejecutivos de Hollywood son unos cerdos y unos buitres, y etcétera. Pero Robert Rodríguez consiguió convencerlo para que se adaptara "Sin City", con tan buenos resultados, que se descubrió un nuevo filón. Era cuestión de tiempo antes de que siguiera "300", porque mezcla aquello de adaptar una historieta casi como si ésta fuera el storyboard de la película, con un tema épico o heroico al mejor estilo de "El Señor de los Anillos", "Troya" o "Gladiador". Y he aquí que tenemos a esta historieta convertida en el evento fílmico de la temporada.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es, literalmente, una historieta convertida en película. Acá tenemos dos posibilidades: o te gustan las historietas o no. Si el caso es el primero, esta película te la gozarás de principio a fin. Si en cambio consideras que las historietas son ñoñas, estúpidas o una especie de infragénero literario, pues bien, mejor ni gastes el dinero.

-- La película es puro espectáculo visual. A eso hay que sacrificar otras cosas como, por ejemplo, la calidad de la historia, la cual está reducida a su mínima expresión (buenos muy buenos, malos muy malos, harta golpiza). Lo que cuenta aquí es el apartado visual, y digámoslo desde ya, compensa de sobra lo esmirriado del guión. "300" es la muestra de todo lo que se puede conseguir con un CGI de alta resolución, en buenas manos técnicas (aunque no se puede errar el tiro, teniendo el material de una historieta tan magnífica visualmente como base). Esta es una película para ver en el cine, con pantalla ancha, en una sala oscura, y no en el living de la casa, doblada al castellano y con propaganda cada veinte minutos.

-- Gerard Butler. Poco a poco y lentamente se ha ido posicionando, desde apariciones ultrasecundarias en "El mañana nunca muere", hasta apariciones más o menos estelares en cintas de segunda línea como "Drácula 2000", "Tomb Raider: La cuna de la vida" o "El reinado del fuego", y finalmente hasta posesionarse del protagónico en "El Fantasma de la Opera", de manera lo suficientemente camaleónica para que nadie se de demasiada cuenta de que se trata del mismo tipo yendo para allá y para acá. Quizás ahora se haga conocido para las grandes audiencias. Y bien mirado, se lo merece. Se la pasa gritando y chillando toda la película, pero es que como decíamos, lo que cuenta en este filme es el apartado visual, así es que, sin ser un prodigio de actuación (mejor estaba en la mencionada "El Fantasma de la Opera"), está bien.

-- Rodrigo Santoro. El brasileño se las arregla para componer a un villano memorable que al mismo tiempo se presenta como un hombrote imponente, y como un maricón afeminado en potencia. A pesar de eso, impone presencia. Que el villano tenga alguna seria deformidad sexual no es algo nuevo en el cine (tres cuartas partes de los villanos de James Bond son lo mismo), pero hacerlo de manera tan imponente no deja de ser un mérito, en particular considerando que debe sortear aquella escena en la que trata de hacerle sugerencias un tanto subidillas de tono a Leónidas, en el tono más melifluo que puede encontrar.

IDEAL PARA: Ver una historieta de valores épicos a 24 cuadros por segundo.

"Sinuhé el egipcio" (1954).


-- "The Egyptian". Estados Unidos. Año 1954.
-- Dirección: Michael Curtiz.
-- Actuación: Edmund Purdom, Jean Simmons, Peter Ustinov, Víctor Mature, Michael Wilding, Gene Tierney, Bella Darvi, Judith Evelyn, Henry Daniell, John Carradine, Carl Benton Reid, Tommy Rettig, Anitra Stevens.
-- Guión: Philip Dunne y Casey Robinson, basados en la novela de Mika Waltari.
-- Banda Sonora: Bernard Herrmann y Alfred Newman.

-- "Sinuhé el Egipcio" en IMDb.
-- "Sinuhé el Egipcio" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Trece siglos antes de Nuestro Señor y Salvador Jesús Rey de los Judíos, como bien se encarga de remarcarnos el cartelito final, un solitario, barbón y desgreñado escritor está en su cabaña estilo Los Picapiedras, refiriendo la historia de su vida, pasión y milagros. Refiere así como cuando era un pequeño capullito, fue arrojado al Río Nilo en una cesta de juncos con nudos de pajarero, siendo recogido por un médico que pone en entredicho aquello de que la sociedad progresa "hacia adelante", porque éste, a diferencia de los actuales, es bueno como el pan y no le cobra a los pobres por sus servicios. Sinuhé aprende así el arte médico con el mejor, antes de seguir sus estudios en la Casa de la Vida. Allí conoce al fanfarrón general Horemheb, que se convierte en algo así como su mejor amigo (y es que con mejores amigos como ésos, qué le queda a mis enemigos), a la linda tabernera Merit, en la cual el tontorrón Sinuhé no es capaz de ver los destellos de tipo "dime una palabra y me entregaré en pecado y lujuria a ti", y más tarde al mismísimo Akenatón, el Faraón himself. Todo parecía marchar bien, hasta que Sinuhé conoce a Nefer, una mujer bella y manipuladora en la cual el joven e inexperto cachorrillo cae como un bendito estúpido. Después de ser limpiamente desplumado por Nefer, y habiendo incurrido en la cólera del Faraón, Sinuhé debe abandonar Egipto y emprende un largo viaje, del cual regresará para ver que las cosas se ponen candentes, porque la Merit que siempre le había estado mirando con ojos de bistec encebollado, ahora se ha convertido a la religión de Akenatón, y por culpa de esta religión, Egipto entero está al borde de la guerra civil...

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Si los '50s fueron para Estados Unidos una década tranquila y relajada, que esconde la afición a follar bajo el casto nombre de "baby boom", en Europa las cosas fueron diferentes. Recién salidos de la más devastadora de las dos Guerras Mundiales, habioiendo perdido su estatus de superpotencia mundial, los europeos se entregaron a la amargura y desesperación del existencialismo, el nihilismo, etcétera. Por llevar la contraria, en los países comunistas los rebeldes se hacían cristianos y liberales, y en los países occidentales, se hacían comunistas (eso explica el éxito de charlatanes como Jean Paul Sartre). En medio de todo esto, el escritor finlandés Mika Waltari le dio el palo al gato con una novela de ambientación histórica, "Sinuhé el egipcio", que fue éxito de ventas tal, que le llevó a convertirse en una verdadera industria del best-seller histórico ("El etrusco", "Marco el romano", "El ángel sombrío", "Michel Karvajalka", "Michel el renegado"...), aunque hoy en día yace en un olvido un tanto injusto (escribe mucho mejor que otros autores de novelas históricas que andan pupulando por ahí). Y como en esa época el cine empezaba a tener que lidiar con la televisión, y por ende se estaba volcando hacia la grandeza y espectacularidad del epic, la novela de Mika Waltari cayó como anillo al dedo. Unos cinco años después de su publicación, la gente de la Fox estaba tratando de adaptarla. El resultado fue notoriamente bueno, habida cuenta de lo enmarañado del material literario que le servía de base. Y tuvo el éxito suficiente como para generar una pequeña oleada de películas ambientadas en Egipto, desde "La reina del Nilo" hasta el remake de "Los diez mandamientos", de Cecil B. DeMille.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Es una adaptación razonablemente buena de la novela, considerando que ésta a veces se embrolla innecesariamente y mete episodios muy pintorescos, pero que no ayudan al progreso de la trama central. De la implacable entresaca quedaron afuera casi todos los vagabundeos de Sinuhé, y el larguísimo final, todo eso drásticamente condensado, y con eso le dan gran agilidad al relato. A cambio, hay ciertas concesiones al cristianismo ramplón que no estaban en la novela original (eso de ponerle un ominoso cartelito al final diciendo que hace trece siglos antes de Cristo)...

-- Los actores encajan estupendamente en sus roles. Edmund Purdom es un Sinuhé un tanto descolorido, y casi hubiera sido deseable que hubiera prosperado la iniciativa de traer a un por entonces jovencísimo Marlon Brando a interpretar el rol. Pero a cambio, el elenco de secundarios está impecable. Victor Mature venía de interpretar varios epics (fue el Sanson de "Sansón y Dalila" de Cecil B. DeMille, y después fue el fiel Demetrio de "El manto sagrado" y su secuela "Demetrio el gladiador"), y aquí se luce componiendo a un Horemheb fanfarrón y bien pagado de sí mismo, y al que por cierto le va mejor que al Horemheb de la novela (la suprema humillación que le inflige Bakekaton a Horemheb en la novela, es algo que no podía pasar la censura del cine en los '50s). Jean Simmons compone una entrañable Merit, y de verdad dan ganas de arrojarle algo por la cabeza a Sinuhé, por no haberse fijado en ella antes (para la trivia: aún en los 2000 sigue en actividad, y le dio voz en inglés a la Sophie anciana en "El castillo andante"). Michael Wilding compone un soberbio Akenatón, a la vez por completo perdido en sus ensoñaciones, y completamente humano, en una combinación muy difícil de hacer sin caer en el cliché del iluminado loco. Bella Darvi, sin tener una actuación especialmente destacada, le confiere harta credibilidad (física, al menos) por su parte a aquello de que Nefer era la perdición de hombres; dice la leyenda negra de Hollywood que Marilyn Monroe quería el rol (y sin duda lo hubiera hecho de mucha mejor manera), pero lo ganó la Darvi por ser la amante del productor... Y por último, pero no en último lugar, está el gran y único e incomparable Peter Ustinov, robando cámara como siempre a donde va, esta vez como el pícaro y simpático Kaftah, el criado sinvergüenza de Sinuhé, y dándole una vida que el original literario no siempre tenía; con este Peter Ustinov ya nos hemos topado en Cine 9009, en "Fuga en el siglo XXIII" y "Espartaco", pero además actuó en "Quo Vadis" (¡como Nerón!), "Jesús de Nazaret" (como Herodes el Grande), además de interpretar a personajes desde Federico de Sajonia hasta Hércules Poirot.

-- Es un epic de Hollywood, de la época de Hollywood anterior a los CGI, y por lo tanto, los efectos especiales son cuidados, y no luce todo artificioso ni irreal. Los escenarios son amplios, las recreaciones son pomposas, y los paisajes tienen un aura envolvente que refleja solvencia visual.

IDEAL PARA: Ver un epic como se rodaban en la época clásica.

domingo, 8 de abril de 2007

"Babel" (2006).


-- "Babel". Francia / Estados Unidos / México. Año 2006.
-- Dirección: Alejandro González Iñárritu.
-- Actuación: Brad Pitt, Cate Blanchett, Mohamed Akhzam, Peter Wight, Harriet Walter, Trevor Martin, Matyelok Gibbs, Georges Bousquet, Claudine Acs, André Oumansky, Michael Maloney, Dermot Crowley, Adriana Barraza, Elle Fanny, Nathan Gamble, Gael García Bernal, Rinko Kikuchi, Kóji Yakusho.
-- Guión: Guillermo Arriaga, basado en una idea de éste y de Alejandro González Iñárritu.
-- Banda Sonora: Gustavo Santaolalla.

-- "Babel" en IMDb.
-- "Babel" en la Wikipedia en inglés.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Marruecos, norte de Africa. Un bienpensante padre de familia bereber que ha visto muy pocas películas con la moraleja "las armas matan", compra un rifle para que sus hijos, que pastorean cabras, espanten a los chacales. Como buenos hermanos, los chicos no se soportan, y empieza la pelea por el rifle: que yo soy el hermano mayor y lo debo tener, que yo tengo mejor puntería y por eso pásamelo... Y se ponen a probar el rifle, su alcance, etcétera. Hasta que de pronto, con toda intención, le disparan nada menos que a un bus de turistas. En el bus de turistas va una pareja de americanos muy majos (no podía ser de otra manera, son la Blanchett y el Pitt, ¿vale?), y el disparo le llega a la chica. Desesperación del fulano, porque por supuesto, como el matrimonio estaba en crisis y todo, no alcanzó a decirle a la señora lo mucho que la quería, etcétera. Pero aún hay oportunidad, porque el tiro, si bien la dejó a medio morir muriendo, y aunque termina en un infecto pueblo sin hospital ni médico (salvo un veterinario que, por lo visto, probablemente atiende cabras), no la ha matado, y mientras hay vida hay esperanza. A su vez, el rifle venía desde un cazador japonés que alguna vez estuvo en Africa, y cuya hija sordomuda y voleibolista está entrando a los turbios dieciséis, y lo único que quiere es una afiladita de cuchillo, cosa que no puede porque todo el mundo la mira en menos y sin potencial sexual, pobrecita ella, por ser sordomuda (la incomunicación humana, ¿ves?). Qué tienen que ver los japoneses con Africa, no sé, pero ahí estaban, y estaban conectados por el rifle. Mientras tanto, en Estados Unidos, los hijos de los americanos atacados en Marruecos están al cuidado de una mexicanota sin palpeles, que como tiene que ir a un matrimonio y no sabe con quién dejar a los niños, no se le ocurre nada más estúpido que cruzar la frontera a México con ellos, sin papeles ni autorizaciones de ninguna clase. Total, para qué, si iban allacito por un día y después volvían. Y todo eso no pasa porque la gente tiene toda alma mongoloide (en el sentido de "down, síndrome de"), sino que en el fondo, ¿saben?, estamos todos interconectados, hay seis grados de separación, pero el mundo es Babel, nadie escucha a nadie... O se supone que eso debemos entender, de todo este truño de historias para el bronce de la comedia involuntaria (bronce nada más, que no da para plata ni menos oro).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

Lo que es el castigo del paso del tiempo. Hace la friolera de cuarenta siglos, Babilonia era la ciudad más grande e imponente del mundo, con las leyes más progres de su época (el Código de Hamurabi), pero bastó que un escritorzuelo bíblico pergueñara una tendenciosa historia sobre la Torre de Babel, y ya tenemos a los babilonios como modelo de incomunicación y etcétera. La imagen de Babel como el lugar de todas las lenguas ha sido retomada una y otra y otra vez, hasta el cansancio, algunas veces de maneras brillantemente líricas como lo hiciera Jorge Luis Borges en sendos cuentos ("La lotería de Babilonia", "La biblioteca de Babel"), a veces de manera chusca como... bien, como aquí. A partir de los '90s, idos aquellos '80s en donde éramos nosotros los buenos defensores de la democracia conta los tenebrosos musulmanes, comunistas o chinos, se impuso la idea de la tolerancia y el multiculturalismo, una especie de "todo vale" cultural en donde un indio dándole a un monocorde instrumento autóctono hace música tan solemne, vibrante y maravillosa como los Conciertos de Brandenburgo de Johann Sebastian Bach. Después de filmes como "Danza con lobos" o "El último samurai", he aquí que llega la oda definitiva a la multiculturalidad: "Babel". La receta es simple: ponemos cuatro historias ubicadas en varios lugares del planeta (la japonesa caliente, los americanos aburridos, los marroquíes oligofrénicos y los mexicanotes imbéciles), los ponemos en problemas de tipo "si hablaran se entenderían" (¿quién lo dice?), lo regamos con harta mala leche a cargo de los siempre disponibles villanos de la Policía de Inmigración, y hacemos que tanto pobres como ricos sean enormente infelices cada uno en su medio ambiente. Y pensar que para eso yo me pagué la entrada...

¿POR QUÉ VERLA?

-- Algunas actuaciones son buenas. En particular Brad Pitt, que no anda por la peli de chulo héroe ni de prota dramático, algo encomiable en alguien que, teniendo talento actoral, se ha dedicado durante casi veinte años a derrocharlo de la manera más criminal posible ("Inmortality! Take it! It's yours!", en "Troya"). Cate Blanchett también aporta lo suyo en un papel que le significa básicamente poner cara de sufrimiento en todas sus escenas, pero lo hace mejor que las scream queen al uso, y confirma el buen momento que pasa con "Escándalo", y la preparación de la secuela de "Elizabeth". Del resto, no es mucho lo que se puede decir, no tanto porque sus actuaciones sean malas, sino porque sus roles son tan estereotipados, que habría sido una empresa titánica levantar un papel allí donde sólo hay un pegostín de lugares comunes.

-- Las secciones mexicanotas. La historia del matrimonio en México es de una imbecilidad manifiesta, con una nana que se lleva el premio a la estupidez humana (mira que sacar a los nenes que cuida y no son suyos del país, después ponerlos al cuidado de un mocoso de ocho años, y después perderlos de vista para echar un polvete, y después en pleno desierto... mejor no nos acordemos). Pero aquí la cretina banda sonora cede paso a música de rancheras y cosas así, lo que demuestra que el director estaba contando algo personal, en vez de tomar lo que vio en documentales del National Geographic sobre Marruecos o Tokio. Además, es una gozada ver a la mexicanota meter la pata de manera tan crasa, que se piensa que no habrá una nueva muestra de cretinismo, ¡y sí!, siempre se las arregla para sorprendernos con algo más cretino aún. Conste que el director de la peli es mexicano, ¿habrá alguna crítica social de por medio?

-- La japonesa sordomuda. Su historia también es de una cretinez que vuela (mira que tratar de chuparle el dedo al dentista en su consulta para tener sexo), pero al final de su historia aparece en un glorioso desnudo frontal y muestra un cuerazo que ya se lo quisiera Jessica Alba. ¿Y así nunca encontró galán...?

IDEAL PARA: Gentes tan fanáticas de la tolerancia, el multiculturalismo y el respeto por todas las culturas de la Tierra, sin importar lo simplonas o poco desarrolladas que sean, que consideren como un sacrificio necesario el soportar esta película.

jueves, 5 de abril de 2007

"Una verdad incómoda" (2006)


"An inconvenient truth". Dirigida por David Guggenheim. Protagonizada por Al Gore. Estados Unidos. Año 2006.

¿De qué se trata?
Estamos cagándola. El planeta entero está en peligro. Nuestros combustibles fósiles quemados están llevando dióxido de carbono a la atmósfera, y ese dióxido de carbono retiene el calor solar. Las temperaturas suben, y una variada gama de efectos se siguen, entre ellos que habrá tormentas titánicas, sequías más pronunciadas allí donde hay sequías, habrán menos alimentos, y la peor amenaza de todas: el derretimiento de los casquetes polares y el aumento del nivel del mar, que originará una masa de MILLONES de refugiados y un problema demográfico de proporciones mundiales y armagedónicas. Pero, ¿quién podrá evitar esto? ¡Adivinaron! Nada menos que nuestro superhéroe ecológico, Al Gore, quien desde chiquitito, mucho antes que nadie, se preocupaba del medio ambiente, trató de concientizar a las masas rebeldes que nunca lo escucharon, y después fue derrotado por el malvado George W. Bush, quien se niega a firmar el Protocolo de Kioto que tantas vidas humanas podría salvar, por no hablar de esos bellos cervatillos que, gracias a una simple firma, podrían seguir existiendo en un planeta Tierra lleno de belleza, paz y armonía.

El espíritu de los tiempos.
Resulta cuando menos curioso que en los comienzos del XXI, viviendo en medio del mundo hipervirtual, o la hiperrealidad prometida por el cyberpunk o por sesudos aburristoides como Paul Virilio (¿alguien lo lee todavía?), el documental haya experimentado un auge, con filmes como "Bowling for Columbine", "Fahrenheit 9/11", "Jesus Camp", además de filmes sobre animalitos como "Alas de supervivencia". Aprovechando el impulso dejado por Michael Moore, Al Gore descubrió el quid del asunto. Desde hace años venía impulsando campañas medioambientales que le valieron ser intensamente satirizado, desde "Pinky y Cerebro" hasta "Futurama". Tampoco el señorito Gore estaba para réplicas, ocupado como estaba en tratar de ganar y ganar elecciones. Hasta que Palpatine Bush le robó las elecciones del 2000 en la cara, con la complicidad de su hermano Jeb, y entonces Gore tuvo que dedicarse a amasar fortuna dictando conferencias sobre el calentamiento global. Y entonces alguien (o él mismo) tuvo la idea brillante: "ya que los documentales están de moda, ¿por qué no hacemos uno propio? Si las cosas van bien, quizás consigamos arrumbar a Bush, y quien sabe, después la Casa Blanca"... El resultado fue esta brillante parida, que en verdad, y realmente de verdad, mete susto sobre la cagada que estamos dejando.

¿Por qué verla?
- Esta película refiere dos historias paralelas, al más puro estilo folletín. La historia de Al Gore y de como, de ser un niño como cualquier otro, se transformó en el Ubermensch Ambientalista que le dará soluciones mesiánicas a la Tierra, carece de todo interés, como no sea el sentimentalismo blandengue para las audiencias. Pero el otro... ¡Dios mío, el otro...! Es una demoledora exposición sobre qué rayos es el efecto invernadero, y de qué manera terminará por aniquilar a la civilización humana, si seguimos dejando que un puñado de petroleras a lo "Siriana" se caguen en siete mil millones de seres humanos. Tan demoledora, que después de estrenada la película, a pesar de comenzar una fuerte campaña de desprestigio contra Al Gore (que es un señorito millonario, que su casa gasta toneladas de energía, que hizo el filme como trampolín para pelear contra Hillary y Obama), no ha salido NINGÚN desmentido sobre los datos científicos proporcionados. Y éstos son escalofriantes: glaciares que se han literalmente desvanecido en menos de un siglo, tablas de temperatura, estadísticas sobre artículos científicos a favor de la existencia de un efecto invernadero (900 y algo) y en contra (¡cero!), fotos de lo que está pasando en el Artico (árboles, casas, oleoductos y carreteras hundiéndose por haberse fundido el permafrost de abajo), etcétera. Todo razonado con una lógica despiadada y brutal.
- El sentido del humor de Gore. Hay grandes frases como "¡Hola! Yo solía ser el próximo Presidente de los Estados Unidos". O explicar el efecto invernadero con un clip extraído de un episodio de "Futurama". O reirse con ironía de los enemigos del ambientalismo.

IDEAL PARA: Cualquiera que quiera tener todavía un Planeta Tierra allá afuera el día de mañana.

"Vuelo 93" (2006) [TV]


"Flight 93". Dirigida por Peter Markle. Protagonizada por Jeffrey Nordling, Brennan Elliott, Kendall Cross, Ty Olson, Monnae Michaell, Colin Glazer, April Telek, Laura Mennell, Amin Nazemzadeh. Estados Unidos. Año 2006.

¿De qué se trata?
Es una mañana cualquiera. Los pasajeros del vuelo United 93 están abordando con toda tranquilidad el avión. Allá arriba, todo es paz y tranquilidad. El vuelo experimenta un pequeño retraso, pero finalmente despega. El problema es que nadie en el mundo, salvo un puñado de musulmanes, sabe que el United 93 ha sido elegido como misil humanoguiado para estrellarse en algún blanco importante de Washington, quizás el Capitolio o la Casa Blanca. Pero empiezan a llegar noticias angustiantes. Un avión se estrella contra las Torres Gemelas. Luego se estrella otro. Empieza a quedar claro que se trata de un ataque terrorista. Al mismo tiempo, un grupo de pasajeros musulmanes se pone unas banditas rojas en la cabeza, al mejor estilo Rambo, y se toma el United 93. Los pasajeros, conectados por telefonía del avión e inalámbrica con sus familiares, descubren el salchichón que se estaba afiambrando en las Torres Gemelas, y suman dos más dos para sacar cuatro: ellos serán el siguiente misil. La única opción es tomarse el avión y doblegar a los terroristas ellos mismos. ¿Unica? ¡¡¡¡NOOOOOO!!!! También queda despedirse de la gente que queda en tierra: la esposa, el esposo, los hijos, las madres, las suegras, las empleadas domésticas, los compañeros de oficina, el perro, el gato, el loro, el pez payaso...

El espíritu de los tiempos.
En un medio altamente competitivo como lo es la industria del entretenimiento, considerando que todas las historias parecen agotadas, encontrar nuevos filones para explotar en películas para cine y televisión es todo un reto. Y de pronto, el filón les cayó literalmente del cielo, o mejor dicho, fue estrellado desde el cielo, con cuatro aviones secuestrados, y tres de ellos estrellados con todo éxito en sus blancos. Pero no lo quisieron explotar. El 9/11 fue un trauma nacional tan grande para esos pobres infelices convencidos, Destino Manifiesto mediante, de que son seres humanos superiores al resto de la Humanidad que tuvo la desgracia de no nacer estadounidenses, que no podían ver en el cine una película sobre su propia debilidad, una en la cual los muertos no sólo eran los chicos buenos (el único yanki malo es el yanki traidor a la patria, en el cine hollywoodense), sino que además, esos chicos buenos habían existido. Está bien que la gente muera en Granada, en Vietnam o en Irak, en particular si no son yankis, pero cuando se trata de Estados Unidos, eso está mal, es casi una violación del orden divino impuesto por Dios... Pero sucedió, y el cine no se atrevió. Así es que cuando se atrevieron, lo hicieron de golpe. El cine atacó con dos filmes en 2006, "Vuelo 93" y "Torres Gemelas". En cuanto al Vuelo 93, fue objeto de dos películas. Una de ellas, hecha con pretensiones y cierta suntuosidad, fue para el cine. La otra, la que estamos en comento, hecha con menores recursos y vocación de teledrama basado en un hecho de la vida real, fue a dar a la televisión. Y no se crean: ganó algún Emmy, por ahí.

¿Por qué verla?
- Es una recreación más o menos fidedigna de los sucesos a bordo del Vuelo 93. O por lo menos, tanto como lo permite el hecho de que no hayan quedado testigos presenciales vivos después del avionazo, y todo haya tenido que ser reconstruido a través de los recuerdos de quienes conversaron vía celular con los pasajeros, y de las dispersas informaciones reunidas en las torres de control y centros de vuelo.
- Es un filme (o mejor dicho, telefilme, para no insultar a los filmes de verdad) con una buena partida. Se pone en situación rápido, e ingresa a la pista de despegue con celeridad. Lo malo es lo que viene después: como había que rellenar hora y media de telefilme con una anécdota que, en el mejor de los casos, es un tanto inane (la rebelión de los pasajeros no se puede mostrar en más de diez minutos), le dieron amplio espacio a la manida receta de los telefilmes "basados en un hecho de la vida real", de hacer correr el drama a campo traviesa. O sea, vemos machos de aspecto no ciento por ciento viril, mostrando su lado femenino con ojos acuosos sin perder la apostura de chico recio, y vemos chicas histéricas y salidas de sí despidiéndose en diálogos interminables y llorosos.
- Lo demás, bueno... En realidad nunca despega de su vocación de filme de bajo presupuesto hecho para la TV. Así, los decorados son roñosos, las tomas externas pocas, el avionazo ocurre fuera de cámara, etcétera. Nada de espectacularidad, vamos.

IDEAL PARA: Enterarse de que iba la "Vuelo 93" que llegó a los cines, en caso de que no hayan alcanzado a verla (y sólo en ese caso, y de que no puedan agenciársela en DVD, y no haya ningún torrent donde obtenerla, y no tengan contemplado verla en el cable, y no quieran esperar hasta la televisión abierta, y realmente quieran saber algo sobre lo que ocurrió ese día).

domingo, 1 de abril de 2007

"O'Higgins, vivir para merecer su nombre" (2007)


-- "O'Higgins, vivir para merecer su nombre". Chile. Año 2007.
-- Dirección: Ricardo Larraín.
-- Actuación: Julio Milostich, Nicolás Pinto, Héctor Noguera, Daniel Muñoz, Benjamín Vicuña, Elsa Poblete, Diego Muñoz, Pedro Vicuña, Daniela Jacques, Jessica Vera, Laura Fuentes, Vittorio Yaconi, Pablo Ausensi, Víctor Montero, Rodolfo Pulgar, François Soto, Mario Santander.
-- Guión: Andrés Kalawski y Ricardo Larraín.
-- Banda Sonora: Andreas Bodenhofer.

-- "O'Higgins, vivir para merecer su nombre" en IMDb.

¿DE QUÉ SE TRATA?

Chile, puro es su cielo azulado, yace en hora oscura. El Ubermensch O'Higgins ha sido derrotado, el guerrillero Manuel Rodríguez se ha tomado el poder, y pareciera que ya nada detendrá al satánico Imperio Español en su maligna empresa de reconquistar Chile, ¡vive Dios!. Pero no saben que se miden con... ¡¡¡O'HIGGINS!!! ¡¡¡BUAAAAAAAHHHH!!! ...O'Higgins el Grande. Y éste, cual Jack Bauer, se recupera de sus heridas, recluta gente, y emprende el viaje a Maipú, en donde se está librando la batalla decisiva. Los malvados españoles son derrotados, y Chile pasa a ser independiente, bajo el Director Supremo... ¿quién más? Sin embargo, la odisea del Cristo O'Higgins recién parte. Por un lado, le debe lealtad a la siniestra Logia Lautarina, que le permite gobernar en tanto no levante olitas contra sus masónicos intereses. Por el otro están los antiguos aristócratas, que ven bien eso de la libertad y la independencia en tanto eso signifique una libertad darwiniana que permita a todo el mundo competir tal y como están las cosas (o sea, sin quitarle nada a nadie, en particular títulos, blasones, privilegios, etcétera, porque hay igualdades e igualdades, mire usted). Además, el Mártir O'Higgins tiene una señorita para las necesidades de la carne, que en su miopía femenina no comprende que está emparejada con un héroe, con el Mesías Redivivo, y por ende, usa su mezquina cabecita sólo para pensar en ella misma y su comodidad, en vez de la grandeza de Chile. Bajo el fuego cruzado de todas partes, el Mesías O'Higgins tratará de redimir a la patria toda, o morirá en el intento (o peor aún, terminará derrocado, desterrado, etcétera).

EL ESPÍRITU DE LOS TIEMPOS.

¿Qué hace el General Gato, cuya fuente de información es el cine, y secundariamente el cable, comentando un telefilme, y chileno más encima? La explicación va como sigue. En el siglo XIX, los historiadores nacionalistas chilenos, con un espíritu digno del gran Theodore Mommsen, construyeron una mitología patria en torno a los grandes héroes nacionales, y dejaron a O'Higgins en un estupendo sitial, a pesar de que su idea de gobierno no era la nación toda o la democracia, sino el puro y simple cesarismo a la Napoleón. Pero eso bastó. Ahora en el 2007, acercándose el bicentenario de Chile (que, por cierto, debería ser celebrado el 2018, y no el 2010), el Canal 13 UCTV decidió hacer una serie de telefilmes sobre los grandes personajes patrios, llamándolo bajo el título genérico de "Héroes", y con el vergonzoso subtítulo de "La gloria tiene su precio" (Jack Bauer estaría de acuerdo con esto último). El de O'Higgins es el primero, y... salió... cómo decirlo... No está mal. Desde cierta perspectiva.

¿POR QUÉ VERLA?

-- Como recreación histórica, no diremos que vale un pimiento, pero sí es un tanto inexacta, y parece ser que eso, a propósito. La distorsión de bulto más grande es omitir toda traza de los gravísimos conflictos que sostuvo Bernardo O'Higgins con la Iglesia Católica, el peor de los cuales fue la creación del Cementerio General, abierto para todos y no sólo los católicos, algo explicable porque, después de todo, era la realización de un canal católico, lo que explica también por qué le cargaron tanto la mano a los masones como los villanos de la historia (ahora bien, de que los masones dejaron botado a su suerte a O'Higgins, de esa manera fue), siendo que en Chile, el tema de la Masonería sigue siendo tabú (o de lo contrario se ganarán la ira de masones tan ilustres como Ricardo Lagos o Michelle Bachelet). Más osado fue pintar a los aristócratas y privilegiados como villanos oficiales, y eso sí se agradece, en paricular con la prepotencia que han mostrado siempre a lo largo de la historia chilena.

-- Como entretenimiento o filme de época, funciona notablemente bien. Salvo algunos manierismos fílmicos varios (como poner la sombra de Bernardo O'Higgins contra un muro en donde se ha escrito un graffiti con su nombre), la cinta se sostiene bastante bien. El mérito principal recae, por supuesto, en Julio Milostich, quien interpretó a un Bernardo O'Higgins que es ante todo un ser humano, sin caer en el cliché del hombre apesadumbrado por el destino, y recitando bastante bien diálogos que, en algunos casos, eran imposibles sobre el papel. Recitar las palabras del discurso final, que son las que más o menos se pronunciaron en la ocasión, y hacerlo con naturalidad a pesar de su barroquismo, es una especie de hazaña. Mención especial se lleva también el gran Héctor Noguera, como Ambrosio O'Higgins, el padre del prota, a pesar de que su papel (que aparece en flashbacks) tiene algunos diálogos especialmente malos.

IDEAL PARA: Ver una película histórica chilena que consigue no verse acartonada.